Omaira Zambrano Roa
Alejandro González
Leoncio
Martínez, publicaciones, dictadura, historia política.
Leoncio
Martínez, political, dictatorship,
publication.
Fecha de recepción: 7 de
febrero, 2014 - Fecha de aceptación: 1 de junio 2014
Cuando se analiza la historia política de un
país, se enfatiza en el estudio de sus períodos gubernamentales y
en los partidos políticos, dentro de los cuales existen personajes que
marcaron pauta en el desarrollo de la Nación. Durante la dictadura del
general Juan Vicente Gómez (19081935) en Venezuela, uno de estos
personajes característicos fue Leoncio Martínez, quien ostenta
entre sus logros más reconocidos la fundación del semanario
humorístico “Fantoches”, junto a Francisco Pimentel (Job Pim). La investigación que se presenta es producto
de la revisión hemerográfica y
bibliográfica sobre el autor. Leoncio Martínez demostró
ser un ciudadano como pocos dedicado a enaltecer
su patria de diferentes maneras a través de sus labores, publicista,
humorista, caricaturista y periodista. Entre los objetivos del presente
artículo se encuentran el dar a conocer la valentía de un
personaje que demostró su capacidad literaria, crítica y calidad
humana en una época que requeríaperiodistas
organizados para disentir ante la situación de un país oprimido
por la dictadura.
When you view the political history of a
country, there is emphasis on the study of their periods in government and
political parties, but there are characters that mark developmental pattern of
them in the Venezuelan case is Leoncio Martínez. One of his most famous work was the
foundation of the weekly comedy puppet, and Francisco Pimentel (Job Pim) in 1923, which was director and frequent collaborator,
made playful criticism and dislike the government in Leo and comment. With the
acclaimed controversy at the time because the publication, the dictator ordered
its immediate closure. In his work as a journalist also contributes to the
writing of reports and opinion pieces in newspapers and magazines Venezuela as
La Voz del Pueblo, El Cojo Ilustrado (1908), El Nuevo Diario,
Magic Lantern and Pitorreos (1913). Next to Achilles Nazoa marked pattern within thegenus.
His life is difficult due to constant harassment, but this never stopped him.
Among the objectives
of this article are to present the courage of a character who showed his
literary ability, critical and humanity in an era requiring journalists to
dissent organized at the situation of a country oppressed by the dictatorship.
Antes de iniciar con el presente ensayo, es necesario destacar el hecho de
que entre la prensa y el historiador hay una especie de alianza, por medio de
la cual se nutre la historia. Como bien sabemos, es poco usual que exista una
historia que no haya recurrido a la prensa como ingrediente de sus fuentes de
investigación. En tal sentido, el estudio de los periódicos, de
los profesionales que prestan servicio en los medios de comunicación
escritos, de cuál ha sido su visión de mundo, del contexto del
país en que se desenvuelven; entre otros elementos, representan una
oportunidad de investigación muy interesante para cualquier historiador.
La importancia del presente análisis radica en el estudio de
biografías de personajes, cuyas vidas constituyen un aporte para las
futuras generaciones. Este ensayo pretende proporcionar la reseña biográfica
de un periodista que sufrió en carne
propia una de las dictaduras más largas que ha tenido Venezuela. Las revisiones bibliográficas y de hemeroteca
serán fuentes de información que permitirán formar el soporte puntal de la producción
escrita que se presentará a partir de la hermenéutica y la
mayéutica.
Conocer el legado de Leoncio Martínez es la intención
fundamental de este ensayo. Este autor se destacó dentro de las labores
del periodismo, fue un insigne hombre de letras, periodista, dramaturgo y caricaturista;
que dejó al descubierto en su obra el enfoque opositor que sostuvo ante
los acontecimientos de la época. Así, marca pauta en el
periodismo de opinión venezolano.
Martínez llegó a ser considerado un ciudadano ejemplar,
debido a que sirvió de motivación a jóvenes cansados de
ver a su patria consumida por la anarquía y el egocentrismo de un
mandatario dictatorial. Su obra se caracterizó por ser una tribuna
pública para disentir y criticar. Junto a Aquiles Nazoa
selló un prototipo del género periodístico de su
época.
