Comunidad investigadora de la universidad de costa rica. Una
aproximación exploratoria y descriptiva
Research community at the university of Costa Rica. An
exploratory and descriptive approach
Luis Muñoz Varela1
1 Labora en el Instituto de Investigación en Educación (INIE) de la
Universidad de Costa Rica. Licenciado en Filosofía de la Universidad de
Costa Rica y Master en Ciencias en Investigaciones Educativas
(DIE/CINVESTAV/Instituto Politécnico Nacional de México). Dirección
electrónica: luis.munoz@ucr.ac.crDirección para correspondencia
Resumen
El presente es un artículo que se elabora con los resultados de una
investigación exploratoria y descriptiva realizada con la comunidad
investigadora de la Universidad de Costa Rica (UCR) entre 2012 y 2013.
Se diseñó un cuestionario en el que se incluyeron diversos ítems que
permitieran obtener información para hacer una caracterización de la
comunidad investigadora de la Universidad, en aspectos tales como:
género, edad, máximo grado de titulación, unidad base de adscripción,
ubicación en Régimen Académico, tipo de investigación que realiza,
jornada dedicada a investigación y otros. Se trabajó con un listado de
815 personas facilitado por la Vicerrectoría de Investigación, a
quienes se hizo llegar el cuestionario por medio del software
“LimeSurvey”. De las 815 personas se obtuvo una cantidad total de 204
respuestas. En general, de la información obtenida se puede concluir
que en la UCR existen áreas disciplinares y unidades académicas que
cuentan con una significativa actividad de investigación, y existen
otras en las que no sucede. Prevalecen las tendencias que, por ejemplo,
colocan a las áreas de Ciencias Básicas, Ciencias Sociales, Ciencias
Agroalimentarias y Salud, como aquellas en las que se sigue
concentrando la mayor actividad de investigación que se realiza en la
Universidad. Según los resultados obtenidos, esto involucra la
necesidad de que en la institución se mantengan y profundicen las
políticas institucionales y los esfuerzos de gestión por atenuar y
resolver los desequilibrios que existen.
Palabras clave:
Universidad de Costa Rica, Comunidad Investigadora
Universitaria, Políticas Públicas de
Ciencia y Tecnología, Políticas Universitarias de Investigación,
Vinculaciones de
la investigación universitaria, Redes Académicas
Abstract
This is an article that is elaborated with the results of an
exploratory and descriptive research carried out with the research
community at the University of Costa Rica (UCR) between 2012 and 2013.
A questionnaire was designed in which several items were included to
obtain information to make a characterization of the research community
of the University, in aspects such as gender, age, maximum degree of
qualification, base unit of secondment, location in academic regime,
type of research that takes place, schedule or effort dedicated to
research and others. Working with a list of 815 people that were
facilitated by the Vice-rectory for research, to those who were sent
the questionnaire through the software "LimeSurvey". Out of the 815
people attempted to respond the questionnaire, it was collected a total
quantity of 204 responses. In general, the information obtained leads
to the following conclusion, as much as there are in the UCR
disciplinary areas and academic units that have a significant research
activity, there are also areas that do not happen to have such
significant research in their academic areas or units. Prevailing
trends that, for example, place the areas of Basic Sciences, Social
Sciences, Food Sciences and
Health, such as those
that are still concentrated
the greater research activity
which is performed at the University. According to the
obtained results, this involves the need thatf the institution sustains
and deeps institutional policies and management efforts to mitigate and
resolve the lacks of balance that exist.
Keywords: University Of Costa Rica, University Research Community,
Science and Technology Public Policy, University Research Policy,
University Research Linkages, Academic Networks.
1.Introducción
El Plan de Desarrollo Institucional 2008/2012 de la Universidad de
Costa Rica (UCR) incluye tres objetivos estratégicos en materia de
investigación:
-Generar investigación científica y tecnológica: innovadora, oportuna,
pertinente y de calidad, con un enfoque multi-,
inter-, trans- y disciplinario
para posicionarla en el desarrollo
nacional e internacional.
-Fortalecer el quehacer investigativo institucional para conservar,
mantener y preservar
el patrimonio cultural y natural del país. (Desarrollo sostenible: ambiental, social,
cultural, económico e histórico).
-Determinar la pertinencia e impacto de las investigaciones que se
realizan en la universidad y su contribución con el desarrollo de la
sociedad. (Universidad de Costa Rica, 2008, p. 25).
Estos tres objetivos estratégicos se desglosan en un conjunto de 18
políticas, las cuales enmarcan la orientación de la UCR por fortalecer
la investigación mediante el desarrollo de diversas acciones: ampliar
las relaciones interinstitucionales para llevar a cabo proyectos
conjuntos, búsqueda de financiamiento de fuentes internas y externas,
mejora de las capacidades de la comunidad universitaria en formulación
y ejecución de proyectos, estrechamiento de relaciones con el sector
productivo y externo en general, la generación de conocimiento y
tecnología para contribuir con el desarrollo nacional y con la búsqueda
del bienestar para la sociedad costarricense en general.
Durante años recientes, en Costa Rica se ha intensificado un interés
institucional por disponer de información sistemática y dar seguimiento
al estado del desarrollo de la ciencia y la tecnología en el país. A
partir de la información obtenida, a nivel de la política pública se
formulan indicaciones encaminadas a reorganizar el sistema nacional de
ciencia y tecnología, así como para la creación de nuevas instancias e
instrumentos. Al respecto, interesa subrayar la labor de búsqueda y de
divulgación de información que desde el año 2008 lidera el Ministerio
de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones (MICIT), la cual se
concreta en la publicación del reporte anual de indicadores nacionales
de ciencia, tecnología e innovación en Costa Rica. La investigación
universitaria, por su parte, aunque de manera todavía incipiente y
aislada, también ha empezado a tomar el tema como una cuestión a la que
es importante prestar atención.
La investigación, cuyos resultados se ofrecen en el presente artículo,
se sitúa en esa línea de búsqueda de información, que permita aportar
elementos para ampliar y actualizar el conocimiento que se tiene acerca
de la investigación que se lleva a cabo en la UCR. En esta ocasión, de
lo que se trata es de una pequeña investigación de índole exploratoria
y descriptiva, que busca identificar algunas de las características que
presenta la comunidad investigadora de la UCR. Se toman en cuenta
aspectos tales como: a) edad y género; b) grado de la última
titulación obtenida; c);
distribución por áreas académicas; d) tipo de
investigación que
realiza; e) distribución de los proyectos de investigación por áreas
académicas; f) vinculaciones interinstitucionales y externas de los
proyectos; g) financiación de la investigación; h) relaciones que se
mantienen con colegas de las universidades donde se realizaron los
estudios de posgrado; i) participación en redes académicas, nacionales
e internacionales.
La investigación se realizó entre 2012 y 2013, teniendo como finalidad
enfocarse en la planta investigadora de la UCR que se encuentra activa
con proyectos de investigación en curso. Está claro que la
investigación que se puede hacer en relación con las comunidades
investigadoras de la universidad presenta múltiples aristas. En Costa
Rica, investigaciones como la realizada a mediados de la década pasada
por el Proyecto Estrategia Siglo XXI, han venido a representar avances
y a proporcionar aportes importantes, tanto en términos de identificar
la situación en la que se encuentra el país en materia de
investigación, ciencia y tecnología, lo mismo que a propósito de
proponer enfoques metodológicos y de posicionar esta línea de
investigación como un ámbito de relevancia en el contexto de la
investigación que se lleva a cabo en el país. Con la investigación
cuyos resultados se ofrecen aquí se ha buscado contribuir de manera
breve y a pequeña escala a mantener activa esta importante línea de
investigación.
2.Marco de referencia
La investigación acerca de las comunidades investigadoras en la
universidad pública hoy toma cada vez mayor relevancia. A lo largo de
las últimas tres décadas, la ciencia y la tecnología han pasado a jugar
un papel de importancia central en la sociedad, para los sistemas
económico/productivos y para los procesos del desarrollo nacional.
(Estrategia Siglo XXI, 2006a, p. 7). En Costa Rica, eso se refleja, por
ejemplo, en la transformación de la estructura de las exportaciones,
que se diversificó pasando a tomar un lugar preponderante en ella los
productos de alta tecnología (Alonso, 2012, p. 13).
En el marco de la así denominada “sociedad del conocimiento” (UNESCO,
2005, p. 21), dentro de todas las instituciones de la sociedad que
tienen relación con la investigación, la ciencia y la tecnología, según
indica la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la
Ciencia y la Cultura (OEI)
La universidad es la única capaz de cubrir todas las fases del proceso
del conocimiento, desde su creación a su atesoramiento, su transmisión
y su difusión social. El modelo ya clásico de docencia, investigación y
extensión se refiere exactamente a tal capacidad. Cuenta además con la
capacidad de sustentar una mirada crítica frente al optimismo
epistemológico y el optimismo tecnológico. (OEI, 2012, p. 26).
