Comentario del libro:
Iván Molina Jiménez

Molina, I. (2016). Príncipes de las remotidades. Carlos Luis Fallas y los escritores proletarios costarricenses del siglo XX. San José: Editorial Universidad Estatal a Distancia.

David Díaz Arias

Fecha de recepción: 8 de noviembre de 2017 Fecha de aceptación: 10 de noviembre de 2017

David Díaz Arias Ph.D. en Historia por Indiana University (Estados Unidos). M. Sc. en Historia por la Universidad de Costa Rica. Historiador. Catedrático de la Universidad de Costa Rica. Profesor e investigador en la Escuela de Historia, el Centro de Investigaciones Históricas de América Central y en el Posgrado Centroamericano en Historia. Director del Centro de Investigaciones Históricas de América Central. Contacto: david.diaz@ucr.ac.cr

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La producción del historiador Iván Molina sobre Carlos Luis Fallas anterior a este libro, se caracteriza por inspeccionar dos vertientes: una que explora a Fallas como actor histórico y otra que rescata y difunde la producción de Fallas que se publicó y permaneció en hojas de semanarios impresos entre las décadas de 1930 y 1960, o que estuvo inédita por diversas razones. Sobre el Fallas histórico, Molina publicó su primer acercamiento en el año 2000 como un largo artículo introductorio a unos ensayos políticos poco conocidos de Carmen Lyra y Fallas que se habían publicado en la década de 1930 (Molina, 2000). Después de ese interesante acercamiento, en que se reconstruían las evaluaciones que hicieron los representantes diplomáticos de los Estados Unidos en San José sobre esos dos militantes comunistas, Molina se refirió a Fallas directa o indirectamente en otros trabajos en que estudió la participación electoral de los comunistas, en sus análisis de las memorias comunistas sobre la Reforma Social de 1940-1943 y en sus artículos sobre las políticas de producción impresa del Partido Comunista de Costa Rica (PCCR) (Molina, 2005; Molina, 2007; Molina, 2008). En todo ese esfuerzo, Molina se convirtió en el investigador que más imaginativamente y con más ahínco ha estudiado a los comunistas costarricenses, su partido y la cultura que promovieron y construyeron.

La otra empresa de Molina en su relación con Fallas comenzó con la edición de los ensayos políticos ya señalados, y siguió con dos contribuciones fundamentales. La primera corresponde a la edición de la narrativa que construyó Fallas para narrar la vida de Adolfo Braña luego de haber sido expulsado de Costa Rica al inicio de la década de 1930; y de su retorno al país al final de la Segunda Guerra Mundial (Fallas, 2010). La otra fue la fabulosa edición de una serie de textos y narraciones de Fallas que Molina editó e introdujo en el volumen de dos tomos, De mi vida, publicado en el 2013 por la Editorial de la Universidad Nacional (Fallas Sibaja, 2013).

Se dijo que eran dos vertientes; no obstante, puede considerarse que existe una tercera variante de análisis de Fallas que fue puesta en ejecución por Molina en las páginas del periódico La Nación a partir del 2009 (Molina Jiménez, 2009a). Allí publicó varios artículos que adelantaban algunas de las tesis que sostiene el libro reseñado. Al proceder así, Molina ensayó el efecto de esas propuestas entre especialistas, admiradores y lectores de Fallas, estrategia que le permitió incentivar el debate mucho antes de que Príncipes de las remotidades viera la luz. A pesar de algunas de las acusaciones que le hicieron entonces, es posible pensar que Molina tiene una profunda admiración por Fallas y un gran respeto por su producción literaria, pero logra separar muy bien esos sentimientos de su labor como historiador.

Príncipes de las remotidades. Carlos Luis Fallas y los escritores proletarios es un destacado texto que reúne las vertientes de análisis indicadas anteriormente. Es, en ese sentido, el producto de un periodo de estudio de la figura de Fallas, el mundo en el que vivió y sus obras, lo cual le tomó a Molina aproximadamente quince años en desarrollar. Por eso, es un texto maduro y blindado ante las críticas. Por muchas razones también, es un libro innovador sobre lo que fue el Partido Comunista de Costa Rica (PCCR), un proyecto político que trascendió una estructura electoral para constituirse como un proyecto cultural. La obra está dividida en dos partes: la primera se titula “Los comunistas y la producción de literatura proletaria” y la segunda “Tensiones, mercados y estudios”.

