Rompiendo el cerco. La experiencia de Radio Noticias del Continente en Costa Rica (1979-1981)

Anibal García Fernández

Resumen

En este artículo se propone analizar la experiencia radiofónica de Radio Noticias del Continente (RNC) en Costa Rica entre 1979 y 1981. RNC fue una experiencia radiofónica internacionalista que logró articularse con varias organizaciones político-militares, sobre todo de Nicaragua y El Salvador. La dictadura argentina intentó cerrar RNC por las implicaciones políticas que le implicaba, por lo que llevó a cabo gestiones políticas, diplomáticas e incluso ataques militares directos en las instalaciones de la radio.

Esta investigación está dividida en cuatro secciones: primero, se realizará una breve introducción ubicando los estudios sobre lucha armada y proyectos de comunicación clandestinos; después se expondrá un análisis de la formación de RNC, sus participantes y los contactos establecidos con organizaciones político-militares y sociales; en el tercer apartado, se analizará la colección FORTI del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto (MREC) de Argentina que hablaban sobre RNC, así como la presencia militar argentina en Costa Rica; por último, se estudiará el planteamiento del cambio diplomático del gobierno de Carazo Odio, las presiones diplomáticas de la dictadura argentina y su vinculación con la “contra nicaragüense” para el ataque contra RNC.

Palabras claves: Argentina, Internacionalismo, medios de comunicación, Montoneros, Relaciones Internacionales.

Breaking the fence. The experience of Radio Noticias del Continente in Costa Rica (1979-1981).

Abstract

The main purpose of this article is to analyze the experience of Radio Noticias del Continente (RNC) in Costa Rica among 1979 and 1981. RNC was an internationalist radio experience that managed to articulate with several political-military organizations, especially Nicaragua and El Salvador. The argentine dictatorship began to close RNC carrying out political, diplomatic and even direct military assaults in the facilities of the radio.

The paper is divided into four sections; first, a brief introduction will be made by locating studies on armed struggle and clandestine communication projects The main point in the second paragraph is to analyze the formation of RNC, his participants and the contacts established with organizations politician-military man and social. The following section will be about an analysis of the FORTI collection of the Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto (MREC) of Argentina that talked about RNC, as well as the argentine military presence in Costa Rica. Finally, the article aims to study the approach of the diplomatic change of the government of Carazo Odio, the diplomatic pressures of the Argentine dictatorship, and his entails with the “contra nicaragüense” for the attack against RNC.

Keywords: Argentine, Foreign Relations, Internationalism, mass media, Montoneros.

Fecha de recepción: 3 de noviembre de 2017 • Fecha de aceptación: 25 de abril de 2017

 

Anibal García Fernández Universidad Nacional Autónoma de México. Maestro en Estudios Latinoamericanos por la UNAM. México.

 

Introducción

Las últimas investigaciones sobre la lucha armada en América Latina han comenzado a dejar atrás el corsé que representaron los estudios nacionales. Rey (2014) en su estudio sobre las luchas revolucionarias en América Latina, analiza la producción historiográfica latinoamericana desde la década de los sesenta hasta los noventa, y propone hacer uso de toda la vasta bibliografía disponible en torno al estudio de los casos nacionales, así como avanzar hacia una mirada regional del estudio de la lucha armada latinoamericana. No solo se trata de hacer estudios comparativos; sino, dimensionar regionalmente las distintas experiencias guerrilleras, teniendo en cuenta que los casos nacionales formaron parte de un contexto histórico común.

Dicho lo anterior, los estudios de las coordinaciones y relaciones de los grupos guerrilleros comienzan a ganar terreno pues los estudios de casos nacionales permiten dicho salto historiográfico.1 De igual forma, el estudio de la coordinación represiva permite dimensionar los parámetros y redes represivas que se establecieron en América Latina desde la década de los sesenta hasta por lo menos la década de los noventa. El caso más estudiado es el de la “Operación Cóndor”,2 en el que autores anglosajones y latinoamericanos siguen estudiando el tema incorporando nueva documentación.

Asimismo, existe otro tema que ha cobrado especial atención entre algunos investigadores, y es el de los medios de comunicación de las organizaciones político-militares. La cantidad de periódicos, revistas, folletos, y en algunos casos la creación de proyecto radiofónicos por parte de las organizaciones político-militares, son objeto de estudio en los últimos años. Cortina (2015) (2017a) es uno de los que ha realizado investigaciones al respecto para el caso salvadoreño y ha realizado un balance historiográfico significativo apuntando dos características principales: 1) la existencia de trabajos centrados en un soporte determinado como prensa, radio o producción audiovisual; 2) una definición muy restringida del concepto de información o comunicación clandestina (Cortina, 2017, p. 37). En una tónica similar, se encuentra el estudio realizado por Vázquez (2012) sobre publicaciones y la radio del PRT-ERP, las publicaciones de Uturuncos y la radio y publicaciones periódicas de Montoneros. Por otro lado, aunque no es propiamente un estudio de organizaciones político-militares, la investigación realizada por Vinelli (2002) da nuevas pistas sobre la creación de un proyecto alternativo de comunicación como lo fue la Agencia de Noticias Clandestina (ANCLA), creada en Argentina y orientada en gran medida por Rodolfo Walsh.

En el contexto historiográfico anteriormente expuesto, es donde se ubica esta investigación acerca la experiencia de un grupo de militantes montoneros que se propusieron romper el cerco mediático creado por la dictadura argentina con una radio en Costa Rica, el cual fue un proyecto internacionalista pues no sólo participaron miembros montoneros, también participaron militantes de otras organizaciones, jóvenes universitarios y comunicadores costarricenses.

En este artículo se propone analizar la experiencia radiofónica de Radio Noticias del Continente (RNC) en Costa Rica entre 1979 y 1981. Uno de los argumentos que guía esta investigación es que RNC planteó una serie de problemas políticos y diplomáticos a la dictadura argentina y a algunos países centroamericanos, entre ellos Costa Rica, El Salvador y Nicaragua. Lo anterior explicaría por qué la dictadura argentina puso énfasis en su relación bilateral con Costa Rica en el cierre de RNC, llevándola a gestiones diplomáticas, políticas, pero también militares para lograr cerrar RNC.

Relacionado a lo anterior, se plantea que la relación diplomática de la dictadura argentina en Costa Rica estuvo enfocada en presionar diplomáticamente el cierre del proyecto montonero RNC. Esto porque denunció a la dictadura argentina y otros regímenes militares del Cono Sur y Centroamérica. Estos ataques contra RNC evidenciaron que los militares argentinos operaron militarmente en Costa Rica; además, que estuvieron vinculados con la contra nicaragüense. Asimismo, el gobierno costarricense de Carazo Odio cambió la política exterior, pues al inicio de su gestión había apoyado a los miembros de RNC y otros movimientos guerrilleros centroamericanos con los cuales estuvieron vinculados. Este punto cobró notoriedad para los regímenes centroamericanos y argentino, pues RNC sirvió también como puente de conexiones entre organizaciones político-militares y organizaciones sociales.

