Uso del Feedback como Estrategia de Evaluación: Aportes Desde un
Enfoque Socioconstructivista
Using Feedback as Evaluation Strategy: Contributions from a
Socioconstructivist Approach
Flor Jiménez Segura1
1 Docente e Investigadora de la Escuela de Orientación y Educación
Especial y del Instituto de Investigación en Educación. Universidad de
Costa Rica. Doctora en Psicología Educativa, Maestría Gerontología,
Licda. en Ciencias de la Educación con énfasis en Orientación.
Dirección electrónica: flor.jimenez@.ucr.ac.cr
Dirección para correspondencia
Resumen
El presente documento analiza el uso del "feedback" como una estrategia
de evaluación desde una perspectiva constructivista sociocultural y
situada, utilizado por un grupo de docentes de la educación superior en
el Practicum. Se conceptualiza el feedback como una ayuda potencial del
profesorado hacia estudiantado y que se distribuye a lo largo del
proceso educativo en las situaciones de evaluación que se realizan;
donde la persona docente puede ayudar en el ajuste y adaptación que
experimenta cada una de las personas en dicho proceso. Esta
investigación sirve como insumo para las personas profesionales en
Orientación que se desempeñan como docentes y que pueden utilizar el
feedback como una estrategia de evaluación. Algunos de los resultados
de la investigación identifican su utilización en situaciones
evaluativas por parte del personal docente del Practicum en el análisis
institucional, la planificación, la programación, la intervención y su
respectiva evaluación, la tutoría o seminario y la defensa ante un
tribunal examinador de la memoria o carpeta de aprendizaje que realiza
el estudiantado.
Palabras clave: feedback, prácticas de evaluación, enfoque
socioconstructivista.
Abstract
This document discusses the use of feedback, from the sociocultural
constructivist and situated perspective, as used as an evaluation
strategy by a group of Higher Education teachers in the Practicum.
Feedback is conceptualized as student assessments made by faculty that
are potential aids and are distributed throughout the whole teaching
and learning process. The educator helps in the adjustment and
adaptation experienced by students in their educational process. This
research serves as an input for Counselor educators who can use
feedback as an evaluation strategy. Findings identified the use of
feedback in assessment situations of the Practicum, such as:
institutional analysis, planning, programming, intervention and its
evaluation, elaboration of a learning portfolio, and tutoring or
seminar for the preparation of the defense of the Practicum report.
Keywords: feedback, focus evaluation practices, socioconstructivist.
1. Introducción
En la formación del estudiantado universitario un elemento clave del
aprendizaje son las prácticas y, en este proceso, las prácticas de
evaluación en que participa con otras personas con mayor experiencia
profesional, como lo es la persona docente, de la que potencialmente
recibe comentarios o feedback para aprender, dirigidos a señalarle la
distancia entre lo que ya ha aprendido y aquello que le queda por
aprender.
El feedback se conceptualiza como la información o comentarios
facilitados por el profesorado al estudiantado, en relación con los
aspectos de la interpretación, la comprensión o la ejecución de una
tarea para lograr reducir las discrepancias entre los conocimientos que
muestra actualmente y el logro de una meta de aprendizaje (Hattie y
Timperley, 2007). El suministro de información explícita sobre las
normas de evaluación y de feedback desde las "personas expertas" al
alumnado, se lleva a cabo guiado por la expectativa de que estos
últimos podrán utilizar la información para desarrollar su propia
comprensión y reorientar la propia actividad al logro de los objetivos.
En consecuencia, para lograr que las alumnas y los alumnos se
conviertan en personas activas del proceso de enseñanza y aprendizaje,
se necesita algo más que conocimientos disciplinarios o incluso un
acercamiento al alumnado. Los estudiantes y las estudiantes deben
abandonar el papel pasivo de seguimiento de «las instrucciones» en
procesos controlados por expertas y expertos académicos e implicarse
activamente en la valoración, revisión y mejora del propio aprendizaje
(Moreno y Pertuzé, 1998; Yee Fan y Wai Kwan, 2005).
Un mediador o mediadora clave en el proceso de enseñanza y aprendizaje
y de evaluación del estudiantado es la persona docente, que utilizan
dispositivos educativos diversos, concretados en formas de actuación
específica, para definir las ayudas que van a permitirles la
construcción del conocimiento o el aprendizaje. El estudiantado aprecia
y demanda un buen feedback, pero, así como con la práctica de la
evaluación en su conjunto, todavía hay muchos aspectos poco conocidos y
problemas con la práctica del feedback. Un estudio (MacLellan,1996)
desveló que 30% de los estudiantes encuestados no había encontrado
ayuda en el feedback y la mayoría aseguró haberlo utilizado sólo a
veces. Estos resultados se suman a los de otra investigación, que
encontró que el feedback a menudo no es comprendido por el alumnado
(Lea y Street, 1998), y a un tercer sondeo que concluyó que el
estudiantado no suele leer las notas que los docentes escriben en los
trabajos evaluados (Bailey, 2009). Una razón que podría explicar
también estos resultados es que el feedback se da demasiado tiempo
después de que el trabajo ha sido realizado, cuando las personas ya no
están interesadas y se encuentran centradas en otras tareas (Gibbs y
Simpson, 2009; Hattie, 1987; Rust, O'Donovan y Price, 2005).
Partiendo de estos planteamientos se definió como objetivo del presente
estudio describir y analizar la práctica del feedback que utiliza la
persona docente en las prácticas de evaluación que realiza en el
Practicum. Este estudio se llevó a cabo en la Universitat de
Barcelona-España y el marco referencial fue la perspectiva
constructivista sociocultural situada y auténtica.
La investigadora considera oportuno los resultados obtenidos en el
presente estudio, para ser tomados en cuenta en el quehacer de las
personas formadoras de orientadoras y orientadores. Asimismo, por los
profesionales de Orientación que conforman los Comités de Evaluación en
las instituciones del sistema educativo.
