Diálogos Revista Electrónica de Historia, 21(1): 37-66. Enero-junio, 2020. ISSN: 1409-469X · San José, Costa Rica50
No acepta otra solución que el derrocamiento violento del régimen, que están
por el terrorismo, y que no quieren la amnistía porque le restaría terreno
propicio a su tesis subversiva, pero hay la mayoría calderonista integrada por
gente más racionales y responsables, que están cansados de aventuras locas, y
propician una política realista, basada en las posibilidades de acción pacíca
que el país ofrece, posibilidades que aumentarían considerablemente si viene la
amnistía. (Adelante, 21 de marzo de 1955, p. 3)
En los discursos de los comunistas, además se llamó la atención sobre la
situación de los calderonistas que se encontraban en Nicaragua exiliados, descri-
biendo su condición como una “miserable existencia” y armando que la mayoría
carecía de trabajo, techo y comida. Esta situación que según denunciaban, los
había llevado incluso a vivir de la caridad pública. Precisamente, para los exiliados
y para los que aún se encontraban detenidos en la Penitenciaría era que urgía la
amnistía (Adelante, 21 de marzo de 1955).
Los días previos al Segundo Congreso Eucarístico, se organizó una campaña
radiofónica a favor de la amnistía en la que participarían veinte estaciones nacionales
y tendría una duración de una hora y media. Además, tres cuñas serían transmitidas
cada media hora y que consistían en “una petición, en nombre de los principios cris-
tianos, para que se decretara una amplia amnistía a favor de los presos políticos, con
ocasión del Congreso Eucarístico próximo…” (La Nación, 21 de abril de 1955, p. 7).
El Congreso Eucarístico que había sido programado para el mes de febrero se
atrasó dos meses, iniciando el 24 de abril de 1955, y en los discursos se mantuvo la
relación entre la celebración religiosa y la petición de amnistía. Por ejemplo, el Arzo-
bispo de San José, Monseñor Rubén Odio Herrera, armó: “todos debemos esperar,
como frutos de este Magno Congreso Eucarístico Nacional la paz, la unidad, y la
conciliación…” (La Nación, 26 de abril de 1955, p. 9). Además, el 28 de abril, con
motivo de la clausura de la celebración religiosa, se transmitió un mensaje del Papa
Pío XII, quien estaba informado del reciente conicto político del país y consideró
que dicha celebración podía contribuir a su pacicación, armando:
De manera que hoy, como quien pone n a un período histórico, olvidando cues-
tiones y dejando a un lado querellas, cerrando denitivamente las heridas, disi-
mular las recientes cicatrices, pacicados los espíritus y depuesta toda hostilidad,
podáis reuniros tranquilos… basta ya de divisiones, principio de destrucción y de
ruina, basta de odios y enemistades que secan los corazones y arman las manos
airadas de los hermanos… (La Nación, 30 de abril de 1955, p. 4)
Figueres fue invitado a pronunciar un discurso en la clausura del Congreso
Eucarístico, donde manifestó conocer que muchas personas, muchos jefes de la
Iglesia e incluso el “Santo Padre”, habían pedido la unión y la paz de los costarri-
censes. Sin embargo, nalizó su discurso asegurando que “los que habían pecado
en contra del gobierno, sin arrepentimiento y sin propósito de enmienda debían ser
castigados, debían recibir la sanción que la ley impone” (La Nación, 30 de abril de
1955, p. 9). Este hace alusión a la oposición política como pecadores que debían
recibir un castigo, el cual se manifestaba en la no declaración de la amnistía.