La Orientación del Aprendizaje para la Toma Estratégica de Apuntes en
Estudiantes Universitarios
Learning Orientation for Taking Strategic Notes on University Student
Isaac Iran Cabrera Ruiz1 Yoisel Eguino de la Paz2 Mirelis Jiménez
González3
1 Doctor en Ciencias Pedagógicas, Profesor de la Facultad de Psicología
de la Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas. Dirección
electrónica isaacicr@uclv.edu.cu
2 Profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad Central
"Marta Abreu" de Las Villas, Cuba. Licenciado en Psicología.
3 Subdirectora académica y profesora del Centro de Superación para la
Cultura, Villa Clara, Cuba. Licenciada en Filología.Dirección para correspondencia
Resumen
El artículo científico fundamenta teórica y metodológicamente un
sistema de orientación para la toma estratégica de apuntes, a partir de
la teoría planificada de las acciones mentales que integra la
concepción de aprendizaje estratégico, desde un enfoque del sujeto que
aprende, así como la concepción didáctica del proceso de aprendizaje.
El sistema para la toma estratégica de apuntes se estructura en 3 bases
orientadoras de la acción, que contienen una síntesis representacional
de la acción y las condiciones de su realización con respecto al
enfoque estratégico en el aprendizaje, el uso de técnicas y la
perspectiva estratégica para tomar apuntes. Contiene, además,
indicaciones metodológicas para la orientación de la toma estratégica
de apuntes que abarca la lógica, lo pedagógico y lo psicológico. Los
resultados forman parte de una investigación realizada en la
Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas en Santa Clara, Cuba,
en 2013. El sistema de orientación fue evaluado por criterio de
evaluadores externos, incluyéndose las mejoras correspondientes.
Constituye, como resultado científico, la plataforma para elaborar
medios de enseñanza dirigidos al desarrollo de la toma estratégica de
apuntes.
Palabras clave: orientación del aprendizaje, estrategias de
aprendizaje, toma de apuntes, docencia universitaria, Cuba
Abstract
The scientific paper theoretically and methodologically based system
for strategic guidance note taking from the theory of planned actions
that integrates mental conception of strategic learning from a
perspective of the learner and the learning design process learning.
The system for strategic note-taking is organized in 3 guiding action
bases containing a representational synthesis of action and the
conditions of its performance against the Strategic approach to
learning, the use of technical and strategic perspective to take notes.
It also contains methodological guidance for targeting strategic note
taking covering logic, pedagogical and psychological. The results are
part of a research conducted at the Central "Marta Abreu" of Las Villas
University in Santa Clara, Cuba in 2013. Guidance system was evaluated
by external evaluators introduced criterion corresponding improvements.
It is, as a scientific result, the platform for the development of
teaching aids aimed at developing strategic note taking.
Keywords: learning orientation, learning strategies, taking notes,
university teaching, Cuba
1. Introducción
La toma de notas o apuntes constituye el recurso por excelencia que
utilizan los estudiantes universitarios en sus procesos de aprendizaje.
Múltiples investigaciones muestran la importancia del enfoque
estratégico en esta actividad. Autores como Peper y Mayer (1978, 1986,
citados en Monereo y Pérez, 1996), señalan cómo estas pueden
incrementar la atención y el interés estudiantil sobre el tema tratado,
estimulan el nivel de procesamiento de la información a un nivel más
acabado, y facilitan la vinculación del contenido con conocimientos
previos del estudiante. Asimismo, Espino y Miras (2010) demostraron la
correlación existente entre el nivel de elaboración personal de los
apuntes y los resultados en el aprendizaje, donde a mayor nivel de
elaboración, mejores resultan las calificaciones alcanzadas.
Monereo y Castelló (1999) consideran que los estudiantes estratégicos
suelen ajustar su conducta a un conjunto de condiciones tales como el
tipo de evaluación que se implementa en la asignatura, a la existencia
o no de base material de estudio, la naturaleza del contenido dado, la
importancia relativa de la materia y el interés o novedad de la
temática tratada. Estos estudiantes recuperan sin dificultad la
información correspondiente a determinada unidad temática ante la
demanda de su recuerdo, y suelen estudiar sus apuntes días antes de
realizar una prueba, lo cual les sirve para recomponer los contenidos
recibidos en clase, convirtiéndose sus apuntes en un extracto que
establece rápidamente conexión con los datos almacenados en la memoria.
A pesar de la significación analizada de la toma de apuntes en el
aprendizaje, predomina en los estudiantes universitarios la carencia de
un enfoque estratégico con respecto a la toma de apuntes o notas, según
demuestran Monereo y Pérez (1996).
En esta dirección, el estudio de caso realizado por Eguino (2013),1 con
una muestra constituida por 9 estudiantes universitarios de la Facultad
de Psicología de la Universidad Central "Marta Abreu" de las Villas,
específicamente de la carrera de Psicología y pertenecientes al 2do,
3er y 4to año de la carrera, arrojó como principales regularidades:
•
Los estudiantes tienden a anotar de forma exhaustiva todo lo que el
profesorado da en clases y no una síntesis del discurso de este último,
lo que lleva a que la copia rápida del material expuesto en clases se
convierta una herramienta clave para guardar la mayor información
posible.
•
Entre las técnicas para tomar apuntes, constituyen las más utilizadas
la elaboración de resúmenes y la anotación o el resaltado de palabras
claves, por el ahorro en tiempo y espacio.
