Carlos Izquierdo Vázquez • La construcción sociohistórica de la noción de “riesgo social”. Intervención, legislación.... 2121
una Junta de Señoras, en apoyo a la Junta de Caridad del HSJD y con labores de
enfermería, visita a pacientes y la enseñanza de manualidades. En 1864, se crearon
nuevas juntas de caridad en las provincias de Cartago, Heredia y Alajuela (Cruz,
1981, pp. 16-17, 26; Solís, 2000, p. 42). La Junta de Caridad iba a administrar una
renta ja de 2200 pesos anuales para sostener el Lazareto. Esto fue sustituido y el
Poder Ejecutivo quedó facultado para invertir hasta 10000 pesos y trasladar el lepro-
sario si la situación scal lo permitía. Las donaciones y legados también quedaron en
manos de la institución. No obstante, las limitaciones persistieron.
El acaudalado sacerdote Juan de los Santos Madriz dejó un importante legado
para el HSJD y la capilla del Sagrario en San José. En 1871 el sacerdote José Cecilio
Umaña dejó como único heredero de su capital al HSJD y también fue vital el apoyo
económico de miembros de la élite que estaban aglutinados en torno a la Hermandad
de Caridad. En 1872, las nuevas obras del HSJD fueron posibles debido a una mayor
cantidad de recursos. Parte de estos venían de personas caritativas (principalmente
Umaña), así como 780 pesos donados por el Presbítero Canónigo Juan Pablo Salazar,
con el objetivo de que el monto fuera empleado en la reconstrucción del edicio
(Jinesta, 1964, p. 143; Incera, 1978, p. 65, 68; Blanco, 1983, p. 303; Thiel, 2011, p. 128).
El decreto LII de 1851 mandó construir el hospital San Rafael en el puerto de
Puntarenas con el propósito de atender la población compuesta, mayoritariamente,
de “jornaleros y marineros sin familia y sin otro recurso para vivir que el de su trabajo
diario” (Rodríguez y Guevara, 1952, p. 7). También, comprendió la diversidad de
personas que convergían ahí: arrieros y carreteros del interior del país, tripulaciones
y pasajeros. Esta era la ruta de mayor tráco del país, en el marco de la exportación
cafetalera. (León, 2002, p. 75).
De modo similar al HSJD, la administración del nuevo hospital recayó en
una junta de caridad y su nanciamiento iba a tener un origen variado. Comprendió
diversos impuestos y pago de patentes, aunque se esperaban “las donaciones y
legados de individuos bienhechores” (Colección de las leyes decretos y órdenes
expedidas por los supremos poderes Legislativo y Ejecutivo de Costa Rica, 1868,
p. 126). También, se pretendía obtener las contribuciones de personas acaudaladas
que tuvieran la necesidad de recurrir a sus servicios y los recursos que el Gobierno
le girara.
Los sacerdotes tuvieron un importante papel en “las juntas edicadoras de
hospitales, escuelas, caminos o nuevas zonas de colonización, como también en
la difusión de medidas civiles, militares, educacionales e higiénicas que el Estado
determinó” (Sandí, 2010, p. 210). Los hospitales quedaron bajo la administración de
las juntas de caridad y otras instituciones como el HSJD. Este modelo hospitalario,
bajo una junta de caridad, también se aplicó al Hospital de Liberia, ya que la Junta de
Caridad homónima recibió 400 colones en 1877 para su construcción (Ortiz, 1921,
p. 93; Botey, 2018, p. 186; Botey, 2019, pp. 188, 220-221, Sánchez, 2019, p. 101).
Las mujeres de clase alta también participaron en la caridad y se dio una
combinación de lo particular con lo grupal, lo religioso con lo secular y lo público