Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
11Diálogos Revista Electrónica de Historia, 24(1): 1-24. Enero-junio, 2023. ISSN: 1409-469X · San José, Costa Rica
Vol. 24 No. 1 2023Diálogos. Revista de Historia
url: http://revistas.ucr.ac.cr/index.php/dialogos/index
Centro de Investigaciones Históricas de América Central. Universidad de Costa Rica
Enero - junio 2023
ISSN: 1409-469X
24.1
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
11Diálogos Revista Electrónica de Historia, 24(1): 1-24. Enero-junio, 2023. ISSN: 1409-469X · San José, Costa Rica
DOI 10.15517/dre.v24i1.51523
CAMINAR POR TIERRAS OSCURAS, EMILIO OLSSON
Y EL COLPORTAJE COMO EXPERIENCIA DE VIAJE
Darío Escobar Sepúlveda,
Paula Gabriela Núñez
Resumen
Este artículo indaga la experiencia de viaje vinculada a la experiencia religiosa.
Para ello, toma el caso del misionero protestante Emilio Olsson, el cual adoptó
el colportaje como estrategia misional, que propició la instalación de nuevos
proyectos protestantes en Sudamérica. Se reexionará sobre el viaje religioso, visto
desde el descubrimiento y la evangelización, aún en el siglo XIX. La hipótesis
sostiene que la forma introspectiva de vivir y practicar su fe impactó en la forma
de reconocer el territorio latinoamericano, al tiempo que impactó en la forma de
exponer el rol estratégico del incremento de la práctica misional protestante en este
mismo espacio.
Palabras clave: evangelización, estrategia misional, Sudamérica, protestantismo,
modernidad.
Fecha de recepción: 24 de junio de 2022 Fecha de aceptación: 23 de noviembre de 2022
Darío Escobar Sepúlveda. Universidad de Los Lagos, Osorno, Chile.
Contacto: dario.escobar@ulagos.cl
ORCID: http://orcid.org/0000-0002-4477-1849
Paula Gabriela Núñez. Universidad Nacional de Río Negro / Instituto de Investigaciones
en Diversidad Cultural y Procesos de Cambio. San Carlos de Bariloche, Argentina.
Contacto: pnunez@unrn.edu.ar
ORCID: http://orcid.org/0000-0002-2008-2643
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WALK THROUGH DARK LANDS, EMILIO OLSSON
AND COLPORTAGE AS A TRAVEL EXPERIENCE
Abstract
This article researches the travel experience linked to the religious
experience. To do this, he takes the case of the Protestant missionary,
Emilio Olsson, who adopted colportage as a missionary strategy,
which led to the installation of new Protestant projects in South
America. Willl reect on the religious travel, seen from the discovery
and evangelization, even in the nineteenth century. The hypothesis
holds that the introspective way of living and practicing their faith
had an impact on the way of recognizing the Latin American territory
at the same time that it had an impact on the way of exposing the
strategic role of the increase in Protestant missionary practice in this
same space.
Keywords: evangelization, mission strategy, South America, protestantism,
modernity
Darío Escobar Sepúlveda, Paula Gabriela Núñez • Caminar por tierras oscuras, Emilio Olsson y el colportaje como experiencia de viaje 33
INTRODUCCIÓN
En este artículo se indagará cómo el viaje religioso resulta un elemento de
interés para pensar en la incorporación territorial de regiones marginales, como la
región patagónica argentino-chilena. Para ello, se hará un análisis de una experiencia
poco estudiada, la del colportaje (venta de textos religiosos), en la forma en que
la llevó adelante el marino y misionero sueco Emilio Olsson, pues sus actividades
misioneras, vinculadas a sus viajes itinerantes por América del Sur, resultaron
fundamentales para el establecimiento de nuevos proyectos evangelizadores que
tuvieron lugar a nes del siglo XIX, en toda América Latina. Se analizará el viaje
en clave religiosa, especícamente, como una práctica de devoción cristiana y de
misión, pero sin perder de vista que los viajes hacia América Latina de uno u otro
modo permiten ir recorriendo la aventura de la expansión occidental, en este caso,
ligado a los avivamientos norteamericanos de nes del siglo XIX.
Se debe señalar que, en relación con América Latina, y, sobre todo, a la
Patagonia argentino-chilena, los viajes católicos y protestantes que se acentuaron
desde el siglo XIX, involucraron itinerarios y migraciones de personas que, en sus
funciones clericales de colportaje, desarrollaron observaciones de variados tenores,
en tanto establecían vínculos con actores locales que resultaban de la base de una
instalación efectiva de las prácticas de fe en el territorio inicialmente recorrido.
El tipo de fe es importante. El carácter introspectivo de los protestantismos
ha sido reconocido por una extensa literatura que pone en evidencia la relevancia
del vínculo individual con el espíritu como fundamento de la práctica (García, 2012;
Becerra, 2014; Escobar y Núñez, 2020). Desde este ejercicio, puede pensarse que la
experiencia de fe descansaba en el encuentro de las personas con el libro sagrado, y
no tanto en la pertenencia comunitaria, porque ese lugar de individualidad es visto
como el sitio excluyente de santicación. El solo hecho de dejar la Biblia operaba,
entonces, como base de conversión.
La gura del colportor resulta interesante porque además de lo sagrado,
en una sociedad que alentaba los viajes (González, 2016, p. 67), sumaba motivos
comerciales, porque la venta de literatura religiosa nanciaba el total o parte de las
actividades, de modo que el convencimiento para la compra de la literatura sagrada
tenía un n tanto espiritual como de subsistencia. El caso de Emilio Olsson resulta
de interés por varios motivos. Primero, porque su trayectoria permite evidenciar el
carácter global de varias iniciativas religiosas protestantes de nes del siglo XIX, que
marcan tempranos avances de esta fe en muy variados territorios. Segundo, porque
su foco de interés fue América del Sur, un territorio de interés para el establecimiento
jo de misiones. Tercero, porque sus viajes religiosos permiten reconocer armados de
sentidos de la fe que se iban construyendo en el territorio transitado, que además era
un espacio donde los propios Estados nacionales avanzaban hacia su consolidación.
En lo que sigue, se hará un análisis sobre conceptos claves que permitan indagar
cómo el tránsito especíco de Emilio Olsson construyó sentidos territoriales para y
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para la práctica religiosa que buscaba promover. La relevancia de los viajes de Olsson
es que fueron el argumento para avanzar en una propuesta misional originada en
Estados Unidos, de gran envergadura regional, de modo que caracterizar esta mirada
sumará a la comprensión de los imaginarios territoriales del período y a la geografía
de la fe efectivamente establecida. Para avanzar en estos cruces, se toma como clave
la siguiente red de prácticas entrelazadas: a) el colportaje como estrategia; b) Emilio
Olsson como representante de lazos transversales entre organizaciones protestantes;
c) Emilio Olsson como misionero en Sudamérica; d) La instalación de la red misional
ja en el territorio latinoamericano.
