Diálogos Revista Electrónica de Historia, 22(2): 1-26. Julio-diciembre, 2021. ISSN: 1409-469X · San José, Costa Rica6
LAS MOVILIZACIONES CAMPESINAS EN SU CONTEXTO
Las movilizaciones campesinas de las que trata este trabajo estuvieron insertas
en un ciclo más amplio de movilización popular, un ciclo revolucionario de enco-
nadas luchas sociales, políticas y militares (1970-1992) que cuestionaron de fondo
la dominación estatal y de clase de una alianza nunca acabada entre militares autori-
tarios y élites agrarias conservadoras (Baloyra-Herp, 1984; Gordon, 1989). En efecto,
durante toda la década de 1970 y en el marco de un Estado dirigido por militares que
se movió entre la apertura y la excusión política (Almeida, 2011), los sectores popu-
lares urbanos, los funcionarios y colaboradores progresistas de la iglesia católica,
los campesinos, estudiantes universitarios y de secundaria, intelectuales, profesores
y catedráticos universitarios, obreros industriales y empleados públicos, entre otros,
construyeron decenas de sindicatos, ligas, confederaciones y grupos, promovieron
espacios y redes de socialización política radicalizados y lanzaron, en un ciclo ascen-
dente que asustó a las élites dominantes, amplias jornadas de lucha popular y política
que, hacia nales de la década de 1970, pusieron entre las cuerdas la dominación
estatal (Almeida, 2011; Lungo, 1987; Pirker, 2008). Paralelo a este esfuerzo, aunque
con múltiples “vasos comunicantes” entre sí (Pirker, 2008), desde 1969 en adelante
empezaron a emerger diferentes grupos armados que a lo largo de la década sigui-
ente se convirtieron en verdaderas OPM capaces de desplegar acciones armadas en
diferentes partes del territorio nacional (Martín Álvarez, 2004).
Los grupos armados convertidos en OPM se unicaron en octubre de 1980 en
lo que fue el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), el espacio
unitario desde el cual se dirigió la Guerra Civil Salvadoreña (1980-1992), última etapa
del ciclo revolucionario de 1970-1992. Nueve meses antes, el 11 de enero de 1980,
las organizaciones de obreros, campesinos, estudiantes y otros sectores populares,
previamente aglutinadas en frentes multisectoriales, se agruparon en la Coordinadora
Revolucionaria de Masas (CRM), el organismo de coordinación popular más grande
de la historia del país. Hacia nales de 1980, la CRM sirvió de base para la formación
del Frente Democrático Revolucionario (FDR), un aliado fundamental del FMLN que,
durante toda la guerra y cuando la movilización civil era virtualmente imposible entre
1981 y 1983, desempeñó tareas diplomáticas en docenas de países alrededor del mundo.
La dominación estatal y de clase cuestionada por este ciclo revolucionario,
como ya se mencionó, estuvo representada por la alianza entre militares de línea dura
y élites agrarias. La forma de Estado en que se organizó semejante alianza combinó
aspectos represivos, (particularmente en las zonas rurales, aunque también en los
espacios contenciosos urbanos) con exclusión política (principalmente a través de la
proscripción de los partidos opositores radicales), reforma económica desarrollista
(promoción de la diversicación agrícola, industrialización limitada, apuesta por la
construcción del Mercado Común Centroamericano) y promoción social (impulso
al cooperativismo y el sindicalismo controlado por el Estado, altas tasas de inver-
sión pública en infraestructura y desarrollo social, reconocimiento de los derechos