Cuarenta años de Cuadernos de Antropología, herencia del Laboratorio de Etnología “María Eugenia Bozzoli Vargas”

María del Carmen Araya

Universidad de Costa Rica (UCR), Escuela de Antropología (EAT), Profesora catedrática jubilada, San José, Costa Rica

mcaj2013@gmail.com

Cuadernos de Antropología

Julio-Diciembre 2022, 32(2)

DOI: 10.15517/cat.v32i2.51129

Recibido: 25-05-2022 / Aceptado: 28-09-2022

Revista del Laboratorio de Etnología María Eugenia Bozzoli Vargas

Centro de Investigaciones Antropológicas (CIAN), Universidad de Costa Rica (UCR)

ISSN 2215-356X

Resumen: Este documento presenta un recuento histórico de la revista Cuadernos de Antropología, de la Universidad de Costa Rica, 1982-2021, conjuntamente con un análisis de su producción académica, según personas autoras y artículos publicados. El estudio se basa en datos cualitativos y cuantitativos, cuyos alcances evidencian un proceso de transformación paulatino que convirtió a este medio de difusión en una publicación electrónica. Desde el 2007, los artículos están disponibles digitalmente y, a partir del 2014, se pueden consultar de forma gratuita e inmediata en la página de la revista. Con ello, se ha aumentado el acceso y la visibilización de la información, la cual se refiere a trabajos realizados en distintas partes del mundo, principalmente, en Costa Rica. Aun cuando existen investigaciones llevadas a cabo por las especialidades de la Antropología, domina la Antropología Social y la Arqueología. Se concluye que es necesario proponer estrategias que incrementen la producción de todas las especialidades de la Antropología en la geografía de interés de la revista: Centroamérica, sur de México, Caribe insular y noroeste de Colombia. Más aún, Cuadernos de Antropología tiene el desafío de llegar a ser una plataforma para el desarrollo de comunidades académicas que impacten la disciplina y la realidad social.

Palabras clave: Cuadernos de Antropología; producción académica; revistas científicas; antropología en Costa Rica; antropología en Centroamérica.

Forty years of Anthropology Notebooks, heritage of the “María Eugenia Bozzoli Vargas” Ethnology Laboratory

Abstract: This document presents, a historical account of the journal Cuadernos de Antropología, of the University of Costa Rica, 1982-2021, together with an analysis of its academic production, according to authors and published articles. The work is based on qualitative and quantitative data, whose scope shows a gradual transformation process that turned this means of dissemination into an electronic publication. Since 2007 the articles have been available digitally and as of 2014, they can be consulted for free and immediately on the journal’s page. With this, access and visibility of information has been increased, which refers to work carried out in different parts of the world, mainly in Costa Rica. Even when there are investigations carried out by the specialties of anthropology, social anthropology and archeology dominate. It is concluded that it is necessary to propose strategies that increase research all the specialities of anthropology in the geography of interest of the journal: Central America, southern Mexico, insular Caribbean and northwestern Colombia. Furthermore, Cuadernos de Antropología has the challenge of becoming a platform for the development of academic communities that impact the discipline and social reality.

Keywords: Anthropology Notebooks; academic production; science journals; anthropology in Costa Rica; anthropology in Central America.

A la memoria de Marcos Guevara Berger (1958-2021)

y de Ana Isabel Pórras Thames (1949- 2021);

antropólogo y antropóloga de la Universidad de Costa Rica.

Introducción

Cuadernos de Antropología es una de las 52 revistas de la Universidad de Costa Rica (UCR), alojada en el Portal de Revistas Académicas de esta institución. La creación de estos órganos de difusión del conocimiento en la UCR comenzó en 1945; catorce años después, en 1982, nació Cuadernos de Antropología. Como homenaje a su natalicio, en este artículo se realiza un recuento histórico de su surgimiento y desarrollo, conjuntamente con un análisis de su producción académica. Primero, se exponen algunos elementos generales del Laboratorio de Etnología “María Eugenia Bozzoli Vargas” (Lemebv), lugar que le dio vida e impulsó a Cuadernos de Antropología durante 31 años. Posteriormente, el texto profundiza en el estudio de la revista.

El trabajo se elabora con base en la construcción de datos cualitativos y cuantitativos provenientes de fuentes bibliográficas, de documentos institucionales como el boletín Redes, medio de difusión escrito del Laboratorio de Etnología que circuló de 1986 al 2008 y que ofrece referencias valiosas sobre la Antropología. Se consultó el archivo de artículos de Cuadernos de Antropología, el cual contiene todos los números de la revista bajo la figura de acceso abierto al conocimiento, gratuito e inmediato. Cabe advertir que la mirada y la memoria de quien suscribe el trabajo juega un papel importante a lo largo del texto.

Con la información recopilada de todas esas fuentes se hicieron hojas de registro con variables específicas y cantidad de casos diferentes sobre coordinadores del laboratorio, 1980-2021; coordinadores de Cuadernos de Antropología, 1982-2021; personas autoras, 1982-2021; y artículos publicados, 1982-2021. En el estudio se contabilizaron artículos propiamente dichos, informes o reportes de investigación, reseñas de libro, traducciones, separatas, colaboraciones especiales, semblanzas y actividades de las unidades de antropología. No se consideraron presentaciones de los volúmenes, aunque sí aquellos que discuten de manera densa y extensa el contenido de la revista. Todos los documentos fueron tomados en cuenta como artículos, con el fin de tener una visión general del comportamiento de la producción total de la revista. Sin embargo, hay que tener claro que la revista, antes del 2014, contiene una diversidad de textos orientados al ensayo académico; a partir de ese año, se comunica que se recibe únicamente artículos de investigación, reseñas de libros y traducciones. El recuento de los artículos se hizo hasta finales del 2021, momento en el cual se completan los números 1 y 2 del volumen 31, ya que la revista se edita dos veces al año y los cierres se llevan a cabo en enero y julio; aunque, la recepción y publicación continúa durante todo el año. Luego de la recopilación de datos, la información se procesó.

El documento se organiza en cuatro apartados. El primero, Lemebv: un lugar para la Antropología Social, aborda los aspectos generales del Laboratorio de Etnología y enfatiza en los bienes conformados durante poco más de cuatro décadas. Cuadernos de Antropología es uno de los siete patrimonios que el laboratorio contribuyó a forjar desde sus inicios. El segundo apartado, Gestación de Cuadernos de Antropología, presenta el contexto dentro del cual se funda la revista. Este contexto está marcado por un dinamismo editorial que dominaba en la antropología en la UCR durante la década de 1980 y, a la vez, por las limitaciones de espacios para publicar. En el apartado, también, se muestran las dos primeras etapas de la revista de 1982 a 1988 y de 1989 al 2001, las que se diferencian entre sí por la continuidad o no de la publicación de sus volúmenes, entre otros aspectos. El tercer apartado, Fortalecimiento de la presencia internacional en Cuadernos de Antropología, explica el interés de la revista de incorporar la producción de la investigación, docencia y acción social, no solo a nivel nacional, sino, también, de otros lugares del mundo. Este interés se acentúa a partir del 2002, cuando se inicia la tercera etapa de la revista, durante la cual se llevan a cabo modificaciones profundas. El cuarto apartado, Producción de Cuadernos de Antropología: artículos y autores, informa acerca de otros cambios que mejoraron la revista y se concentra en el análisis de los artículos y las personas autoras. En Conclusiones, se resumen las ideas centrales del artículo.