El título del libro viene de una feliz presentación que hizo Lyra de Fallas en 1933, cuando lo definió en una analogía como el príncipe de los cuentos que se fue a rodar tierras, como si buscase aventuras, hasta que enfrentó el mundo salvaje de las remotidades del país donde dominaba la United Fruit Company (Molina, 2016, p. 38). El título está pluralizado, porque en su primera parte, sin descuidar la figura de Fallas, Molina se refiere a uno de los proyectos culturales más interesantes que ha ocurrido en Costa Rica, planificado por el PCCR con el objetivo de producir un giro en las producciones literarias costarricenses llevándolas del costumbrismo al realismo socialista y, en ese empeño, lograr convertir peones y trabajadores en escritores. Este descubrimiento de Molina constituye un aporte fundamental de su libro. Subraya lo que ya el autor había indicado en otros trabajos sobre los comunistas: que su proyecto era mucho más que una estructura electoral. En efecto, el andamiaje cultural que revela Molina es impresionante, ya que los comunistas se las idearon para importar materiales impresos con el objetivo de comercializarlos dentro del país, crearon un semanario político y dos semanarios sindicales, produjeron una revista, establecieron una editorial y una librería y crearon una radio, todo antes de la Guerra Civil de 1948 (Molina, 2016, p.10). Molina precisa que el proyecto de producción de escritores proletarios de los comunistas tenía por meta repetir el tremendo éxito que habían tenido con Fallas. No obstante, fallaron estrepitosamente en términos de calidad literaria y de superación de las meras crónicas de anécdotas cotidianas del trabajo en los cuentos producidos por los obreros que participaron del concurso de cuento corto convocado en 1941 por la revista Vanguardia. Con la información que presenta, Molina propone que en lugar de producir más escritores entre los trabajadores, los comunistas tuvieron un efecto inesperado, al lograr impactar a los intelectuales que producían narrativa, provocando de esa forma un cambio en el canon literario nacional. ¿Por qué no surgieron más escritores obreros como Fallas? Molina precisa que la experiencia de Fallas, por las características que él señala, fue muy particular y los comunistas mismos no lo advirtieron.

Una de las tesis más controversiales del libro, y es una de las ideas que Molina introdujo primeramente en un artículo en La Nación, es la que propone que Fallas fue un producto, acaso incluso un invento cultural, del PCCR. Lo que plantea el autor es que los comunistas auspiciaron la figura de escritor de Fallas, pero también la interrumpieron cuando no era conveniente para el partido. Así, el autor reconstruye los periodos de creación literaria y publicación de Fallas, y deja en evidencia que se trató de dos momentos cúspides, uno al inicio de la década de 1940 y otro una década después (Molina, 2016, p. 80). En su aproximación, Molina corrige incluso al mismo Fallas, quien construyó una autocrítica de su labor literaria al inicio de la década de 1960, en la que se acusaba de una “desidia vergonzosa” por no haber cumplido con la mayoría de sus proyectos literarios. Según el autor del libro, más que una “desidia vergonzosa”, Fallas interrumpió su carrera literaria por dedicarse a otras labores políticas dentro del PCCR, por la creación de textos investigativos más que narrativos y por enfrentar el desafío de ser un escritor internacional (Molina, 2016: 92-93). Aun incluso así, Molina da evidencia para advertir que Fallas sí pudo haber cumplido con una parte importante de su proyecto literario.

Asimismo, la carrera de escritor internacional de Fallas es debidamente explorada por Molina. En esos capítulos de la segunda parte del libro, el autor crea varias herramientas útiles para que el lector pueda observar cómo Fallas relanzó su carrera literaria a inicios de la década de 1950, el tema de los derechos de autor en la promoción de esa carrera, el papel de los traductores y la crítica académica sobre la obra de Fallas. Así, una gran cantidad de datos han sido procesados por el autor para construir varios cuadros que permiten discernir rápidamente cómo, dónde y cuándo las obras de Fallas fueron editadas fuera y dentro del país. Molina le sigue la pista en ese camino a Mamita Yunai, a Gentes y gentecillas, a Marcos Ramírez, a Mi Madrina y a “El Taller”.

¿Cuándo se convirtió Fallas en un escritor canónico de Costa Rica? El libro de Molina responde esa pregunta y, al hacerlo, descubre una serie de actores impensables que contribuyeron en el esfuerzo de hacer de Fallas un producto para consumo nacional y un objeto de estudio en el sistema de educación pública. No obstante, lo más notable fue que Fallas solo se convirtió en lectura obligatoria en las escuelas y colegios después de que murió en 1966. Ese nuevo contexto promovió también la adecuación de las novelas de Fallas dentro de la memoria nacional, a un punto en que sus obras fueron vaciadas de su carácter político, al ser consumidas por los estudiantes del país. Molina también muestra cómo nuevos científicos sociales costarricenses y extranjeros leyeron a Fallas en la década de 1980, en busca de evidencia sobre las condiciones de vida de los trabajadores costarricenses de la primera mitad del siglo XX. Gracias a la narrativa de Fallas, varios historiadores pudieron entender mejor el mundo de esos obreros que habían casi desaparecido para cuando los investigadores se interesaron por ellos y sus luchas.

Por si lo anterior fuera poco, este libro da a conocer un Fallas desconocido por la mayoría de sus críticos y hasta de sus seguidores más asiduos: el Fallas investigador social. Molina prueba que en los últimos tres lustros de su vida, Fallas produjo informes basados en evidencia, sistematización de datos, entrevistas y exploración de espacios sociales que se constituyeron en verdaderos estudios sobre diferentes problemáticas sociales del país. Esta constatación deja claro que las ciencias sociales de Costa Rica podrían encontrar, y de hecho deberían reconocer, en Fallas a un distinguido y serio investigador.