2. Aproximación teórica
2.1 Perspectiva constructivista sociocultural situada y auténtica
La perspectiva constructivista sociocultural de la enseñanza y el
aprendizaje que guía el presente estudio, entiende la educación como
una práctica social con fines de socialización e individualización,
como un instrumento por el cual una sociedad intenta promover el
desarrollo del estudiantado universitario por medio del aprendizaje de
saberes culturales relevantes que respondan a sus intenciones
educativas, las cuales se concretan en un currículo que incluye
contenidos y saberes fundamentales para el desarrollo de las
competencias necesarias para enfrentar diferentes situaciones en su
quehacer profesional. Desde esta perspectiva, "las intenciones
educativas se logran a partir de una ayuda sistemática, planificada y
continuada por parte de los adultos o personas más preparadas" (Coll,
2001, p. 157).
Las finalidades generales de la educación son promover la construcción
de la identidad personal, y socializar a las generaciones más jóvenes,
que las sitúe de forma competente, participativa, activa y crítica en
la sociedad.
La Educación Superior va más allá del logro de esas finalidades
generales, extendiendo el logro de las mismas a campos de actividad y
conocimiento específicos. En este caso, y tomando como referencia la
perspectiva constructivista, el aprendizaje se da en interacción entre
la persona docente, que guía, orienta o sostiene la actividad de
aprendizaje del alumnado en la construcción personal de significados y
la atribución de sentido al aprendizaje. La finalidad es que logre
elaborar el conocimiento y las competencias propias de su campo y
aprender a aprender.
Lo que los alumnos aportan al acto de aprender, su actividad mental
constructiva, es un elemento mediador entre la enseñanza del profesor y
los aprendizajes que llevan a cabo. Recíprocamente, la influencia
educativa que ejerce el profesor a través de la enseñanza es un
elemento mediador entre la actividad mental constructiva de los alumnos
y los significados que vehiculan los contenidos escolares. (Coll, 2001
p. 179)
Se trata de una actividad cuyos componentes fundamentales deben
contemplarse y explicarse gracias a las relaciones o influencias
mutuas, que, en el nivel de la interacción entre la persona educadora y
estudiantado, se explican en términos de construcción, mediación e
internalización de los significados de los contenidos y de sentido del
aprendizaje.
2.2 El Programa de evaluación desde la perspectiva constructivista
sociocultural
Un primer análisis de las prácticas de evaluación está formado por un
conjunto de situaciones o actividades de evaluación, integradas por una
o varias tareas de evaluación, seleccionadas y diseñadas tomando en
cuenta las características de las personas jóvenes estudiantes y de la
propuesta educativa en que su actividad de aprendizaje se inserta. La
persona docente planifica, organiza y diseña las diferentes situaciones
de evaluación que se realizarán durante el proceso de aprendizaje y las
plantea y distribuye a lo largo del tiempo de duración del curso. Las
situaciones de evaluación que componen el programa tienen el propósito
de identificar si el estudiantado ha adquirido las competencias y los
conocimientos trabajados en el proceso de enseñanza y aprendizaje.
El Programa de Evaluación debe estar dirigido a todo el estudiantado y
puede tener previsto realizar algunas variaciones en la secuencia para
aquellas personas que lo necesiten, permitiéndoles no participar en
algunas de las situaciones o actividades previstas o desarrollando
otras nuevas y diferentes. El análisis del programa permitirá obtener
una visión global de las diferentes situaciones de evaluación
planificadas por la persona docente y las características y finalidades
de cada una de las situaciones en el marco más amplio de los procesos
de enseñanza y aprendizaje.
2.2.1. Las situaciones o actividades de
evaluación
Es el segundo de los niveles de análisis. Son episodios de la actividad
conjunta de las secuencias didácticas en los que la actividad
-planificada o efectivamente desarrollada- entre la persona que enseña
y la que aprende, está presidido por el motivo común, y al menos
parcialmente compartido, de mostrar o ayudar a mostrar los
conocimientos que el alumnado ha adquirido sobre diferentes
competencias y contenidos. La evaluación permitirá tener elementos para
que la persona docente aplique el ajuste de la ayuda a lo largo del
proceso en el que se presenta el cambio o innovación, en relación a la
construcción del conocimiento del estudiantado (Coll, 2003; Mauri, Coll
y Onrubia, 1999; Miras y Solé, 1990; Rochera y Naranjo, 2000).
En este segundo nivel las situaciones de evaluación según Coll, Mauri y
Rochera, 2012; Mauri y Barberá, 2007; Mauri y Rochera, 2010; Rochera y
Naranjo, 2007, pueden estar constituidas por actividades de diferentes
tipos, como son:
• Las actividades de preparación de la evaluación (SAP): se refieren a
aquellas actividades o tareas de evaluación que se llevan a cabo antes
de la aplicación de las situaciones o instrumentos de evaluación mismos
o propiamente dichos.
• Las actividades de evaluación propiamente dichas (SAE), entendidas
como aquellas tareas de evaluación específicas que se deberán resolver
en un tiempo, condiciones y situaciones determinadas.
• Las actividades de corrección / calificación (SAC), dirigidas a
corregir y calificar las tareas que componen la actividad de evaluación
propiamente dicha mediante la aplicación de los criterios de evaluación
y de puntuación.
• Las actividades de comunicación (SAD), dirigidas a devolver y
comunicar a los estudiantes los resultados de su aprendizaje, obtenidos
en las tareas de evaluación.
• y por último las actividades de aprovechamiento (SAA), que se
caracterizan por explotar didácticamente los resultados de la
evaluación -errores y aciertos- en el marco de nuevas tareas.
2.2.2. Tareas de evaluación
Componen cada una de las actividades de evaluación y constituyen el
tercer nivel de análisis de las prácticas de evaluación; es decir, el
ámbito más micro de aproximación a las prácticas evaluativas. En este
nivel se da el planteamiento de diferentes preguntas, ítems o problemas
que responden, aborda o resuelve el estudiantado en el transcurso de
una determinada situación de evaluación.
Es necesario que la persona docente informe al estudiantado sobre los
nombres de las tareas de evaluación que deben realizar y los productos
que se esperan de cada una de ellas, los contenidos conceptuales,
procedimentales y actitudinales que se evaluarán, la exigencia
cognitiva que debe aplicar cada estudiante según la situación o
actividad de evaluación solicitada.