Lemebv: un lugar para la Antropología Social

El 11 de agosto de 1980, la Escuela de Antropología y Sociología (EAS) de la UCR emitió un comunicado para informar a su personal administrativo, docente y estudiantil, acerca de un programa de actividades planificado con el fin de celebrar el 40 aniversario de la fundación de la benemérita institución costarricense. La primera actividad que se indica es la del “Lunes 25 de agosto: Inauguración de los Laboratorios de Arqueología y Etnología” (Escalante y Achio, 1980). Estos laboratorios pertenecían al Departamento de Antropología, el cual, conjuntamente con el Departamento de Sociología, integraban la EAS.

La creación del Lemebv se dio por el impulso de varias personas; entre ellas María Eugenia Bozzoli Vargas, José Antonio Camacho Zamora, Marta Pardo Angulo (Bozzoli, 2016), profesores del Departamento de Antropología. Al ser Bozzoli fundadora de la Antropología en la UCR, junto con Carlos Humberto Aguilar Piedra, se le asignó su nombre al laboratorio. Tomando como base el boletín Redes, de marzo de 1987 al 2000, se usaba, mayoritariamente, la denominación de Laboratorio de Etnología. En el 2001 aparece un panfleto informativo con el título de Laboratorio de Etnología María Eugenia Bozzoli Vargas. En el 2013, el laboratorio empezó a usar la abreviatura Lemeb; en el 2018 se le sumó la V de Vargas, por lo cual quedó Lemebv.

El espacio en sí del Lemebv tenía una sala de conferencias o reuniones dividida en dos y una oficina; estaba situado en el cuarto piso del Edificio de Ciencias Sociales –ahora conocido como viejo Edificio de Ciencias Sociales–. Entre las funciones que cumplía se destacan las siguientes:

1. Coordinación y planificación de actividades relacionadas con la docencia, la investigación y la acción social de la Sección de Antropología Social. En ocasiones albergó a la Sección de Introducción a la Antropología y realizó labores con la Sección de Arqueología; las tres secciones y los dos laboratorios conformaban el Departamento de Antropología. En el sitio del laboratorio se hicieron discusiones muy importantes, como la semestralización del curso de Investigación de Campo en 1995, las primeras conversaciones sobre la creación de un centro de producción antropológica en 1997 (Escuela de Antropología, 2015) y las primeras reuniones sobre la internacionalización de las revistas en el 2005.

2. Difusión de la Antropología dentro y fuera de la UCR con planificación de tertulias, conferencias inaugurales, discusiones bibliográficas y de investigación, programa de divulgación de la carrera de Antropología, participación en semanas universitarias y en ferias vocacionales.

3. Enlace y comunicación con las personas de la unidad académica y con aquellas pertenecientes a instituciones de antropología en Centroamérica y México, para impulsar su crecimiento. En más de una ocasión el Laboratorio de Etnología se encargó de organizar la participación de estudiantes y profesores en los congresos de la Red Centroamericana de Antropología (RCA) que iniciaron en 1994.

4. Reunión de documentos de textos, libros y producciones audiovisuales de interés antropológica y áreas afines, provenientes de distintas partes del mundo. Con ese material se elaboraron bases de datos e índices bibliográficos y cinematográficos que alimentaron la docencia, la investigación y la acción social en la unidad.

5. Acopio de productos de trabajo de campo y de la docencia: diarios, fotografías, documentos y encuestas sobre el tema de tradición cultural.

6. Resguardo de artesanías, resultado de prácticas de diversos grupos y de donaciones institucionales; objetos fundamentales por mostrar la producción de culturas pretéritas y por brindar información para el estudio de la cultura.

7. Publicación de libros y de una revista con el fin de difundir los resultados del trabajo antropológico.

El Lemebv representó una motivación de la comunidad de antropólogos y antropólogas sociales en la UCR para seguir creciendo; sobre todo considerando que, como es conocido, en 1968 Carlos Aguilar Piedra fundó el Laboratorio de Arqueología que lleva su nombre (Ibarra, 2010). Siete años después, en 1975 se fundó el Departamento de Antropología con la aprobación de la Licenciatura en Antropología. En 1977 se creó la Escuela de Antropología y Sociología (Bolaños, 1993). Tres años más tarde, en 1980, se presentó la oportunidad del laboratorio. En 1987, se difundió el primer Plan de Trabajo (Laboratorio de Etnología, 1987), cuyo coordinador era Omar Hernández Cruz. En el 2004 el laboratorio empezó una nueva labor en el primer piso del Edificio de Ciencias Sociales, frente a las escaleras centrales. Redes anunció esta ubicación con la afirmación: “Esta nueva posición nos favorece para continuar nuestra importante labor como centro de documentación. Esperamos que las visitas y colaboración de todos y todas uds. vengan en aumento y sean tan frecuentes en nuestro nuevo espacio como lo fueron antes” (Laboratorio de Etnología “María Eugenia Bozzoli V.”, 2004, p. 1). Este comentario se expresaba ya que había un fuerte arraigo con el denominado escondite del cuarto piso y existían muchas dudas acerca del traslado que en ese momento era un hecho.

Posterior a ese traslado, el 4 de julio del 2007, el Consejo Universitario de la UCR –órgano colegiado encargado de establecer las políticas de la institución y fiscalizar la gestión universitaria– creó la Escuela de Antropología (EA) (CU, 2007) y modificó la anterior Escuela de Antropología y Sociología por la Escuela de Sociología. Este hecho consolidó la Antropología y la Sociología en la institución; casi diez años después, el jueves 9 de marzo de 2017 dicho consejo aprobó la constitución del Centro de Investigaciones Antropológicas (CIAN) (CU, 2017; Figura 1).

El CIAN pasó a guiar la investigación, la acción social y los cuatro laboratorios que había en ese año, relacionados con la Antropología en la UCR: Laboratorio de Arqueología “Carlos Aguilar Piedra”, Laboratorio de Etnología “María Eugenia Bozzoli Vargas”, Laboratorio de Antropología Biológica y Laboratorio de Antropología Lingüística –estos dos últimos en proceso de conformación–. La sede del Lemebv ubicada desde noviembre del 2014 en el bloque 3C del tercer piso del Edificio de Ciencias Sociales, en la Ciudad de la Investigación, se articuló orgánicamente a los espacios administrativos del CIAN, planificados como tales desde antes de la construcción del nuevo edificio.