En Costa Rica, la política pública ha venido haciendo énfasis en
promover que la investigación universitaria
se articule más con
las políticas y los
cursos de acción del desarrollo
nacional (MICIT, 2011, pp. 75/76); que estreche vínculos con
los actores del sistema económico/productivo y con otras diversas
entidades, tanto a escala nacional como internacional. (Consejo
Nacional de Rectores, 2011, p. 71). De la misma manera, se subraya que
las políticas y las actividades de investigación en la universidad
deben contribuir también con el desarrollo y consolidación de los
sistemas nacionales de ciencia, tecnología e innovación (Herrera, 2011,
p. 37).
A mediados de la década pasada, el Proyecto Estrategia Siglo XXI
(2006a) señalaba lo siguiente: “Por su carácter multiplicador y
generador de conocimiento, es indispensable la consolidación de una
masa crítica de profesores e investigadores en nuestras instituciones
de educación superior.” (p. 52). Por eso, en el marco de la sociedad
del conocimiento se vuelve una tarea de implicación estratégica para la
universidad pública, desde la perspectiva de la contribución que está
llamada a prestar al desarrollo del país y para el logro del bienestar
de la sociedad en general.
Se proponen, a tal efecto, diversas acciones encaminadas a fortalecer
la investigación en la universidad: la reorganización sistémica de las
tareas de la gestión (Consejo Nacional de Rectores, 2011, p. 35); la
diversificación y estrechamiento de relaciones con el sector productivo
y con los procesos del desarrollo nacional (Universidad de Costa Rica,
s.f., p. 16); el desarrollo de espacios para la vinculación
interinstitucional; la creación de alternativas de
financiación para fortalecer la investigación y la acción social
(Consejo Nacional de Rectores, 2011, p. 32); la capacitación para fortalecer las capacidades en
formulación y ejecución de proyectos y para mejorar la producción
científica; la ampliación y diversificación de las
vinculaciones de la
investigación universitaria con diversos
actores, a escala nacional e
internacional (Universidad de Costa Rica, s.f., p. 34); el impulso a la
investigación en el marco de proyectos interinstitucionales y
colaborativos (Universidad de Costa Rica, 2008, p. 24); la
participación en redes académicas (docencia, investigación y otras)
nacionales e internacionales (Proyecto Estrategia Siglo XXI, 2006, p.
53); el aprovechamiento de las relaciones interinstitucionales
existentes para fomentar y fortalecer la movilidad académica y
estudiantil
Hoy más que nunca, la sociedad con la que interactúa la universidad va
más allá de su entorno inmediato; la relación no se limita a un
intercambio interno, sino que se realiza cada día más en el contexto
nacional e internacional, donde las redes mundiales del conocimiento y
los procesos de internacionalización configuran el entorno para nuevas
interacciones y modos de operación (Consejo Nacional de Rectores, 2011,
p. 71).
La Universidad de Costa Rica (UCR) es una institución que, desde sus
orígenes, proporciona al país múltiples aportaciones en investigación,
ciencia y tecnología, en todas las áreas disciplinares. (González
García, 2006a, pp. 156/157). A lo largo de su experiencia
institucional, la universidad
ha desarrollado relaciones de
colaboración con una amplia variedad de
instituciones, públicas pero también privadas. Cabe mencionar, que
algunas de sus actuales unidades de investigación fueron creadas en el
marco de las relaciones interinstitucionales establecidas, como
expresión del compromiso de la universidad por poner al servicio del
país y de la sociedad costarricense la investigación y el conocimiento
que en ella se desarrollan.
Por lo anterior, en Costa Rica, el sector académico es el lugar, por
excelencia, donde se lleva a cabo la mayor parte de la investigación
que se realiza en el país. (MICIT, 2012, p. 23). Según se informa en el
reporte Indicadores de ciencia, tecnología e innovación del MICIT, de
una cantidad total de 3.970 personas que integraban la planta
investigadora de Costa Rica al año 2011, el 61,28% de ellas se ubicada
en el sector académico. El otro sector con una participación importante
es el público, con 35,94%. (MICIT, 2012, p. 49). Asimismo, de una
cantidad total de 4.612 proyectos de I+D vigentes a 2011, el 53,40% de
ellos lo estaban en el sector académico. (MICIT, 2012, p. 44). Si se
toma en cuenta, además, el indicador de inversión en actividades de
ciencia y tecnología (ACT), el mencionado reporte informa que la razón
porcentual de inversión total registrada con respecto al producto
interno bruto (PIB) nacional fue de 1,78%. De esa proporción, el sector
académico participa con 1,16%; es decir, el 65,16% del total. Le sigue
el sector público, con una participación de 0,50%. (MICIT, 2012, p. 39).
En el reporte, el sector académico no aparece desagregado. Eso
dificulta conocer, con base en la información que en él se ofrece, cuál
pueda ser la magnitud de participación que tienen las universidades
públicas en ese sector. No obstante, según informa el Consejo Nacional
de Rectores (2011)
En las universidades públicas se concentra más del 70% de los centros e
institutos de investigación del país, más del 83% de los investigadores
y más del 90% de la investigación, de manera que el conocimiento
generado en las universidades estatales constituye un valioso recurso
nacional y regional que se vierte sobre la comunidad, ya sea
como formación de profesionales o como vinculaciones
con el sector externo, gratuitas o remuneradas. (p. 74)
Ya desde la década de 1990, la UNESCO había formulado propuestas
dirigidas a promover en las universidades el fortalecimiento de las
actividades de investigación. Se relevaba la necesidad de potenciar la
generación de conocimiento científico y la producción y transferencia
de tecnología, en razón de que las sociedades del mundo contemporáneo
se abrían ahora a una nueva época, caracterizada de manera especial por
la importancia central que pasaban a tener la ciencia y la tecnología.
En 1998, en el marco de la Conferencia Mundial sobre la Educación
Superior (CMES, 1998), la “Declaración Mundial sobre la Educación
Superior en el Siglo XXI: Visión y Acción” subrayó lo siguiente
Se debería incrementar la investigación en todas las disciplinas,
comprendidas las ciencias sociales y humanas, las ciencias de la
educación (incluida la investigación sobre la educación superior), la
ingeniería, las ciencias naturales, la matemática, la informática y las
artes, en el marco de políticas nacionales, regionales e
internacionales de investigación y desarrollo. Reviste
especial importancia el fomento
de las capacidades de investigación en los establecimientos
de enseñanza superior con funciones de investigación puesto que cuando
la educación superior y la investigación se llevan
a cabo en un alto
nivel dentro de la
misma institución se logra una
potenciación mutua de la calidad (CMES, 1998, p. 24).
A mediados de la década pasada, el Proyecto Estrategia Siglo XXI
caracterizó la situación de la ciencia y tecnología en Costa Rica así:
-El personal formado en las áreas de la ciencia y la tecnología es
calificado y diverso pero requiere ser incrementado para crecer y
contrarrestar jubilaciones o traslados a otras funciones.
-Existe desbalance en la disponibilidad de recursos humanos en algunas
áreas. Es urgente aumentar los recursos humanos en ciencias exactas
para mejorar la formación de otros profesionales y la investigación
científica.
-Se requieren más becas de posgrado para investigación, apoyo a la
reinserción adecuada de becarios y mejor gestión del ciclo de vida
(jubilaciones).
-La interacción con grupos internacionales de investigación requiere
más financiamiento operativo.
-Existen algunos grupos consolidados de investigación, como por ejemplo
en ciencias de la vida y ciencias de la salud, pero es necesario
incrementar el número de grupos en todas las áreas, particularmente en
ingenierías y tecnologías.
-Debe mejorarse la coordinación, la sinergia y el trabajo en grupos,
así como el registro e identificación de proyectos y especialistas.
(Proyecto Estrategia Siglo XXI, 2006b, p.14).
En materia de fortalecimiento de los perfiles de la planta académica,
las iniciativas impulsadas por la UCR en la última década se concretan
en un incremento de 136% en la cantidad de personas becadas en el
Programa de “Becas al Exterior”, proporción que viene a resultar la
misma a propósito del incremento de la inversión financiera realizada
(González García, 2012, pp. 20 y 27). En otro de los programas, el de
“Becas de Corta Duración”, el incremento de inversión financiera al año
2011 alcanzó a ser 14 veces superior al monto de que se disponía en
2004 (González García, 2012, pp. 26-27).