Porras (1995) entiende el acto de viajar como un proceso semiológico en el que
se descifra el signicado de las cosas desde la matriz de sentidos disponible, muchas
veces circunscrita a la mirada previa al viaje. El colportaje era modelado por una
concepción religiosa anclada en un sistema de creencias que proponía experiencias
individuales y privadas (Odgers, 2008), al tiempo que presentaba como imperativo
acercar la salvación a las personas más alejadas de esta posibilidad, que desde la
iniciativa del colportaje se reconocían en los espacios más marginales. Se entiende,
como Colombi (2006), que las fronteras discursivas entre el viaje y su narrativa son
confusas, y están estrechamente vinculadas.
En lo pertinente a este artículo, se observará la narrativa que se publica,
pero que se cruza con otras experiencias, también narradas, de quienes asumieron
actividades misionales a partir de los escritos de Olsson. Para ello, se hará un análisis
de los textos escritos por el propio Olsson; se revisará la forma en que presentó
sus acciones, y se evidenciará como han sido vistas desde lo religioso y/o como
experiencias de viaje, en una dialéctica donde la idea de religión se construye desde
la actividad religiosa como actividad misionera y, por ello, de viaje. A esto se suman
fuentes rescatadas entre 1890 y 1900 que consisten en recortes de periódicos, de
revistas religiosas y reportes eclesiásticos e informes del propio autor.
EL COLPORTAJE COMO ESTRATEGIA DE MISIÓN
El ocio del colportor se caracterizó por la distribución y venta de Biblias
y literatura religiosa (libros, cancioneros, comentarios, revistas, etc.) así como por
la actitud evangelizadora de quienes lo ejercían. Por lo general, se hacía desde una
adscripción a una Iglesia o una Misión, la cual delegaba en la persona designada
la responsabilidad de hacer disponible la fe a las poblaciones que se visitaban. El
colportor entendía el viaje como instrumento de desplazamiento para cumplir su
trabajo apostólico. De este modo, la dualidad viaje – misión representa una práctica
de movilidad con sentido religioso que se inscribe en sus propias experiencias; esto
permite armar una comprensión de mundo (Odgers, 2008) y un imaginario de la
realidad religiosa experimentada a partir de su traslado (Anderson, 2016).
Darío Escobar Sepúlveda, Paula Gabriela Núñez • Caminar por tierras oscuras, Emilio Olsson y el colportaje como experiencia de viaje 55
Los colportores evangélicos eran viajeros “por fe” que se desplazaban con
recursos económicos limitados, y que sostenían su capacidad en la convicción de
que estaban apoyados directamente por Dios y, consecuentemente, Dios no les
haría faltar dándole lo necesario para cumplir sus objetivos misionales (Escobar
y Núñez, 2018); en este transitar asumían un vínculo individual con Dios, que se
fortalecía desde el esfuerzo que signicaba el viaje. Se destaca que en el ejercicio
del colportaje no había acompañamiento o control institucional, más allá de la
distribución del material. Era una iniciativa mayormente individual, ejercida por
varones, que implicaba riesgos y sufrimientos que en otra función religiosa no
existían.
Así, la mayoría de los colportores del siglo XIX adquirieron características
martirológicas (González y Cardoza, 2008; Sanhueza, 2016), con un alto
reconocimiento en las comunidades eclesiales de origen, caracterizando la prédica
del evangelismo moderno iniciado en el siglo XIX. Pensar el viaje desde el ocio del
colportor permite trasladarse a otros sitios donde convergieron el viaje y el ideario
religioso como forma de ejercer el rol sagrado y, por tanto, la fe que se profesaba
era la autorización del viaje, que era individual, como marca de las características
de la fe que se buscaba expandir. En este punto, se recupera de González (2016), la
idea de que los contextos de origen del viaje “limitan la concepción de viaje hacia
parámetros de marcado privilegio sociocultural […] por tanto, las posibilidades de
movilidad han sido limitadas o han estado sujetas a condiciones impuestas por ‘otros’
sí autorizados para el viaje” (González, 2016, pp. 67-– 68)
Según Clifford (2019) “el concepto de viaje posee algunos prejuicios
históricos que se encuentran asociados a prácticas europeas, literarias, masculinas,
burguesas, cientícas, heroicas, recreativas” (p. 48). Concepto acertado al cual se
suma lo religioso como forma de construir sentidos, sobre todo en un viaje donde
lo individual era la representación de la forma de transitar el espacio y experiencia
religiosa. Esto presume un encuentro individual con lo divino que podía, entonces,
resolverse con ese pasar transitorio, dejando el libro sagrado. Los escritos de Olsson
permiten reconocer estas ideas, cuando dicejo que:
América del Sur no se salvará con buenos sermones, sino con la preciosa Palabra
de Dios. Un misionero sin la Biblia es como un carpintero sin sus herramientas.
Sé que miles de personas se han salvado en esa tierra simplemente leyendo este
libro. (The Christian and Missionary Alliance Magazine, Vol. XVIII, N° 4, 22
de Enero 1897, p. 75)
Lo interesante es observar cómo esta experiencia del colportaje permite la
conclusión de la necesidad de un establecimiento jo, aun asumiendo la introspección
como centro de las prácticas.
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EL COLPORTAJE EN AMÉRICA DEL SUR
El colportaje protestante en el territorio sudamericano tuvo lugar desde que se
iniciaron los procesos de construcción de los Estados modernos de inicios del siglo
XIX en adelante, y se inscribieron en diferentes propuestas misionales europeas o
norteamericanas. A nes del siglo XIX, los colportores fueron viajeros un poco más
frecuentes cuando este territorio se encontraba en un avance de la secularización
(Bastian, 2015; Serrano, 2003). Para poner nombres a estas experiencias poco
conocidas, se citan las iniciativas misionales de Francisco Penzotti (Seiguer, 2019)
en Perú; Oskar Von Barchwitz Krauser (Seiguer, 2013) en Chile y Argentina; Albert
E. Dawson (Escobar, 2020) en Chile y Luke Matthews (Baeza, 2016), quien pasó
por varios países americanos, entre otros. En este marco de iniciativas se suma el
misionero Emilio Olsson.
