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190Diálogos Revista Electrónica de Historia, 21(1): 190-192. Enero-junio, 2020. ISSN: 1409-469X · San José, Costa Rica
COMENTARIO DEL LIBRO:
PATRICIA E. BADILLA GÓMEZ Y
JOSÉ M. CERDAS ALBERTAZZI
Badilla Gómez, P. E. y Cerdas Albertazzi,
J. M. (2018). Votos por vivienda: el
caso de una clientela movilizada. San
José, 1980-1990. Heredia: Editorial
Universidad Nacional (EUNA).
Jaime Delgado Rojas
El libro que nos ocupa es el resultado de una importante investigación en el
campo de la sociología y la historia política, muy bien fundamentada no sólo teórica-
mente, sino en el análisis de la realidad objeto de la que se ocupa. El tema es pertinente
y de actualidad, pues la instrumentalización de la organización comunal con nes elec-
toreros no inicia, ni se limita a la década de los años de 1980: la antecede en mucho y
la trasciende. Los capítulos teórico-conceptuales (el Capítulo 1) y la crítica a los enfo-
ques (el Capítulo 2) están sólidamente estructurados, con rigurosidad, lo que permite a
los autores tomar distancia, confrontar los estudios existentes sobre el tema y elaborar
sus propios marcos conceptuales. El análisis de contexto (Capítulo 3) sitúa, en calidad
de escenario, las relaciones políticas y los conictos sociales que son evaluados en la
lucha de los movilizados en torno a la vivienda (Capítulo 4). Cierra con una conclusión
y epílogo donde los autores, sin abandonar el compromiso teórico asumido desde el
principio, revaloran los hallazgos más notables de su investigación.
El estudio goza de mucha claridad en la exposición. Su lenguaje es claro, sin
rigidez técnica o críptica, lo que hace la obra didáctica y accesible a un público muy
amplio. Hay manejo conceptual, precisión en el uso y sentido del lenguaje discipli-
nario, en la escogencia de las fuentes y en la construcción de instrumentos para el
recabo de información. Esto le da seriedad y rigurosidad al texto.
Por su estilo, parece que es una obra para diferentes destinatarios: el mundo
académico, de estudiantes y profesores en su calidad de docentes, investigadores y,
sobre todo, extensionistas en el caso del mundo de los políticos, sobre todo de los que
echan mano a instrumentos asistencialistas y clientelares: la obra los pone de frente
Fecha de recepción: 1 de noviembre de 2019 Fecha de aceptación: 3 de noviembre de 2019
Jaime Delgado Rojas Costa Rica. Doctor en Filosofía, Posgrado Regional Centroamericano
en Filosofía, Universidad de Costa Rica. Magister en Ciencias Sociales, con énfasis en
Ciencia Política, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), México.
Contacto: jadelgad@gmail.com
Jaime Delgado Rojas • Badilla Gómez, P. E. y Cerdas Albertazzi, J. M. (2018). Votos por vivienda... 191
a su propia realidad. Por último, el caso de aquellos estudiosos, de gabinete o
intelectuales por el placer de ampliar sus conocimientos sobre la realidad política
nacional y que buscan marcos teóricos, conceptuales y análisis con base empírica
serios para sus decisiones democráticas.
Al margen del texto y teniéndolo como excusa, es importante para nuestro
conocimiento de la realidad nacional develar y sacar del closet, en el mejor de los
sentidos, la década de los años ochenta del siglo anterior. A esa década nos hemos
referido en el medio académico con una calicación cliché etiquetada por la CEPAL
como “la década perdida”, y ciertamente lo fue, por los indicadores económicos, el
deterioro social y por el recrudecimiento del tema de la deuda pública externa que se
tornaba, para los inicios de la década, en impagable. Eso ponía a temblar al club de los
bancos privados internacionales más grandes, por el riesgo de que los países de mayor
tamaño y endeudamiento como Brasil, Argentina y México, sobre todo, hicieran caso
al discurso sesudo y agitativo de Fidel Castro, en el sentido de que la deuda externa era
impagable. Y hubo crisis económica, social y política que se expresó en un deterioro
de la vida democrática. Tan solo al principio en el país hubo secuestros, prisioneros
políticos, asesinatos de luchadores sociales y actos terroristas muy sonoros para la
prensa internacional como el de La Penca. Hubo persecución y hasta asesinatos de
dirigentes y “rebeldes con causa”, como el Grupo la Familia, de huelgas violentas y
también exitosas de trabajadores de las zonas periféricas, de los empleados hospitala-
rios en todo el país, etc. durante el gobierno de Rodrigo Carazo Odio y en el de Luis
Alberto Monge Álvarez; o los asesinatos no resueltos de la Cruz de Alajuelita y a la
agitación urbana contra el aumento en tarifas de servicios públicos hechas en concor-
dancia con orientaciones en políticas económicas en las que primaron los llamados
PAE’s. También la lucha, confrontativa y violenta, aunque parezca irónico, por la paz
en Centroamérica, pues había grupos conservadores interesados en que el conicto de
la región legitimara una intervención militar directa de Estados Unidos.