Para lograr una calidad de la educación es necesario querer innovar y
transformar en los diferentes niveles de las prácticas educativas la
evaluación, tener en cuenta las diferencias individuales, la
coordinación entre el profesorado, contar con un enfoque en el que se
tenga claridad de lo que se entiende por evaluación del aprendizaje del
estudiantado, un programa que contenga el conjunto de situaciones o
actividades de evaluación que despliegan la persona docente y el
alumnado en un proceso de enseñanza y aprendizaje; situaciones o
actividades de evaluación que permitan tanto la persona docente como a
las personas jóvenes estudiantes desarrollar la actividad conjunta y
que permita adquirir contenidos y competencias (Coll, Barberà y
Onrubia, 2000).
3. La ayuda al alumnado en las prácticas de evaluación. El feedback
3.1 El feedback desde la perspectiva constructivista sociocultural y
situada
El enfoque constructivista sociocultural y situado conceptualiza el
feedback como una ayuda potencial del profesorado al estudiantado, que
se distribuye a lo largo del proceso de enseñanza y aprendizaje en las
situaciones de evaluación que realiza la persona aprendiz.
El elemento que queda por resolver es sin duda el de la contingencia,
de la ayuda y la capacidad de uso de la misma por el estudiantado.
En donde la ayuda se ajusta y adapta al proceso de construcción que
llevan a cabo los alumnos o aprendices; es decir, la que, teniendo en
cuenta de manera dinámica lo que los alumnos son capaces de comprender
y hacer en cada momento, cambia en tipo y grado en función de las
contingencias, da apoyo en aquello que se necesita y cuando se
necesita, y lo retira globalmente de manera progresiva para facilitar
el uso autónomo y funcional de lo aprendido en situaciones cada vez más
variadas y compleja (Coll, Onrubia y Mauri, 2008 p.36).
Para utilizar el feedback como una estrategia de evaluación que permita
a la persona docente universitaria realizar los ajustes necesarios a
cada persona estudiante, es requisito esencial definir claramente los
criterios de evaluación para cada tarea, donde cada uno tenga una
comprensión significativa de los mismos y desarrolle un compromiso
activo con el uso de la valoración en la mejora del aprendizaje. De
hecho, se aboga por un proceso de evaluación en el que el alumnado
participe en cada etapa, a fin de que entiendan realmente las
necesidades complejas y contextuales de la praxis de evaluación, en
particular los criterios y normas que se aplican, y cómo, gracias a
ello, pueden mejorar su trabajo (Mauri, Coll y Onrubia, 1999; Rust,
O'Donovan y Price, 2005).
Si el equipo docente y el estudiantado tienen claros los criterios de
evaluación y el proceso de uso de los mismos para emitir un juicio de
valor de los aprendizajes permitirá a los docentes y las docentes
utilizar dispositivos y mecanismos que promuevan una influencia
educativa eficaz, la que puede contribuir efectivamente a que el
estudiantado y otros aprendices elaboren esquemas de conocimiento cada
vez más ricos, complejos y válidos (Coll, Onrubia y Mauri, 2008)
lográndose una construcción de significados por parte del alumnado de
forma interna y externa, que le ayude a apropiarse de forma
satisfactoria de los contenidos que las situaciones educativas tienen
como objeto.
3.2 Características del feedback
Es conveniente que la profesora o el profesor comunique, desde sus
primeros contactos con las personas que están en formación, la
finalidad y utilidad del proceso y cuándo y cómo efectuará el feedback.
El alumno y la alumna deben percibir que junto a la persona docente
forman un equipo que tiene como objetivo su propio aprendizaje.
Al comienzo de una entrega de feedback, especialmente en evaluaciones
globales del estudiante, es conveniente discutir y concordar con éste
una apreciación del conjunto de su desempeño, comparándolo con
objetivos bien definidos, que pueden o no estar escritos, pero que
deben tener sentido para el docente y el alumno. Es recomendable
solicitar al alumno una autoevaluación, efectuando preguntas abiertas,
como ¿Qué crees que hiciste bien? ¿Qué crees que necesita mejoría? Las
respuestas pueden generar una agenda para guiar la discusión entre
ambos. Las recomendaciones del docente serán mejor recibidas si ambos
comparten el diagnóstico de la situación (Moreno y Pertuzé, 1998, p. 58)
Estos autores recomiendan que el feedback deber ser descriptivo, simple
y objetivamente claro y centrado sobre la actividad o tarea concreta,
en cuyo caso disminuye la carga emocional del estudiantado dado que se
representa la situación como manejable. Asimismo, puede darse de forma
escrita u oral. Por el contrario, si el problema es planteado como una
apreciación del docente o la docente acerca de la persona de la alumna
o del alumno es más probable que se dé una reacción negativa o
defensiva del alumnado, lo que conduce a que se pierda el propósito
educacional del feedback y se altere la relación docente y personas en
proceso de formación.
3.3 La reflexión sobre la tarea tomando en cuenta el feedback
Para que el alumnado logre una práctica reflexiva sobre su aprendizaje
en una tarea específica, el feedback debe responder a tres preguntas
que deben plantearse tanto el docente y la docente de la universidad
como el alumnado (Hattie y Timperley, 2007): ¿Dónde voy? (¿Cuáles son
los objetivos? ¿Qué quiero lograr?); ¿Cómo voy? (¿Qué progresos se
están haciendo hacia la meta?) ¿Y ahora? (¿Qué actividades debo llevar
a cabo para progresar?). Los estudiantes y las estudiantes pueden
aumentar su esfuerzo, especialmente cuando conduce a la realización de
tareas más difíciles o apreciar las experiencias de mayor calidad en
lugar de limitarse a hacer "más" ya que lo pide el profesor o la
profesora. Es probable que se esfuercen cuando el objetivo perseguido
es claro y el hecho de comprometerse con el cumplimiento de la tarea
esté contribuyendo a garantizar el éxito.
