Agron. Mesoam. 27(1):95-108. 2016
ISSN 2215-3608 DOI: http://dx.doi.org/10.15517/am.v27i1.21889
MANEJO DE LA FERTILIZACIÓN FOSFORADA EN EL CULTIVO DE MAÍZ, EL EJIDO, PANAMÁ 2004-20131
Roman Gordon-Mendoza2, Jorge Enrique Franco-Barrera2, José Ezequiel Villarreal-Núñez2, T. Jot Smith3
RESUMEN
Manejo de la fertilización fosforada en el cultivo de maíz, El Ejido, Panamá 2004-2013. El objetivo del presente trabajo fue determinar, en el cultivo de maíz, el efecto del manejo de la fertilización fosforada a mediano y largo plazo con dos métodos de aplicación. Se estableció un experimento en El Ejido, Panamá, del 2004 al 2013 en un suelo Udic Haplustalf. Se evaluaron dos componentes en un factorial 5 x 4 con arreglo de fajas bajo un diseño de bloques al azar con tres repeticiones. En la parcela principal se aplicó P al voleo en dosis de 0, 25, 50, 75 y 100 kgP/ha (aplicado sólo el primer año), en las sub-parcelas se aplicó durante diez años, P en banda junto al N y K en dosis de 0, 10, 20 y 30 kgP/ha. El máximo rendimiento de grano se logró con la aplicación acumulada de 304 kg (en promedio 30,4 kgP/año). El efecto residual de las aplicaciones de 0 y 25 kgP/ha al voleo presentaron un rendimiento relativo por debajo del 80%. El tratamiento de 50 kgP/ha se mantuvo en 82%, mientras que el de 75 disminuyó a partir del año 2007 a un valor cercano al 80%. El tratamiento de 100 kgP/ha al voleo presentó un rendimiento relativo cercano al 100%. La aplicación al voleo de más de 50 kgP/ha no difirió de la respuesta obtenida con aplicaciones anuales de 30 P/ha en los primeros cinco años. Estos resultados sugieren que el efecto residual de la aplicación del fósforo al voleo e incorporado previo a la siembra, bajo el tipo de suelo empleado varió según la dosis aplicada inicialmente, en donde las dosis superiores a 50 kg/ha deben repetirse después de seis años para mantener una buena productividad, ya que, a partir de este tiempo el efecto residual se redujo en forma drástica.
Palabras claves: voleo, efecto residual, nivel crítico, óptimo físico.
ABSTRACT
Phosphorus fertilization management in corn crop, El Ejido, Panama 2004-2013. The aim of this study was to determine medium and long management of phosphorus fertilization with two application methods on the maize. An experiment was established in El Ejido, Panama, from 2004 to 2013 on Udic Haplustalf soil. Two factors were evaluated in a 5 x 4 factorial arrangement of split plot under a randomized block design with three replications. The main plot was the broadcast application of P in rates of 0, 25, 50, 75, and 100 kgP/ha (applied only the first year), while in sub-plots applied P in band, for ten years, together with N and K doses of 0, 10, 20 and 30 kgP/ha. The maximum grain yield was achieved by applying average 304 kg (average of 30.4 kgP/year). It was observed that the residual effect broadcast applications of 0 and 25 kgP/ha had a relative yield below 80%. Treatment of 50 kgP/ha remained at 82%, while 75 kgP/ha declined from the year 2007 and is at a value close to 80%. Treatment of 100 kgP/ha broadcast presents a relative yield close to 100%. The results indicate that the broadcast application over 50 kgP/ha did not differ from the response obtained with annual applications of 30 P/ha in the first five years. These results suggest that the residual effect of phosphorus broadcast and incorporated before planting, on the type of soil used, varies according doses applied initially, where dosages above 50 kg/ha should be repeated after six years to maintain good productivity, since, from this time the residual effect is drastically reduced.
