La Evaluación de las Funciones Docentes en los Proyectos de Acción
Social de la Universidad de Costa Rica: Análisis y Propuesta de
Actualización
The Evaluation of Professoriate´s Functions in Social Action Projects
of the University of Costa Rica: An Analysis and New Proposal
Yensi Vargas Sandoval1
1 Investigadora de la Universidad de Costa Rica, en el Instituto de
Investigación en Educación y en la Escuela de Sociología de la
Universidad Nacional de Costa Rica. Dirección electrónica:
yensi.vargas@ucr.ac.cr
Dirección para correspondencia
Resumen
El presente artículo documenta la investigación desarrollada en la
Vicerrectoría de Acción Social de la Universidad de Costa Rica, en que
se revisan los criterios para evaluar las funciones docentes en los
proyectos de acción social. La estrategia metodológica incluyó estudio
y análisis documental, grupos de discusión para elaborar criterios y
parámetros, así como los esfuerzos de triangular la información y
validar la propuesta. En los primeros apartados se describe el marco
institucional y normativo de la acción social universitaria, que
contextualiza la propuesta para actualizar el instrumento vigente
utilizado en la Vicerrectoría de Acción Social. Dicha propuesta incluye
la fundamentación de los ejes principales, los criterios, parámetros y
evidencias requeridas para calificar el desempeño docente en la
actividad de acción social. Desde la perspectiva de la evaluación
cualitativa, se concluye la necesidad de modificar la lógica evaluativa
como mecanismo de control, y propiciar un ejercicio valorativo
constante que mejore y promueva los logros, que recopile los
aprendizajes y potencie los esfuerzos del vínculo universidad-sociedad.
La nueva propuesta es un insumo para una labor que se sugiere que sea
liderada por la Vicerrectoría de Acción Social.
Palabras clave: Evaluación de la acción social, educación superior,
reglamento de régimen académico y servicio docente, Universidad de
Costa Rica, Vicerrectoría de Acción Social, Costa Rica.
Abstract
This paper presents the results of an evaluation research conducted at
the Vicerrectoría de Acción Social of the University of Costa Rica, to
analyze the criteria on which is based the assessment of the
professoriate´s functions related to social action projects. The
methodological strategy included techniques such as documentary
analysis and discussion groups to elaborate alternative criteria and
parameters, as well as the efforts to triangulate and validate the
proposal. The first sections deal with the institutional and legal
framework of the university´s social action, which circumscribes the
context of the proposal to update the instrument currently used by the
Vicerrectoría de Acción Social. The new proposal includes the
theoretical and legal premises of the core themes, the criteria,
parameters and required evidence to qualify the professoriate´s
performance in social action´s activities. From the perspective of
qualitative evaluation, we stress the need for overcoming the
evaluative logic viewed simply as a control mechanism, to foster a
permanent evaluative practice to improve and promote the achievements,
to gather knowledge and strengthen the University-Society´s link. This
new proposal represents a contribution to a work that should be leaded
by the Vicerrectoría de Acción Social.
Keywords: Social action evaluation, higher education, code of regimen
académico and servicio docente, University of Costa Rica, Vicerrectoría
de Acción Social, Costa Rica.
1. Introducción2
La Universidad de Costa Rica posee un sistema de calificación del
personal docente según sus méritos académicos, conocido como Régimen
Académico Docente. Las regulaciones principales para dicho régimen
están contenidas en una normativa de carácter general denominada
Reglamento de Régimen Académico y Servicio Docente (RRASD), cuya
aprobación data de 19823.
Este Reglamento de alcance general e institucional ordena lo
relacionado con el ingreso de profesores y profesoras en propiedad,4
así como el conjunto de criterios exigidos para el ascenso y la
calificación de la obra académica que se desarrolle como producto de
actividades en docencia, investigación y acción social.
Este cuerpo normativo define las categorías que pueden obtener el
profesorado universitario según los méritos académicos y la experiencia
universitaria. Considera también los procesos de ingreso y los puntajes
necesarios para el ascenso en las distintas categorías; estipula el
funcionamiento de una comisión de carácter institucional, la cual
vigila la calificación de las actividades del personal docente, por
ejemplo, desempeño en docencia (grado y posgrado), labores de
investigación y acción social, así como el tiempo de servicio, el
conocimiento de idiomas, las publicaciones, las obras didácticas y los
trabajos académicos.
La Vicerrectoría de Acción Social (VAS) es una de las instancias
ejecutivas y de apoyo directo a la Rectoría. Si bien es cierto, es
competencia de la Comisión de Régimen Académico revisar y calificar las
obras académicas para asignar los puntajes del personal docente, un
primer esfuerzo de valoración de las tareas universitarias se realiza
en cada Vicerrectoría, según lo establece el artículo 47, inciso ch),
del Reglamento de Régimen Académico y Servicio Docente.