En la medida en que los escenarios de la SIC, la gestión de la
investigación y la generación del conocimiento pasan a ser de
relevancia sustantiva para la sociedad y para los procesos
del desarrollo nacional, cabe
decir también que la
gestión de la movilidad académica y
científica en la universidad pública requiere de
una atención sistemática y permanente
La cooperación es el resultado de la gestión de la movilidad académica,
estimulada por los contactos y las oportunidades que se establecen con
instituciones y organismos de cooperación fuera del país. De esta
manera, se generan las actividades de investigación colaborativa y
redes académicas que promueven los programas conjuntos de posgrado y
co-tutelas, así como la movilidad estudiantil… (Sittenfeld y Muñoz,
2012, p. 2)
Es de crucial importancia la ampliación y consolidación de relaciones
para potenciar la movilidad académica. La movilidad contribuye a
fortalecer los perfiles de las plantas docentes, a la vez que favorece
la diversificación y consolidación de las relaciones
interinstitucionales a escala internacional. Ello estimula condiciones
que allegan a la universidad alternativas para el desarrollo de la
gestión dirigida a ampliar la planta docente con perfil de alto nivel
académico. La movilidad académica abre espacios, a la vez, para dar una
mejor proyección internacional e interinstitucional del quehacer
docente y de investigación que se lleva a cabo en la universidad. “Una
política adecuada debería tomar en cuenta los beneficios del diálogo y
las oportunidades de aprendizaje y cooperación que se producen cuando
los caminos del intercambio y del flujo de personas e ideas están
abiertos” (Schwartzman, 2008, p. 8).
Desde la CMES 1998 se propugnó por la “constitución de redes de
instituciones de enseñanza superior e investigación.” (CMES, 1998, p.
16). Se subrayaba la necesidad de construir y consolidar relaciones
interinstitucionales para “el intercambio de conocimientos, la creación
de sistemas interactivos, la movilidad de profesores y estudiantes y
los proyectos de investigación internacionales” (CMES, 1998, p. 27).
La perspectiva de las redes adoptada por la CMES 1998 se basa en:
Los principios de la cooperación internacional fundada en la
solidaridad, el reconocimiento y el apoyo mutuo, una auténtica
asociación que redunde, de modo equitativo, en beneficio de todos los
interesados y la importancia de poner en común los conocimientos
teóricos y prácticos a nivel internacional deberían regir las
relaciones entre los establecimientos de enseñanza superior en los
países desarrollados y en desarrollo, en particular en beneficio de los
países menos adelantados. (CMES/UNESCO, 1998, p. 29)
En fecha bastante más reciente, el Consejo Nacional de Rectores de
Costa Rica plantea la cuestión de este modo
El tercer milenio apoya una propuesta en la que la clave de un
desarrollo armónico está en las redes, en el trabajo en equipo, en la
colaboración y el complemento entre las universidades públicas, las
instituciones gubernamentales, el sector privado y las
comunidades, tanto por el
grupo humano como por
el medio ambiente. (Consejo Nacional de
Rectores, 2011, p. 73)
La forma en que hoy se realiza la investigación y la disponibilidad de
información, en especial por medio de la Internet imponen el reto de
incorporar y potenciar, en las políticas, el trabajo colaborativo en
red, tanto a lo interno del país, como con otros actores a nivel
mundial (Herrera, 2011, p. 27)
Las sociedades del conocimiento son sociedades en redes que propician
necesariamente una mejor toma de conciencia de los problemas mundiales.
Los perjuicios causados al medio ambiente, los riesgos tecnológicos,
las crisis económicas y la pobreza son elementos que se pueden tratar
mejor mediante la cooperación internacional y la colaboración
científica. (UNESCO, 2005, p. 20)
Las redes académicas allegan nuevas condiciones que pueden ser
aprovechadas para enriquecer, ampliar, diversificar y fortalecer la
movilidad académica, el quehacer de la investigación y el desarrollo de
los intercambios internacionales e interinstitucionales colaborativos.
La experiencia de la comunidad investigadora de la Universidad de Costa
Rica en redes académicas internacionales es bastante amplia. En el
diagnóstico de la ciencia y la tecnología en Costa Rica publicado en
2006 por la Asociación Estrategia Siglo XXI indica que, a esa fecha, la
UCR contaba con un registro de participación en 40 redes académicas, “a
través de las cuales ha concretado vínculos con más de 300
universidades y con más de 500 académicos e investigadores” (Proyecto
Estrategia Siglo XXI, 2006b, p. 40).
Para la estrategia propuesta resulta fundamental la capacidad de
trabajo en redes. En el sector académico, existe una
importante tradición de trabajo en redes
con grupos extranjeros. Esta capacidad debe reforzarse
mediante incentivos y condiciones que favorezcan también el trabajo en
redes locales. No puede pretenderse una adecuada vinculación si no se
tiene la cultura del trabajo local colaborativo. (Proyecto Estrategia
Siglo XXI, 2006a, p. 53)
Todo este conjunto de cuestiones aquí referidas son las que hoy
establecen las coordenadas en las
que se inscribe la investigación universitaria y
la gestión de la investigación en la
universidad pública. Desde una perspectiva como la que propone y
promueve la UNESCO (2005),
según la cual, “las
sociedad emergentes no pueden contentarse
con ser meros componentes de una sociedad mundial de la información y
tendrán que ser sociedad en las que se comparta el conocimiento, a fin
de que sigan siendo propicias del desarrollo humano y de la vida” (p.
5), los resultados de investigación que aquí se presentan buscan
aportar información que pueda servir como insumo para la gestión
institucional de la investigación en la Universidad.
3.Metodología
La investigación tuvo por finalidad realizar un estudio exploratorio y
descriptivo acerca de las características y perfiles que presenta en la
actualidad la comunidad investigadora de la UCR. La investigación se
llevó a cabo en 2012 y 2013, e incluye la consideración de aspectos
tales como: a) edad y género; b) grado más alto de titulación; c)
categoría en
Régimen Académico; d) carga académica total asignada; e) carga asignada para
investigación; f) distribución por áreas, facultades y unidades
académicas; g) país donde realizaron los estudios de la última
titulación obtenida; h) obtención de beca y valoración de los apoyos
recibidos; i) relaciones con colegas de las universidades extranjeras
donde se hayan realizado estudios; j) proyectos de investigación en los
que participan o tienen a su cargo (áreas, tipo de investigación,
vinculaciones y financiamiento); k) participación en redes académicas,
nacionales e internacionales.
Para obtener la información relacionada con los anteriores aspectos se
diseñó y aplicó un cuestionario en línea a una cantidad de 815 docentes
de la universidad, de acuerdo con una lista facilitada por la
Vicerrectoría de Investigación (VI). Las respuestas obtenidas fueron
204 en total. No se pudo constatar cuántas personas en definitiva
estaban haciendo investigación en 2012/2013, ya que el listado de la VI
presentó alguna inconsistencia. Por ejemplo, se pudo constatar que
algunas de las personas que aparecían en él ya estaban pensionadas y no
mantenían actividad académica en la universidad. Además, para efectos
de enviar el cuestionario por medio de un software en línea, el listado
de la VI tuvo que ser revisado en detalle, ya que en él se incluía una
buena cantidad de personas que todavía registraban con direcciones de
correo electrónico del nodo “@cariari.ucr.ac.cr”, ya clausurado desde
hace varios años y reemplazado por el de “@ucr.ac.cr”.
Se hizo, asimismo, una revisión de documentos de política pública
publicados en el país en materia de ciencia y tecnología, documentación
de política institucional de la UCR, así como de publicaciones
especializadas referidas a resultados de investigación acerca de las
comunidades investigadoras de las instituciones de educación superior.
4.Resultados
Edad y género
Edad
Los rangos de edad en los que se distribuyen las 204 personas que
respondieron la encuesta son los siguientes: a) 23 a 30 años: 10,78%;
b) 31 a 40 años: 28,43%; c) 41 años a 50: 34%; d) 51 años a 60: 19,11%;
e) Más de 60 años: 7,35% (Gráfica 1).
El promedio de edad que en su conjunto presenta el total de las 204
personas es de 43,85 años. El rango de edad de 41 a 50 años es el que
concentra la mayor proporción, seguido por el de 31 a 40. Entre ambos
rangos abarcan el 58,6% del total de la población encuestada. Es
bastante menor la cantidad de personas que se ubican en el rango de los
23 a 30 años y en el de más de 60 años.
La distribución anterior pareciera ser en alguna medida lógica. En la
UCR, el segmento más joven de la comunidad universitaria se encuentra
por lo general en condición de contratación interina, además de que no
siempre posee asignada una carga académica de tiempo completo. Esta es
la situación que indican los resultados de la encuesta, según los
cuales, el 81,81% de las personas con edad entre los 23 y los 30 años
están en condición de contratación interina.