Keywords: broadcast, residual effect, critical level, optimal physical.
1 Recibido: 30 abril, 2015. Aceptado: 28 de julio, 2015. Investigación financiada por el proyecto Manejo integral del cultivo de maíz del Instituto de Investigación Agropecuaria de Panamá (IDIAP), Panamá.
2 Instituto de Investigación Agropecuaria de Panamá (IDIAP), Panamá. gordon.roman@gmail.com, joenfra13@gmail.com, jevilla38@gmail.com
3 North Carolina State University PO Box 7619, Raleigh, North Carolina 27695-7619, NCSU, USA. jot_smith@ncsu.edu
Introducción
El fósforo (P) es después del nitrógeno, el segundo elemento más importante para el crecimiento de las plantas, la producción de los cultivos y su calidad; además, es uno de los nutrimentos que más limita la producción agrícola en los trópicos. La agricultura moderna depende del P derivado de roca fosfórica, la cual es un recurso no renovable y cuyas reservas mundiales actuales podrían agotarse en 50-100 años (Cordell et al., 2009; Dawson y Hilton, 2011), por lo que aumentar aún más el uso de fertilizantes fosforados, en el contexto de una creciente demanda mundial de productos agrícolas, no parece una opción viable (Cordell et al., 2009; Khan y Hanjra, 2009; Hinsinger et al., 2011). La planta absorbe la mayor cantidad de P como ión ortofosfato primario (H2PO-4), seguido del ión ortofosfato secundario (H2PO=4) y otras formas que son absorbidas en menores cantidades. Una vez que el P es absorbido, este es distribuido a cada una de las células, concentrándose más en las partes reproductivas (Pineda-Mares et al., 2001).
La respuesta de los cultivos a la fertilización fosfatada depende del nivel de P disponible en el suelo, pero también es afectada por factores del suelo, del cultivo y de manejo del fertilizante. Entre los factores del suelo, se destacan la textura, la temperatura, el contenido de materia orgánica y el pH; mientras que entre los del cultivo deben mencionarse los requerimientos y el nivel de rendimiento (García, 2001).
El P se caracteriza por su baja movilidad en el suelo y baja eficiencia de absorción por los vegetales y, como contrapartida, elevada residualidad hacia los cultivos subsiguientes. Esta característica hace que su manejo pueda realizarse bajo dos criterios de recomendación: el de suficiencia y el de reconstrucción y mantenimiento. El criterio de suficiencia pretende satisfacer los requerimientos del cultivo a implantar, esto es, aplicar la dosis óptima económica; mientras que el de reconstrucción y mantenimiento, incluye aportes para mantener o mejorar el nivel de P disponible en el suelo, pero además propone dosis que por lo común permiten obtener el rendimiento máximo (Ferraris, 2008).
Según estudios realizados por el Instituto de Investigación Agropecuaria de Panamá (IDIAP), se ha podido determinar que la mayoría de los suelos en Panamá tienen niveles bajos de fósforo disponible y se espera que den una respuesta positiva a la aplicación de este elemento (Name y Cordero, 1987; Gordon et al., 1995; Villarreal et al., 2013; Villarreal et al., 2015). Varios estudios para determinar la dosis óptima de este nutrimento en distintas localidades y tipos de suelo, encontraron que la dosis de P para el cultivo de maíz oscila entre 81 a 102 kg P2O5/ha (Gordon et al., 1992). Todos estos trabajos fueron realizados con una densidad de planta de 5,33 plantas/m2 en un arreglo de 0,75 m entre hileras y 0,50 m entre puntos de siembra, dejando dos plantas en cada punto. En la actualidad la dosis que se está recomendando para las siembras de este cultivo en el país es de 68 kg P2O5/ha aplicados en banda al momento de la siembra, junto a los otros nutrimentos. Estudios recientes indican que el aumento de la densidad de plantas a 6,25 plantas/m2 incrementó los rendimientos de grano en más de una tonelada por hectárea (Gordon et al., 2000).