El análisis y la formulación de una propuesta para evaluar estas
funciones, procede de la revisión del instrumento vigente, que se
utiliza para calificar las labores que desarrollan en este campo el
profesorado universitario. Dicho estudio se desarrolló en la
Vicerrectoría de Acción Social mediante un proceso de grupos de
discusión con personal que asesora la ejecución de proyectos, lo que
permitió plantear la actualización con ejes, criterios y parámetros que
la Vicerrectoría podría considerar para incorporarlos al proceso de
evaluación de las labores de acción social.
2. Referentes Contextuales y Teóricos de la Evaluación
2.1 Contexto de la acción social universitaria
Para realizar una referencia del contexto institucional en que se
efectúa el estudio evaluativo, es importante ofrecer una idea de la
estructura organizativa universitaria establecida en el Estatuto
Orgánico de la Universidad de Costa Rica (2001), conformada por áreas
académicas5 que se componen por facultades, escuelas, institutos y
centros de investigación. También se cuenta con sedes, recintos y
estaciones experimentales6 que desarrollan funciones de docencia,
investigación y acción social. Lo anterior, por cuanto es en las
unidades académicas y de investigación, desde donde se planifican y
ejecutan las iniciativas universitarias de investigación y de acción
social.
La Universidad de Costa Rica cuenta con 6 áreas Académicas definidas en
el artículo 707 del Estatuto Orgánico: Artes y Letras; Ciencias
Básicas, Ciencias Sociales, Ingeniería, Salud, Ciencias
Agroalimentarias.
Dichas áreas académicas están compuestas por Facultades, que a su vez
se integran por Escuelas, denominadas también en la documentación
universitaria como Unidades Académicas. Actualmente existen 9
Facultades integradas por Escuelas y 4 Facultades que no se integran
por Escuelas y que desarrollan de igual manera actividades de docencia,
investigación y acción social.
La Universidad cuenta también en su estructura organizativa con 29
Centros de Investigación y 12 Institutos,8 instancias que desarrollan
actividades integradas de investigación y acción social.
La organización administrativa de la Universidad de Costa Rica sigue en
crecimiento y en transformación. En 2012, por ejemplo, el Consejo
Universitario dictaminó en favor de la creación de 4 nuevas unidades de
investigación,9 de ahí que la acción social se desenvuelve en un
contexto cambiante y dinámico.
En el desarrollo de la acción social intervienen varias instancias: las
propuestas formuladas por los docentes provienen de las distintas
unidades académicas y las unidades de investigación, las cuales se
inscriben, según la modalidad, en alguna de las 3 secciones de la
Vicerrectoría, ya sea en la Sección de Trabajo Comunal Universitario,
en la Sección de Extensión Docente o en la Sección de Extensión
Cultural.
2.2 Reglamentación referente a las funciones universitarias
Como se apuntó en líneas anteriores, el Reglamento de Régimen Académico
(RRASD) es el conjunto principal de normas que define las categorías
que pueden obtener las profesoras y los profesores, según los méritos
académicos y la experiencia universitaria. Considera también los
procesos de ingreso y los puntajes necesarios para el ascenso en las
distintas categorías; estipula el funcionamiento de una comisión de
carácter institucional, la cual vigila la calificación de las
actividades del personal docente, por ejemplo, desempeño en docencia
(grado y posgrado) labores de investigación y acción social, así como
el tiempo de servicio, el conocimiento de idiomas, las publicaciones,
las obras didácticas, los trabajos académicos; en síntesis la
formación, la experiencia, la trayectoria y la producción intelectual.
El Reglamento de Régimen Académico (RRASD) tiene una estrecha relación
con el reglamento Regulaciones del Régimen Salarial Académico de la
Universidad de Costa Rica (UCR, Consejo Universitario, 1991), el cual
contiene las disposiciones para la asignación del salario del personal
docente. Este cuerpo normativo establece las disposiciones que rigen la
remuneración salarial de las personas contratadas por la Universidad de
Costa Rica para realizar tareas académicas, el cual se aprobó en 1991
(La Gaceta Universitaria N. 5-91, del 19 de agosto de 1991).
Estos conjuntos de normas regulan por una parte el reconocimiento de
méritos académicos, y en forma complementaria, la asignación salarial.
2.3 Procedimientos para valorar el desempeño de la acción social
Con respecto al procedimiento para obtener calificación por labores de
acción social, la persona interesada debe realizar la gestión ante la
Comisión de Régimen Académico en las fechas establecidas para tal
efecto, con el fin de que esta Comisión solicite el estudio a la
Vicerrectoría de Acción Social. Posteriormente, dicha Vicerrectoría
atiende la petición de la Comisión de Régimen Académico, pero no la
gestión específica de cada persona interesada.