Una de sus labores más reconocidas fue la fundación del
semanario humorístico “Fantoches”, junto a Francisco
Pimentel (Job Pim), en 1923. Fue director y
colaborador frecuente de dicho semanario, así como también
hacía críticas al gobierno en la sección “Leo y
comento”. Ante la aceptación y preferencia del público por
la obra de Leoncio Martínez, -en adelante Leo, como le gustaba hacerse
llamar-, el dictador Juan Vicente Gómez ordenó de inmediato el
cierre de la publicación.
Es preciso señalar que dentro su tarea periodística,
también contribuyó con la escritura de reportajes y
artículos de opinión en periódicos y revistas venezolanas
como: La Voz del Pueblo, El Cojo Ilustrado (1908), El Nuevo Diario, La linterna
Mágica y Pitorreos (1913). A través de estos aportes se cimenta
su valiente pluma, que ejemplariza cómo el coraje, los principios y ante
todo, la verdad están por encima de cualquier ideología o
corriente política.
Fue perseguido por mantener siempre su crítica sobre el general instaurado
como dictador. Durante el régimen, la intolerancia llegó al punto
más álgido al cerrar cada uno de los medios libres e imparciales
del país.
Para la época del nacimiento de Leoncio Martínez gobernaba Ignacio
Andrade, quien fue víctima de un alzamiento militar encabezado por el
Mocho Hernández, y desde los Andes por Cipriano Castro, Diputado por
Táchira. Hernández, convertido en caudillo, inicia la
Revolución Restauradora, que logró la renuncia de Andrade. Un
trabajo que alude a este presidente de manera más amplia es la
biografía de “El Nacional” realizada por el historiador
David Ruiz.
Posteriormente, Cipriano Castro llega al poder y trata de organizar una sociedad de fidelidades y recursos
tangibles, el primer socio es su compadre: Juan Vicente Gómez,
luego se fortalece con la adhesión de cientos de tachirenses, que no se
hizo esperar. De esta forma, cruzando el río Táchira, los
revolucionarios se enrumban en la empresa libertadora hacia Caracas, a la voz
de “Vencer o Morir” (Bravo, 2004).
Después de cuatro
meses de campaña, entran a Caracas el 22 de Octubre de 1899, con un
nutrido ejército, que fue creciendo en el camino gracias a la
adhesión de cientos de venezolanos a las tropas
“Restauradoras”. Según Bravo (2004) vencido ya en Tocuyito Elías Aular,
Presidente de Estado, Castro toma posesión del gobierno con estas
palabras: “Nuevos hombres, nuevos ideales y nuevos procedimientos”.
Aunque en la práctica este lema no se aplicó con rigor.
Luego de dirimir pequeños alzamientos internos por parte de viejos
caudillos, el General
Cipriano Castro se afianza en la silla presidencial y encamina al país a
una paz que se anunciaba estable.
Leoncio Martínez
nació en Maripérez, Caracas, el 22 de diciembre de 1888, durante
la época del gobierno de Ignacio Andrade, como se dijo anteriormente.
Para este momento la sangre libertadora y artística se conjugan en la
sangre nueva de Leo. Se sabe que su abuelo paterno luchó en la Guerra de
Independencia. Por su parte, su vena artística la heredó de su
abuelo materno Celestino Martínez, célebre pintor venezolano, de
cuya obra da fe el periodista Oscar Yánez. Su padre, Don Juan
Martínez, un incansable precursor de libertades, venido a menos,
trabajaba en un escritorio de la Tesorería Nacional, entre tinta y
papeles y desde allí participó en varios movimientos clandestinos
que lo llevaron en distintas oportunidades a la cárcel. De esta manera
llega a los 90 años, siempre de pie.
Sobre la niñez de Leo, Palenzuela (2006)
cita:
…aquellas horas largas que ustedes me ponían
a hojear un volumen enorme, un suplemento ilustrado de El Correo de Ultramar,
con grabados en acero y lecturas de guerra, exploraciones y cacerías,
engendraron esta vida mía soñolienta e inmóvil, la
costumbre de traer el mundo al cuarto, en vez de irlo a buscar bajo el sol,
contra el aire, en la carretera, por el campo, en relación del
músculo, sentado en la turca, con mi caja de creyones (p.14).
Son horas formidables de
producción, de historia, de empeño infantil, de afición por los colores y las
caricaturas. Allí se define su vocación, la vena artística
le brota por sí misma.Pérez
(1981) reseña de Leo que, con motivo de la muerte de su padre, produce
de su puño y letra un texto dedicado a él:
Con el alba del 19
de Abril del año 10, gritó: Libertad, acumulando códigos a
guisa de bastón para que dispersaran los soldados de Oriente y viene a
cerrar la fila el progenitor
de este, el Teniente Coronel que llegara a Andalucía a personarse como
alcalde de Cumaná, en nombre del Rey… ¡y el hijo le
resultó republicano! (p. 22).