Radio Noticias del Continente, una experiencia internacionalista

El periodista argentino y ex miembro de Montoneros Raúl Cuestas relata en su libro La dictadura militar argentina y el genocidio en Centroamérica que, al llegar a México en 1976, poco tiempo después fue a la capital de Finlandia al 8° Congreso de la Organización Internacional de Periodistas en ese mismo año. Ahí coincidió con periodistas de diversos países latinoamericanos que mostraron solidaridad con lo que acontecía en Argentina. Fueron los periodistas Genaro Carnero Checa de Perú, el chileno Hernán Uribe, el boliviano Iván Paz, los ecuatorianos Alberto Maldonado y Marcelo Ceballos, el dominicano Manuel Quiterio Cedeño y el costarricense José Francisco Aguilar Bulgarelli quienes mostraron su apoyo a Cuestas. Este último le ofreció su emisora radiofónica “Radio América Latina” para “ponerla al servicio de la lucha contra la desinformación en todo el continente” (Cuestas, 2005 p. 42).

Al regresar a México, Cuestas contactó a exiliados argentinos y viajó a la Habana para reunirse con dirigentes Montoneros, de esta manera, podría proponerles instalar una “emisora independiente de onda corta en Costa Rica, cuya finalidad no sólo fuera romper el cerco informativo sobre nuestro país, sino también ponerla al servicio de todos los movimientos de liberación del continente” (Cuestas, 2005, p. 43).

Con el proyecto aprobado, Raúl Cuestas se trasladó en automóvil desde la Ciudad de México hasta la capital costarricense y se instaló ahí con su familia. Tenía como tareas estudiar e informar sobre la situación en Costa Rica, además de “entablar relación con los partidos políticos, los sectores intelectuales, el movimiento sindical, y toda fuerza que pudiera apoyar nuestro objetivo periodístico” (Cuestas, 2005, p. 43). Tras cumplir con las tareas previamente asignadas, comprendió que la posibilidad de instalar el proyecto radiofónico denominado “Radio Noticias del Continente” era viable, además, los contactos con argentinos en Costa Rica estaban establecidos hacia 1979 y los permisos en trámite.

Fueron 10 argentinos los que iniciaron el proyecto radiofónico: Pepo, Laura, Pablo, Violeta, Carlos, Carmen, Rodolfo, Esmeralda, Raúl y su compañera. Aunque en una entrevista realizada por Zaffora (2012)3 a varios ex integrantes de RNC, entre ellos, Jorge Lewinger, menciona que él fue el Director Político del proyecto radiofónico. Lewinger indica que la intención de la dirigencia montonera era montar una radio de onda corta para transmitir hacia Argentina y darle difusión a lo que realmente estaba pasando ahí para romper el cerco informativo que mantuvo la dictadura sobre el país. Para Carlos Villlalba, otro periodista y psicólogo que formó parte del proyecto de RNC, una de las experiencias internacionales más importante que tuvo montoneros fue el proyecto de radio de onda corta.

Para llevar a cabo el proyecto de la radio y lograr alianzas, tenían reuniones informativas con los líderes de partidos políticos costarricenses como Liberación Nacional, Unidad Social Cristiana y miembros del Partido Comunista y Socialista, así como el Movimiento Revolucionario del Pueblo. Lograron también contacto con José “Pepe” Figueres, quien desde su quinta seguía teniendo gran incidencia en la política. Relacionado a esto, en una entrevista que tuvo Cuestas con Figueres, cuenta que

[…] la entrevista fue simple, ningún planteo asombra al viejo luchador en defensa de las democracias del continente. No obstante, se emocionó visiblemente ante el dolor de las víctimas en nuestro país, y se comprometió de inmediato a brindar su apoyo a nuestra labor, dejando abierta la puerta de su casa para que recurriéramos a él ante cualquier problema que surgiera, y designando al titular de la Juventud Liberacionista, Rodrigo Araya, como su representante. (Cuestas, 2005, p. 49)

Meses después, cuando se comenzaron a instalar las antenas, Cuestas (2005) menciona que se sumaron otros dos periodistas argentinos con trayectoria gremial en el Sindicato de Prensa de Tucumán: Isauro y Martha.4 Asimismo, un ingeniero mexicano decidió colaborar con la logística de las antenas. Villalba y Cuestas mencionan que al proyecto se incorporaron estudiantes de la Universidad de Costa Rica; lo cual, para el primero, representó uno de los valores más importantes de la radio. También se contó con el cuerpo de corresponsales conformado por exiliados que se encontraban en varios países latinoamericanos y fuera del continente. Una de ellas fue Ana Jaramillo, quien transmitía desde México con el nombre de Ana Quiroga. Jaramillo mencionó en entrevista con Zaffora (2012), que transmitía desde México por teléfono y hacia reportajes para cubrir la programación de RNC. En algunas ocasiones, se reunía con el exilio latinoamericano en México y con los miembros de los partidos políticos de Uruguay, Chile, Brasil, Argentina, El Salvador y Nicaragua, por mencionar algunos.

Además de la entrevista con Figueres, se entrevistaron con el presidente en turno hacia 1979, Rodrigo Carazo Odio, quien

[…] se manifestó abiertamente contra todas las dictaduras, y designó para coordinar la relación a su mejor colaborador, el doctor Juan José Echeverría Brealey, quien con el correr de los meses nos demostró una inclaudicable solidaridad y nos brindó su más sincera amistad. (Cuestas, 2005, p. 50)

Simultáneo a la instalación de las antenas, los argentinos compraron el predio cerca de Puente de Piedra en la localidad de Grecia, pues el terreno era óptimo para que el primer rebote de las antenas en la ionosfera apuntara hacia el centro de Argentina. Construyeron también la edificación protectora de las antenas, que tenía una longitud de 15 metros de largo por 10 de ancho, contaba con doble pared de ladrillo hueco relleno de concreto y con torretas defensivas para repeler cualquier ataque armado.

Cuestas (2005) mencionó que la salida al aire se adelantó debido a la ofensiva del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) desde Peñas Blancas, para que cada columna guerrillera pudiera tener información exacta de la ofensiva. Los partes de guerra de la ofensiva llegaban a RNC mediante Sergio Ramírez y Gioconda Belli, quienes fueron los encargados del FSLN de dar constantemente los partes (p. 80). Fue así como RNC entró al aire y desde un inicio se sumaba a la ofensiva sandinista. Los miembros de RNC establecieron relaciones con los terceristas5 que integraban el FSLN. El primer contacto lo estableció Cuestas a mediados de 1977 con los costarricenses Plutarco Hernández Sancho y Humberto Ortega. El diálogo establecido entre ambos tuvo dos tópicos: el establecimiento de relaciones orgánicas entre el FSLN y Montoneros, y la posibilidad de suministrar instructores montoneros para los campamentos en Costa Rica (p. 66).

Cortina (2017b) en un estudio reciente relata una versión distinta a la de Cuestas. El contacto entre montoneros y miembros de la fracción tercerista del FSLN quedaron establecidos en Panamá y el contacto fue Celedonio Carrizo quien era miembro del Movimiento Peronista Montonero (MPM) en Panamá. Carrizo trasladó el pedido de ayuda del FSLN al Secretario de Relaciones Exteriores de montoneros que era Fernando Vaca Narvaja quien se reunió a principios de 1979 con Daniel y Humberto Ortega y en esa reunión se acordó poner a RNC al servicio del FSLN, así como el apoyo humano y técnico médico enviando a la brigada Sanitaria Adriana Haidar y al Grupo de Combate General San Martín (Cortina 2017b, p. 89).