Experimentos realizados por Bernal et al. (2014) en la región de sabanas ácidas de Colombia, encontraron respuestas lineales con la aplicación de hasta 90 kg P2O5/ha en suelos con contenido de P de 2 mg/kg y de aplicaciones de 60 kg P2O5/ha en suelos con bajo contenido de P de 14 mg/kg.
En ensayos de fertilización fosfatada en el cultivo de maíz, realizados en la región serrana del sudeste de la Provincia de Buenos Aires durante los años 1994/95, 1995/96 y 1996/97, se observaron respuestas promedio de 790 kg de P2O5/ha y significativas en siete de los ocho sitios con menos de 15 mg de P disponible/kg (P disponible promedio = 8 mg de P/kg). El grupo de tres ensayos con más de 15 mg de P disponible/kg (P disponible promedio igual a 30 mg de P/kg), mostró respuestas significativas en solo uno de ellos (Prystupa et al., 2006). Bordoli y Mallarino (1998) reportaron que durante veintiséis sitios-años en Iowa, Estados Unidos (750-1000 mm de precipitación anual) no hubo diferencias en rendimiento al utilizar tres diferentes formas de aplicación (al voleo superficial, bandeado profundo a 15-18 cm o bandeado 5 cm debajo y 5 cm al costado de la semilla) de P en maíz en sistemas de cero laboreos.
El objetivo del presente trabajo fue determinar, en el cultivo de maíz, el efecto del manejo de la fertilización fosforada a mediano y largo plazo con dos métodos de aplicación.
Materiales y Métodos
Se estableció un ensayo en la Estación Experimental de El Ejido ubicada en la provincia de Los Santos a 7°58’ latitud norte y 80° 22’ longitud oeste, en la segunda época de siembra (agosto-enero) durante diez años (2004 al 2013). La siembra fue realizada en un suelo de mediana fertilidad, en una parcela cuyo análisis inicial de suelo indicó una textura franco arcillosa, y pH muy ácido; sin embargo, no presentó problemas de alta saturación de aluminio, bajo en fósforo, contenido medio de potasio y materia orgánica y alto en calcio y magnesio, clasificado como un suelo Udic Haplustalf (Cuadro 1). Previo a la siembra de cada año, se tomó una muestra al azar en tres puntos de cada unidad experimental y se envió una muestra homogénea de la misma al laboratorio de suelos de IDIAP. Adicional a este muestreo previo a la siembra, durante los primeros siete años (2004 al 2010), se tomó una muestra a cada parcela a los sesenta días después de siembra (dds). Durante los primeros ocho años se utilizó el híbrido simple de maíz 30F-80 y en los últimos dos años el híbrido simple 30F-35.
El diseño experimental utilizado fue de bloques completos al azar con tres repeticiones. Se evaluaron dos factores en un factorial 5 x 4 con un arreglo de fajas. El modelo estadístico para el análisis a través de los años fue el siguiente:
En donde:
m = Media general del experimento
αi = Efecto de años
ρj = Efecto de repeticiones
γk = Efecto de la aplicación al voleo del P
αγik = Interacción año x voleo
δijk = Error I (año x voleo x repetición)
βl = Efecto de la aplicación en banda de P
α βil = Interacción año x banda
τijl = Error II (año x banda x repetición)
γ βkl = Interacción voleo x banda
α γ βikl = Interacción año x voleo x banda
εijkl = Error residual
A las distintas variables medidas se les realizó un análisis utilizando el procedimiento “PROC MIXED” en donde la repetición se consideró variable al azar, las aplicaciones al voleo y banda como factores fijos y los años fueron considerados como medidas repetidas de acuerdo con Littell et al. (2006). Para la estructura de las covarianzas se utilizó el modelo no estructurado (Unstructured). A todas las variables se le calculó las medias ajustadas (lsmeans) y las mismas fueron comparadas utilizando las diferencias mínimas significativas (DMS) al 5% de probabilidad.