•
Se identificó que la organización de la información, la ampliación de
los apuntes, la reflexión sobre lo anotado y el garantizar la calidad
de las notas de forma general, no son muy utilizadas por los
estudiantes. Dentro de ellas, la organización de la información y la
reflexión sobre lo anotado son las más empleadas; la primera destaca
temáticas generales y hace uso, además, de la señalización de la
información más importante mediante el subrayado; la segunda, a través
de la revisión de lo anotado y la corrección de posibles incoherencias,
además del planteamiento de interrogantes al respecto.
Estos resultados evidencian que el alumnado estudiado no seguía una
actuación estratégica al tomar apuntes, lo cual condujo a la proyección
en la necesidad de contribuir al desarrollo de estrategias de
aprendizajes en estudiantes universitarios.
Precisamente, las estrategias de aprendizaje han devenido en un campo
de estudio importante de las ciencias como la Psicología y la
Pedagogía, en sus respectivas contribuciones a la formación de
profesionales. El conocimiento científico y tecnológico progresa
geométricamente y su introducción en los procesos productivos de las
grandes empresas es rápida, acortándose la vida útil de tecnologías y
productos. Incluso, como señala Tünnermann (2010), para la mayoría de
los empleos de alta calificación, lo aprendido en la etapa de formación
tiene hoy una vida útil de entre 5 y 10 años.
En este sentido, como refiere Cabrera (2009), la acelerada
obsolescencia del conocimiento y la imposibilidad de ampliación
infinita y marcha sincrónica del currículo2 al ritmo que la ciencia
reclama, en la formación profesional, el desarrollo de conocimientos
pertinentes3 con el empleo, según Menchinskaya y Sabutorova (1988), de
métodos de enseñanza que permitan el más alto desarrollo intelectual y
la adquisición de habilidades para alcanzar conocimientos de forma
independiente.
De hecho, el alumnado universitarios no solo se apropian de la cultura
a partir de procesos de aprendizaje que les permiten el dominio
progresivo de los objetos y sus usos, de los modos de actuar, de pensar
y de sentir, sino también, como señalan Castellanos, D., Castellanos,
B., Llivina y Silverio (2001), de las formas de aprender vigentes en
cada contexto histórico.
El alumnado necesita aprender a aprender durante el proceso formativo,
apropiarse, junto de los conocimientos pertinentes que tributen al
modelo del profesional, de conocimientos que permitan el aprendizaje de
esos conocimientos pertinentes y de los nuevos a los que tendrá que
acceder durante su vida. Siguiendo a Santana (2009), es posible
percatarse de que la idea del aprendizaje autónomo y las estrategias de
aprendizaje no es tan reciente como suele pensarse, pues el principio
de aprender a aprender, ya constituía en la década de 1970, un
propósito para el trabajo en los distintos niveles educativos ante el
fracaso escolar.
Para denominar el reajuste que requiere el aprendizaje a tono con las
actuales demandas, González, M. A. (2012) identifica una serie de
expresiones que han sido acuñadas: autoaprendizaje, autoeducación,
autodirección, metacognición, aprendizaje autogestionado, aprendizaje
autorregulado, aprendizaje andragógico, aprendizaje planificado,
aprendizaje autoorganizado y aprendizaje autónomo. La idea central que
puede extraerse de estas preocupaciones es que el proceso de enseñanza
aprendizaje debe tributar al desarrollo de la autonomía, el crecimiento
personal y el profesional.
De este modo, el tema de las estrategias de aprendizaje ha emergido en
el contexto científico como una necesidad transversal al proceso de
enseñanza aprendizaje, ganando en relevancia y significación, lo cual
es sistematizado por Marugán, Martín, Catalina y Román (2013), al
sistematizar las producciones de autores en torno a las categorías de
análisis, aportaciones, diseño de programas y pautas de entrenamiento y
trabajos de investigación, alrededor de las cuales agrupa a los autores
más representativos.
Las definiciones con respecto a las estrategias de aprendizaje
evidencian el énfasis en la esfera cognitiva del sujeto, incluso cuando
se contempla la motivación. Entre estas aportaciones, como señalan
Nieves, Otero y Molerio (2007), se ha impuesto la concepción
constructivista en el ámbito universitario, como alternativa en los
planteamientos educativos para el desarrollo de la autonomía en el
aprendizaje, desde un enfoque estratégico de la enseñanza y el
aprendizaje.
Es cierto, según apuntan las autoras, el predominio de la orientación
hacia el cognitivismo, superado en la comunidad discursiva de nuestros
contextos educativos, pero arraigado en las prácticas educativas. De
este modo, se revela, no la necesidad de renunciar al enfoque
estratégico, sino a un adecuado posicionamiento en el sujeto que
aprende, en la unidad de la cognitivo y lo afectivo, donde la
autonomía, como señalan Nieves, Otero y Molerio (2007), supone madurez
en la intencionalidad del sujeto en su formación personal y
profesional, que trascienda la autoeducación. Sin embargo, ello no
amerita desconocer el papel de la infraestructura cognitiva como
configuración de la personalidad en la autoeducación, ni su papel en el
enfoque estratégico como elemento de autonomía para aprender.
2. Fundamentos teórico metodológicos para la orientación de la toma
estratégica de apuntes en estudiantes universitarios
2.1 Aprendizaje estratégico
La tesis fundamental en el enfoque constructivista con respecto a las
estrategias de aprendizaje, consiste en el énfasis utilitario para la
optimización del funcionamiento de los procesos cognitivos, o como lo
escribió Poggioli (1989), influir en cómo los individuos seleccionan,
adquieren, retienen, organizan e integran nuevos conocimientos.
Desde los planteamientos de autores como Coll (1996), Palma (1997),
Pozo y Monereo (1999), el aprendizaje estratégico es un proceso de
activación de los procesos cognitivos en función de la adquisición de
conocimientos de manera significativa, donde el sujeto actúa de modo
metacognitivo como momento de regulación de su desempeño intelectual.