Por su parte, Villalba menciona que el FLSN hacía llegar en cassettes las grabaciones de Radio Sandino y desde las instalaciones de RNC se retransmitían, logrando que la cantidad de radioescuchas trascendiera fronteras más allá de Nicaragua y Centroamérica. Este tipo de vínculos y de solidaridad entre organizaciones fue motivo de preocupación por parte de la dictadura argentina que bajo la Doctrina de Seguridad Nacional y la defensa de las “fronteras ideológicas”, vieron una “coordinación guerrillera”.

Para 1978, el acceso a las armas en Costa Rica era relativamente fácil. Según Cuestas (2005), éstas venían de Venezuela gracias al apoyo de Carlos Andrés Pérez, de Panamá gracias a Omar Torrijos y de Cuba con destino al Frente Sandinista. Dos tercios eran para los sandinistas, el tercio restante se quedaba en manos de los jefes de seguridad pública y del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) que vendían las armas.6

Los contactos de RNC también se establecieron con el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y desde la señal de la radio denunciaron los ataques contra la población salvadoreña, como fue el caso del asesinato masivo en la Plaza Barrios de San Salvador. Tiempo después, era la radiodifusora que todos los domingos pasaba la homilía de Monseñor Romero.

Según el testimonio dado por Cuestas (2005), fue él quien logró una entrevista con Monseñor Romero. En dicha entrevista le ofreció la frecuencia de RNC, que podía tener un alcance mucho mayor que el de la emisora de la iglesia salvadoreña, YSAX-La Voz Panamericana. Monseñor Romero aceptó, y fue así que RNC transmitió cada domingo la homilía de Romero, hasta la última titulada “La Iglesia, un servicio de Liberación Nacional, Comunitaria, Trascendente”. En esta homilía agradeció a RNC “que está, desde este teléfono junto al altar y desde nuestra emisora, llevando, como todos los domingos pasados, nuestra voz a América Latina” (Cuestas, 2005, p. 99), más adelante agregó que

[…] hay demanda en Venezuela, en Colombia, en Brasil y fundamentalmente en países del Cono Sur. Aquella emisora amiga, ha recibido cientos y cientos de cartas en las que manifiestan que oyen perfectamente por onda corta en Honduras, Guatemala, en Nicaragua, y aquí mismo en El Salvador, en todas partes. (Cuestas, 2005, p. 99)

El Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) estableció contacto con RNC principalmente para mantener relación con la conducción de Montoneros, brindar apoyo mediático a nivel nacional e internacional a la lucha del pueblo salvadoreño, establecer contactos para la adquisición de armas, explosivos y establecer una red de logística para el traslado de pertrechos desde San José hacia El Salvador por vía terrestre, marítima y aérea; por último, la posibilidad de que Montoneros pudiera mandar cuadros político-militares que actuaran como instructores y poder conocer la experiencia obrera argentina (Cienfuegos, 1989).

El apoyo brindado por RNC y Montoneros a la guerrilla salvadoreña fue esencial, pero no fue el único en cuanto a apoyo logístico y militar. El contacto del FMLN con RNC permitió acercar al FMLN a una red de corresponsales de varios países que cubrían la guerra en Centroamérica. Estos contactos eran desde periódicos de toda América Latina y Europa, así como revistas políticas y de actualidad.

Mediante los exiliados argentinos en Costa Rica, se incorporó Carlos Leoncio Balerini García, llamado por sus amigos “El Flaco Francisco”, quien fuera instructor de los guerrilleros de la Resistencia Nacional y también organizador de la logística de pertrechos militares hacia El Salvador. También “Santiago” Morales, quien para 1978 ya se encontraba vinculado a la guerrilla salvadoreña, cuando decidieron montar su primer Escuela Militar Guerrillera (Cuestas, 2005, p. 77).

Otro de los encargados de la logística para trasladar los armamentos hacia El Salvador fue el argentino José Carmelo Sbezzi, “el Gordo Pepe” o “Pepe Fierro”, quien se trasladó de Europa hacia Costa Rica. Según información de Cuestas, instaló un taller y laboratorio de investigación

[…] para la producción de armamentos y explosivos populares, cuyos componentes podían ser adquiridos en forma libre en el comercio local; y también para diseñar e inventar los diversos e ingeniosos escondites en los vehículos en los que se transportaban armas al interior de El Salvador. (Cuestas, 2005, p. 78).

Fue en marzo de 1978 cuando la policía costarricense detuvo a Sbezzi y a toda una red logística que brindaba apoyo a la guerrilla salvadoreña. Sbezzi fue detenido junto con Sergio Hernández Sancho, Loy Manuel Ibarra Flores, Juan Carlos Murillo Guerrero, José René Navas Estupinian, María del Carmen Rivera Argueta, Miguel Ángel Moreno García, Luis Alberto Arenas Romero y Ricardo Cardona Cardona. Quienes los detuvieron fueron integrantes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) creado en los setenta. Entre los integrantes de la OIJ hubo miembros que formaron parte del Movimiento Costa Rica Libre el cual estableció vínculos con paramilitares guatemaltecos y salvadoreños. Por su parte, el Comité de Solidaridad con el Pueblo Salvadoreño denunció las detenciones y las condiciones infrahumanas del sistema penal costarricense, así como las torturas a las que fueron sometidos los detenidos. También sugieren que los miembros del OIJ fueron entrenados en Chile y Argentina, pues los métodos represivos eran idénticos a los que hicieron las dictaduras del Cono Sur (Repositorio digital CNT, p. 4).7

Para Cuestas,

Sin la tarea organizativa y logística desarrollada desde Costa Rica, se hubiera demorado el trabajo silencioso y productivo de los frentes en la maduración del proceso de unificación revolucionario que desembocó en la gran marcha popular del 22 de enero de 1980, y que contó con la presencia de más de 200 mil salvadoreños en las calles. (Cuestas, 2005, p. 92)

Radio Noticias del Continente se convirtió en uno de los medios alternativos mediante el cual se podía informar la situación en El Salvador. La información llegaba mediante comunicados de diferentes frentes de masas como el Frente de Acción Popular Unificado (FAPU), el Bloque Popular Revolucionario (BPR), las Ligas Populares 28 de Febrero (LP-28) y la Unión Democrática Nacionalista (UDN) (Cuestas, 2005, p. 91).

Para informar sobre los acontecimientos argentinos, RNC se nutría de las agencias AFP, UPI, EFE, Interpress Service y otras más. Sobre todo, seleccionaban el material censurado en Argentina, para lograr el objetivo de “romper el cerco mediático” imperante en el país. Por su parte, la dictadura argentina intentó mejorar su imagen en el exterior, contratando los servicios de una empresa estadounidense que tenía oficinas en México, Buenos Aires y otros países latinoamericanos. Burson Masteller y Diálogo fueron las empresas encargadas de hacer el plan mediático internacional para encubrir y apoyar la dictadura argentina, además de promocionar al país como uno pacífico y viable para las inversiones de capital.

El primer plan armado por Burson Masteller data de 1976. El acuerdo de promoción del país incluía países como México, Estados Unidos, Japón, Bélgica, Países Bajos, Colombia, Canadá, Gran Bretaña entre otros. El contrato se firmó por un año y la dictadura argentina pagó $1, 100, 000 dólares. Así se puede leer en los documentos desclasificados que fueron rescatados por la Comisión de Memoria Histórica de la Cancillería Argentina. Los contratos que pagó la dictadura argentina, y a los cuales se tiene acceso, llegan hasta 1980. En dicho año la dictadura argentina pagó la cantidad de $1, 504, 500 dólares estadounidenses. Este último contrato fue firmado por Martínez de Hoz según la investigación periodística de Granovsky (2015). No sólo existía un cerco mediático al interior de Argentina, el cerco al exterior se convertía en cubierta mediática de las torturas y la represión. Las violaciones sistemáticas a derechos humanos fueron minimizadas en ciertos países y se promocionó el país, sobre todo en 1978 debido al mundial de futbol celebrado en Argentina. A este cerco exterior se enfrentó RNC y mediante sus antenas, los miembros del proyecto radiofónico de San José, se propusieron romper el encubrimiento interno y externo que le costó millones de dólares a la dictadura argentina.

