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Centro de Investigaciones Históricas de América Central. Universidad de Costa Rica
Enero-junio 2022
23.1
ISSN: 1409-469X
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
11Diálogos Revista Electrónica de Historia, 23(1): 1-5. Enero-junio, 2022. ISSN: 1409-469X · San José, Costa Rica
DOI 10.15517/dre.v23i1.48334
COMENTARIO DEL LIBRO:
RANDALL CHAVEZ ZAMORA
Chaves Zamora, R. (2021). Rebeldía en
la memoria. El movimiento estudiantil
contra Alcoa (Costa Rica, 1968-1970)
(San José: EUNED, 2021).
David Díaz Arias
Es un gusto para mí, en dos sentidos, comentar este libro del historiador
Randall Chaves Zamora. Primero, porque es un trabajo bien escrito y estructurado que
conserva el rigor académico que tuvo en su origen como tesis de Maestría en Historia
defendida en la Universidad de Costa Rica. Es un estudio actualizado en términos
analíticos, teóricos y de conexión con la historia global. Segundo, es un libro que hace
un signicativo aporte a los estudios de las protestas juveniles y a los estudios de la
memoria en Costa Rica. Se trata, por eso, de un valioso trabajo que, además, ha sido
hermosamente editado por la Editorial de la Universidad Estatal a Distancia.
El título deja claro que el autor estudia al movimiento estudiantil contra
Alcoa. Ese movimiento que se opuso a los contratos de explotación de bauxita por
parte de esa compañía extranjera es uno de los principales referentes de lucha social,
política y antiimperialista de la Costa Rica contemporánea. Por eso, se justica desde
el inicio un estudio académico al respecto, frente a la mayoría de trabajos personales
y testimoniales que imperan sobre ese evento. Pero este libro de Chaves va mucho
más allá de eso.
El libro está dividido en tres partes y diez capítulos. En la primera parte,
compuesta por tres capítulos, el autor discute con profundidad los extraños ecos en
Costa Rica de las rebeliones estudiantiles mundiales del primer semestre de 1968.
Esos ecos se expresaron en temores procedentes de Europa sobre un grupo descon-
trolado de jóvenes que no respetaban las autoridades ni las instituciones, confron-
tándolas y vilipendiándolas. Costa Rica no tuvo algo parecido a esas rebeliones,
pero el solo miedo provocado por la prensa, viejos políticos y personas informadas
hizo que las páginas de los diarios conservadores se llenaran de avisos sobre lo que
Fecha de recepción: 21 de 8 de 2021 Fecha de aceptación: 28 de 8 de 2021
David Díaz Arias • Centro de Investigaciones Históricas de América Central. Universidad
de Costa Rica, San José, Costa Rica. Contacto: david.diaz@ucr.ac.cr
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-0840-7185
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podría ocurrir en el pequeño país del trópico si la juventud se desbandaba. Chaves
también comienza aquí su intento por mostrar los trabajos de la memoria, al explicar
por qué algunos muchachos que participaron en las protestas de Alcoa, en abril de
1970, relacionaron ese acontecimiento con la rebelión juvenil global de 1968, como
si el movimiento juvenil nacional fuera consecuencia de su homólogo mundial. El
autor, en cambio, muestra que, entre 1968 y 1969, el movimiento estudiantil univer-
sitario llevó adelante acciones de protesta contra presencias simbólicas del imperia-
lismo estadounidense en Costa Rica, o contra nuevas instituciones que competían de
frente con la formación de profesionales en la Universidad de Costa Rica, y que esas
protestas se canalizaron siempre por medios pacícos y ordenados. En ese sentido,
el ’68 costarricense fue un movimiento respetuoso de la cultura institucional y de
las jerarquías culturales. Esta primera parte del libro cierra con un rastreo de los
orígenes del proyecto de explotación de bauxita en Costa Rica, de los posiciona-
mientos políticos al respecto y, lo más importante, de cómo los jóvenes comenzaron
a desarrollar una labor de hormiga en la lectura y denuncia de lo que el contrato con
la Alcoa signicaba.
La segunda parte está formada por cuatro capítulos en los cuales se aborda,
en profundidad y en el día a día, las acciones juveniles contra la aprobación de los
contratos en la Asamblea Legislativa. Como tomado de la mano, el lector transita en
estas páginas por los días de organización y protesta contra Alcoa. Es una sección de
arte puntillista la que se desarrolla: se encuentran en ella los muchachos y mucha-
chas, su vocabulario, sus símbolos, sus héroes, sus anti-héroes, sus luchas por espa-
cios propios y públicos, sus anhelos, sus deseos, sus utopías, sus sudores y los signos
de una generación en nacimiento. Las luchas contra Alcoa quedan retratadas en estos
capítulos no como acciones organizadas por estudiantes rebeldes, sino como batallas
de una juventud que encontraba el tiempo para manifestar su identidad. El cincel con
que se esculpió esa identidad estaba accionado por la mano de un lenguaje patrió-
tico, pero también por el brazo que alentaba el enfrentamiento con la policía, los
diputados y la institucionalidad democrática costarricense. Chaves profundiza en
esos sentidos contextuales, devela las formas por medio de las cuales los jóvenes se
inventaron como generación y revuelve las memorias posteriores para identicar en
ellas otro tipo de invenciones de lo que fue, y no fue, aquella jornada de protestas.