Ser estratégico en el aprendizaje implica la reflexión sobre el
aprendizaje para perfeccionar el proceso cognitivo seguido, así como la
intencionalidad y decisión con respecto a las exigencias y demandas en
el proceso de aprendizaje.
Como ya señalamos, este enfoque amerita un posicionamiento del
aprendizaje estratégico en el sujeto que aprende, así como una
diferenciación entre aprendizaje estratégico y autonomía en el
aprendizaje.
La autonomía no puede reducirse al aprendizaje estratégico, aunque este
sería una dimensión de aquella. Tener autonomía en el aprendizaje
implica, entre otros aspectos, como plantean Nieves, Otero y Molerio
(2007), el desarrollo de la autoeducación como proceso intencional del
sujeto, dirigido al autoperfeccionamiento, a la estructuración y
reestructuración de la realidad personal y de la representación que la
persona tiene sobre sí misma; presupone ciertos niveles de madurez y
desarrollo de la personalidad, revelándose la edad juvenil como su
periodo sensitivo, donde el sujeto deviene en autogestor de su propio
desarrollo.
Ahora bien, el enfoque estratégico en el aprendizaje implica comprender
que lo cognitivo forma parte de complejos sistemas de operaciones
inconscientes, que en sus formas superiores se organizan en lo que
González, F. (1997) denomina infraestructura cognitiva del sujeto,
considerándola como organización de elementos estructurales
relacionados con las formas superiores de actividad cognitiva que
intervienen en la producción y organización de la información, a partir
de la expresión intencional del sujeto, la cual tiene en su base los
estilos cognitivos, las capacidades y las diversas formas de
organización y producción de la información a nivel cognitivo.
De este modo, las formas superiores de actividad cognoscitiva
pertenecen a un sujeto cognoscente, expresión de la personalidad como
sujeto de su actividad, conteniendo la unidad de los cognitivo y lo
afectivo, ya que "el proceso cognoscente de la realidad no se puede
separar del momento vivencial, emocional, de la relación del hombre con
el medio, a través del cual se produce este conocimiento" (González, F.
1986, p. 35).
La comprensión del aprendizaje estratégico como dimensión del sujeto,
posibilita superar los reduccionismos en la absolutización de las
estrategias de aprendizaje como elemento cognitivo, redimensionándolas
como formas superiores de actividad cognoscitiva del sujeto.
Desde esta perspectiva personológica, resultan claves los aspectos
teóricos aportados por Monereo (1990), Monereo, Castelló, Clariana,
Palma y Pérez (1997), con respecto a las estrategias de aprendizaje y
que se sistematizan a continuación:
•
Son procesos de toma de decisiones (conscientes e intencionales)
•
Se eligen y recuperan conocimientos para cumplimentar una determinada
demanda u objetivo de aprendizaje
•Se aplican métodos o procedimientos
•Se consideran las características de la situación educativa en que se
produce la acción
El aprendizaje estratégico alude a la adquisición de conocimientos a
través del empleo de estrategias en el proceso de aprendizaje. Las
estrategias de aprendizaje se estructuran sobre la base de un
conocimiento condicional o estratégico, y se expresan a través de la
actuación estratégica.
El conocimiento implica un plano reflexivo valorativo expresado a
través de la reflexión del sujeto; es una categoría que contiene el
producto de la relación del sujeto con la realidad como elaboraciones
subjetivas, y en sus formas más complejas actúa, según González, F.
(1986), como un sistema de relaciones entre conceptos ya formados,
representando así un elemento estable que el sujeto activamente opera y
utiliza. Así, el conocimiento condicional o estratégico contiene
información sobre las situaciones (cuándo, por qué) en que determinado
conocimiento debe activarse para conseguir el objetivo propuesto,
guiando el proceso de toma de decisiones entre diversos cursos de
acción, en correspondencia a determinado objetivo y en un contexto
concreto.
La actuación estratégica hace referencia a la expresión del
conocimiento condicional, a la puesta en práctica de estrategias de
aprendizaje a través de un conjunto de acciones necesarias y
suficientes que realiza el sujeto durante su comportamiento.
Así, el aprendizaje estratégico está determinado por las mediaciones
del conocimiento condicional o estratégico sobre los conocimientos
conceptuales o declarativos (hechos, conceptos, principios), los
procedimentales (componentes prácticos del saber, las acciones) y los
actitudinales (formas de relación con el mundo) en el proceso de
aprendizaje, al utilizar el sujeto intencionalmente el conocimiento de
forma estratégica.
El aprendizaje estratégico es una forma de aprender mediante la toma
consciente e intencional de decisiones sobre los procedimientos más
adecuados en la resolución de una tarea, a partir de la reflexión del
sujeto que aprende, lo cual implica un conocimiento sobre determinados
procedimientos y su empleo, así como su uso ajustado a las exigencias
contextuales y de contenido, y a los continuos cambios que se producen
en la actividad.
Otra de las características significativas del aprendizaje estratégico
es la regulación del sujeto sobre el proceso de aprendizaje, que se
configura como componente metacognitivo en la estrategia de
aprendizaje, el cual se caracteriza, siguiendo a Monereo, et al. (1997)
como un conjunto de autointerrogantes que el alumnado se hace y
responde:
1. Planificación, antes de iniciar la tarea: ¿Cuáles son las condiciones
relevantes de la tarea que he de aprender o debo resolver? ¿Qué
resultado o producto debo obtener?¿Cómo se evaluará? ¿Qué conocimientos
previos pueden ayudarme a enfrentar la tarea? ¿Qué técnicas o
procedimientos pueden ayudarme a lograr los objetivos?
