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Centro de Investigaciones Históricas de América Central. Universidad de Costa Rica
Enero-junio 2022
23.1
ISSN: 1409-469X
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
1Diálogos Revista Electrónica de Historia, 23(1): 1-12. Enero-junio, 2022. ISSN: 1409-469X · San José, Costa Rica
DOI 10.15517/dre.v23i1.48792
ANÁLISIS DE LA OBRA:
¿La rebeldía se volvió de derecha? Cómo
el antiprogresismo y la anticorrección
política están construyendo un nuevo sentido
común (y por qué la izquierda debería
tomarlos en serio), de Pablo Stefanoni.
Sofía Cortés Sequeira
El avance electoral y la conquista de escaños en los parlamentos europeos
es la expresión más visible del reciente auge de las extremas derechas en el mundo
occidental, luego de la derrota del fascismo y la caída de las dictaduras militares de
la segunda mitad del siglo XX. La fuerte crisis económica del 2008 fue el combus-
tible y, desde ese entonces, el foco de atención se ha dirigido hacia los principales
partidos y guras políticas, como las caras de un fenómeno que es mucho más
profundo y que se ha enquistado en las entrañas mismas de estas sociedades. En el
continente americano, las recientes administraciones de Donald Trump en Estados
Unidos, y de Jair Bolsonaro en Brasil, son las expresiones electorales domésticas
más importantes de este fenómeno (Cano, 2021).
Podría decirse que estas manifestaciones electorales son apenas la punta del
iceberg del fenómeno de las extremas derechas. Más abajo, en la base, operan toda
una serie de estrategias y dispositivos culturales destinados a construir sentidos
comunes y a canalizar la frustración y el enojo de las grandes masas empobrecidas
y desposeídas hacia las propuestas y proyectos de sociedad de las derechas. La
más reciente obra del historiador argentino Pablo Stefanoni, titulada ¿La rebeldía
se volvió de derecha? Cómo el antiprogresismo y la anticorrección política están
construyendo un nuevo sentido común (y por qué la izquierda debería tomarlos
en serio), es, sin duda, uno de los textos más provocadores del momento para
comprender este fenómeno en todas sus dimensiones.
Stefanoni tiene una interesante trayectoria, tanto académica, como de
corresponsal de diversos medios de comunicación, como Le Monde Diplomatique
y el diario argentino La Nación. Su formación base es en economía, y tiene un
Fecha de recepción: 22 de octubre de 2021 Fecha de aceptación: 4 de noviembre de 2021
Sofía Cortés Sequeira Investigadora del Centro de Investigaciones Históricas de América
Central de la Universidad de Costa Rica, San José, Costa Rica. Contacto: soa.cortes@ucr.ac.cr
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-3788-8985
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doctorado en Historia en la Universidad de Buenos Aires. Actualmente es el jefe
de redacción de la revista Nueva Sociedad. Es coautor, junto con Martín Baña, del
libro Todo lo que necesitás saber sobre la Revolución rusa, publicado en el 2017
por la editorial Paidós (Stefanoni, 2021).
En su más reciente obra, busca posicionar la imperante necesidad de que
las izquierdas estudien y analicen seriamente a las derechas del siglo XXI, de
que abandonen las lecturas y posturas conformistas, reduccionistas y anacrónicas,
basadas en estereotipos y lugares comunes, que poco ayudan a entender las bata-
llas político-culturales que se libran hoy en día en las sociedades occidentales,
en el marco del avance de la revolución neoliberal. El autor se posiciona crítica-
mente frente a la actitud y el espíritu de superioridad moral dominante entre las
izquierdas y progresismos, el cual las hace reacias al estudio y al debate con las
derechas. Estas sí leen, discuten y debaten de forma efectiva con las izquierdas,
ganándoles cada vez más terreno político, y el apoyo de sectores de la población
que históricamente habían dado por sentado, especialmente a la juventud y a los
sectores más precarizados de la clase trabajadora (Stefanoni, 2021).
Este fenómeno no es ajeno a la realidad costarricense. Un estudio de opinión
elaborado en el 2019 por el CIEP pone en cuestión el supuesto carácter progresista
de la juventud, como si esta fuera un todo homogéneo. De este se desprende que
el 51% de las personas jóvenes que fueron encuestadas apoyaba el mantenimiento
de un Estado de tipo confesional en Costa Rica, un 53% rechazaba el matrimonio
igualitario, y un 58% estaba en contra del aborto. Así como que el porcentaje de
apoyo al candidato neopentecostal Fabricio Alvarado Quesada, en las elecciones
del 2018, entre las personas jóvenes, era mayor que el de otras candidaturas,
incluidas las del arco progresista (Murillo, 2019).
