
Natalia Chavarría Jiménez • “Nunca nos beneciamos a costa de otros sectores”: industria privada costarricense... 55
pues no era rentable en la región y segundo, era fácil de importar. De hecho, propone
que no importaba cuanto creciera este sector y sus exportaciones, las importaciones
siempre superarían su valor, generando desbalance comercial. Entonces ¿por qué se
continuaron los esfuerzos para mantener el sector industrial? El autor argumenta que
fue en gran medida por la inuencia de intereses del capital estadounidense en el país
(Esquivel, 1985, pp. 53-100).
Entre 1963 y 1975 fueron desapareciendo paulatinamente las empresas fami-
liares y se consolidó la burguesía industrial (nacional y extranjera), el capital econó-
mico externo fue ganando lugar, con lo cual se dio una repartición de poder. Sin
embargo, la presencia de capital extranjero tuvo sus consecuencias negativas para el
país, pues el dinero que generaba no siempre se quedaba, podía fugarse mediante las
remesas, el pago de intereses a bancos externos, la inversión en otros países, entre
otros (Esquivel, 1985, pp. 53-100).
Se ha sostenido que la inserción al MCCA fue vital para la ampliación del mercado,
razón que atrajo la inversión extranjera. Pero Esquivel advierte que no hay que subes-
timar la importancia de la demanda interna, ya que la mayor parte de la producción se
quedaba en el país, de ahí surge la idea de que el modelo de sustitución de importaciones
tenía un sesgo antiexportador. No obstante, el mercado aún era muy pequeño para apro-
vechar la capacidad instalada (tecnología, mano de obra, entre otros) por lo cual, según el
autor, muchas actividades solo fueron rentables bajo la protección y los subsidios, de otra
manera no hubieran podido permanecer en el país (Esquivel, 1985, pp. 53-100).
Mary A. Clark (1993) propone que la industrialización fue un proceso simul-
taneo a la entrada al MCCA, cuyo objetivo era ir remplazando el sistema tradicional
de exportaciones agrícolas. En ese momento la Cámara de Industrias de Costa Rica
(CICR) presionó al gobierno para implementar una legislación que le permitiera
competir con los demás centroamericanos, por lo cual se puede inferir que la Cámara
fue la promotora (o al menos tuvo un buen peso) en el proceso legislativo de protec-
cionismo industrial (pp. 83-99).
Por otra parte, Tilman Altenburg (1995) señala que, en el contexto de restruc-
turación económica iniciado en la década de 1980, muchos incentivos fueron reti-
rados a la producción industrial, para que la economía pudiera ser liberalizada. Sin
embargo, el autor sostiene que la apertura fue gradual, lo cual permitió al sector
adaptarse a la nueva realidad (pp. 41-49).
En el momento en que los liberales ganaron el debate sobre qué modelo
debía seguir el país, vinieron dos cambios que afectaron directamente a la indus-
tria: la desgravación arancelaria y la devaluación. Esta última aconteció primero,
a partir de setiembre de 1980. Altenburg arma que los industriales apoyaron las
primeras reformas económicas de corte liberal, pero cuando llegó la desgravación
(1986), empezó la resistencia. Pero, el autor concluye que pocas industrias dejaron
de producir y todas las ramas mostraron un crecimiento más o menos uniforme. Para
Altemburg, la entrada de la industria costarricense a la competencia internacional fue
incluso “exitosa” (Altenburg, 1995, pp. 41-49).