La dictadura argentina frente al estallido de la guerra civil salvadoreña (1977-1982): proyección continental y “experiencias compartidas”*
Lucrecia Molinari
Resumen
El presente texto tiene como objetivo describir las relaciones diplomáticas entre el gobierno argentino y el salvadoreño, entre los años 1977 y 1982, con base a las comunicaciones que la Embajada Argentina en El Salvador enviaba a la cancillería argentina. Por el tipo de documentos utilizados –cables oficiales, secretos y públicos- el eje estará puesto en aquella actuación oficial del gobierno dictatorial argentino, sin avanzar en las actividades extraterritoriales y clandestinas que también se llevaron adelante en el período, y que son un muy recientemente abordado objeto de estudio. En esa línea, el presente artículo buscó –en tanto primer análisis de la documentación a la que se accedió- proponer una periodización desde una mirada a mediano plazo. La anterior orientada a describir la estrategia geopolítica argentina en su búsqueda por ocupar el rol de “sucedáneo calificado” de Estados Unidos en lo que respecta al liderazgo de la lucha contra la subversión en el continente.
Palabras claves: exteriores; diplomacia; militarismo; opresion; conflicto politico.
The Argentinean dictatorship faces the outbreak of the Salvadoran civil war
(1977-1982): continental projection and “shared experienceS”
Abstract
The present text aims to describe the diplomatic relations between the Argentine government and the Salvadoran, between 1977 and 1982. The article is based on the communications that the Argentine Embassy in El Salvador sent to the Argentine Foreign Ministry. The article emphasizes the official performance of the Argentine dictatorial government. This is due to the type of documents used – all of them are official, both secret and public. For that reason, the article does not address the issue of extraterritorial and clandestine activities that were carried out in the period. These activities constitute an object of study of recent approach. The present article sought to propose a medium-term periodization. This periodization is divided into seven stages of diverse duration and is marked by important events in the relationship between both governments. It is oriented to describe the Argentine geopolitical strategy. This strategy consisted in becoming a “qualified substitute” of the United States as regards the leadership of the struggle against subversion in the continent.
Keywords: foreign relations; diplomacy; militarism; opression, political conflicts.
Fecha de recepción: 6 de noviembre de 2017 • Fecha de aceptación: 22 de junio de 2018
Lucrecia Molinari • Universidad Tres de Febrero (UNTREF), investigadora del Centro de Estudios sobre Genocidio. Doctora en Ciencias Sociales (UBA, 2016), Magíster en Estudios Latinoamericanos (UNSAM, 2013) y Licenciada en Sociología (UBA, 2005). Se desempeña como docente de la Universidad de Buenos Aires (Lic. en Sociología, Materia “Análisis de las Prácticas Sociales Genocidas”) y la Universidad Nacional de San Martín (Maestría en Estudios Latinoamericanos). Integra además el Grupo de Estudios sobre Centroamérica (GECA IEALC - UBA). Sus líneas de investigación son Doctrina de Seguridad Nacional, genocidio, autoritarismo y represión en América Latina, especialmente en Centroamérica. Entre sus últimas publicaciones se destacan “El agua y el pez: el enemigo, la población y las formas de enfrentarlos según la Doctrina Militar salvadoreña (1962-1972)” en García Ferreira y Taracena (coords.) Guerra Fría y anticomunismo en Centroamérica, Guatemala, FLACSO, 2017 y “Autonomía y articulación: los sindicatos y la represión política en El Salvador (1967-1972)”, en Ansaldi y Giordano (Comp.), América Latina: Tiempos de violencias, Buenos Aires, Ariel, 2014.
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Introducción
El presente texto intenta acercar un primer análisis descriptivo de las relaciones diplomáticas entre el gobierno argentino y el salvadoreño, entre los años 1977 y 1982.
Se trata mayormente de un análisis realizado sobre una serie importante de cables enviados por la Embajada Argentina en El Salvador, a la cancillería argentina. El corpus documental lo constituyen, entonces, cables de tipo oficial, lo que les aporta una solidez y una confiabilidad significativa. Por el mismo motivo, sin embargo, recogen muy pobremente la actividad clandestina que en este período se realizaba con frecuencia en lo que respecta a las relaciones internacionales. Cabe mencionar, solo a modo de ejemplo, iniciativas tales como el Plan Cóndor –que articuló la actividad conjunta de las dictaduras del cono sur en la persecución, secuestro y asesinato o desaparición de militantes en la región-, la participación de militares argentinos en el llamado “golpe de la coca” en Bolivia y, en la región de la que se ocupa en esta investigación, el envío de asesores a Centroamérica en el marco de un proyecto de claro intento de proyección continental de la dictadura argentina.
Habiendo mencionado sus límites, se debe dar cuenta ahora de las potencialidades de este tipo de documentación, potencialidades que este artículo intenta recoger con vistas a un posterior y más profundo análisis.
En ese sentido, este primer análisis de la documentación permitió construir una periodización considerada útil para contextualizar aquellas lecturas más minuciosas o más restringidas en el tiempo1, utilizando una mirada a mediano plazo. Esta periodización se construyó mediante una serie de siete etapas marcadas por sucesos o hitos de importancia en la relación entre ambos gobiernos, tanto por la forma en que estos impactan en la proyección continental de la dictadura argentina como por los cambios que provocan en el escenario donde dichas relaciones se desarrollan.
Este análisis permite aportar así, algunos elementos para analizar la estrategia geopolítica argentina en su búsqueda por ocupar el rol de “sucedáneo calificado” (Armony, 1999) de Estados Unidos en lo que respecta al liderazgo de la lucha contra la subversión en el continente.
El inicio de las relaciones diplomáticas bajo la dictadura argentina: cuatro ejes de vinculación (ago 1977 – feb 1979)
Se considera firme “patio trasero” de EEUU –especialmente desde mediados de siglo- varios de los países de la región, como El Salvador y Guatemala, comienzan a atravesar -en este momento y de manera similar a Argentina- uno de los períodos de mayor distancia con EEUU tras la decisión de Carter de considerar, en su política de relaciones exteriores, la actuación de los gobiernos en cuanto al respeto de los derechos humanos.2
Pese a que el número de comunicaciones en el período no es alto, pueden detectarse ciertos ejes o temas recurrentes en los cuales la Embajada Argentina en El Salvador insiste sin demasiada respuesta. Uno de esos temas recurrentes son los relativos a asesoramiento y formación. Quien motoriza la relación en esta primera etapa es Argentina a través del ofrecimiento de becas en agosto de 1977.3 Estas becas, a juzgar por los detalles que acompañan dicha nota, buscaban sólo un intercambio con base a una problemática que se juzgaba compartida (“dado la seria situación interna que atraviesa el país por problemas de terrorismo, [recomiendo] insinuar nuestro asesoramiento en base a la experiencia vivida, tema ya tratado con el Ministro de Defensa en la visita de presentación del agregado militar”)4. Buscaban, además, comenzar a instalar a Argentina como un país influyente en Centroamérica, lugar que, entre los países del Cono Sur, ocupaba ya Chile (Molinari, 2016).
Es por ese motivo que el embajador insiste en otorgar “becas militares amplias en especial al alto nivel [dado que el] Sector militar es quien tiene mayor incidencia en conducción política”.5 El ofrecimiento de becas se reiterará, hacia el fin de este primer período (en enero de 1979), pero apuntará a objetivos diversos, en tanto se trataba de becas dirigidas al Servicio Penitenciario Federal, a las que El Salvador envía sólo dos personas.6
Otro eje de vinculación observable en las comunicaciones lo constituyeron las acciones que la dictadura militar argentina llevó adelante para contrarrestar la llamada “campaña de desprestigio internacional”. La primera directiva en ese sentido prescribía “modos de acción para contrarrestar[la]”.7 En este contexto, una dinámica a destacar es la relación entre la Embajada argentina en El Salvador y la prensa local: en un cable que describe la implementación de dichas directivas se detalla cómo uno de los dos diarios más importantes del país, La Prensa Gráfica, “insertó amplia información enviada por la Embajada como recibida de su corresponsal en Buenos Aires.”8.
Un tercer eje de vinculación lo constituyeron las mutuas visitas oficiales. Estas involucraban funcionarios de más alto rango conforme las relaciones entre ambos países se iban estrechando. Los documentos analizados muestran aquellas gestiones realizadas por el embajador argentino, Julio Peña, con dicho objetivo, gestión que podía comenzar con el pedido de un funcionario de El Salvador o con la recomendación de Peña a Cancillería argentina de realizar ese tipo de invitaciones. Los documentos también recogen parte de las evaluaciones que se realizaban una vez que la visita oficial concluía. La primera de las visitas oficiales de la que se tiene constancia en el archivo revisado comienza a organizarse en agosto de 1977. Se trata de un cable del embajador Peña donde afirma que existe la posibilidad de “formalizar una invitación con perspectivas de óptimos resultados” para recibir una “misión económica-industrial y comercial” dado el “sumo interés” manifestado por el vicepresidente salvadoreño “en nuestra tecnología”.9 Este viaje se concreta en abril de 1978 y se valora positivamente algunos meses después.10 En agosto de 1978, el embajador informa de una numerosa comitiva presidida por el Jefe de Estado Mayor de El Salvador que estaría en Santiago de Chile y sugiere invitarlos. La visita se concreta el 10 de diciembre de ese año
e incluye “una delegación de 23 jefes y oficiales graduados en la Escuela de Comando y Estado Mayor de El Salvador, presidida por el Coronel Carlos Eugenio Vides Casanova”.11 El hecho de no ser el destino principal de una comitiva –si no que la visita se concreta durante la estancia de estos militares en el vecino país chileno- marca una clara distancia entre las relaciones de estos países del cono sur y El Salvador, siendo más estrechas en el caso chileno, claramente, que en el argentino.
Finalmente, un último dato interesante de los cables de este período permite contextualizar la afirmación de buena parte de la bibliografía especializada, que coincide en que las relaciones de tipo clandestino entre ambos países tendrán un peso significativo recién a partir de mediados de 1979.12 En ese sentido, un cable de julio de 1978 “instruye sobre el carácter secreto en ca s/ viajes de inteligencia o FFAA” planteando que “toda comunicación telegráfica relacionada con viaje o desplazamiento de comisión militar, miembros de las fuerzas armadas o servicio de inteligencia, deberá en el futuro cursarse cifrada.”13 Este gesto podría interpretarse como una primera adaptación del canal diplomático para la puesta en marcha de operaciones extraterritoriales de carácter clandestino por parte del gobierno argentino. No se cuenta, sin embargo, con mayor documentación que permita afirmarlo al momento.
Resumiendo, la primera etapa en que se dividió el período a estudiar se caracterizó por un interés moderado a bajo y una relación poco fluida entre los gobiernos de ambos países. Esto se evidenció, por ejemplo, en la escasa cantidad de visitas oficiales o en el hecho de que estas fueron de carácter comercial, tecnológico o no tuvieron a Argentina como destino principal. En sus comunicaciones, Julio Peña -embajador argentino en El Salvador desde septiembre de 1976 hasta marzo de 1980 -14 utilizó un tono moderado, pobre en lecturas políticas o análisis propios de coyuntura, tratándose de comunicaciones más bien informativas y posturas equidistantes de los distintos sectores políticos salvadoreños. Como se vio, uno de los aspectos más importantes del período fue que, en los cables analizados, se observa cómo Peña orientó su actividad diplomática a la posibilidad de brindar asesoramiento y formación como modo de comenzar a ejercer influencia política en El Salvador.
Agitación en Centroamérica: el rol pretendido por Argentina en la región (2/79 a 07/79)
El inicio de 1979 constituirá un parteaguas importante tanto en el escenario político salvadoreño como en la relación de este país con Argentina. Centroamérica ingresa ese año lentamente en los prolegómenos de la revolución sandinista –que se concretaría en julio- y la preocupación argentina por la situación en dicha región comienza lentamente a crecer. En coincidencia con el ascenso de las fuerzas opositoras al somocismo en Nicaragua, la situación salvadoreña se torna más precaria y de a poco se van dibujando más claramente las líneas políticas dentro de la oficialidad gobernante. Así, impactados por la aceleración de los sucesos en la vecina Nicaragua,
el descontento de algunos sectores de la oficialidad salvadoreña se profundiza con el intento de secuestro de un alto funcionario, el Subsecretario de Defensa Coronel Iraheta, en febrero de 1979.15 Interesado por el suceso, el embajador argentino en El Salvador informa en un cable secreto que este episodio generó un “serio malestar en la fuerza armada” y que podría provocar un “planteamiento militar al Presidente de la República por considerarlo responsable de frenar y no permitir la lucha frontal contra la subversión aconsejada por las fuerzas de seguridad.”16 Profundiza aun más las disidencias la decisión de Romero de “realiza[r] una apertura política” consistente en un llamado a la conciliación de “campesinos, obreros, sindicatos y fuerzas vivas del país en general” a fin de “dialogar con la oposición y aún con los elementos más radicalizados del grupo subversivo”.17
La literatura especializada ha demostrado que, conforme se acercaba el día de la entrada triunfal de los sandinistas a Managua, estas dinámicas que alteraban alianzas y profundizaban disidencias se irían acelerando en toda la región centroamericana. Sin embargo, lo que los documentos analizados permiten observar, además, es que esa preocupación excedió la región centroamericana. Efectivamente, los meses de mayo y junio de 1979 fueron seguidos por el gobierno argentino con mucha preocupación. El aumento del interés en la región aporta elementos para pensar cómo se fue articulando una visión más claramente regional del conflicto, en línea con la intención del gobierno dictatorial argentino que planeaba “reemplazar” a Estados Unidos en tanto “sucedáneo calificado” en el liderazgo de la lucha contra la insurgencia en el continente (Armony, 1999).
