Diálogos sobre la historia de las desigualdades en América Latina. A propósito de: Mercados y bárbaros. La persistencia de las desigualdades de excedente en América Latina, 2014, por J. P. Pérez Sáinz, Costa Rica: FLACSO-Costa Rica

Ronny J. Viales Hurtado

 

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El estudio de las desigualdades en América Latina, con visión de trayectoria, constituye uno de los campos de investigación de mayor potencial en el presente, además de constituir uno de los temas de mayor relevancia en términos de la generación de insumos para la comprensión del fenómeno y para la formulación de políticas públicas. Las desigualdades son multidimensionales, han sido una construcción social y se han consolidado a partir de la generación de estructuras socioeconómicas que, a la vez, han sido percibidas de diferentes maneras, en diferentes épocas, generando, principalmente, inequidades, exclusiones e integraciones excluyentes dentro de sociedades culturalmente conformadas a partir de pactos sociales o de imposiciones autoritarias, en contextos de democracia (liberal) o de dictadura.

En esta discusión, el libro de Pérez Sáinz, que consta de 797 páginas, constituye un aporte de primer orden en el estudio y en el planteamiento de hipótesis de trabajo para aproximarse a las desigualdades de excedente persistentes en América Latina. En primer término, el autor revisa algunos enfoques teóricos actuales para comprender las desigualdades en América Latina y construye una tipología de dimensiones analíticas utilizadas para el análisis e identifica a los autores de las propuestas, para plantear su modelo de análisis, sobre la configuración de los campos de desigualdades de excedente, donde se notan varias influencias sociológicas, del marxismo y de autores como Pierre Bourdieu, Charles Tilly, Luis Reygadas, Pedro Vuskovic Bravo; así como la crítica a los planteamientos de la Comisión Económica para América Latina; el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo, por lo que en su triangulación teórica incluye la visión latinoamericanista combinada con la sociología europea y anglosajona, así como la de los organismos económicos internacionales y latinoamericanos.

Como puede observarse en la figura 1, Pérez Sáinz fundamenta su marco analítico en lo que él denomina la tradición radical, pero que evidentemente incorpora elementos institucionales y de cultura política (superestructurales) que pueden ayudar a comprender la dinámica socioeconómica (estructural) por lo que podría adaptarse para el estudio de otras temáticas. Desde esta perspectiva, el planteamiento de este libro se vincula con la preocupación del análisis de las desigualdades sociales como fenómeno social multidimensional, integrado por variables/categorías, indicadores/dimensiones económicas, sociales, políticas y culturales, que permiten vincular sus componentes estructurales e (inter)subjetivos.

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En la obra, existe una preocupación por incorporar el peso del contexto histórico como factor explicativo. Se discuten una serie de trabajos de base, a los que se podría adicionar algunos más, pero esta intencionalidad abre una ventana de oportunidad para poner a dialogar nuevos trabajos y trabajos en curso, de carácter histórico, centrados en el análisis de las desigualdades de excedente en América Latina, y en Centroamérica en particular, que generarán una interesante discusión. Es importante enmarcar esta nueva discusión en las cuestiones relativas al desarrollo del capitalismo en el contexto de la globalización; de la conformación histórica de los mercados laborales y del comportamiento del empleo; de la evolución de la justicia laboral y de la evolución de la cuestión social, desde la denominada como la primera cuestión social, todo esto en el periodo posterior a 1821. El comentario anterior se comprende mejor si reseñamos con mayor detalle algunos de los aportes del libro de Pérez Sáinz quien, luego de una reflexión teórica, propone hipótesis y contenidos fácticos fundamentales para comprender la evolución de las desigualdades de excedente en América Latina, de los cuales vamos a seleccionar aquellos rasgos de extensa trayectoria, para motivar la lectura completa del texto.

El libro cuenta con un orden lógico-demostrativo que permite dar un seguimiento detallado a sus planteamientos, a partir de cuatro grandes hipótesis que lo atraviesan y que reproducimos a continuación:

1. La primera hipótesis postula que el campo de condiciones de explotación de la fuerza de trabajo en América Latina se ha caracterizado más por la creación de trabajo que por la generación de empleo (p. 100).