2. Autorregulación (supervisión mientras se realiza la tarea): ¿Me estoy
ajustando a las condiciones de la tarea? ¿Estoy acercándome al
resultado esperado, en los términos apropiados? ¿Estoy superando los
obstáculos que van apareciendo? ¿Doy respuesta a las dudas y
dificultades con las que tropiezo? Las técnicas o procedimientos que
estoy aplicando, ¿me permiten avanzar en la dirección deseada?, ¿qué
otros procedimientos podría emplear?, ¿por qué no los utilizo?
3.
Autoevaluación (una vez finalizada la tarea): ¿He respetado las
condiciones que exigía la tarea?; si volviese a realizar una tarea
parecida, ¿en relación con qué condiciones y de qué modo ajustaría
mejor mi conducta? ¿He alcanzado los resultados esperados?; si volviese
a efectuar esta tarea, ¿cómo interpretaría la demanda y los criterios
de evaluación? ¿He resuelto satisfactoriamente las dificultades
encontradas?; en otra ocasión, ¿cómo actuaría? ¿He utilizado las
técnicas o procedimientos más apropiados?; en una nueva oportunidad,
¿qué procedimientos escogería?
2.2 Orientación del aprendizaje
El aprendizaje permite al individuo apropiarse de los contenidos y las
formas de pensar, sentir y actuar construidas en la experiencia
sociohistórica, con el fin de adaptarse a la realidad y transformarla.
Aprender incluye siempre una actividad de asimilación que tiene lugar
en condiciones concretas organizadas como parte de un proceso
intencionado de enseñanza: el aprendizaje
La teoría de la formación por etapas de las acciones mentales considera
el estudio como un sistema de determinados tipos de actividad, cuyo
cumplimiento conduce al alumnado a los nuevos conocimientos y hábitos,
donde el aprendizaje tiene lugar a través de acciones que posibilitan
la asimilación del objeto de conocimiento. La actividad práctica del
ser humano es la base del conocimiento, por lo tanto, existe una
relación dialéctica entre acciones mentales y actividad práctica, de
modo que las acciones mentales emergen de la actividad práctica, la
cual mediatizan. Las acciones mentales son acciones subjetivas, la
reproducción en el plano de las imágenes de los rasgos esenciales de
acciones materiales.
La acción, siguiendo a Talízina (1988), se divide de acuerdo con su
función, en 3 partes: orientadora, ejecutora y control. La parte
orientadora de la acción se relaciona con la utilización por el sujeto,
del conjunto de condiciones concretas, necesarias, para el exitoso
cumplimiento de la acción dada. La parte ejecutora asegura las
transformaciones dadas al objeto (ideal o material). La parte de
control está dirigida a seguir la marcha de la acción, a confrontar los
resultados obtenidos con los modelos dados, interviniendo en la
corrección necesaria tanto en la parte orientadora como en la ejecutora
de la acción.
Precisamente, la parte orientadora "constituye la instancia directiva
y, en lo fundamental, de ella depende la calidad de la ejecución"
(Galperin, 2000, p.183). Idea confirmada en las investigaciones
desarrolladas por Réstaetova, Galperin y Pántina, Zaporózhets (citados
en Talízina, 1988), donde se demostró que el papel decisivo en la
formación de la acción es la parte orientadora, que está dirigida a la
construcción correcta y racional de la parte ejecutora, y a asegurar la
elección racional de uno de los posibles cumplimientos.
La idea central de esta teoría se resume en que lo propiamente
psicológico de la actividad es la orientación, la cual expresa
anticipación de la ejecución y su dirección, donde la base de los
procesos psíquicos y sus cualidades es la acción mental. En este
sentido, es posible sistematizar los principales planteamientos de
Galperin (1982):
•
El sujeto tiene la capacidad de orientarse por sí mismo y de aprender a
orientarse por los indicadores de instrumentos.
• La actividad orientadora se hace indispensable en los casos en que los
mecanismos que existen o la propia la acción estereotipada son
insuficientes y se necesita señalar de nuevo la acción, o adaptarla a
las condiciones de existencia. Es decir, el sujeto requiere la
actividad orientadora cuando en una situación dada no existen las
condiciones que automáticamente garantizan el éxito.
• La regulación del comportamiento en determinadas situaciones es posible
sobre la base de la imagen de las situaciones.
• La actividad orientadora garantiza la adaptación exitosa de las
acciones a las situaciones individualmente variables, convirtiéndose en
un eslabón clave en el proceso de enseñanza, en la formación de nuevas
acciones.
• Las acciones que el sujeto dirige sobre la base de la orientación en el
plano de la imagen son actos de conducta.
La actividad orientadora consiste en realizar, por parte del sujeto,
"un examen de la nueva situación, confirma o no el significado racional
o funcional de los objetos prueba y modifica la acción, traza un nuevo
camino" (Galperin, 1982, p. 54), para más adelante llevar a cabo un
control efectivo de su realización, en correspondencia con los
indicadores establecidos.
La concepción de Galperin (1982, 1983) es posible sintetizarla en la
idea de que el sujeto tiene la capacidad de dirigir sus acciones sobre
la base de una imagen del campo de estas acciones, las cuales están
dirigidas a un objetivo y se regulan a partir de la imagen de la
situación. Es decir, el sujeto realiza acciones dirigidas a fines, por
la representación que posee de la situación.
Ahora bien, la formación de la acción mental requiere un sistema de
condiciones que posibilite la asimilación de las cualidades
indispensables de la acción. Condiciones que Martínez (2003)
sistematiza como formación de una adecuada motivación de las acciones,
aseguramiento de la correcta ejecución de la nueva acción, formación de
las propiedades deseadas de la nueva acción, y la traslación de la
acción al plano mental.
