DOI 10.15517/dre.v25i2.58828

Los fantasmas aparecidos en San Francisco de Goicoechea: espiritismo y sociabilidad en la primera década del siglo XX costarricense

Pablo Barquero Morice

Resumen

En la primera década del siglo XX, el espiritismo costarricense entró con fuerza en el panorama mundial paranormal producto de los fenómenos que sucedían en una humilde casa de la ciudad de Goicoechea visitada por asiduos personajes del ámbito político y científico para ver fantasmas. Este grupo, siguiendo los lineamientos que estaban en boga a finales de siglo XIX, se reunían todas las noches con sus manuales espiritistas para invocar a los muertos desde el más allá, y con ello, comprobar “a ciencia cierta” la existencia del otro plano. Gracias a este grupo de personas se dio inicio a la etapa del brillo y el espectáculo espiritista costarricense. El presente artículo busca relatar los eventos y analizar los personajes presentes en las sesiones del centro espiritista Círculo Franklin que dieron pie a una idea incipiente de sociabilidad costarricense.

Palabras clave: Centros espiritistas, Círculo de Franklin, fraude, médium, creencias, eventos paranormales, espiritismo, Costa Rica

Ghosts in San Francisco de Goicoechea: spiritism and sociability during the 1900s

Abstract

During the 20th century first years, Costa Rican spiritualist movement strongly entered the global paranormal scene because of a phenomena that occurred within a humble house in Goicoechea where political and scientific local known people met to see ghosts. They met night by night holding spiritualist manuals to invoke spirits from beyond to verify the existence of other spheres of existence. This group inaugurated the Costa Rican spiritualist spectacle. This article seeks to narrate those events and analyze the Circulo Franklin that gave rise to an incipient idea of Costa Rican sociability.

Keywords: Spiritualist centers, Círculo de Franklin, fraud, medium, beliefs, paranormal events, Spiritualism, Costa Rica

Introducción

El 23 de agosto de 1901 en el periódico El Heraldo de Costa Rica, dentro de la sección dedicada a los pormenores que acontecían en el Congreso de la República publicó la siguiente información:

En cuanto a lo propuesto por el Diputado Quesada para las sesiones nocturnas, habló también el Pbro. Martínez con mucha locuacidad y sal andaluza, aludiendo a que esas horas no estaban verdaderamente destinadas para aquella clase de labores, que aquello iba a parecer como cosa de espiritismo. (X, p.3)

Si bien la mención es claramente escueta, deja entrever que, hasta en el propio Congreso costarricense, se tenía conocimiento de la existencia del espiritismo en el país, a pesar de que el periódico El Grano de Arena, defensor a ultranza del espiritismo, había concluido labores en 1899 y los centros espiritistas nacionales de renombre del siglo XIX también habían desaparecido con el cambio de siglo.

En esos primeros años de la década de 1900, el espiritismo en Costa Rica se encontraba en desventaja, debido a las constantes denuncias por fraude, mentiras y calumnias hacia algunas de las personas que decían tener capacidades mediúmnicas, como es el caso de la nota aparecida en el periódico El Día el 26 de noviembre de 1902, donde indica con nombres y apellidos que los señores Teodoro, José y Luis Carvajal estuvieron estafando a varias personas por la suma de ¢7000 con espantos y sesiones espiritistas (Hechos y dichos, 1902). Esta dinámica de fraudes, mentiras y calumnias continuó hasta que apareció el centro espiritista más importante de la década: El Círculo Franklin

La creencia que los espíritus de los fallecidos podían comunicarse con los vivos por medio de sesiones dirigidas por una persona con capacidades mediúmnicas para escuchar lo que ellos tenían que decir, es la definición más conocida del espiritismo (Kardec, 2014).

La presente investigación tiene como objetivo relatar los eventos acontecidos en las sesiones espiritistas del Círculo Franklin y analizar los personajes presentes en estas, que dieron pie a una idea incipiente de sociabilidad costarricense para comienzos del siglo XX. Como pregunta generadora de opinión para enmarcar este artículo se tiene la siguiente: ¿cuál fue la relevancia del Círculo Franklin y sus miembros, en el espiritismo costarricense y la sociabilidad en las primeras décadas del siglo XX?

Nuestra sociedad, a nivel cultural, siempre ha estado rodeada de creencias y simbolismos, que, al ser estudiados desde una perspectiva científica social, brinda luces sobre la importancia que estos aprendizajes tenían en un periodo de tiempo determinado. Por esta razón, da pie para interpretar y entender cómo se manejaban creencias relacionadas con la muerte y el más allá, a comienzos de siglo XX en Costa Rica.

Para este trabajo se usaron como fuentes la revista espiritista costarricense El Estudio y ciertos periódicos de circulación nacional como lo eran: La República, La Información, El Heraldo de Costa Rica y El Día.

El Círculo Franklin

Este centro espiritista comenzó sus labores entre 1905 y 1906, en la casa de habitación de la Familia Corrales Jiménez, ubicada en San Francisco de Goicoechea, en la provincia de San José de Costa Rica, específicamente en los alrededores de la reconocida “Iglesia de Ladrillo” y las cercanías con Barrio Amón.