Los ataques a RNC, los militares argentinos y el internacionalismo represivo

La base para esta sección y la siguiente corresponde a los archivos de la colección FORTI del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto (MREC), pues contiene información sobre RNC. Los telegramas y cables diplomáticos sugieren que la dictadura argentina vio una seria amenaza a su imagen en el exterior debido, entre otras cosas, al trabajo realizado por la radio montonera en San José; también lograron romper en cierta medida el cerco mediático al interior de Argentina, por lo que se convirtió en uno de los puntos principales de la agenda diplomática de la dictadura en Costa Rica.8

En los archivos de la colección FORTI, y sobre todo los de la embajada argentina en Costa Rica (ECR), se comenzó a darle seguimiento a Radio Noticias del Continente (RNC) desde junio de 1979, aunque la primera referencia a RNC fue el 30 de julio de ese año. El embajador Arnoldo Listre informó que transmitía a 31 metros, 9615 KSC y después lo haría en 9450 XCS. Además, sabía que la señal llegaba con gran poder a territorio salvadoreño y los locutores tenían un marcado acento argentino. En las transmisiones de RNC –informa el embajador– se menciona entre otras cosas: la ayuda de la dictadura argentina al gobierno de Somoza, en especial el aporte de armas y municiones; retransmiten entrevistas con dirigentes montoneros con residencia en México y Nicaragua; transmitieron “supuesta conferencia telefónica entre dicha emisora y militares argentinos de “EDESA” dando nombres y graduación sobre venta de camiones al régimen somocista” (MREC-FORTI, ECR, cr271-273)9. Además, informaba que enviaría las grabaciones correspondientes.

Ese mismo día, 30 de julio, el presidente Carazo Odio tuvo una visita de Estado en Argentina y la dictadura militar condicionó su apoyo para la resolución del conflicto por el río San Juan por el cierre de RNC. Los esfuerzos de la dictadura argentina en Costa Rica estuvieron desde entonces enfocados en cerrar RNC. Para ello, se realizaron varias actividades, por ejemplo, saber sobre todos los ciudadanos argentinos que estuviesen o entraran a territorio costarricense. Algunos de los investigados por la embajada argentina en Costa Rica fueron Raúl Cuestas, Carlos Villalba y Jorge Lewinger. Por otro lado, ubicaron la frecuencia exacta de la radio y sus horas de transmisiones, así como su contenido y los recursos legales para reducir la señal en un primer momento y cerrar la radio definitivamente.

En agosto de 1979 la embajada argentina ya le daba seguimiento a un personaje clave en la aventura montonera radiofónica: Oscar Ponce de León, de nacionalidad argentina y vinculado al Ministro de Gobernación Juan José Echeverría Brealey, vinculado también con José Miguel Alfaro Rodríguez, quien estaba en la vicepresidencia (MREC-FORTI, ECR, cr476-477). Desde la embajada argentina se envió también a Felicia Jiménez a recabar información sobre Rodolfo Puiggrós y Ponce de León.

Para finales de agosto de 1979, la embajada argentina en Costa Rica envió las características de RNC, ubicó su frecuencia en 9,490 khz y en 9,615 khz, en la banda de 31 metros, con una hora de emisiones de 19 a 24 horas los días lunes a sábado. Según los cables de la embajada, se informó que se eligió como directora a la periodista Ana Lorena Cartín Leiva de nacionalidad costarricense (MREC-FORTI, nr194)10. Efectivamente, la información era verídica, ya que, para poder establecer la radio en Costa Rica, el titular tenía que ser costarricense.11

Cuestas (2005) menciona que después del atentado contra Anastasio Somoza en Paraguay en 1980, la dictadura argentina estableció como su prioridad absoluta “destruir la planta transmisora de Radio Noticias del Continente y eliminar a quienes la custodiaban” (p. 112). Los archivos hasta ahora disponibles de la colección FORTI del MREC no pueden comprobar dicha información, pero sí sugieren un seguimiento minucioso, y las diligencias necesarias a nivel diplomático e institucional para presionar de distintas maneras al gobierno costarricense para cerrar, prohibir o clausurar RNC. Lo que sucedió después de ese 17 de septiembre, en que el atentado en Asunción dio éxito, fue la transmisión de la noticia por RNC y posteriormente, cuatro atentados, uno con avión, en contra de las instalaciones de RNC en la localidad de Grecia, en Costa Rica.

Los ataques a Radio Noticias del Continente

El primer atentado contra RNC fue en la madrugada del primero de enero de 1980. Personas armadas bajaron de un automóvil y dispararon con ametralladoras contra el local de la planta de la radio, el guardia, conocido entre los miembros de la radio como “Duque”, abrió fuego contra los atacantes. El diario “La Nación”, publicaría días después del atentado una nota con el título “Versiones contradictorias sobre atentado contra radioemisora”. En dicha nota, mencionó que los miembros de RNC informaron y denunciaron el ataque mientras que miembros de Seguridad Nacional informaron que “no hay elementos de juicio contundentes para corroborar que la acción fue obra de un comando terrorista” (MREC-FORTI, ECR, cr2, 8 de enero de 1980).

En este ataque resultó herido Gilberth Morales Ramírez, quien en el momento del ataque estaba como guarda y operador de la planta radiofónica. Estaban también Alberto Emilio Suárez Suárez y Antonio Rodríguez Jiménez. Morales Ramírez informó que fueron cuatro los atacantes y que sólo uno de ellos tenía acento costarricense (MREC-FORTI, ECR, cr2, 8 de enero de 1980).

El segundo atentado (ocurrido entre febrero y octubre de 1980) incluyó la colocación de una bomba en los estudios ubicados en San José, logrando destruir los vidrios y parte de la mampostería. Cuestas (2005) menciona que tras este ataque se decidió cambiar los estudios hacia el barrio de Tibás en San José. Al respecto en los archivos de la cancillería el 25 de marzo de 1980, el embajador argentino fue citado por el Director General de la oficina de delitos del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) en la que le fueron mostrados documentos encontrados en el domicilio de Carlos Villalba, un ciudadano argentino radicado en San José. Entre los documentos encontraron grabaciones de RNC, propaganda y documentos de origen argentino, salvadoreño y guatemalteco (MREC-FORTI, ECR, cr172-173). En dicho cable hay un error temporal ya que la casa de Villalba fue registrada en 1981, posterior al cierre de la radio.12

Como vemos, el avance de las acciones de la dictadura argentina para cerrar RNC tuvo apoyo del gobierno costarricense. La dictadura argentina definió su política exterior hacia Costa Rica poniendo como principales rubros la candidatura de Fernando Berrocal al SELA, las emisiones radiales de RNC y la cooperación económica y tecnológica entre ambos. Al ver la posibilidad de cerrar RNC por la vía jurídica, el embajador argentino pidió al gobierno costarricense los datos de Ana Lorena Cartín Leiva e información legal que pudiera contribuir al cierre definitivo de la radio (MREC-FORTI, ECR, cr393).