En el año de 1901,
Leoncio Martínez sumaba la edad de 11 años. Se muda de
Maripérez a un sitio más cercano a la ciudad, lleno de verdor y
cada vez más aristocrático y se codea con las familias de
más puro abolengo. Esto le sirvió para conocer a los miembros de
esta clase social y repudiar las acciones que tomaban en contra del pueblo.
En otro orden de ideas, Leo tiene en su propia casa su escuela de arte. La
herencia de su abuelo materno tangible en bocetos embaulados y en paisajes
urbanos que adornan las paredes de su vivienda. Mientras tanto, un familiar
más cercano, concretamente nos referimos a su hermano, dedica horas a la
caricatura política, él observa y no duda en imitar esta
practicar inmediatamente.
Asegura Pérez (1981), que el polifacético artista
escribió en innumerables periódicos de circulación
nacional con su nombre, iniciales o los seudónimos de “Luis Faskally”, “Santiago de León”,
“L M”, “Leo”; entre muchos otros. Este último lo
usó toda la vida y fue el que lo hizo famoso.
Junto a su hermano “Raf”, su gran mentor, inicia el recorrido por la
prensa en 1900, estando aún muy joven, en la “Linterna
Mágica”. En 1908 llega a la casa del “Cojo Ilustrado”
y figura como uno de sus principales colaboradores. Posteriormente, publica en “El
Constitucional”. Bravo (2004) asevera que en la década de 1910
publica en “El Universal”, “El pregonero”, “La
Revista”, “Actualidades”, “Venezuela Contemporánea”
y “El Nuevo Diario”, este último dirigido por Vallenilla Lanz, uno de los
intelectuales más respetados en el país, quien serviría
como legitimador del régimen.
Es importante aclarar que la prensa, en la
época de Gómez, estuvo muy vinculada a las predicas positivistas
venezolanas y a su más fiel y celoso exponente: Vallenilla Lanz. Todos
los periódicos en algún momento publicaron alguna
información referente al Benemérito (como se le apodaba a Juan
Vicente Gómez), a sus viajes o cualquier información de interés
nacional. Fue el vínculo más poderoso para comunicar la
información del régimen. Al respecto, cabe indicar que el sentido
de la historia no es juzgar la actuación de los hombres y mujeres, sino
más bien reconstruir su paso en el tiempo, aunque es difícil no
tomar partido moral, sentimental o político por una posición,
cuando de biografías se trata.
Por otro lado, Rafael
Martínez, mejor conocido como Raf,
seudónimo que lo hizo popular entre los lectores del semanario
satírico y humorístico “La Linterna Mágica, favorito
entre el público y dirigido por los hermanos Muñoz Tebar. En dicha publicación, en la cual
plasmó sus más grandes caricaturas, Leo no tarda en seguir los
pasos de su hermano y con su ayuda, ilustra varias páginas de este
órgano de divulgación con sus dibujos. En 1902, este medio siente
el peso de la ley dictatorial, cuando lo sacan de circulación por
órdenes del Cabito (Guerra, 2004).
A partir de este momento, Leo Martínez comienza a dibujar para
“La Voz del Pueblo”, pero una situación desdichada ataca el
seno de la familia. Raf es enviado a prisión
por órdenes del caudillo, acusado de contestarle airadamente a un
personero del régimen Restaurador. A su vez, durante los gobiernos de
Juan Vicente Gómez y Eleazar López Contreras, Leo fue confinado a
“La Rotunda” en varias ocasiones, por sus fuertes intervenciones
políticas en Venezuela. En este momento, el artista debe hacer un
paréntesis en su vida de dibujante. Sin
embargo, como figura polifacética, la música fue otra de las
pasiones de Martínez. Compuso en diversas ocasiones letras de corte
popular tan emblemáticas como “Dama Antañona” y
“La Musa del Joropo”.
En 1911, viaja a Puerto
Rico, donde se residencia por un largo período. Palenzuela
(2006) explica que la motivación de este exilio es básicamente la
persecución que sufría el periodista por parte de los
órganos represores del Estado. Durante su ausencia siguió
escribiendo en “El Universal”, enviaba sus artículos desde
San Juan. En 1912 fue uno de los principales promotores de la creación
del Círculo de Bellas Artes.
