Diálogos Revista Electrónica de Historia ISSN 1409- 469X
Vol. 8. No. 2 Agosto 2007 – Febrero 2008
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Vieja- poseen un valor cognitivo. Además, también implica compartir un concepto
particular tanto de texto como de género literario.
La pregunta, así planteada, sin mayor contextualización resulta oscura, esencialista. Se
trata, más bien, de explorar ese valor como fuente según un paradigma, un objetivo de
investigación. Por ejemplo, en su texto, Patricia Alvarenga señala la importancia de
literatura como fuente para el estudio de las subjetividades / identidades sociales dado
que: “La literatura nos revela cómo en el proceso de construcción de la nación se activan
los dispositivos del deseo estableciendo estrechos vínculos entre el amor y la sexualidad,
y los proyectos identitarios en boga” (29). Como ejemplo de esta afirmación, citemos el
uso que le da Patricia Fumero a las crónicas: “permite estudiar la forma en que el poder
se teatraliza, se representa y se celebra con el objetivo de reafirmar y legitimarse”. (18)
Ultimadamente, si ningún otro colaborador discute este punto tal vez se deba a que no los
atañe en su quehacer histórico. Tal vez, a diferencia de Fumero y Alvarenga, quienes
explícitamente señalan como campo de investigación la dimensión simbólica y la
construcción de subjetividades, la frustración por las limitaciones de los marcos teóricos
y conceptuales en el ámbito de las ciencias sociales no los empuja hacia el estudio de la
literatura, sino hacia otros modelos y otras disciplinas.
2.2. Sobre acercamiento hacia otras disciplinas
Finalmente, la verdadera discusión aborda la dispersión del objeto histórico y, por otra
parte, el grado de validez otorgada a las múltiples ramificaciones del quehacer histórico,
así como los marcos metodológicos que estas utilicen.
Acerca de paradigmas, Héctor Pérez señala claramente cuáles carecen de validez: “Las
filosofías de la historia han sido hasta hoy, esquemas interpretativos relativamente
simples, generalmente poco aceptados y considerados insatisfactorios, fuera del mundo
de los filósofos”. (2) ¿Y Hayden White, historiador y filósofo de la Historia del cual
tantas menciones encontramos en el folleto? Sin ir más lejos, Ronny Viales, señala que
White “integra elementos de discusión importante”, sin embargo, “la descripción final
obtenida es, asimismo, un discurso, sobre otros probables” (47). Molina, por su parte,