Para junio de 1980, después del segundo atentado a RNC y ya en un creciente conflicto en Centroamérica, la política exterior costarricense intentó ser “neutral” ante el conflicto en Centroamérica y respecto a Argentina, el gobierno de Carazo Odio decidió apoyar el cierre definitivo de la radio por la vía legal, ya sea reduciendo hasta el mínimo la onda radial o expropiando RNC. Según el embajador argentino, él se reunió con el canciller Calderón Fournier, quien le habló sobre su posible renuncia y la situación política nacional. Sobre RNC le informó que el presidente Carazo optó irse por la vía legal y cerrar la radio (MREC-FORTI, ECR, cr411-417).

Dicha reducción de la potencia de RNC, encontró asidero en la prensa nacional. “La Nación” publicó el 15 de junio de 1980 una nota con el título “Apoyan reducción de la potencia de Radio Noticias del Continente”, en la que congresistas y ex congresistas apoyaban la moción de reducir la onda de emisiones a 1000 voltios, lo que implicaba que la señal se escucharía únicamente en Costa Rica y no comprometer la neutralidad del país, ante un creciente conflicto regional (MREC-FORTI, ECR, cr439). Lo anterior porque hacia septiembre de 1980, RNC estaba informando la situación en El Salvador, denunciando fuertemente a las dictaduras del Cono Sur. Desde El Salvador, sectores eclesiales estaban inconformes con las transmisiones de RNC, así lo expresó Monseñor Lajos Kada al embajador argentino Listre y también al presidente Carazo Odio (MREC-FORTI, ECR, cr627-628-629).

Por ese mes también avanzaron las investigaciones judiciales contra RNC y se encontró que la frecuencia pertenecía a “RNC, América Central”. Quien estaba haciendo parte de la investigación era Emilio Piedra Jiménez. La frecuencia desde la que transmitió RNC había sido de “Radio Universitaria” y como no era usada se vendió la frecuencia en 1973 a KGEI, una emisora estadounidense. Siete años después, el gobierno costarricense adjudicó la licencia a RNC y se abrió un juicio para determinar su posesión (MREC-FORTI, ECR, cr659).

Para octubre de 1980 el descontento del gobierno salvadoreño era mayor. Alejandro Gómez Vides, vicecanciller salvadoreño denunció en Montevideo, que “el gobierno de Costa Rica permite la emisión de órdenes en “clave” a los terroristas que actúan en su país, por medio de la emisora “Radio Noticias del Continente” (MREC-FORTI, ECR, cr710). Asimismo, estaban organizando un movimiento colectivo de países para protestar contra Costa Rica, entre los que se encontraban Argentina, Uruguay, Brasil y desde luego, El Salvador. A pesar del descontento del gobierno salvadoreño, cuando era presidente Napoleón Duarte, Villalba mencionó en entrevista con Zaffora (2012), que fue invitado por el mismo Duarte “para ver lo que pasaba y no pasaba” en El Salvador.

Ese mismo mes se conformó una comisión legislativa en Costa Rica para investigar a RNC. Dicha comisión estuvo integrada por Carlos Ugalde Álvarez y Oscar Rodríguez Johanson del partido Liberación Nacional y Marcos Naranjo Carvajal del partido Unidad Nacional (MREC-FORTI, ECR, cr728).

El noviembre fue el tercer atentado, en el que una avioneta dejó caer un objeto explosivo que rompió el techo, atravesó una pared y terminó en el portón de hierro del acceso a la planta. La bomba no explotó y resultó herida Martha, quien se encontraba en las instalaciones. Uno de los locutores de la radio, además de Cuestas, dan veracidad del atentado. Después de este atentado Manuel Mora, presidente de la juventud de Vanguardia Popular de Costa Rica, facilitó algunos cuadros con experiencia militar y se integraron a la causa de RNC como custodios de la planta de energía.

En este tercer atentado, un miembro del Batallón de Inteligencia 601 de Argentina estuvo implicado. Raúl Guglielminetti, alías “Mayor Guastavino” declaró para la revista Somos de Argentina que fue “el cerebro y principal ejecutor del operativo de destrucción de la emisora “Liberación”, que los montoneros argentinos habían montado en Costa Rica, para tratar de influir con su propaganda sobre la situación latinoamericana” (Simeoni, H. 1987, p. 8). Según esta misma revista, “Guastavino”, tuvo que salir hacia Honduras por diferencias con Aníbal Gordón, un paramilitar argentino que estaba operando en Centroamérica.

El cuarto y último ataque contó con la colaboración de ex guardias nicaragüenses, entre ellos Hugo Villagra, además del apoyo logístico de la inteligencia venezolana y según Cuestas, de la CIA. El ataque se hizo en diciembre de 1980 e incluyó bombas molotov y armas. La respuesta desde RNC fue con armas de fuego y miembros de seguridad del gobierno costarricense detuvieron a los atacantes esa misma noche mientras esperaban un avión que llegaría por ellos desde Guatemala.

Sobre este atentado Cuestas abunda en detalles, pues tuvo acceso al expediente del juzgado de instrucción de la localidad de Grecia, con el número 516/80. El avión que llevó a Villagra a Costa Rica salió de Guatemala, además, tenía un bimotor color celeste y blanco con guatemalteca TGDEAZ, modelo PA-34, tipo P; por su parte, el nombre del piloto que figuraba en el permiso de vuelo era el de Juan M. Gómez. Al aterrizar en una pista de la Finca “La Birmania”, en Guanacaste, el comando liderado por Villagra fue a la casa que arrendaba, supuestamente, Johnny Brealey Orlich, quien era gerente del Consorcio “Los Mayas S. A.” a un norteamericano que en Costa Rica era conocido como Jimmy Gesling. Desde ahí salieron en un jeep verde hacia las instalaciones de la planta de radio en la localidad de Grecia.

El ataque duró aproximadamente unos quince minutos, pero como no lograron penetrar las paredes de concreto, Villagra ordenó la retirada. Tanto Cuestas como Yeves, quien entrevistó a Villagra, informan que el comando de miembros de la Legión 15 de septiembre esperaban una avioneta desde Guatemala, la cual nunca llegó y fueron detenidos (Yeves, 1990, pp. 32-33).

Sin embargo, el lugar de los hechos fue modificado y alterado. Las pruebas del ataque fueron cambiadas. El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) informó al Juez que llevó el caso lo siguiente: “observamos que el sitio del suceso había sido alterado por completo, por miembros de Seguridad Nacional, al mando del Subdirector Jhonny Chaverri Samudio, quienes además habían recogido todas las evidencias del lugar” (Cuestas, 2005, p. 122). Según información consignada por Cuestas, habló años después con un funcionario del juzgado quien le informó que “era evidente que Jhonny Chaverri brindó zona liberada, le dio tiempo al comando para que tomara distancia y luego se encargó de borrar las pruebas” (Ibid). Al comenzar el ataque, los miembros de RNC informaron a las autoridades, las cuales tardaron poco más de dos horas en llegar.

Tiempo después las fuerzas de seguridad costarricenses lograron detener en la finca “La Birmania” a seis personas y se confiscaron varias armas. En total fueron nueve los que perpetraron el atentado contra RNC, siete fueron los identificados y de esos, seis encontrados en la finca y uno herido en el predio de RNC, así lo informó el Ministro de Seguridad, Lic. Carlos Argueda. Además, ese diciembre de 1980, el embajador argentino estuvo constantemente enviando recortes de la prensa nacional que siguieron de cerca el atentado a RNC (MREC-FORTI, ECR, cr833-834-835-836; cr839; cr844).