Leoncio Martínez fue perseguido por “La Sanidad”, como
era conocida la policía de la época. Es atrapado y enviado
nuevamente a “La Rotunda”. Según Pérez (1981)
ahí dentro escribe los siguientes versos:
Estoy pensando en exilarme en marcharme lejos de aquí a tierra extraña donde goce las libertades de vivir… (Martínez, 1919, citado por Pérez, 1981, p.46).
Sin embargo, nunca se
doblegó. Su valiente pluma sirvió y sirve de ejemplo en la
actualidad. Es muestra de coraje, de principios y de verdad, la cual
está por encima de cualquier ideología y/o corriente
política. De este modo, resulta muy importante conocer el momento
político-social que lleva a este señor de las letras a oponerse
fervientemente a un gobierno dictatorial. Tal como lo indagaremos a continuación.
Figura 1: Autorretrato. Fuente: La Huella de Leoncio
Martínez. (Pérez, 1981). La Huella de Leoncio Martínez. UCV.
(Caricatura) Reproducción permitida por la autora y utilizada en el
trabajo de grado de Alejandro González.
Luego de la
renovación que sacudió a Venezuela con la llegada al poder del
General Gómez, también surge en el Instituto Nacional de Bellas
Artes un grupo de estudiantes y discípulos del maestro Antonio Herrera
Toro, quienes protestan por la nueva dirección que toma la institución.
Todos fueron expulsados y el instituto sometido a severa disciplina. Para ese entonces “L M”
(así firmaba Leoncio Martínez) contaba con apenas veinte
años de edad y con una breve pasantía por la academia. Para
entonces ya era conocido por sus caricaturas y peculiar humor.En
sus inicios, sus dibujos eran de corte antiimperialista, estilo y postura que
mantuvo por mucho tiempo, y que también fundamentaron sus poemas.
Figura 2. En las caricaturas de Leo, se puede observar la
crítica al imperialismo de Estados Unidos y Gran Bretaña,
naciones que controlaban las empresas petroleras, desde el periodo de gobierno
de Juan Vicente Gómez, pasando por las etapas de mando presidencial de
Eleazar López Contreras, hasta llegar a Isaías Medina Angarita.Fuente: Hemeroteca Nacional. Colección Fantoches (Caricaturas).
Claramente, Martínez hacía alusión a las empresas
transnacionales que estaban encargadas de la explotación y demás
actividades de la industria petrolera. Como se sabe, durante el gobierno de
Juan Vicente Gómez, se favoreció con contratos leoninos a las
empresas petroleras. Estas cancelaban un porcentaje muy bajo de regalías
al Estado y así obtenían amplios beneficios La legislación
en esta materia se mantuvo igual durante el
gobierno de Eleazar López Contreras.
En otro orden de ideas, Martínez también fue un publicista
destacado. Sus novedosos y luminosos anuncios publicitarios decoraban cualquier
esquina caraqueña, con bombillos, luces pintadas y telas texturizadas,
que cambiaban cada mes para lograr diversos efectos de iluminación. Las
salas de teatro de la Caracas de antaño gozaban de la exquisita
decoración del artista.
Luego de varios años, ganándose la vida en el mundo de la
publicidad, el 19 de abril de 1923 funda el semanario humorístico de
intereses generales “Fantoches”. Como se mencionó
anteriormente, en su primera etapa sirve de instrumento de expresión,
hasta el año de 1933. Pérez (1981) puntualiza que:
“…cuando es clausurado por sus críticas a los altos
funcionarios, fue tanta la popularidad que tuvo, que los vendedores
preferían pagar las altas multas impuestas por el aparato represor del
Estado que dejar de vender ‘Fantoches’…” (P. 25).
En el año 1928 comienzan a sentirse los primeros síntomas de
cambios en la vida venezolana. La política y la cultura van unidas, con
los estudiantes revueltos, la publicación se convierte en vanguardia, en
válvula de las altas expectativas sociales y culturales.
Figura 3. Presidente López Contreras fue objeto de sus
caricaturas. Fuente Fantoches en la Biblioteca Nacional de Venezuela
Corría el año de 1928 cuando, con ocasión de la
celebración de la Semana del Estudiante, pautada en aquellas fechas
conjuntamente con la celebración de los carnavales, saltó a la
palestra pública una generación estudiantil que luego
sería conocida como la Generación del 28.