Los misioneros llegaron a un escenario de transformaciones sociales, donde
los Estados nacionales se encontraban tensionados por el avance de la modernidad
y, junto a ella, una problemática apertura a la tolerancia religiosa (Bastian, 2015;
González, 2016; Morales, 2019; Serrano, 2003). Sintéticamente, el colportaje fue la
actividad inicial de misioneros protestantes en el territorio sudamericano. Su objetivo
era la distribución de las sagradas escrituras como un modo de evangelización. Su
accionar fue una antesala del proceso de instalación de comunidades protestantes en
las diferentes sociedades latinoamericanas. Los colportores eran actores religiosos
y viajeros que, por el hecho de difundir la Biblia, fortalecían el pensamiento liberal
y moderno. Se arma esto último, en parte, porque propiciaban una fe que ubicaba
el desarrollo como resultado de individualidades en el escenario latinoamericano
(Mallimaci, 2004), en línea directa con la propuesta económica que se busca propiciar
(Muñoz, 2018). El protestantismo, como indican Barrios y Chiquete (2022), postula
que
esta salvación, a pesar de ser espiritual y eterna, debía manifestarse de manera
concreta en la vida terrenal como una existencia más plena y satisfactoria,
que incluía las mejoras en las condiciones de alimentación, salud, confort,
educación, vivienda, etcétera. Estaban convencidos que las mejoras en la vida
de los individuos iban a mejorar el país, y no a la inversa. (p. 99).
Cabe mencionar, que también resultaba disruptivo para el régimen político
conservador imperante en las sociedades sudamericanas. Es una práctica de fe que
abre debates en torno a nociones de ciudadanía y pertenencia, puesto que por el sólo
hecho de estar, reclamaban un espacio de mayor tolerancia a las creencias (Baeza,
2021). Un ejemplo de intolerancia previa se encuentra en que, en siglos anteriores,
la distribución de Biblias diferentes a las católicas y cualquier literatura de este
tipo estaba vetada (De León, 2015). Pero algo más, los colportores representaban
una forma individual de vivir una fe que reclamaba la introspección como base de
la práctica y tomaba a la martirología como evidencia de la veracidad de la propia
Darío Escobar Sepúlveda, Paula Gabriela Núñez • Caminar por tierras oscuras, Emilio Olsson y el colportaje como experiencia de viaje 77
fe. De allí que las dicultades legales eran entendidas como una prueba de fe y
no resultaban un modo de evitar que realicen su trabajo de expansión misional y
bíblica.
El colportaje tenía una dimensión pedagógica que enseñaba el modo de vivir
y practicar la fe a partir de la cercanía que tenían con la Biblia (Baeza, 2021);
además, varios de los colportores que arribaron a Sudamérica se ocuparon de
reportar y narrar sus viajes, trayectorias y experiencias a las organizaciones a las
que estaban adscritos, tales como Dawson (Escobar, 2020) o Gardiner (Marsh y
Stirling, 1883). Esto permitía que las estrategias misionales se conguraran en
diálogo con el armado de percepciones de la situación religiosa de la región. En
este punto, hay una mirada de la salvación propia como resultante de la salvación
de otros.
Por lo demás, estas iniciativas se anclaron en un período de fervor religioso
(Morales, 2019) que permeó el protestantismo europeo y norteamericano, en donde
surgieron publicaciones en que se hizo cada vez más recurrente la presentación de
Sudamérica como una región descuidada por las misiones protestantes. Esta idea,
relativa a la necesidad de convertir a personas abandonadas, fue mencionada en
diferentes documentos y textos, pero pudo haberse hecho más popular luego de
la publicación del libro de Millard y Guinness (1894) llamado “South America.
The neglected continent”. El colportaje se inscribe así en múltiples sentidos. A la
práctica individual, se agrega que el protestantismo buscaba disputar los territorios
de fe dominados por la Iglesia Católica.
Olsson resulta un ejemplo de la extensión del protestantismo desde las
prácticas de colportaje, y no desde las migraciones comunitarias de poblaciones
ya protestantes, como fue el caso de la migración germana al sur chileno (Muñoz,
2018), por ello se vincula el tipo de práctica individual y martirológica de los
colportores a la modalidad de fe que se buscaba instalar. El texto de Millard y
Guinness (1894) llamaba a multiplicar la experiencia misional individual, y
el colportaje era una de las formas de hacerlo. El texto buscó sistematizar las
experiencias de viajes misioneros, mostrando la necesidad y la posibilidad del
cambio a partir del trabajo protestante.
La publicación presentó el siguiente cuadro panorámico de las organizaciones
protestantes que se encontraban trabajando en el territorio sudamericano:
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TABLA 1
RESUMEN DEL TRABAJO DE LAS MISIONES PROTESTANTES EN AMÉRICA DEL SUR
(FINES DEL SIGLO XIX)
País Área
en
Millas²
Pobla-
ción
N° de
socieda-
des traba-
jando
N° Total
de esta-
ciones
N° total
de misio-
neros
(H & M)
N° de
conver-
tidos
N° de no
cristianos
Promedio
de perso-
nas por
misionero
Guyana 201910 390000 636 110 70389 319611 3545
Paraguay 98000 400000 315924 399076 80000
Uruguay 72110 750000 3252406 747594 150000
Ecuador 157000 1260000 - - - - 1260000 -
Bolivia 567360 1450000 - - - - 1450000 -
Venezuela 593943 2200000 11144 2199956 2200000
Perú 463747 3000000 329351 2999649 333333
Chile 293970 3300000 514 61 2391 3297609 54098
Argentina 11250086 4400000 614 27 9612 3990388 148148
Colombia 504773 4200000 2 3 12 161 4199839 350000
Brasil 3209878 16000000 833 116 12767 15987233 137931
Fuente: Millard y Guinness (1894), p. 180.
Este cuadro permite reconocer un inicio limitado que, además, no diferenció
las iniciativas institucionales, sino que las entendió como reunidas. Permite ver,
además, que a nes del siglo XIX la convocatoria a evangelizar América del Sur
era generalizada. El calicativo de “neglected continent” (continente descuidado)
para referirse a la región fue acuñado por los círculos protestantes europeos
(principalmente ingleses) y norteamericanos y tuvo una notable aceptación entre las
organizaciones misioneras, tomándolo como una directriz para diseñar estrategias de
envío a este territorio, en un contexto en que las iglesias protestantes se encontraban
en plena ejecución de proyectos de extensión y su fervor misionero se extendía en
diversas propuestas a escala global (Nielssen, Okkenhaug, Hestad-Skeie, 2011;
Morales, 2019; Baeza, 2021).
EMILIO OLSSON Y SUS VÍNCULOS TRANSVERSALES
ENTRE EMPRESAS MISIONERAS
Emilio Olsson es una gura que lleva a caracterizar cómo se vincularon las
iglesias protestantes que promovieron las misiones a partir del colportaje. Nació en
Gothenburg, Suecia, en 1859, en el seno de una familia protestante. Según su propio
relato, se separó de su madre a una edad temprana para aprender el ocio de la
navegación en un buque mercante de unas personas que él conocía (Olsson, 1899a).