Cabe agregar, que el
27% de esas personas
tienen una carga académica total inferior a 1 TC.
Estos son factores que pueden estar limitando la participación de las
personas más jóvenes de la comunidad universitaria en las actividades y
los proyectos de investigación.
También, es importante mencionar que la participación de la mujer en
este segmento más joven de la comunidad universitaria representa igual
una proporción de 27%, lo cual, cabe decir, sugiere la existencia de un
desafío importante para la gestión académica y de la investigación en
la universidad.
Género
La distribución por género presenta en los resultados obtenidos la
consabida diferencia de paridad que coloca a la mujer de manera
recurrente con un grado menor de participación. La distribución
registrada es de 53,43% para los hombres y de 46,56% para las mujeres.
Esta diferencia, no obstante, es un poco menor en el presente caso que
la que menciona el MICIT para toda la comunidad investigadora nacional
al año 2011, que es de 57,03% de hombres y 42,96% de mujeres (MICIT,
2012, p. 48).
Grado de titulación
En este aspecto, la distribución proporcional de las 204 personas es la
siguiente: a)bachillerato universitario: 0,49%; b) licenciatura: 9,80%;
c) especialidad: 0,49%; d) maestría: 44,60%; e) doctorado: 43,13%; f)
No indican: 1,47%.
Interesa mencionar que en una publicación realizada en 2012 por
Sittenfeld y Muñoz (2012), se informa que la distribución por
titulaciones de la planta académica de la UCR incorporada en Régimen
Académico es de 42,1% con grado de maestría y de 27,3% con el de
doctorado (p. 6). En el presente caso, la proporción de
personas que cuentan con el grado de maestría es bastante
cercana a la que indican Sittenfeld y Muñoz, para
quienes se encuentran en Régimen Académico. No ocurre así, en
cambio, respecto del doctorado, que en los resultados aquí obtenidos
aparece con 15,83% por encima del dato registrado por Sittenfeld y
Muñoz (Gráfica 2).
Respecto de lo anterior, es importante mencionar que de las 204
personas que respondieron la encuesta, el 46,07% de ellas informa haber
obtenido su titulación de posgrado en el período de 2005 a
2013: 25,98% obtuvieron maestría y 20,09% doctorado.
Esta es una
situación que podría estar asociada a los
resultados de
las acciones desarrolladas por la
universidad durante los últimos años, en materia de favorecer
la formación de la planta
académica a nivel de posgrado.
Categoría en Régimen Académico, carga académica total asignada y carga
asignada para investigación
Régimen Académico
La distribución absoluta y porcentual de las 204 personas por categoría
en Régimen
Académico es la siguiente: a) Catedrático: 52 (25,49%); b) Asociado: 39
(19,11%); c) Adjunto:
16 (7,84%); d) Instructor: 16 (7,84%); e) Interino: 69 (33,82%); f)
Otro: 8. Tal como se observa, la proporción de personas en condición de
contratación interina es la mayor y representa una tercera parte del
total de las 204 personas (Gráfica 3).
Carga académica total asignada
Con respecto a la carga académica total asignada, la distribución es la
siguiente: a) ¼ TC: 10 (4,9%); b) ½ TC: 11 (5,39%); c) ¾ TC: 8 (3,92%);
d) 1 TC: 136 (66,66%); 1 y ¼ TC: 21 (10,29%); e) Otro: 11 (5,39%); f)
No indica: 3 (1,47%). Una amplia mayoría de las 204 personas de la
encuesta cuentan con carga académica asignada de 1 TC. Esto podría
significar que pese a que una tercera parte de cantidad total de las
204 personas están en condición de contratación interina, al menos en
alguna medida sí han tenido una repercusión positiva las acciones
impulsadas por la universidad durante los últimos años, dirigidas a
mejorar las condiciones de estabilidad y de continuidad para las
personas que se encuentran en condición de contratación interina
(Gráfica 4).
Según los resultados obtenidos en la encuesta, el 68% de las 204
personas cuentan con una jornada asignada de 1 TC o más. Esta parece
ser una situación lógica, en la medida que la gran mayoría de estas
personas tienen como unidad académica base una unidad que no es de
investigación. El restante 21,71% se reparte en jornadas de ¼ TC, ½ TC,
¾ TC y otras.
Carga académica asignada para investigación
De la cantidad total de las 204 personas, únicamente 5 de ellas (2,45%)
indica tener una carga asignada de 1 TC en investigación. Este dato
parece ser congruente con el hecho de que, como se menciona en el
acápite siguiente, únicamente el 8,83% de las personas indica tener
como unidad académica base una unidad de investigación. Una
significativa proporción de 36,76% (75) indica que tiene ¼ TC, mientras
que un 25% (51) cuenta con ½ TC. Este último dato no deja de ser
interesante, ya que indica que, pese a la reducida cantidad de personas
que cuentan con tiempo completo y a la amplia proporción de ellas que
sólo tienen ¼ TC, la existencia de un 25% con una dedicación de ½ TC es
expresión del interés y la importancia que en la universidad se le da a
la investigación. Con una carga asignada de ¾ TC registra una
proporción de 10,29% (21). Un 3,43% (7) menciona que no posee carga
signada para investigación; un 13,23% (27) se ubica en la categoría de
“Otro” y un 6,86% (14) en la de “No indica” (Gráfica 5).
Distribución por áreas, facultades y unidades académicas
áreas académicas
La UCR cuenta con 42 unidades de investigación, conformadas por 12
institutos y 30 centros. La distribución por áreas disciplinarias de
estas 42 unidades es la siguiente: Ciencias Básicas: 14 (33,33%);
Ciencias Sociales: 11 (26,19%); Ciencias Agroalimentarias: 7 (16,66%);
Ciencias de la Salud: 5 (11,90%); Artes y Letras: 3 (7,14%); Ingeniería
y Arquitectura: 2 (4,76%). En la universidad existen, además, 15
estaciones y fincas experimentales y 4 unidades especiales de
investigación: Laboratorio de Ensayos Biológicos (LEBI), Laboratorio
Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (LANAMME), Observatorio
del Desarrollo (OdD) y el Programa de Investigación en Desarrollo
Humano Sostenible (PRODUS).
En el presente caso, del total de las 204 personas de la encuesta, el
20,09% (41) indica tener como unidad académica base una unidad de
investigación. La amplia mayoría de las personas está ubicada en
unidades docentes, presentando la siguiente distribución por áreas: a)
Ciencias Agroalimentarias: 22 (10.78%); b) Artes y Letras: 19 (9.31%);
c) Ciencias Básicas: 33 (16.17%); d) Ingeniería y Arquitectura: 11
(5.39%); e) Salud: 38 (18.62%); Sedes Regionales: 22 (10.78%); Ciencias
Sociales: 54 (26.44%). De las 41 personas que indicaron tener una
unidad de investigación como unidad académica base, el 70,73% de ellas
indica que se encuentra en la Universidad laborando en condición de
contratación interina (Gráfica 6).
Al comparar estos resultados con la distribución por áreas que, según
la información proporcionada por el MICIT (2012, p. 111), presentan a
nivel nacional los proyectos de investigación y desarrollo para el año
2011, se puede observar que existe una proporción casi idéntica para el
área de Ciencias Básicas (Naturales) y para la de Ingeniería y
Tecnología. El área de Salud (Ciencias Médicas) disminuye aquí su
proporción con respecto a los datos del MICIT, en un 5%. Las áreas de
Agroalimentarias (Ciencias Agrícolas) y de Sociales son las que
presentan las mayores diferencias. La primera de ellas disminuye en
casi 20% con respecto a los datos del MICIT, mientras que la de
Sociales se incrementa en alrededor de 11,5%.
La anterior comparación se hace únicamente con fines de aproximación.
En los resultados que aquí se presentan no están desagregados por áreas
académicas los proyectos que tienen una Sede Regional como unidad
académica base. Estos, en su conjunto, representan una proporción de
11% del total. Por otra parte, tampoco ha sido incluida aquí por
separada el área de Humanidades, que en el reporte del MICIT sí aparece
considerada.
Con respecto al sector académico nacional, la comparación de los
resultados de la encuesta con los datos de distribución que proporciona
el MICIT (2012) para el 2011 (p. 111), el área de
Ingeniería y Tecnología
presenta de nuevo una
distribución casi idéntica. Entretanto, todas las
demás áreas sí registran variaciones importantes. En un caso como el de
Ciencias Sociales, el dato de distribución del MICIT para el sector
académico la ubica con una proporción casi idéntica (26,74%) a la de
los resultados aquí obtenidos (27%). El área de Agroalimentarias, por
su parte, reduce la diferencia que presentaba en la comparación hecha
en el párrafo anterior, situándose en un 8% por debajo del dato del
MICIT. El área de Salud, en su lugar, registra un comportamiento
inverso al anterior, ubicándose 6,5% por encima del dato del MICIT. Las
Ciencias Básicas también varían su porcentaje y aparecen con alrededor
de 9% por debajo del dato del MICIT.