La primera semana de mayo de 1979 fue especialmente agitada en El Salvador. Se sucedieron diversos disturbios y hubo enfrentamientos de las fuerzas de seguridad con algunas de las organizaciones políticomilitares y los frentes de masas que las componían. El Presidente Romero resaltó como el punto más delicado del conflicto la toma de la embajada de Francia y la Catedral (ubicada esta última en el centro de la capital salvadoreña y frente al Palacio de Gobierno). Atribuyó estas reacciones a “cuestiones ajenas” a El Salvador.18 Muy probablemente se refería de esta manera a la situación nicaragüense que en ese momento presentaba un in crescendo de agitación social y una debilidad extrema de sus fuerzas de seguridad. Los disturbios continuaron en aumento y, poco después, el asesinato del Ministro de Educación Carlos Antonio Herrera Rebollo en el mismo mes de mayo de 1979 constituyó el evento que Romero resaltó en su justificación de la suspensión por 30 días de las garantías constitucionales, cuestión que es seguida de cerca por el embajador argentino en El Salvador.19
Esta serie de disturbios dejan más claramente en evidencia la intención de injerencia regional en lo que hace a la “lucha contra la subversión” a nivel latinoamericano por parte del gobierno argentino. La primera expresión clara al respecto se da a mediados de mayo de 1979, mediante un llamado de atención por parte de la dictadura argentina sobre la “conveniencia política de celebrar una reunión del hemisferio occidental sobre el tema”, señalando a Cuba y su “papel rector […] en la promoción de la violencia e inestabilidad política en el levante caribeño”.20 Poco después, el embajador argentino en El Salvador alertaría sobre las dificultades que el triunfo del sandinismo acarrearía y el impulso que un eventual gobierno revolucionario en Nicaragua
significaría para las organizaciones revolucionarias de toda la región centroamericana: “no [existen] dudas que ese gobierno nuevo ayudará a grupos subversivos que actúan en este país apoyándolos con armas y hombres.”21
Asimismo, este contexto de disturbios crecientes en la región, impulsados por la cercanía del triunfo sandinista, marcó el inicio de las comunicaciones relativas a la persecución de ciudadanos argentinos en El Salvador. La primera de este tipo de comunicaciones de las que se tiene constancia se envía a finales de abril de 1979. En ella, Peña alerta sobre una emisión de la Radio “Noticias del Continente” dirigida y financiada por la organización argentina Montoneros. Afirma que en una de sus emisiones se describe la ayuda argentina prestada al somocismo. Se reproducen también entrevistas a miembros de montoneros radicados en Nicaragua y México y a “supuestos militares” argentinos consultados sobre la venta de camiones al régimen somocista.22 Tres meses después, la emisora vuelve a ser el eje de una nota reservada y Peña remite un casete con grabaciones de la radio, alertando sobre la “apología” que ésta realiza de la actividad de Montoneros y las críticas a los gobiernos de Argentina, Chile y Uruguay, a los que califica de “tiranías”.23 Este tipo de información, probablemente adelantó o complementó el trabajo del aparato clandestino de la dictadura argentina que, entre otras tareas, llevó adelante el secuestro, tortura y desaparición o asesinato de militantes de las organizaciones armadas argentinas en el exterior (Ballerini, 2017). Efectivamente, tal como relata Mc Sherry, fueron comandantes argentinos quienes instruyeron a una escuadra “contra” nicaragüense para que pusiera bombas e incendiara la mencionada estación de radio, tras lo cual fallecieron tres costarricenses (Mc Sherry, 2009, pp. 279-280).
En síntesis, durante este breve período, que coincide con un momento de descenso de la actividad represiva clandestina en Argentina, los cables dan cuenta de un mayor interés del país del cono sur en la región centroamericana. Comienza a entreverse, más como intención que como una iniciativa concreta, el rol que Argentina pretende ocupar en la lucha contra la subversión en el continente, ante la prescindencia manifiesta de los Estados Unidos de Carter. También en esta etapa es posible ver un movimiento de la embajada que “adelanta” la actividad extraterritorial de la faz clandestina, lo cual constituye una rareza. Se trata del envío de información sobre el funcionamiento de una radio financiada por la organización Montoneros en Costa Rica, envío que se realiza poco antes de que una célula contra nicaragüense entrenada clandestinamente por argentinos atacara dicha emisora.
La revolución sandinista y la explosión de las disidencias en El Salvador (7/79 a 01/80)
Como se detalló, en este período se observa no sólo un nuevo aumento de la atención argentina en El Salvador, sino también un claro acercamiento entre ambos países. Dos razones hicieron inteligible este aumento del interés: En primer lugar, el peligro que significó, para las intenciones hegemonizadoras argentinas,
la instalación de un nuevo gobierno revolucionario en la región. En segundo lugar, la vinculación que poco después demostrarían tener los revolucionarios argentinos -tanto peronistas como marxistas-leninistas- con el sandinismo. En lo que hace al estrechamiento de las relaciones, esto se observó en el hecho de que cambió el tenor de las visitas oficiales: Argentina pasa a constituir el destino principal de estas y recibe a figuras importantes de la política salvadoreña. Finalmente, ciertos cables dan cuenta del inicio de las gestiones tendientes a articular una política conjunta en votaciones de organizaciones internacionales críticas de la dictadura argentina.
La entrada de los sandinistas a Managua y el inicio de la revolución en Nicaragua en julio de 1979 marcan finalmente un quiebre que se refleja tanto en la ampliación de la estrategia represiva en El Salvador, como en el aumento de la atención argentina sobre la región.
Efectivamente, pocas semanas después de la caída de Somoza, en los cables analizados comienza a seguirse con mayor detalle los disturbios de El Salvador, reproduciendo una mirada sesgada del conflicto que tiende a desconocer la llegada cada vez mayor de las organizaciones político militares de izquierda en la población. Se hace un recuento detallado de los disturbios donde se menciona, por ejemplo: “destrozos y quemas causan manifestantes de san miguel”, “Ocupan catedral metropolitana”, “6 sujetos secuestran a importante hombre de negocios”, “Terroristas asesinan a Secretario de Juzgado”, “tanto un grupo como otro de los que se han tomado las dos iglesias exigen lo que llaman ‘cese a la represión’” y se agrega “Mucha gente opina que los cierres sistemáticos de las iglesias se debe a que los grupos de izquierda quieren ir minando la fe del pueblo en los ritos religiosos”24.
Mientras el avance de las organizaciones revolucionarias y sus frentes de masas acrecientan la oposición por izquierda al gobierno de Romero, el descontento ante las medidas gubernamentales profundizan las críticas dentro del propio gobierno y las fuerzas armadas salvadoreñas. Estas tendencias, que debilitan fuertemente al gobierno de Romero, decantarán dos meses después en un golpe de Estado que termine con éste en octubre de 1979.
Pese a no contar con documentos que permitan profundizar la cuestión, Argentina muestra cierta relación con la fracción que voltea el gobierno de Romero. A fines de Septiembre, es decir, poco menos de un mes antes de que ésta se produzca, un cable da cuenta de la inminente llegada a Buenos Aires del Coronel Flores Lima, visita que finalmente tiene lugar el 30 de octubre, once días después del golpe. Se trata del Secretario de Información de la Presidencia, miembro de un grupo descontento dentro de gobierno de Romero, distinto del ala de ultra derecha y más cercano que esta a posiciones moderadas. Este grupo se caracterizaba por el apoyo a la realización controlada de ciertas reformas y la defensa de la institución castrense –ante el pánico que generó la eliminación de la misma en Nicaragua tras la revolución sandinista- y eran, por lo tanto, proclives a sostener la posición de los militares en el Poder Ejecutivo. También bregaban por una respuesta más contundente al problema de la subversión que la que se venía implementando hasta el momento.25
Esta visita constituye además un gesto de importancia y un salto en la relación entre ambos países, no sólo por realizarse con tal proximidad a un evento trascendente en la escena local salvadoreña, sino también porque es claramente de carácter político y porque Argentina constituye el destino principal del viaje del funcionario.
Tras el golpe del 15 de octubre de 1979, comienza en El Salvador el gobierno de la Junta Revolucionaria de Gobierno. De carácter progresista, en los escasos cuatro meses que duró en el poder, la llamada “primera junta” irá perdiendo su impulso para recostarse paulatinamente en posiciones de extrema derecha conforme se iba observando el crecimiento de la movilización popular y la radicalización de los sectores de extrema derecha.
La primera Junta de Gobierno estaba encabezada por representantes de corrientes moderadas y democráticas convencidos de la necesidad de realizar ciertas reformas y abiertos al traspaso del poder político a manos civiles. Sin base masiva de apoyo, esta corriente debió su legitimidad a la posibilidad que suponía de reconducir el proceso político a través de una salida moderada, realizando reformas verticalmente y conteniendo al movimiento popular independiente en crecimiento. Contaba la Junta con la participación en sectores importantes del gobierno de la corriente conservadora (neutralizada temporalmente pero con capacidad de movilización y preeminencia política), la oposición legal (partidos pequeños de la oposición) y miembros del sector modernizante de la burguesía (Gordon, 1989).
Argentina saludó inmediatamente la conformación de la Junta26 sin tener del todo clara la orientación de la misma. Efectivamente, con diferencia de algunos días, esta Junta difunde dos proclamas diferentes en las que se advierte tanto la variedad de influencias como la inestabilidad de las alianzas. Los cables enviados a la Cancillería recogen ambos documentos, sin hacer ninguna consideración sobre los mismos.27
El contenido de ambas proclamas, pese a sus diferencias, no satisface a la izquierda en expansión y tampoco a las corrientes de derecha que inmediatamente comienzan a presionar a la Junta. Las disidencias internas se traducen en contradicciones flagrantes, tales como la emisión de un decreto de disolución de la organización paramilitar ORDEN28 –señalado desde ese momento, pero especialmente algunos años después, como uno de los principales responsables de numerosas violaciones a los derechos humanos (ONU, 1994)- y el posterior e inmediato nombramiento de algunos de sus cuadros en gubernaturas y alcaldías.
Pese a la intención de la Junta de contenerlos, el accionar de organismos de ultraderecha aumenta buscando desestabilizar a la Junta. Se intensifican sus vínculos con sectores conservadores de la burguesía y el ejército. Roberto D´Aubuisson –quien fuera el fundador y uno de los directores de la Agencia de Seguridad Nacional Salvadoreña (ANSESAL)- es dado de baja del ejército a fines de octubre. Es en este momento cuando D´Aubuisson comienza a profundizar sus vínculos políticos con diferentes organizaciones anticomunistas en el país tratando de aglutinar y coordinar esfuerzos. En enero de 1980, junto con miembros de la Guardia Nacional, formará la agrupación FAN, activa para febrero de 1980 (Melara, 2011) y que es descripta por Pyes como una “red clandestina de escuadrones de la muerte” (1994, p. 53).
A través de este organismo presionará con demandas de freno a las reformas y movilizaciones “anticomunistas”.
La respuesta de la Junta a esta presión por derecha es el aumento de la represión hacia las organizaciones populares, que no habían dejado de movilizarse y -ante la hiperactividad de las organizaciones de derecha- tampoco habían considerado que había razones suficientes para cesar su accionar armado (Gordon, 1989).