La parcela principal (fajas) la constituyó la aplicación de fósforo al voleo, en dosis de 0, 25, 50, 75 y 100 kg P/ha. Las sub-parcelas consistieron en las aplicaciones de fósforo en banda, en dosis de 0, 10, 20 y 30 kg P/ha. El fósforo al voleo fue aplicado antes de la siembra e incorporado a 15 cm de profundidad mediante una rastra el primer año (2004). El fósforo en banda fue aplicado al momento de la siembra junto con los otros nutrimentos cada año. En total se evaluaron veinte tratamientos (Cuadro 2). Con esta distribución se logró aplicar desde 0 a 400 kg P/ha en los distintos tratamientos evaluados a través de los diez años que duró el estudio.
La fuente de fósforo utilizada fue súper fosfato triple (0-46-0). En este experimento los tratamientos de 0 voleo más 0 banda (T1) y 0 voleo más 30 banda (T4) fueron considerados como testigo absoluto y testigo del productor, respectivamente. Cada parcela experimental constó de seis surcos de 5,2 m de largo a una densidad teórica inicial de 6,25 plantas/m2. La parcela efectiva fueron los dos surcos centrales de cada unidad experimental. Todos los tratamientos recibieron por año una fertilización base de 200 kg de N/ha, se utilizó como fuente la urea (46% N) con el siguiente fraccionamiento: 10% a la siembra, 40% a los veinte días después de la siembra (dds) y 50% a los 37 dds (Gordon et al., 2004). También se le aplicó 20 kg de K2O/ha más 20 kg S/ha al momento de la siembra.
Se le realizó un análisis de regresión Linear Plateau para determinar el nivel crítico de fósforo en el suelo, además de regresiones cuadráticas para determinar la dosis de P recomendada. Se tomaron datos de peso de campo de la mazorca, número de plantas y mazorcas cosechadas, porcentaje de humedad del grano, rendimiento de rastrojo, número de plantas acamadas y altura de planta. Se realizó un análisis de suelo antes de la siembra. Para la determinación del fósforo en las muestras de suelo se utilizó el método de extracción de Mehlich 1, para el resto de los análisis se utilizó la metodología descrita por Díaz-Romeu y Hunter (1982). Se calcularon los componentes del rendimiento estándar (Bolaños y Barreto, 1991), así como el rendimiento relativo por sistema de voleo, en donde el 100% es el valor máximo entre todos los rendimientos por cada año. Se midió la precipitación pluvial en el período de desarrollo del cultivo cada año. Los datos de lluvia se agruparon en los cuatro períodos críticos descritos por McWilliam et al. (1999); estos autores agrupan a las fases fenológicas del cultivo en fase de establecimiento (0 a 30 dds), pre floración (31 a 50 dds), floración y llenado de grano (51 a 80 dds) y fase final de llenado de grano (81 a 100 dds). Se realizó un análisis económico del combinado de los diez años utilizando la metodología de presupuesto parcial de Jauregui y Saín (1990).
Resultados y Discusión
Análisis estadístico
El análisis de varianza combinado de los diez años indicó diferencias altamente significativas entre años para todas las variables medidas. El factor voleo presentó diferencias estadísticas (significativas y altamente significativas) para todas las variables con excepción del número de plantas cosechadas. La aplicación en bandas también mostró diferencias altamente significativas para todas las variables con excepción del número de plantas cosechadas, peso de mazorcas, porcentaje de plantas acamadas y contenido de P en el suelo (Cuadro 3). En relación con la interacción voleo por banda solo se encontró diferencias altamente significativas para el rendimiento de grano. Esta variable también presentó interacción significativa para el análisis de año x voleo, año x banda y año x voleo x banda. La variable número de plantas al momento de la cosecha solo presentó diferencias estadísticas para la fuente de variación que incluyeron el factor año.