Esta simpatía de las personas jóvenes hacia guras y propuestas de la agenda
conservadora no es, entonces, un fenómeno exclusivo de Costa Rica ni de América
Latina, según Stefanoni, parece ser el signo de los tiempos actuales. Es por esto que
el historiador argentino se interroga sobre el “discreto encanto” que las nuevas dere-
chas, en toda su diversidad y amplitud, están ejerciendo sobre las personas jóvenes,
poniendo especial atención en Europa y en los Estados Unidos y sobre si, en el siglo
XXI, la rebeldía juvenil está del lado de las derechas. Asimismo, busca desentrañar
cómo pasó esto: ¿qué estrategias y dispositivos culturales están operando del lado de
las derechas para que las personas jóvenes descontentas con el estado actual de las
cosas se identiquen cada vez más con sus guras y propuestas? Para esto, se aboca
a estudiar a fondo en qué consisten esas supuestas rebeldías, contra qué o quiénes se
rebelan, qué quieren, y por qué cada vez más gente (joven) los sigue.
Como bien señala el autor, tal ejercicio intelectual implica tomar en serio las
ideas de esas derechas, aunque partan de parámetros éticos y morales que no compar-
timos, o incluso parezcan ridículas. Para Stefanoni, el balance general es que las
izquierdas y progresismos están perdiendo la batalla cultural del siglo XXI, por lo tanto,
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necesitan reorientar sus estrategias, ya que la actitud de burla y de desprecio frente a este
fenómeno ha llevado a un desconocimiento e incomprensión de la nueva realidad.
El que la juventud sea la base social mayoritaria de las extremas derechas no
es fortuito, ya que es este sector social, junto con las mujeres, el que está sufriendo las
peores consecuencias de las recientes crisis económicas y del modelo neoliberal como
tal. Solo en términos de desempleo juvenil, el promedio en toda la Unión Europea es
de un 17%, mientras que en España alcanza un 40%, en Grecia y en Italia supera el
30%, y en Finlandia, Eslovaquia, Luxemburgo, Croacia, Portugal y Suecia está por
arriba del 20% (Statista, s.f.). En cuanto a Costa Rica, hoy presenta la tasa de desem-
pleo juvenil más alta de toda América Latina, con un 40% (Gudiño, 2021). A esto se
le suma la extensión de trabajos precarizados producto del avance de la desregulación
de los mercados laborales, la exclusión de los sistemas de seguridad social, educativos
y, en general, la ausencia de un presente y un futuro digno para las personas jóvenes.
Tal como indica su autor, este es un trabajo de historia intelectual en el que se
trata de estudiar el papel que “pequeños intelectuales” están cumpliendo en la cons-
trucción de “sentidos comunes”, de redes y espacios de sociabilidad para las nuevas
derechas. Siendo que, el vehículo o espacio por excelencia en el que operan estos
“pequeños intelectuales” son las redes sociales y el internet, se han ampliado y diver-
sicado de forma exponencial, su composición se ha vuelto cada vez más hetero-
génea, en comparación con el siglo anterior. Las vías están estrechamente asociadas
con su público meta, la juventud. Las nuevas derechas se difunden como “subcul-
turas” a través de las redes sociales, desde donde se revelan y combaten contra
la llamada “dictadura de lo políticamente correcto” y la “policía del pensamiento
progresista”. Si bien algunos de estos sitios web y corrientes tienen apenas una exis-
tencia “marginal”, el autor llama a no pasarles por alto, ya que podrían mostrar las
tendencias del futuro más próximo (Stefanoni, 2021).
El autor se sumerge en ese mundo virtual, para sistematizar las imágenes
(que circulan principalmente en la forma memes) y los discursos que los “pequeños
intelectuales” producen y reproducen de manera masiva a través de foros y redes
sociales, así como para sistematizar la existencia misma de tales espacios, mayori-
tariamente desconocidos para quienes se mueven en los ámbitos de la academia y
los progresismos políticos y culturales. Asimismo, sistematiza la literatura reciente,
producida en Europa y Estados Unidos, sobre las nuevas derechas.