Quince días después de la instalación de la Junta, el embajador argentino comienza a hacer algunas evaluaciones de este complejo escenario. Da cuenta de la debilidad de la Junta manifestando su situación de pérdida de credibilidad y la grave situación económica que atravesaba.29 De todos modos, en los documentos es posible entrever un intento de acercamiento del gobierno argentino. A poco más de un mes de instalada la Junta, la Cancillería argentina –mediante un cable secreto- solicita información al embajador argentino en El Salvador sobre la situación económica de dicho país, la posibilidad de complementación (técnica, económica, científica y comercial), y la “posibilidad de acción conjunta en organizaciones internacionales multilaterales, especialmente de carácter regional y subregional.”30 El pedido de información es satisfecho poco más de un mes después, cuando el embajador Peña informa sobre el carácter claramente progresista de la Junta instalada. Aunque alerta que aún es muy pronto para definirla y que “cuando se cimente el nuevo gobierno volveré sobre el particular”, da cuenta correctamente de varias de las intenciones más llamativas de esta primera Junta, reflejadas en los anuncios de nacionalizaciones y reforma agraria. En lo que respecta a la actuación conjunta en organismos internacionales, Peña cree que dará mayores oportunidades a países del Tercer Mundo, entre los que destaca a Cuba y Nicaragua. Pese a esto, y sin aclarar razones, en el cable propone volver a ofrecer un préstamo (evidentemente, había habido una oferta similar, probablemente rechazada, de la cual no hay información en los cables analizados) esta vez de 20 millones de dólares31 del cual no se registra respuesta.
Estas gestiones infructuosas realizadas por los canales diplomáticos contrastan con las afirmaciones de parte de la literatura dedicada a la descripción de las relaciones clandestinas entre El Salvador y Argentina. Efectivamente, se ubica en octubre de 1979 el inicio del suministro de equipo militar a la Fuerza Armada salvadoreña así como el adiestramiento secreto por parte de EEUU y en colaboración con Argentina, Chile y Uruguay en la Zona del Canal de Panamá de alrededor de 300 oficiales salvadoreños (Armony, 1999). Aunque esto no surge de los documentos revisados en tanto circulaba por otro tipo de canales, es totalmente probable dada la heterogeneidad que reveló el gobierno de esta primer Junta. Efectivamente, la junta estaba encabezada por referentes vinculados al progresismo pero se reservó una serie de puestos a representantes de los sectores de derecha quienes demostraron conservar un amplio margen de acción. Entre ellos se destacan el Coronel José Guillermo García (Ministro de Defensa), el Gral. Carlos Vides Casanova (Director de la Guardia Nacional) y el Cnel. Reynaldo López Nuila (Director de la Policía Nacional), todos ellos cercanos entre sí, reconocidos por la crudeza de sus métodos.32
Aunque no es posible una afirmación más concluyente por el solo análisis de la comunicación diplomática legal, es posible afirmar que, ante el aumento de disidencias al interior de la junta de gobierno, es más probable que cada corriente haya profundizado vínculos con sectores diferentes. En el caso que aquí ocupa, se puede decir que en momentos como este, los sectores duros del gobierno tendieron a acercarse a aquellos militares argentinos que les brindaron ayuda y asesoramiento clandestinamente, por fuera de los canales legales y sin la aprobación -ni necesariamente el consentimiento- de los sectores progresistas del gobierno salvadoreño.
Ascenso de la derecha y acercamiento argentino a las líneas duras salvadoreñas (01/80 a 05/80)
Tal como se detallará, este periodo está marcado por el intento de acercamiento, motorizado esta vez –de manera inédita- por El Salvador. Se trata de un pedido de ayuda para una situación interna compleja, ayuda que se considera que EEUU envía en cantidades insuficientes. El análisis de los cables permite observar, además, un posicionamiento más claro del embajador Peña contra los sectores reformistas y dialoguistas de El Salvador así como un acercamiento a posiciones más duras y proclives a la profundización de la represión contra la subversión. A la par, los miembros de la faz diplomática mantienen una clara lejanía con los sectores de ultraderecha, ya fuera del gobierno, con quienes la faz clandestina trabaría, pocos meses después, profundas relaciones.
El ascenso de la movilización popular y la ampliación de la llegada de las organizaciones populares, así como la actividad nunca contenida de los organismos de ultraderecha contra estas, es el contexto en el cual se da la renuncia de muchos de los miembros progresistas y moderados de la primera Junta, dando lugar a la formación de la Segunda Junta Revolucionaria de Gobierno, de carácter menos progresista y menos dialoguista.
El nuevo gobierno se apresura a reiterar el pedido de apoyo a Estados Unidos. En diálogo con el Ministro de Defensa, Cnel. José Guillermo García, Peña relata que el Ministro “creía que al fin, aunque tarde, Estados Unidos habíase dado cuenta de la necesidad de apoyar al gobierno salvadoreño en la lucha contra la subversión”. La morosidad de este apoyo y la desconfianza -luego confirmada- de la dirección que éste seguiría empuja, sin embargo, a El Salvador a profundizar la relación con otros aliados, como el gobierno argentino. El Cnel. García expresa así su deseo de “un mayor acercamiento con las fuerzas armadas argentinas” razón por la cual designa un agregado militar.33 Por su parte, Peña reitera el “ofrecimiento hecho durante años para que oficiales salvadoreños efectúen estudios especializados y aprovechen nuestra experiencia en lucha contra la subversión y el terrorismo”. Aprovecha la ocasión para además hacer entrega del “informe segundo del semestre en la lucha contra la subversión
[en Argentina]”, las calificaciones de salvadoreños en cursos de inteligencia tomados en nuestro país y un ejemplar de un libro titulado “Terrorismo en Argentina”.34
Este diálogo con el Ministro de Defensa -quien, según la descripción del propio Peña, estaba sostenido “por elementos de centro y derecha”35- es sintomático del tipo de interlocutores que privilegiará el gobierno argentino en sus canales diplomáticos. Se trata justamente de estas líneas duras, lo que se evidencia no sólo en los apoyos de los funcionarios con los que mantiene diálogo más fluido el embajador, sino también por las críticas del embajador a los sectores moderados y progresistas (tanto civiles como militares) que persisten en distintos puestos del gobierno salvadoreño. En un cable secreto de fines de enero y ante una “fuerte campaña” contra la Junta de “grupos subversivos de izquierda y el Partido Comunista [que se encuentra] fuera de la ley”, Peña toma posición lo que resulta novedoso ante la equidistancia que sostenía en el período anterior. Resalta así la “actitud pasiva de militares y demagógica de miembros Junta y gabinete, en su mayoría demócratas cristianos”, de lo cual deriva el hecho de que “nuevamente se oye[ran] rumores de golpe militar para implantar un régimen de centro derecha.”36 El alineamiento del cuerpo diplomático argentino se muestra así, alejado de las posturas más reformistas y dialoguistas de la escena política salvadoreña del momento.
Paralelamente, el cuerpo diplomático argentino también parece conservar cierta lejanía con las corrientes de ultraderecha. Siguen con atención y distancia los movimientos de D’Aubuisson, quien entre febrero y marzo de 1980 –momento en que la Junta anuncia las reformas que piensa llevar adelante37 comienza un período de hiperactividad y fuertes demostraciones de fuerza contra los sectores progresistas del gobierno y de las fuerzas armadas.
Entre estas demostraciones de fuerza se cuentan el asesinato de Mario Zamora -en ese entonces, Secretario General del Partido Demócrata Cristiano- el 23 de febrero.38 Este partido integraba la coalición gobernante, lo que demuestra la autonomía que, ya en este momento presentaban las corrientes de ultraderecha e inclusive ciertos sectores dentro de las fuerzas de seguridad.39 Dos semanas después del anuncio de las reformas por parte de la Junta, se produce el asesinato de Monseñor Óscar Arnulfo Romero, arzobispo de San Salvador. La significancia de este asesinato permite hablar del mismo como uno de los sucesos más relevantes de esos años.
El asesinato de Romero remarca no sólo la fortaleza de los organismos paramilitares (que logran cometer el magnicidio y mantenerse impunes por el mismo hasta la actualidad) sino también la debilidad de la Junta de Gobierno para contener esas expresiones con las que mantiene conexiones pero que no domina ni dirige. También marca el “despegue” de las organizaciones populares que, fruto de la polarización que instala este asesinato, abandonan el lugar de sector “ultra radicalizado” para afirmarse como principales referentes de la oposición, ampliando la coalición de fuerzas bajo el predominio de las organizaciones revolucionarias.40
Con lucidez política, la embajada argentina analiza el magnicidio, menos de 24 horas después de ocurrido.
Lo que todos temían sucedió. Después de la muerte del Arzobispo Romero se abre para El Salvador una instancia difícil, casi imposible de pronosticar […]. Algunos aprecian que podría ser la iniciación de una guerra civil. Otros que sería para el gobierno salvadoreño un detonante como el asesinato de Chamorro en Nicaragua […]. En el momento actual, me permito opinar que lo que antecede no sucederá por cuanto la fuerza armada salvadoreña controla la actual situación.41
Efectivamente, tal como se afirma, el asesinato de Romero constituiría más el recrudecimiento del conflicto -con el fortalecimiento de todos los bandos intervinientes y el inicio formal de este como Guerra Civil- que el “detonante” de una situación de rebelión popular, como la observada en Nicaragua en 1978.
Será entre los meses de abril y septiembre de ese año cuando la ayuda norteamericana comience a llegar a este país centroamericano,42 aunque con mucha lentitud y no siempre direccionada a los fines estrictamente militares que los sectores más influyentes hubieran querido.
El fortalecimiento de los sectores de ultraderecha y la lectura de la embajada argentina
El fortalecimiento de los sectores de ultraderecha es tan marcado en este periodo, que estos logran articular un intento de golpe de estado en mayo. Se trata de una acción en la que se encuentran aliados el ex presidente Romero, el ex Ministro Iraheta y el referente de los escuadrones de la muerte Roberto D’Aubuisson. El golpe se articula como forma de oposición a los progresistas que persisten en la Junta, tanto el militar Majano –progresista y cercano a Carter- como el civil Morales Erlich.43
Pese a que no resultó exitoso, el intento de golpe reconoce el mérito de reflejar las disidencias profundas dentro de la fuerza armada salvadoreña, otrora dominadas por una sólida máquina electoral constituida por el partido militar oficialista. El intento de golpe evidencia la presencia de un sector donde domina la ultraderecha, instalado en la institución castrense que cuenta con una sólida base popular y que es capaz de articular un proyecto de país propio contando con autonomía suficiente como para desarrollar una estrategia para alcanzarlo.44 También refleja concentradamente la compleja red de alianzas que se tejen alrededor de la política doméstica salvadoreña. No sólo por la alianza que intenta llevarlo adelante -entre militares cercanos a líneas dialoguistas y militares directamente vinculados con las perspectivas más cerradas de ultraderecha- sino también porque, como expresa la embajada argentina en un cable, en el golpe “aparecen involucrados profesionales, empresarios e industriales” e inclusive, tras el análisis de la documentación encontrada, se revela que “[el] ‘movimiento tenía vinculaciones con senadores norteamericanos de la línea dura y con elementos vinculados con gobiernos del cono sur’” entre los cuales se menciona a Chile.45 La mención de “empresarios e industriales” es clave, ya que son estos quienes, gracias a un generoso financiamiento, sostienen las corrientes de ultraderecha cuando estas no logran representación en el gobierno.
La referencia a “senadores norteamericanos de la línea dura” (republicanos) da cuenta por su parte, de la forma en que la política interna norteamericana (especialmente en un año eleccionario como 1980) impacta en el escenario local salvadoreño. Efectivamente, mientras la Junta recibía apoyo de Carter (en forma de créditos y mediante el rechazo contundente al golpe de mayo), la ultraderecha se sostiene en parte gracias a los contactos del propio D’Aubuisson con los sectores republicanos de EEUU. Poco después, D’Aubuisson fundará el partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), nominado así en referencia al republicanismo estadounidense. El partido ARENA representa, desde su creación, a la derecha y los sectores del capital más concentrado de El Salvador. Su diseño y fundación es resultado de la interacción entre D’Aubuisson y miembros prominentes de la ultraderecha guatemalteca como Mario Sandoval Alarcón –quien habría colaborado “organizativa, económica y políticamente” en dicha fundación- (Ramírez, 2017).46
La compleja red de alianzas (nacional e internacional) que rodea tanto la fundación del partido ARENA como el accionar en general de la ultraderecha, permite a estas organizaciones gozar de amplia autonomía tanto económica como política, lo que se deriva en una fuerte capacidad de acción, como queda demostrado en los meses que anteceden al golpe. No es casual que sea a través de estos sectores que se establecen –tal como revela la bibliografía especializada- los primeros contactos entre salvadoreños y militares argentinos ansiosos por exportar su know how contrainsurgente en septiembre de 1980. El accionar de la ultraderecha en este momento también desnuda la debilidad del gobierno, cuyo apoyo más importante es el del presidente Carter, lo que parece no ser suficiente ante la coalición de intereses económicos locales e internacionales que sostiene a la ultraderecha.