El cumplimiento de la acción por el sujeto presupone la representación
de esta acción, así como de las condiciones en que se cumple. Relación
que origina la base orientadora de la acción como elemento estructural
sobre el que transcurre la dirección de la acción concreta.
Precisamente, en la formación de la acción, la parte orientadora
determina la rapidez de la formación y la calidad de la acción que se
logra con la formación de la base orientadora de la acción.
La base orientadora de la acción representa, según Talízina (1988), el
sistema de condiciones en que realmente se apoya el sujeto al cumplir
la acción, implica como puntualizó Galperin, una imagen de la acción
por realizar y de las condiciones en que se realizará, es "el conjunto
de condiciones según las que, de hecho, se orienta el alumnado durante
el cumplimiento de la acción" (2003, p. 251).
La parte orientadora de la acción, según Martínez (2003), tiene dos
sistemas: el motivacional y el operacional.
El sistema motivacional está destinado a dar un sentido personal a la
ejecución de la acción, hacer al sujeto vivenciar la necesidad, la
significación de la realización de determinada acción. En esta aun no
entra ningún tipo de acción, y se plantea la necesidad de brindar una
motivación positiva a la actividad, de forma contraria, quedarían
comprometidas el resto de las etapas.
El sistema operacional constituye la representación de la composición
de la acción antes de realizarla, y comprende el conocimiento del
objetivo de la acción y la forma en que se obtendrá el resultado y los
elementos de apoyo necesarios.
De este modo, mediante la representación anticipada de la tarea, se
conforma el plan de la futura acción y así las bases para su dirección.
Esta base orientadora tiene la propiedad de que cuando se da de forma
que otorga las normas generales en función de la realización de
determinado ejercicio, el sujeto ya será por sí mismo, capaz de formar
sus propias bases orientadoras ante tareas similares y, por lo tanto,
orientarse de forma individual ante la acción.
La actividad orientadora tiene como elementos fundamentales las
imágenes y las acciones. Imagen de la acción y la del medio donde se
realiza la acción, se unen en un elemento estructural único, sobre cuya
base transcurre la dirección de la acción. La base orientadora de la
acción posibilita la construcción correcta y racional de la parte
ejecutora, y asegura la elección racional de uno de los posibles
cumplimientos.
El contenido de la base orientadora sirve a los sujetos en el
cumplimiento de la parte orientadora de la acción. No es la forma en
que está representada la base orientadora de la acción lo que determina
su eficacia, sino "el grado de generalización de los conocimientos que
forman parte de ella (puntos de orientación) y de la plenitud del
reflejo en ellos de las condiciones que determinan objetivamente el
éxito de la acción y de cómo es recibida" (Talízina, 1988, p. 88).
2.3 La base orientadora de la acción como dispositivo metodológico para
el aprendizaje estratégico de la toma de apuntes
La base orientadora de la acción implica una imagen de la acción por
realizar y de las condiciones en las cuales va a realizarse la acción.
Su elaboración como dispositivo metodológico para el aprendizaje, debe
contener las unidades fundamentales del material del área dada y las
reglas generales de sus combinaciones en fenómenos concretos, mostrando
el cuadro de las circunstancias, el esbozo del plan de acción, el
control y la concreción de su ejecución.
La base orientadora de la acción debe dar cuenta de las acciones más
específicas que le confieren un carácter preciso, continuo, lógico y
consecutivo a la acción que orienta. En su elaboración debe
especificarse un conocimiento declarativo (imagen de la acción por
realizar) donde se transmita la imagen de la acción, ideas, nociones de
lo que debe hacer, así como por un conocimiento procedimental
(condiciones en las cuales va a realizarse la acción) que muestre las
acciones que en un continuo posibiliten la ejecución, el cumplimiento
de la acción general.
Los componentes de la base orientadora deben ser unidades fundamentales
del material del área dada, y contener las reglas generales de sus
combinaciones en fenómenos concretos. El esquema de la base orientadora
de la acción es un esquema operativo y resume de forma estructurada y
comprensible para el sujeto, el conjunto de los siguientes aspectos,
como sintetiza Domínguez (2005):
•
La representación del producto final de la acción y sus índices
cualitativos
• La representación de los productos parciales y sus índices
cualitativos, así como el orden de ejecución de las acciones
• Las operaciones que permiten llegar a cada producto particular y el
orden de realización de estas o algoritmo
• Las características de los tipos de materiales
• La selección de los instrumentos, ya sean materiales o ideales
•
Las características de los medios y modos de control de la acción.
La generalización del contenido orientador de la base está determinada
por el empleo de las invariantes del conocimiento para la ejecución de
la acción, como se muestra en la Figura 1. Ahora bien, su asimilación
dependerá de la relación entre las posibilidades objetivas de
aplicación del conocimiento y las posibilidades subjetivas del
individuo en cuanto a dicha aplicación. Es el contenido de la base
orientadora de la acción, lo que determina el proceso de generalización
a partir de los puntos de orientación que brinda al sujeto. Lo
importante en la asimilación de los puntos de orientación con un
carácter generalizado, es que el sujeto no aprenda de memoria los
conocimientos que contiene, sino que logre utilizarlos para ejecutar la
acción.
De este modo, la ejercitación debe exigirle al sujeto utilizar el
sistema de conocimientos declarativos y procedimentales que conforman
el contenido de la base orientadora, las microacciones que conforman la
acción.
Otro aspecto medular en la elaboración de la base orientadora de la
acción es su grado de despliegue. Talízina (1985) plantea que toda
nueva acción primero tiene que realizarse en una forma desplegada, para
que se hagan conscientes todos sus eslabones y, posteriormente, se va
abreviando. Del mismo modo, en la asimilación de la base orientadora el
grado de independencia que alcanza el sujeto, estará determinado por el
tránsito de la acción compartida hacia la acción independiente.