Análisis del contenido de fósforo en el suelo
Luego del primer año de evaluación el contenido de P disminuyó en todas las parcelas, principalmente en los tratamientos al voleo de 75 y 100 kg P/ha (Figura 1). De acuerdo con el resultado de análisis de P según Mehlich 1, a partir del quinto año de evaluación (2008) no se encontró diferencias en el contenido de P en el suelo (diferencia mínima significativa de 2,01 mg) entre ninguna de las franjas de P al voleo (contenido menor de 5 mg P/dm3). Sin embargo, la respuesta en rendimiento de grano mostró diferencias significativas entre los niveles de P aplicados al voleo. Este resultado sugiere que el método Mehlich 1, no está extrayendo el P que está en el suelo disponible para la planta, a pesar de que el pH del suelo es menor a 5,0, este resultado contrasta con lo expresado por algunos investigadores que afirman que el análisis de suelo con el método Mehlich 1 se adapta mejor a los suelos ácidos (pH< 5,5) con escasa capacidad de intercambio catiónico (< 10 cmol/kg) y con contenido de materia orgánica menor al 5% (Pérez, 1995; Colpo-Gatiboni et al., 2010). Esto sugiere que se deben realizar nuevos trabajos con diferentes soluciones extractoras (Mehlich-3, Bray 1 y 2, Olsen, etc.) para encontrar una metodología que determine la presencia de este elemento en los análisis rutinarios de suelo.
El ajuste del modelo Linear Plateau de los datos de rendimiento de grano y los niveles de P medidos en los tratamientos al voleo, los análisis de suelo en las distintas franjas de P aplicadas al voleo el primer año, de los tres primeros años del experimento, fue significativo con un R2 de 0,85. El valor crítico o punto de quiebre de la curva para la recomendación de la aplicación de P fue de 13,3 mg/dm3, es decir que en suelos con contenido mayores a este es poco probable que haya respuesta a la aplicación de este elemento (Figura 2). Este valor crítico es menor que el reportado por Name y Cordero (1987) en donde los mismos indicaban un valor de 18 mg/dm3, y similar al reportado por Ramírez et al. (1988) quienes sugirieron que valores entre 11 y 14 mg/dm3 era el nivel crítico para que la respuesta a la aplicación de este nutrimento fuera significativa.
Análisis de los componentes del rendimiento
El análisis estadístico de las variables que componen el rendimiento tales como número de plantas y mazorcas, peso de mazorcas y rendimiento de rastrojo indicaron que la mayor variabilidad estuvo en la fuente de variación entre años, presentado todas diferencias altamente significativas (Cuadro 4). El año 2004 fue el más afectado tanto en el número de plantas y mazorcas por metro cuadrado así como de mazorcas cosechadas por planta. En relación con el número de mazorcas cosechadas por planta, a partir del año 2011 se presentó una disminución de los valores obtenidos (menos de 0,94 mazorcas/planta) producto de la merma en el contenido de P en el suelo. En relación con el contenido de biomasa total, el mayor rendimiento se obtuvo en el 2010 seguido por el obtenido en 2005 con rendimientos superiores a las 14 t/ha. El análisis de la interacción voleo por banda no fue significativa para ninguno de los componentes del rendimiento excepto el de peso de mazorca, mismo que será discutido junto a la variable rendimiento de grano. El resto de las interacciones de las variables analizadas presentaron diferencias estadísticas muy relacionadas por el efecto de los años.
Efecto de años
Los dos híbridos utilizados en este ensayo son considerados intermedios con una floración femenina entre 52 a 54 dds y la formación de la capa negra (madurez fisiológica) entre los 100 a 110 dds. El rendimiento de grano de todos los tratamientos por ciclo de evaluación durante todo el período del estudio varió entre 4,12 a 8,75 t/ha (Cuadro 4). El análisis estadístico indicó diferencias altamente significativas entre años, siendo este el factor que mayor contribución dio a la variabilidad encontrada en los análisis de todas las variables. El valor de la diferencia mínima significativa (DMS) al 5% de probabilidad fue de 0,35 t/ha.