Durante 42 años del Laboratorio de Etnología, trece profesores, tres hombres y diez mujeres, de la UCR, asumieron su coordinación (Cuadro 1). Esta proporción respondió, posiblemente, a la mayor cantidad de profesoras que existía en el Departamento de Antropología y, posteriormente, en la Escuela de Antropología de la UCR. Sin embargo, cabe advertir que aún no se ha realizado una investigación con perspectiva de género que dé cuenta de estas unidades académicas en el sector docente, estudiantil y administrativo, o de las instancias que la han integrado, como laboratorios, secciones y comisiones; tampoco del actual Programa de Posgrado en Antropología (PPAn) –antes se llamó Maestría Académica en Antropología–, fundado en 1995, o del CIAN. Es importante hacer notar esta carencia y necesidad.

Las personas coordinadoras del laboratorio, conjuntamente con quienes tenían puestos administrativos –Imelda Leiva Mora, 1972-2002; Mauricio Alfaro Alfaro, 2002-2004; Ana Cecilia Rivera Gómez, 2004-2014–, con la colaboración de estudiantes asistentes, de las y los profesores de antropología, así como de las personas usuarias, fueron conformando, a lo largo de más de cuatro décadas, un conjunto de bienes resultado de las funciones mencionadas.

Con el avance paulatino del trabajo del Lemebv, esos bienes se organizaron de la siguiente manera:

1. Centro de documentación que comenzó con el nacimiento del Lemebv en 1982 hasta la actualidad y el cual alberga documentos institucionales, periódicos y textos derivados del trabajo de campo. Estos documentos y textos son valiosos para la comprensión de la historia de la antropología en la UCR.

2. Biblioteca que inició en 1982 y reunió con los años, vía la donación y el canje de libros, más de 2670 libros y revistas especializadas en Antropología y áreas afines. En el 2014, la Asamblea de Escuela de Antropología tomó la decisión de adscribir la “Biblioteca del Laboratorio de Etnología a la Biblioteca Eugenio Fonseca Tortós (BEFT) al Sistema de Información de Bibliotecas, Documentación e Información (Sibdi)” (Escuela de Antropología, 2014), conjuntamente con su personal administrativo. La BEFT pertenece a la Facultad de Ciencias Sociales y al Sistema de Bibliotecas, Documentación e Información (Sibdi) de la UCR.

3. Colección de fotografías con un estimado de 1500 imágenes tomadas desde 1960 hasta 1995, principalmente de comunidades indígenas en Costa Rica; muchas de ellas fueron reunidas por María Eugenia Bozzoli Vargas, producto de su trabajo de campo y el de otras personas. También contiene fotografías en contextos rurales, contextos urbanos y en otros países como Guatemala, las que retratan prácticas culturales de distintos grupos, donadas por investigadores que consideraron importante conservar ese material en el laboratorio.

4. Colección de artesanías o bienes etnológicos con piezas como cestería, tejidos, arcos, flechas, cerámica, utensilios de madera tallada y pintada, máscaras, entre otras; fruto de prácticas de diversos grupos, producidas durante la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI. Estas piezas fueron donadas por distintas personas y por instituciones.

5. Boletín Redes que circuló a nivel nacional y centroamericano durante 14 años, en los períodos 1986-1987, 1995-2005 y el último en el 2008; con un total de 33 ejemplares. Este medio, que difundió información de las actividades del Lemebv y del sector estudiantil; dio a conocer las convocatorias de los congresos de antropología, nacionales y de la región.

6. Serie de libros del Laboratorio de Etnología, la cual difundió resultados de la investigación, acción social, docencia y actividades como los congresos. Desde 1994 al 2016, se editaron siete libros; cuatro obras más se publicaron en el marco de dicha serie, pero llevaron los sellos editoriales UCR, Escuela de Antropología y CIAN. A esta producción se unió otra derivada de la investigaciones en la Escuela de Antropología, de tesis de grado y maestría en Antropología en la UCR y de doctorado de sus docentes, con sellos de la Editorial UCR, Editorial Universidad Nacional (EUNA), Editorial de la Universidad Estatal a Distancia (Euned), Centro de Arqueología Comparativa de la Universidad de Pittsburgh conjuntamente con la Editorial de la UCR (EUCR) –importante esfuerzo de coordinación interinstitucional a nivel internacional– y otras editoriales independientes.

7. Revista Cuadernos de Antropología, 1982-2022, de la que se escribe más adelante (Figura 2).

Todos estos bienes son parte de la identidad del Lemebv, entidad que se enorgulleció de irlos conformando. En ellos está contenida pasajes de la historia de la antropología de la institución. Representan legados de este laboratorio al país, ya que poseen información que contribuye a difundir el trabajo de la disciplina y a mostrar la diversidad cultural. Fueron reunidos gracias a la práctica o el don de dar que caracteriza a la antropología nacional e internacional. Muchas manos de la UCR y más allá de sus fronteras fueron donando fotos, libros, documentos, artesanías, dinero, trabajo y conocimiento para que esos bienes crecieran y aportaran a la sociedad. Por ello, la alcancía de barro en forma de cerdo o chancho –expresión lingüística costarricense–, ubicada durante muchos años en el escritorio de la coordinación del Lemebv, es un símbolo del compromiso y del deseo de esa comunidad antropológica de construir lo que se denomina en este trabajo como las siete herencias del Lemebv a la antropología en Costa Rica (Figura 3).

Sin duda, las contribuciones en especie, monetarias, presupuestos institucionales y en un caso fondos internacionales, hicieron posible los bienes del laboratorio, entre ellos Cuadernos de Antropología. Veamos.

Gestación de Cuadernos de Antropología

Cuadernos de Antropología es una de las siete herencias del Lemebv, ya que se fundó en este laboratorio en 1982. En su creación participaron profesionales en Antropología Social pertenecientes al Departamento de Antropología, posteriormente de la Escuela de Antropología. Se editó, en su mayoría, en el Lemebv hasta el 2013, como se explica más adelante. Su primer fascículo se financió, parcialmente, con presupuesto proveniente del Aporte Fundación Ford para la Escuela de Antropología y Sociología (Cartín, 1982a). Después, la cultura del dar fue fundamental en su configuración pues siempre hubo amigas o amigos de este órgano de la UCR, dispuestos y dispuestas a colaborar con la revisión filológica de un artículo, el diseño de una portada, la diagramación de un ejemplar, la impresión de una revista, la difusión del material o la donación monetaria. Estos aportes complementaron los escasos, pero indispensables, recursos institucionales recibidos por la revista o bien, la colaboración internacional.

La revista se gestó en un ambiente de gran dinamismo editorial impulsado por el interés que imperaba en la Antropología en la UCR, de aportar a la difusión de la disciplina, a través de la publicación de trabajos realizados en el país o en otras latitudes. Muestra de este interés es el hecho de que en el mismo año, 1982, de nacimiento de Cuadernos de Antropología, también se empezó a publicar en la UCR la revista Tradición oral indígena costarricense, con 11 números (2 en 1982; 3 en 1983 y 4 en 1987). El fin de esta revista era hacer accesible al personal docente y estudiantado de escuelas indígenas en Costa Rica, las narraciones de comunidades indígenas en el país. Fue logro de un esfuerzo colectivo de estudiantes, de maestras, de maestros y de habitantes de comunidades indígenas, en calidad de recopiladores, autores y narradores. Acompañaron las labores editoriales un grupo interdisciplinario de profesores y profesoras de la UCR, quienes trabajaban temas de interés de la Antropología: María Eugenia Bozzoli Vargas, Carmen María Cubero Venegas, Carmen Murillo Chaverri y Adolfo Constenla Umaña. La Vicerrectoría de Acción Social auspició la revista con la colaboración de la Vicerrectoría de Investigación.