Como se mencionó antes, una característica esencial de estas nuevas derechas
es que, ante el evidente y generalizado descontento y enojo de amplios sectores de
la población con el “statu quo”, han entrado en la disputa por capitalizar y movilizar
ese descontento hacia salidas políticas antiprogresistas. Según el autor, un fenómeno
similar se presentó en la coyuntura 1920-1930, con la crisis mundial de la economía y
la democracia liberal, cuando el fascismo se extendió como una alternativa al libera-
lismo que disputaba la imaginación y la creación utópica de un nuevo futuro posible.
En cuanto a las izquierdas, a diferencia de la anterior coyuntura, hoy se muestran
temerosas ante lo que podría deparar el futuro, y han optado por acatar y defender a
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las democracias liberales y al Estado de bienestar del capitalismo keynesiano, lo que
deja a la extrema derecha como la única fuerza política que construye imágenes de un
futuro distinto y alternativo, enarbola discursos en contra de las élites y anti sistémicos,
genera nuevas e imprevistas articulaciones entre fuerzas y sectores políticos, remoza y
rearma sus propuestas ideológicas, y construye nuevas heterodoxias (Stefanoni, 2021).
En este estado de cosas, para Stefanoni la rebeldía, la transgresión, la audacia,
la desobediencia y la transformación de la realidad, hoy parecen ser terreno exclu-
sivo de las extremas derechas, frente a la versión moderada, y políticamente correcta
de las izquierdas y los progresismos. En esta dirección, rescata los planteamientos
de Mark Fischer, Enzo Traverso, y Marina Garcés, para señalar que uno de los
problemas centrales de las izquierdas del siglo XXI, a diferencia del siglo XX, es
su incapacidad para imaginar y ofrecer un nuevo proyecto de futuro, el cual hoy se
piensa, fundamentalmente, como distopía (donde todo se agota, incluso el planeta
mismo). La utopía consiste entonces en el rescate o el retorno a un pasado idealizado,
una “retroutopía”, en medio de un presente radicalmente anti ilustrado, pragmático
hasta la médula, adverso al proyecto socialista ilustrado y moderno. Este senti-
miento de arrinconamiento y amenaza frente al avance neoliberal ha hecho que las
izquierdas se aboquen a defender “lo poco que queda” del capitalismo keynesiano
de la posguerra y de las democracias liberales, lo que las lleva, en muchos casos, a
adoptar actitudes conservadoras frente al presente (Stefanoni, 2021).
Este planteamiento general se desarrolla en cinco capítulos. El primero,
“¿El fantasma de qué derecha recorre el mundo?”, sintetiza las principales trans-
formaciones en el mundo de las nuevas derechas desde la década de 1980 hasta
el presente, sus debates y tensiones internas, principalmente, entre una corriente
neoliberal cosmopolita y otra etnonacionalista que condena y rechaza la globali-
zación, a las “élites globalistas”, al nuevo orden mundial proclamado por el líder
republicano George Bush, y que tiene en el ex presidente Donald Trump a uno de
sus más importantes exponentes. Stefanoni retoma los conceptos de David Good-
hart, quien plantea que este es un conicto entre los “somewheres” (etnonaciona-
listas) y los “anywheres” (globalistas). Todas estas nuevas derechas tienen como
elemento común la crítica y el desprecio frente a las derechas “tradicionales” por,
a su criterio, haber capitulado frente al progresismo.
Por otro lado, propone también el concepto de “derechas radicales” para
englobar a la amplia gama de derechas neofascistas y neoliberales autoritarios, como
el partido Vox en España, las cuales levantan las banderas de la xenofobia, en contra
del multiculturalismo y en defensa de la identidad nacional, al margen o en abierto
desprecio de demandas democráticas. Estas ya no estarían compuestas por los skin-
heads de antaño, sino por “jóvenes peligrosamente brillantes” y “guras más respe-
tables”, que las hacen más atractivas. En el plano económico oscilan entre nacio-
nal-liberales y estatistas. Ambas corrientes apelan a la defensa de los intereses de la
clase trabajadora y del campesinado nacional, como víctimas de la globalización.
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Más a la derecha, estarían las derechas alternativas o alt-right, compuestas,
entre otros, por nacionalistas blancos, neorreaccionarios y otras corrientes que hoy
operan en la marginalidad. Estas no tienen pudor en cuestionar todas las ortodo-
xias existentes, incluso a la democracia, en una actitud de abierta provocación,
con el “meme” y el “trolleo” en redes sociales como herramientas políticas. La
alt-right libra una batalla contra el “marxismo cultural”. En Estados Unidos, estas
corrientes experimentaron un salto cuantitativo y cualitativo bajo el amparo de la
presidencia de Trump, quien más que un combate político habría llevado adelante
una batalla cultural. Pese a la derrota electoral, estas corrientes quedaron en una
mejor correlación de fuerzas de cara al futuro.