Durante cada ciclo lectivo, la Comisión de Régimen Académico remite a
las vicerrectorías el listado del personal académico que solicita la
calificación correspondiente. El artículo 47, inciso ch), en su último
párrafo, establece: "(…) Cada Vicerrectoría elaborará sus propias
normas de evaluación para proceder a asignar estas calificaciones,
mediante la aplicación de instrumentos de medición adecuados para cada
área".
Del articulado del Reglamento señalado se desprende que la
Vicerrectoría de Acción Social debe establecer normas de evaluación
para otorgar dichas calificaciones.
Además, el puntaje que se asigna en las funciones de acción social
conlleva a un eventual ascenso en Régimen Académico; esto representa
pasar de una categoría a otra y, por consiguiente, de un salario base a
otro.
2.4 Punto de partida: la utilidad de los procesos de evaluación
Desde el Consejo Nacional de Rectores (CONARE), se identifica uno de
los desafíos para la educación superior universitaria estatal
relacionada con el ejercicio de la evaluación que, en términos
generales, requieren estas instituciones y que se dirige a: "Convertir
los resultados de la evaluación, como instrumento de gestión, en una
herramienta útil para hacer más expedita, eficiente y eficaz la toma de
decisiones orientada a garantizar la calidad". (CONARE, 2005, p. 27)
En este enunciado emitido por el CONARE, se identifican algunas de las
características importantes de la evaluación como actividad general y
como disciplina de conocimiento, entre ellas: que la evaluación tiene
resultados aplicables; que se trata de un instrumento de gestión en las
organizaciones y, por ende, en las instituciones universitarias.
Además, representa una herramienta útil para la toma de decisiones y
cuyo fin es garantizar la calidad.
Si se conceptualiza la evaluación como instrumento de gestión, es
pertinente tomar en cuenta que el CONARE identifica algunos retos que
debe enfrentar el conjunto de instituciones de educación superior para
el periodo 2011-2015, entre ellos, uno vinculado con los esfuerzos
evaluativos, en el cual se señala la necesidad de implementar
estrategias que mejoren la rendición de cuentas y el reporte de logros
a los diferentes sectores de la sociedad (CONARE, 2011, p. 35).
En el desafío que identifica el CONARE, se pone en evidencia la
necesidad de reportar, a los diversos sectores sociales, los logros,
que reflejan las responsabilidades de las universidades con la
sociedad. De ahí que, como instrumento de gestión, los procesos
evaluativos contribuyen a evidenciar el quehacer universitario de
frente a la sociedad que le da sustento, es decir no solo en la gestión
interna universitaria, sino en su proyección a la sociedad que le
alberga.
Como herramienta para la toma de decisiones, la evaluación genera
datos, opiniones y resultados que orientan las decisiones a lo interno
de la institución con el propósito de garantizar la calidad.
El Plan de Desarrollo Institucional de la Universidad de Costa Rica
2008-2012 señala, dentro del Eje de Gestión Institucional, como factor
clave la planificación y la evaluación, y ciertas acciones que
contribuyen a la gestión; por ejemplo, la acción estratégica 3.1.2.
sugiere que se implementen modelos de evaluación (rendición de cuentas
y mejoramiento) para la toma de decisiones (UCR, OPLAU, 2008, p. 57).
En esta acción estratégica se conciben 2 grandes prácticas que se
sustentan en la evaluación: la rendición de cuentas y el mejoramiento
continuo, las que, a su vez, coadyuvan a garantizar la calidad de esta
Universidad.
En cuanto a la garantía de la calidad en las instituciones de educación
superior, en los últimos años han tomado relevancia los procesos de
autoevaluación, acreditación y reacreditación en el conjunto de las
instituciones de educación superior, con sustento en contextos más
amplios, nacionales e internacionales, con el fin de garantizar la
calidad de las universidades.
Como señala Santos Guerra (1999, p. 41), existe una perspectiva de
evaluación de la institución universitaria, cuya finalidad se dirige a
una dimensión institucional, y se relaciona con lo siguiente: "Para que
la Universidad sea una institución que aprende y no sólo una
institución que enseña, necesita abrirse a las preguntas de la
evaluación, recibir información rigurosa a que da lugar y comprometerse
con un cambio consecuente".
En este sentido, parece oportuno desarrollar procesos de evaluación no
solo dirigidos a conocer los resultados de los esfuerzos
universitarios, sino a aquellos que se encaminen a sugerir cambios para
el mejoramiento continuo. Más allá de la rendición de cuentas como
perspectiva bastante utilizada desde los procesos de gerencia, de
gestión y de administración de los recursos públicos, la noción del
mejoramiento continuo conduce, más fehacientemente, a la continua
revisión, al aprovechamiento de las experiencias contenidas en las
organizaciones y a la responsabilidad de las instituciones públicas.
Desde el enfoque cualitativo de la evaluación, se sustentan también
otras aplicaciones de los procesos, tales como: la participación, el
aprendizaje, el conocimiento compartido y el empoderamiento de las
personas involucradas. Dichos procesos representan el valor agregado
que aporta la evaluación como disciplina de conocimiento.