Simultáneamente con esta revista, en 1984 y 1985, una comisión del Departamento de Antropología bajo la dirección de Nancy Cartín Leiva, coordinadora del Laboratorio de Etnología, publicó dos ediciones especiales intituladas “Tendencias actuales de las investigaciones en antropología”, No. 1 de julio 1984 y No. 2 de 1985 –no se encuentran en línea–, en la Revista de Ciencias Sociales, de la UCR, creada en 1956 y dirigida por el sociólogo Daniel Camacho Monge. En 1987, Omar Hernández Cruz, coordinador del Laboratorio de Etnología, editó en la misma revista las “Tendencias de investigación costarricense en la antropología III”, correspondiente al No. 38 de marzo 1987.

Acompaña al dinamismo y al interés editorial de los años de gestación de Cuadernos de Antropología, una carencia de revistas de la disciplina en Costa Rica, ya que Vínculos (1975), del Museo Nacional de Costa Rica, se centraba en las investigaciones arqueológicas del nuevo mundo. Una situación similar sucedía en Centroamérica, porque las revistas que se editaban abarcaban otras áreas del conocimiento y regiones de América Latina, como el Boletín Bibliográfico de Antropología Americana (1937), del Instituto de Antropología e Historia de Panamá, con énfasis en historia en América Latina; la Revista Panameña de Antropología (1975) de la Asociación Panameña de Antropología –sin vínculo–; Yaxkin (1975), del Instituto Hondureño de Antropología e Historia, orientada a los temas del patrimonio cultural tangible e intangible.

En el escenario de limitaciones de espacios para publicar y difundir el conocimiento de la disciplina, se creó Cuadernos de Antropología; y, desde sus orígenes, quienes la dirigieron a lo largo de su historia no escatimaron esfuerzos para invitar a participar a las personas que ejercían la antropología y áreas afines, luego de que el comité editorial dictaminara el artículo. Se impulsaron propuestas que convocaron a las comunidades nacionales y, seguidamente, a académicos y académicas de otras latitudes a elaborar artículos resultado de investigaciones, tesis de estudiantes y ponencias de congresos. Se promocionó a la revista como un insumo con importantes beneficios para la práctica profesional y la docencia. Después de 1986, el boletín Redes fue su asiduo colaborador al dar a conocer sus convocatorias con los requisitos de participación, informar sobre los contenidos de cada ejemplar una vez publicado e invitar al público a comprarlos a precio de costo.

De esta forma, se desarrolló una primera gran etapa de siete años de Cuadernos de Antropología que va de 1982 a 1988, a lo largo de la cual se publicó ininterrumpidamente un volumen por año. Las labores editoriales congregaron a personas de la Antropología, Arqueología y de otras especialidades, cuya producción de siete volúmenes se destaca por las siguientes razones: 1) sistematizaron y promovieron bibliografía sobre temas de interés antropológico en Costa Rica y luego en Centroamérica, 2) llevaron al ámbito nacional producciones teóricas generadas a nivel internacional (arqueología social), 3) dieron a conocer los resultados de las investigaciones del Departamento de Antropología, 4) integraron a la discusión antropológica a las y los colegas que trabajaban en instituciones públicas y privadas del país, a personas de otras áreas del conocimiento y de distintos países, 5) difundieron algunos trabajos proveniente del sector estudiantil, y 6) recuperaron los resultados de conferencias, seminarios y congresos promovidos por el Lemebv, el Laboratorio de Arqueología “Carlos Aguilar Piedra” y el Departamento de Antropología, en coordinación con otros entes.

La ausencia de un análisis de Cuadernos de Antropología generó la idea de que la línea editorial de esa primera etapa correspondió a la difusión de lo generado al interior del Departamento de Antropología. Esto no fue así porque confluyeron en los primeros años de la revista –y también posteriormente– la producción de colegas de distintas instituciones de Costa Rica y de otros países, uniendo la discusión internacional con la nacional. El esfuerzo fue posible gracias a las actividades lideradas por el Lemebv y el Departamento de Antropología, orientadas a contribuir con la construcción de institucionalidad, de saber y de identidad de la disciplina en el país y en Centroamérica. Más aún, puede decirse que los artículos presentes en estos volúmenes son referencias fundamentales, tal vez clásicos de la antropología (Cuadro 2).

De estos siete volúmenes sobresalen seis por tener un título u orientación principal. Años después, otros que siguieron esta línea fueron los siguientes:

1. Vol. 10 Cultura y poder de 1999.

2. Vol. 12 dedicado a María Eugenia Bozzoli Vargas.

3. Vol. 13 dedicado a Carlos Aguilar Piedra.

4. Edición 29(2) Tras una herencia cultural milenaria: contribuciones de Richard Cooke a la arqueología del Área Istmo-colombiana –reúne las ponencias que se presentaron en el XI Congreso de la Red Centroamericana de Antropología del 27 de febrero al 3 de marzo del 2017–.

De 1989 al 2001, se llevó a cabo una segunda etapa de Cuadernos de Antropología que, a diferencia de la anterior, se caracteriza por la discontinuidad y menor cantidad de los volúmenes publicados. Durante nueve años, 1989-1991, 1994-1998 y el 2001 no se publicó ningún fascículo. En los períodos 1992-1993 y 1999-2000 se editaron los volúmenes 8, 9, 10 y 11 –uno por año– con un total de cuatro, los cuales son fruto de las acciones dirigidas a convocar a investigadoras e investigadores que trataban temas antropológicos en y de Centroamérica. Cuadernos de Antropología hizo esfuerzos para dar una respuesta modesta a algunas de las necesidades editoriales que existían tanto en Costa Rica como en el resto de los países centroamericanos. Como resultado, los primeros artículos sobre esta región aparecieron en 1992, en el volumen 8 con “Identidad, cultura y nación en Honduras” (Chávez, 1992) y “Los Garífuna de Guatemala y su contexto regional” (Arrivillaga, 1992). El artículo “La expansión de comunidades religiosas evangélicas y fundamentalistas en América Latina” (Ströbele, 1992) menciona a Guatemala. En 1993, el volumen 9 presenta una serie de artículos que analizan el desarrollo de la antropología en Guatemala, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica, producto del Primer Encuentro Centroamericano, 1988, realizado en Turrialba, Costa Rica (Bolaños y Bozzoli, 2015).