La decisión de mantener preso a D’Aubuisson, principal responsable del intento de golpe, derivó nuevamente en una manifestación de fuerza que logró poner en jaque a los representantes norteamericanos en El Salvador. Una multitud se trasladó a la embajada norteamericana e impidió la circulación de Robert White, embajador de EEUU, mientras algunos altoparlantes “transmit[ían] ruidosamente” “slogans contra el presidente Carter, el embajador White y la política norteamericana sobre derechos humanos”47 y se sostenía que el embajador sería “rehén dentro de la residencia hasta que el mayor D’Aubuisson fuera liberado”48. Finalmente, D’Aubuisson es liberado y dado de baja junto a otros civiles y militares señalados como partícipes del golpe. Tal como se describe en un cable de la embajada argentina, su posición dentro de la comunidad de inteligencia permitió a D’Aubuisson retener consigo buena parte de los archivos recabados en Agencia Nacional de Seguridad de El Salvador (ANSESAL).49 Los años siguientes, se dedicaría a fortalecer los escuadrones de la muerte que comandaba y dirigir con ellos la persecución, tortura y desaparición o muerte de miembros de los sectores progresistas y revolucionarios. Asimismo, el accionar de d’Aubuisson marcaría la escena política salvadoreña profundamente. Según Melara Minero (2011), hasta 1979 la derecha “no contaba con un proyecto unificado”. Fue D’Aubbuison quien se encargó de “organizar, construir y darle sentido a un nuevo proyecto que combinó, en sus primeros años, la actividad paramilitar con la movilización política de diversos sectores de la derecha, desembocando posteriormente en la construcción del partido ARENA y su militancia” (Melara Minero 2011, p. 116).
Acercamiento por mutua conveniencia de dos “naciones amigas” (5/80 a 11/80)
Deteriorada la autoridad estatal tras el intento de golpe de mayo y fortalecidas las posiciones más conservadoras, El Salvador ingresa en un momento de fuerte profundización de la represión estatal. Se producen continuas campañas de los cuerpos de seguridad contra las guerrillas, se realizan operaciones conjuntas de los ejércitos salvadoreño y hondureño –dado que una de las zonas donde se asienta la guerrilla salvadoreña es justamente cerca de la frontera con Honduras- y sobre el gobierno pesa la amenaza de una intervención de Estados Unidos.
En ese contexto de creciente represión, el ingreso de las guerrillas a la dinámica de la guerra civil –a través del entrenamiento militar de sus miembros, la militarización de las estructuras que aún no tenían ese carácter, etc.- será más lento y dificultoso de lo esperado. Los golpes de las fuerzas de seguridad y de los organismos paramilitares se harán sentir sobre combatientes y no combatientes, razón por la cual el apoyo en las ciudades se irá tornando cada vez más riesgoso e improbable. Es en este contexto de retroceso cuando la organización político militar FMLN se unifica en octubre de 1980 (Gordon, 1989).
Los últimos meses del año serán claves, en tanto es entre octubre y enero que se realiza la cosecha del café, actividad que determina numerosas variables económicas para el año siguiente.50 La posibilidad de sabotajes por parte de la guerrilla es alta, razón que explica la urgencia del gobierno salvadoreño por conseguir ayuda internacional para dar fin a la insurgencia.
Pese a que se encuentra transitando los últimos meses de su gestión, la administración Carter no parece modificar su orientación. En charlas con el Ministro de Defensa Cnel. José Guillermo García con el nuevo embajador argentino, Víctor José Bianculli, el militar confiesa que “habían solicitado a Estados Unidos helicópteros... pero EEUU sólo ayuda para ciertos planes de desarrollo... por eso necesitan que naciones amigas le presten colaboración”.51
La preocupación por el clima caótico en El Salvador se entiende si se considera que, pese a que las guerrillas se encontraban en un momento de desgaste, el ataque al gobierno se duplicaba también por derecha. Tal como afirmó Chávez Mena (cuadro del PDC presente en la Junta, tildado de “comunista” por la extrema derecha), si las corrientes más conservadoras lograban eliminar al PDC de la Junta, esto podía significar el dominio de esta por la extrema derecha, nombrando a D’Aubuisson como uno de sus referentes. En una exageración que solo se entiende por la urgente necesidad de ayuda, Chávez Mena también adelantó que esta situación facilitaría la toma del poder por parte de la extrema izquierda con ayuda de Nicaragua y, posteriormente, la caída de la totalidad de Centroamérica en manos de los extremistas, quienes tomarían luego a México e inclusive Sudamérica.52
Esta urgencia profundiza los canales de vinculación diplomática entre los países, que en este segundo semestre alcanzarán niveles inéditos.
En primer lugar, se realizan múltiples gestiones para llevar adelante visitas oficiales y misiones militares de contingentes salvadoreños a la Argentina. Entre ellas, se cuentan la visita de Rey Prendes a realizarse en julio.53 Se trata del alcalde de San Salvador, capital del país, perteneciente al PDC, y el objetivo declarado de su visita fue el de contrarrestar la propaganda internacional de delegados de grupos subversivos “desfigurando la realidad salvadoreña con el fin de obtener el apoyo de partidos de izquierda”54. Asimismo, en junio de ese año, en una charla con miembros de la Junta, el embajador transmite las palabras del Coronel Jaime Abdul Gutiérrez quien “manifestó el deseo de enviar una misión militar salvadoreña a la Argentina con el objeto de interiorizarse de la lucha antisubversiva […]”. Luego agrega que el coronel “mostrose interesado ante el ofrecimiento de becas en los institutos militares para futuros oficiales y para cursos de especialización de oficiales de jerarquía media […]” y que finalmente, “señaló la similitud de los procesos argentinos y salvadoreños expresando que el actual gobierno argentino había logrado superar los actos de violencia, venciendo la subversión”. Bianculli se permite agregar al final del cable una apreciación personal donde alerta que
[…] el ejército de El Salvador ha recibido en su organización la influencia del ejército chileno por el envío de instructores […]. [Y que] de concretarse la recepción por parte de nuestro país de la misión militar, puede significar la iniciación de una cierta influencia argentina en la fuerza armada de El Salvador. 55
Es nuevamente Chávez Mena, junto con el Ministro de Defensa García, quienes comienzan a gestionar, un mes después, una misión militar que visitará países del cono sur “especialmente Argentina”56. En el mismo cable se describe el renovado interés de ambos en la “posibilidad de cursos de especialización en ‘inteligencia y ‘lucha antisubversiva’’ que puedan realizarse a la brevedad”.57 Finalmente, en cables de octubre de ese año se detalla que una “nómina de diez oficiales seleccionados que realizarán curso especial inteligencia y lucha antisubversiva preparado por fuerzas armadas de la Argentina” había sido entregada al canciller.58
Otro canal de vinculación que se ve fortalecido en este momento de especial urgencia para el gobierno de El Salvador es la actuación conjunta en organismos internacionales. Los cables reflejan que estas conversaciones atravesaron todo el semestre. En diciembre de 1979 la CIDH publica un informe sobre la situación de los derechos humanos muy crítico del gobierno dictatorial argentino. A raíz de esto, los cables reflejan el compromiso del Director de Política Exterior, Lobo Castelar, de que la CIDH “no sería invitada a visitar El Salvador a pesar de la insistencia para hacerlo”. Bianculli continúa relatando: “Al preguntarle sobre la posición que adoptaría El Salvador en la próxima Asamblea General de la OEA, al tratarse el informe sobre los derechos humanos, respondió que ‘sería favorable a la Argentina’”59. En cables subsiguientes, el embajador transmite que Chávez Mena se ha comprometido en apoyar a Argentina en su pedido de ser sede de la OEA60 y que Argentina ha dejado claro que la oposición de El Salvador a que no se incluya el “subacapite respecto del informe sobre Argentina […] sería visto como un gesto de amistad hacia nuestro país”.61 El tema se reitera en cables de octubre, en los cuales el Ministro de Defensa muestra su
preocupación por propaganda adversa a El Salvador que se realiza en el exterior por prensa internacional y de algunas organizaciones [relativa al tema de los derechos humanos] […] [y manifiesta] desacuerdo con posición de EEUU sobre el tema.
La cercanía de estas opiniones con las argentinas le permiten agregar “que Argentina y El Salvador deben trabajar unidos en foros internacionales sobre problema de derechos humanos”.62
Un tercer canal de vinculación diplomática lo constituyen la firma de convenios y la ayuda financiera. Argentina realiza una ayuda alimentaria a través de la donación de cereales,63 lo que es interpretado como un “gesto amistoso”.64 Se firma, además, un convenio para el envío de asesores de desarrollo industrial “para evaluar potencialidades de El Salvador y ayudar financieramente desde Argentina”.65
También se continúa enviando a las autoridades salvadoreñas libros sobre la situación de la “subversión” en Argentina. Esta vez se trata de un texto “editado en Francia en idioma castellano”.66
Pero quizás lo más importante es un quinto canal de vinculación, que ocupa poco espacio en los cables pero que resulta de enorme importancia. Se trata de la multiplicación de agregados militares que es posible describir a través de los cables. Los cables refieren por primera vez una incorporación de este tipo en agosto de 1977. La siguiente referencia será recién en febrero de 1980 cuando se suman nuevos agregados militares.67 A ellos se incorpora Ehlert tres meses después, quien se instalará en Guatemala.68 Al mes siguiente, en junio, se suma el Com. Vocca, agregado militar aeronáutico asentado en Panamá.69 Un mes después los cables informan la incorporación de agregados militares adjuntos70 y, finalmente, en noviembre hay un cable informando una nueva incorporación.71
Esta multiplicación de la cantidad de agregados militares propia de este periodo es significativa en tanto se trata de una de las conexiones entre la faz clandestina y la faz pública. Tal como afirma Patrice Mc Sherry, estas figuras militares son los reales contactos entre quienes triangulan la relación entre los asesores y militares que se instalan clandestinamente en un país –con fines de asesoramiento, búsqueda de ciudadanos del país en el exterior, etc.- y sus contactos locales.
Esta etapa se caracterizó por la insistencia de El Salvador a un acercamiento a las “naciones amigas” ante la ayuda escasa y mal orientada de EEUU. Se dio, asimismo, una profundización de la relación entre los gobiernos de ambos países, visible en la cantidad de visitas oficiales, en la participación salvadoreña en cursos de formación en inteligencia y lucha antisubversiva dictados por argentinos, en la actuación conjunta y coordinada ante organismos internacionales críticos de la política interna - tras el informe de la CIDH contra argentina en diciembre de 1979-, en el aumento de donaciones varias y, lo más importante, en la multiplicación de agregados militares argentinos en la región.
El Salvador y Argentina contra Carter (11/80 a 01/80)
El triunfo de Reagan en las elecciones presidenciales norteamericanas definidas a inicios de noviembre de 1980 fue uno de los acontecimientos más esperados por la derecha salvadoreña y más temido por las posiciones reformistas y progresistas.
En el inestable escenario político local salvadoreño que provocaron las fuertes disidencias dentro de la Junta gobernante y de la Fuerza Armada sobre el tratamiento de la subversión, la certeza de que la política anunciada por Reagan desembarcaría en la Casa Blanca impactó fortaleciendo las posturas más duras sobre las moderadas. Las disidencias internas se resolvieron a través de una total sumisión de los progresistas (aquellos militares dialoguistas y cercanos a las posturas de Carter, como Majano y sus seguidores) bajo la égida de los conservadores. Esto quedó cristalizado en la determinación de las elecciones constituyentes y presidenciales, que se decidió se realizarían en 1982 y 1983 respectivamente, lo que en la práctica significaba la legitimación por las urnas de las posiciones más recalcitrantes (Gordon, 1989).
Se trata, además, de un momento especialmente complicado dado que, al hecho de que se encuentra paralelamente desarrollándose la cosecha del café, principal ingreso del país, se suma la decisión de las guerrillas de acelerar su actividad militar con el objetivo de ostentar, para el momento de la asunción de Reagan, una posición más consolidada en sus zonas controladas.
Todas estas dinámicas impulsaron a la vez que facilitaron el despliegue de medidas represivas más drásticas articuladas desde el Estado. Tal como afirmó el embajador Bianculli en diciembre de ese año, el “triunfo de Reagan alienta a la derecha a intensificar la lucha contra la izquierda manteniéndose latente la posibilidad de golpe de estado”.72
El apuro por intensificar la lucha contrainsurgente queda evidenciado en el cable de noviembre que describe la entrevista que el embajador mantiene con Vides Casanova. Se trata de una transcripción que desnuda datos claves que van a signar todo este período.
La primera de esas claves es la lectura que se hace del panorama. Pese a que lo más evidente del período es el fortalecimiento de las posiciones de derecha, Vides Casanova insiste en plantear un escenario de potencial avance sustantivo de las organizaciones revolucionarias. Informa al embajador que “en un allanamiento realizado días pasados […] fue descubierta importantísima documentación subversiva entre la que se encontraba un plan de guerra para la toma del poder por parte de la izquierda marxista leninista […]”. Los detalles acerca de la documentación recabada dan cuenta de la necesidad de Vides Casanova de convencer a su interlocutor sobre la gravedad de la situación. Mezclando datos probablemente ciertos con frases evidentemente exageradas, el militar salvadoreño relata que se habría encontrado una carta de Handal (uno de los principales referentes de la guerrilla) donde agradecía al “querido hermano Fidel la ayuda que les estaba prestando para la toma del poder y la aniquilación total de los enemigos del pueblo”.