Facultades
Las 204 personas de la encuesta se distribuyen en 13 facultades:
Agroalimentarias, Básicas, Bellas Artes, Derecho, Económicas,
Educación, Farmacia, Ingeniería, Letras, Medicina, Microbiología,
Odontología y Sociales. A estas 13 facultades se agregan además las
Sedes Regionales y la Escuela de Estudios Generales. Las facultades con
mayor proporción de personas que pertenecen a ellas son: Sociales
(17,64%), Básicas (16,17%), Medicina (11,76%), Agroalimentarias
(10,78%). En estas 4 facultades se concentra el 56,35% del total de las
personas. Otras facultades con presencia importante son las de
Educación (6,37%), Letras (6,37%) e Ingeniería (5,39%).
Al comparar estas proporciones de distribución por facultades en
relación con el listado de las 815 personas facilitado por la VI,
aparecen similitudes pero también hay diferencias. Las 4 facultades de Ciencias Sociales, Ciencias
Básicas, Medicina y Ciencias Agroalimentarias siguen siendo las que
presentan una mayor participación, pero la relación comparativa de
proporciones no es unívoca. Así, en el listado de
la VI, la Facultad de Ciencias Sociales presenta una
proporción de 16,80% (levemente inferior), la de Ciencias Básicas es de
21,96 (5,79 puntos mayor que la registrada en los datos de la presente
investigación), la de Medicina es de 8,34% (3,42 puntos inferior) y la
de Ciencias Agroalimentarias es de 11,53 (levemente superior). En su
conjunto, en el listado de la VI estas 4 facultades concentran el
58,63% de los proyectos de investigación, cifra que es 2,28% superior a
la registrada en los datos obtenidos en la presente investigación.
Con respecto a las otras 3 facultades que en los datos aquí obtenidos
registran también una participación importante, al hacer la comparación
con el listado de la VI, se mantienen las facultades de Educación
(4,53%) y de Ingeniería (5,64%), pero la de Letras deja su lugar a la
de Microbiología, que presenta una proporción de 5,64%.
Con todo, independientemente de las diferencias anotadas, puede decirse
que, en términos generales, entre los datos aquí obtenidos y las
distribuciones por facultades que registra el listado facilitado por la
VI, a nivel de tendencias se mantiene un panorama bastante similar.
Unidades académicas
Una cantidad de 25 (12,25%) unidades académicas concentran el 66,17% de
las 204 personas de la encuesta. La distribución por áreas de las
personas que pertenecen a esas 25 unidades académicas es la siguiente:
Ciencias Sociales (32), Ciencias Básicas (29), Salud (27), Sedes
Regionales (17), Ciencias Agroalimentarias (17), Artes y Letras (9) e
Ingeniería y Arquitectura (4). Esta relación se amplía y concentra
todavía más, en la medida que, en los resultados obtenidos, aparecen 12
unidades académicas (5,88%) en las que se ubica el 40,68% de la
totalidad de las personas.
Un aspecto importante por considerar es la relación de la distribución
global de la planta académica de la Universidad, según áreas
disciplinarias. Esto permite tener una visión aproximada acerca de la
intensidad con que se lleva a cabo la investigación en las distintas
áreas, por medio de una relación comparativa entre las cifras de
tiempos docentes con que cuentan y los resultados aquí obtenidos. Para
hacer esta comparación, como fuente de referencia se utilizó la
información publicada por la Oficina de Planificación Universitaria
(OPLAU), en el documento Panorama cuantitativo universitario 2012.
Según la información que ofrece la OPLAU (Universidad de Costa Rica,
2012, p. 3), la cantidad de tiempos docentes asignados por áreas
disciplinarias en 2012 fue por un total de 1920.99 tiempos completos
(TC), distribuidos de la siguiente: a) Artes y Letras: 205.35 (10.68%);
b) Ciencias Básicas: 227.42 (11.83%); c) Ciencias Sociales: 517.18
(26.92%); d) Salud: 393.88 (20.50%); e) Ciencias Agroalimentarias:
82.50 (4.29%); f) Ingeniería y Arquitectura: 55.97 (2.91%); g) Sedes
Regionales: 438.69 (22.83%).
La comparación con los datos obtenidos en la investigación muestra que
se presenta una relación proporcional bastante similar para las áreas
de Artes y Letras, Ciencias Sociales y Salud. La relación varía, en
cambio, para las restantes áreas, registrándose en algunos casos una
variación bastante significativa. Así, en la información aquí obtenida
y con relación a los datos mencionados en el párrafo anterior, el área
de Ciencias Agroalimentarias presenta una relación superior de 6.49%,
más del doble de lo que la que registra en la distribución de tiempos
docentes. En el área de Ciencia Básicas, esa misma relación es de 4.34%
superior; en la Ingeniería y Arquitectura es de 2.48% superior; y,
finalmente, el área de Sedes Regionales es la única que presenta una
relación inferior, colocándose 12.05% por debajo de la cantidad de
tiempos docentes asignados.
No se ha podido contar aquí con información acerca de la asignación de
cargas académicas para investigación
que se hace en las diferentes
áreas disciplinarias. No obstante, según
información que aporta Gutiérrez (s.f.), en ponencia presentada al VII
Congreso Universitario de la UCR (2014), las áreas que más carga
académica asignan para investigación son precisamente las de Ciencias
Agroalimentarias, Ciencias Básicas y Salud, en ese orden. Asimismo, el
área de Sedes Regionales es la que registra con la menor asignación de
carga académica para esa labor (p. 4). Esto coincide con la información
que se expone en el presente artículo.
Esta situación parece indicar la necesidad de hacer un mayor esfuerzo
de gestión, en procura de reducir las disparidades entre áreas y
unidades académicas. Eso es importante en la medida que, en la
universidad pública, siempre se ha tenido por cierto que la
investigación fortalece la docencia y que, además, favorece el
desarrollo del posgrado, de igual manera que contribuye a la acción
social. La investigación no solo permite a la universidad cumplir con
sus finalidades de generar conocimiento y de ponerlo al servicio del
bien común en la sociedad, sino que, a la vez, representa una dimensión
esencial del quehacer académico que abona al fortalecimiento de los
perfiles de las plantas académicas. En la actualidad, además, la
investigación le facilita a la universidad dinamizar sus relaciones
interinstitucionales e internacionales, de manera tal que esto
favorezca la movilidad académica y estudiantil, así como participar en
redes de investigación a escala nacional e internacional.
País donde se realizaron los estudios de la última titulación obtenida
La mayor parte de las 204 personas mencionan haber realizado los
estudios de la última titulación obtenida en la UCR, en una proporción
de 37,62%. Si a esta cifra se agrega la de quienes realizaron estudios
en otras universidades públicas del país, la proporción alcanza el
43,13%. La distribución de las personas que realizaron sus estudios en
el exterior indica un 25,98% en universidades de Europa, 20,58% en
América del Norte, 2,94% en América Latina y el Caribe y 0,49% en Asia
(Gráfica 7).De las personas con titulación de posgrado que mencionan haber
realizado esos estudios en universidades extranjeras, 107 en total, el
25,23% de ellas indica tener maestría y el restante 77,74% doctorado.
De esas, 107 personas, 47,66% hizo sus estudios en universidades de
Europa, 39,25% lo hizo en universidades de América del Norte, 4,67% en
América Latina y el Caribe y 0,93% en Asia.
Estas proporciones de distribución varían bastante respecto
de las halladas por Sittenfeld y Muñoz (2012), a propósito de las
personas que se encuentran en Régimen Académico y que han realizado sus
estudios en Europa y América del Norte. En ambos casos, la distribución
indicada por Sittenfeld y Muñoz es de 22% (p. 9). La distribución para
Asia sí es idéntica a la aquí registrada (1%), obteniéndose, además,
que para América Latina y el Caribe la proporción aquí obtenida es
menor en un 3%. Estas diferencias pueden ser atribuidas a varias
razones: a) la población que abarca la investigación aquí realizada
representa alrededor del 4% del total de la planta académica de la UCR;
b) asimismo, esta investigación incluye únicamente personas que se
encuentran activas haciendo investigación; c) para terminar, cabe
presuponer que el segmento de la planta académica que realiza
investigación presenta un perfil académico de más alto nivel que el del
promedio de la planta académica total de la universidad.