Asimismo, es necesario que el estudiantado conozca las actividades que
deben realizar y los criterios de evaluación que dirigirán las tareas
vinculadas con dichos objetivos. Si el alumnado tiene conocimiento
sobre lo que debe hacer, cómo y de qué forma serán evaluados, podrán
orientar mejor su actividad para realizar acciones que les permitan
cumplir con las metas. Los criterios de evaluación sirven para
identificar si el alumno y la alumna ha sabido o no hacer su trabajo,
si ha ejecutado la actividad con éxito, etc., en consecuencia es
importante que los criterios sean explícitos y, para ello, cabe lograr
que docente y personas jóvenes estudiantes operacionalicen, tomando
todos estos aspectos en cuenta (Jorba y Casella, 1997, p. 26):
a) Nombrar las operaciones que caracterizan un trabajo dado y el grado
de aceptabilidad de cada una de estas operaciones.
b) Formular esas operaciones de la manera más concreta posible para que
los alumnos puedan hacerse una representación correcta de ellos.
c) Explicitar su pertinencia con los objetivos más generales de la
tarea, cualquiera que sea el objetivo puntual escogido.
Al compartir, estudiantado y la persona docente, los criterios de
evaluación, el feedback permitirá que realice los ajustes necesarios
para culminar la tarea de forma satisfactoria. Además, las metas de
aprendizaje resultan más eficaces cuando los alumnos y las alumnas
comparten con los docentes y las docentes el compromiso de lograrlas,
debido a que se sienten propensos a solicitar y recibir dicho feedback.
Por lo tanto, es necesario que el alumnado ocupe un papel central y
activo durante todo el proceso, conozca lo que es un buen rendimiento y
la meta a lograr. Además, es necesario que clarifique las diferencias
entre su aprendizaje actual y el esperado. Para que el feedback sea
satisfactorio, docente y alumnado deben sentirse parte de un equipo
(Ende, 1983; Nicol y Mcfarlane, 2006; Stobart, 2010) de modo que el
feedback resulte:
a) oportuno y esperado
b) basado en las observaciones efectuadas personalmente por la persona
docente
c) referido a conductas susceptibles de cambio
d) descriptivo de la actividad y no valorativo de aspectos personales
e) referido a situaciones concretas y no a generalizaciones
f) referido a decisiones y actos y no a intenciones o interpretaciones
g) negociado con el alumnado
En suma, las condiciones de aprendizaje mejoran cuando el estudiantado
ha recibido feedback en el tiempo adecuado, preferiblemente en cada una
de las fases que el estudiante y la estudiante realizan para culminar
la tarea y han gestionado los ajustes para hacer modificaciones que les
permitan la autorregulación de su quehacer (Wiggins, 2010).
3.4 Niveles en los que la persona docente puede ofrecer feedback al
estudiantado
El profesor y la profesora pueden llevar a cabo el feedback orientado a
los cuatro niveles siguientes (Black y William, 1998; Gibbs y Simpsom,
2009; Hattie y Timperly, 2007):
3.4.1. Feedback sobre la tarea (FT). El feedback puede darse sobre una
tarea o producto. A menudo se le conoce con el nombre de correctivo o
de conocimiento de los resultados. Este feedback se centra en
identificar para el estudiantado lo bien que se puede realizar o
desempeñar una tarea, puede referir la exactitud, la pulcritud, el
comportamiento o a algún otro criterio relacionado con el cumplimiento
de lo demandado o producto. Puede solicitar al estudiantado que
corrijan la información y/o incluyan más información (información
diferente o información correcta).
El FT más utilizado por un 90% del profesorado se ofrece de forma
verbal o escrita. Diferentes investigaciones han evidenciado que los
comentarios por escrito son más eficaces que la nota numérica, debido a
que favorecen el aprendizaje (Black y Wiliam, 1998; Butler, 1988;
Crooks, 1988).
El FT es más significativo si es inmediato y específico, el rendimiento
del alumnado mejora ya que el estudiantado todavía no ha iniciado una
nueva tarea y puede resultarle relevante para avanzar en sus
competencias.
Es oportuno que se promuevan estrategias que permitan a los estudiantes
y las estudiantes recibir feedback sobre cada tarea, tales como,
ofrecer feedback individual a un estudiante o a una estudiante
particular en una tarea personal al finalizar la misma, o bien, ofrecer
feedback grupal durante el proceso de ejecución de la tarea en pequeño
grupo.
Los beneficios de la FT son que las personas jóvenes estudiante:
• Centraran su atención en las diferentes retroalimentaciones que
reciban de los docentes y las docentes y valorarán el nivel de
importancia sobre la tarea y la mejora de la misma.
• Recordarán elementos precisos de las diferentes características de la
tarea durante el proceso de la elaboración de la misma.
• Desarrollarán habilidades genéricas al centrar su atención en el uso
de esas habilidades y no únicamente en el contenido.
• De sentirán motivados a corregir errores de modo que puedan continuar
su aprendizaje.
• Se fijarán en elementos importantes del proceso de aprendizaje, al
analizarlos con ayuda del feedback, y, por este medio, podrán
desarrollar estrategias metacognitivas (Gibbs y Simpson, 2009).
3.4.2. Feedback sobre el proceso (FP).
Este tipo de feedback es específico de los procesos subyacentes a la
tarea. Desde un sentido superficial del aprendizaje, implica la
adquisición, el almacenamiento, la reproducción y el uso del
conocimiento y, por lo tanto, se refiere más que al feedback de la
tarea en sí misma. Desde un entendimiento profundo del aprendizaje, la
construcción del significado se refiere fundamentalmente a las
relaciones, a los procesos cognitivos y a la transferencia a otras
tareas más difíciles o novedosas (Zimmerman, 2000).
Una forma importante de FP se refiere a las estrategias de los
estudiantes y las estudiantes para la detección de errores y, por lo
tanto, a cómo se proporciona feedback a sí mismos. Estos errores pueden
indicar la necesidad de buscar estrategias nuevas o elegir otras
diferentes que les permitan ser más eficaces, así como determinar las
necesidades de ayuda. Dependiendo de su motivación para perseguir el
logro de los objetivos o disminuir la diferencia entre el conocimiento
actual y el objetivo o meta deseados, se puede propiciar que el
estudiantado participe en la identificación de los errores y en la
elaboración o selección de estrategias de corrección adecuadas (Hattie,
Biggs, y Purdie, 1996).