También se habla de una nota por la que se informaba el envío de materiales bélicos, un acuse de recibo del material recibido (entre los que destaca bazookas, morteros, ametralladoras, fusiles, bombas y municiones de diversos calibres) y un “plan de guerra detalladísimo de cómo deben realizarse las acciones subversivas, atentados, emboscadas, ejecución de hombres de gobierno y militares, etc.”73
En segundo lugar, esta conversación revela la urgencia por parte de los sectores más rígidos por implementar medidas más drásticas:
Expresó que desde hace dos días que estaba planteando a la Junta de gobierno con toda la seriedad y crudeza que gravedad del hecho imponía, de este terrorismo plan [sic], con objeto que se tomaran las medidas de fuerza necesarias y que le dieran mano libre para terminar de una vez por todas con estos subversivos y guerrilleros como se había hecho en Argentina […] (Ibíd.)
Vides Casanova también revela las disidencias al interior de la Fuerza Armada. Opina que “se deben dejar de lado los descontentos o rivalidades dentro de las filas del ejército y estar todos unidos para combatir el enemigo común que es la subversión”. Reflejo del momento de ascenso y fortalecimiento de las posturas más duras, agrega luego que “si el quince por ciento de los oficiales están en desacuerdo deben irse y si alguno de los que quedan no combaten contra el marxismo leninismo deben ser fusilados por traidores a la patria” y que “no se puede combatir a fondo verdaderamente a la subversión cuando el arzobispo Rivera y Damas, algunos ministros del Estado y el mismo Majano se han interesado por algunos terroristas detenidos”.
La lectura del embajador Bianculli sobre esta conversación también revela detalles interesantes, en tanto da cuenta de los obstáculos que aún encuentran estas posiciones en ascenso. El embajador observa ciertos indicios que “indicarían que los frena el Departamento de Estado a través del embajador White” así como “el temor al qué dirán por ser acusados de violar los derechos humanos y temor a las asambleas OEA, ONU y CIDH […].”
Finalmente, Bianculli revela un detalle que hace inteligible el acercamiento de El Salvador a la Embajada Argentina. Se trata del hecho de que, además de la injerencia política a través del sostenimiento de miembros dentro del gobierno, EEUU retacea la ayuda militar. Bianculli expresa que:
Es evidente que están desesperados por recibir ayuda de países amigos, se quejan y con razón de que no tienen helicópteros, [que] necesitan más armas, que las municiones se les terminan, que deben poseer aviones y lanchas patrulleras, [que] les es necesario contar con equipos de comunicaciones, etc., y que EEUU de América no les da absolutamente ninguna ayuda militar.74
Y luego agrega, “confían en la nueva administración de Regan (sic) pero también dicen que la ayuda debe ser inmediata y que si les llega dentro de algunos meses puede ser ya tarde”.75
Tal como demuestran recientes investigaciones (Hone, 2013 y 2014), poco después la ayuda norteamericana se multiplicaría exponencialmente, pero tal como demuestran los cables, en este período específico, previo a la llegada de Reagan a la Casa Blanca, el apoyo de Estados Unidos al accionar militar contra la guerrilla era considerado insuficiente y mal orientado.
El acercamiento con Argentina se refleja en la continuidad de los pedidos e intercambios iniciados en la etapa inmediatamente anterior. Los cables analizados revelan que, a través de las vías diplomáticas, El Salvador solicita créditos de monto elevado (de entre 30 y 50 millones de dólares76) y Argentina continúa nombrando agregados militares.77
Ante esto, la situación de Carter y sus aliados locales se torna cada vez más frágil tras ciertas demostraciones de fuerza de la extrema derecha que apuntan directamente a su gestión.
La primera de ellas ocurre el 27 de noviembre mientras seis importantes dirigentes del FDR se encontraban en una sesión ordinaria de trabajo. Entre ellos se encontraba Enrique Álvarez Córdova -ex Ministro de Agricultura, vinculado al reformismo-. Los dirigentes fueron secuestrados a plena luz del día delante de numerosos testigos y encontrados muertos poco después con indicios de haber sido torturados.78 El asesinato de importantes funcionarios y/o referentes del reformismo por parte de escuadrones de la muerte era, a esta altura, moneda corriente en El Salvador. El dato que llama la atención es que poco antes, el embajador norteamericano en El Salvador, White, había señalado a Álvarez Córdova como el interlocutor recomendado por la Casa Blanca para entablar un diálogo con el gobierno.79 La administración de Carter también se muestra incapaz de proteger a su principal interlocutor en la 2da Junta, el Cnel. Majano. No sólo éste había sufrido un atentado a principios de noviembre, sino que el día del asesinato de los dirigentes del FDR debió volar a Estados Unidos “por temor a perder su vida y […] para solicitar ayuda”.80
Poco más de una semana después, las religiosas Dorothy Koesel (Congregación Ursulina), Jean Donovan, Ita Ford y Maura Clark (de la orden Mariknoll), todas de ciudadanía estadounidense, fueron secuestradas apareciendo al día siguiente sus cuerpos “con señales de vejaciones y torturas”.81 Pese a que la Junta Revolucionaria de Gobierno repudió el hecho, Carter decidió suspender de inmediato la ayuda económica y militar “hasta tanto se esclarezca este caso y el gobierno pueda darnos una respuesta satisfactoria sobre las violaciones de los derechos humanos que aquí ocurren”.82
El hecho también motivó la llegada a El Salvador de una misión cuyo objetivo expreso fue el esclarecimiento de dicho crimen.
Estos violentos gestos de la ultra derecha muestran cómo las disidencias dentro de la política norteamericana se recortan en el escenario local, provocando alineamientos tanto dentro del gobierno como de las fuerzas armadas. Reflejan también la debilidad de las posiciones de Carter y especialmente, el peligro que corren sus interlocutores locales con posterioridad a las elecciones de noviembre en las que resultara perdedor.
La descripción de este contexto se reitera poco después en un cable donde Bianculli afirma que, pese a haber enviado una misión especial para “presionar sobre la Junta de Gobierno y principalmente sobre la Fuerza Armada para apoyar a Majano”, el “ejército en votación sorpresiva separará a Majano de la Junta”83, lo que evidencia la debilidad de los intentos de injerencia del presidente demócrata norteamericano. El cable también refleja la gravitación de los sectores concentrados del capital salvadoreño sobre la orientación política, así como su autonomía. En ese sentido, Bianculli da cuenta de una entrevista, a fines de noviembre, de los asesores del presidente electo Ronald Reagan con “los representantes de la alianza productiva” donde los primeros “habrían prometido ayuda económica y militar […].”84
Finalmente, dicho comunicado marca un giro en lo respectivo al posicionamiento de la Embajada argentina. Las comunicaciones de esta etapa y las opiniones que contienen reflejan, en primer lugar, que el alineamiento argentino se acerca más claramente a la política de relaciones exteriores de Ronald Reagan. En segundo lugar, lo que también puede observarse en dicho posicionamiento, es la tendencia a asimilarse con aquel que, según la bibliografía especializada, domina en la faz clandestina y marca el rumbo de las operaciones clandestinas extraterritoriales del gobierno dictatorial argentino. En ese sentido, se explicitan abiertamente las críticas a Carter:
Es evidente que la administración Carter trata hasta último momento de insistir con su equivocada política hacia Centroamérica en la que, tomando como bandera el lema de los derechos humanos especialmente en El Salvador, amonesta al gobierno de este país, lo presiona y le corta toda ayuda económica y militar (esta última insignificante) favoreciendo de este modo la expansión del marxismo leninismo en la zona.85
En un cable emitido poco después, Bianculli sostiene que, la “misión especial” estadounidense instalada en El Salvador “ha enmascarado sus propósitos tomando como pretexto la investigación del asesinato de las religiosas para viajar a El Salvador” .86
Este abierto posicionamiento coincide con una extrema debilidad de la administración Carter. En diciembre de 1980 comienza a gobernar una nueva Junta en la que se encuentran Vides Casanova y Duarte87 y de la cual Majano debe retirarse.88 También se multiplican las críticas de otros sectores de la política norteamericana, que Bianculli reproduce. Se acusa a White de ser “uno de los mas irresponsables e ineptos embajadores que jamás Estados Unidos ha enviado al exterior” y, según Bianculli, de ser “eje de tormentosas controversias por su actitud reformista” y de haber sido “acusado por asesores del presidente electo Reagan de inclinarse hacia la izquierda”89. La peligrosidad de estas afirmaciones se refleja en la respuesta de Patricia Derian, quien afirma en una entrevista a diarios salvadoreños que la “declaración de los asesores de Reagan en política exterior ponen en peligro la vida del embajador norteamericano en El Salvador” además de contribuir a “desencadenar los asesinatos de cuatro misioneras estadounidenses en esa nación”. Derian también “acusó a colaboradores del presidente electo de formular declaraciones imprudentes que minimizaron la política de Estados Unidos
en defensa de los DDHH, estimulando así un aumento de la escalada de violencia de los sectores derechistas de El Salvador.”90
La desvinculación del cuerpo diplomático argentino con la política de Carter evidencia su punto máximo cuando, a modo de acusación, White advierte al embajador argentino que:
[…] por intermedio de sus servicios tenía informaciones que asesores militares argentinos estaban actuando al lado de la ultraderecha llegando a El Salvador con el mayor owwoot (sic) [D]aubuisson desde Argentina, cuando este participó del Congreso anti comunista celebrado hace unos meses en nuestro país.91
Este momento, en que emerge más claramente en las comunicaciones formales diplomáticas las actividades de la faz clandestina es, no casualmente, el momento en que ambas coinciden más evidentemente en su orientación y objetivos.
Sintéticamente, el triunfo de Reagan en las elecciones de noviembre de 1980 constituyó el marco en el cual se fortalecieron las posturas más duras dentro del gobierno salvadoreño, contenidas hasta ese momento por Carter y sus funcionarios. El análisis de los cables permitió observar la continuidad de una la relación fluida entre los gobiernos argentino y salvadoreño, lo que se manifiesta en los múltiples pedidos de créditos, asesores y el envío de agregados militares argentinos a la región. La débil posición de Carter tras su derrota en noviembre llevó a la embajada argentina a emitir más abiertamente su postura, que en este momento coincide tanto con aquella que orienta el aparato clandestino de operaciones extraterritoriales argentino, como con aquella dominante en Estados Unidos entre los asesores de Reagan.
La voluntad exportadora de Argentina se hace pública (01/81 a 04/82)
El año 1981 se inicia con la llamada “Ofensiva Final” -una demostración de fuerza de la guerrilla que marcó el inicio de la guerra civil- y la asunción de Ronald Reagan. El presidente norteamericano y su equipo de asesores deciden tomar a Centroamérica como un caso modelo de la “vuelta de Estados Unidos” a una política de relaciones exteriores más agresiva. Las conversaciones entre republicanos y militares argentinos tenían ya varios meses y, a diferencia de lo que sucedía con Carter, la coincidencia en estos temas era total. Las limitaciones que imponían un Congreso donde el republicanismo no tenía mayoría impidió un despliegue más evidente de recursos y asesores norteamericanos en la región centroamericana. En ese sentido, fue clave la colaboración de los argentinos (Verbitsky, 2006).
La literatura especializada ubica en los últimos meses de 1980 la instalación clandestina de asesores argentinos en El Salvador. Pese a que su número parece ser menor, la importancia de su rol radica en dos cuestiones: en primer lugar, dado que la “ofensiva final” evidenció la fuerza de las bases urbanas del FMLN,
la destrucción de las mismas fue el primer objetivo de las Fuerzas Armadas salvadoreñas. La experiencia argentina en la materia se reveló como importantísima en lo que hace a técnicas de inteligencia y tratamiento de los prisioneros (Verbitsky, 2006).
Es importante resaltar, en esta línea, que las fuerzas de seguridad salvadoreñas contaban con una vasta experiencia en lo que a represión campesina respecta, pero se encontraban ante una situación inédita cuando las organizaciones revolucionarias extendieron su influencia a las ciudades, territorio que los militares argentinos dominaban ampliamente.