Su deseo temprano fue convertirse en un capitán marino y logró hacerlo pese a las
dicultades que enfrentó en su trayecto. Según sus memorias, naufragó dos veces y
Darío Escobar Sepúlveda, Paula Gabriela Núñez • Caminar por tierras oscuras, Emilio Olsson y el colportaje como experiencia de viaje 99
en una de ellas estuvo a punto de morir, lo que le hizo reexionar sobre los peligros
que corrían su cuerpo y su alma. En sus propias palabras “sentí la necesidad del
Dios de mi madre, y el conocimiento de que sus eles oraciones me seguían, fue de
inspiración y protección” (Olsson, 1899a, p. 18)
Figura 1. Emilio Olsson, capitán marino, misionero y colportor sueco.
Fuente: Imagen de la presentación del misionero en su libro titulado
“THE DARK CONTINENT .... AT OUR DOORS: Slavery, Heathenism,
and Cruelty in South America” (Olsson, 1899, p. 8)
La trayectoria de Olsson estuvo marcada por viajes transoceánicos, navegó
por muchos países europeos. Además, visitó los puertos de India, Java, Australia,
América del Norte y América del Sur (Olsson, 1899a). Fue en uno de sus viajes
a Islas Malvinas que se declaró protestante, y, según sus propias memorias, fue
allí donde conoció a su esposa, con quién tuvo tres hijos. Un reporte periodístico
norteamericano de 1899 informaba que:
Se convirtió y se casó con ella. La primera conversa del Sr. Olsson después de
convertirse en misionero fue la mujer que luego se transformó en su esposa. La
Sra. Olsson es una mujer francesa; el Sr. Olsson es sueco; sus hijos nacieron en
América del Sur, por lo que tres naciones están representadas en esta familia.
Más de la mitad de la vida matrimonial del misionero la ha pasado lejos de su
esposa y sus tres hijos, el esposo y el padre ha viajado al corazón de América
del Sur predicando a los nativos en español, sueco, francés, inglés o uno o dos
de los dialectos nativos con los que esté familiarizado y, cuando ninguno de
ellos le permite darse a entender, utiliza un intérprete. (Periódico The Evening
Star, 12 de agosto de 1899, p. 21)
El reporte muestra la versatilidad y capacidades lingüísticas que tenía Olsson
en su actividad misional, pero también permite pensar en sus ausencias en los roles
de esposo y padre, lo que supone una escasa complementariedad entre su fervor
religioso y sus actividades familiares. Se presume que Olsson se estableció en
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el territorio sudamericano en 1885, pero hay registros que sus primeros vínculos
formales con empresas misioneras surgieron en la década de 1890:
Previo a mi trabajo con la Misión de Chile estuve empleado en Argentina
como colportor, bajo la Sociedad Bíblica Americana de esta ciudad [Buenos
Aires], y esa sociedad en su informe de 1893, el reverendo A. M. Milne escribe
lo siguiente […] El Sr. Olsson, después de recorrer el sur de la Provincia de
Buenos Aires y la parte norte de la Patagonia, pasó por los Andes hasta Valdivia,
en el sur de Chile. En Concepción recibió una calurosa bienvenida y la ayuda
del Rev. F. G. Arms. Los libros que habían sido enviados para esperarlo se
encontraban listos para la venta, pero cuando llegó a Santiago no le quedaba
ninguno. Entonces el Rev. Ira H. La Fetra suministró una nueva provisión, con
la cual trabajó algunos días” (Olsson, 1899b, p. 35)
Este testimonio es una evidencia que Olsson se integró como colportor,
antes de 1893, en una organización de distribución bíblica y evangelización que se
encontraban, aparentemente, en estrecha colaboración con otras organizaciones del
mismo tipo; esto da cuenta de que el trabajo del misionero implicó transversalidad
institucional y una relevante movilidad; aunque es posible que su principal
aliación haya sido con la Board of Foreing Missions of Presbyterian Church de
Estados Unidos; en este mismo sentido, el año 1894 la organización presbiteriana
informaba que:
Emilio Olsson, empleado conjuntamente por la Misión y la Sociedad Bíblica
de Valparaíso, ha realizado un excelente trabajo durante el año. Ha vendido
más de 2.500 escrituras. El Sr. Olsson informa que: las escrituras vendidas
han sido en idioma español, inglés, francés, alemán, italiano y portugués; y se
han distribuido en hoteles, cafés, estaciones de trenes, ocinas de gobiernos,
negocios y casas privadas, hospitales, prisiones, minas y a soldados y marineros.
”(Presbyterian Church in the U.S.A Board of Foreing Missions 1894. Vol. 57
– 59, p. 195)
Se destaca que el informe indica la cantidad de textos vendidos. Además, es
posible identicar que Olsson tuvo una buena capacidad de comercio que resulta
insoslayable para pensar en su enorme movilidad. En Olsson se representaron
tres sociedades de distribución de la Biblia simultáneamente: Sociedad Bíblica de
Valparaíso, Sociedad Bíblica Americana bonaerense (ambas metodistas episcopales)
y la Board of Foreing Missions de los presbiterianos norteamericanos. En 1896 se
sumó la Misión The Christian and Missionary Alliance, de Nueva York, que era
una agrupación de iglesias evangélicas que sumaban fuerzas para la evangelización
global. Esto permite asumir la existencia de una compleja red de alianzas que hallaba
a varias iglesias y misiones protestantes concatenadas con la idea de evangelizar a
América del Sur, como parte de su planicación global, a la cual Olsson daba cuenta
de su trabajo, asumiendo que su esfuerzo misional apuntaba a los intereses de esa
red.
Al realizar un recorrido de las memorias de Olsson, se logró evidenciar que
su vida misionera inició en las Islas Malvinas, un lugar estratégicamente ubicado
Darío Escobar Sepúlveda, Paula Gabriela Núñez • Caminar por tierras oscuras, Emilio Olsson y el colportaje como experiencia de viaje 1111
en el extremo sur del continente americano, que había cobrado relevancia para las
empresas misioneras, sus proyectos de viajes y establecimiento de misiones, en
especial para los anglicanos (Seiguer, 2009). Después, es ubicado en el puerto de Río
de la Plata, donde predicó y vendió Biblias entre la población local, especialmente
entre los marineros de la zona, acto que le rindió frutos de adherentes que le permitió
fundar la Young Men’s Christian Association1. Esto permite pensar que Olsson no
separaba la actividad de venta de textos de la conversión individual de personas, o
sea, lo comercial y lo espiritual eran parte del ejercicio del colportaje, ocio que
justicaba desde sus propias convicciones religiosas en donde, anclado de un verso
bíblico, parafraseaba sus deseos de evangelizar el territorio sudamericano2.
Desde este lugar, el inicio de una expansión de la fe justicaba sentidos de
urgencia, porque situaba en ese marco de acción la evangelización de las poblaciones
sudamericanas, pues las consideraba sumergidas en la incivilización y en la más
absoluta oscuridad. En un reporte de 1897, Olsson armaba que:
Tenemos un solo misionero en América del Sur por cada 300.000 personas.