2.4 La toma estratégica de apuntes
La toma de apuntes es el procedimiento más utilizado por los
estudiantes universitarios para registrar información relevante en el
proceso de aprendizaje, en el cual se emplean de forma simultánea y
articulada, habilidades como escuchar, escribir y leer. Monereo y
Castelló (1999) señalan la existencia de dos perfiles de anotadores:
los estudiantes copistas y los estudiantes estratégicos, tomando en
cuenta el uso que le dan a la toma de notas como instrumento y
procedimiento de aprendizaje.
Los estudiantes copistas, según Espino y Miras (2010), asumen la toma
de notas desde un punto de vista mecanicista, donde la anotación es un
medio para reproducir la clase como memoria externa, literal y
exhaustiva, requiriendo como condición el ajuste a la velocidad
docente. Por su parte, los anotadores estratégicos utilizan las notas
como guía del aprendizaje y estas son personalizadas y selectivas,
ajustándose a la metodología docente, a la asignatura, al tipo de
contenido que se imparte en ella y al tipo de evaluación.
Monereo (2009) señala que la toma de notas de forma estratégica
representa un lenguaje construido entre lo externo y lo interno; entre
el discurso docente o el contenido de un libro y el discurso propio, al
que se acomoda, lo que supone la facilitación de la apropiación e
interiorización del contenido, al transcurrir el aprendizaje a través
del uso de lenguaje de abreviaturas, símbolos que le son afines al
sujeto.
El apunte representa aspectos relevantes de la cultura del aula en la
cual se elabora, las palabras apuntadas y la forma en que se anotan
expresan determinados acuerdos en cuanto a normas, conceptos,
procedimientos y valores que resultan significativos en un contexto
determinado, el cual es único.
Ahora bien, se puede hablar de una toma estratégica de apuntes,
siguiendo a Monereo (2009, p. 84), cuando "un estudiante selecciona la
información que debe recoger de forma consciente e intencional, es
decir, toma sus decisiones de acuerdo con los objetivos de la tarea que
deberá realizar, ajustándose a algunas de las condiciones relevantes
del contexto de anotación". De este modo, define 4 dimensiones de la
toma estratégica de apuntes en estudiantes universitarios:
•
Organización de la información al anotar, tomando en cuenta si el
alumnado sigue la misma estructura dada por el profesorado en clase, si
realizan una agrupación de contenidos, o si siguen una estructura
propia y personalizada, según las características del sujeto.
• Forma en la que se ampliaban los contenidos, si ajustado a las lecturas
recomendadas en clase, tomando en cuenta otras asignaturas, o mediante
otras fuentes informativas adoptadas por el propio sujeto en su gestión
del aprendizaje.
• Reflexión sobre los apuntes, sea de una forma meramente descriptiva, a
través de dudas, opiniones y preguntas, o si se produce un
posicionamiento argumentado.
• Valoración de la calidad de lo apuntado, tomando en cuenta si la toma
de notas se produjo de una manera literal, plasmando todo lo expuesto
por el profesorado, si son apuntes basados en una selección de la
información, o si hay una personalización en la forma de seleccionar y
plasmar los apuntes.
De este modo, siempre que se produzca una toma de notas basada en la
personalización de la estructura y de la información misma, adoptando
posiciones donde se integre varias fuentes informativas, los apuntes
toman una mayor connotación estratégica, y ocurre todo lo contrario
cuando los apuntes se enmarcan.
2.6 Sistema de orientación para la toma estratégica de apuntes
Un sistema se caracteriza por la interconexión orgánica entre varios
componentes, cuyo resultado final es el surgimiento de una cualidad
nueva, que no poseen sus partes por separado, y que solo es fruto de
esta unión. La realización, además, de cualquier modificación en alguna
de sus partes trae como consecuencia la alteración de los restantes, y
de todo el sistema en general. El sistema que se propone tiene como
cualidad nueva la orientación para la toma estratégica de apuntes en
estudiantes universitarios.
Asimismo, el sistema de orientación para la toma estratégica de
apuntes, se fundamenta en la teoría planificada de las acciones
mentales propuesta por Galperin (1982; 1983) y Talízina (1985; 1988),
integrando en ella la concepción de aprendizaje estratégico
desarrollada por Monereo (Monereo et al. 1996; 1998; 1999).
El sistema de orientación identifica como actividad al proceso
encaminado a la solución de tareas por parte del individuo, la cual
está integrada por acciones, que a su vez están compuestas por acciones
específicas que le dan a la acción forma de proceso continuo, y de cuya
sucesión eslabonada depende su realización.
El sistema para la toma estratégica de apuntes, representado en la
Figura 2, se estructura en 3 bases orientadoras de la acción (BOA):
•
BOA 1: uso estratégico del conocimiento para aprender (Anexo 1)
• BOA 2: técnicas de estudio para tomar apuntes (Anexo 2)
• BOA 3: estrategias para la toma de apuntes (Anexo 3)
El sistema contiene, además, indicaciones metodológicas para la
orientación de la toma estratégica de apuntes mediante las direcciones
lógicas, pedagógicas y psicológicas. Para la construcción de las bases
orientadoras se partió de la identificación de las acciones necesarias
y con un carácter generalizable, así como de los procedimientos
concretos que permiten las ejecuciones de las acciones. Se tomó en
cuenta las consideraciones de Talízina (1988) acerca de la importancia
de identificar las invariantes de las acciones, en la búsqueda de la
esencia en la orientación de estas. Así se integraron las invariantes
de cada una de las acciones en los contenidos de las bases
orientadoras, de manera que en su integración tributen a la toma
estratégica de apuntes. Los contenidos de las bases orientadoras fueron
construidos a partir de la revisión bibliográfica realizada, para ser
presentadas finalmente en el sistema de orientación a través del
conocimiento declarativo y procedimental.
