
Ailen Suyai Pereyra & Cecilia Mercedes Quevedo • La impugnación a la vivienda-rancho en la ciudad de Córdoba (Argentina)... 263
Cuando el viajero se aproxima a Córdoba por sus grandes vías ferrocarrileras,
experimenta primero una impresión ingrata. Las pintorescas barrancas de
suburbios, donde los accidentes del terreno brindan a1 propietario motivos de
aprovechamiento excepcionales (testigo el Jardín Zoológico), están incultas
y desnudas. Algunos arbustos y plantas rastreras, a guisa de jardines, adornan
pobremente la aridez de las laderas arenosas y un enjambre de construc-
ciones miserables, verdaderas chozas de salvajes, se levantan en las pequeñas
mesetas, en las lomas o en las cañadas, sin orden y sin plan, a la voluntad de
sus dueños y a merced de su capricho. La estética, la higiene, la prolaxis,
se encuentran, si existen, en estado absolutamente rudimentario. El mismo
espectáculo se presenta en los distintos rumbos. (Cafferata, 1916, p. 350)
En el contexto de la modernización urbanística de Córdoba, las “chozas de
salvajes” que describe Cafferata son similares a los “ranchos miserables” a las que
se refería Sarmiento. Desde licencias literarias y estetizaciones, ambos intelectuales
remiten a que la forma de habitar producía un sentimiento de vergüenza y desagrado.
En 1917, el mismo médico reere a la “mala vivienda” como un verdadero foco
infeccioso en otra conferencia:
La mala vivienda es con el alcoholismo la gran productora de tuberculosis. La
vivienda estrecha, oscura, superpoblada, donde no llegan ni el rayo de sol, ni
el aire oxigenado; donde viven hacinadas las familias en una atmósfera física
y moralmente irrespirable, verdaderas estufas de cultivo que hacen germinar,
prosperar y multiplicarse los agentes de la destrucción del individuo y de la
especie. (Cafferata, 1917, p. 362)
Las iniciativas legislativas como la Ley de Casas para obreros (o Ley Garzón
Maceda), la Ley de Casas Baratas y la Protección de la iniciativa privada para la cons-
trucción de la casa propia y económica se proyectaron desde Córdoba al resto del país.
La principal premisa de esta generación de médicos higienistas y legisladores era que “la
vivienda es el primer problema social” (Cafferata, 1916, p. 344). En el plano público,
la solución al problema de la habitabilidad obrera podía ser conducida a través de una
planicación estatal de las viviendas para obreros, más allá de la órbita municipal que
veíamos con el proyecto pionero de Revol. La legislación nacional de viviendas, en
primer lugar, se reducía a la eliminación de casas precarias, pues la ecuación entre alco-
holismo, tuberculosis y hacinamiento fueron identicadas como causantes de la elevada
cifra de mortalidad y, por ende, un verdadero peligro para el resto de la sociedad decente.
En este sentido, una habitación higiénica era considerada suciente para la reproducción
saludable de un trabajador y de su familia, pero propiciando originariamente la impug-
nación a los ranchos como forma dominante de la habitabilidad subalterna cordobesa.
Dentro del horizonte moral y pregnancia de discursos católicos, Cafferata
hacía referencia a la familia nuclear como elemento moral y deseable porque “la
vida de familia, en el verdadero concepto del hogar, desaparece sin la vivienda
adecuada” (Cafferata, 1916, p. 344). No obstante, como se decía antes, lo más
signicativo de la producción discursiva en esta generación de médicos era que la
desvalorización en torno a la gura del rancho condensa expresiones ideológicas
propias del legado de Sarmiento, tal como veíamos en el primer apartado, o incluso