Hay, pareciera, cierto esfuerzo de invisibilización en la prensa y también en
el medio intelectual, como para hacer creer que la Costa Rica idílica y democrática
que siempre nos dijeron que era, seguía siéndolo, incluso en esa mal llamada “década
perdida”. Nos corresponde a los intelectuales realizar una especie de psicoanálisis
nacional, como el hecho por Alfonso Cuarón en México con la película Roma,
también a nuestra democracia le toca ser puesta en el diván del analista para que
saquemos del inconsciente colectivo los traumas de aquella década.
Parece que a esto apunta el libro que nos ha correspondido leer y comentar.
El gobierno liberacionista de Oscar Arias se ocupó de impulsar, con manipulación
y clientelismo, una política de vivienda de interés social para trabajadores y gente
marginada de la periferia urbana y nacional: muchas sobre tomas de tierras en
precario de ncas que habían sido pródigas en la producción de café desde el siglo
XIX. Como alianza socio-política en la práctica, se echó mano de una organiza-
ción dirigida por cuadros políticos que al principio del decenio había jugado en las
canchas del radicalismo de izquierda.
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En cuanto a la gura legal para la organización de las comunidades, no había
novedad, solo dos posibilidades. Una, el marco legal de las Asociaciones de Desarrollo
Comunal, la ley 3859 de 1967 y sus reformas que otorga además del marco normativo,
asesorías legal y contable y algún recurso económico del Estado para su funciona-
miento, pero que requiere mínimos de participación comunal: una Asociación Espe-
cíca de al menos 50 asociados fundadores. Otra, el marco legal de las Asociaciones
civiles, la ley 218 de 1939 y sus reformas y reglamentos, que solo exige un mínimo
de 10 personas, aunque para sus trámites debe contratarse asesor legal y en el manejo
nanciero profesionales responsables. Las primeras, cuentan con una estructura pira-
midal con 3 niveles organizativos: asociaciones, uniones, federaciones y confedera-
ción nacional y legitimidad formal para proponer miembros al Consejo Nacional de
Desarrollo de la Comunidad, el órgano gubernamental adscrito al Ministerio de Gober-
nación que tiene como encargo la distribución de recursos económicos y humanos
para las organizaciones existentes. Si bien las organizaciones amparadas en la ley 218
tienen menos restricciones jurídicas para su funcionamiento, lo irónico es que la polí-
tica clientelar se dinamizó a través de las Asociaciones amparadas en la ley 3859,
cuando la ley les exige neutralidad político-partidaria y religiosa, pues han contado
con un equipo de profesionales promotores en todo el país, funcionarios pagados por el
Estado con el nombre de Dirección Nacional de Desarrollo de la Comunidad. Los diri-
gentes comunales de entonces recordamos cómo durante los gobiernos liberacionistas
de Luis A. Monge Álvarez y Oscar Arias Sánchez, los núcleos partidarios de libera-
cionistas en los distintos barrios tenían instrucciones precisas para tomar el control a
favor del partido gobernante, de las juntas directivas de las asociaciones de desarrollo,
las uniones cantonales y zonales, las federaciones provinciales y de la confederación
nacional. Los autores, Cerdas y Badilla, señalan cómo, incluso, hubo denuncia de que
el gobierno designó en la representación comunal del Consejo de Desarrollo Comunal
a dirigentes muy de conanza partidaria.
Esta situación se reitera durante las décadas siguientes; no obstante, hay
presencia en las Juntas Directivas de dirigentes comunalistas no leales al Partido
Liberación Nacional e, incluso, hay evidencias de reproducción del clientelismo por
parte de otros partidos políticos que aprendieron la lección de los liberacionistas, los
cuales han pretendido reproducirla cuando han tenido el control del Poder Ejecu-
tivo nacional: en algunas comunidades, mientras la tradición mantenía en las juntas
directivas de las asociaciones amparadas en la ley 3859 a liberacionistas que se atrin-
cheraban para no dar espacio a los adversarios, éstos, del partido Unidad Social
Cristiana, creaban asociaciones con base en la ley 218 para competir o confrontar las
bases sociales marginales dentro de las mismas comunidades.
La reiteración continua de prácticas clientelares por parte de partidos polí-
ticos, el abuso de la organización comunal y las interferencias partidarias en las
decisiones de las comunidades, no solo en sus liderazgos locales, sino en su plata-
forma programática comunal, justican plenamente que se haya publicado el libro
de Cerdas Albertazzi y Badilla Gómez y obliga a su cuidadosa lectura y discusión.