Diálogos Revista Electrónica de Historia, 21(1): 138-165. Enero-junio, 2020. ISSN: 1409-469X · San José, Costa Rica152
De este modo, en América Latina, los institutos bacteriológicos y seroterápicos
creados a lo largo del continente entre nes del siglo XIX y principios del XX, así como
también los productores de conocimientos microbiológicos en general, fueron tomados
como objeto de estudio por parte de sociólogos e historiadores de Brasil, Colombia,
Argentina y México (Cavalcanti, 2013; García López, 2016; Lopes, 2019; Priego, 2009;
Zabala, 2010). Durante este período histórico, que va desde la década de 1880 hasta
1930, es cuando se dan los primeros pasos en la conformación de un locus de recursos
o el inicio del ciclo de “reproducción ampliada” de una cultura de laboratorio (Prego,
1998; Prego, 2001). En esta serie de trabajos se aborda el problema de la historia de la
microbiología a partir del estudio de procesos de creación, análisis de trayectorias o
conformación de entornos institucionales, que han seguido diversas formas organiza-
cionales, tanto bajo la órbita del sector público-estatal como del sector privado.
El polimorsmo institucional, que en términos empíricos signó el proceso de
recepción de la microbiología en la región, ha llevado a que los diversos inves-
tigadores que abordaron la temática –en particular sociólogos e historiadores–
construyan su objeto señalando la inuencia que distintos paradigmas y grupos de
interés, como la medicina tropical francesa, el movimientos higienista alemán, el
pensamiento clínico francés, entre otros, tuvieron en la creación y la consolidación
de estas instituciones. Al mismo tiempo, se han concentrado en la relación de estas
instituciones con el poder político, cuyo principal interés radicó en posicionarlas
como parte de un proyecto de intervención sobre la salud a nivel poblacional, un
proceso dinamizado por la importancia que la higiene pública comenzó a tener en las
ciudades latinoamericanas en el tránsito del siglo XIX al XX.
También es común a muchos de estos trabajos la idea común a los ESCT,
que sostiene que estas instituciones operaban insertas en entornos institucionales
de gran amplitud, señalando la interacción estrecha entre hospitales, institutos,
espacios académicos y círculos de agremiación médicos (Soares Da Costa Santos,
2019; Rojas, 2019). En estos casos, la propuesta analítica no está centrada en señalar
una historia lineal de las instituciones, sino en ampliar el tipo de preguntas sobre la
conformación de grupos, tanto en su dimensión intelectual o cognitiva como orga-
nizacional, sus estrategias de movilización de diversos recursos y las dinámicas de
producción y uso de conocimientos cientícos.
Por cierto, si bien aquí se concentran dentro de una misma perspectiva, que
se identica con el análisis de los entramados sociales encargados de la producción
de conocimiento, es necesario distinguir los matices de los diferentes trabajos en
la conformación de su objeto de estudio. En este sentido, muchas veces ha tenido
mayor atención el problema de la conformación de grupos diferentes –culturales,
profesionales y cientícas, escuelas o tradiciones de investigación–, que la organiza-
ción de los propios Institutos y la conformación de entornos institucionales.
En relación con los espacios de producción de conocimiento, de acuerdo con esta
historiografía, en territorios que a principios de siglo XIX se encontraban bajo admi-
nistración virreinal como Argentina y Colombia, los conocimientos microbiológicos