El centro espiritista se creó por las primeras apariciones fantasmales y sucesos paranormales que fueron vividas por los hijos del matrimonio Corrales Jiménez; al principio, eran tomados como un juego entre los miembros de la familia. No fue hasta que el padre Buenaventura Corrales, gracias a su trabajo gubernamental como inspector de Escuelas, decidió contarles a sus amistades los acontecimientos. Corrales le contó principalmente a personascon conocimiento sobre fenómenos espiritistas y que hubieran estado metidas en centros espiritistas anteriores e invitarles a presenciar los fenómenos existentes. Es ahí cuando se difundieron las historias, y comenzó a llegar la gente formándose así el centro espiritista (Barquero, 2023).

Uno de los principales detalles que llevaron a la gran cantidad de personas a enterarse de los eventos en la casa de los Corrales Jiménez y a visitarles, (además de las capacidades mediúmnicas de quien fungía como médium y de la cual se hablará en páginas siguientes) era la cercanía de una parada del tranvía que cruzaba la ciudad de San José hacia Guadalupe. Como bien lo indica Foxes: “El tranvía hacia Guadalupe tenía una parada cerca de esta casa, por lo que las sesiones espiritistas se volvieron con el tiempo, de conocimiento popular” (1909, p.2). Es correcto recordar, que las sesiones espiritistas a principios de siglo XX, se realizaban en las noches, porque a esas horas, el silencio y la calma reinaban. Por ello, , las distracciones sobre el o la médium y las personas en la sesión, eran pocas. Entonces, la presencia de esta parada del tranvía, permitía que las personas de otros lados de la capital, llegaran al lugar con mucha facilidad.

Bautizo del centro

Durante las primeras sesiones espiritistas acontecidas en la casa de la familia Corrales, se contactaron con el espíritu de quien fuera en vida el científico estadounidense Benjamín Franklin. Este espíritu, entre otros consejos brindados al público presente, instó a continuar las reuniones por el camino del espiritismo, fundando un centro espiritista. Por lo que, en homenaje a esta entidad que decidió comunicarse con ellos, se le pone el apellido como nombre del centro espiritista y nace el Círculo Franklin (Wallace, 1927).

Para comienzos de siglo XX, el espiritismo a nivel mundial había comenzado a dar un giro hacia el estudio de los fenómenos paranormales presentes en las sesiones. Así, se deseaba estudiar todas las habilidades de las personas médiums para conocer como contactaban con los espíritus. De esta forma, se dejaban atrás las sesiones espiritistas en las cuales su enfoque iba hacia la escucha de los consejos brindados por los espíritus; esta situación no pasa desapercibida en el Círculo Franklin y sus miembros tomaron la decisión de seguir el ejemplo mundial y estudiar los fenómenos paranormales acontecidos en las sesiones (Barquero, 2023).

Sociabilidad en el Círculo Franklin

Lamentablemente, igual que la gran mayoría (por no decir la totalidad) de centros espiritistas costarricenses, no se conservaron las actas de las juntas directivas para poder analizar todos los pormenores que acontecían en el centro. Este detalle ha impedido el profundizar a nivel investigativo, para comparar si los centros espiritistas costarricenses, siguieron al pie de la letra, los progresos que acontecieron en los centros espiritistas del resto del mundo, como fue el pasar de simples espacios de reunión informales a convertirse en asociaciones voluntarias formales (Aghulon, 2014).

El historiador francés, Maurice Aghulon es el principal investigador del concepto de sociabilidad. Él empezó a analizar este concepto desde el siglo XIX hasta la actualidad, centrándose en el estudio de los círculos franceses. En esta corriente europea se promovían formas igualitarias de asociación en las cuales se dejaba de lado la perspectiva aristócrata y clasista por una participación tanto de hombres como mujeres (Loaiza, 2010). Como se puede entender, al llamar al centro Círculo Franklin, denotaba un conocimiento sobre las situaciones que pasaban en el resto del mundo con respecto al ordenamiento de los centros espiritistas; no obstante, no se puede tener certeza si este centro espiritista, terminó convirtiéndose en una asociación voluntaria o solamente quedó en un grupo de reunión con tintes de formalidad.

La gran Ofelia

Las dos personas más importantes de cualquier centro espiritista son: el presidente de la junta directiva y el o la médium. Entre ellas dos recae el peso que un centro espiritista logre sobrevivir en el tiempo gracias a las comunicaciones o eventos que realice quien funge como médium y las enseñanzas a nivel doctrinario basadas en los escritos de Allan Kardec que exponga la persona encargada de la presidencia, pero para el caso de este artículo, la figura central será la médium.

El Círculo Franklin tuvo como médium principal a la más renombrada en la historia costarricense: Ofelia Corrales Jiménez. En su adolescencia comenzó a tener dotes médiumnicos, en su casa y con su familia, como se explicaba anteriormente. Al descubrir este detalle, su padre, comenzó a leer las obras de Allan Kardec, principalmente “El libro de los espíritus” y “El libro de los Médiums”, obras básicas a la hora de poder entender el espiritismo y crear un centro de esta índole.