Asimismo, bajo el enfoque de la evaluación persuasiva que señala Ernest
House (1997), la evaluación se perfila como un acto de argumentación
más que de demostración. Expone este autor, que no sería prudente
solicitarle a la evaluación que emita conclusiones definitivas, pero sí
podría llevar a proposiciones necesarias, convencer a un público
concreto, en lugar de convencer de manera absoluta, y emitir tesis más
o menos creíbles. Es en esta lógica argumentativa y persuasiva que se
puede aumentar la comprensión apropiada de destinatarios concretos (pp.
70-71).
Se considera pertinente señalar el enfoque de la evaluación persuasiva
que sostiene este autor para el análisis evaluativo desarrollado en la
Vicerrectoría de Acción Social, en el tanto que se recurrió a un
esfuerzo más de argumentación que de demostración10.
2.5 La evaluación pluralista y el enfoque cualitativo
Para aclarar el enfoque del estudio es pertinente señalar que se
inscribe en una lógica de evaluación pluralista, en tanto esta última
favorece una perspectiva más política:
La evaluación pluralista representa el reconocimiento de la naturaleza
política de la evaluación. A diferencia de la concepción
racionalista-científica, este modelo rechaza la idea de evaluación
imparcial y objetiva de los resultados de un programa, para centrarse
en la importancia de los valores y de las opiniones de la pluralidad de
actores que tienen que ver con un programa. (Ballart, 1992, p. 153)
Ballart contribuye a destacar las siguientes características esenciales
de la evaluación pluralista (p. 154):
- Se involucran los distintos actores e instancias participantes.
- Se responde a las necesidades de información del conjunto de actores.
- El carácter flexible y adaptativo reconoce la condición cambiante de
los programas públicos.
- Como estrategia, se utiliza variedad de fuentes de datos,
documentales, entrevistas, discusiones de grupo, observaciones y otros
que contribuyen a conseguir familiaridad con el programa y sus actores.
- Se examina la experiencia concreta de los actores involucrados, sus
opiniones y argumentaciones.
- La persona que evalúa desempeña un papel de facilitador y negociador.
Si se retoma la caracterización propuesta por Vargas (2001), con
respecto a los enfoques de evaluación, según su pretensión de análisis
de la realidad, este estudio se aproxima más a la perspectiva de
comprensión de la realidad, en el cual:
(…) se niega la posibilidad del dualismo sujeto-objeto, considerando
más bien la interacción entre lo observado y el observador. Se rechaza
además la aproximación experimental, el control y la manipulación, y se
busca la interacción y puesta en común de las construcciones
individuales y grupales mediante procesos hermenéuticos que provoquen
la interacción de los involucrados. (Vargas, 2001, p.40)
Agrega esta autora que, desde esta orientación,
la persona que evalúa asume un papel facilitador que tiene como fin
aclarar las reconstrucciones emergentes que surjan en el proceso, por
parte de los diferentes grupos involucrados. La persona que evalúa es
participante clave pues se encarga de reconstruir las realidades de las
diferentes personas con respecto a lo evaluado. (Vargas, 2001, p. 40)
Desde el sustento particular de la evaluadora, una de las premisas
fundamentales se refiere al carácter pedagógico del ejercicio de
evaluar, en el sentido de que se provocan y se instalan nuevos
aprendizajes para todas las personas involucradas. Las personas que
hasta ese momento realizan la valoración del desempeño en los
proyectos, poseen experiencias y conocimientos acumulados, relevantes
para realimentar el ejercicio de análisis, mejora y actualización de
los procesos.
Para la referencia a la evaluación cualitativa se retoman
planteamientos de Ian Shaw, entre ellos que este tipo de evaluación se
realiza por medio de un contacto intenso en el campo, durante el cual
la función del investigador es alcanzar una perspectiva general de la
cultura y del contexto del objeto de estudio, así como la
característica de que en lo particular se sitúa un tema general.
Este autor identifica como rasgo importante de la evaluación
cualitativa, su carácter interpretativo, en el que la persona que la
realiza puede conseguir los datos sobre las percepciones de los actores
locales mediante un proceso de profunda cortesía, comprensión empática
y suspensión de las percepciones propias sobre los temas de que se
habla, en las que intervienen mucho el juicio y la persuasión mediante
la razón (Shaw, 2003, pp. 30-32).
De las características reseñadas del enfoque cualitativo, se retoma la
formulación de recomendaciones para las acciones presentes y para
mejorar las acciones futuras, puesto que en la Universidad de Costa
Rica, como institución pública, los procesos que se desarrollan en
acción social deben contribuir a la excelencia y a las transformaciones
que la sociedad requiere, según lo reza el Estatuto Orgánico.