3.4.3. Feedback enfocado hacia la
autorregulación (FR). El feedback del alumnado puede estar enfocado
hacia el ámbito de la autorregulación, lo cual implica una interacción
entre el compromiso con la tarea, el control del propio proceso y la
confianza en la propia capacidad de aprender. Se centra en la forma en
que la persona docente supervisa al alumnado, dirige y regula las
acciones para que logren los objetivos de aprendizaje. También implica
guiar la autonomía, el autocontrol, la autodirección y la
autodisciplina por parte del estudiantado. El FR incluye también el
pensamiento autogenerado, los sentimientos y las acciones que son
planeado y adaptado cíclicamente para alcanzar los objetivos personales
y que pueda guiar al alumno o alumna a la búsqueda, a la aceptación y a
la incorporación de la información sobre el feedback recibido. Los
siguientes aspectos del FR median la eficacia del feedback (Zimmerman,
2000):
a) La perspectiva que potencia la capacidad de crear internamente
feedback y autoevaluación.
b) La buena voluntad para invertir el esfuerzo en la búsqueda y en el
trato de la información de feedback recibida.
c) El grado de confianza o de certeza en la exactitud de la respuesta
del feedback.
d) La atribución acerca del éxito o fracaso, y
e) El nivel de competencia en la búsqueda de ayuda.
Lo más importante es que los estudiantes y las estudiantes conozcan
cómo, cuándo y dónde pueden buscar el feedback de la persona docente
que le facilite la autorregulación. También este tipo de feedback, si
se lleva a cabo de una determinada manera, contribuye a crear un
ambiente de aprendizaje en el que el estudiantado desarrolla la
autorregulación (Hattie, Biggs y Purdie, 1996).
La autorregulación se aborda como un proceso inherente al proceso mismo
de enseñanza y aprendizaje, que necesita de espacios de reflexión y de
actuaciones o intervenciones educativas específicas del profesor para
que el alumno progrese en el dominio de estas competencias. De acuerdo
con este criterio, las actividades de enseñanza y aprendizaje se
conciben, al mismo tiempo, como actividades de enseñanza y aprendizaje
de la autorregulación. (Mauri, Colomina y de Gispert, 2008, p. 382)
El aprendizaje autorregulado no es una habilidad o una aptitud, es un
proceso complejo en el que intervienen factores cognitivos,
motivacionales, la conducta y el contexto, interrelacionados de forma
flexible y dinámica para generar, mantener y modificar el
comportamiento en correspondencia con los objetivos planteados
(Pintrich, 2000). Este sistema de enseñanza y aprendizaje pretende que
las personas aprendan por sí mismas, dirijan su propio aprendizaje,
sean responsables, tengan una visión sistémica al analizar las
interrelaciones del sistema, entiendan los problema de forma no lineal,
tengan la capacidad para trabajar en equipo para reestructurar modelos
mentales, para aprender de la experiencia y de los errores y para
desarrollar la creatividad y la innovación.
En general, los estudios señalan las siguientes características para
diferenciar al alumnado que autorregula su aprendizaje de los que no lo
hacen (Corno, 1992 y Zimmerman, Kitsantas y Campillo, 2005):
a) Conocen y emplean una serie de estrategias cognitivas que les ayudan
a transformar, organizar, elaborar y recuperar la información.
b) Saben planificar, controlar y dirigir sus procesos mentales hacia el
logro de sus metas personales (metacognición).
c) Presentan un conjunto de elementos motivacionales y emocionales de
carácter adaptativo, tales como un alto sentido de la autoeficacia
académica, la adopción de metas de aprendizaje y el desarrollo de
emociones positivas.
d) Planifican y controlan el tiempo y el esfuerzo que van a emplear en
las tareas y saben crear y estructurar ambientes favorables de
aprendizaje, tales como buscar un lugar adecuado para estudiar y pedir
ayuda académica a los profesores y las profesoras y a los compañeros y
compañeras cuando tienen dificultades.
e) En la medida en la que el contexto lo permite, intentan participar
en el control y la regulación de las tareas académicas.
En conjunto, son capaces de poner en marcha una serie de estrategias
volitivas, orientadas a evitar distracciones externas e internas, que
les ayudan a mantener su concentración, su esfuerzo y motivación
durante la realización de las tareas.
Dado que la autorregulación se aprende, creando un sistema de enseñanza
y aprendizaje adecuado se puede también enseñar a participar en el
control y la regulación del proceso de enseñanza y aprendizaje. Por
todo ello, no basta con estudiar el feedback per se, sino estudiarlo en
el marco del conjunto del sistema de ayudas educativas que la
evaluación canaliza. El objetivo es volver al estudiantado competente
en el uso de las mismas y en su aprovechamiento para guiar su acción de
mejora. En este caso, se comprende la práctica de la evaluación como un
sistema, como un todo, en el que se integran ayudas diferentes, y que
puede constituir en sí mismo, o no, el apoyo necesario para el
aprendizaje de la autorregulación. Entendida ésta, en este caso, como
el recurso que el estudiantado necesita para usar eficazmente el
feedback para gestionar autónomamente la mejora de la propia práctica
(Hattie y Timperley, 2007).
3.4.4. Feedback personal (FP). Es conocido como el gran esfuerzo que
expresa positivamente y muy poco negativamente la evaluación y los
efectos sobre el alumnado. Ofrece al estudiante y la estudiante
información relacionada y convertida en esfuerzo, compromiso con los
objetivos de aprendizaje, mejoramiento de la autoeficacia o
entendimiento sobre la tarea. El feedback personal puede tener un
impacto sobre el aprendizaje únicamente si conduce a los cambios del
estudiantado en: el esfuerzo; el compromiso; los propios sentimientos
de eficacia en relación al aprendizaje, o en las estrategias que usa
para comprender las tareas. Si existe poca información de cómo realizar
la tarea, el efecto se diluye y se ve influenciado el autoconcepto de
la persona en formación (Carles, 2006; Mauri, Coll y Onrubia, 1999).
Los elogios dirigidos hacia los estudiantes y las estudiantes no
favorecen su eficacia porque conllevan poca información en las
respuestas que se les proveen y desvía su atención de la tarea, el
logro y el aprendizaje. El elogio dirigido al esfuerzo, a la
autorregulación, al compromiso o a los procesos relacionados con la
tarea, al proceso y al rendimiento son más favorables porque le ayudan
en su proceso de completar la tarea.