Otro valioso aporte de este texto son sus anexos. El anexo 1 ofrecer una bibliografía de Fallas que revelan los detalles de dónde lo publicaron, quiénes lo hicieron y cuándo fue que lo hicieron. El anexo 2 es un indiscutible aporte a los estudiosos de Fallas, pues presenta una erudita bibliografía sobre Fallas y su obra. El anexo 3, finalmente, provee al lector con una útil cronología de la vida de Fallas que inicia con algo que quizás pocos saben; es decir, que nació en San José, no en Alajuela.

Hay otro elemento digno de destacar, y es que aunque este libro no está pensado como una biografía, es admisible pensar que realiza una contribución en la forma en que esa área de la historiografía costarricense se podría renovar. Contrario a otras regiones del mundo, en Costa Rica han prevalecido las biografías tradicionales que destacan a sus objetos de estudio como seres extraordinarios y privilegiados, es decir, siguiendo el esquema historicista, pero a veces sin la gracia narrativa que esa tradición historiográfica creó. Ya en el pasado, Iván Molina y Steven Palmer habían hecho un experimento de análisis de las vidas de un impresor y un médico que había retado esa tradición historiográfica, pero su esfuerzo no tuvo continuadores (Molina y Palmer, 2004). Molina nuevamente hizo un intento con la biografía de Ricardo Jiménez Oreamuno (Molina, 2009b), aunque de manera un poco similar a como había tratado, en un largo comentario de hace décadas, a Carlos Monge Alfaro (Molina, 1989). Este libro sobre Fallas y el proyecto cultural del PCCR vuelve a desafiar a las biografías tradicionales, ofreciendo un ejemplo imaginativo y fresco de cómo la vida de una persona puede ser revisitada.

El libro de Molina es un estudio vigoroso, imaginativo, riguroso, maduro y bien planificado que mantendrá al lector interesado en sus páginas de inicio a fin. Siguiendo un estilo de organización del texto que recuerda las mejores novelas policiales del llamado género negro, Molina ha decidido crear varios capítulos cortos que se engarzan y crean expectativas uno con el otro, pero, especialmente, que se leen muy rápido, en un esfuerzo por atraer una mayor audiencia al libro. Así, escrito para un público muy amplio sin perder su perspectiva académica, este texto debería constituirse en un libro ineludible para quienes estudian literatura, para los maestros de escuela y para los profesores de español. Sin duda, debería ser un libro que también deberían leer los jóvenes que se enfrentan a la obra de Fallas en secundaria. Construido con un dominio absoluto del contexto, los textos, los actores, la intelectualidad, la cultura impresa y política y las dimensiones nacional e internacional, este libro revela a un historiador consolidado que ya ha producido varias de las obras historiográficas más importantes de Costa Rica y Centroamérica. En eso, como en lo literario, este historiador alajuelense que escribió este libro se parece al alajuelense que ha estudiado. Nadie podría haber hecho un mejor homenaje a Fallas desde la historiografía costarricense.

Bibliografía

Fallas Sibaja, Carlos Luis. 2010. Cuenta Braña: un mecánico comunista en la Europa nazi. Heredia: Editorial de la Universidad Nacional.

Fallas Sibaja, Carlos Luis. 2013. De mi vida, t. I y II. Heredia: Editorial Universidad Nacional.

Molina Jiménez, Iván. 1989. “Trabajos y días de Carlos Monge Alfaro critica de dos libros sobre la vida y obra de un profesor de Estado”, Revista de Historia (Heredia), No. 19 (1989): 171-192.

Molina Jiménez, Iván. 2000. “Un pasado comunista por recuperar. Carmen Lyra y Carlos Luis Fallas en la década de 1930” Carmen Lyra y Carlos Luis Fallas. Ensayos políticos. San José: Editorial de la Universidad de Costa Rica: 9-66.

Molina Jiménez, Iván. 2005. Demoperfectocracia. La democracia pre-reformada en Costa Rica
(1885-1948)
. Heredia: Editorial Universidad Nacional.

Molina Jiménez, Iván. 2007. Anticomunismo reformista, competencia electoral y cuestión social
en Costa Rica (1931-1948)
. San José: Editorial Costa Rica.

Molina Jiménez, Iván. 2008. Los pasados de la memoria. El origen de la reforma social en Costa Rica (1938-1943). Heredia: Editorial Universidad Nacional.

Molina Jiménez, Iván. 2009a. “Construir un escritor”. Áncora. La Nación, 18 de enero: 3-4.

Molina Jiménez, Iván. 2009b. Ricardo Jiménez. San José: Editorial Universidad Estatal a Distancia.

Molina Jiménez, Iván. 2016. Príncipes de las Remotidades. Carlos Luis Fallas y los escritores proletarios costarricenses del siglo XX. San José: Editorial de la Universidad Estatal a Distancia.

Molina Jiménez Iván y Palmer, Steve. 2004. La voluntad radiante. Cultura impresa, magia y medicina en Costa Rica (1897-1932). San José: Editorial Universidad Estatal a Distancia.