Desde la tipología de evaluación,11 según el momento cuando se realiza,
se trató de una evaluación de proceso, por lo que se procedió a la
revisión de los mecanismos mediante los cuales se otorga una
calificación por el desempeño de la persona, en uno o varios proyectos
de acción social, durante la ejecución del proyecto.
La lógica formativa en la evaluación de proceso conlleva a la revisión
de las acciones que se están ejecutando. En el caso del estudio
evaluativo, se desarrolló durante el proceso de ejecución de las tareas
evaluativas que realiza el personal asesor.
3. Metodología
El análisis cualitativo desarrollado para la Vicerrectoría de Acción
Social, se dirigió a realizar un estudio12 al proceso mediante el cual
se otorga un determinado puntaje a la función que desarrollan las
personas ejecutoras de los proyectos. De ahí que se sostiene que el
proceso llevado a cabo resulta más congruente con una investigación
evaluativa o un estudio evaluativo, que con una evaluación en sentido
estricto.
El estudio, de carácter evaluativo, tuvo como punto de partida el
conocimiento del instrumento, los criterios, las acciones vinculadas y
la ponderación, acciones todas que realizan las personas asesoras de la
Vicerrectoría, quienes son las responsables de aplicar el instrumento
con el fin de calificar la acción social para efectos de Régimen
Académico.
Se propició una discusión colectiva sobre el proceso y el instrumento,
para obtener un consenso sobre la ponderación que cada persona asigna,
según el rubro por valorar en el instrumento con el personal
profesional de la Sección de Extensión Docente, por la preocupación
permanente sobre la manera en que se aplica el instrumento vigente y la
claridad que se requiere acerca de las repercusiones de dicha tarea.
Además, se consideró la cantidad de proyectos de dicha Sección, así
como la complejidad y la diversidad de los proyectos que ahí se
inscriben, complejidad derivada del variado alcance de los proyectos,
sus propósitos, y las particularidades de su gestión financiera, por
ejemplo, en los proyectos bajo la modalidad de vínculo externo
remunerado.
Se recurre a la estrategia de los Grupos de discusión para facilitar el
logro de consensos internos acerca de los criterios para ponderar cada
ítem de manera estándar. La guía generadora para la discusión fue
precisamente el instrumento vigente y el aporte de ejemplos concretos
provino de programas o proyectos presentados para la referida
calificación. En el primer esfuerzo de análisis del instrumento vigente
se logró, a manera de interpretación de cada ítem, un instrumento
“espejo”.13 Esta herramienta resultó relevante y necesaria para ponerla
en práctica mientras el estudio concluía y vale señalar que se
constituyó en una guía práctica para resolver, al menos desde la
Sección de Extensión Docente, las solicitudes de calificación que
ingresan en cada ciclo lectivo a la Vicerrectoría.
De seguido, se realizan esfuerzos para la triangulación de los
criterios con la colaboración del personal de las secciones de Trabajo
Comunal y Extensión Cultural de la Vicerrectoría. El análisis
documental recurrente resultó crucial para fundamentar el estudio de
evaluación y configurar el producto terminal del proceso de análisis.
El proceso de consulta, de triangulación y de validación conduce a la
elaboración de un instrumento nuevo que responda a las necesidades
actuales de la Vicerrectoría, lo que exige la fundamentación desde
algunos ejes principales y las dimensiones para calificar la acción
social, así como los criterios e indicadores para otorgar determinado
puntaje.
El esquema 1 resume las fases que se identifican en el estudio
evaluativo
Como se observa, algunas de las fases son recurrentes, por ejemplo, el
análisis documental llevado a cabo durante el estudio y las tareas de
validación, que forman parte de un esfuerzo constante por diseñar una
propuesta útil para atender la necesidad de contar con parámetros
estándares al calificar la labor de acción social de quienes planifican
y ejecutan programas y proyectos.
El siguiente apartado representa el esfuerzo de organizar los
resultados, que también se constituye en un esfuerzo de integración,
acomodamiento y orden sistemático, lógico y persuasivo del estudio,
puesto que la investigación se asume como un proceso recurrente,
dialéctico y riguroso.
4. Resultados y Análisis
La revisión de los criterios y parámetros que contiene el instrumento
vigente para calificar las funciones de acción social, permitió generar
un replanteamiento completo del instrumento. Tomando en consideración
que la interpretación de cada criterio fue construida por quienes
participan en el otorgamiento de la calificación en la Vicerrectoría,
se vislumbró que el estudio de evaluación debería aportar criterios,
ponderación, variables e indicadores para actualizar dicho
instrumento.14
Se presenta en el siguiente acápite una propuesta de ejes y criterios
de evaluación, con el fin de que sean tomados en cuenta para la
actualización tanto del instrumento vigente, como del procedimiento y
las implicaciones para el personal académico, de la evaluación que se
realiza en las secciones internas de la Vicerrectoría de Acción Social.