La base orientadora de la acción uso estratégico del conocimiento para
aprender, tiene como intención formar el conocimiento sobre el
aprendizaje estratégico. Se tomaron en cuenta para su elaboración, las
consideraciones de autores como Monereo, 2009; Monereo et al. (1996);
Monereo y Castelló (1999), Monereo y Pérez (1996), Beltrán (2003),
Cabrera (2009; 2010), y Pozo, Monereo, Castelló (2001), en relación con
las estrategias de aprendizaje y su aplicación, a partir de lo cual se
establecieron las acciones y procedimientos necesarios de seguir para
su cumplimiento.
En relación con la base orientadora de la acción técnicas de estudio
para tomar apuntes, se consideró aportes de autores como Sebastián,
Ballesteros y Sánchez (s. f.), a partir de lo cual se identificó un
conjunto de técnicas útiles para la realización de la toma de apuntes.
De estas se elaboró una descripción, una serie de procedimientos y
conocimientos requeridos para su efectivo uso.
Finalmente, en la base orientadora de la acción estrategias para la
toma de apuntes, se enfatiza la aplicación del aprendizaje estratégico
en la toma de apuntes. Para su construcción se hizo uso de la
información obtenida en la revisión bibliográfica realizada en función
de la toma estratégica de apuntes en estudiantes universitarios. Se
tomó en cuenta las posiciones de autores como: Monereo (2009), Monereo
y Castelló (1999), y Monereo y Pérez (1996) al respecto, y
especialmente, sus consideraciones acerca de las dimensiones sobre la
toma estratégica de apuntes.
El sistema de orientación para la toma estratégica de apuntes tiene una
organización interna a través de la forma particular de interrelación e
interconexión de los elementos que lo componen, lo cual asegura su
funcionamiento. Las bases orientadoras para la acción, como componentes
establecen relaciones de coordinación al complementarse en el proceso
de toma estratégica de apuntes. Del mismo modo, el componente base
orientadora de la acción estrategias para la toma de apuntes, establece
relaciones de subordinación con los componentes bases orientadoras de
la acción, uso estratégico del conocimiento para aprender y técnicas de
estudio para tomar apuntes, respectivamente, a las cuales integra en
torno a la nueva cualidad.
Indicaciones metodológicas para la orientación de la toma estratégica
de apuntes
Criterios lógicos para la presentación de las bases orientadoras para
la acción
La presentación de las bases orientadoras para la acción debe seguir la
lógica de la contribución de cada base al aprendizaje estratégico.
En primer lugar, el estudiante debe recibir las orientaciones sobre el
uso estratégico del conocimiento para aprender, base para un
aprendizaje estratégico y que se aplicará por su carácter generalizador
a cualquier objeto de aprendizaje.
En segundo lugar, el estudiante debe recibir las orientaciones sobre
técnicas de estudio que puede emplear para tomar apuntes, según las
diferentes situaciones y exigencias de aprendizaje. Las orientaciones
sobre las técnicas de estudio deben vincularse a las acciones recibidas
por el estudiante sobre el uso estratégico del conocimiento para
aprender, de modo que la aplicación de estas técnicas se dimensione
estratégicamente en la actividad de aprendizaje.
En tercer lugar, el estudiante debe recibir las orientaciones sobre las
acciones estratégicas para tomar apuntes, las cuales deben vincularse a
las orientaciones anteriores sobre el uso estratégico del conocimiento
para aprender y las técnicas de estudio.
De este modo, el estudiante se apropia de orientaciones estratégicas en
forma de conocimientos declarativo y procedimental, que le permiten en
el proceso de toma de apuntes, realizar acciones estratégicas en este
sentido, seleccionando y aplicando las técnicas pertinentes y con un
proceder estratégico en todo el proceso de toma de apuntes.
Criterios didácticos para la presentación de las bases orientadoras
para la acción
La presentación de las bases orientadoras para la acción debe seguir
como criterio didáctico la presentación infusionada del contenido,
vinculado a la solución de tareas concretas y garantizando que el
estudiante ponga en práctica las acciones, y que realice la actividad
de tomar apuntes estratégicamente.
Del mismo modo, se sugiere que la presentación formal de las bases
orientadoras se realice a través de tarjetas de estudio para
materializar el sistema de orientación como objeto de asimilación a
través de sus elementos componentes, sus relaciones y vínculos, y el
procedimiento para operar, garantizando en este plano la formación de
las acciones mentales. Las tarjetas de estudio pueden ser elaboradas
previamente por el profesorado o construidas en conjunto en la etapa de
formación del esquema de la base orientadora.
Las tarjetas de estudio deben ser mixtas por su contenido, incluyendo
el conocimiento conceptual y los algoritmos procedimentales. Desde el
punto de vista formal, deben ser de 3 columnas, incluyendo,
respectivamente, objeto de asimilación, composición y control de la
ejecución.
Debe combinarse, además, distintos lenguajes como, texto escrito,
esquemas, transitando desde un carácter desplegado hasta tarjetas con
carácter reducido sobre las acciones.
Criterios psicológicos para la presentación de las bases orientadoras
para la acción
La asimilación como proceso de adquisición de conocimientos y
habilidades, demanda las determinadas acciones, partiendo de la
presentación de su lógica. El estudiante debe recibir un conocimiento
sobre las acciones en sí y sobre las condiciones en las cuales debe
realizarse la acción. La presentación de las bases orientadoras para la
asimilación deberá transitar desde acciones compartidas hasta acciones
independientes.