Conforme los ejemplares de Cuadernos de Antropología se imprimieron, conjuntamente con los libros, circularon entre los países de Centroamérica a través de colegas que transitaban la región por razones académicas o personales. Los congresos internacionales, especialmente los de la Red Centroamericana de Antropología, fueron lugares especiales para el canje de materiales bibliográficos. Los ejemplares organizados en envoltorios cargados de emotividad llevaron las buenas nuevas de la antropología, contribuyendo con su identidad cobijada por un sentimiento centroamericano. Estas publicaciones nutrieron la docencia y la investigación en la región, ayunas de textos para la discusión. Es decir, Cuadernos de Antropología fue una carta de presentación que dio cuenta del trabajo de la UCR y, a la vez, difundió los estudios de los colegas centroamericanos que publicaban en la revista. Por ello, aportó a la promoción de la cultura editorial antropológica, del intercambio de textos y del hábito de la lectura a nivel regional.

Fortalecimiento de la presencia internacional en Cuadernos de Antropología

El interés por la presencia de la producción académica de investigadores e investigadoras, más allá de las fronteras nacionales, en las publicaciones de Cuadernos de Antropología, se manifestó fuertemente en la tercera gran etapa de veinte años de la revista, desde el 2002 al 2021. Sin embargo, esta fase en la que se publicaron ininterrumpidamente veintiocho volúmenes no es la única en la que se dieron a conocer artículos de colegas de otros países. En la primera y segunda etapa de Cuadernos de Antropología también se hicieron esfuerzos por incorporar el ámbito internacional. Así, en 1984, se publicó en el volumen 3 un trabajo efectuado por una persona de nacionalidad norteamericana, con un análisis comparativo: “Atención en salud rural en Georgia y en la Zona Atlántica de Costa Rica” (Hill, 1984). También se dio a conocer el texto “Antropología nutricional. Cot de Oreamuno, Cartago, una monografía antropológica” (López, 1984), elaborado por una mexicana radicada en Costa Rica. Estos artículos fueron ponencias que se presentaron en el seminario sobre Antropología y Salud, organizado por el Departamento de Antropología de la UCR.

En los años de 1998 al 2000 –segunda etapa de Cuadernos de Antropología– el mayor acceso a la comunicación por internet en el mundo entero,facilitó difundir una convocatoria internacional para publicar en la revista. El volumen 11, del 2000, fue fruto de esta iniciativa, en particular los textos “Los indigenismos en Ecuador: De paternalismos y otras representaciones” (Rivera, 2000) y “Soñar paraísos es más fácil que construirlos, pero también menos hermoso”: Mi aproximación al movimiento ocupa en Barcelona” (Arce, 2000), escrito por una costarricense que vivía en España.

En el 2003, a inicios de la tercera etapa de Cuadernos de Antropología, se invitó a colegas centroamericanos a publicar artículos sobre la enseñanza de la antropología y la arqueología en la región (Laboratorio de Etnología “María Eugenia Bozzoli V.”, 2003), o sobre temas que apoyaran la docencia. Esta iniciativa estaba vinculada con el programa “Tendencias teóricas de la Antropología centroamericana: una lectura contemporánea” (Bozzoli y Bolaños, 2011; Laboratorio de Etnología, 2000), que llevaban a cabo, desde el 2001, el Departamento de Antropología en coordinación con el Programa de Posgrado en Antropología de la UCR; con la participación de especialistas de distintos países. Producto del proyecto se realizó en la UCR un taller editorial; y resultado de la convocatoria de Cuadernos de Antropología, se publicó el artículo “Autonomía de Nicaragua UNAM-Managua, 1999-2004”, de María Dolores Álvarez y Bayardo Gámez (2005), en el volumen 15.

En esa tercera etapa, unido al interés por incorporar en la revista producciones internacionales, estaba la preocupación por realizar cambios en la revista con el fin de transformarla en un medio de publicación seriado de excelencia. Así, en el 2001, un panfleto informativo del Lemebv difundió las “Normas para la presentación de ensayos en la Revista Cuadernos” (Laboratorio de Etnología “María Eugenia Bozzoli V.”, 2001). Estas se venían formulando desde mediados de la década de 1990 y contenían once ítems que incluyeron: tipo de material que publicaba, formato del texto, mecanismo para entregar el documento en las oficinas del Lemebv, extensión del trabajo, referencias bibliográficas, resumen del currículum, redacción y uso de figuras.

En el 2005, aproximadamente, se regularizaron los comités editoriales cuando la revista se incorporó a Latindex; asimismo, las personas coordinadoras empezaron a participar en reuniones periódicas organizadas por la Vicerrectoría de Investigación de la UCR, en las cuales se daban lineamientos generales sobre el quehacer de las revistas. Puede decirse que estos fueron los primeros pasos de Cuadernos de Antropología hacia el camino de lo que se conoce como políticas de acceso abierto al conocimiento e internacionalización de los medios de publicación seriados. Recuérdese que Latindex es una red de instituciones de Iberoamérica que elabora un directorio de revistas de la región y lleva a cabo las evaluaciones anuales de la calidad de estas. En Costa Rica, desde el 2002 hasta el 2013, esas evaluaciones fueron ejecutadas por el equipo de trabajo Latindex UCR (Córdoba, Murillo y Polanco, 2017). En el 2013, el grupo se transformó en el equipo UCRÍndex.

Este equipo de la Vicerrectoría de Investigación de la UCR impulsó que las revistas de la institución siguieran las normativas del “Reglamento para la edición de revistas de la Universidad de Costa Rica” (CU, 1976), el cual existía desde 1976. Fue el órgano encargado de guiar el camino de la UCR hacia la política de acceso abierto al conocimiento con lineamientos de calidad internacional. Esta política era apoyada por la Organización de las Nacionales Unidas para la Cultura, las Ciencias y la Educación (Unesco) y fue acogida por las instituciones de educación superior en Costa Rica. Las revistas al albergar una importante producción de artículos resultado de investigaciones en todas las ramas del saber, la mayoría de las veces financiadas con fondos públicos, representaron espacios estratégicos de los nuevos lineamientos mundiales. Y, para implementar esos lineamientos, la Vicerrectoría de Investigación organizó el repositorio de la Universidad de Costa Rica Kérwá, apoyó la creación del repositorio nacional de Costa Rica Kímuk (Parral, 2017) y desarrolló un portal de revistas en una plataforma virtual con un espacio para cada una de las 52 revistas, en coordinación con el Centro de Informática de la institución.

La Vicerrectoría de Investigación impulsó el proceso de implementación de la política citada y exigió medidas, como las siguientes: 1) aplicar evaluaciones rigurosas de pares ciegos, 2) disminuir los períodos de evaluación y de publicación, 3) ampliar la cantidad de artículos publicados anualmente –idealmente a 15 por año–, 4) aumentar la cantidad de autores externos a la institución y al país, 5) organizar comités científicos internacionales, 6) promover publicaciones en inglés, 7) incorporar resúmenes de los documentos en inglés y español, 8) crear normas editoriales, 9) elaborar políticas éticas, 10) incentivar la indexación y, 11) orientar los textos hacia el formato de artículo científico y eliminar los ensayos académicos. De esta forma, se buscaba la excelencia de las revistas, su mayor visibilidad y el uso de su producción, pero en un ambiente de gran presión, con ausencia de visiones críticas sobre el camino que se estaba siguiendo o de difusión de información sobre la existencia de otras propuestas más acordes con las particularidades de las ciencias sociales en América Latina.