4.1 Ejes por evaluar en un instrumento actualizado
A continuación se exponen los ejes generales para la evaluación de la
acción social que desarrolla el personal docente universitario. Estos 4
ejes se sustentan en los lineamientos emanados del Consejo Nacional de
Rectores (CONARE), en su documento Plan Nacional de la Educación
Superior Universitaria Estatal 2006-2010, así como en las Políticas de
la Universidad de Costa Rica para los años 2010-2014, emitidas por el
Consejo Universitario.
De igual forma, se han utilizado para la fundamentación de estos ejes
el Plan de Desarrollo Institucional de la Universidad de Costa Rica
para el período 2008-2012, el documento Vinculación del Plan de
Desarrollo Institucional 2008-2012 con las Políticas Institucionales
2008 y 2009, el documento Políticas institucionales y directrices
operativas para los años 2010-2014.
Asimismo, se revisaron documentos de trabajo de la Vicerrectoría de
Acción Social, como la Matriz para valoración de nuevas propuestas
(UCR, VAS, s.f.) y el documento de trabajo elaborado en la Sección de
Extensión Docente (documento espejo).
Se propone que la evaluación de las actividades de acción social se
realice a partir de los siguientes ejes:
1. Vínculo con la sociedad: este es el componente central de la acción
social y la extensión universitaria, pues es el mecanismo mediante el
cual la Universidad ofrece su conocimiento a la sociedad que le alberga
y le sustenta.
2. Poblaciones, ambientes y sectores vulnerables: este componente es
fundamental en la actividad de acción social, pues se corrobora el
interés y propósito universitario de contribuir a las transformaciones
que la sociedad requiere. En este eje se privilegian poblaciones,
ambientes y sectores a los que la Universidad puede beneficiar.
3. Vínculo académico: se refiere a la articulación de las actividades
sustantivas universitarias; este es otro de los componentes importantes
por evaluar, pues se expresa el quehacer sustantivo de la institución.
Dichas actividades consideradas en interrelación dinámica, al quehacer
interno y a la misión institucional, mediante la organización de
acciones sustantivas.
4. Gestión académico-administrativa: este eje se propone para
considerar el desempeño de quienes organizan proyectos que se expresan
mediante funciones de acción social. Los profesores y las profesoras
desempeñan estas actividades de vínculo con la sociedad mediante la
planificación, la ejecución y la evaluación de proyectos, programas y
actividades concretas, por lo cual se plantean aquí algunos mecanismos
para evaluar el desempeño.
Se presenta a continuación, en la Tabla 1, una breve fundamentación de
cada uno de estos ejes.
4.2 Registro y consulta de las evidencias:
Además del planteamiento de los ejes, se propone la recolección y
verificación con las evidencias requeridas para realizar la evaluación
de las funciones de acción social, de ahí que en la Tabla 2 se proponen
algunos de los documentos necesarios para el registro de las evidencias:
Este listado de evidencias contribuirá a emitir una ponderación más
objetiva en cada uno de los criterios propuestos, al existir registro
de la documentación consultada y las pruebas que sustentan la
asignación de un puntaje. Esto, incluso, favorecerá la resolución de
reclamos y apelaciones.
Es importante reiterar que la propuesta del nuevo instrumento para
calificar la labor de acción social, se integra a partir de la
definición de los ejes centrales en la documentación oficial, así como
con la experiencia y los señalamientos ofrecidos por el personal
técnico y profesional de la Sección de Extensión Docente.
Asimismo, se aclara que el planteamiento de preguntas orientadoras en
cada criterio evaluativo pretende facilitar el ejercicio de valoración
que la persona realiza para otorgar un determinado puntaje. En la Tabla
3 se plantea el eje por evaluar, los criterios y las preguntas que
orientan la ponderación.
5. Conclusiones
La complejidad de la estructura universitaria incide en la diversidad
de los esfuerzos de acción social; por ende, los criterios para evaluar
dichos esfuerzos deben ser lo suficientemente homogéneos para realizar
una evaluación lo más objetiva posible.
En este sentido, se requiere fortalecer los procesos de evaluación, los
instrumentos de calificación y las técnicas en la recopilación de
datos, tanto para el seguimiento como para la evaluación final o
evaluación de resultados. Además, debe existir coherencia y claridad en
las distintas secciones de la Vicerrectoría de Acción Social, en lo
referente a la evaluación de la formulación de los proyectos que
presenta la población docente universitaria, con el fin de desarrollar
proyectos de vínculo con la sociedad, así como dotar de mecanismos
unificados a las unidades académicas para que, desde cada
particularidad disciplinar, se adquieran criterios con el fin de que el
aval que remiten las Comisiones de Acción Social, incluya el fundamento
de la actividad que vincula a la Universidad con la sociedad.
Los ejes fundamentales para calificar la acción social como quehacer
sustantivo, deben estar sustentados en las directrices generales para
la educación superior, provenientes tanto del Consejo Nacional de
Rectores como de la Universidad de Costa Rica. De la misma manera, las
políticas universitarias que emanan del Consejo Universitario, dan
sustento al accionar de la institución, por lo cual las directrices de
la Vicerrectoría deben acoger los lineamientos derivados de esos
instrumentos generales de gestión.