En el segundo capítulo, “La incorrección política o el juego de los espejos
locos”, se estudia la incorrección política como rebeldía antiprogresista y las vías por
las cuales las izquierdas fueron colocadas en el lugar de lo políticamente correcto, de
representantes del “statu quo”, y cómo, en este “juego de espejos locos”, las nuevas
derechas toman las cosas que realmente sucedieron para distorsionarlas y retorcerlas
de las formas más extrañas. Estas creen en la existencia de una dictadura de lo políti-
camente correcto, de la policía del pensamiento y la imposición de una nueva lengua
por parte de la “élite progresista” como expresión del “marxismo cultural”. En este
sentido, sostienen que el marxismo perdió la batalla económica en 1990, pero ganó
la batalla cultural, imponiendo su hegemonía a nivel global desde instituciones clave
como universidades, medios de comunicación, la industria cinematográca, etc, lo
cual atenta en contra de la existencia, y condena el estilo de vida, del “hombre común”.
Con esto, han logrado construir un adversario “poscomunista” que les permite
mantener vivo y vigente el anticomunismo, especialmente en la dimensión cultural.
En esta ecuación, la nueva izquierda es políticamente correcta, puritana y conserva-
dora, y la nueva derecha es políticamente incorrecta, insurrecta y rebelde. El racismo,
el sexismo, y diversas formas de discriminación son reivindicadas como formas de
rebeldía frente a la tiranía de la corrección política. La supuesta imposición de una
“ideología de género” que atenta contra la existencia de la familia y los roles de
género tradicionales, es uno de los ejemplos de esta tendencia de pensamiento.
No obstante, Stefanoni advierte que frente al avance de la revolución conser-
vadora de Reagan y del proyecto neoliberal, las izquierdas se han replegado cada
vez más en las universidades. Estas se han convertido en espacios aislados de
sociabilidad, en “microclimas ideológicos” seguros, pero a la vez desconectados
de las realidades sociales y políticas más amplias. A la vez, dentro de las universi-
dades pareciera cobrar cada vez más fuerza la cultura de la “cancelación”, la cual
busca “limpiar” estos espacios de palabras y temas que puedan “ofender” o “herir
sensibilidades” especícas, con el enorme riesgo de vulnerar la libertad de expre-
sión, de ideas y de cátedra en nombre del “bienestar emocional de las minorías” y
del consenso mayoritario o “correcto”.
En cuanto a las vías de difusión del pensamiento políticamente incorrecto,
el autor retoma la propuesta de Angela Nagle, sobre la existencia actual de una
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“contrarrevolución digital sin líderes”, en la que las extremas derechas “han
capturado” la web. Esta cultura de imágenes, humor, sátira y memes, así como su
falta de límites morales, tabús, o restricciones, es lo que le ha brindado a la alt-right
su fuerza juvenil. Las personas se agrupan virtualmente para criticar al stablishment
(progresista) y pensar una nueva política, en espacios que constituyen una “androsfera”
compuesta, mayoritariamente, por varones jóvenes desempleados o con empleos de
mala calidad, con poca educación y con escasos contactos con las mujeres, enojados y
abanderados de un “masculinismo antifeminista”, conocidos como incels (involunta-
riamente célibes), quienes se autoperciben como víctimas de la tiranía progresista-fe-
minista. En esta batalla cultural, han construido un estereotipo de la persona progre-
sista, como un burgués (que niega serlo) anticapitalista que consume bienes caros,
que no puede resistirse a imponer sus ideas de corrección política y justicia social,
dogmático, enemigo de la libertad de expresión y amante del Estado de bienestar
En el tercer capítulo se estudia cómo las corrientes libertarias se corrieron a
la extrema derecha y se aliaron con conservadores y autoritarios. El cuarto capítulo
se dedica al estudio del fenómeno del “homonacionalismo” y los vínculos entre
sexualidad y extrema derecha. El homonacionalismo hace referencia a una arti-
culación entre homosexualidad, nación, raza y clase, en el que las extremas dere-
chas utilizan los derechos de las personas sexualmente diversas como símbolo del
progreso occidental frente a la “barbarie” del mundo árabe e islámico, que a través
de la migración se convierte en una amenaza real para Europa, en peligro de ser
“reemplazada”. De esta forma, los derechos de las personas sexualmente diversas
se utilizan en clave xenofóbica y supremacista.