En este escenario, aumentaron las transformaciones que se venían desarrollando en Cuadernos de Antropología desde finales de su segunda etapa. Se mencionan tres cambios más por su envergadura. El primero se refiere al debilitamiento de la relación entre la revista, el Lemebv y la Escuela de Antropología, a partir del 2013, cuando la dirección de dicha escuela nombró en la coordinación de la revista a una persona –Mauricio Murillo Herrera–, independientemente de la coordinación del laboratorio, bajo la figura de director de la revista. En el transcurso de ese año, también designó al arqueólogo Benjamín Acevedo Peralta como editor técnico, quien tenía experiencia previa en la Revista Geología de América Central de la UCR. La idea era que la revista conformara, paulatinamente, su propia administración, como lo establecía el Reglamento para la edición de Revistas de la UCR, arriba citado. Esta acción impactó las funciones del laboratorio, los bienes que albergaba y los lazos identitarios entre la escuela misma y Cuadernos de Antropología.

No obstante, este proceso de independización de Cuadernos de Antropología del Lemebv, la revista hasta la actualidad continúa presentándose como Revista del Laboratorio de Etnología María Eugenia Bozzoli Vargas y la página de inicio de cada uno de los artículos muestra esta leyenda. Adicionalmente, el logo de Cuadernos de Antropología conserva los rasgos generales del logo que distinguió durante muchos años al Laboratorio de Etnología (Figura 4). Todo esto con el fin de no lesionar la identidad de la revista construida durante cuarenta años.

El segundo cambio se derivó del reto de buscar recursos económicos para Cuadernos de Antropología. Con este objetivo, el 1 de enero del 2013 se inscribió la “Actividad: Apoyo Editorial Cuadernos de Antropología en la Vicerrectoría de Investigación”, a cargo del profesor Mauricio Murillo Herrera. Este tipo de proyectos quedó normado en el Artículo 4. Definiciones. Inciso a) Actividades de apoyo a la investigación del nuevo Reglamento de la Investigación en la Universidad de Costa Rica (CU, 2018). Así, la nueva actividad de investigación que generaba un presupuesto modesto representó un eje obligatorio de todas las revistas de la institución, cuya organización, seguimiento, renovación e informe anual era responsabilidad de las personas directoras académicas. Sobre los recursos presupuestarios para cubrir el nuevo equipo de trabajo de Cuadernos de Antropología, la Escuela de Antropología continuó dando un cuarto de tiempo a la persona directora de la revista. Desde el 2013, aportó el cuarto de tiempo del editor técnico; después del 2019, la Vicerrectoría de Investigación de la UCR dio el tiempo para este editor debido a los estándares de calidad que alcanzó Cuadernos de Antropología, luego de varios años de hacer esta solicitud.

El tercer cambio sucedió en el 2018, cuando la revista pasó a estar adscrita de la Escuela de Antropología al Centro de Investigaciones Antropológicas, luego de la fundación de este en el 2017. Esta adscripción significó una mayor coherencia administrativa al pertenecer ambos órganos a la Vicerrectoría de Investigación. Las labores de coordinación de investigación, acción social, del Lemebv y de Cuadernos de Antropología se asignaron como recargo de funciones de la persona electa como primera directora del centro –Ma. del Carmen Araya Jiménez–. El sentido de creación del CIAN se orientó por la integración de funciones y por el mejor uso de los recursos humanos para potenciarlos en la investigación y acción social, aspecto que era compartido por las direcciones de las tres instancias de antropología en la UCR: la Escuela de Antropología, el Posgrado en Antropología y el Centro de Investigaciones Antropológicas. En diciembre del 2020, la nueva dirección del CIAN –Onésimo Rodríguez Aguilar–, a raíz de la jubilación de la primera directora, y una vez culminado los primeros años de gestión del centro, propuso el nombramiento de una persona directora –Mauricio Murillo Herrera–, independiente de la dirección del CIAN, con la idea de desconcentrar las tareas de esta dirección (Cuadro 3).

Así, nuevos derroteros orientan a Cuadernos de Antropología con el reto de establecer vínculos entre las comunidades académica que están presentes en el CIAN y las que impulsan la revista; trazar canales de comunicación y articular las políticas de su interés con las del centro. Un instrumento útil para hacer un seguimiento a los caminos que se avecinan, teniendo presente el devenir histórico de Cuadernos de Antropología, se observa en la figura 5. En esta se muestra el comportamiento de los volúmenes de Cuadernos de Antropología publicados desde 1982, en el cual es posible determinar las tres grandes etapas de la revista cuyas particularidades fueron planteadas en páginas anteriores.

Con esta información, a continuación, se explican las características generales que posee la revista y se analiza su producción académica.

Producción de Cuadernos de Antropología: artículos y autores

Durante el proceso de desarrollo de Cuadernos de Antropología han jugado un papel fundamental las personas coordinadoras o directoras –a partir del 2013–, conjuntamente con el editor técnico –después del 2013–, acompañadas del equipo editorial, de asistentes, de profesionales en filología y del equipo UCRÍndex de la Vicerrectoría de Investigación. Cada coordinador/director le imprimió su sello a la revista, aportó a los cambios que la mejoraron, luchó por buscar recursos y por gestionar artículos de calidad. Desde sus inicios hasta la actualidad, cinco antropólogas y tres antropólogos, con un total de ocho profesores de la UCR, cumplieron esa función (Cuadro 4). Esta proporción también responde a la posible mayor cantidad de mujeres que ha habido en el Departamento de Antropología, como se indicó en el caso de las personas coordinadoras del Lemebv.

Los resultados del trabajo de las y los coordinadoras/directores se pueden observar en otros ámbitos de Cuadernos de Antropología; por ejemplo, su formato ha tenido cambios según los adelantos tecnológicos de cada época. Hasta el 2006, con el volumen 16, fue una publicación impresa. Del 2007 al 2013, con los volúmenes del 17 al 23, fue impresa/digital y se publicó un volumen por año. En el 2014, el volumen 24 inauguró el alojamiento de Cuadernos de Antropología en el Portal de Revistas de la UCR (Zúñiga, 2014; Cuadro 5), con una página oficial propia y una periodicidad semestral que incluye dos números por volumen. Así, la revista pasó a ser electrónica, de recepción permanente, de publicación continua, con artículos accesibles de forma gratuita una vez concluida la gestión editorial y con un archivo digital de todo lo publicado desde 1982. Este archivo salvaguarda el patrimonio documental de la antropología en la UCR.