La Vicerrectoría de Acción Social ha desarrollado distintos esfuerzos
de estrategias, directrices y lineamientos, que aparecen diseminados en
las secciones y unidades que componen esta Vicerrectoría, de forma que
el estudio evaluativo que se desarrolló fortalece la discusión para
sustentar ejes generales, criterios específicos de evaluación, así como
variables y preguntas por cotejar, vinculadas con las directrices, las
políticas y los lineamientos que ha dictado esta instancia. Este
análisis solo fue posible con la participación del personal
técnico-profesional de la Vicerrectoría, especialmente de la Sección de
Extensión Docente.
El propósito compartido se dirigió a modificar la lógica evaluativa
como mecanismo de control, y propiciar un ejercicio evaluativo para
mejorar y potenciar los logros, para recopilar los aprendizajes y
reconocer los esfuerzos del vínculo Universidad - sociedad.
La nueva propuesta es un insumo para una labor rigurosa que se sugiere
que puede liderar la Vicerrectoría de Acción Social.
La calificación que se otorga de las funciones desempeñadas en acción
social tiene repercusiones académicas y salariales; estas últimas con
mayor peso para el personal en Régimen Académico. A pesar de que la
situación del interinazgo en la Universidad de Costa Rica es un
fenómeno estructural, desde la Vicerrectoría de Acción Social se
podrían promover otros incentivos para que el personal interino
participe en este tipo de actividades, tales como fondos específicos,
fondos concursables, publicaciones especiales, pasantías, intercambios
académicos, entre otros.
Para valorar las funciones desempeñadas en acción social, es importante
el registro y las evidencias que fundamentan el otorgamiento de
determinados puntajes. Las personas interesadas en obtener esta
calificación deben contar con la información precisa acerca de los
aspectos que se considerarán y evaluarán. Y las personas que realizan
la calificación para someterla luego al proceso en la Comisión de
Régimen Académico, requieren el apoyo instrumental para realizar el
procedimiento de la forma más objetiva posible.
Un nuevo instrumental debe retomar la evaluación que efectúan las
Comisiones de Acción Social o los Comités Científicos en el momento
cuando se otorga el aval para la inscripción y desarrollo de un
proyecto o iniciativa. La aprobación proveniente de cada disciplina y
área de conocimiento es relevante, por cuanto en la Vicerrectoría no se
puede tener evaluadores de todas las áreas y disciplinas. Por ello,
conviene aprovechar la capacidad instalada y el conocimiento
especializado en cada unidad académica y unidad de investigación, para
contribuir a la evaluación de la acción social universitaria.
En congruencia con lo anterior, el instrumento de calificación no será
suficientemente útil hasta que no exista consenso entre las secciones
de la Vicerrectoría en cuanto a los estándares mínimos que se exigen
para evaluar la labor de acción social. En otras palabras, el
instrumento tendrá validez en la medida en que las personas asesoras de
la Vicerrectoría analicen los criterios y las variables que contiene, y
en tanto se proceda a un análisis riguroso no solo del instrumental,
sino de los procedimientos, las personas responsables y las
implicaciones para este quehacer universitario.
La propuesta del nuevo instrumento puede ser vista además como una
excitativa a la apertura de una discusión mucho más amplia en la
Universidad, como institución que se rige bajo los principios de
excelencia, transparencia y mejoramiento continuo.
Como corolario, desde la particularidad de la evaluación de programas y
proyectos de desarrollo, el estudio evaluativo con enfoque pluralista,
cualitativo y persuasivo, muestra una manera útil de acercarse a una
realidad institucional, la cual resultó pertinente para quienes toman
decisiones.
Se confirma la relevancia de los procesos de indagación cualitativa,
con los cuales se pretendió dejar asentadas estrategias, habilidades y
conocimientos para afrontar y mejorar el proceso en su conjunto.
El aprendizaje desde la disciplina de evaluación de programas y
proyectos, no solo se remite al diseño y a la ejecución de una
propuesta de investigación evaluativa, sino también a las destrezas y
las habilidades para enfrentar diversos escenarios de negociación,
facilitación y dirección de procesos, de sistematización de resultados,
pero sobre todo, de persuasión desde la lógica evaluativa, la cual se
concluye como relevante en los contextos institucionales cambiantes que
exigen constantemente el acto de evaluar.
Notas y Citas
2 La síntesis que plantea este artículo proviene de los resultados del
estudio evaluativo, con el cual la autora finaliza en 2013 la formación
de posgrado en la Maestría en Evaluación de Programas y Proyectos de
Desarrollo de la Universidad de Costa Rica, y que se denomina Estudio
evaluativo sobre la calificación de la acción social para puntaje en
Régimen Académico de la Universidad de Costa Rica: una propuesta de
actualización.