El quinto y último capítulo estudia los vínculos entre ecología y extrema
derecha, y el surgimiento del ecofascismo, tendencias que combinan la defensa
del ambiente con la pureza racial, culpando, entre otras cosas, a la migración, a
la globalización, y a la sobrepoblación de los países del tercer mundo de la crisis
climática actual, y, frente al eventual agotamiento de los recursos, proponen que
cada comunidad eche mano de sus habilidades para sobrevivir, y excluya a quienes
las pongan en peligro o las limiten.
Finalmente, en el epílogo de la obra se reexiona sobre las vías o posibilidades
de acción para las izquierdas y progresismos en este crítico escenario. Aquí el autor
valida y dialoga con la tesis de Nancy Fraser sobre la trampa que supone actualmente
para las izquierdas caer en la dicotomía electoral entre, por un lado, un neolibera-
lismo progresista y, por el otro, un populismo reaccionario. A partir de la experiencia
electoral estadounidense, Fraser reexiona sobre el apoyo de grandes contingentes de
personas trabajadoras, desempleadas y excluidas de las ganancias del modelo neoli-
beral hacia la candidatura de Trump (un populismo reaccionario) en rechazo al neoli-
beralismo progresista de Hilary Clinton y el Partido Demócrata. No obstante, la solu-
ción para romper este clivaje no es sencilla, ni está escrita en un manual.
Para Stefanoni, si bien la candidatura de Sanders fue una opción interesante
en esa dirección, una apuesta similar en países donde sí existió, en el siglo XX, un
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Estado de bienestar gobernado y dirigido por la socialdemocracia es menos atractiva,
pues cae en la lógica de las “retroutopías”, además de que muchas de las izquierdas
de estos países han moderado o “socialdemocratizado” sus discursos y propuestas,
haciéndolas menos atractivas y restándoles vitalidad. Tal es el caso de Podemos en
España que, según el autor, se sumergió en una alianza destinada a intentar que el
neoliberalismo progresista del PSOE fuera menos neoliberal y más progresista, lo
que les terminó pasando una cara factura como fuerza política. En el otro extremo,
está el error de querer disputarle la simpatía a las extremas derechas asumiendo
posturas conservadoras en términos culturales, denunciando una supuesta “desvia-
ción” de la lucha de clases hacia la agenda feminista y LGBTIQ.
Así las cosas, hoy las izquierdas tienen serias dicultades para actuar de
forma independiente o de proponer una vía alternativa al neoliberalismo progre-
sista y a las nuevas derechas, defensoras de un nacionalismo económico, xenofó-
bico y reaccionario, así como para reaccionar frente al creciente apoyo que tienen
entre la clase trabajadora precarizada y la juventud. A esto, se suma una creciente
brecha cultural entre estos sectores y las dirigencias de izquierdas, provenientes,
en su mayoría, de estratos medios y universitarios, permeados por la revolución
cultural de las décadas de 1960 y 1970, con un sistema de valores que diere en
mucho con el de los sectores populares. Estos últimos, frente a las veloces transfor-
maciones del capitalismo, anhelan retomar el control de sus vidas, de todo lo que
se desvanece por la desregulación neoliberal (incluidas las familias y los roles de
género en su versión heteronormativa) (Stefanoni, 2021).
Tal como lo hace Fraser, el autor rescata las experiencias que intentan vincular
demandas identitarias y culturales con reivindicaciones económicas de redistribu-
ción de la riqueza, las cuales conectan las demandas de las clases trabajadoras con
las de los derechos civiles como una ruta posible para enfrentar y romper esta trampa
dicotómica, que benecia tanto a neoliberalismos progresistas como a extremas
derechas. El reto es, además, volver a capturar el entusiasmo y la imaginación de la
juventud, y ofrecer imágenes de seguridad y certezas frente a la veloz transformación
y destrucción del mundo tal y como lo conocemos, para poder contactar con la clase
trabajadora precarizada del siglo XXI (Stefanoni, 2021).
Anteriormente, el historiador Enzo Traverso (2018) había señalado que las
categorías políticas del siglo XX, lejos de contribuir, obstaculizan, en buena medida,
la comprensión de los nuevos actores políticos y proyectos del siglo XXI, especial-
mente cuando se les utiliza de forma estática, anacrónica y reduccionista. Discute,
especialmente, con el concepto de “fascismo”, rechazando su uso para categorizar
a las nuevas derechas, a las que considera posfascistas, ya que apelan a políticas
autoritarias y xenófobas, proteccionistas y de defensa de la identidad nacional, pero
trabajan desde dentro de la institucionalidad existente. Para Traverso, la mejor vía
para enfrentar este fenómeno desde las izquierdas, y recuperar el terreno político,
social y cultural que han perdido frente a las nuevas derechas, es la formación de
populismos de izquierda, tal como los pensó Ernesto Laclau.