Tenemos muchas escuelas y se está educando a los nativos; pero esto solo
aumenta su poder para el mal. Lo que necesitan es el evangelio. Me alegra
poder decirles, a partir de una larga experiencia y una observación reciente,
que la puerta se está abriendo en Bolivia, Ecuador y todos los centros más
difíciles. Dios me ha permitido en los últimos quince años hacer circular
20.000 copias de la palabra de Dios y predicar a un millón de personas en
Sudamérica en más de 300 lugares diferentes. He viajado 50.000 millas en
este continente. Mi gran placer ha sido dar a la gente la palabra de Dios (The
Christian and Missionary Alliance Magazine, Vol. XVIII, N° 4, 22 de Enero
1897, p. 75)
Olsson asumía que el éxito del colportaje era prueba de la fuerza divina, y
la sola existencia de compradores de Biblias era una prueba de salvación. Por ello,
sus escritos permiten unicar la actividad con la prédica. La propia permanencia
frente a la adversidad era la mayor evidencia del deseo de Dios para que haya
conversiones. Este modo de transitar el territorio y la propia fe explican la
presentación que hizo el misionero del territorio sudamericano. Esto era un mapa en
negro atravesado por la frase “The neglected continent” (continente descuidado),
lo que da cuenta del imaginario religioso que buscaba mostrar a sus lectores para
promover la llegada de nuevos misioneros y para poner en valor moral y espiritual
la propia experiencia. Olsson publicó sus principales memorias de viaje en tres
textos: La obra en Sud-América del colportor evangelista Emilio Olsson, publicado
en 1896; The dark continent… at our doors: slavery, heathenism, and cruelty in
South America, en 1899 y The Argentine. The land of the future, en 1904.
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Figura 2. Representación del territorio sudamericano, según Emilio
Olsson.
Fuente: Imagen de la presentación del misionero en su libro
titulado “THE DARK CONTINENT .... AT OUR DOORS: Slavery,
Heathenism, and Cruelty in South America” (Olsson, 1899, p. 9)
El misionero entendía que el estado de paganidad y barbarie en la que se
encontraban las poblaciones de la región se debía al “romanismo”, reriéndose así al
dominio de la Iglesia Católica, una idea que circulaba fuertemente entre las iglesias
protestantes históricas y sus misiones:
Por otro lado, no hay que olvidar que Sudamérica es la ciudadela misma del
romanismo y que, si bien la tolerancia ha triunfado en Italia, e incluso España
se ha visto obligada a reconocer el derecho de los protestantes para adorar
en público, libre, al menos, del abuso legal, en partes de América del Sur
esta libertad todavía se niega, y la persecución abierta y el asesinato secreto
amenazan al misionero del Evangelio. (Olsson, 1899a, p. 14)
Se trataba de una prédica cristiana salvando de las sombras generadas por
otra iglesia cristiana. Esto tiene una similitud con un proceso religioso que se
estaba llevando adelante en la Patagonia argentina por parte de los salesianos.
Desde una idea similar de salvación, los salesianos que llegaron en el siglo XIX
Darío Escobar Sepúlveda, Paula Gabriela Núñez • Caminar por tierras oscuras, Emilio Olsson y el colportaje como experiencia de viaje 1313
sostenían una visión de la Patagonia como tierra de ineles. Ellos presentaban
el espacio como tierra “ad-gentes”, es decir, sin evangelización, reclamando el
control religioso desde Italia y enfrentando a la curia instalada en Buenos Aires
(Assaneo y Nicoletti, 2018).
Debemos destacar que los viajes católicos al interior “incivilizado” de los
países americanos, que aún estaban en formación y tensión en sus fronteras, se
estaban resignicando en el período en que Olsson hacía sus viajes. Imolesi (2014),
rescatando los textos de Guillermo Fulrlong de nes del siglo XIX y principios
del siglo XX, muestra que en el período hubo un esfuerzo por resignicar viajes y
estancias, en este caso del siglo XVII, sobre la experiencia jesuítica en Paraguay para
demostrar dos cosas: primero, que las poblaciones nativas tenían una tendencia a
cristianizarse en cuanto estaban cerca de la palabra de Dios y, segundo, que el orden
católico era el natural para acompañar la formación de los Estados nacionales, en una
mirada historiográca compartida (Deckmann, 2005). De este modo, es posible que
la tensión que percibiera Olsson no tuviera tanto que ver con una Iglesia Católica
instalada, sino con una que estaba debatiendo políticamente su inuencia en las
nuevas estructuras de gobierno, en donde “las nuevas elites políticas y gobernantes
efectivamente habían propiciado un clima de mayor apertura y liberalización”
(Baeza, 2021, p.177).
Ahora bien, el reclamo de salvación ante la ignorancia confronta el carácter
paternalista de las instituciones modernas, que se reconocen con la capacidad de
cuidar a una población que, liberada a sus instintos, sólo puede lastimarse (Foucault,
1994). Hay una vocación ética en la mirada religiosa que atenta contra la perspectiva
liberal que declamaban los Estados modernos (Arlettaz, 2013), pero sobre todo a
la práctica ética de esos Estados que, como resguardo del bien público, planteaban
un compromiso por propiciar ciertas formas de vida sobre otras. En este escenario,
Olsson denunciaba que gran parte de la riqueza que se encontraba en el territorio
sudamericano estaba bajo el dominio de la Iglesia Católica, y por tanto tributaba
a la extensión y mantenimiento de todo el “sistema romanista”, y, por el contrario,
los misioneros protestantes sólo podían sustentarse con los pocos recursos que las
iglesias europeas y norteamericanas podían enviar, armando que “comparados con
los recursos del romanismo, son como un riachuelo hacia el Amazonas” (Olsson,
1899a, pp. 14 -15), y la única alternativa aparecía en el complejo colportaje que
desarrollaban como punta de lanza del protestantismo.
En sus memorias, Emilio Olsson reconoció que estuvo en más de 300 lugares
del territorio sudamericano; es posible que uno de sus viajes más extensos haya
sido entre 1893 y 1895, a la Patagonia argentina, sus memorias remontan al primer
lugar de sus experiencias como viajero y como misionero en su texto The dark
continent… at our doors (1899a) el cual motivaba a las empresas misioneras que
se encontraban con interés por el territorio sudamericano; Olsson rememoró que:
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uno de mis viajes me llevó a la Patagonia. Los indígenas adoraban allí espíritus
malignos y pensaban que yo era uno de ellos. La vida es muy simple entre esa
gente. Todos llevaban revólveres y cuchillos, pero yo dormí nada más que con
una Biblia debajo de la almohada y sentí en realidad la presencia de Dios. (The
Christian and Missionary Alliance Magazine, Vol. XVIII, N° 4, 22 de Enero
1897, p. 76).
