Diálogos Revista Electrónica de Historia, 22(2): 1-27. Julio-diciembre, 2021. ISSN: 1409-469X · San José, Costa Rica8
En el prólogo de dicho manual, el Dr. A. Peña Chavarría ahondaba en los
atestados de Luros y mencionaba los principales aportes de la obra. Peña armaba
que el trabajo de Luros era fundamental, ya que tenía por objetivo elevar la cultura
sanitaria del país y “resaltar las reglas eugenésicas que regulan el equilibrio y la
armonía dentro del matrimonio” (Luros, 1939, p. 5). Al basarse en las premisas del
manual, Peña consideraba que el matrimonio “inuye en la patología de los sexos,
tiene estrecha relación con la demografía (…) inuye en la salud corporal y psíquica
de los individuos” (Luros, 1939, p. 4). Por lo tanto, desde el mismo prólogo queda de
maniesto, explícitamente, el trasfondo eugenésico del documento.
En el manual se comienza con la armación de que el matrimonio forma parte
de los aspectos más importantes de la higiene, cuyas implicaciones van más allá de
los individuos involucrados, ya que dependiendo de la forma en que se lleve a cabo,
la conformación de “buenos matrimonios” permitiría eventualmente “la creación de
una raza costarricense moral, sana y vigorosa” (Luros, 1939, p. 8). Como ya se vio
anteriormente, la composición racial de la población era una preocupación política
y social que venía en desarrollo desde el siglo XIX en el país, y que, en ocasiones,
había desembocado en legislaciones discriminatorias y racistas (Palmer, 1996).
Por lo tanto, era necesario proteger al matrimonio, lograr que sus usos y costum-
bres se adaptaran a dicho n eugenésico; el argumento de Luros era muy claro: “la vida
familiar es la fortaleza más segura contra la decadencia de la moral. Y que la vida de
familia conservando el hogar, conserva también al Estado. El Estado no puede existir
sin familia. El matrimonio es el barómetro de la sociedad” (Luros, 1939, p. 11). De
igual manera, “es el preventivo y curativo de los vicios y pasiones que arruinan la
salud, que ahogan la consciencia, que trastornan el espíritu y que conducen al suicidio
o a la locura” (Luros, 1939, p. 11), para luego establecer que el matrimonio “fue, es y se
cree que seguirá siendo el mejor, el más saludable y el medio más recomendable para
la satisfacción y la regulación de la vida sexual” (Luros, 1939, p. 13).
La pareja del hombre y la mujer se volvía, bajo esta óptica, en un escudo,
una barrera de primera línea que tenía la capacidad de evitar que la sociedad como
un todo se desviara por rumbos “inadecuados”. Además, se le daba al matrimonio
propiedades terapéuticas y curativas, al vincular directamente la acción de casarse
como un medio para prevenir enfermedades mentales, e incluso los crímenes. Para
justicar dichas armaciones, Luros mencionaba las estadísticas penales de Costa
Rica, así como los expedientes de ingreso en el Asilo Chapuí; para ambos casos,
los solteros parecían tener una mayor predisposición a la psicosis, al suicidio y a
la criminalidad. Asimismo, se manifestaba que los hijos ilegítimos provocaban la
“degeneración” moral y contaban con menos vitalidad que los hijos nacidos dentro
del matrimonio (Luros, 1939, pp. 13-20). Las metáforas biológicas y militares fueron
una de las estrategias discursivas más frecuentes en este tipo de publicaciones.
En la segunda parte del manual, Luros aborda diferentes aspectos vinculados
con la conformación de la pareja y la escogencia del cónyuge, por ejemplo, la cues-
tión etaria. En el manual se maniesta que cuando la mujer es menor de 19 años y el