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LAS NUEVAS DERECHAS LATINOAMERICANAS
Sin duda alguna, además del balance y del análisis de las batallas culturales
del siglo XXI, tanto por el presente como por el futuro, uno de los aportes principales
de la obra de Stefanoni es el mapeo conceptual del amplio abanico de las nuevas
derechas, de sus propuestas, vías y estrategias de acción. El autor discute fundamen-
talmente sobre el contexto europeo y estadounidense, y sistematiza literatura exis-
tente para esos lugares. En este sentido, es pertinente poner a discutir esta obra con
los estudios recientes sobre las nuevas derechas en América Latina, más allá de que,
sin duda alguna, la metodología seguida por Stefanoni es perfectamente aplicable
para profundizar en el estudio de las nuevas derechas en la región, los contenidos
simbólicos, culturales, y la construcción de sentidos comunes.
Estudios recientes sobre las nuevas derechas latinoamericanas ubican el
origen de esta corriente en los Estados Unidos, la cual logró expandirse hacia la
región a través de una serie de dispositivos culturales, especialmente a partir de la
década de 1980. Es por esto que se debe mantener una mirada global a la hora de
estudiar a estas corrientes políticas, sus proyectos políticos, culturales y societales,
sus redes y estrategias de acción.
La “nueva derecha” surgió en la década de 1960 como una respuesta conserva-
dora a la “nueva izquierda”. Desde su inicio estuvo integrada por militantes cristianos
que organizaron movimientos antiaborto y en defensa de la familia, bajo la forma
de “protestas morales”. Desplegaron así una política pasional que interpelaba a las
emociones, a través del uso de medios de comunicación y del trabajo en las comuni-
dades. En la década de 1980, en medio del avance de la desregulación neoliberal, este
nuevo conservadurismo apeló a los valores tradicionales como la familia, la moral y el
nacionalismo como elementos cohesionadores de las sociedades, ahora gobernadas por
el libre mercado, con lo cual logró articular el conservadurismo religioso con el orden
neoliberal, cuyo n común era el combate al socialismo (Gómez, 2020, pp.291-292).
Al igual que Stefanoni, Gómez (2020) plantea que estas “nuevas derechas”
entienden la necesidad de movilizar a la sociedad civil, de dirigir, resignicar y reorientar
el descontento y la frustración social para explotarlo, de forma hegemónica, y ponerlo
en función del orden establecido. Para esto, ponen atención a los eventos o momentos
críticos que les permitan capitalizar las amenazas (percibidas) a las identidades rele-
vantes (de género, nacionales, etc.), posicionándose como sus máximos defensores. En
América Latina y Estados Unidos el movimiento “en contra de la ideología de género”
en las escuelas, a partir de una supuesta amenaza de la educación sexual a la identidad
de “padres”, es parte de este fenómeno. En términos generales, estas organizaciones
agitan emociones sin mayor esfuerzo argumentativo (pp.306-312).
Para este autor, las nuevas derechas han utilizado como mecanismos de
construcción de sentidos “la emocionalización, la estigmatización, la moraliza-
ción, el estilo conspirativo paranoico, la manipulación identitaria y el aprovecha-
miento de los sistemas de creencias y fondos culturales” (Gómez, 2020, p.286), y
Sofía Cortés Sequeira • Análisis de la obra: ¿La rebeldía se volvió de derecha? Cómo el antiprogresismo y la... 9
sustituyen la credibilidad empírica por la delidad narrativa, el shock moral y el
compromiso identitario.