Olsson caracterizó en sus relatos y memorias a las poblaciones patagónicas
como “esos salvajes altos y poderosos, a quienes los primeros viajeros les llamaban
gigantes” y a los gauchos como “traicioneros y pendencieros”. Sin embargo, era
la población que él pretendía evangelizar y todas sus experiencias sumaban a sus
objetivos religiosos; “después de unos días, esas personas se interesaron y querían
saber sobre el Gran Espíritu (aludiendo al Espíritu Santo)” (Olsson, 1899a, pp.
37-38). Esto da cuenta del interés de Olsson por reforzar la idea que las poblaciones
sudamericanas se encontraban sumergidas en la paganidad y, por tanto, sus viajes
adquirían la categoría de sagrados porque en el accionar de su misión podía entregar
“luz” a los descuidados, en un discurso que lo acercaba llamativamente a la propuesta
salesiana.
Aunque se debe marcar una diferencia fundamental, en esa época, dentro del
catolicismo, el ejercicio de evangelizar era sinónimo de civilizar a las poblaciones
por medio de propuestas educativas y, por ello, la creación de escuelas era una marca
de la misión católica y de sus intereses (Murillo, 2011); mientras que para la mirada
protestante, el proceso era interno y la propia vinculación con la Biblia era lo central,
porque la herramienta pedagógica era el colportaje que en sí mismo, propiciaba su
circulación. Olsson hablaba de la Patagonia no chilena, que en esos años estaba
siendo incorporada territorialmente a Argentina desde que el propio Estado, por una
desvalorización de la población existente (Delrio, 2002), construyera la idea del espacio
como región vacía; carente de modernidad, de ética y de desarrollo (Navarro, 2004),
a lo que la mirada religiosa –católica o protestante – agregó la falta de fe. Esta idea de
vacío fue tomada por Olsson en la presentación que hizo sobre su propia trayectoria.
El colportor relató un viaje que según el mismo llamó el “viaje más largo y
peligroso” (Olsson, 1899a, p. 46) al interior del territorio sudamericano. Abandonó
Buenos Aires para insertarse vía uvial por el río de la Plata, para pasar por Paraguay,
Brasil, el Chaco argentino y Bolivia. En su trayecto al interior, le predicó a doce tribus
indígenas diferentes; cruzó al territorio paraguayo sin especicar sus actividades,
posiblemente porque siguió su viaje hasta Corumbá (Brasil); siguió penetrando
la Amazonía hasta llegar al río Mamore, desde allí viajó en mula con dirección a
Bolivia junto a un indígena que contrató como guía:
Encontramos aquí tribus salvajes cuya existencia es apenas conocido por el
mundo civilizado. En verdad hay una gran obra por hacer en el interior de
América del Sur. Solo en Bolivia, hay alrededor de un millón de indígenas
salvajes, y se estima que hay unos cinco millones de indígenas en todas estas
regiones. Están esperando el Evangelio. ¿Quién llevará el mensaje del Rey a
esos paganos oscuros? (Olsson, 1899a, pp. 46-48).
Darío Escobar Sepúlveda, Paula Gabriela Núñez • Caminar por tierras oscuras, Emilio Olsson y el colportaje como experiencia de viaje 1515
Este relato apela a lo cuantitativo para resaltar la base fáctica de la experiencia
que se comunica. Nuevamente Olsson insistió en que la realidad religiosa que observó
al interior brasileño – boliviano estaba marcada por el indigenismo; se trataba de
poblaciones sumergidas en la oscuridad y en la paganidad, por tanto, el llamado era
a evangelizarlos y a civilizarlos, o sea, sacarlos de su estado marginal respecto de
la modernidad con el mensaje del Evangelio. En estos términos, podemos observar
la advertencia de González (2016) respecto de los privilegios de Olsson en su rol
de viajero frente a la población que lo recibía. Olsson se presentó a sí mismo como
la persona “autorizada” para describir y hacer un análisis de las religiosidades de
las tribus que buscaba conocer y esta autorización estaba dada por la autoridad de
la propia fe. No hay que olvidar que Olsson escribió principalmente a un público
norteamericano y/o europeo, y no a las poblaciones ni los Estados que transitaba.
Figura 3. Trayectoria del “viaje más largo y peligroso” de Olsson en el
corazón de Sudamérica.
Fuente: elaboración propia a partir de las memorias del misionero.
Olsson relató sus sucesivos encuentros con las tribus a las que se acercó, entre
ellas los tobas en el Chaco central, los descendientes incas en territorio boliviano y
peruano y los Chiriguanos de la Amazonía, a los cuales describió como salvajes y
siempre vigilantes para que no ingresen extranjeros a su territorio (Olsson, 1899a).
Es interesantes que, más allá de la fe, Olsson formó parte de una mirada que
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reclamaba la occidentalización del mundo como evidencia de un correcto ejercicio
de la fe, nuevamente en línea con los procesos misionales de iglesias europeas o
norteamericanas en general (Murillo, 2011; Escobar y Núñez, 2020). La superioridad
moral, habilitante de juzgar vidas personales, aparece recurrentemente en sus escritos.
Siguiendo la trayectoria del “viaje más largo y peligroso” del misionero encontramos
que, posiblemente en el trayecto de retorno, se asentó a predicar a las poblaciones de
las Pampas argentinas, detallando que:
He tenido reuniones maravillosas aquí. Parecía como si el Espíritu de Dios
estuviera obrando poderosamente. Una noche teníamos treinta almas buscando
a su Salvador.
En una reunión pedí a todos los que deseaban ser salvos que levantaran la
mano, y todos levantaron la mano; y luego pedí a todos los que deseaban
salvarse que se arrodillaran, y todos se arrodillaron. Todos declararon aceptar a
Cristo; pero para conocer la realidad de su conversión, fuimos a ver sus casas,
porque la superstición y la suciedad van de la mano en América del Sur, y traté
de enseñarles a ser limpios y cristianos. Cuando barrieron sus casas, los cerdos
afuera y los niños se lavaron, creímos que la obra de Dios estaba en marcha.
(Olsson, 1899a, p. 45).
Esto evidencia la vocación de occidentalización inscrita en la idea de
evangelización. Este testimonio, que remite a dichos jesuitas similares del siglo
XVII (Acuña, 2014), abre nuevas dimensiones respecto del viaje – misión en la
persona de Olsson. Desde aquí, es interesante pensar en la vinculación con la Iglesia
Católica. Corneau (2016), como parte de la justicación de la necesidad del avance
evangélico, señaló que el catolicismo – como religión de la sociedad tradicional –
predominante en Argentina durante el siglo XIX era insuciente para contrarrestar
la pecaminosidad, por tanto, pasar de lo tradicional a la modernidad implicaba un
ejercicio religioso de conversión del catolicismo al protestantismo. Lo católico era
una marca de retraso, en la misma línea que lo español era marca de imposibilidad
de modernizar la nación, en los discursos revolucionarios que habían dado lugar al
inicio del armado de los estados americanos.
