Diálogos Revista Electrónica de Historia, 24(2): 1-5. Julio-Diciembre, 2023. ISSN: 1409-469X · San José, Costa Rica22
que se comenten en historia cuando se habla de cultura mesoamericana. Con respecto
a lo anterior, cabe destacar que cuando se habla de pueblos indígenas mesoameri-
canos, los medios de entretenimiento, o personas que son inexpertas en estos temas,
tienden a generalizar que los mayas y los aztecas son las únicas culturas existentes,
esto es lo primero que expone Austín, “son pueblos, dos versiones muy distintas de
una misma cultura, ni toman sucientemente en cuenta los otros participantes de
la tradición mesoamericana” (López, 2014, p.11). Este es quizás uno de los puntos
más relevantes de este capítulo: cada pueblo que compone Mesoamérica tiene una
historia distinta, que al analizar por separado, permite comprender el gran legado que
dejaron, facilitando comprender cómo funcionan las sociedades actualmente debido
a acontecimientos históricos que las marcaron, como la conquista.
Lo que hace una vinculación directa con el segundo y tercer capítulo, en
donde se aborda cómo la “religión al igual que la sociedad es histórica” (López,
2014, p.17), el desarrollo de estas prácticas religiosas brindó cierta estructura y
moldearon el estilo de vida de diferentes civilizaciones indígenas, “no debe extrañar,
por tanto, que la religión fuese una especie de código común, valedero como enlace
entre los pueblos componentes de aquella enorme tradición mesoamericana” (López,
2014,p.19); no es lo mismo analizar una historia en donde se tenían deidades rela-
cionadas a la naturaleza y que cuenta los orígenes y acontecimientos que han vivido
estas personas antes de la colonización, que una historia colonizadora que llegó a
generar cambios abruptos, sin sentido para los habitantes de estos territorios indí-
genas que da como resultado una sociedad con nuevas prácticas sociales y religiosas.
En el cuarto y quinto capítulo, el autor explica los procesos metodológicos
llevados a cabo y las limitantes u aportes positivos del proceso de elaboración de
este libro. El autor llevó a cabo una búsqueda bibliográca, pero para poder recabar
los datos necesarios tomó en cuenta hallazgos presentes en otras ramas de estudio; la
habilidad de recurrir a otras ramas de estudio para complementar los conocimientos
en historia existentes posibilita brindar una perspectiva diferente de los hechos, e
incluso poder plantear nuevas ideas para futuros proyectos de investigación.
Como puede suponerse, los estudios históricos de todas las tradiciones reli-
giosas presentan el problema de la heterogeneidad de las fuentes, ya que se trata
de realidades de muy larga temporalidad. Para el estudio de la tradición religiosa
mesoamericana, que cuenta con 4500 años de existencia, se debe recurrir a diversas
disciplinas cientícas, entre ellas la antropología física, la arqueología, la icono-
grafía, la codicología, la epigrafía, la historiografía y la etnografía. En efecto, las
fuentes históricas que se reeren a Mesoamérica y a su tradición cultural son los
restos humanos y los arqueológicos, los pictogramas, las obras artísticas, los docu-
mentos en sentido estricto y los testimonios orales, lo que hace el panorama muy
complejo no solo porque hay que conjugar las aportaciones de todas las disciplinas,
sino porque son muy distintas la calidad y la cantidad de información referente a
cada periodo histórico y a cada región (López, 2014, p. 23).