A partir del 2017 Cuadernos de Antropología definió un área geográfica de trabajo: Centroamérica, sur de México, Caribe insular y noroeste de Colombia, en los campos de la antropología social, biológica, etnohistoria, lingüística, arqueología y áreas afines, según se enuncia en su página oficial. Se tomó este acuerdo luego de varios años de discusiones sobre si la revista debía tener este tipo de delimitación o no y cuál era la zona a elegir. Los argumentos que justificaron la decisión fueron los siguientes: 1) la especialización temática y regional de las personas investigadoras en Costa Rica, las faculta para hacer evaluaciones rigurosas de los artículos presentes en la revista, 2) los intereses académicos regionales forjados desde mediados de la década de 1950 (Bolaños y Bozzoli, 2015), ha fortalecido a las comunidades académicas interesadas por la producción y difusión del conocimiento antropológico, y 3) la historia común que desde la época precolombina une de varias maneras esa geografía exige tanto investigaciones como trabajos en conjunto.

Otras alteraciones de la revista acontecieron en el 2020 con la revisión y actualización de su página, la traducción al inglés, la elaboración de principios éticos y buenas prácticas, la producción de un protocolo para la propuesta de volúmenes temáticos, el mejoramiento del marcaje de los artículos y la presencia de la revista en diez índices internacionales. Algunas de estas mejoras se pueden observar en la figura 6.

Resultado del trabajo llevado a cabo de 1982 al 2021, Cuadernos de Antropología publicó un total de 31 volúmenes, 39 números y 277 artículos. El comportamiento de la cantidad de artículos según año es variable; el número más alto de 17 artículos se alcanzó en el 2009, con el volumen 19. En el 2020, la edición 30(1, 2) también logró un número alto con 15 artículos. La cantidad de artículos por año que más se repite es de 10, 11 y 14. El volumen 1 de 1982 y el 6 de 1987 correspondieron a la producción bibliográfica sobre antropología en Costa Rica y en Centroamérica ya citada, elaborada por María Eugenia Bozzoli en coautoría con otras personas, de ahí que solo se consignó como un artículo. Llama la atención que en el 2013 con el volumen 23, cuando comienza la implementación de la política institucional de internacionalización de las revistas y del acceso abierto al conocimiento, la cantidad de artículos disminuye a cinco; luego de ese año la cantidad de artículos por volumen continúa siendo variable. Asimismo, se observa una caída de siete artículos publicados en el 2021, con el volumen 3(1, 2) (Figura 7). Los motivos de esta caída se desconocen, el elemento contextual más significativo presente en ese año es la emergencia sanitaria mundial causada por el coronavirus (COVID-19); sin embargo, no se ha investigado el impacto de la pandemia sobre la producción académica de las revistas en la UCR, tampoco existe una investigación comparativa sobre estos medios de difusión. Cabe interrogar si es posible mantener 15 artículos por año tomando en consideración lo siguiente: en América Latina existe una cantidad importante de revistas de antropología, no domina la cultura de publicar resultados de la investigación y hay otros medios de difusión del conocimiento.

Según las especialidades de la antropología, los 277 artículos se concentraron en la antropología social con 183 (66.06 %); siguió la arqueología con 74 (26.72 %). La antropología biológica con 5 (1.80 %) y la antropología lingüística con 4 (1.45 %) tuvieron porcentajes muy bajos. Otras disciplinas –historia, sociología, literatura caribeña, historia del arte y geología– sumaron un total de 11 (3.97 %) (Figura 8). Esta diferencia tan grande de producción de artículos por subdisciplinas de la antropología obedece, posiblemente, al mayor desarrollo que tiene la antropología social en Costa Rica, con más personas que la ejercen. Esto sucede aun cuando María Eugenia Bozzoli y Carlos Aguilar impulsaron simultáneamente la antropología social y la arqueología, además, el Laboratorio de Arqueología Carlos Aguilar Piedra se creó antes que el Lemebv. Por su parte, la antropología biológica y la lingüística son de reciente constitución y se imparten menos cursos de estas en la carrera de antropología de la Escuela de Antropología de la UCR, en comparación con social y arqueología. Estos dos últimos son los énfasis de dicha carrera. Adicionado a esto, existen más espacios laborales en el sector público y privado, primero para la antropología social y segundo, para la arqueología; sin embargo, cabe advertir que no hay investigaciones históricas cuantitativas que den cuenta de esos aspectos. Por su parte, en Centroamérica la constitución de carreras de antropología empieza en la década de 1970 y se prolonga hasta finales del siglo XX, también con mayor presencia de la antropología social (véase Ascencio, 2010).

En la producción de la revista, según la delimitación geográfica, Centroamérica domina como lugar al cual se refieren los 277 artículos, con 201 (72.56 %), de los cuales 160 (57.75 %) son resultado de investigaciones localizadas en Costa Rica. Por su parte, 90 artículos (32.47 %) se circunscriben a distintas partes del mundo. Los 27 (9.75 %) artículos restantes no tienen una delimitación geográfica (Figura 9).

Reagrupados por estudios desarrollados en un país, dos países, regional (3 países o más), continental o mundial, dominan en los artículos aquellos que son de un solo país con 222 (80.14 %) artículos en relación con 28 (10.11 %) que corresponden a dos o más países –27 (9.75 %) artículos no tienen delimitación geográfica– (Figura 10). Es decir, la perspectiva comparativa más allá de las fronteras de una nación está menos presente en la producción de Cuadernos de Antropología. Cómo se investiga, para qué se investiga y qué se hace con los resultados de las investigaciones puede ser uno de los ejes que la revista lleve a discutir a los centros, institutos, instituciones públicas y universidades en Centroamérica, sur de México, Caribe insular y noroeste de Colombia. Existe un trabajo por hacer mediante el establecimiento de estrategias académicas que le permitan a la revista convertirse en una plataforma de pensamiento atractiva para las comunidades académicas localizadas en la geografía de su interés.

Sobre las personas escritoras de Cuadernos de Antropología de 1982 al 2021, integran un total de 374 autoras y autores, con 182 (48.65 %) mujeres y 192 (51.35 %) hombres, cuya diferencia estadística no es significativa. Predomina la escritura individual con 215 (57.49 %) personas, dentro de la cual se observa que existen más mujeres en comparación con los hombres (60.99 % y 54.16 %, respectivamente), aunque la diferencia no es grande. La escritura en equipos de 2, 3, 4, 5 y uno de 10 personas alcanza 159 (42.51 %) personas (Cuadro 6). Llama la atención este último grupo que corresponde al artículo “Aportes al inventario y caracterización de las plantas medicinales del pueblo originario Lenca de Intibucá, Honduras” (Valle et al., 2018), elaborado con base en una encuesta a 76 personas en los municipios de Intibucá, Yamaranguila y San Francisco de Opalaca, en el departamento de Intibucá, Honduras. En el trabajo no se explican los motivos de la constitución del equipo.