Recientemente Andrea Bolcatto y Gastón Souroujo (2020) compilaron distintos
aportes que analizan el fenómeno de las nuevas derechas en América Latina en un
libro con una serie de estudios de caso de los países del sur del continente. Al igual que
Stefanoni, parten de que la crisis actual de las democracias y economías liberales ha
posibilitado el ascenso de un radicalismo de derecha, de los nacionalismos y la xeno-
fobia, y de nuevas derechas, en general, con un signo antiliberal en lo político y econó-
mico. Esto vuelve necesario estudiar la nueva “conciencia de la época”, en medio de
la incertidumbre y el desconcierto que domina entre sectores políticos progresistas y
académicos. Para explicar dicho fenómeno integran el estudio de lo social, lo discur-
sivo, la globalización nanciera, el auge del feminismo, la violencia urbana, los nuevos
actores políticos y las veloces transformaciones tecnológicas. En América Latina, una
primera expresión de este antiliberalismo por la izquierda fue el ciclo de populismos
progresistas inaugurado en 1999, con el triunfo de Hugo Chávez en Venezuela, el cual
habría llegado a su n en el 2015, dando paso al ascenso electoral de las derechas
nuevas y tradicionales (Bolcatto y Souroujo, 2020, pp.1-10). Esta transición no supuso
una mera réplica del auge de las extremas derechas que en Europa se experimentaba
desde el 2008, sino un fenómeno atravesado por variables globales y locales, que le dio
una conguración propia (Bolcatto y Souroujo, 2020, p.14).
Retomando la tesis de Teodor Adorno, ubican el origen global de las nuevas
derechas en la década de 1960. Este auge se explica por el hecho de que las condi-
ciones que permitieron el surgimiento del fascismo en las décadas de 1930 y 1940,
siguieron vivas. Sin embargo se produjo en ese momento un cambio generacional,
que le dio el paso a una nueva derecha que se presentaba a sí misma como demo-
crática, a diferencia de los totalitarismos fascistas, y que no necesitaba de un partido
político único para actuar, sino que su principal fuerza radicaba en la propaganda.
Los conceptos de populismo y nacionalismo, y el diálogo entre teoría política y
evidencia histórica, son claves para comprender el auge actual de las nuevas dere-
chas, como expresión antiliberal (Bolcatto y Souroujo, 2020, pp.3-12).
Por otro lado, el ascenso de Jair Bolsonaro en Brasil, entre otras expresiones
locales, ha puesto en evidencia la necesidad de estudiar el fenómeno neopente-
costal para entender a las nuevas derechas latinoamericanas. Dado que Stefanoni
centra su atención en las nuevas derechas en Europa y Estados Unidos, no le presta
la suciente atención a este componente.
En este sentido, Julio Córdoba (2015) plantea que las organizaciones evangé-
licas neopentecostales han sido un pilar de las nuevas derechas en América Latina,
especialmente a través del crecimiento de partidos políticos neopentecostales surgidos,
en su mayoría, en las décadas de 1980 y 1990, y de agrupaciones “provida” o “profa-
milia” surgidas en el siglo XXI. Estas se articulan a nivel local, regional y global con
élites que difunden discursos “teológico-políticos”, surgidas, originalmente, en Estados
Unidos con la “nueva derecha cristiana” en la década de 1960. En la década de 1970
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sus discursos en defensa de la vida y la familia empezaron a circular hacia América
Latina, gracias a la radio y la televisión, y a dos factores estructurales. El primero, la
violenta crisis de la década de 1980 y las iniciativas dirigidas a “restaurar la estabi-
lidad familiar”. El segundo, el avance de los derechos sexuales y reproductivos de las
mujeres en las agendas políticas y educativas de los gobiernos de la región durante la
década de 1990, en medio de la transición de los países latinoamericanos hacia demo-
cracias liberales. En alianza con otros sectores conservadores, las élites evangélicas
locales han logrado frenar de forma efectiva en diversos países de la región el avance
de iniciativas en materia de derechos sexuales y reproductivos para las mujeres y la
población sexualmente diversa, a lo largo del siglo XXI.
Al igual que las europeas y estadounidenses, las nuevas derechas latinoa-
mericanas recurren a la protesta y a la movilización social, las calles no son un
terreno exclusivo de las izquierdas. Las constantes y masivas movilizaciones en
contra de los gobiernos progresistas en Suramérica han posicionado la relevancia
del estudio de las protestas sociales de las nuevas derechas. Al estudiar este fenó-
meno, María Victoria Quiroga y Lucía Juncos (2020) señalan que en América
Latina la protesta no siempre tiene un carácter emancipatorio o contrahegemó-
nico, ni es protagonizada únicamente por la izquierda social. Esta puede utilizarse
también para oponerse y revertir cambios progresistas. Un elemento común de
estas “protestas sociales de derecha” es la construcción moral, antes que política,
del adversario, y la conversión de las disputas políticas en disputas morales entre el
bien y el mal, lo que tiende a promover discursos de odio en contra de poblaciones
especícas (pp.55-67). Por su parte, Juan Bautista Lucca y Esteban Iglesias (2020)
las denominan “movilizaciones sociales antiigualitarias”, dirigidas en contra de
principios articuladores de la democracia y de iniciativas o gobiernos progresistas.