2. La segunda hipótesis plantea que el acaparamiento de oportunidades de acumulación en América Latina ha sido el privilegio de unos pocos y la gran mayoría de los pequeños propietarios han sido excluidos de tales oportunidades (p. 100).

3. La tercera hipótesis indica que las dinámicas interindividuales en los mercados básicos han sido frágiles porque los procesos de ciudadanía en América Latina, especialmente en términos de ciudadanía social, han sido limitados (pp. 100-101).

4. Y la cuarta hipótesis plantea que el procesamiento de las diferencias sociales en América Latina se ha llevado a cabo a través de la inferiorización o de ofertas de asimilación no generosas que han debilitado los procesos de individualización y que, por el contrario, han permitido que las dinámicas de poder referidas a pares categóricos se acoplen con las de clase reforzándolas (p. 101).

El autor ubica el inicio de las desigualdades de excedente a mediados del siglo XIX, relacionado con la transición al capitalismo agrario en América Latina, pero sería interesante tomar en consideración el criterio de James Mahoney (2001), quien utiliza una perspectiva de análisis path dependence, en el sentido de que el modelo o estilo de acumulación excluyente se consolida con la coyuntura crítica de las reformas liberales de finales del siglo XIX. Y dentro de la black box de las reformas liberales, debemos seguir avanzando en la caracterización dibujada por William Roseberry, años atrás, según la cual: “Las elites que procuraban controlar al Estado no cuestionaban seriamente el hecho de que éste sirviera a sus intereses. En cambio, hubo intensas disputas acerca de cómo debía el Estado servir a sus intereses y cuáles eran los instrumentos y las políticas adecuadas para ello” (2001).

Coincidimos con la interpretación de Pérez Sáinz que indica que los procesos de proletarización y de salarización en América Latina, son fundamentales para comprender la dinámica de las desigualdades de excedente. El origen de una gran contradicción se generó por una expectativa de salarios reales crecientes, por la generación de empleo y no solo por la creación de trabajo, pero en un contexto de escasez de mano de obra móvil (p. 241). La expectativa no se cumplió, porque el sistema de enganche, como parte de los procesos de proletarización, “distorsionó la remuneración de la mano de obra a través del endeudamiento” (p. 243), lo que, aunado a la ausencia de un sector dedicado a la producción de bienes de subsistencia, produjo una “salarización deficiente” (p. 243).

Estos procesos de proletarización y de salarización deben interpretarse, además, en función de las características de un mercado laboral y de un empleo agrario con grandes disparidades regionales, con una estacionalidad marcada por los ciclos productivos, que genera una demanda estacional, así como por la persistencia de formas precapitalistas; además del enganche, son importantes las figuras del mozo colono o de los criados, donde el trabajo familiar ha continuado supliendo una parte importante de la demanda de trabajo, con la consecuente generación de ingresos no monetarios, como ha señalado Ramón Garrabou (2000).

Por lo anterior, la exclusión del campesinado constituye, según Pérez Sáinz, el “segundo acto fundacional de las desigualdades de excedente”, que genera una semiproletarización pero como rasgo permanente, agregaríamos nosotros siguiendo a Cristóbal Kay (1995), en un mundo rural donde la proletarización no se extendió en la medida que planteó la “tradición radical”, por lo que el excedente de capacidad de trabajo rural ha sido una característica sostenida (Garrabou, 2000).

Otro de los elementos medulares de esta obra es la cuestión de la ciudadanía social y sus alcances. Este elemento, desde nuestro punto de vista, constituye el mecanismo que permite generar limitaciones a la exclusión social. Para Pérez Sáinz, los “avatares de la ciudadanía social” se inician en el siglo XIX, por medio de las “demandas de inclusión política por parte de los sectores subalternos”, a través de varias vías de configuración de la ciudadanía (y de constitución de la nación): la “blanqueada”, la escindida y la mestiza, con matriz común: la oposición civilización versus barbarie (p. 478), donde el proceso de modernización nacional facilitó un momento rousseauniano de la ciudadanía en América Latina (p. 480). En términos de América Latina, este planteamiento engarza con los esfuerzos de investigación que se han generado desde Costa Rica, sobre el régimen liberal de bienestar, y desde Iberoamérica, que se centran en la denominada “temprana cuestión social” (González-Leandri, González-Bernabé y Suriano, 2010) y de la conciencia de un “riesgo” en la integración social, por la tensión entre la igualdad jurídica, el principio político liberal de primer orden y la desigualdad social y económica, sumada a la pobreza, que se incrementan con el desarrollo del capitalismo dependiente latinoamericano y que tiene un impacto hasta el presente.