Los nombres de los que participaron en el atentado eran: el ex guardia somocista Hugo José Villagra González, Orlando Murillo González, José Luis López Gutiérrez, José Eliseo Gutiérrez Amié, Roger Benavides Castellón y Luis Alberto Solorzano González, además del costarricense Rigoberto Núñez Martínez (cometió suicidio en 2006). Los prófugos fueron Guillermo Yubank Ledezma (cometió suicidio en 2010) y Rigoberto Gadea Martínez, también ex guardias nicaragüenses.

Después del cuarto atentado y la denuncia pública ante las autoridades, el contexto para RNC fue cambiando, sobre todo en dos aspectos: el apoyo del presidente Carazo Odio y el incremento de la presión de la dictadura argentina para lograr el cierre definitivo de la radio. En ese contexto, a inicios de 1981, desde Córdoba llegó por correo –pasando por Bolivia– un informe completo sobre el campo de concentración de La Perla. Dicho informe redactado por presas y presos políticos fue entregado en papel de cigarrillos. RNC lo leyó reiteradamente. La información que contenía permitió denunciar en su momento, que miembros del Tercer Cuerpo del Ejército eran los encargados de la jurisdicción del lugar. En dicho texto, se menciona a algunos integrantes del Grupo de Tareas:

Américo Romano (Gringo), Luis Merlo (Negro Moro), Grandi (Lalo), Yanichelli (Tucán Grande), Yogurt (Turco), Molina (Negro), Rocha (Tuerto) y los suboficiales Raúl Eucetta (Sérpico), Flores (Chato), Graciela Antón (Kuka), Damonte (Coco), Antón (Boxer), Torres (Pantera) Ríos (Negro), Gómez (Gato), Lucero (cara con Riendas) y Tissera (Patilla o Tito). Entre los civiles, estaban Heredia y Melfi, Jorge Romero, José López, Ricardo Luján, Jorge Pereyra, el sargento ayudante Luis Manzanelli y otro cuyo apodo era “Ropero”, quienes siguieron desempeñándose en La Perla, luego que los militares se hicieran cargo de toda la represión, tras el golpe. (Cuestas, 2005, p. 126).

Cuestas (2005) destaca que se presentó ante la Comisión Argentina de Derechos Humanos (CADUH) esta denuncia y otros testimonios de sobrevivientes, así como otra información referente a los enfrentamientos en El Salvador, lo que irritó “aún más a los militares argentinos asentados en la región y a sus aliados ideológicos de la ultraderecha” (p. 127). Lo anterior se puede corroborar en los archivos desclasificados de la colección FORTI, pues como se mencionó anteriormente, fue hacia 1981 que la presión diplomática sobre el gobierno costarricense aumentó notablemente. Además, la presión ejercida por Estados Unidos al gobierno costarricense incluyó también el cese a RNC y el flujo de armas hacia El Salvador.

Por su parte, el embajador argentino en Costa Rica sugirió que los embajadores de El Salvador y Estados Unidos hablaron con el presidente Carazo Odio. En el cable fechado el 10 de febrero de 1981 con número cr61-65, se informó que el embajador estadounidense reiteró la postura salvadoreña del vínculo entre RNC y la guerrilla salvadoreña, a lo que el presidente Carazo dijo que “era imposible clausurar o reducir la potencia de la radio por razones legales ya que nadie le había aportado pruebas de que la misma fuera subversiva” (MREC-FORTI, ECR, cr61-65). En el mismo cable diplomático, el embajador Listre sugiere que el probable cambio de actitud del presidente Carazo hacia la reducción de la emisión de la radio sería por la presión estadounidense en torno al tráfico de armas que involucra a altos mandos estatales además de la relación del mismo Carazo con el gobierno sandinista.

Como resultado de lo anterior, para enero de 1981 las instalaciones de RNC ya contaban con seguridad proporcionada por el Ministerio de Seguridad de Costa Rica, pero para el 9 de enero, dichas guardias fueron retiradas. Desde México, La Asociación de Amigos de Radio Noticias del Continente denunciaron que “las bandas somocistas y sus secuaces costarricenses, han decidido ejecutar otro atentado criminal contra las instalaciones de RNC y las personas que allí trabajan” (RDI-JMR, El Día, 9 de enero, 1981).13

Para febrero de ese mismo año, un trabajador de la radio encontró material explosivo en las plantas de transmisión de RNC, ese iba a ser el quinto atentado. Desde la Oficina de Seguridad Nacional (OSN) desactivaron las bombas de C-4. Jovel Palacios uno de los guardias de la radio fue detenido por miembros de la OIJ y declaró haber sido golpeado durante horas por miembros de esta dependencia en Alajuela. Ismael Quesada, otro guardia de la radio, también fue detenido mientras miembros de OIJ cateaban su casa. Los voceros del organismo de justicia declararon no haber encontrado nada, pero horas más tarde, ya en libertad, Quesada fue detenido de nuevo con el argumento de que habían encontrado armas en su domicilio. Mientras esto sucedía, las instalaciones de RNC estaban tomadas por miembros de seguridad del estado costarricense e impidieron la entrada a Ana Lorena, la directora de la radio (RDI-JMR, El Día, 10 de febrero de 1981).

Por su parte, el embajador Listre informó en su cable diplomático cr79, que el abogado defensor de Ismael Quesada, Arturo Fournier, publicó en el diario “La Nación”, una solicitada dirigida al presidente Carazo Odio, en donde menciona que

[…] cierto gobierno del sur del continente aportó medio millón de dólares para financiar actividades encaminadas a destruir las plantas de la estación. Acusa a la unidad de Prevención del Delito de haber torturado a Quesada así como haber colocado la bomba en la radio. Un oficial de gobierno le reveló [a Fournier] que las armas descubiertas en la casa de Quesada pertenecen a los arsenales del gobierno y finaliza solicitando al presidente tome cartas en el asunto. (MREC-FORTI, ECR, cr79)

El ministro de Seguridad Pública, Carlos Arguedas Lefranc, sostuvo una reunión con el presidente el 12 de febrero, el mismo día en que Arturo Fournier publicaba su carta en La Nación, se corrió el rumor de su dimisión debido al procedimiento realizado en las plantas transmisoras de RNC y el hallazgo de la bomba (RDI-JMR, El día, 12 de febrero, 1981). El embajador argentino Listre envió un telegrama en el que informó que el gobierno de Costa Rica ordenó suspender temporalmente la concesión de Radio Noticias del Continente y en la prensa local el presidente ordenó al renunciante Arguedas Lefranc preparara el procedimiento legal para suspender la concesión de la radio (RDI-JMR, El Día, 13 de febrero, 1981). Según la versión del embajador, dicha decisión fue por las armas halladas sin autorización de las autoridades costarricenses (MREC-FORTI, ECR, cr79). Aunque en su momento, la directora de RNC, declaró que las armas encontradas en las instalaciones de RNC contaron con la autorización del gobierno para defender las instalaciones.