En segundo lugar, como resultado de ese ataque a las zonas urbanas -cuyo saldo fue de alrededor de 14.000 muertos sólo en 1981 - fue posible hacer retroceder el apoyo a la guerrilla en las zonas urbanas (Armony, 1999). Esto sucedió con anterioridad a que EEUU reanudara una asistencia militar de importancia al gobierno de El Salvador, con lo cual los argentinos no sólo fueron claves en cuestiones de formación y logística, sino también triangulando recursos que el Congreso norteamericano se negaba a dirigir a El Salvador. Tal como plantean los investigadores de NSA, “Argentina (junto con Israel, Taiwán, Sudáfrica y posiblemente Corea del Sur) se convirtió en una fuente de reserva de asistencia militar ante la eventualidad de que el Congreso dispusiera su cancelación”.92 Efectivamente, altos mandos militares afirmaron ante el embajador que tanto el Pentágono como el Departamento de Estado norteamericano eran “conscientes de la situación de El Salvador, siendo el Congreso el obstáculo principal para resolverlas” y que eso sólo cambiaría con las elecciones que modificaran la composición del Congreso.93
La asunción de Viola como presidente de facto de Argentina en marzo de 1981 fue un momento clave que marcó un período de hiperactividad de la estructura clandestina argentina en El Salvador. Horacio Verbitsky afirma que, como resultado de un pacto de solidaridad continental en la lucha contra comunismo entre ambos presidentes –que Viola explicita en sus declaraciones-94, comienzan a llegar a El Salvador más instructores argentinos (Verbitsky, 2006). Efectivamente, La coincidencia del militar argentino con Reagan era absoluta. Ambos consideraban la seguridad hemisférica como un eje vital en la estrategia geopolítica global, reconociendo dos centros neurálgicos en dicho esquema de seguridad: el primero el Atlántico Sur (donde las armadas de Argentina y Brasil debían proteger las líneas marítimas comerciales del ataque soviético) y el segundo, la Cuenca del Caribe (que englobaba los países de las islas caribeñas y los continentales centroamericanos). Así, mientras la Armada Argentina se aseguró el intercambio con Estados Unidos con base a su actuación en las costas del cono sur, el ejército lo haría a través de la planificación y dirección del operativo en Centroamérica. Diagramado algunos años antes, la asunción de Reagan en Estados Unidos y la coincidencia de este con Viola, provocarían que dicho operativo impacte aumentando significativamente la actividad represiva los primeros meses del año 1981.
Silenciada hasta ese momento, la voluntad intervencionista de Argentina expresada en el asesoramiento y la intervención directa en el escenario centroamericano se hace pública en este contexto. Así, el secretario general del Ejército,
General Alfredo Saint Jean, sostuvo en marzo de 1981 haber “ofrecido nuestro asesoramiento en esa lucha [del régimen de El Salvador] contra la guerrilla que también sufrimos nosotros en otra oportunidad” y agregó luego: “[…] a todos los países amigos que coinciden con nuestro estilo de vida estamos dispuestos a ofrecerles nuestra colaboración [...]” (Cisneros y Escudé, 2000). Declaraciones de este tipo de multiplicaron (Armony, 1999, p. 143) hasta que, meses más tarde, dieron un salto al afirmar también la posibilidad de “enviar a El Salvador una formación militar más numerosa de la normal (agregaduría) en caso de ser solicitado por el gobierno salvadoreño”.95
La alineación entre las posturas hegemónicas en Buenos Aires y el cuerpo diplomático instalado en El Salvador se altera y eso se evidencia en los documentos. En un cable de marzo de 1981 puede leerse el pedido del embajador quien “rueg[a] información sobre alcance declaraciones general Saint Jean e instrucciones ante posibles reacciones”. A lo que agrega, que “esta embajada no ha sido consultada sobre la conveniencia de brindar ayuda y asesoramiento militar a este país”.96 Poco tiempo después, el Cnel. Gutiérrez solicita a través del embajador ser recibido en Argentina. El objetivo declarado de esa visita, según expresa Bianculli en su cable, sería explicar la situación salvadoreña, a lo que el embajador agrega la posibilidad cierta que esto encubra un pedido de ayuda económica y militar. Aparentemente -pese a que este tipo de negociaciones llevaban ya varios años y que la visita de Gutiérrez sería finalmente clave para dar un salto en la actuación argentina en El Salvador- Bianculli desaconseja la visita de Gutiérrez y su delegación militar “por prestarse a interpretaciones”, sugiriendo que “se lo invite en agosto, cuando estará en Paraguay invitado por ese país”.97
Pese a estos desajustes, la actuación del cuerpo diplomático acompañó la multiplicación de la actividad argentina en El Salvador que la literatura especializada reconoce en esta última etapa.
Los ejes de vinculación entre los gobiernos a través de este cuerpo diplomático –es decir, más allá del apoyo que, clandestinamente, se brindó a El Salvador- lo constituyeron, en primer lugar, el apoyo político internacional. Efectivamente, en septiembre de 1981 la Argentina firmó junto a Bolivia, Colombia, Chile, Guatemala, Honduras, Paraguay, República Dominicana y Venezuela la Declaración de Caracas, en la que se criticó abiertamente el contenido de la Declaración Franco Mexicana del 28 de agosto de 1981- que reconocía al FMLN como “fuerza política representativa” en el conflicto salvadoreño-. Para la delegación argentina, este reconocimiento era una forma encubierta de intervención interna en los asuntos de un Estado soberano (Cisneros y Escude, 2000, p. 4). Tal como reproduce un cable de la embajada, el canciller argentino “manifestó que la Junta de gobierno salvadoreña merece todo tipo de apoyo de las autoridades argentinas afirmando que en este país centroamericano hay que dar la lucha a fondo contra el terrorismo”.98
El segundo eje de vinculación fue la ayuda económica, que también se multiplicó en el año 1981. Tal como fue posible reconstruir a través de los documentos revisados, se contabiliza un primer crédito de 20 millones de dólares en enero de 198199, un pedido de ampliación de la “ayuda económica y ayuda militar
(ciertas armas y municiones)”100, un nuevo préstamo –esta vez de 15 millones de dólares en junio de 1981101- y, finalmente, tras un pedido de un nuevo desembolso de entre 20 y 50 millones,102 la Argentina concede el último crédito del que se tiene registro en los documentos de 1981, que consistió en 30 millones más.103
Finalmente, los cables del periodo dan cuenta de la asistencia de salvadoreños a cursos de formación dictados por la SIDE en Argentina.104
La actuación de Argentina en Centroamérica en general –y El Salvador en particular- presentaría un punto final con la Guerra de Malvinas. No sólo el gobierno argentino fue incapaz de continuar realizando un esfuerzo económico de tal magnitud en este contexto, sino que además, la guerra significó un claro distanciamiento con Reagan. El presidente norteamericano logró para 1982 eliminar los obstáculos que le impedían financiar más directamente las fuerzas represivas centroamericanas105 y, con esos recursos disponibles, tomar bajo su dirección y profundizar los planes iniciados por los argentinos algunos años antes.
La literatura especializada permite caracterizar este período como uno de hiperactividad del aparato clandestino de operaciones extraterritoriales argentino en
El Salvador. Este probablemente haya jugado un rol clave en la neutralización de las bases urbanas de la guerrilla salvadoreña (Verbitsky, 2006). El aval implícito de Reagan a dicha política habilitó a las autoridades argentinas a hacer público en diversos medios –tal como recogen los cables- algunos de los objetivos de este aparato clandestino, como ser el envío de asesores e inclusive, de fuerzas militares. El tenor de dichas declaraciones generó malestar entre los miembros de la comunidad diplomática. Se trata, finalmente, del periodo de mayor cercanía entre los gobiernos argentino y salvadoreño, lo que se reflejó en los cables que dan cuenta del apoyo político internacional de Argentina al gobierno de El Salvador y la multiplicación de la ayuda económica.
A modo de conclusión
Uno de los principales aportes del presente artículo es la propuesta de periodización realizada. Se trata de un primer esquema que deberá ser aplicado críticamente, con el objetivo de sumar precisión y matices, pero que constituye un primer paso en la sistematización de un acervo documental aún no explorado. Dicha periodización constituyó una herramienta útil para el análisis de la estrategia geopolítica argentina durante el período considerado en tanto aportó elementos en dos dimensiones.
En primer lugar, ya que permitió dar cuenta de los acercamientos y alejamientos, motorizados por uno u otro país, al compás de los sucesos internacionales. Entre los sucesos que provocaron una profundización de la relación entre Argentina y El Salvador se destacan la Revolución sandinista, el cambio en la política de relaciones exteriores durante el gobierno de Carter, el ascenso de la guerrilla y el aumento de actividad de la ultraderecha salvadoreña, la llegada de Reagan a la Casa Blanca y el estallido de la Guerra Civil en El Salvador.
En segundo lugar, la periodización evidenció la intención argentina, una vez que hubo controlado al “enemigo interno” en su territorio, por erigirse como “sucedáneo calificado” de Estados Unidos en la lucha contra la insurgencia en el continente. Esto fue visible inicialmente la insistencia en que los militares salvadoreños –especialmente aquellos que tienen mayor incidencia en la política doméstica- tomen cursos de formación en Argentina, pero luego se irá profundizando hasta llegar a un punto máximo cuando las autoridades argentinas afirman públicamente la intención de enviar ayuda militar a El Salvador.
Finalmente, y aunque escapa a los objetivos de este trabajo, también constituye un aporte posible del presente artículo la descripción de ciertos elementos que, en ulteriores investigaciones, podrán dar cuenta de las disidencias entre el cuerpo diplomático argentino y aquellos sectores de las fuerzas armadas volcados a la empresa clandestina extraterritorial.
NOTAS
* Agradezco la colaboración de la Dra. Julieta Rostica quien estuvo al frente de las gestiones que posibilitaron la apertura de este fondo documental y me brindó la totalidad de documentos que integran el trabajo de archivo del presente artículo. Asimismo, fueron claves los comentarios de los investigadores del centro de Estudios sobre Genocidio (CEG UNTREF), especialmente de Lucía Rud y Ana Jemio.
1 Veasé por ejemplo los trabajos de Oberlin, Kovalskis (2017) y Ballerini (2017), entre otros recientes.
2 Para un análisis matizado de la reacción de Carter ante este suceso, veasé Hone (2013).
3 Archivo Histórico de la Cancillería (31/08/1977) Ofrecimiento de becas militares-Insinuar asesoramiento en base a experiencia vivida (terrorismo), Cable público dirigido a Embajada argentina, cr120-21, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
4 Para facilitar la lectura, a las frases textuales tomadas de los cables oficiales se agregarán los artículos que, generalmente, se omiten en este tipo de documentos, sin utilizar corchetes. En los casos en que las palabras faltantes no sean totalmente evidentes, se señalará mediante el uso de corchetes. Archivo Histórico de la Cancillería (31/08/1977) Ofrecimiento de becas militares-Insinuar asesoramiento en base a experiencia vivida (terrorismo), Cable público dirigido a Embajada Argentina, 120/21, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
5 Archivo Histórico de la Cancillería (31/08/1977) Ofrecimiento de becas militares-Insinuar asesoramiento en base a experiencia vivida (terrorismo), Cable público dirigido a Embajada Argentina, 120/21, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
6 Archivo Histórico de la Cancillería (30/01/1979) Gob. de El Salvador acepta becas ofrecidas escuela SPF - remite nómina, Cable público dirigido a Embajada argentina, cr22, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
7 Archivo Histórico de la Cancillería (15/08/1977) Directiva 1 de Difusión al exterior- modos de acción p/ contrarrestar ‘Campaña de desprestigio internacional’, Cable secreto dirigido a DGPYD, 69/77. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
8 Archivo Histórico de la Cancillería (11/07/1978), Informe s/ directiva implementada, Cable secreto dirigido a Embajada argentina, nr250, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
9 Archivo Histórico de la Cancillería (31/08/1977), Ofrecimiento de becas militares - Insinuar asesoramiento en base a experiencia vivida (terrorismo), Cable público dirigido a Embajada argentina, cr120-21, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
10 Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería (11.07.1978), Nota 69/77- Informe s/ directiva implementada, Cable secreto dirigido a Embajada argentina, nr250, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
11 Archivo Histórico de la Cancillería (01.12.1978) Visita a argentina de delegación militares de El Salvador (Vides Casanova), Cable cifrado dirigido a Embajada Argentina, ct302, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
12 Véase, por ejemplo, Armony (1999), Verbitsky (2006), Duhalde (1999), Mc Sherry (2009).
13 Archivo Histórico de la Cancillería (20/07/1978), Instruye carácter secreto en CA s/ viajes de inteligencia o FFAA, Cable público dirigido a Cancillería, ct131, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
14 Archivo Histórico de la Cancillería (22/09/1976), Designación Ministro Peña como Embajador en El Salvador, Cable público dirigido a Cancillería Argentina, El Salvador, cr102, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
15 Archivo Histórico de la Cancillería (10/02/1979), Informa intento secuestro Subs. Defensa Cnel. Iraheta, Cable público dirigido a Embajada argentina, cr32, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
16 Archivo Histórico de la Cancillería (10/02/1979), Informa malestar FFAA - presión militares para lucha antisub., Cable secreto dirigido a Embajada argentina, cr33, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
17 Esta decisión lo enfrentará, por ejemplo, al Coronel Iraheta, descripto como un “hombre de gran arraigo dentro de las altas jerarquías militares” y contó con el apoyo de Monseñor Romero, quien es calificado por Peña como “el mayor detractor de la política actual del General Romero”. Archivo Histórico de la Cancillería (25/04/1979) Informa plan de conciliación de Presidente Romero - oposición Subs. Defensa, apoyo Mons. Romero, Cable secreto dirigido a Embajada argentina, cr97-98, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
18 Archivo Histórico de la Cancillería (11/05/1979), Sobre suspensión de garantías constitucionales, Cable, p.4-5. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
20 Archivo Histórico de la Cancillería (11/05/1979), Informa reuniones en EEUU con relación sit. Centroamérica - solicita ampliar información, Cable secreto dirigido a SUALA, ce65-66, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
21 Archivo Histórico de la Cancillería (25/06/1979), Preocupación en El Salvador por situación en Nicaragua, Cable secreto dirigido a Embajada argentina, cr229, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
22 Archivo Histórico de la Cancillería (30/04/1979), Informe sobre Radio Noticias del Continente, Cable secreto dirigido a Embajada argentina, cr271-73, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
23 Archivo Histórico de la Cancillería (07/08/1979), Remite casetes Radio Noticias - Reporte - Opinión sobre emisiones, Nota reservada dirigida a Embajada, nr359, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
24 Archivo Histórico de la Cancillería (20/08/1979), Parte informativo sobre actividades subversivas, Cable público dirigido a Embajada argentina, pi372, Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería, p.1-6
25 Para un análisis de las distintas corrientes dentro del amplio arco de la derecha salvadoreña, véase Ramírez Fuentes (2017).