Es interesante que esto no solo sea una mirada religiosa sino un desafío
estatal. Núñez y Michel (2019) analizaron el primer censo nacional argentino de
1869, y muestran que el estudio realizado buscó reconocer el carácter moral de la
población desde variables cuantitativas. De hecho, este fue el único censo en donde
se midió la prostitución masculina y femenina, así como “amancebamiento” (parejas
no casadas), orfandad y abandono infantil, que se midieron con la convicción de
mostrar la necesidad de políticas concretas para abandonar estas prácticas. De modo
que la moralidad como objeto de intervención no es sólo una discursividad religiosa,
sino una materialidad tangible que pone en tensión los pilares del Estado liberal que
se suponía en formación (Arlettaz, 2013).
Esta realidad de jurisdicciones y religiones en tensión pudo alimentar el
imaginario religioso que Olsson buscaba caracterizar en la literatura y memorias
que hacía de sus viajes, donde dejaba su función de colportor para insertarse en
Darío Escobar Sepúlveda, Paula Gabriela Núñez • Caminar por tierras oscuras, Emilio Olsson y el colportaje como experiencia de viaje 1717
las casas de los nuevos prosélitos para enseñarles un nuevo orden y moralidad que
implicaba tanto la limpieza de sus casas como de sus cuerpos. En la misma línea,
se logra ubicar su representación de las poblaciones bolivianas y brasileñas, donde
observó que existían grandes poblaciones indígenas muy ajenas a la modernidad que
el Evangelio representaba en ese período (Olsson, 1899a).
De hecho, para Olsson, una persona convertida al protestantismo representaba
orden, limpieza y actitudes morales que dieran cuenta de su renovación y pertenencia
religiosa, en una línea equivalente a los cambios que se buscaban promover desde
los Estados Nacionales que además buscaban remover prácticas relacionales donde
las estructuras familiares de las poblaciones nativas eran diferentes a las promovidas
desde el modelo de familia nuclear y donde los roles femeninos y masculinos
variaban (Tribaldos, 2015), un ejemplo de ello es el siguiente fragmento:
Una vez fui donde el magistrado de un pueblo para protegerme de los ladrones
que constantemente irrumpían en mi misión. “Por qué”, dijo él, “no podemos
protegerte. Tu misión está entre la peor clase de personas”, pero volví a ellos
y, gracias a Dios, muchos de esos malvados ladrones y bandidos se salvaron
después. No siempre se puede saber cuándo un hombre se convierte, o una
mujer realmente es salva, sino por la forma diferente en que viven en casa.
Te encuentras con el hogar limpio y la familia ordenada y bien cuidada. (The
Christian and Missionary Alliance Magazine, Vol. XVIII, N° 4, 22 de Enero
1897, p. 76)
De este modo, los viajes con sentido religioso, en la dualidad viaje – misión que
vinculamos en Olsson, muestran acciones que promovieron lo que se entendía como
progreso y la elevación moral de las poblaciones del territorio, justicando sus viajes
con la armación que “La gente de América del Sur está realmente hambrienta del
Evangelio” (Olsson, 1899a: p. 75), asumiendo que el evangelio era una herramienta
de modernidad y no sólo de fe. Lo interesante es que, en lugar de proyectar esta idea
de educación en un colegio, la mirada de Olsson repetía el imaginario de la salvación/
modernización desde la introspección de la lectura bíblica, que no necesitaba de una
educación institucional, ni tampoco de un tutelaje pastoral permanente, sino que se
reejaba en el orden doméstico. La Biblia dejada (vendida) hacía que la casa fuera
limpia, el poder educativo estaba en la lectura del libro en sí.
En la experiencia de Olsson se suma un viaje a Chile a nes del siglo XIX,
posiblemente en 1895 o 1896, donde visitó la ciudad costera de Valdivia (Cámara,
1997, p. 31), en la cual estuvo un corto tiempo vendiendo Biblias, luego se reportó
en el puerto salitrero de Pisagua, en el norte, informando que había tenido varios
servicios religiosos durante el mes de julio, y que, además, había visitado el lugar
en agosto, armando que ese campo debía cultivarse3, y en Tocopilla, ejerciendo
funciones de colportor por la Sociedad Bíblica de Valparaíso4. A diferencia de sus
otras experiencias de viaje, se observa que Olsson no tuvo un trabajo misional al
interior de Chile, sino que se detuvo en sus puertos, lo cual marca una diferencia en
la descripción de acuerdo con el nivel de urbanidad visitado. Además, es presumible
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que sus vínculos con la Sociedad Bíblica de Valparaíso hayan contribuido a la
edición de su primer libro de viajes, que llamó La obra en Sud-América del colportor
evangelista Emilio Olsson (1896), publicado en Santiago.
Olsson se percibía como gestor de un cambio de fe que conllevaba el progreso.
A su vez concebía que el progreso de las poblaciones sudamericanas implicaba
acciones de renovación religiosa vinculadas a un cambio moral completo; ideas que
el propio protestantismo traía consigo desde décadas previas con Von Barchwitz
Krauser (Seiguer, 2013); Matthews (Baeza, 2016) o, en tiempos más actuales, con
Dawson (Escobar, 2020). Esto llevó al colportor sueco a pensar en la evangeliza-
ción total de las poblaciones sudamericanas apoyado por una idea de inmediatez,
en donde el factor de impacto podía medirse según la rapidez de distribución de la
Biblia:
Creo que América del Sur se puede evangelizar en cuatro años. Un buen misio-
nero puede llegar a 10.000 personas al mes, 100.000 al año y 400.000 en cuatro
años, y 100 misioneros pueden llegar a 40.000.000 de personas en cuatro años.
América del Sur es como una mina de oro; a medida que bajas, está muy oscuro,
pero hay un mineral precioso para recompensarte por tus dolores. ¿No ayuda-
rías? Se necesitará una gran cantidad de dinero para enviar a cien hombres allí
durante cuatro años, pero no tanto como se necesitaría para construir hermosas
catedrales. Dios quiere que vayamos como testigos y demos el evangelio a esas
personas (The Christian and Missionary Alliance Magazine, Vol. XVIII, N° 4,
22 de Enero 1897, p. 76)
De este modo, las experiencias de viaje – misión de Olsson fueron la base que
le permitieron idear un plan de evangelización que se denominó “The evangelization
of South America in the next four years”. Este plan fue presentado por este viajero a
la Misión The Christian and Missionary Alliance, en 1896, el cual tuvo una notable
recepción de su secretario general el Dr. Albert B. Simpson. Si bien este plan, en
los cálculos de Olsson, fue un fracaso porque no se dio un avance signicativo de
misioneros (Forni, Mallimaci, Cárdenas, 2003), propició el interés de al menos 28
personas que se vieron persuadidos por los relatos del colportor de llevar adelante
la conversión de las personas perdidas y necesitadas de América del Sur y que con
su propia experiencia, y generando su propia literatura de viaje, avanzaron en acti-
vidades misionales que permitieron la permanencia de una iglesia, que se mantiene
hasta la actualidad (Escobar y Núñez, 2020).