Con respecto al grado de despliegue de la acción, el estudiante tiene
que realizar toda nueva acción, primero en una forma desplegada para
hacer conscientes todos los eslabones que la integran, transitando
hacia su abreviación.
La asimilación de las bases orientadoras debe, además, considerar las
etapas del proceso de asimilación y las acciones que realizará el
profesorado en cada una de ellas, dirigiendo el aprendizaje de la toma
estratégica de apuntes:
1. Formación de la base orientadora: el estudiante debe entrar en contacto
con el contenido de la acción, descubriéndose ante él, el material por
asimilar mediante la explicación de los aspectos esenciales necesarios
para realizar la acción. Las invariantes de las acciones que deben
realizarse, se resumen en:
•
Mostrar o construir el contenido de la acción.
• Presentar los conocimientos de forma sintetizada.
• Representar el conocimiento en forma externa gráfica, en forma de
esquema que incluya los aspectos lógicos necesarios para realizar la
acción.
• Representar la lógica de la acción en su totalidad.
• Proyectar las acciones hacia aquellas tareas problemas que es necesario
resolver.
•
Representación por los sujetos del esquema de la base orientadora de la
acción. Debe responderse a la pregunta: ¿Existe claridad sobre la
actuación, los conocimientos necesarios (rasgos esenciales) para
ejecutar la acción? La comprensión del esquema no significa que se haya
asimilado la base orientadora.
2. Acciones externas materializadas: os sujetos aprenden las acciones
externas materializadas a través de la solución de problemas o tareas
concretas. Lo esencial es que el conocimiento se represente de forma
externa mediante diferentes recursos (pizarra, diapositivas,
dispositivos cognitivos, tarjetas de estudio), donde se plasma el
esquema de la base orientadora de la acción, el cual se utiliza en la
solución de la tarea. Ahora bien, la forma gráfica externa debe
representar solamente lo que refleja la esencia del contenido o de la
acción. Las tareas deben reflejar casos típicos de aplicación de la
acción dada, y el número de tareas no debe responder a un solo tipo
para evitar la reducción y automatización.
3. Trabajo independiente: el profesorado deviene en mecanismo de
regulación que dirige la acción del alumnado, controlando los pasos de
la acción. El objetivo central es asimilar el contenido operacional,
utilizándose tareas que respondan a diferentes situaciones donde deba
ser aplicado el conocimiento.
Acción en forma de lenguaje sin apoyo de acciones externas: predominio
de las acciones en forma de lenguaje, sin apoyo de acciones externas
materializadas, de modo que los sujetos que aprenden expresen todo de
forma oral. Resulta esencial el trabajo en parejas, donde se
intercambian roles que consisten en la explicación de las soluciones en
voz alta y el control de lo expresado, registrándose los errores. De
este modo, el sujeto transita del control externo al interno, aprende a
controlarse en la medida que controla a otro.
4. Acción mental:
comprende la interiorización de formas abreviadas de la acción mental,
posibilitando el tránsito de los eslabones de la acción hacia el
lenguaje interno, por lo que deviene en un acto del pensamiento.
3. Conclusiones
La orientación del aprendizaje para la toma estratégica de apuntes en
estudiantes universitarios, se comprende a través de la teoría
planificada de las acciones mentales. Esta se sustenta en 4 condiciones
básicas: la formación de una adecuada motivación de las acciones, el
aseguramiento de la correcta ejecución de la nueva acción, la formación
de las propiedades deseadas de la nueva acción, y la traslación de la
acción al plano mental, lo cual se logra mediante el paso de la acción
por una serie de etapas: la material externa, la verbal externa, y la
verbal interna. Dentro de la dirección de la acción, ocupa un papel muy
importante la orientación o base orientadora, la cual constituye el
sistema de condiciones en el cual se apoya el individuo para cumplir la
acción.
Un sistema de orientación del aprendizaje para la toma estratégica de
apuntes en estudiantes universitarios, debe integrar como bases
orientadoras, el uso estratégico del conocimiento para aprender, las
técnicas de estudio para tomar apuntes, las estrategias para la toma de
apuntes, así como recomendaciones metodológicas que pauten su
presentación desde requerimientos lógicos, didácticos y psicológicos.
La base orientadora estrategias para la toma de apuntes, constituye el
eje que integra las otras bases orientadoras en el sistema de
orientación, en torno a la toma estratégica de apuntes.
1 El estudio realizado por Eguino bajo la dirección de Cabrera,
constituye el referente para la elaboración del artículo. En él se
obtuvieron tanto los resultados del estudio de caso, como el sistema de
orientación para la toma estratégica de apuntes que se presenta más
adelante.
2 Los conocimientos científicos y tecnológicos no pueden ser
incorporados a los planes de estudio al mismo ritmo en que se producen.
3 Morin (1999) los identifica como conocimientos contextualizados,
globales, multidimensionales y complejos.
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Correspondencia a:
Isaac Iran Cabrera Ruiz. Doctor en Ciencias Pedagógicas, Profesor de la Facultad de Psicología
de la Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas. Dirección
electrónica isaacicr@uclv.edu.cuYoisel Eguino de la Paz. Profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad Central
"Marta Abreu" de Las Villas, Cuba. Licenciado en Psicología.Mirelis Jiménez
González. Subdirectora académica y profesora del Centro de Superación para la
Cultura, Villa Clara, Cuba. Licenciada en Filología.
Artículo recibido: 23 de junio, 2014 Enviado a corrección: 18 de julio,
2014 Aprobado: 20 de octubre, 2014