Según el lugar de residencia de las 374 personas autoras, el país dominante también es Costa Rica con 241 (64.43 %) autores; sigue en orden de mayor a menor, Estados Unidos, México, Honduras y Argentina. Las restantes 70 (18.72 %) personas son de algún país de América Latina, Europa y Asia (Cuadro 7). Estos datos son muy importantes porque el desarrollo de la capacidad de Cuadernos de Antropología de acceder a personas escritoras depende tanto de la delimitación de una geografía de trabajo, como de los países concretos de donde emergen quienes escriben. Sería conveniente impulsar un trabajo en profundidad para conocer los motivos que impulsaron a las personas autoras de esos países a publicar en la revista.

Sobre el dominio de Costa Rica como productor de los artículos de la revista, varios factores pueden estar influyendo, entre ellos: 1) la revista pertenece a este país y su publicación en gran medida depende del volumen de producción antropológica de Costa Rica, 2) el proceso de internacionalización tiene solo ocho años y es poco tiempo para lograr cambios en la cultura académica, 3) en la región la producción de artículos requiere fortalecerse, 4) en Centroamérica la carrera de antropología tanto a nivel de licenciatura como de posgrado es de reciente constitución, como se explicó anteriormente, 5) la revista no tiene la suficiente visibilización, aun cuando se encuentra en formato digital y posee una página Facebook con 1889 seguidores al 22 de agosto del 2022, 6) en Colombia y en México existe una cantidad importante de revistas de gran trayectoria con las cuales es difícil competir, y 7) es posible que las personas de Europa, Estados Unidos y de América Latina, que investigan sobre Centroamérica, publiquen en revistas de las regiones de su ubicación, o bien de México.

Conclusiones

Al mirar juntos los tres escenarios de trabajo de este artículo, el Lemebv con las siete herencias, el desarrollo histórico de los Cuadernos de Antropología con las tres etapas y la producción académica de la revista con las personas autoras y los artículos, los datos indican que la revista se gestó por el interés del Lemebv de impulsar la producción y difusión de la investigación, acción social y docencia, tanto en Costa Rica como en Centroamérica. Este interés estaba relacionado con la construcción de la institucionalidad de la antropología en la UCR, la cual fue posible gracias a los procesos identitarios que se dieron al interior de las comunidades lideradas por el Departamento de Antropología. Cuadernos de Antropología contribuyó con el desarrollo de esa institucionalidad, identidad y comunidad antropológica. El sueño de fundar una revista no se trata solo de un tema científico, sino de lazos afectivos que se van tejiendo entre las personas quienes se preocupan por políticas editoriales para difundir el conocimiento. La primera fase de Cuadernos de antropología, de 1982 a 1991, muestra la relación entre un ímpetu editorial continuo de siete años y siete volúmenes, con las actividades llevadas a cabo por el Departamento de Antropología en aras de impulsar la antropología.

En la segunda fase de la revista, de 1989 al 2001, esta discontinua con solo cuatro volúmenes publicados; está presente un ambiente más orientado a fortalecer la institucionalidad en Centroamérica. La revista responde a esta necesidad y se vincula con la región. En la tercera fase del 2002 hasta el 2021, las preocupaciones se concentran en cómo mejorar la revista, cómo contribuir con el acceso libre del conocimiento y cómo fortalecer la presencia internacional interesada por publicar en ella. Estas preocupaciones contribuyeron a transformar a Cuadernos de Antropología en un medio digital con su propio comité, normas editoriales claras, procesos de evaluación rigurosos y su propia página alojada en el portal de revistas de la UCR. Esta página brinda un acervo de información valiosa para la antropología en Costa Rica, en Centroamérica y en otros países del mundo, de acceso libre, gratuito e inmediato. De igual forma, posee un archivo con los volúmenes del 1 al 16, que estaban únicamente en formato impreso, salvaguardando, así, la memoria del conocimiento.

Sin embargo, tantas fueron las presiones institucionales y las acciones que hubo que hacer para llegar a la meta, que no hubo tiempo ni visión para atender los procesos identitarios entre las comunidades antropológicas de la institución y la revista. Se produjo una desconexión entre las necesidades de unos y de otros, la revista dejó de ser un bien propio y se convirtió en un bien externo, internacional, con un aura científico cercano a las ciencias exactas. La solicitud de artículos científicos muestra esta orientación, la cual deja por fuera el ensayo académico relacionado con los procesos creativos del conocimiento y la experimentación con la escritura. El giro lingüístico que marcó la antropología desde 1970, según la interpretación del antropólogo Clifford Geertz, tuvo poco o ningún espacio en los lineamientos de la revista. Por el contrario, es posible que los grandes cambios que la mejoraron hayan repercutido en una estandarización de la estructura de los textos.

Aunado a lo anterior, hizo falta estrategias para que el Consejo Científico Internacional adquiriera un papel protagónico y se relacionara más con las acciones de las revistas. Este papel se circunscribió a las reuniones anuales y a la recomendación de evaluadores de los artículos; es decir, no fue una comunidad de apoyo a la revista, en el sentido profundo del término. Por su parte, la adscripción de la revista al Centro de Investigaciones Antropológicas (CIAN) significó una coherencia administrativa al pertenecer ambos a la Vicerrectoría de Investigación. Empero, dicho centro tiene sus comunidades, sus políticas, sus proyectos y la revista una cobertura geográfica –Centroamérica, sur de México, Caribe insular y noroeste de Colombia– que espera una oportunidad para articularse orgánicamente al CIAN.

Ahora bien, cabe hacer notar que hasta el 2021 no se observa un impacto de las grandes transformaciones que ha tenido la revista sobre su producción académica, ya que la cantidad de artículos con el paso del tiempo tiene un comportamiento variable que oscila entre 4 y 17 textos por año. Hay que agregar que Costa Rica es el principal país proveedor de los documentos de la revista, los que se concentran mayoritariamente en la antropología social y, en segundo lugar, en la arqueología. Se plantea, entonces, en las próximas fases de la revista, el desafío de aumentar el número de artículos producidos en los otros países de Centroamérica, en el sur de México, el Caribe insular y el noroeste de Colombia. Más aún, ahora que Cuadernos de Antropología tiene condiciones materiales estables, parte de los retos consisten en (re)construir afectividades, identidades, comunidades; establecer canales de comunicación, redes, proyectos; crear discusiones sobre la forma cómo se está investigando, sobre los resultados de las investigaciones y sobre las necesidades que aquejan a las sociedades. Es decir, que la revista sea una plataforma de conocimiento con la cual las personas investigadoras se sientan identificadas y comprometidas.

Agradecimientos

A todas las personas que leyeron el documento extenso que da origen a este trabajo. Al personal del CIAN y a la Vicerrectoría de Acción Social por el apoyo al proyecto EC-494, manejo, puesta en valor y divulgación de las colecciones del Lemebv, de donde se deriva este texto. Al grupo de trabajo de las antropologías latinoamericanas (Adala), de la Asociación Latinoamericana de Antropología (ALA), porque ha sido un espacio para seguir pensando nuestras historias. A Iván Barrantes Alvarado, por el trabajo con las primeras fuentes de información. A Fanny Lobo Chinchilla, María del Rocío Aguilar Amey y Yanet Rojas Vásquez, personal de la EA, por la búsqueda de datos.

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