Finalmente, vamos a incluir en este comentario otro de los mecanismos de desigualdades de excedente estudiados por Pérez Sáinz, que complementa la visión centrada en la división de la sociedad en clases: la “inferiorización étnica, racial y de género”, que posibilitó el pago de salarios inferiores por parte de los patronos, así como la naturalización social del trabajo familiar no remunerado, agregaríamos nosotros. Con este planteamiento, se refrendan dos ideas del planteamiento de Charles Tilly (2000) sobre la desigualdad persistente: por una parte, que la desigualdad se naturaliza a partir de pares categóricos construidos socialmente y, por otra parte, que los mercados laborales han generado disparidades para convivir; además son segmentados por género, por etnia, por edad, por ciudadanía y nacionalidad.

El planteamiento de Pérez Sáinz es más complejo, por lo que esta reseña lo que pretende es motivar su estudio y llamar la atención sobre la necesidad de profundizar el denominado “giro histórico” (Wallerstein, 2007) en las Ciencias Sociales desde América Central. La lectura de esta obra enriquecerá esta ruta de investigación, que pronto se verá reforzada en Costa Rica con varias publicaciones del Centro de Investigaciones Históricas de América Central y con tesis del Posgrado Centroamericano en Historia, ambos de la Universidad de Costa Rica, que se orientan a identificar y a dilucidar la trayectoria histórica de los mecanismos de la producción de las desigualdades en América Central, a la construcción de un índice histórico de desigualdad en Costa Rica, al análisis de las disparidades regionales y a la dinámica de los mercados laborales, entre los siglos XIX y XXI, entre otros temas novedosos.

Un valor agregado de esta obra, es que la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Costa Rica, ha seguido una política de acceso abierto al conocimiento, al igual que la Revista Diálogos, por lo que el libro se puede descargar en el siguiente vínculo: http://www.flacso.or.cr/index.php/publicaciones-jb-br-jb-i-labor-editorial-jb-i/libros/565-mercados-y-barbaros/

Referencias

Garrabou, R. (abril, 2000). La organización del trabajo en el mundo rural y sus evoluciones históricas. Revista de Historia Agraria, (20), 25-38.

González-Leandri, R., González-Bernabé, P., y Suriano, J. (2010). La temprana cuestión social. La ciudad de Buenos Aires durante la segunda mitad del siglo XIX. España: CSIC.

Kay, C. (abril-junio, 1995). Desarrollo rural y cuestiones agrarias en América Latina contemporánea. Agricultura y Sociedad, (75), 27-82.

Mahoney, J. (2001). The Legacies of Liberalism: Path Dependence and Political Regimes in Central America. Estados Unidos: Johns Hopkins University Press.

Roseberry, W. (2001). Introducción. En M. Samper, W. Roseberry, y L. Gudmunson (Eds.), Café, sociedad y relaciones de poder en América Latina (p. 62). Costa Rica: EUNA.

Tilly, C. (2000). La desigualdad persistente. Argentina: Manantial.

Wallerstein, I. (2007). Abrir las Ciencias Sociales. Informe de la Comisión Gulbenkian para la reestructuración de las ciencias sociales (10ª ed.). México: Siglo XXI Editores.

Fecha de recepción: 2 de noviembre de 2015 Fecha de aceptación: 18 de noviembre de 2015

Dr. Ronny Viales Hurtado Doctor en Historia Económica. (Universidad Autónoma de Barcelona). Catedrático de la Universidad de Costa Rica. Escuela de Historia - Centro de Investigaciones Históricas de América Central.