Según Silva (1976) bastó el “acto irrespetuoso”
de Guillermo Prince Lara, quien rompió una lápida en honor a Juan
Vicente Gómez, algunas palabras encendidas de los entonces estudiantes
Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba y
Joaquín Gabaldón
Márquez, sumadas a un duro poema leído por Pío Tamayo,
antiguo exiliado y perseguido político, en la coronación de la
reina del carnaval estudiantil “Beatriz I”; para que la maquinaria
represiva de Juan Vicente Gómez les considerase subversivos y dirigiera
contra ellos todas sus fuerzas de miedo y de oprobio. Por esta razón se
canceló inmediatamente la celebración y se mandó a Tamayo
y a los demás líderes estudiantiles a la cárcel de La
Rotunda.
Dice textualmente Silva (1976): “En un gesto que verdaderamente
marcó época, ante la injusticia desatada por el régimen Gomecista, el resto de los compañeros estudiantiles
se entregó también a las autoridades. En total, doscientas
catorce personas fueron encarceladas en el Castillo de Puerto Cabello. Esto
generó una indignación tal a nivel nacional que se
materializó en protestas generalizadas, las cuales lograron la
liberación de los estudiantes al cabo de doce días” 1(p.78).
Con el objeto de obtener la libertad de los compañeros detenidos
debido al intento de sublevación del 7 de abril, un grupo de estudiantes
redactó en octubre de 1928 un documento dirigido a Juan Vicente
Gómez, con el propósito de que reconsiderara su severa medida.
Silva (1976) expresa que: “No obstante, Gómez no sólo
desatiende sus demandas, sino que manda capturarlos, siendo conducidos, en
medio de protestas públicas, junto a cerca de 200 estudiantes, a las
colonias de Araira, donde se construía un
tramo carretero, en el que deberían cumplir trabajos forzados” (p.
50).
La importancia en la historia contemporánea de Venezuela de esta
Generación del 28 se fundamenta en tres aspectos elementales: en primer
lugar, un caudillo como Juan Vicente Gómez habituado a dirimir los
conflictos políticos en el campo de
batalla, se enfrenta a un grupo de estudiantes que, actuando como colectivo,
plantea una lucha en un ámbito desconocido por Gómez, y en
general por los caudillos del siglo XIX: la ciudad. En otras palabras, a partir
de este momento las batallas políticas del siglo XX se
desarrollarán en las ciudades, mediante huelgas generales, paros,
boicots, entre otros métodos de protesta popular.
En segundo lugar, el carácter colectivo del movimiento de 1928,
expresado en la propia denominación de “Generación”,
formará parte de otro importante elemento de ruptura con la historia
política del siglo XIX: la despersonalización del poder. Es por
eso que, pese a la cantidad de líderes presentes en los sucesos de 1928,
tales como Rómulo Betancourt, Jóvito
Villalba, Miguel Otero Silva, Raúl Leoni y Juan Bautista Fuenmayor;
ninguno tuvo un protagonismo especial, sino que predominó la unidad del
grupo sobre cualquier individualidad. Esto produjo el adelanto de una de las
principales características de las organizaciones políticas del siglo
XX: la disciplina partidista.
De esta manera, con los jóvenes estudiantes del 28 se introdujeron
nuevas ideologías: socialismo, marxismo y democracia; las cuales no
consiguieron la aceptación de los viejos líderes, como es el caso
de Gómez.
En el año de 1933, por desacato a la autoridad y caso omiso a las
advertencias de censura, el semanario “Fantoches” fue clausurado
por un tiempo.
Posteriormente, con la muerte del Presidente Juan Vicente Gómez en
el año 1935, se inician cambios en la política venezolana.
Transformaciones apreciables en algunos de los medios de circulación
nacional, como es el caso de “El Universal”. Gutiérrez
(2001) cita:
ANOCHE A LAS 11:45 FALLECIÓ EN
MARACAY EL BENEMERITO GENERAL JUAN VICENTE GÓMEZ, PRESIDENTE DE LA República. El
Ejecutivo Federal, el Ejército de la Nación, el Poder Judicial,
demás organismos públicos del país, interpretan el
sentimiento ciudadano en esta hora de duelo de la República al tributar
imponentes homenajes de justicia a la memoria del ilustre varón desaparecido
(p. 96).