Los países que figuran como los más importantes destinos de quienes
hicieron sus estudios en el exterior son: los Estados Unidos (16,66%),
Alemania (8,82%), España (8,33%), Francia (4,41%) y México (2,94%). En
su conjunto, estos 5 países aglutinan el 82,35% de quienes hicieron sus
estudios de posgrado en el exterior. Los restantes países que aparecen
mencionados son: Bélgica, Canadá, Chile, Cuba, Holanda, Inglaterra,
Italia, Japón, Suecia y Suiza.
Apoyo de beca para realizar los estudios de la última titulación
obtenida
Una cantidad de 139 (68,14%) personas indica haber contado con una beca
para realizar los estudios de la última titulación obtenida. La UCR
registra como la institución que proporciona la mayor cantidad de los
apoyos de beca, con un 50,4% del total. En segundo lugar se ubican las
becas otorgadas por universidades extranjeras, que representan el 12%
del total. En tercer lugar aparece el Servicio Alemán de Intercambio
Académico (DAAD), con un 10,5%. El restante 27,1% se distribuye entre
el Consejo Nacional para Investigaciones Científicas y Tecnológicas
(CONICIT) de Costa Rica (5,03%), gobiernos extranjeros (4,31%), otras
instituciones (4,31%), fundaciones extranjeras (3,59%), Agencia
Española de Cooperación Internacional (AECI, 3,59%), Fulbright/LASPAU
(2,87%) y la Cooperación Francesa (2,15%).
Esta información viene a
ser importante, en la
medida que permite observar cuál es el espectro de
opciones de beca a que está teniendo acceso la comunidad académica de
la universidad.
De las 139 personas que indican haber contado con apoyo de beca para
realizar los estudios de la última titulación obtenida, 65 (46,76%) de
ellas mencionan haber recibido también una
beca de complemento. En
este caso, de nuevo
la UCR registra como la
institución que provee la mayor cantidad de apoyos, representando el
59%. En segundo lugar se ubican nuevamente las universidades
extranjeras, con un 14,8%.
Valoración del apoyo de beca obtenido
Se solicitó hacer una valoración acerca de los apoyos de beca
obtenidos. Una amplia mayoría (78,41%) de las personas calificó los
apoyos como excelentes (53,23%) y muy bueno (25,17%). únicamente una
proporción de 11,51% los calificó como regulares o deficientes. El
restante 10,07% los calificó como buenos (Gráfica 8).
Como se puede apreciar, los resultados de la valoración realizada
indican que existe un significativo grado de satisfacción respecto de
las becas a que la comunidad universitaria de la UCR ha estado teniendo
acceso. Al respecto, cabe mencionar que del total de las 204 personas,
95 (46,56%) de ellas informan haber obtenido una titulación de posgrado
(maestría o doctorado) entre los años de 2005 a 2013; es decir, casi la
mitad del total. Si se tiene en cuenta que la UCR figura en los
resultados de la encuesta como la institución que provee la mitad de
las becas, el grado de satisfacción manifestado aquí por las personas
quizá se pueda entender como expresión positiva de las iniciativas y
estrategias que tanto la Rectoría como el Consejo Universitario de la
UCR impulsaron a partir de 2005, con la finalidad de mejorar en
distintos aspectos la facilitación de condiciones para realizar
estudios de posgrado en el exterior. (González García, 2006b, p. 52).
Vinculación con académicos y académicas
de la universidad del extranjero donde se obtuvo la última titulación
de posgrado
Una cuestión importante es la de conocer hasta qué punto y de qué
manera las personas que han realizado sus estudios de posgrado en el
extranjero, mantienen algún tipo de relación académica con colegas de
la universidad a la que fueron a hacer esos estudios. A tal efecto, se
incluyó en la encuesta una pregunta específica al respecto, con 3
posibles opciones de relación: constante, esporádica y ninguna. El
39,56% de las personas respondió que las relaciones que mantienen son
constantes. El 47,48% indicó que son esporádicas y un 25,39% mencionó
que no mantiene ningún tipo de relación.
Se indagó, también, sobre la modalidad de la relación, proponiéndose 6
opciones: a) correo electrónico, b)
pasantías realizadas a la
universidad donde se obtuvo
la última titulación, c) pasantías realizadas por colegas de
la universidad extranjera en la UCR, d) proyectos conjuntos de
investigación, e) publicaciones conjuntas, convenios suscritos entre la
UCR y la universidad extranjera y f) otras modalidades de vinculación.
Aun cuando se indica la existencia de relaciones bajo las diferentes
modalidades de vinculación, las proporciones negativas son en todos los
casos mayores que las afirmativas, salvo en el de la comunicación vía
correo electrónico, donde poco más de la mitad de las personas
(52,5%) indica que sí hace uso de ese
recurso. En su lugar, con
respecto a pasantías realizadas a la universidad extranjera, la
proporción de respuestas afirmativas es baja, con un 11%. Una misma
proporción de 11% es también exactamente la que se registra para el
caso de la modalidad de pasantías realizadas por colegas de la
universidad extranjera a la UCR.
En la modalidad de proyectos conjuntos de investigación, la proporción
obtenida es de 21,5%. La modalidad de publicaciones conjuntas indica una proporción un
poco mayor, de 26%. Si se toman en cuenta estos dos porcentajes juntos,
se podría decir que las relaciones existentes con colegas de las
universidades extranjeras son bastante dinámicas, aun cuando la
modalidad de pasantías en uno y en otro sentido no sea tan
significativa. Esto parece sugerir la posibilidad de que la
comunicación vía correo electrónico y por
otros medios virtuales está
dando resultados positivos para
mantener y aprovechar las relaciones existentes. Finalmente,
tan solo un 9,5% menciona que las relaciones que se mantienen cuentan
con el respaldo de un convenio suscrito entre la UCR y la universidad
extranjera.
Los proyectos de investigación: distribución por áreas, tipo de
investigación, vinculaciones, financiamiento
Del total de las 204 personas, 37 de ellas (18,13%) no reportan estar
participando actualmente en proyectos de investigación. De las
restantes 167, la distribución por áreas académicas de los proyectos es
la siguiente: Artes y Letras: 13 (7,78%); Ciencias Agroalimentarias: 21
(12,57%, 14); Ciencias Básicas: 32 (19,16%, 17,9); Ciencias Sociales:
62 (37,12%, 16,4); Ingeniería: 8 (4,79%, 4,2); Salud: 31 (18,56%, 6,4).
Respecto de estas proporciones de
distribución, puede ser
interesante observar que en
las cifras que proporciona el MICIT para 2011
(2012) sobre inversión en investigación y desarrollo por sector de
ejecución y según área científica y tecnológica, las proporciones
registradas en el sector académico son bastante similares a las de la
distribución aquí obtenida para las áreas de Ciencias Agroalimentarias,
Ciencias Básicas e Ingeniería. (p. 46). Las proporciones varían, en
cambio y de manera significativa, para las áreas de Ciencias Sociales y
Salud, situándose las aquí obtenidas bastante por encima de las que
presenta el MICIT (p. 46). Se trata ésta, desde luego, de una
comparación que se hace involucrando dos indicadores distintos, por
eso, no deja de llamar la atención la existencia de las mencionadas
similitudes de distribución proporcional por áreas (Gráfica 9).
Tipo de investigación
Respecto de la clasificación de los proyectos por tipo de
investigación: básica, aplicada, asesoría, transferencia de tecnología
y otro, la distribución obtenida es la siguiente: a) básica: 87
(55,1%); b) aplicada: 67 (40,1%); c) asesoría: 2 (1,19%); d)
transferencia de tecnología: 4 (2,39%); e) actividad de investigación:
2 (1,19%); f) otro: 5 (2,99%). Según esto, aparece aquí de nuevo
expresada la tradicional supremacía de la investigación básica por
encima de la aplicada (Gráfica 10).
Las áreas académicas en las que predominan los proyectos de
investigación básica son las de Artes y Letras, Ciencias Básicas y
Ciencias Sociales. La investigación aplicada, por su parte, presenta
una mayor distribución en las áreas de Salud, Ciencias Agroalimentarias
e Ingeniería y Tecnología.
Según la información que proporciona el MICIT, de una cantidad total de
4.612 proyectos de investigación registrados en el país en 2011, 24,91%
de ellos se clasifican como de
investigación básica, 48,09% de investigación aplicada y
14,15% de desarrollo experimental (MICIT, 2012, p. 44). En lo
que concierne al
sector académico, donde se ubica el 53,40% de esa cantidad total de
proyectos, las respectivas distribuciones porcentuales son
las siguientes: a)
investigación básica: 37,10%;
b) investigación aplicada:
35,80%; c) desarrollo experimental: 6,37%. (MICIT, 2012, p.