La experiencia de Olsson es signicativa porque logró esta particular
migración, que de hecho modicó e incidió en las tensiones religiosas de los espacios
en donde se instaló. La Misión norteamericana tomó la experiencia de fe relatada
por Olsson, entendida como el reconocimiento de las pruebas o constancias del
fundamento empírico de lo que contó (Colombi, 2006, p.13), asumiendo el poder de
la Biblia sobre la formación institucional, apoyándose en principios martirológicos
e introspectivos que le dio forma al plan de evangelización total de la población
sudamericana. Producto de la charla entre Olsson y Simpson en 1896, surgió,
Darío Escobar Sepúlveda, Paula Gabriela Núñez • Caminar por tierras oscuras, Emilio Olsson y el colportaje como experiencia de viaje 1919
además del proyecto de evangelización del territorio sudamericano en cuatro años,
una aliación nominal en la cual el colportor se debía hacer cargo de este proyecto,
ocupando el cargo de superintendente para Sudamérica de la Misión The Christian
and Missionary Alliance, cargo que ocupó hasta 1899, mismo año en que desistió de
él por conictos de orden nanciero y administrativo con otros miembros relevantes
de la organización, en un marco de acusaciones y disputas entre las personalidades
centrales en el plan de evangelización en el territorio latinoamericano: Simpson y
Olsson.
PALABRAS FINALES
El misionero Emilio Olsson hizo una presentación discursiva del territorio
sudamericano como “oscuro y olvidado”, una idea que se encontraba generalizada
entre las las protestantes norteamericanas y europeas (en especial las inglesas).
Esto permitió el ingreso y establecimiento de diferentes iniciativas misioneras
durante nes del siglo XIX, en particular de la Misión The Christian and Missio-
nary Alliance. La mirada sobre los viajes como proceso de construcción de sentidos
proporciona elementos interesantes para pensar el ideario religioso de los sentidos
de viaje a nes del siglo XIX, particularmente en un territorio que se resumía como
ignorante, carente de modernidad y oscuro en su sentido religioso. De aquí, los viajes
para propiciar iniciativas misioneras protestantes cobran sentidos en el “colportaje”
como experiencia de viaje-misión, y la literatura de viaje en su dimensión discursiva
porque los relatos de Olsson fortalecieron la idea que el territorio sudamericano era
una región abandonada y descuidada por las misiones protestantes, que tenía en el
colportaje una primera forma de acercamiento genuino a la fe.
Es destacable que las experiencias de fe no se dieron en las principales urba-
nizaciones, sino en los territorios marginales, donde la propia Iglesia Católica reco-
nocía una falta de fe estructural. También se reconoce que la propuesta religiosa se
vincula a un ideal de modernización llevado adelante por los Estados nacionales, y
un objetivo de incidir y modicar comportamientos y valores en poblaciones origi-
narias, compartiendo nuevamente los valores estatales. De allí cobran relevancia
sus intereses por impactar las matrices culturales de los espacios y poblaciones que
visitaba. De hecho, la fe que le motivaba a viajar era la que a su vez le permitía dar
cuenta del “otro” sin fe, caracterizándolo como un “otro” incivilizado que otorgaba
un carácter oscuro y descuidado al territorio en que habitaba.
La dualidad entre lo sagrado y lo profano se encuentran en la literatura
inspirada en los viajes - misión de Olsson, en tanto reconocía que su función de
acercar la Biblia a las poblaciones sudamericanas era la respuesta para sacarlas de la
paganidad. Viaje, Biblia y salvación se mezclan como sinónimos en la obra literaria
de Olsson, y lo interesante es que su impacto antes que en el territorio misional, se
reconoce en el espacio de origen de la misión. A la vez, el viaje y su literatura cobran
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nuevos sentidos porque se vuelve innovador en tanto los escenarios transitados
son aquellos mismos que buscan transformarse, lo que hace que la recepción de
los nuevos viajeros varíe según los relatos de las experiencias previas. Las miradas
que Olsson relató en sus experiencias de viaje tuvieron una marcada mirada hacia
poblaciones y lugares por civilizar, motivados por su ideal de sociedad moderna.
Esto permite inferir que estas parcialidades religiosas convergen con los intereses de
los Estados en cuanto a la modernización de las sociedades rurales e indígenas, así
como en el avance urbano.
Esto coincide con la idea que la modernidad traía consigo nuevas formas de
organización social centradas en el individuo como actor político y social (Bastian,
2015), y, por tanto, un factor relevante para el desarrollo del protestantismo en
el territorio sudamericano y de políticas estatales que promovieran las libertades
individuales para practicar su fe (Morales, 2019). Estas convergencias se solapan con
disputas, pues en los escenarios urbanos o menos marginales, existían conictos con
instituciones ya establecidas, en este caso la Iglesia Católica a la cual Olsson acusaba
por ser responsable de la paganidad existente en las poblaciones sudamericanas. Esto
permite observar que tanto los viajes y la literatura que surgían de éstos, son útiles
para dialogar con las diversidades presentes y los sentidos de los viajes, donde la
mirada de un escenario se traslada para interpretar otro y, a partir de ello, hacer un
armado de experiencias que justiquen los viajes mismos.
Pero el punto de interés es cómo una forma de vivir la fe, la introspectiva e
individual, coloca a la actividad del colportaje en un lugar central para pensar tanto las
trayectorias como las instalaciones de la compleja trama de evangelismos que desde
el siglo XIX se expande en el territorio latinoamericano. El caso de Emilio Olsson
muestra la relevancia de una trama ignorada y desconocida que permite, al menos,
complejizar los procesos de construcción de la fe en el espacio latinoamericano.
NOTAS
1 The Christian and Missionary Alliance Magazine, Vol. XVIII, N° 4, 22 de Enero 1897, p. 76.
2 En este sentido, Olsson parafraseó el verso bíblico del libro Hechos de los Apóstoles 1:8,
asumiendo que en su calidad de colportor y misionero era portador del poder sobrenatural del
Espíritu Santo, el cual lo impulsaba a evangelizar, en donde geográcamente las poblaciones
de Río de la Plata era asimilado como su propia Jerusalén y “Sudamérica es Samaria” (The
Christian and Missionary Alliance Magazine, Vol. XVIII, N° 4, 22 de Enero 1897, p. 75).
3 Methodist Episcopal Church. Annual report of the Missionary Society of the Methodist
Episcopal Church 1897, p. 271 - 272
4 Historical Sketches of the Missions: under the care of the Board of Foreing Missions of the
Presbyterian Church, 1897, p. 330
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