
Paula Sequeira Rovira • Percepciones sobre el lesbianismo en el periódico La República entre 1965 y 1985 11
Entonces, además de las ideas que consideraban que las lesbianas tenían
relaciones amorosas con otras mujeres, ¿con cuáles otros vínculos de comportamiento
o de actuación se les asoció? Lo primero que se puede decir es que, en los repor-
tajes revisados, nacionales y extranjeros, no existió claridad sobre qué características
componían lo que se suponía era una lesbiana. Al menos no existió de la misma forma
en que se puede apreciar la mirada relativa hacia los hombres homosexuales. De ellos
se adelantaba una visión estereotipada asociada con ropajes sensuales como la utili-
zación de “provocativas minifaldas, medias largas, maquillaje, zapato de tacón alto,
cabelleras rubias y azabache” (Proliferan homosexuales, 1985, p. 6), con nombres
femeninos como “María, Elizabeth, Rosaura y Leticia” (Homosexuales pintan Ocina
de Narcóticos, 1972, p. 10), con “perfume especial para la boca” (Homosexuales
bailando juntitos en céntrico negocio de San José, 1972, p. 10) o en trabajos como la
prostitución (Ante prostitución homosexual, 1992, 26A).
En cambio, sobre las lesbianas no existieron muchos detalles, descripciones
ni indicios fotográcos de las características que supuestamente conformaban esta
identidad. En la mayoría de los reportajes no se ofrecen referencias (estereotipadas o
no) de sus atuendos, sus profesiones, sus hobbies, o sus distintivos particulares, tal y
como sí se hacía con los hombres. Aunque podría suponerse que cuando se hablaba
de lesbianas también se hablaba de “mujeres masculinas”, no existe evidencia en los
documentos que respalde esta información.
Entonces, algunas de las características sobre las lesbianas que más clara-
mente podemos obtener de los reportajes son:
-Peligrosidad relativa: Mientras que los hombres homosexuales eran fuer-
temente asociados con el descontrol, la delincuencia y la prostitución, las mujeres
de los reportajes no parecen estar relacionadas con las mismas amenazas, pues no
existen noticias que las liguen a actos criminales como el robo, el homicidio, el
abuso de menores de edad o las estafas, como sí ocurrió con los homosexuales
(Sequeira Rovira, 2020). Su peligrosidad estaba contenida particularmente en dos
situaciones. Primero, ellas impulsaban a través de su identidad, su sexualidad y sus
prácticas sexuales, el testimonio de actos moralmente despreciables que, potencial-
mente, podían ser emulados. Esto quedó claramente establecido en las reseñas que
se hacían sobre cintas cinematográcas en las que se criticaba esta identidad sexual.
Por ejemplo, en un artículo sobre un lme en el que apareció una pareja de lesbianas,
se señaló con preocupación: “la inmoralidad de su argumento y la crudeza de sus
escenas resultan doblemente dañinas y fáciles de ser asimiladas por la juventud”
(Nolasco, 1969, p. 15). Es decir, el problema no estaba solamente en su sexualidad
(inmoral), sino también en la posibilidad de que fueran imitadas por las poblaciones
jóvenes. Durante esta época hubo varias críticas a películas que venían del extran-
jero y contenían escenas lésbicas. Segundo, ellas fueron asociadas, de forma parcial,
con la transmisión del SIDA. Por ejemplo, entre las primeras investigaciones que se
realizaron en el país sobre el VIH-SIDA en Costa Rica, llama la atención una que fue