3 Este Reglamento fue aprobado en la sesión N° 2869-17, del 16 de
febrero de 1982; publicado en La Gaceta Oficial 76-82, del 22 de abril
de 1982; De conformidad con la sesión 3228-13 del Consejo Universitario
celebrada el 23 de octubre de 1985, se publica en La Gaceta
Universitaria 16-85, del 19 de diciembre de 1985. La edición vigente de
este Reglamento incluye una modificación parcial aprobada en la sesión
N.° 5297-11, del 14 de octubre de 2008.
4 La condición de propiedad contraria a la condición de nombramiento
interino.
5 Estatuto Orgánico de la Universidad de Costa Rica, capítulo VII
áreas, Título II Estructura y Gobierno.
6 En el Estatuto Orgánico de la Universidad de Costa Rica, Capítulo IX
–Sedes Regionales–, Artículo 108 bis, se señala que las Sedes
Regionales son instancias que dependen de la Rectoría y se dirigen a
ampliar las oportunidades de realización de la actividad universitaria
en las diferentes regiones del país.
7 Estatuto Orgánico de la Universidad de Costa Rica Capítulo VII.
ARTíCULO 70.-Las áreas, integradas por Facultades afines, son las
siguientes: a) Artes y Letras, integrada por las Facultades de Bellas
Artes y Letras. b) Ciencias Básicas, integrada por la Facultad de
Ciencias. c) Ciencias Sociales, integrada por las Facultades de
Ciencias Económicas, Ciencias Sociales, Derecho y Educación. ch)
Ingeniería, integrada por las Facultades de Ingeniería. d) Salud,
integrada por las Facultades de Farmacia, Medicina, Microbiología y
Odontología. e) Ciencias Agroalimentarias, integrada por la Facultad de
Ciencias Agroalimentarias (UCR, 2001, 16).
8 Universidad de Costa Rica, Vicerrectoría de Investigación: La
investigación en la Universidad de Costa Rica. Disponible en
www.vinv.ucr.ac.cr
9 En el boletín electrónico Enlaces del Consejo Universitario, se
informa que ese órgano Colegiado aprobó recientemente la creación de 4
nuevas unidades de investigación de la Universidad de Costa Rica (UCR),
una de ellas, en la Sede de Occidente. Se trata de los centros de
investigaciones en Diversidad Cultural y Estudios Regionales,
Neurociencias y Ciencias del Movimiento Humano, así como el Instituto
de Investigación en Artes (Enlaces N.º 50, octubre-noviembre 2012).
10 Ernest House en su obra Evaluación, ética y poder sostiene que la
evaluación persuade más que convence, argumenta más que demuestra y es
más creíble que cierta (1997, p. 72).
11 Para Niremberg, Brawerman y Ruiz, existe una distinción clásica
entre evaluación ex ante y evaluación ex post que proviene de la
tradición económica y se traslada a las ciencias sociales. Argumentan
que se introdujo también una diferenciación relacionada con el tipo de
evaluación que se realiza durante la ejecución del proyecto, denominada
de muy diversas maneras: de progreso o proceso, de gestión,
concurrente, concomitante, intermedia, de operación, entre otras
(Niremberg, Brawerman y Ruiz, 2003, pp. 53-55).
12 La autora aclara que en el estudio desarrollado en la Vicerrectoría
de Acción Social no se pretendió hacer la evaluación de un programa, un
proyecto o una política institucional, sino llevar a cabo un estudio al
proceso mediante el cual se otorga un determinado puntaje a la función
que desarrollan las personas ejecutoras de los proyectos, ya que esa
instancia universitaria tiene como tarea remitir esa calificación a la
Comisión de Régimen Académico.
13 Se definió como instrumento espejo un documento que resulta del
análisis del instrumento vigente, que a manera de guía, ofrecía cada
ítem la explicación de cómo se pondera.
14 El análisis de la información recopilada en la Sección de Extensión
Docente, la validación en las instancias internas de la Vicerrectoría,
así como inquietudes documentadas desde algunas Comisiones de Acción
Social y talleres específicos desarrollados desde la Vicerrectoría,
confirmaron el requerimiento de plantear un instrumento con ejes,
criterios y ponderaciones para calificar, de la manera más objetiva
posible, las labores de acción social para efectos de puntaje en el
Régimen Académico.
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Sociales año II-III, número 93-92. Universidad de Costa Rica.
Correspondencia a:
Yensi Vargas Sandoval. Investigadora de la Universidad de Costa Rica, en el Instituto de
Investigación en Educación y en la Escuela de Sociología de la
Universidad Nacional de Costa Rica. Dirección electrónica:
yensi.vargas@ucr.ac.cr
Artículo recibido:23 de abril, 2014 Enviado para corrección: 30
de junio, 2014 Aprobado: 31 de julio, 2014