Con excepción del primer año (2004) la siembra del ensayo se realizó entre finales de agosto a principios de septiembre. La variable que explicó esta variación a través de los años fue la precipitación acumulada en las distintas fases de desarrollo del cultivo. En el año 2004 el rendimiento fue severamente afectado por el estrés hídrico en las últimas tres etapas del cultivo (31 a 50, 51 a 80 y más de 80 dds) con 99,0, 57,2 y 0,0 mm de lluvia para cada período, respectivamente. En el año 2008 el estrés ocurrió en el segundo período (51 a 80 dds) con 61,0 mm, mientras que en el 2011 fue afectado entre los 31 y 50 dds. En los años 2006 y 2009, el estrés se presentó tanto en la fase de 31 a 50 dds (57,0 mm) como en la fase de más de 80 dds (45,0 mm).
En el 2012 y 2013 el estrés se presentó después de los 80 dds. En el 2005, 2007 y 2010 el desarrollo del cultivo fue normal y no fue sometido a ningún tipo de estrés hídrico. La precipitación acumulada entre los 80 a 100 dds presentó el mayor valor del coeficiente de determinación (R2 de 0,89), seguida por la precipitación acumulada entre los 51 a 80 dds (R2 de 0,46). En la Figura 3a y 3b se aprecia la relación de las dos variables estudiadas. El efecto del estrés hídrico en estas etapas coincide con lo reportado por McWilliams et al. (1999), en donde las fases de floración y llenado del grano (51 a 80 dds) son más susceptibles y se ven reflejadas en la merma de la producción de grano. El número de plantas al momento de la cosecha varió entre 4,69 a 6,15 plantas/m2, siendo el año 2004 el que mostró una menor población de plantas. Investigaciones conducidas por Senigagliesi et al. (1984) durante la década del 80, encontraron relaciones significativas entre el nivel de P disponible a la siembra y la respuesta a la fertilización fosfatada en maíz. Además, determinaron umbrales críticos de P e indicaron que las respuestas se reducían si ocurrían déficits hídricos en el período crítico pre-floración a floración.
Respuesta a la aplicación de fósforo
La Figura 4 presenta la respuesta cuadrática del rendimiento acumulado vs la cantidad de P aplicado a cada una de las parcelas (suma de la aplicación al voleo más la aplicación en banda anual). De acuerdo con la ecuación de regresión, el máximo físico se logró con la aplicación de 304 kg P/ha (media de 30,4 kg/año) coincidiendo este valor con el reportado por Bernal et al. (2014) en Colombia; este valor coincide con el recomendado por el Instituto a los productores de la región de Azuero (Gordón et al., 1995).
Las diferencias mínimas significativas entre tratamientos variaron a través de los años en función del potencial de rendimiento obtenido en cada año. El máximo rendimiento se obtuvo con la aplicación inicial de 75 kg al voleo más la aplicación de 30 kg/año (T16) con una media de 7,77 t/ha. Los tratamientos a base de 100 kg P al voleo (T18, T19 y T20), así como la aplicación de 75 kg al voleo y 20 kg en banda de P/ha por año (T15) tuvieron rendimientos superiores a 7,57 t/ha, y no difirieron estadísticamente del tratamiento de mayor rendimiento, los cuales componen el grupo superior.