26 Archivo Histórico de la Cancillería Salvadoreña (30/10/1979), sin título, Cable, caja 591, Carpeta 800 Asuntos Políticos n°2, 1979, p.8, El Salvador: Archivo Histórico de la Cancillería Salvadoreña.
27 La primera proclama se difunde a través de Archivo Histórico de la Cancillería Salvadoreña, sin título, caja 591, Carpeta 800 Asuntos Políticos n°2, 1979, 15.10.1979, p.9-11. El Salvador: Archivo Histórico de la Cancillería Salvadoreña. La segunda proclama se difunde a través de Archivo Histórico de la Cancillería Salvadoreña, sin título, Cable, caja 591, Carpeta 800 Asuntos Políticos n°2, 1979, 03/11/1979, p.12. El Salvador: Archivo Histórico de la Cancillería Salvadoreña.
28 Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humano 1979-1980, 2 de Octubre de 1980, disponible en https://www.cidh.oas.org/annualrep/79.80sp/cap.5d.htm, con acceso 19/06/2018.
29 Archivo Histórico de la Cancillería (05/11/1979), Opinión sobre situación en El Salvador, Cable secreto dirigido a Embajada argentina, cr463.69, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
30 Archivo Histórico de la Cancillería (22/11/1979), Solicita información s/situación económica y política El Salvador y posibilidades complementación integral c/Argentina, Cable secreto dirigido a SREI, SREI, Ce351, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
31 Archivo Histórico de la Cancillería (17/12/1979), Solicita información s/situación económica y política El Salvador y posibilidades complementación integral c/argentina, Cable secreto dirigido a Embajada argentina, Cr564-65, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
32 La primera Junta estaba integrada por Jaime Abdul Gutiérrez Avendaño (sugerido por la Juventud Militar), Adolfo Arnoldo Majano (sugerido por la Juventud Militar), Román Mayorga Quiroz (UCA), Mario Antonio Andino Gómez (Cámara de Comercio e Industria de El Salvador, CCIES), Guillermo Manuel Ungo (MNR).
33 Archivo Histórico de la Cancillería (18.02.1980), Conversación con Ministro Defensa Cnel. García s/situación política El Salvador. Entrega a éste de informe lucha c/subversión en Argentina - Opinión, Cable secreto dirigido a Embajada argentina, Cr131-33, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
35 Archivo Histórico de la Cancillería (22/01/1980), Informa s. situación política y sublevación ala izquierda ejército. Resultado prisión sublevados, Cable secreto dirigido a Embajada argentina, 52-54, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
37 Se anuncia la intención de nacionalizar la banca privada y de llevar adelante una reforma agraria (Duarte, 1986)
38 En un cable del 22 de febrero 1980 titulado “Acusaciones D’Abuisson a democristianos por contactos con izquierdistas” Peña expresa: “Últimamente el mayor retirado D’Abuisson (…) con mucha información ya que fue DOS en época de Romero, ha lanzado graves acusaciones contra partido demócrata cristiano por sus conexiones con elementos comunistas y terroristas (…) Este accionar va adquiriendo resonancia pública y gobierno suspendió en dos oportunidades las transmisiones, viéndose obligado a autorizarlas posteriormente”. Archivo Histórico de la Cancillería (22.02.1980), Acusaciones D’Abuisson a democristianos por contactos con izquierdistas, Cable secreto dirigido a Embajada argentina, Cr146, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
39 Siguiendo a Baloyra, Melara Minero sostiene que “la JRG no tenía control sobre un sector importante del Ejército y los cuerpos de seguridad, particularmente ANSESAL, la cual controlaba y coordinaba la G-2 [departamento de inteligencia que operaba dentro de la Guardia Nacional] y S-2 de la Fuerza Armada” (Melara Minero, 2011:33).
40 Por ejemplo, Tendencia Popular, expulsada de la Democracia Cristiana forma un frente y se unen con la Coordinadora Revolucionaria de Masas (CRM) para crear el Frente Democrático Revolucionario (FDR) que agrupa también la Universidad Católica, la Universidad Nacional y otras organizaciones. En ese periodo se ubica el punto máximo de coordinación de las organizaciones político-militares. Una importante demostración de fuerza la constituye el paro nacional de junio 1980 que significó un 90% suspensión actividad económica durante 2 días.
41 Archivo Histórico de la Cancillería (25/03/1980), CA 232- Opinión s/futura situación El Salvador, Cable secreto dirigido a Embajada argentina, cr233, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
42 En un cable remitido el 21 de abril de 1980 se menciona las gestiones alrededor de un acuerdo por U$S 600.000 que el gobierno de estados Unidos otorga a El Salvador “en concepto de crédito”. Se trata de la primera mención sobre ayuda financiera después de afirmar que hubo acercamiento con el país norteamericano. Archivo Histórico de la Cancillería Salvadoreña (21.04.80), sin título, Nota del Ministerio de Defensa y Seguridad Pública de El Salvador al Ministerio de Relaciones Exteriores de El Salvador, Caja 624, Carpeta A-820.824.8 Asuntos militares, p.1.
El Salvador: Archivo Histórico de la Cancillería Salvadoreña. Un cable enviado dos días después anuncia que “se firmó en nombre del GOES [Gobierno de El Salvador] una enmienda de extensión por tres años más del convenio de asistencia militar Estados Unidos-El Salvador”. Archivo Histórico de la Cancillería Salvadoreña (21.04.80) sin título, Nota del Ministerio de Defensa y Seguridad Pública de El Salvador al Ministerio de Relaciones Exteriores de El Salvador, Caja 624, Carpeta A-820.824.8 Asuntos militares, p.1. El Salvador: Archivo Histórico de la Cancillería Salvadoreña. Otra nota da cuenta del inicio de las gestiones para la firma de un “convenio financiero y ventas militares al extranjero en el año fiscal 1980” destinado a El Salvador por U$S 5,7 millones. Archivo Histórico de la Cancillería Salvadoreña (07.05.1980) sin título, Nota del Subsecretario de Relaciones Exteriores de El Salvador, Caja 624, Carpeta A-820.824.8 Asuntos militares, p.1 El Salvador: Archivo Histórico de la Cancillería Salvadoreña. En nota del 14 de abril, el Ministerio de Defensa de El Salvador informa sobre la aceptación de dicho convenio consistente en U$S 5, 7 millones. Es mencionado como parte del “programa de asistencia militar” (p.17). Se trata de la ayuda brindada por Carter a la Junta progresista en el gobierno. Archivo Histórico de la Cancillería Salvadoreña, Asunto: Comunicando se acepta ayuda militar, Caja 624, Carpeta A-820.824.8 Asuntos militares, 14.05.1980, p.1. El Salvador: Archivo Histórico de la Cancillería Salvadoreña. Finalmente, cuatro meses después, puede observarse en un cable un nuevo crédito por U$S 10 millones que el embajador norteamericano en El Salvador, Robert White consigue redestinar ya que originalmente iba a ser enviado a Bolivia. El objetivo declarado del mismo es el fortalecimiento de la reforma agraria que se intentó llevar adelante. Archivo Histórico de la Cancillería (13.09.1980), Crédito de EEUU de 10 millones, Cable secreto dirigido a la Cancillería Argentina, Cr781, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
43 Sin autor (1980, mayo, 3). Frustrado golpe de Estado en El Salvador. El País. Recuperado de http://elpais.com/diario/1980/05/03/internacional/326152803_850215.html
44 Para un análisis de las dinámicas y los faccionalismos dentro de la derecha salvadoreña, veasé Ramírez Fuentes (2017). Mc Sherry, P. (2009) Los Estados depredadores: la Operación Cóndor y la guerra encubierta en América Latina, Chile: LOM.
45 Archivo Histórico de la Cancillería (12/05/1980) CA 340 - Opiniones Sec. Gral. democristiano Rey Prendes s/situación D’Abuisson y sit. gral. Salvador, Cable público dirigido a Embajada argentina, Cr342, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
46 Mario Sandoval Alarcón fue vicepresidente durante el periodo de gobierno del Gral. Laugerud (1974-1978), miembro del derechista Movimiento de Liberación Nacional (MNL) de Guatemala y de la Liga Anticomunista Mundial (WACL). También fue acusado de fundar la organización “Mano Blanca”, a través de la cual se amenazaba y desaparecía a la oposición política. Gracias a su pertenencia a la WACL trabó relación con otras organizaciones anticomunistas en Sudamérica, especialmente en Paraguay y Argentina (Ramírez, 2017).
47 Archivo Histórico de la Cancillería (13.05.1980), CA 344 - Prensa no oficial sobre manifestaciones Embajada EEUU, Cable público dirigido a Embajada argentina, Cr345, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
48 Archivo Histórico de la Cancillería (13.05.1980), Prensa no of. manifestación frente a embajada EEUU hasta liberación Mayor D’Abuisson, Cable público dirigido a Embajada argentina, Cr346, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
49 Archivo Histórico de la Cancillería (22.02.1980), Acusaciones D’Abuisson a democristianos por contactos con izquierdistas, Cable secreto dirigido a Embajada argentina, Cr146, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
50 Archivo Histórico de la Cancillería (09.10.1980), Mtro. de Defensa entrega nómina oficiales seleccionados a realizar cursos otorgados, Cable secreto dirigido a Embajada argentina, cr844/48, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
52 Archivo Histórico de la Cancillería (15/06/1980), Entrevista c/Canciller Chávez Mena evaluación situación El Salvador. Relaciones bilaterales, Cable secreto dirigido a Embajada argentina, Cr453-62, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
53 Archivo Histórico de la Cancillería Salvadoreña (06.06.1980), sin título, Nota del Ministerio de Relaciones Exteriores, caja 602, Carpeta A-030 Visitas de El Salvador a otros países. El Salvador: Archivo Histórico de la Cancillería Salvadoreña.
54 Archivo Histórico de la Cancillería (10/06/1980), Informa resolución Junta Rev. Gob. viajes misiones p/informar sobre realidad p/contrarrestar información subversivos, Cable secreto dirigido a Embajada argentina, Cr432-33, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
55 Archivo Histórico de la Cancillería (19.06.1980), Informa reunión con miembros Junta Gob. Cnel. Abdul Gutiérrez. Intenciones envío misión militar a Argentina p/informarse lucha antisubversiva, Cable secreto dirigido a Embajada argentina, Cr482-58, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
56 Archivo Histórico de la Cancillería (18/07/1980), Interés canciller y Mtro. de Defensa s/ posibilidad de cursos en inteligencia y lucha antisubversiva- Delegación militar a la Argentina (posible WACL), Cable secreto dirigido a Embajada argentina, 631, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
57 Archivo Histórico de la Cancillería (18/07/1980), Interés canciller y Mtro. de Defensa s/ posibilidad de cursos en inteligencia y lucha antisubversiva- Delegación militar a la Argentina (posible WACL), Cable secreto dirigido a Embajada argentina, 631, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
58 Archivo Histórico de la Cancillería (09/10/80), Mtro. de Defensa entrega nomina oficiales seleccionados a realizar cursos otorgados, Cable secreto dirigido a Embajada argentina, cr844/48, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería. Estos cursos tienen una fecha de inicio del 13 de ese mes.