En síntesis, hay una distinción entre el feedback sobre la tarea (FT),
sobre el proceso para lograr la tarea (FP), sobre la autorregulación
(FR) y sobre el yo (FS). Diferentes autores señalan que (FS) es el
menos eficaz, mientras que el (FR) y el (FP) son poderosos en términos
de que profundizan en el procesamiento de la información, el control
metacognitivo y el dominio de la gestión de las tarea y, por su parte,
el (FT) es eficaz si la información de la tarea es útil para mejorar la
estrategia de transformación o mejora de la autorregulación (Hattie y
Timperley, 2007).
El profesor o la profesora, que utilizan el feedback como una
estrategia de evaluación, ayudan al alumnado, no sólo a re-aprender
(re-construir) determinados contenidos, sino también a lograr el
control progresivo sobre el propio aprendizaje de las competencias, lo
que es lo mismo, a incrementar su carácter intencional, propositivo,
autorregulado y mediado culturalmente. La autorregulación y la
autonomía del aprendizaje es una característica inherente a la
actividad de aprendizaje en sí misma y, en consecuencia, debe ser
objeto de enseñanza para incrementar el control consciente del proceso
y contribuir a mejorar no sólo el resultado, sino el aprendizaje en sí
mismo (Mauri, Coll y Onrubia, 1999; Mauri, Onrubia, Coll y Colomina,
2005).
4. Metodología de investigación
4.1 Enfoque metodológico de la investigación
La presente investigación de la cual se extraen los resultados que se
presentan en este artículo se ubica en el paradigma cualitativo
(Erickson, 1997; Flick, 2004). La adopción de este enfoque se
caracteriza por la adecuación necesaria entre métodos y teorías; la
toma en consideración de perspectivas diversas de los participantes; la
capacidad de reflexión del investigador y la investigación misma; la
variedad de enfoques y métodos; la comprensión de los fenómenos desde
dentro como un principio epistemológico; la reconstrucción de
situaciones como un punto de partida; y la construcción de la realidad
como base.
La opción metodológica de estudio es la fenomenológica que tiene por
finalidad última identificar, describir y comprender, mediante la
triangulación de informaciones diversas y complementarias, el fenómeno
objeto de estudio en toda su profundidad y en su contexto real sin
alteraciones de los elementos a estudiar, como lo es, lo que declaran
las personas docentes universitarias sobre el uso del feedback que
realizan junto con el estudiantado en su quehacer; concretamente en su
prácticas de evaluación del Practicum (Stake, 1995; Weinberg, 2002;
Yin, 1984).
4.2 Contexto y sujetos
Los sujetos lo configuran 9 tutores del Practicum de formación del
profesorado de la Universitat de Barcelona, que hubieran impartido la
asignatura de Practicum II, y a quienes la investigadora consideró, de
acuerdo con los criterios que se detallan más adelante, como
informantes clave.
a) Tutores del Practicum de reconocido prestigio, que se hubieran
involucrado en el desarrollo del mismo y a quienes la Facultad de
Formación del Profesorado considera que son referentes indispensables
para contribuir a la concreción definitiva de dicho Practicum.
b) Que fueran de diferentes áreas de formación y quisieran
voluntariamente participar en el estudio.
4.2.1 Procedimiento e instrumentos de recogida de los datos
En una primera fase de la investigación: se procedió a: la revisión
documental, curricular y bibliográfica; a la identificación de las
personas docentes. Se elaboró una guía de preguntas para las
entrevistas a las personas informantes del Practicum.
En la segunda etapa de la investigación: Las entrevistas realizadas a
la personas informantes clave fueron registradas en audio, transcritas
y analizadas por medio de la selección de pequeños fragmentos que
permitieran dar respuesta a cada una de las preguntas de la entrevista,
las cuales a su vez estaban relacionadas con el propósito del análisis,
el cual era las categorías conceptuales de análisis de la evaluación y
el feedback.
En la tercera etapa de la investigación: Los datos recopilados fueron
triangulados y analizados para dar respuesta a la fiabilidad y validez
del presente estudio La teoría es otro elemento importante en ese
proceso de triangulación, la cual se realizó al combinar diferentes
métodos, en nuestro caso, la entrevista y el análisis de los documentos
(Denzin, 1990; Taylor y Bogdan, 2010).
4.3 Información recopilada y análisis
4.3.1 La práctica de evaluación en la situación de evaluación
A continuación se presenta la información y el análisis de la misma de
forma integrada, tomando como apoyo teórico la perspectiva
constructivista sociocultural, auténtica y situada.
Las tareas de evaluación que realizan como práctica de evaluación las
personas docentes del Practicum son: el análisis institucional, la
planificación, de como máximo dos unidades de programación, la
intervención y evaluación de la misma, la tutoría o seminario y la
defensa ante un tribunal examinador de la memoria o carpeta de
aprendizaje.
Después de identificar las tareas de evaluación, se presentaran los
resultados encontrados en la presente investigación, a partir de los
diferentes tipos de actividades que mencionan Coll, Barberà y Onrubia
(2000), tales como, actividades de preparación (SAP), actividades de
evaluación propiamente dicha (SAE), actividades de corrección (SAC),
actividades de comunicación (SAD) y actividades de aprovechamiento
(SAA), que fueron descritos en el marco teórico.
4.3.1.1. Actividades de preparación de la evaluación propiamente dicha
al inicio del Practicum: todas las personas entrevistadas declaran que
emplean momentos preparatorios de la actividad de evaluación
propiamente dicha al inicio del Practicum, tales como la activación de
conocimientos previos, ofrecer información sobre los apartados de la
memoria o carpeta de aprendizaje y la observación de su contenido para
que el estudiantado entienda el producto final del Practicum que deben
entregar. Algunas ayudas que las tutoras y los tutores mencionan
emplear en los momentos preparatorios al inicio del Practicum son que
el estudiantado conozca el plan docente, tengan modelos de memorias
efectuadas por otros educandos en otros cursos y pautas y guías del
contenido de la memoria o carpeta de aprendizaje. La finalidad es
ayudarles a representarse claramente el producto o resultado de
aprendizaje y a conocer los criterios de evaluación del producto final
del mismo. Se ofrecen menos guías del proceso a seguir en su
realización y sobre el feedback que recibirán de la persona docente
para ayudarles a mejorar, conocer lo que han alcanzado e identificar
aquello que les queda por lograr.