44).
Los resultados aquí obtenidos presentan diferencias importantes
respecto de las proporciones de distribución indicadas por el MICIT,
sobre todo en lo que respecta a la investigación básica. En el presente
caso, los proyectos de investigación básica representan el 55,1% del
total, entretanto que los de investigación aplicada registran un 36,7%.
Esto significa que, en comparación con los datos más recientes que
ofrece el MICIT referidos a la investigación realizada por el sector
académico, la investigación básica resulta aquí con una diferencia por
encima de 18%. La investigación aplicada, por su parte, sí presenta en
estos resultados una distribución bastante similar a la que indica el
MICIT, con una leve diferencia positiva de 0,9%.
Vinculaciones
En cuanto a las vinculaciones (internas y externas) de los
167 proyectos de investigación, el 24,55% de ellos no señala tener
vinculación alguna. Del restante 75,45%, las vinculaciones de los
proyectos son diversas. Se contabilizó un total de 206 vinculaciones,
distribuidas de la siguiente manera: a) asociaciones de mujeres: 3
(1,45%); b) asociaciones de productores: 11 (5,33%); c) colegios
profesionales: 1 (0,48); d) comunidades indígenas: 4 (1,94%);
e) cooperativas: 6 (2,91%);
f) empresa privada: 11
(5,33%); g) fundaciones: 1 (0,48%); h)
instituciones públicas: 28 (13,59%); i) mipymes: 3 (1,45%); j)
municipalidades 2 (0,97%); k) ong’s: 2 (0,97%); l) organismos
internacionales: 2 (0,97%); m) organizaciones comunales: 4 (1,94%); n)
organizaciones culturales: 2 (0,97%); o) otras unidades académicas de
la UCR: 58 (28,15%); p) sindicatos: 3 (1,45%); q) unidades
administrativas de la UCR: 3 (1,45%); r) universidades extranjeras: 16
(7,76%); n) otro: 3 (1,45%).
Según lo anterior, la mayor proporción de vinculaciones de los
proyectos está establecida internamente con otras unidades académicas
de la UCR, siguiendo en segundo lugar las instituciones públicas y en
tercera posición las universidades extranjeras. Estas tres instancias
abarcan en su conjunto el 49,5% del total de las vinculaciones. Cabe
señalar, al respecto, que para el caso de las instituciones públicas,
éstas han sido de manera tradicional una de las más importantes
referencias de vinculación para la investigación que se realiza en la
UCR. En su lugar, la investigación que se realiza en conjunto con
universidades extranjeras tampoco le ha sido ajena a la universidad.
Fuentes de financiación
Con respecto a las fuentes de financiación, la distribución de los 167
proyectos es la siguiente: a) ad honorem: 4 (2,39%); b) agencias de
cooperación internacional:2 6 (3,59%); c) Consejo Nacional de Rectores
(CONSEJO NACIONAL DE RECTORES):
10 (5,98%); d) convenios de la UCR con
instituciones extranjeras: 5 (2,99%); e) CRUSA: 1 (0,59%); f) mpresa
privada: 8 (4,79%); g) instituciones públicas: 3 (1,79%); h) ong’s: 1
(0,59%); i) organismos multilaterales:3 4 (2,39%); j) unidades
académicas de la UCR: 6 (3,59%); k) varias fuentes
de financiación: 5 (2,99%);
l) Vicerrectoría de Acción
Social: 2 (1,19%); m) Vicerrectoría de
Investigación: 108 (64,67%); n) otro: 2 (1,19%).
Según se puede observar, la Vicerrectoría de Investigación (VI) es la
fuente mayoritaria de financiación de los proyectos. A una distancia
considerable le sigue en segundo lugar el Consejo Nacional de Rectores.
Entre estas dos entidades se distribuye el 70,65% de la financiación de
que disponen los proyectos. Cabe mencionar, al respecto, las
observaciones que han hecho el MICIT (2011, p. 14) y el Proyecto
Estrategia Siglo XXI (2006a, p. 53), en el sentido de que Costa Rica la
inversión que realiza el sector empresarial en investigación, ciencia y
tecnología es muy baja. Las cifras registradas a propósito de los 167
proyectos de investigación aquí considerados corroboran dichas
observaciones, en la medida que la participación financiera de las
empresas es tan solo de 4,79%. La financiación aportada por las
instituciones públicas también resulta bastante baja en el presente
caso, representando un 1,79% del total.
Redes
De las 204 personas que respondieron la encuesta, 71 (34,8%) de ellas
mencionan tener participación en redes académicas,
la mayoría de ellas a
escala internacional. La distribución obtenida es
la siguiente: a) red académica internacional en docencia: 20; b) red
académica internacional en investigación: 40; c) red académica nacional
en docencia: 4; d) red académica nacional en investigación: 4; e) red
académica en investigación a escala regional centroamericana: 1; f)
otras: 2.
Respecto de las instituciones promotoras y sede de las redes, las hay
localizadas en diversos países, aunque estos constituyen un grupo
relativamente pequeño: Alemania (1), Argentina (4), Bélgica (1), Brasil
(4), Canadá (2), Chile (4), Colombia (2), Costa Rica (20), España (10),
Estados Unidos (7), Francia (1), Guatemala (1), Italia (3), México
(10), Reino Unido (1), República Popular China (1), Suecia (1).
Es de resaltar el hecho de que una significativa proporción de las
redes tiene como país sede a Costa Rica. Siguen luego España,
México y Estados Unidos. Las universidades participantes en
las redes alcanzan en su conjunto un total de 248, distribuidas en
diferentes regiones geográficas del mundo: a) áfrica: 0,4%; b) América
del Norte: 18,2%; c) América Latina y el Caribe (ALyC): 33,2%; d) Asia:
0,8%; e) Centroamérica: 31,6%; f) Europa: 15,8%.
La mayor cantidad de instituciones participantes en las redes se
encuentra localizada en la región de América Latina y el Caribe, en una
proporción de 64% del total (Gráfica 11). Dentro de las universidades
de ALyC que presentan mayor participación destaca la Universidad de
Buenos Aires (9 redes) y la Universidad Nacional Autónoma de México (7
redes). La Universidad de Sao Paulo también presenta una participación
importante, en 5 redes. Las universidades públicas de Costa Rica
registran igualmente una presencia significativa, siendo la UCR la que
encabeza con una participación en 14 redes. En segundo lugar se ubica
la Universidad Nacional (UNA), con participación en 7 redes. A la
inversa, es casi inexistente la participación de universidades de
áfrica y Asia.La información anterior viene a ser aquí de interés, cuando se la
relaciona con las tendencias usuales que presenta en la UCR y en Costa
Rica en general, la movilidad académica hacia el extranjero con
propósitos de realizar estudios de posgrado. Esta ha tenido como
destinos predominantes países de Europa y América del Norte, dentro de
los que destacan España, Estados Unidos, Alemania, Francia, México e
Inglaterra. Para el caso de la UCR, según informa la Oficina de Asuntos
Internacionales y Cooperación Externa (OAICE), en el período de 2005 a
2010, de 219 becas otorgadas por la universidad para realizar estudios
de posgrado en el exterior (González García, 2011, p. 54), 26,48%
tuvieron como destino España, 22,83% Estados Unidos, 11,87% Alemania,
9,13% Francia y 5,47% México. Es decir, que entre estos 5 países se
distribuyó el 75,78% del total de las personas que salieron becadas por
la universidad a hacer sus estudios de posgrado en el exterior.
En los resultados de la encuesta, de los países de AlyC que registran
como destinos para hacer estudios de posgrado están Brasil (4,10%),
Chile (2,73%), Colombia (1,36%), Puerto Rico (0,91%), Argentina (0,45%)
y Guatemala (0,45%). Según esto, del total de las personas
que entre 2005 y 2010
recibieron beca de la
UCR para realizar estudios de
posgrado en el exterior, únicamente un 10% de ellas eligieron como
destino universidades de ALyC. Al parecer, no obstante, la relación
varía de manera significativa cuando se trata del desarrollo de
iniciativas y actividades académicas en red, tal como lo indican los
resultados de la encuesta aquí realizada.
Cabe mencionar, finalmente, que la pregunta por la participación en
redes académicas tuvo por finalidad básicamente contar con un dato
general, que permitiera conocer cuál es la proporción de participación
que presenta la comunidad investigadora de la UCR, tanto en redes de
docencia como de investigación, a escala nacional e internacional. De
igual manera, se tuvo el interés por conocer la distribución de esas
redes por regiones del mundo, según universidad o institución sede y
según universidades e instituciones que las integran. En tal sentido,
no se tuvo por finalidad conocer cuál es el carácter de las redes, si
son “formales” o “informales”. El tema de las redes es una más de las
cuestiones que en la Universidad requiere de mayor investigación.