59 Archivo Histórico de la Cancillería (19.06.1980), Conversación con Director Política Ext. Lobo Castelar. comentarios sobre situación Nicaragua. Observaciones sobre respuesta CIDH, DDHH, ayuda alimentaria, Cable secreto dirigido a Embajada argentina, Cr492-95, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
60 Archivo Histórico de la Cancillería (17/07/1980), CA 632- Conversación s/ informe CIDH s/ Argentina, Cable secreto dirigido a Embajada argentina, cr633/4, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
61 Archivo Histórico de la Cancillería (01/09/1980), Intento de evitar que informe de CIDH s/ Argentina sea tratada en Asamblea Gral. OEA, Cable secreto dirigido a DGPEX, Ce233-34, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
62 Archivo Histórico de la Cancillería (09/10/1980), Mtro. de Defensa entrega nómina oficiales seleccionados a realizar cursos otorgados, Cable secreto dirigido a Embajada argentina, cr844/48, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
63 Archivo Histórico de la Cancillería (19/06/1980), Conversación con Director Política Ext. Lobo Castelar. comentarios sobre situación Nicaragua. Observaciones sobre respuesta CIDH, DDHH, ayuda alimentaria, Cable secreto dirigido a Embajada argentina, Cr492-95, p.1 y Archivo Histórico de la Cancillería (08/07/1980), Donación 5000 TN de trigo, Cable público dirigido a SREI, Ce164, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
64 Archivo Histórico de la Cancillería (17.07.80), CA 164- Informa al Cller. Chávez Mena, Cable dirigido a la Cancillería, ca164, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
65 Archivo Histórico de la Cancillería (03.10.80), Entrevista con Subsecretario de Economía s. firma de convenio, Cable secreto dirigido a la Cancillería, cr832.33, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
66 Archivo Histórico de la Cancillería (08.07.1980), Envío libro sobre guerra subversiva en Argentina, Cable secreto dirigido a DGPYD, Ce163, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
67 Archivo Histórico de la Cancillería (19/02/80), Crease agremil. en Embajada Argentina en Guatemala a.p 1980, Cable secreto dirigido a SUALA, Ce73, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
68 Archivo Histórico de la Cancillería Salvadoreña (27.05.80) Sin título, Nota del Ministerio de Defensa y Seguridad Pública de El Salvador al Ministerio de Relaciones Exteriores argentino, Carpeta A-701 Cuerpo diplomático extranjero, p.1. El Salvador: Archivo Histórico de la Cancillería Salvadoreña.
69 Archivo Histórico de la Cancillería (12.06.80), Opinión Bianculli sobre presentación a Junta Gob. Com. Yocca y Cnel. Ehlert, Cable secreto dirigido a la Cancillería, cr446, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
70 Archivo Histórico de la Cancillería (08.07.1980), CA 610- Solic. acreditación como agremil. adj. ante cancillería local, Cable secreto dirigido a la Cancillería, Cr611, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
71 Archivo Histórico de la Cancillería Salvadoreña (17/11/80), Sin título, Nota de Ministerio de Relaciones Exteriores CAJA 619, p.1. El Salvador: Archivo Histórico de la Cancillería Salvadoreña.
72 Archivo Histórico de la Cancillería (10.12.80), Informe situación en El Salvador - Bianculli repudia política DDHH de Carter, Cable secreto dirigido a la Cancillería, Cr948-54, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
73 Archivo Histórico de la Cancillería (17.11.1980), Entrevista con Vides Casanova entrega libro ‘Terrorismo en la Argentina’- Lucha antisubversiva a la manera argentina, Cable secreto dirigido a la Cancillería Argentina, Cr912-17, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
74 Archivo Histórico de la Cancillería (10.12.80), Informe situación en El Salvador - Bianculli repudia política DDHH de Carter, Cable secreto dirigido a la Cancillería, Cr948-54, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
75 Archivo Histórico de la Cancillería (10.12.80), Informe situación en El Salvador - Bianculli repudia política DDHH de Carter, Cable secreto dirigido a la Cancillería, Cr948-54, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
76 Archivo Histórico de la Cancillería (12.11.1980), Solicitud préstamo de 30 a 50 millones de dólares, Cable secreto dirigido a la Cancillería, Cr897, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
77 Archivo Histórico de la Cancillería Salvadoreña (17/11/1980), sin título, Nota de Ministerio de Relaciones Exteriores de El Salvador dirigida a la Embajada Argentina, Caja 619, Carpeta A-701 Cuerpo diplomático extranjero. Generalidad, p.1. El Salvador: Archivo Histórico de la Cancillería Salvadoreña.
78 Se trata de Enrique Álvarez Córdova, Juan Chacón, Enrique Barrera Escobar, Manuel Franco, Humberto Mendoza y Doroteo Hernández. En un comunicado del 1 de diciembre, el FDR responsabilizó “a la fracción derechista de la Fuerza Armada y al grupo fantoche de la Democracia Cristiana y al Gabinete de Gobierno cómplices del genocidio” de las muertes. Frente Democrático Revolucionario (1980, Diciembre, 1). Comunicado del Frente Democrático Revolucionario denunciando el asesinato de sus dirigentes. Marxists Internet Archive, o de Estudios Marxistas “Sarbelio Navarrete” (CEM). Recuperado de https://www.marxists.org/espanol/tematica/elsalvador/organizaciones/fdr/1980/dic/01.htm.
79 Archivo Histórico de la Cancillería (10.12.1980), Informe. Situación en El Salvador- Bianculli repudia política DDHH de Carter, Cable secreto dirigido a la Cancillería, Cr948-54, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
81 Comisión Interamericana de Derechos Humanos (1983, Junio, 30), CIDH, Recuperado de https://www.cidh.oas.org/annualrep/82.83sp/ElSalvador7575.htm
82 Archivo Histórico de la Cancillería (08.12.1980), Suspensión ayuda de EEUU por asesinato 4 religiosas de EEUU, Cable público dirigido a la Cancillería, cr941, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería. Para un análisis matizado de la reacción de Carter ante este suceso, veasé Hone (2013)
83 Archivo Histórico de la Cancillería (10.12.1980), Informe. Situación en El Salvador- Bianculli repudia política DDHH de Carter, Cable secreto dirigido a la Cancillería, Cr948-54, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
85 Archivo Histórico de la Cancillería (17/11/80), Entrevista con Vides Casanova entrega libro ‘Terrorismo en la Argentina’- lucha antisubversiva a la manera argentina, Cable secreto dirigido a la Cancillería, Cr912-17, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
86 Archivo Histórico de la Cancillería (10.12.1980), Informe. Situación en El Salvador - Bianculli repudia política DDHH de Carter, Cable secreto dirigido a la Cancillería, Cr948-54, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
87 Archivo Histórico de la Cancillería (12.12.1980), Informa s. reunión altos mandos de FFAA, Cable secreto dirigido a la Cancillería, Cr958-59, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
88 Archivo Histórico de la Cancillería (13.05.1981), Informe s. situación FFAA, Cable secreto dirigido a la Cancillería, CR232 (1), p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
89 Archivo Histórico de la Cancillería (14.12.1980), Prensa no of- Críticas Senador Helms a Embajador White, Cable publico dirigido a la Cancillería, cr965, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
90 Archivo Histórico de la Cancillería (14.12.1980) Prensa no of - criticas Senador Helms a Embajador White, Cable público dirigido a la Cancillería, Cr965, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
91 Archivo Histórico de la Cancillería (11.12.1980) Entrevista con White quien informa tener conocimiento que asesores mil. arg. actúan junto a D´Aubuisson, Cable secreto dirigido a la Cancillería, Cr965-56, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
92 Particularmente, esta posición argentina se tradujo en un “apoyo político, moral y económico” al gobierno salvadoreño de José Napoleón Duarte, enfrentado con los movimientos izquierdistas del Frente Nacional Farabundo Martí (FMLN) y del Frente Democrático Revolucionario (FDR), formados en 1980 (Cisneros y Escude, 2000).
93 Archivo Histórico de la Cancillería (21.12.81) Cena con Altos Mandos militares - solicitud FFAA salvadoreñas a FM, Cable secreto dirigido a la Cancillería, Cr533, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
94 Archivo Histórico de la Cancillería (19.03.1981) Prensa no Of- declaraciones Pte. Viola apoyo argentino a política EEUU respecto El Salvador- declaraciones Gral. Saint Jean ofreciendo a países amigos lucha antiguerrillera (caso espec.de El Salvador), Cable público dirigido a la Cancillería Argentina, CR160, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
95 Archivo Histórico de la Cancillería (20.08.81) Prensa no of - Declaración Galtieri sobre posible envío de tropas argentinas al exterior (más numerosa de lo normal) - Solicita confirmación, Cable secreto dirigido a la Cancillería Argentina, Cr331, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
96 En el cable puede leerse la siguiente declaración: “Ruego información sobre alcance declaraciones General Saint Jean e instrucciones ante posibles reacciones. Esta embajada no ha sido consultada sobre conveniencia brindar ayuda y asesoramiento militar este país”. Archivo Histórico de la Cancillería (19.03.1981) 160- Ruega información s. alcance declaraciones Saint Jean, Cable secreto dirigido a la Cancillería Argentina, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
98 Archivo Histórico de la Cancillería (02.09.1981) Declaración franco-mexicana - posición Argentina en El Salvador, Cable público dirigido a Embajada Argentina, Cr357, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
99 Los cables que dan cuenta de dicho préstamo son: Archivo Histórico de la Cancillería (15.01.1981) Crédito u$s 20 millones, Cable secreto dirigido a la Cancillería Argentina, Ce11, p.1; Archivo Histórico de la Cancillería (26.01.1981) Agradecimiento Presidente por otorgamiento de crédito, Cable secreto dirigido a la Cancillería Argentina, Cr45, p.1 y Archivo Histórico de la Cancillería (25.02.1981) Agradecimiento Presidente por otorgamiento de crédito, Cable secreto dirigido a la Cancillería Argentina, cr115, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
100 Archivo Histórico de la Cancillería (27.04.1981) Solic. emb autorización p. viajar a la Argentina- Solic. Cnel Gutiérrez ayuda económica y militar, Cable secreto dirigido a la Cancillería Argentina, Cr210, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería y Archivo Histórico de la Cancillería (06.05.1981) Interés de Cnel. Gutiérrez en viajar a Argentina (interés ayuda económica y militar), Cable secreto dirigido a la Cancillería Argentina, Cr222, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
101 El 5 de junio de 1981, el gobierno de Viola extendió un préstamo de 15 millones de dólares al régimen de Duarte, con el propósito de “financiar la adquisición de productos elaborados, servicios técnicos, plantas industriales y obras con el sistema ‘llave en mano’, provenientes de la Argentina. (Este crédito fue otorgado por el gobierno argentino, quien además firmó con El Salvadoreño un convenio comercial y otro de cooperación científica y tecnológica”. Sin autor, “Argentina y El Salvador firmaron dos convenios”, Revista Convicción, 6 de junio de 1981, p. 7, citado en Cisneros, A. y Escudé, C. (2000). Archivo Histórico de la Cancillería (11.06.81) Prensa no of- Informa s. visita Chávez Mena a la Argentina- Convenios, Cable público dirigido a la Cancillería Argentina, Cr274, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería. National Security Archives (17.06.81) Summary of Developments in El Salvador No. 10. Citation: Summary of Developments in El Salvador No. 10, Cable confidencial del Departamento de Estado de EEUU a las Embajadas estadounidenses, Collection: El Salvador, 1977-1984. Item Number: ES01812. Estados Unidos: National Security Archives.
102 Archivo Histórico de la Cancillería (24.08.1981) Entrevista con Presidente Banco Central El Salvador - crédito U$S 50 o U$S 20 M, Cable público dirigido a la Cancillería Argentina, Cr337, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
103 Archivo Histórico de la Cancillería (22.09.1981) Crédito BCRA US$ 30 M, Cable secreto dirigido a la Cancillería Argentina, ce325, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería. Archivo Histórico de la Cancillería (29.09.1981) Entrevista con Vicepresidente Abdul Gutiérrez - agradece crédito US$ 30 M, Cable secreto dirigido a la Cancillería Argentina, Cr425, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería. Archivo Histórico de la Cancillería (08.10.1981) Impresiones de Chávez Mena y Pte. Duarte sobre entrevista con Cller. Camillon, Cable secreto dirigido a la Cancillería Argentina, Cr445, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
104 Archivo Histórico de la Cancillería (14.10.1981), Designación personal militar El Salvador para curso de inteligencia en la SIDE, Cable secreto dirigido a la Cancillería Argentina, Nr20, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
105 Archivo Histórico de la Cancillería (30.12.1981) CA 541 - Conversación con Flores Lima - Venta de armas y entrenamiento EEUU - Reporte de situación, Cable secreto dirigido a la Cancillería Argentina, Cr549, p.1. Argentina: Archivo Histórico de la Cancillería.
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