Pérez (1981) explica: “Después
de la muerte de Juan Vicente Gómez hay un cambio en la caricatura de
Leo, la libertad de expresión todavía muy limitada” (p.
29). Esto le permitió a Martínez dibujar una serie de personajes
y expresar ideas que hasta el momento no había podido pronunciar
abiertamente. Entonces, este fue el momento cumbre para que los ciudadanos
pudieran constatar que las caricaturas eran de su autoría, sin necesidad
de adivinar.
El cierre definitivo de
“Fantoches” se dio durante la huelga petrolera del 37, durante el gobierno de López
Contreras. Pérez (1981) asegura que:
…cuando en
actitud solidaria con la masa trabajadora, trae severos problemas al semanario.
Personeros del gobierno se acercan a Leo para negociar la continuidad del periódico, pero
él fiel a sus principios rechazó todas las ofertas, y así Mibelli firma la resolución de suspensión
indefinida del semanario (p. 38).
En las siguientes citas se
evidencia la censura y la represión selectiva del Gobernador de turno.
El autor Palenzuela (2006) indica: “El post gomecismo es un período convulsionado, y Fantoches y
Leo nuevamente llevaron la peor parte, en Junio de 1937. El Gobierno del
Distrito Federal señala que las páginas del humorista
están dedicadas a subvertir el orden” (p.78). Un fragmento de la
noticia que fue publicada en
“El Universal”, citada por Palenzuela
(2006) manifiesta: “…y no otra cosa ha venido haciendo, de manera
sistemática, el semanario Fantoches, se suspende indefinidamente la
publicación, por órdenes del Gobernador…” (p. 89).
El 14 de Octubre de 1941
fallece en Caracas Leoncio Martínez, a causa de una tuberculosis que lo
aquejaba desde el año 1924. En una nota en primera página
“El Heraldo” lo reseña así: “Pierde Venezuela
un prominente representante de las letras nacionales, el ingenio de su
lápiz luchó con decisión por las reivindicaciones
civiles”. Estas palabras resumen el talante democrático y
combativo de Leo.
En la tarjeta del entierro suscriben sus amigos Leopoldo Ayala Michelena,
Andrés Eloy Blanco, Rómulo Betancourt, Luis Beltrán Prieto
Figueroa, Monseñor Pellín, Jóvito
Villalba, Francisco Pimentel; entre una larga lista de personalidades que
hacían vida activa en diferentes instancias del país. La lista da
una idea de la estimación que le tenían a Leo; a este llamado
también se unieron estudiantes, federaciones, consejo legislativo y
personas de todos los rincones de Venezuela, quienes querían darle el
último adiós. En los anales del periodismo, se recuerda la
multitud que acompañó a Gardenio en
brazos hasta el Cementerio General del Sur, este fue un día que
marcó un hito en la historia nacional.
Figura 4. Las trasnacionales y el presidente López
Contreras, Fuente Fantoches en la Biblioteca Nacional de Venezuela-Fuente:
Hemeroteca Nacional, Colección Fantoches (Caricaturas).
Palenzuela (2006) recoge este momento de la siguiente manera:
“Luchó en el campo de la prensa, fue caricaturista, fue escritor,
en más de una ocasión hubo grandes disputas y polémicas,
pero no es hora de criticar, sino de recordarlo” (p 100).
El criollismo y la caraqueñidad son
epítetos que definen a este personaje, dedicado en cuerpo y alma a la
libertad y a su gente. Como hemos podido apreciar, cruzó diferentes
campos, como la poesía, la publicidad, el teatro, la pintura, y muchas otras facetas, que lo definen como un
ciudadano ejemplar.
Con todo lo anteriormente expuesto, con respecto al itinerario por las
páginas de la vida de Leoncio Martínez, se genera otra lectura de
la llamada “historia negra”, que alude al gobierno de un tirano y
analfabeta, que conducía el país sin que nadie le hiciera frente.
Sin embargo, venezolanos como Martínez, lo enfrentaron y le dieron
sentido a la historia, pues lucharon hasta su último día en esta
tierra en contra del yugo opresor.
Comprobamos de esta manera que, ni la historia es lineal, ni está
del todo exenta de errores. En consecuencia, no podemos seguir juzgando con “la varita del bien y el mal”,
debemos tratar de reconstruirla y aprender de ella, por medio de los ojos de
ilustres personajes, como aquellos que pertenecieron a la generación del
28.