Fuente de financiación de la red
En una proporción mayoritaria de 26,76%, se indica que la financiación
de las redes se basa en las propias aportaciones de las universidades
que participan en ellas. En segundo lugar se ubican las agencias de
cooperación internacional (9,85%).4 La tercera posición la
ocupan los organismos multilaterales (7,04%),5 seguidos por
la Unión Europea (5,63%), los organismos asociativos de la educación
superior (5,63%),6 organismos continentales (4,22%), el Servicio Alemán
de Intercambio Académico (2,81%) y el Programa Iberoamericano de
Ciencia y Tecnología para el Desarrollo (2,81%). Es importante
mencionar que mientras hay redes que operan con un aporte de
financiación proveniente de diferentes fuentes, otras lo hacen tan solo
con el aporte que proporcionan las propias personas que las integran.
Ventajas y beneficios
Consultada la opinión de las personas acerca de las ventajas y
beneficios que proporcionan las redes, el 26,76% señaló que enriquecen
la docencia y la investigación. Un 15,49% indicó que incrementan el
intercambio académico. Un 12,67%, entretanto, dice que las redes
favorecen la articulación de relaciones interinstitucionales, a escala
nacional e internacional. A ello cabe agregar que para un 11,26% de las
personas, las redes fortalecen la proyección internacional de la
docencia y la investigación. Finalmente, un 9,85% menciona que las
redes incentivan la investigación y promueven la divulgación
internacional del quehacer académico de la universidad.
Limitantes y desventajas
Respecto de las limitantes y desventajas, un 38,02% de las personas
subraya la poca disponibilidad de fuentes de financiación. Un 22,53%
indica, en su lugar, que existe carencia institucional de capacidades
para llevar a cabo en la
universidad una gestión más ágil,
expedita y oportuna. Otro 8,45% de las personas menciona que las redes
acarrean la imposición de agendas académicas y de intereses de
investigación externos. Finalmente, una proporción menor de 4,22%
señala que las redes fomentan relaciones interuniversitarias desiguales
y de favorecimiento unilateral.
Consideraciones finales
De conformidad con los resultados de investigación aquí expuestos,
cabría quizá decir que en la UCR, las iniciativas y acciones para
mejorar el quehacer de la investigación, además de ser complejas
presentan a la vez una dinámica de orientación proactiva. Aun cuando es
pequeño el segmento de la comunidad universitaria con cuya colaboración
como informantes se contó en esta oportunidad, la información obtenida
permite identificar tendencias, avances e igualmente tareas pendientes;
o bien, tareas que ameritarían el desarrollo de acciones mejor
organizadas y con una perspectiva de mayor sistematicidad. Es posible
que esté siendo necesario revisar los indicadores con base en los
cuales se está llevando a cabo el desarrollo de la gestión en materia
de investigación.
Por ejemplo, pareciera pertinente desarrollar una gestión de mayor
alcance e impacto, en materia de incorporar más a la población joven de
la planta académica en el quehacer de la investigación. El promedio de
edad de 43,85 años que presentan en su conjunto las 204 personas que
contestaron la encuesta, aun cuando tal vez pueda no ser tan alto, no
deja tampoco de implicar una interrogante acerca de la necesidad de
hacer un mayor esfuerzo en tal sentido.
Reducir la disparidad de género es otra de las tareas en la que la
universidad debe continuar desarrollando
esfuerzos y una gestión
incisiva. Está claro que
no es sencillo permear y modificar una cultura de
discriminación que, como en el caso de la costarricense, reitera de
manera sistemática en reproducir la desigualdad de género como
fundamento y base de la sociabilidad. Esa discriminación y desigualdad,
tal como bien se sabe, abarca también a otros sectores de la población
nacional, entre ellos, de manera especial, a las comunidades indígenas.
La formación de la planta académica al más alto nivel es otra de las
tareas que la universidad no puede descuidar. Los esfuerzos realizados
durante los últimos años han sido claros y sus resultados pueden ser
palpados en términos de realizaciones concretas. Así, por ejemplo, en
la información obtenida mediante la encuesta destaca el hecho de que de
las 204 personas que la respondieron, el 46,56% de ellas indican haber
obtenido una titulación de posgrado en el período comprendido entre
2005 y 2013; una proporción sin duda importante.
Es sabido que la formación académica y profesional de alto nivel se
caracteriza siempre por implicar costos elevados, sobre todo cuando se
trata de titulaciones de doctorado y postdoctorado. Esto no tiene que
ver sólo con la mayor inversión de tiempo que se requiere para realizar
tales estudios. Remite también al hecho de que, por lo general, las
titulaciones en disciplinas que se sitúan en la así denominada
“frontera del conocimiento”, tienden a estar concentradas en
universidades de países de Europa y de América del Norte, donde los
costos de los aranceles y de las estancias son bastante más elevados
que los que se pueden encontrar en un país como Costa Rica.
Al respecto, parece pertinente que la gestión institucional mantenga
una actividad constante de búsqueda y de afianzamiento de relaciones
interinstitucionales colaborativas, que le permita a la universidad
avanzar y colocarse en una posición de intercambios cooperativos y en
una perspectiva de reciprocidad de beneficios. En tal sentido, la labor
de investigación que se lleva a cabo en la universidad puede contribuir
en grado importante a consolidar esas relaciones.
Una estrategia que la universidad puede impulsar es la de aprovechar
las experiencias de participación en redes internacionales en las que
integrantes de la comunidad universitaria están teniendo actividad.
Para ello es necesario conocer cuáles son esas redes, sus
características, instituciones (universidades u otras), que las
impulsan e integran; sus ámbitos de especialización temática, las
oportunidades de relación colaborativa que pueden favorecer para
desarrollar acciones de movilidad académica y estudiantil, iniciativas
docentes y de investigación interinstitucionales, fomento a la
internacionalización del quehacer académico de la universidad. En la
investigación aquí realizada se pudo identificar que existe en la
universidad una importante actividad de participación en redes de
investigación y docencia, especialmente a escala internacional. Y aun
cuando la participación que se tiene no en todos
los casos cuenta con un respaldo
institucional,
en términos de facilitar recursos o de
desarrollar acciones específicas de gestión, lo que sí
parece claro es que las académicas y académicos de la universidad
guardan un interés especial por participar en esos escenarios de
articulación académica en red.
Finalmente, parece igualmente pertinente sugerir como una acción
importante, que en la universidad se establezca alguna modalidad de
monitoreo y de seguimiento a las relaciones con colegas de las
universidades extranjeras que mantienen quienes han ido a hacer sus
estudios de posgrado en el exterior. Esta es una labor importante, en
la medida que le permite a la universidad contar
con un mapa actualizado de las relaciones establecidas, especialmente
cuando se trata de relaciones que se desarrollan por iniciativa
personal y que no cuentan con el respaldo de convenios suscritos entre
la UCR y la respectiva universidad de que se trate. Esta información
puede constituir un insumo valioso para apoyar en distintos aspectos la
gestión académica e institucional.
Agradecimientos
Se agradece a todas las 204 personas que dieron respuesta a la
encuesta, por la gentil y valiosa colaboración brindada para el
desarrollo de esta investigación.
Citas y notas
2 Canadá, España, Suecia, Francia…
3 Banco Mundial, CEPAL, BID, OEA, ONU…
4 Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI), Agencia Sueca
para el Desarrollo Internacional (ASDI), Agencia Canadiense para el
Desarrollo Internacional (ACDI), Cooperación Francesa…
5 Organización de las Naciones Unidas (ONU), Banco Mundial (BM),
Organización Mundial de la Salud (OMS)…
6 Consejo Nacional de Rectores de Costa Rica, Asociación Nacional de
Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) de México,
Consejo Superior Universitario Centroamericano (CSUCA)…
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Universidad de Costa Rica. (s.f.). Plan de Desarrollo Institucional
2008-2012. San José de Costa Rica: Universidad de Costa Rica.
Correspondencia a:
Luis Muñoz Varela: Labora en el Instituto de Investigación en Educación (INIE) de la
Universidad de Costa Rica. Licenciado en Filosofía de la Universidad de
Costa Rica y Master en Ciencias en Investigaciones Educativas
(DIE/CINVESTAV/Instituto Politécnico Nacional de México). Dirección
electrónica: luis.munoz@ucr.ac.cr
Artículo recibido: 21 de octubre, 2013 Devuelto para corrección: 22 de
abril, 2014 Aprobado: 15 de mayo, 2014