Es en estos capítulos donde el autor debe de confrontar los cientos de recuerdos
reelaborados después de 1970 con la documentación generada en aquel momento,
de forma que se pueda separar la historia de la memoria. Esta sección naliza con
las primeras iniciativas de conmemoración de las jornadas contra los contratos de
Alcoa, para mostrar que la generación que acuñó las protestas tenía muy claro que el
capital simbólico que había ganado con ellas podía servirle para demarcar un antes
y un después, con ellos en el centro, de la historia de Costa Rica. Es posible que sea
este el momento real donde comenzó a dejar de operar la historia y se enquistaron las
prácticas mnemotécnicas que alteraron, para bien y para mal, el abordaje del pasado
reciente. Los jóvenes se autorepresentaron como una generación gloriosa, como
David Díaz Arias • Comentario del libro: Chaves Zamora, R. (2021). Rebeldía en la memoria. El movimiento...
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héroes de una causa histórica y se inventaron como modelo mítico para cualquier nuevo
evento en que otros jóvenes estudiantes tuvieran un papel protagónico. En sentido
lingüístico, la generación de Alcoa ubicó su signicante en lo alto de la jerarquía de
lo más sagrado y volvió imposible, discursivamente hablando, el reconocimiento a
cualquier otro evento igual o mayor que se presentara en el presente y en el futuro.
Se echó a andar así una industria del emprendimiento memorístico que cada año, o
cada quinquenio, escarbaba en 1970 y hacía brotar a aquellos que tenían la estatura
histórica de “protagonistas” que se reclamaban como los únicos que podían inter-
pretar o hablar de su “gesta”. En ese sentido, los soldados de aquella batalla fueron
los mismos que escribieron su propia historia.
La tercera parte está compuesta por tres capítulos y se centra en las formas
de actualización del recuerdo promovidas por algunos cabecillas de las luchas en
diversas coyunturas históricas. Se observan aquí pequeñas grietas en las maneras
de cómo recordar y qué recordar, así como asimilaciones de hechos que dependen
de quien los recuerda, para qué los recuerda y el papel que se auto-otorga sobre ese
pasado. No obstante, el común de la narración ya se encuentra denido y de él hacen
uso tanto sus protagonistas, como aquellos que quieren utilizarlo para comparar el
presente. En ese sentido, como lo estudia Chaves, los dirigentes de las luchas contra
Alcoa monopolizaron el recuerdo de lo radical de cualquier protesta o lucha estu-
diantil posterior a abril de 1970, de forma que ninguna superara a la de aquellas
jornadas, sino que apenas la igualara. Ese capital era lucrativo en términos de repre-
sentación de la generación de Alcoa y también en términos de su involucramiento en
nuevas luchas.
El análisis que desarrolla Chaves en este libro nos permite advertir diversas
aristas de las vías de construcción y uso del recuerdo generacional. En primer lugar,
es signicativo que toda memoria de Alcoa involucra un posicionamiento frente a
la historia de Costa Rica, pues parte de la idea de que con ella se creó una nueva
historicidad. En sentido estricto, toda generación hace lo mismo: su papel histórico
lo denen sus integrantes en choque directo con el pasado y como referencia obli-
gatoria del presente y el futuro. Pero esta generación de Alcoa contó con algo que
otras generaciones no han tenido: acceso al poder institucional en la construcción
de su identidad. La mayoría de jóvenes universitarios que vivieron el evento de la
lucha contra la explotación de bauxita procedían de la zona urbana costarricense y se
colocaron en puestos especícos de la institucionalidad estatal y académica gracias
al crecimiento del Estado durante el periodo 1970-1978. Eso los puso en ventaja
con respecto a cualquier otra generación, pues podían accionar los dispositivos del
recuerdo desde sus posiciones y, además, su carácter de conocedores y militantes les
dio la oportunidad de incidir, constantemente, en la evaluación de abril de 1970 y
su impacto histórico. Así, los protagonistas de aquella lucha se convirtieron en una
generación privilegiada, aunque quizás no se enteraran de ello, y ese privilegio los
llevó a dominar los espacios en los que se podían fabricar discursos contestatarios
sobre ese pasado y sobre sus actores, pero más todavía, sobre el presente y sobre el
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futuro. Solamente otras dos generaciones tuvieron ese privilegio en el pasado costarricense:
la generación de 1889 y la generación de 1948.