La Figura 5A y 5B muestran los promedios de los niveles de P al voleo y bandeado a través de los años. Se observa que el aumento en la dosis de fósforo al voleo aumentó el rendimiento de grano de 6,28 a 7,52 t/ha y el aumento de la dosis aplicada en banda incrementó el rendimiento de 5,95 a 7,44 t/ha. En ambos tipos de aplicación se observó una relación lineal del efecto del aumento de dosis. Los tratamientos de 0 y 25 kg P/ha al voleo no difirieron significativamente entre sí, pero las dosis de 50, 75 y 100 kg P/ha si presentaron diferencias estadísticas entre cada una de ellas. En relación con la aplicación en banda, el aumento de cada dosis significó ganancias estadísticas entre cada una. Welch et al. (1966) en estudios realizados en tres localidades en los Estados Unidos, informaron una respuesta creciente del maíz a dosis de fósforo en ambos sistemas de aplicación de este nutrimento. Esto sugiere que la dosis de mejor respuesta fue la de la aplicación de 30 kg P/ha en banda.
Interacción de la aplicación al voleo vs banda
El análisis estadístico de los datos indicó que la interacción entre dosis al voleo y banda fue altamente significativa; en las franjas con dosis de 0 y 25 kg/ha hay diferencias entre las distintas dosis aplicadas en banda (Figura 6). Al observar la respuesta cuando se aplicó 50 kg/ha, la diferencia entre 20 y 30 kg/ha no fue significativa, mientras que la aplicación de 10 kg/ha superó a las parcelas sin aplicación de fósforo. Por otro lado, en la franja que se aplicó 100 kg/ha al voleo no hubo diferencias estadísticas entre los tres tratamientos aplicados con fósforo y la diferencia de estas con respecto a la no aplicación de fósforo fue mínima (0,40 t/ha). Estos resultados contrastan con lo reportado por Bordoli y Mallarino (1998), en donde no encontraron diferencias entre aplicar el fósforo en banda debajo de la semilla y las aplicaciones al voleo de este nutrimento.
Interacción año x dosis al voleo y año x dosis en banda
La interacción de aplicación al voleo por año (Figura 7A) fue estadísticamente significativa y el resultado obtenido indicó que en los primeros siete años del estudio (2004 a 2010) las diferencias entre las distintas dosis aplicadas fue mínima. A partir del año 2011 las diferencias entre dosis aumentaron para el año 2013, la dosis de 100 kg/ha superó al resto en al menos una tonelada. En relación con la interacción años x dosis en banda (Figura 7B) la respuesta encontrada fue similar a la interacción con dosis al voleo. En la misma se apreció una diferencia marcada entre dosis a partir del año 2011, principalmente en las parcelas sin aplicación de fósforo el rendimiento fue la mitad de lo obtenido con la aplicación de 20 y 30 kg/ha. Estos resultados contrastan con los obtenidos por Howard et al. (2002) en donde se obtuvieron resultados inconsistentes a través de los años en un estudio que duró diez años bajo siembra directa sin preparar el suelo.
Efecto residual de las aplicaciones al voleo
En los primeros siete años del estudio se encontró que el rendimiento relativo de los tratamientos al voleo permaneció estable; sin embargo, hubo diferencias significativas entre los mismos (Figura 8A). En este período los tratamientos de 100 y 75 kg/ha sin aplicación en banda fueron similares al rendimiento relativo del testigo del proyecto de IDIAP que fue superior al 90%. El tratamiento de 50 kg/ha se mantuvo alrededor del 85% de rendimiento relativo, mientras que el tratamiento de 25 kg/ha disminuyó un 10% para el 2010. En tanto, el tratamiento sin aplicación de fósforo al voleo se mantuvo con un rendimiento relativo por debajo del 70%. La Figura 8B muestra el comportamiento de los tratamientos sin aplicación de P en banda a partir del año 2010 hasta el 2013; en este periodo todos los tratamientos, con excepción del testigo, tendieron a disminuir el rendimiento relativo. Los tratamientos a base de 50 y 75 kg/ha presentaron un rendimiento relativo alrededor del 50% para el año 2013, mientras que a base de 0 y 25 kg/ha estuvieron por debajo del 30%. El tratamiento a base de 100 kg/ha fue el de menor reducción con una media alrededor del 80% en el 2013. Esta respuesta se explica por la reducida movilidad del ión ortofosfato y la retención (fijación, adsorción e inmovilización) del fertilizante fosfatado en el suelo que requiere de la aplicación localizada del mismo, especialmente en suelos de bajo contenido de P disponible y en siembras tempranas (Randall y Hoeft, 1988).