Un ciudadano como pocos, dedicado a enaltecer su patria de diferentes
maneras. Digno de recordar cada día por sus múltiples facetas:
músico, dramaturgo, publicista, humorista, caricaturista y periodista.
Leoncio dedicó su vida por completo a dar ejemplo de
ciudadanía, se caracterizó por ser una tribuna pública
para disentir; fue un pionero en su rama periodística, el género
de opinión, tan criticado durante su época. Por esta
razón, es considerado uno de los mayores exponentes del periodismo
crítico en Venezuela.
Al poco tiempo de la liberación de los
estudiantes, se produce un acercamiento entre algunos de éstos (Juan
José Palacios, Francisco Rivas Lázaro, Fidel Rontondaro
y Germán Tortosa, entre
otros) con jóvenes oficiales del Ejército, entre quienes se
encontraba el hijo Eleazar López Contreras. Asegura Castellanos (1978)
“…con la finalidad de planificar un golpe de
Estado que
debía ejecutarse el 7 de abril de 1928, pero que fue debelado antes de
producirse…”.
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Omaira Zambrano
Roa: Universidad
Simón Bolívar. Venezuela. Profesora en Ciencias Sociales.
Mención historia. Maestría en Educación..
Profesora contratada en la USB. Venezuela
Alejandro
González: Comunicador
Social graduado de la UCSAR. Crítico social e investigador.
Trabajó en la alcaldía del estado Miranda en Venezuela.
Dr. Juan José Marín Hernández,
Catedrático. Director del Centro de Investigaciones Históricas de
América Central. Universidad de Costa Rica. Costa Rica. juan. marin@ucr.ac.cr
Dr. Ronny Viales Hurtado.
Catedrático. Historia Económica y Social. Universidad de Costa
Rica. Director de la Escuela de Historia. Costa Rica. ronny. viales@ucr.ac.cr
Dr. David Díaz Arias: Catedrático. Historia
Política, Director del posgrado de Historia y Docente de la Escuela de
Historia, Universidad de Costa Rica, Costa Rica. david.diaz@ucr.ac.cr
MSc. Francisco Enríquez. Historia Social. Universidad
de Costa Rica. Costa Rica. francisco.enriquez@ucr.
ac.cr
Dra. Ana María Botey.
Historia de los movimientos sociales. Universidad de Costa Rica. Costa Rica.
abotey@gmail.com
Dr. José Cal Montoya. Universidad de San Carlos de
Guatemala. Guatemala. jecalm@correo.url.edu.gt
Dr. Juan Manuel Palacio. Universidad Nacional de San
Martín. Argentina. jpalacio@unsam.edu.ar
Dr. Eduardo Rey. Universidad de Santiago de Compostela.
España. ereyt@usc.es
Dr. Heriberto Cairo Carou.
Departamento de Ciencia Política y de la Administración III -
Universidad Complutense de Madrid. España. hcairoca@cps.ucm.es
Dra. Rosa de la Fuente. Departamento de Ciencia
Política y de la Administración III Universidad Complutense de
Madrid. España. rdelafuente@cps. ucm.es
Dr. Javier Franzé.
Departamento de Ciencia Política y de la Administración III
Universidad Complutense de Madrid. España. javier.franze@cps.ucm.es
Dr. Jaime Preciado Coronado Departamento de Estudios
Ibéricos y Latinoamericanos. Universidad de Guadalajara. México.
japreco@hotmail.com
Dr. Gerónimo de Sierra. Vicerrector de la Universidade Federal da Integração
Latino-Americana (UNILA) y Departamento de Sociología, Facultad de
Ciencias Sociales de la Universidad de la República. Uruguay.
geronimo@fcs.edu.uy
Dr. Antonio Palazuelos.
Departamento de Ciencia Política y de la Administración III -
Universidad Complutense de Madrid. España. palazuelosa@cps.
ucm.es
Dr. Werner Mackenbach.
Universidad Potsdam. Alemania. werner.mackenbach@uni-potsdam.de
Dr. Guillermo Castro. Ciudad del Saber Panamá.
Panamá. gcastro@cdspanama.org
Dra. Natalia Milanesio.
University of Houston. Estados Unidos.
nmilane2@Central.UH.EDU
Dr. Ricardo González Leandri.
Consejo Superior de Investigaciones Científicas - España.