Ante el intento de concluir la concesión de RNC, la red de solidaridad con la radio protestó y envió solicitudes al gobierno costarricense para que el proyecto radiofónico continuara. La Federación Latinoamericana de Periodistas protestó ante el presidente de Costa Rica (RDI-JMR, El Día, 17 de febrero, 1981). Desde varios países comenzó la solidaridad con RNC. Emisoras de México, Nicaragua, República Dominicana, Panamá, Ecuador, y otros medios y organizaciones sociales, como el STUNAM, y radio UNAM, expresaron su rechazo ante el cierre de RNC (RDI-JMR, El día, 11 de marzo de 1981).

A pesar de la suspensión, RNC siguió transmitiendo. La corresponsalía en México, a cargo de Valentín Ferrat, desmintió las versiones del cese y anunciaron que varios periodistas y asociaciones mostraron apoyo y solidaridad con RNC (RDI-JMR, Excelsior, 10 de marzo de 1981). Ante esto, la directora Ana Lorena Cartín Leiva señaló que

En esta encrucijada para la libertad de prensa en Costa Rica y en nuestro castigado continente latinoamericano –afirmó Cartín– reitero mi señalamiento sobre la arbitrariedad que implicaría cerrar un medio de información, con el pretexto que sea, y dejar impunes a los terroristas que llevaron a cabo ataques armados contra RNC, a los infiltrado en los cuerpos de seguridad estatales que atentaron contra la seguridad de la empresa y de sus trabajadores, a los cómplices de las dictaduras que con lujo de recursos se dedicaron a insultar a la emisora y a lo que es mucho peor, a engañar al pueblo de Costa Rica con una concertada serie de tergiversaciones. (RDI-JMR, El Día, 14 de febrero, 1981)

A fines de febrero, Listre informó que la emisora seguía funcionando. El embajador estadounidense le comunicó que el presidente Carazo había expresado que mientras se lleva a cabo el juicio por la tenencia de armas, la clausura temporal podría convertirse en definitiva (MREC-FORTI, ECR, cr98-103).

Al cambiar la relación del gobierno costarricense con los miembros de RNC y después del levantamiento de pruebas falsas sobre la existencia de armas en el local de RNC, sus miembros decidieron mover la radio hacia el lugar viable más cercano: Nicaragua. Para ello, contaron con el apoyo de un costarricense a quien afectuosamente llamaban “Obispo” quien había estado en Buenos Aires antes del golpe de estado de 1976 y había militado en la Juventud Peronista. Además, hacia 1981 era funcionario de la Dirección Nacional de Aduanas en Costa Rica y conocía lo necesario para pasar todos los archivos, utensilios y demás equipos usados por la radio; dicho “tapado” era Benjamín Vargas.14

La denominada “Operación Benjamín”, como la llamó Cuestas, incluyó dos camiones tipo tráiler cerrados, contaban con los papeles necesarios para pasar la aduana, y ocho automóviles, tres en la punta y cinco de retaguardia con colaboradores armados, por si era necesario repeler algún ataque.

La radio funcionó hasta el día 5 de marzo de 1981. El siguiente día llegó la notificación de la clausura de la radio. El día siete de marzo los camiones estaban listos para el viaje hacia Nicaragua. En los días siguientes, las autoridades costarricenses se enteraron del escape y allanaron la casa de Cuestas, su familia fue sometida a interrogatorio y en los procedimientos, informa Cuestas, estaban dos agentes argentinos: Raúl Guglialminetti y Leandro Sánchez Reisse. De ambos sabemos que estuvieron en distintas operaciones en Centroamérica (Armony, 1996).

Ya en Nicaragua, los miembros de RNC discutieron con la Dirección del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) la posibilidad de poner en marcha un proyecto alternativo de información, que sirviera para la consolidación al exterior del gobierno sandinista y continuara con las denuncias contra las dictaduras del cono sur. El acuerdo no fue posible, Cuestas informa que

primó en algunos dirigentes del FSLN la necesidad de preservar la posibilidad de un préstamo de la administración Carter y de renegociar la deuda de Nicaragua con Argentina, lo que sólo era posible “siempre y cuando el nuevo gobierno no prestara apoyo a determinadas fuerzas revolucionarias de otros países”. (Cuestas, 2005, p. 131)

Mientras tanto, hubo muestras de solidaridad por el cierre de RNC en varios países latinoamericanos, pero de manera en especial, países europeos. La Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP) fue nodal en esa solidaridad, varios sindicatos mexicanos se solidarizaron, periódicos como Excelsior, El Día, UnomásUno, así como Radio UNAM hicieron lo mismo. La Unión Nacional de Periodistas (UNP) de Ecuador, se ofreció para gestionar la licencia necesaria con el presidente Roldós y así continuar con el proyecto radiofónico. La muerte de Roldós en un “extraño” accidente aéreo retrasó la posibilidad de continuar el proyecto. Cuestas informa que lograron instalar la Agencia Sudamericana de Prensa en Quito sin poder continuar con el proyecto iniciado en San José.

La situación se tornaba complicada en Costa Rica, aunado a eso, las condiciones económicas del país hacia 1981 se deterioraron. A fines de ese año el desempleo rondaba la cifra del 9.4%, la inflación se ubicó en un 90% anual y la deuda externa en los 5, 000 millones de dólares, indicadores que no se veían en Costa Rica en décadas. El PIB tuvo un saldo negativo (-3.6 %) y la devaluación dejó a la moneda costarricense en 60 unidades, cuando a principios de 1981 se ubicaba en 8.6 unidades (Páez Montalbán, 1987, p. 74).

La década de los ochenta, denominada comúnmente por la CEPAL como la “década perdida” por el nulo crecimiento de las economías latinoamericanas hizo efecto en la política interna costarricense. En las elecciones de 1982 ganó Luis Alberto Monge, a quien le correspondió hacerse cargo del desastre económico y proclamar la política de “neutralidad”, que en realidad era una constante de las administraciones costarricenses pero que en momentos de crisis económica y creciente conflicto en el istmo centroamericano, intentaba ser una política exterior que permitiera aliados estratégicos.

Conclusiones

La experiencia de Radio Noticias del Continente fue internacionalista, contó con periodistas y militantes argentinos que en el exilio se propusieron romper el cerco mediático que tenía la dictadura argentina en su país. Costa Rica fue el lugar elegido debido a las alianzas y el clima político que imperaba hacia finales de los setenta.

Se considera que la importancia que tuvo RNC merece futuras investigaciones desde una perspectiva regional, que permita ubicarla dentro del marco de lucha político-militar en América Latina, entendiendo, como se mencionó al principio, que el avance en los estudios de caso nacional en torno a la lucha armada permite hacer ese tipo de investigaciones. Como se vio, RNC contribuyó a romper el cerco mediático en Argentina hasta donde sus limitaciones lo permitieron, pero también fue un espacio radiofónico que no se limitó a difundir noticias sobre Argentina, también de otros países, sobre todo de Centroamérica, como Nicaragua, El Salvador y Nicaragua.

El hecho de que desde RNC se transmitieran noticias y reportajes de otros países, denunciando las violaciones a derechos humanos, fue motivo para que la dictadura argentina presionara diplomáticamente a Costa Rica, incluso condicionando su apoyo en temas de índole internacional. La presente investigación permite analizar y revisar el vínculo de la dictadura argentina con la contra nicaragüense en territorio costarricense, así lo demuestran los atentados contra RNC en la cual participaron ex miembros de la guardia nacional. Este tipo de vínculos merecen investigaciones futuras pues además de entrevistas y testimonios, los archivos disponibles permiten este tipo de estudios.