Estos resultados sugieren que el efecto residual de la aplicación del fósforo al voleo e incorporado previo a la siembra, varía según la dosis empleada inicialmente, en donde las dosis superiores a los 50 kg/ha deben repetirse después de siete años para mantener un alto porcentaje de productividad, ya que a partir de este tiempo se reduce drásticamente el efecto residual.
Interacción voleo x banda x año
En la Figura 9 se observa la interacción de las aplicaciones al voleo y banda a través de los años. La Figura 9A muestra la respuesta del rendimiento relativo de grano en la franja aplicada con 100 kg/ha de P al voleo; en esta franja las distintas dosis en banda se diferenciaron poco los primeros cinco años y luego a partir del sexto año el tratamiento con 0 kg/ha comenzó a disminuir en rendimiento. Por otra parte, el comportamiento de las aplicaciones en banda para las fajas de voleo de 75 y 50 kg/ha (Figura 9B y 9C) tuvieron una respuesta similar. En estas fajas el tratamiento en banda a base de 30 y 20 kg/ha se mantuvieron con un rendimiento relativo cercano al 90% durante todo el período del estudio, mientras que los tratamientos a base de 10 y 0 kg/ha decrecieron por debajo del 80% del rendimiento relativo para el 2013. Por otro lado, la franja que no recibió aplicación de fósforo al inicio del estudio (Figura 9 E), presentó una diferencia entre las cuatro dosis aplicadas en banda desde el inicio del estudio, y todos los tratamientos, con excepción de la dosis de 30 kg/ha, se redujeron con el pasar de los años. Esta respuesta sugiere que la dosis de 30 kg/ha, provee las necesidades de fósforo requeridas por el cultivo, por lo cual a través de los años mantuvo su rendimiento relativo por encima del 95%, por el contrario, con la dosis de 20 y 10 kg/ha, en los primeros años el rendimiento se mantuvo al máximo, debido a que el cultivo obtiene el resto del fósforo de la aplicación inicial al voleo. Al pasar los años el aporte de P de la aplicación al voleo se reduce debido a la extracción por parte de las plantas en los años anteriores, en consecuencia el rendimiento de grano de los últimos años se reduce.
Análisis económico
El análisis económico de presupuesto parcial se realizó a la suma de los diez años, donde se observó que el tratamiento con la aplicación de 75 kg P/ha al voleo el primer año y sin aplicación en banda por año, presentó una tasa de retorno marginal (TRM) de 1788% y resultó el de mayor retorno (Figura 10). Entre todos los tratamientos sobresalió el que consistió de la aplicación al voleo de 100 kg el primer año más 10 kg P/ha anualmente, con un 91% de rendimiento relativo. Se debe señalar que el testigo a pesar de tener un buen rendimiento relativo fue superado desde el punto de vista económico por los tratamientos de 25, 75 y 100 kg P/ha al voleo sin aplicaciones posteriores en bandas. De manera general, los tratamientos al voleo dominaron tanto física como económicamente a la práctica del agricultor consistente en aplicar anualmente la dosis de 30 kg P/ha en forma de banda. Las aplicaciones al voleo de más de 75 kg de P/ha empezaron a decrecer significativamente después de los cinco años de su aplicación.
Literatura Citada
Bernal, J.H., G.E. Navas, y R.S Hernández. 2014. Requerimientos y respuestas a la fertilización del maíz en suelos de sabanas ácidas de Colombia. IPNI, Inf. Agron. Hispanoamérica 15:6-10.
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