4.3.1.2. Actividades de preparación de la actividad de evaluación
propiamente dicha durante el Practicum: todas las personas
participantes del estudio declaran que la evaluación es procesual, pero
un aspecto trascendental es que el alumnado del Practicum pueda lograr
establecer relaciones múltiples y complejas con la información
recopilada. Las personas docentes desean que los estudiantes no se
queden en una simple descripción de la información sobre la institución
o el aula, las unidades de programación, la defensa de la memoria o la
carpeta de aprendizaje, sino que les solicitan interpretarla y mostrar
su reflexión sobre las mismas basada en criterios y planteamientos
educativos bien fundamentados. Sin embargo, las tutoras y los tutores
mencionan que a la mayoría del alumnado se les dificulta mucho
seleccionar los datos relevantes e interpretar y analizar la realidad
educativa siguiendo criterios teóricos y prácticos adecuados.
Por ello, la actividad de evaluación de la memoria o carpeta de
aprendizaje se distribuye en tareas parciales, que tienen entidad en sí
mismas y que se entregan como evidencias del progreso de aprendizaje
del alumnado a la persona docente, para su valoración y recomendaciones
de mejora. La distribución de la elaboración y entrega de esas
evidencias las pacta cada tutora o tutor de acuerdo con un calendario
que se establece con el estudiantado en la tutoría y respetando las
indicaciones que plantea la persona docente del centro escolar. El
feedback es continuo, según las personas docentes universitarias,
proactivo - retroactivo y centrado en la tarea y, en particular, en los
errores.
Habitualmente se da oralmente y por escrito y de forma individual o
grupal, se promueven discusiones grupales que también facilitan la
interpretación de la realidad que encuentra el alumnado durante el
Practicum. Las tutoras y tutores señalan que el acompañamiento y
seguimiento de todo el trabajo efectuado por las alumnas y los alumnos
se realiza durante todo el tiempo que dura el Practicum. Las personas
docentes o tutoras leen todos los documentos escritos por el alumnado,
para la memoria final de prácticas les dan sugerencias sobre los
cambios que deben llevar a cabo en el documento y les dan pautas de
observación o análisis que les sirvan de apoyo para ejecutar la
interpretación. Es importante que las personas jóvenes cuando realizan
las modificaciones de los documentos solicitados por la persona
docente, debe tener claro que el error se evalúa como elemento que
facilita la mejora y la reflexión sobre el propio aprendizaje. Se
aportan criterios y argumentos basados en las teorías y conceptos
estudiados en la universidad que fundamentan la identificación de los
errores realizada por la tutora y el tutor y permiten al alumnado
comprender y compartir sus propuestas de mejora.
Asimismo, se promueve que la reflexión final y la corrección definitiva
de esos errores o la elaboración de las mejoras las lleven a cabo los
propios educandos, dando cuenta de que han comprendido e interiorizado
esos criterios y que saben utilizarlos para mejorar sus actuaciones o
intervenciones educativas, aprendiendo de y por sí mismos y gracias a
la ayuda de las personas docentes. Por ese medio se espera que muestre
su capacidad de gestión del propio proceso de aprendizaje y
autorregulación. En cualquier caso, lo que se le pide que muestre de
forma explícita es la reflexión realizada a lo largo de todo el proceso
de aprendizaje. Algunos señalan lo referente a la ortografía, la
redacción, entre otros, y por medio de símbolos que los estudiantes
conocen, y con los que identifican la propuesta de cambios que deben
tomar en consideración. Las devoluciones efectuadas por las tutoras y
los tutores tienen una función formadora o autoreguladora.
4.3.1.3. Actividades de corrección de la actividad de evaluación
propiamente dicha: La corrección no incluye la calificación y
constituye en realizar propuestas de mejora que deben tenerse en cuenta
en cursos posteriores del Practicum y su mejora. Las personas tutoras
se muestran poco explícitas en la forma en que llevan a cabo la
corrección y en los criterios de calificación.
El feedback se ofrece según las personas entrevistadas, centrado en
cada una de estas tareas escritas - específicamente basado en los
borradores, las elaboraciones iniciales y progresivas de dichas
observaciones, análisis y programaciones - ofreciéndose de modo
continuo, aunque no siempre de modo suficientemente inmediato, y
centrado en errores o aspectos concretos de la tarea que deberían
mejorarse, con un claro carácter retroactivo. El momento en que
reconocen que ofrecen más feedback y de manera más personalizada ocurre
durante la elaboración de la programación. El feedback de forma grupal
es utilizado para comunicar al alumnado aspectos puntuales que todos
deben saber.
Las docentes y los docentes afirman que de la programación valoran
fundamentalmente la selección de los objetivos y contenidos de
aprendizaje; el uso de metodologías que propicien la interacción entre
iguales y con la persona docente y que impliquen a las alumnas y los
alumnos en el aprendizaje. La reflexión sobre evaluación no se menciona
o no en el mismo grado ni tampoco el papel de la misma en el desarrollo
de competencias de regulación del aprendizaje.
Las personas docentes declaran que en la calificación final valoran
positivamente tanto que el alumnado se implique de manera responsable
en el centro, el aula y, en menor grado, en las tutorías de la
universidad, como que demuestren capacidad de reflexión en la memoria
sobre la práctica realizada. En ambos casos, el estudiantado debe
mostrar que vinculan lo aprendido en la universidad con la práctica,
proponen a las niñas y los niños actividades de calidad educativa y
atienden a la diversidad.
4.3.1.4. Actividades de comunicación: según los datos identificados,
las personas docentes afirman que comunican los resultados de la
evaluación al estudiantado por escrito, haciendo uso de los documentos
formales de comunicación del Practicum. Eventualmente dicen que hablan
con el estudiantado sobre esos resultados y expresan que lo hacen
siempre a petición de las y los estudiantes.