Al respecto, los archivos de la colección FORTI visibilizan el seguimiento diplomático e institucional que se hizo a los ciudadanos argentinos en Costa Rica y los esfuerzos de la dictadura para terminar con el proyecto de RNC. Estos esfuerzos se complementaron con la presencia de militares argentinos que se coordinaron para presionar militarmente el cierre o clausura de la radio, siendo este uno de los motivos por los cuales los militares argentinos pisaron tierra costarricense.

Una de las limitaciones del artículo se encuentra, en la falta de testimonios de aquellos que formaron parte del proyecto radiofónico. Cuestas es el único que dio su testimonio detallado, sin embargo, se logró detectar algunas omisiones e inconsistencias. Por ejemplo, no da las fechas de los primeros tres atentados ni menciona del todo la participación de estudiantes costarricenses que colaboraron con RNC. Como se mencionó al principio, Villalba mencionó ser director de la radio y Cuestas no menciona nada al respecto.

Tema importante es la diplomacia costarricense. Durante el gobierno de Carazo Odio el apoyo a la guerrilla nicaragüense fue pública, además de sus esfuerzos por la salida de Somoza antes del triunfo sandinista en 1979. Como se vio, el cambio de la política exterior desde el gobierno de Carazo fue restringiendo su apoyo al FLSN y también a los miembros de RNC.

Desde el OIJ, especie de policía política costarricense, se hostigó a los miembros de la radio, también se cometieron abusos, como los documentó tiempo después Raúl Cuestas. Es por esto, que se propone realizar una investigación sobre dicho organismo y sus actividades durante la década de los setenta y ochenta. De manera especial, sería ideal tener acceso a los documentos del OIJ, pues podrían dar muchas pistas sobre las formas en las cuales el gobierno costarricense le dio seguimiento a grupos de izquierda tanto nacionales como extranjeros, así como sus articulaciones con organizaciones guerrilleras.

La experiencia de Radio Noticias del Continente fue internacionalista, contó con periodistas y militantes argentinos que en el exilio se propusieron romper el cerco mediático que tenía la dictadura argentina en su país, contó también con periodistas costarricenses y alumnos universitarios costarricenses. Costa Rica fue el lugar elegido debido a las alianzas y el clima político que imperaba hacia finales de los setenta y su ubicación geográfica. RNC fungió también como “puente” entre varias organizaciones político-militares del cono sur, sobre todo argentinas, que vieron en las luchas populares centroamericanas, sobre todo con la experiencia nicaragüense, salvadoreña, y en menor medida la guatemalteca, la posibilidad de continuar la lucha contra el imperialismo en Centroamérica.

Notas

1 Una excelente investigación sobre la Junta de Coordinación Revolucionaria se encuentra en la tesis de maestría de Sandoval Mercado, Marco Antonio, “La Junta de Coordinación Revolucionaria (JCR): el internacionalismo proletario del Cono Sur, 1972-1977”, tesis de maestría en Historia Internacional, CIDE, 2016.

2 La “Operación Cóndor” constituyó una coordinación represiva de militares de Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay en la que se coordinaron los servicios de inteligencia para perseguir y aniquilar a los miembros de organizaciones político militares de izquierda de dichos países. Para mayores referencias véase a Calloni, Stella, (2001) Operación Cóndor, pacto criminal, México D. F. La Jornada; Calloni, Stella, (1999) Los años del lobo, Operación Cóndor, Buenos Aires, Ediciones Continente; Dinges, John, (2004) The Condor years. How Pinochet and His Allies brought terrorism to three continents, Nueva York, The New Press; McSherry, J. Patrice, (2009) Los Estados depredadores: la Operación Cóndor y la guerra encubierta en América Latina. Santiago, LOM; Slatman, Melisa, (2010) “Para un balance necesario: la relación entre emergencia de la Junta de Coordinación Revolucionaria y el Operativo Cóndor. Cono Sur, 1974-1978”, en Testimonios. Revista de la Asociación de Historia Oral de la República Argentina. Buenos Aires, vol. 2, pp. 1-24. http://www.cedema.org/uploads/Slatman_JCR.pdf; Slatman, Melisa, (2012) “Archivos de la represión y ciclos de producción de conocimiento social sobre las coordinaciones represivas en el Cono Sur”, en Taller (segunda época). Revista de Sociedad, Cultura y Política en América Latina, vol. 1, no. 1, octubre, pp. 47-66.

3 Informe realizado por Javier Armando Zaffora “El otro lado del cerco: la historia de TIRL Radio Noticias del Continente, Costa Rica 1979-1981”. Este audio recibió mención especial en la Bienal de Radio en México, 2008.

4 Raúl Cuestas en su libro no da más información al respecto y no pudimos determinar si eran sus nombre reales o si eran pseudónimos.

5 Tres tendencias conformaron al FSLN: guerra popular prolongada, la proletaria y los terceristas o también conocidos como tendencia insurrecional. La tendencia tercerista fue la que se impuso y pregonaba llevar la guerra a las zonas urbanas. Los representantes de esta tendencia dentro de la Dirección Nacional del FSLN fueron Humberto y Daniel Ortega y Víctor Tirado.

6 Según Cuestas (2005, p. 76) en los gobiernos de Oduber y Carazo Odio las armas incautadas se comercializaban tiempo después.

7 Repositorio Digital, Fundación de Estudios Libertarios “Anselmo Lorenzo”, Archivo Periódico CNT (1976-2000), “CNT, órgano de la Confederación Nacional del Trabajo”, IV época, Número 59, Madrid, junio, 1982, disponible en http://fal.cnt.es/?q=system/files/N.%C2%BA%2059%20junio%201982.pdf (en adelante Repositorio Digital CNT).

8 Uno de los problemas que detectamos en este archivo es que algunos documentos tienen fechas que no coinciden con los testimonios o datos hemerográficos.

9 Archivo Histórico del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto (MREC), Argentina, Colección Digital FORTI, Documentos desclasificados por Resolución Ministerial Nº 408/2009 (en adelante MREC-FORTI), Embajada en Costa Rica (en adelante ECR), Cable Ordinario (en adelante cr) 271-273, 30 de julio de 1979.

10 Archivo Histórico del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto (MREC), Argentina, Colección Digital FORTI, Documentos Desclasificados por Resolución Ministerial Nº 408/2009 (en adelante MREC-FORTI), Embajada en Costa Rica (ECR), Nota Secreta (en adelante nr) 194, 23 de agosto de 1979.

11 Cuestas (2005) mencionó en su libro testimonial La dictadura militar argentina y el genocidio en Centroamérica que él no estuvo de acuerdo con esa decisión, pero que Ana Cartín demostró compromiso y solidaridad con la causa.

12 Agradezco a Carlos Rodríguez este dato, así como una lectura crítica del artículo.

13 Repositorio Digital Institucional “José María Rosa”, Universidad de Lanus, Argentina, (en adelante RDI-JMR). Este repositorio cuenta con información hemerográfica de distintos periódicos de América Latina. http://repositoriojmr.unla.edu.ar/greenstone/cgi-bin/library.cgi

14 Con información de Roberto Baschetti. Baschetti tiene una página en internet en la que menciona que Benjamín Vargas después de la dictadura volvió a Argentina, trabajó en el “Diario La Voz”, e instaló un comedor infantil en Capital Federal y militaba en el Peronismo Revolucionario hasta que falleció víctima de un ataque al corazón.

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