Las protestas de las derechas latinoamericanas encuentran un fuerte asidero en las
demandas en torno a la homogeneidad en detrimento de la diversidad o el plura-
lismo, la identidad religiosa, la familia, la propiedad privada, y la vida (p.70).
CONCLUSIONES
En Costa Rica, el crecimiento electoral de las nuevas derechas en el 2018 tuvo
su fuerza en el fenómeno cultural neopentecostal, conservador y antiprogresista, tal
como se ha presentado en otros países de la región latinoamericana. Sin embargo, a
partir de la bibliografía presentada, es fundamental entender entonces que este creci-
miento es la punta del iceberg de un fenómeno mucho más profundo, cimentado en
importantes transformaciones y disputas culturales que operan en las bases mismas
de la sociedad, vinculadas a la vez a dinámicas regionales y globales.
Utilizando el esquema de Fraser (2017), en el 2018 experimentamos una disyun-
tiva electoral entre un neoliberalismo progresista, representado en el Partido Acción
Ciudadana (PAC) y un populismo conservador, representado en el Partido Restauración
Sofía Cortés Sequeira • Análisis de la obra: ¿La rebeldía se volvió de derecha? Cómo el antiprogresismo y la... 11
Nacional (PRN), que dejó a la izquierda política marginada de la contienda y sin
capacidad alguna de reacción o comprensión del fenómeno que tenía enfrente,
producto, en alguna medida, de la ausencia de una mirada global y regional y de un
estudio sistemático de los nuevos actores en la palestra política nacional e interna-
cional. Siguiendo la propuesta de Stefanoni, lejos de reducir el análisis a la derrota
electoral del PRN, toca estudiar la creciente simpatía de un amplio sector de la
sociedad, especialmente de la juventud y personas trabajadoras precarizadas, por
este tipo de guras y discursos políticos, que en todas partes del mundo se muestran
como una fuerza política, social y cultural en ascenso.
Asimismo, algunas de las más importantes movilizaciones sociales que se
han presentado en el marco de los impactos de la pandemia del COVID-19 también
dan muestra de la presencia de estos imaginarios y sentidos comunes de derechas,
y de consignas que tienen un claro sesgo anti-igualitario, anti-progresista, anti-ilus-
trado y anti-cientíco, y que si bien se mezclan aún en movimientos más amplios
y podrían aún tener una existencia más marginal, están ahí, disputando el descon-
tento, el presente y el futuro de esta sociedad. Es fundamental, entonces, estudiar
la creciente difusión de nuevos sentidos comunes de derechas en la sociedad costa-
rricense, sus contenidos y vías de difusión, así como a los “pequeños intelectuales”
que están en la primera línea de esta batalla cultural.
La proliferación de discursos e imágenes en redes sociales que tachan de
“comunistas”, de forma indiscriminada, a las universidades estatales, medios de
comunicación nacionales como Canal 7, al gobierno del PAC, junto con la cadena
de noticias estadounidense CNN, así como de expresiones criollas de QAnon, anti-
vacunas y negacionistas de la pandemia del COVID-19, entre otros, es muestra del
carácter transnacional, y de la fuerza, de los discursos, imaginarios, sentidos comunes
y estrategias de acción de las nuevas derechas a través del uso la web.
Los sectores progresistas e intelectuales nacionales parecieran cometer los
mismos errores que advierte Stefanoni, privilegiando una actitud que va desde la
incredulidad, el inmovilismo hasta la mofa, la burla y la descalicación. Sin duda
alguna, es necesario asumir esta como una agenda de investigación necesaria e impor-
tante para las ciencias sociales, para entender las disputas políticas del presente y
poder dar respuestas adecuadas al nuevo escenario, marcado como en muchas partes
del mundo, por un pesimismo y hartazgo generalizado ante el estado actual de las
cosas, agravadas por la pandemia del COVID-19. La metodología y conceptos que
aporta Stefanoni son útiles para incursionar en el estudio de las versiones criollas de
las nuevas derechas, sus conexiones, sus formas y estrategias de acción, muchas de
las cuales aún, producto de la falta de estudio sobre este fenómeno, pasan desaperci-
bidas o camuadas en movimientos y articulaciones políticas más diversas.
Diálogos Revista Electrónica de Historia, 23(1): 1-12. Enero-junio, 2022. ISSN: 1409-469X · San José, Costa Rica12
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