No obstante, es necesario aclarar que en el apartado de actividades de
comunicación no está tan definida la información obtenida por el
alumnado. Se considera que, si durante el Practicum las personas
docentes tuvieran muy bien identificadas las actividades o situaciones
de evaluación con sus respectivos procesos, al finalizar cada situación
o actividad de evaluación podrían retomar el proceso seguido tanto por
el alumnado como por la tutora o el tutor y, a partir de esto, dar una
calificación sobre cada situación o actividad de evaluación, tratando
de no dejar esta tarea hasta el final del Practicum.
Podemos señalar tres tipos de situaciones de comunicación de los
resultados de aprendizaje al estudiantado: a) en la devolución que la
tutora y el tutor realiza de cada documento que revisa del alumnado, b)
en las tutorías, cuando las presenta públicamente y comparte las
inquietudes que cada persona estudiante le plantea respecto de sus
avances, o c) al finalizar el Practicum, ya sea en la defensa de la
memoria o en una reunión posterior. Para que se dé uno u otro tipo de
actuación es necesario que las personas tutoras brinden a las personas
jóvenes estudiantes una evaluación sumativa con función pedagógica
porque, se quiera o no, el Practicum debe ayudarles a conocer la
acreditación obtenida y aquello que les queda por alcanzar. No
obstante, según los datos muchas de las personas tutoras no tienen
suficientemente sistematizados los criterios con los que se valoran
diferentes aspectos que se evalúan en el Practicum y, en lo relativo a
la evaluación sumativa final, tampoco declaran cómo pasan a elaborar el
porcentaje que corresponde a la nota o calificación final, lo cual
puede repercutir en que se presenten algunas incongruencias en la
evaluación.
Las situaciones de evaluación relevantes del Practicum se ubican
fundamentalmente en el durante, con el objetivo de identificar
necesidades y ayudarles en sus dificultades, y al final del proceso.
La elaboración y defensa de la memoria es la única situación de
evaluación del Practicum propiamente dicha y se ubica, como producto,
fundamentalmente al final del proceso, cuando el alumnado entrega a la
persona docente y la defiende en público. Sin embargo, la elaboración
de la memoria contempla la realización paulatina de diferentes
actividades o tareas de evaluación que el estudiantado desarrolla con
apoyo de la persona tutora del Practicum y en el que debe dar muestra
de lo aprendido.
Finalmente, respecto a la memoria, las personas tutoras no mencionan
que incluyan en su práctica de evaluación actividades de
aprovechamiento caracterizadas por explotar didácticamente los
resultados de la evaluación -errores y aciertos- en el marco de nuevas
tareas. Resultaría muy conveniente elaborar recomendaciones que
repercutan en la mejora de actividades futuras y del escrito y
recopilación de evidencias de reflexión e intervención práctica.
5. Conclusiones
• Se analizó las prácticas evaluativas del Practicum a partir de la
perspectiva constructivista sociocultural auténtica y situada. La cual
señala la importancia de identificar las actividades de preparación de
la evaluación, las actividades de evaluación propiamente dichas, las
actividades de corrección y calificación, las actividades de
comunicación y las actividades de aprovechamiento.
• La práctica de evaluación de las personas docentes está presidida por
un enfoque pedagógico, dirigido a promover una valoración continua y
reguladora, formativa y formadora, situada y auténtica de la evaluación.
• Las personas tutoras señalan como situaciones de evaluación
diferentes actuaciones que el estudiantado lleva a cabo a lo largo del
Practicum (por ejemplo: conocer y analizar el centro escolar y el grupo
clase; elaborar e implementar intervenciones docentes, formar parte de
otras tareas propias de los equipos docentes: reuniones de
coordinación, claustro, entrevista con los padres) y de los documentos
en que dan cuenta de dichas actuaciones y de la reflexión sobre las
mismas.
• La utilización del feedback se centra en ayudar al estudiantado a
identificar los errores que cometen en los documentos (de muy
diferentes tipos) que entregan, para profundizar en la reflexión y
lograr que mejoren. La referencia son los criterios proporcionados por
las personas docentes para la elaboración de los mismos mediante
explicaciones, pautas y documentos modelo que los estudiantes observan.
Sin embargo, hay necesidad de revisar las características y el enfoque
que las personas docentes dan al feedback de modo que el estudiantado
pueda usarlo en la mejora de sus actuaciones en los centros y en el
avance desde la descripción al análisis y a una mejor relación entre la
teoría y la práctica.
• Las personas docentes dan el feedback a los estudiantes centrado en
la tarea, lo cual favorece que éste resulte más efectivo para el
estudiantado y le ayuda a tomar decisiones concretas para ir mejorando
y, a la vez, disminuir la carga emocional que representa la realización
de dichas actividades.
• Es oportuno que las tutoras y los tutores tengan claridad del tipo de
feedback que van a dar en cada situación o tarea de evaluación, así
como, los criterios de evaluación que dirigirán el feedback. Esto para
que el alumnado conozca qué tipo de feedback se le dará a partir de
cada tarea de evaluación.
• La investigación realizada puede ser un insumo en la prácticas de
evaluación que desarrollan las personas formadoras de profesionales de
orientación, ya sea en la práctica supervisada, así como, en los
diferentes cursos que se imparten. Donde el feedback que se brinde al
alumnado sea identificado el tipo, los criterios de evaluación sobre
los que se desarrollará y las formas de aplicarlo. Asimismo, tomar en
cuenta la importancia de planificar las actividades de preparación de
la evaluación propiamente dicha al inicio, actividades de corrección de
la actividad propiamente dicha, actividades de comunicación y
actividades de aprovechamiento.
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Correspondencia a:
Flor Jiménez Segura. Docente e Investigadora de la Escuela de Orientación y Educación
Especial y del Instituto de Investigación en Educación. Universidad de
Costa Rica. Doctora en Psicología Educativa, Maestría Gerontología,
Licda. en Ciencias de la Educación con énfasis en Orientación.
Dirección electrónica: flor.jimenez@.ucr.ac.cr
Documento recibido: 14 de julio, 2014 Enviado a corrección: 1 de
agosto, 2014 Aprobado: 8 de diciembre, 2014