En segundo lugar, las memorias de la generación de Alcoa están llenas de
olvidos, como cualquier memoria, pero esos olvidos la han debilitado a través del
tiempo. Así, a medida que la acción de los movimientos sociales volvió más visi-
bles a grupos antes invisibilizados como las mujeres, las diferencias sexuales, los
no estudiantes, etc., Alcoa deja de tener signicación. Actualizar el signicante es
justamente una de las herramientas del análisis histórico y este libro de Chaves lo
hace tanto en la visualización de una mayor complejidad de aquel pasado, como
en el señalamiento de los límites de los recuerdos masculinos con que se diseñó la
memoria de las jornadas de Alcoa.
Finalmente, este libro de Chaves permite reconsiderar los problemas del
monopolio del pasado generacional. Por lo visto en el caso de la lucha contra Alcoa,
el monopolio hace que se aborten, denigren u olviden otros movimientos sociales
de trascendencia histórica y eso, decididamente, tiene consecuencias en las posibili-
dades contestatarias del presente. Si las luchas renuncian a monopolizar el recuerdo
y a superponerse unas con otras, siempre hay esperanza de que sirvan de inspiración
al presente y al porvenir. Eso lo visualizó bien Walter Benjamin en sus tesis de lo-
sofía de la historia; en ellas, Benjamin procuró subrayar que “la imagen verdadera
del pasado es una imagen que amenaza con desaparecer con todo presente que no se
reconozca aludido en ella” y remarcó Benjamin:
“Fustel de Coulanges le recomienda al historiador que quiera revivir una época
que se quite de la cabeza todo lo que sabe del curso ulterior de la historia.
Mejor no se podría identicar al procedimiento con el que ha roto el materia-
lismo histórico. Es un procedimiento de empatía. Su origen está en la apatía
del corazón, la acedia, que no se atreve a adueñarse de la imagen histórica
auténtica, que relumbra fugazmente. Los teólogos medievales vieron en ella
el origen profundo de la tristeza. Flaubert, que algo sabia de ella, escribió́:
“Pocos adivinarán cuán triste se ha necesitado ser para resucitar a Cartago”.
La naturaleza de esta tristeza se esclarece cuando se pregunta con quién empa-
tiza el historiador historicista. La respuesta resulta inevitable: con el vencedor.
Y quienes dominan en cada caso son los herederos de todos aquellos que
vencieron alguna vez. Por consiguiente, la empatía con el vencedor resulta en
cada caso favorable para el dominador del momento. El materialista históric
o tiene suciente con esto… Mira como tarea suya la de cepillar la historia a
contrapelo” (Benjamin, 2008, pp. 41-43).
De esa forma, hay que renunciar a la apatía de mirar en el pasado solo un
monumento que ensombrece el presente. Cepillar la historia a contrapelo implica
ejercer fuerza sobre el pasado escrito y prescrito, de forma que las hondonadas
de vestigios se vuelvan más profundas y permitan activar la acción del presente.
El pasado de lucha debe servir de inspiración, no de aniquilación; debe servir de
ejemplo, no de supresor de todas las cuentas; debe ser sendero y no guía. Benjamin,
con lucidez, lo dijo mejor cuando apuntó:
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“La historia es objeto de una construcción cuyo lugar no es el tiempo homo-
géneo y vacío, sino el que está lleno de “tiempo del ahora”. Así́, para Robes-
pierre, la antigua Roma era un pasado cargado de “tiempo del ahora”, que él
hacía saltar del continuum de la historia. La Revolución Francesa se entendía
a sí misma como un retorno de Roma. Citaba a la antigua Roma tal como la
moda a veces cita a un atuendo de otros tiempos. La moda tiene un olfato para
lo actual, donde quiera que lo actual dé señas de estar en la espesura de lo de
antaño. La moda es un salto de tigre al pasado. Sólo que tiene lugar en una
arena en donde manda la clase dominante. El mismo salto, bajo el cielo libre
de la historia, es ese salto dialéctico que es la revolución, como la comprendía
Marx”. (Benjamin, 2008, pp. 51-52).
No deja de llamar la atención que, durante las movilizaciones estudiantiles
contra la reforma scal del 2019, alguna gente de la autollamada “generación Alcoa”,
que se identicaba plenamente con esa reforma y con el gobierno de Carlos Alva-
rado, hablara de estudiantes manipulados, desinformados o con intereses políticos.
Leerlos era como leer los periódicos que se oponían a las protestas contra Alcoa. El
parámetro se pierde entonces al contemplar las nuevas generaciones desde ese mito.
Vale más, como hace el libro de Chaves, develar el mito para revelar la historia que
podría servir como “tiempo ahora”, para enfrentar los enemigos del porvenir. Así
es; el tiempo vacío aspira a la miticación del pasado y, con eso, a su anulación; el
tiempo-ahora, en cambio, descubre en el pasado las raíces de un rayo destellante que
está por explotar.