Gina Rivera Hernández • Un Gamero apasionado. O de las redes liales, políticas y sociales en Costa Rica, Nicoya, Nicaragua... 15
casas sin embarrar y de paja, sin puertas, con apenas un banco de dos caras,
una cama cuja, una mesa, con la cocina aparte, [con familias cuyas máximas
posesiones eran:] una piedra de moler, una hacha de cortar y un machete, una
albarda de cuero al pelo con estribos de lazo, cuarenta y seis reses, una junta
de bueyes, cinco yeguas, un erro de herrar de la hacienda, dos macanas, una
canoa, una carreta, dos yugos”(Archivo Nacional de Costa Rica, 1773-1794.
Microlm 557-558, caja 420 Mortuales Coloniales de Guanacaste, de la 2274
a 2311. 1773, mortuorias de José Antonio Muñoz y de Lucas Morales Peralta.)
Gamero tuvo que realizar parte de sus negocios con Costa Rica y Nicaragua a
pie, en carreta o a caballo, pero quizás el poseer una canoa le permitía llegar a León de
una manera más expedita desde los puertos de Nicoya, atraído como muchos otros por
la vida económica del puerto del Realejo, además, durante el siglo XVII y parte del
XVIII en el Realejo había astilleros en donde podían ser reparadas las naves que con
permisos comerciales y algunas veces sin ellos podían navegar por las costas del Pací-
co americano para llevar y traer mercancías. La utilización de todas esas vías de comu-
nicación por parte de los comerciantes según Vilas (1992), eran prácticas comunes de
los inmigrantes peninsulares, aportando a lo que él denomina como “la versión criolla
de la acumulación originaria” (p.9). No cabe duda de que Gamero conocía de negocios
marítimos, así como de terrestre pues era hacendado y tercenista, esto le ganó cone-
xiones con diversos personajes importantes por lo que pudo llamar la atención de una
dama. La carta denota, además, don de palabra y gusto por las estas, así como su perte-
nencia a una familia con diversas conexiones socioeconómicas, políticas y afectivas.
Entrar en familia con una señorita distinguida de León implicaba emparentar
con personas relacionadas con comerciantes y/o dueños de almacenes, fundos y
telares que exportaban hacia Perú y Panamá vía marítima: “brea, lona de algodón,
bateas, miel, cera, hilos de caracol de múrice, gallinas, maíz (Vásquez, citado por
Esgueva, 2006, p. 46), los que a su vez debían de conocer muy bien a los miembros
de las redes de comerciantes de Costa Rica y Nicoya a las que pertenecía Gamero.
En el siglo XVIII León es descrita como una comunidad de:
…mil 192 españoles, mil 49 mestizos y 5 mil 46 mulatos. A esto se podría
añadir los 2 mil 150 indios laboríos de San Juan y de San Nicolás, establecidos
al lado y el pueblo indio de Subtiava con 4 mil 244 habitantes. En total, una
población de 14 mil 122 habitantes. No hay que perder de vista, sin embargo,
que esta aglomeración, la segunda del reino, no constituía una unidad homo-
génea, a pesar de la yuxtaposición en la ocupación del espacio geográco.
En efecto, los españoles tenían sus casas cerca de la plaza; sus iglesias: San
Francisco, La Merced, La Catedral (Romero, 2016, p. 136)
El correo mensual llegaba a León los 16 de cada mes y partía de allí el 23, en
un recorrido que iba desde esa comunidad hacia Costa Rica y Guatemala. El tiempo
de recorrido de la correspondencia de un lugar a otro dependía de la geografía, las
condiciones climatológicas y la salud de los correos, así como de las bestias que los
transportaban e incluso de los asaltantes de camino, por lo que la carta de Gamero
quizás tardó en llegar a sus destinatarios, al tomar en cuenta la distancia entre León,