España. rgleandri@gmail.com
Dra. Mayra Espina. Centro de Estudios Psicológicos
y Sociológicos, La Habana. Cuba. mjdcips@ceniai.inf.cu
Dra. Montserrat Llonch.
Departamento de Economía e Historia Económica Universidad
Autónoma de Barcelona. España. montserrat.llonch@uab.es
Dra. Estela Grassi. Universidad
de Buenos Aires. Argentina. estelagrassi@gmail.com
Dra. Yolanda Blasco. Universidad de Barcelona.
España. yolandablasco@ub.edu
Dr. Alfredo Falero. Departamento de Sociología. Universidad de
la República. Uruguay. alfredof@adinet. com.uy
Fotografía:
“Jardín del Edén: una modesta hondureña se esconde
detrás de una hoja gigante de banano con forma de remo”. Tomada
del artículo: Una óptica igualitaria: Autorretratos,
construcción del ser y encuentro homo-social en una plantación
bananera en Honduras de Kevin Coleman. Volumen 15.2. Año 2014- 2015.
Fuente: Colección Propiedad de Getty Images.
Editora
Técnica: M.Sc. Marcela Quirós Garita.
marcela.quiros@ucr.ac.cr
Diagramación: Cindy Chaves Uribe Soporte técnico: Pablo Hurtado
Granados Revisión filológica: Lic. Ana Lenny
Garro
“Diálogos
Revista Electrónica de Historia” se publica desde octubre de 1999.
Diálogos está en los
siguientes repositorios:
Dialnet
http://dialnet.unirioja.es/servlet/ revista?tipo_busqueda=CODIGO&clave_revista=3325
Latindex
http://www.latindex.unam.mx/larga.php?opcion=1&folio=12995;
UCRindex
http://www.revistas.ucr.ac.cr/
Scielo
http://www.scielo.cl/
eRevistas
http://www.erevistas.csic.es/
REDALYC
http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/FrmBusRevs2.jsp?iEdoRev=2&cvepai=11;
LANIC
http://lanic.utexas.edu/la/ca/cr/indexesp.html;
Repositorio de Revistas Universidad de
Costa Rica
http://www.latindex.ucr.ac.cr/
Directorio y recolector de recursos digitales del
Ministerio de Cultura de España
http://roai.mcu.es/es/inicio/inicio.cmd
DOAJ Directory of open access &
Hybrid journals
http://www.doaj.org/doaj?func=byTitle&hybrid=1&query=D
Biblioteca de
Georgetown
http://library.georgetown.edu/newjour/d/msg02735.html
Asociación para el Fomento de los Estudios
Históricos en Centroamérica
http://afehc.apinc.org/index.php?action=fi_aff&id=1774
Universidad
de Saskatchewan, Canadá
https://library.usask.ca/ejournals/view/1000000000397982
Monografias
http://www.monografias.com/Links/Historia/more12.shtml
Hispanianova
http://hispanianova.rediris.es/general/enlaces/hn0708.htm
Universidad del
Norte, Colombia
http://www.uninorte.edu.co/publicaciones/memorias/enlaces.html
Universidad Autónoma de Barcelona
http://seneca.uab.es/historia/hn0708.htm
Repositorio Invenia
- Gestión del Conocimiento
http://www.invenia.es/oai:dialnet.unirioja.es:ART0000086144
Enlace
Académico
http://www.enlaceacademico.org/biblioteca/
revistas-en-formato-digital-centroamerica/
Electronic
Resources
http://sunzi1.lib.hku.hk/ER/detail/hkul/3987318
Revistas académicas en texto
completo
http://web.prw.net/~vtorres/
Diálogos se anuncia en las
siguientes instituciones y sitios académicos:
Maestroteca
http://www.maestroteca.com/detail/553/dialogos-revista-electronica-de-historia.html
Biblioteca de
Georgetown
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Asociación para el Fomento de los Estudios
Históricos en Centroamérica
http://afehc.apinc.org/index.php?action=fi_aff&id=1774
Universidad
de Saskatchewan, Canadá
https://library.usask.ca/ejournals/view/1000000000397982
Monografias
http://www.monografias.com/Links/Historia/more12.shtml
Hispanianova
http://hispanianova.rediris.es/general/enlaces/hn0708.htm
Universidad del
Norte, Colombia
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Universidad Autónoma de Barcelona
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Repositorio Invenia
- Gestión del Conocimiento
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Académico
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Diálogos Revista de Historia está
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La revista electrónica Diálogos
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Universidad de Costa Rica