De acuerdo con Molina (2011), este centro comenzó alrededor de 1906 y fue concluyendo funciones cerca de 1911. Su tiempo de “fama y fortuna” llega en 1909, cuando aparecen las sesiones publicadas en revistas espiritistas internacionales principalmente de México y España, como lo eran: “El siglo espírita”, “La voz de la verdad” y “Lo maravilloso”. Asimismo, existen unas fotografías tomadas durante una de las sesiones espiritistas del centro un par de años antes1, en las cuales se observa a la médium Ofelia, materializando el espíritu de Mary Brown, lo cual realzó el carácter espectacular de Corrales.

Aun así, el foco de atención no estaba en la médium. Dentro de los reportajes publicados en las revistas internacionales, lo que llamó la atención era el fenómeno de la materialización de un espíritu y si este era posible o no. Para la prensa costarricense, la situación de las fotografías pasó completamente desapercibida. Solamente el periódico La República publicó un artículo referente a Ofelia, en el cual criticaba la veracidad de los hechos:

Hemos tenido ocasión de hablar con una inteligente y gentil señorita que asistió a una sesión espiritista. Verificábase ésta, (como siempre) a oscuras, pero acertó a pasar por delante de la casa el tranvía de Guadalupe y al fugaz resplandor de sus luces pudo observar nuestra amiga que la médium se deslizababa [sic] entre los concurrentes luciendo sus facultades de ventrílocua y simulando varias voces en distintos puntos de la sala. (El espiritismo en Costa Rica, 1910, p.2)

De esta manera, se buscaba traer abajo la fama que la gran médium tenía a nivel nacional e internacional dentro de quienes seguían el espiritismo. La prensa había descubierto que sus supuestos poderes eran engaños. Sin embargo, su fama no se apagó con estos detalles, principalmente por las personas que llegaban al centro.

Asiduos visitantes

Entre el listado de personas quienes alguna vez visitaron el Círculo Franklin, como bien lo mencionaba Molina (2011), se encuentran nombres muy importantes para la política y la economía costarricense de la época. Para efectos de este artículo, serán dos los nombres en los que se pondrá la atención: Ramiro Aguilar Villanave y Daniel González Víquez. La importancia de ambos radica en que ambos, en la década de 1920, retomaron el espiritismo en Costa Rica; crearon centros espiritistas y publicaron dos revistas: Claros de Luna y El Estudio, tratando de posicionar con fuerza nuevamente el espiritismo en la sociedad costarricense.

Pero para la época del Círculo Franklin, Aguilar y Gónzalez eran estudiosos que se habían cruzado previamente en otros centros espiritistas y tenían un vasto conocimiento. No obstante, los fenómenos atestiguados ahí, nunca los habían visto en ningún otro centro costarricense (González, 1927a).

Tanto Ramiro Aguilar Villanave como Daniel González Víquez eran profesionales (educador el primero e ingeniero el segundo), conocidos en el país y respetados en sus puestos. Por ello, su participación dentro del centro espiritista, -así como la de los demás-, se mantenía en “secreto”, ese típico secreto que todo mundo conoce, pero nadie quiere revelar. Cuando comienzan a visitar el centro espiritista y se da la toma de las fotografías de la materialización del espíritu de Mary Brown, Ramiro Aguilar rondaba los 27 años de edad, mientras que Daniel González tenía 47 años. La edad fue un factor importante en el tipo de protagonismo que cada uno tuvo en el centro, en el cual, con el bagaje por la edad de González Víquez, decidió tener un papel menos activo que permitiera siempre ser testigo presencial pero mantenerse lo más que se pudiera en el anonimato, para evitar la estigmatización. Caso distinto para Ramiro Aguilar, quien sí participaba de lleno en la experimentación de los fenómenos, e incluso terminó apareciendo en las míticas fotografías que le dan la vuelta al mundo sobre la materialización de espíritus por Ofelia Corrales.2

Ramiro Aguilar con su ímpetu a flor de piel, cayó rendido ante las maravillas del espiritismo y las comunicaciones con el “más allá”, al punto que en 1910 da unas declaraciones a la prensa muy alarmantes, que se retomaran para las conclusiones de este artículo (Aguilar, La información, 26 de agosto de 1910, 2). Por su parte, Daniel González Víquez, luego de los acontecimientos con Ofelia, sobre la supuesta falsedad de la materialización de los espíritus, se alejó del espiritismo hasta que comenzó a publicar escritos en las revistas espiritistas costarricenses de la década de 1920, entre sus escritos narró en detalle muchos de los fenómenos que acontecieron en el lugar.

Eventos paranormales en San Francisco de Goicoechea

Tuvieron que pasar casi 20 años desde que habían ocurrido los fenómenos de materialización en la casa de la Familia Corrales Jiménez, con la presencia del espíritu de Mary Brown traído a este plano por la médium Ofelia Corrales, para que alguien se decidiera a publicar en la prensa nacional lo sucedido, esa persona fue: Daniel González Víquez.

En una serie de tres artículos publicados en la revista El Estudio3, de diciembre de 1926 a febrero de 1927, González expuso una gran cantidad de fenómenos realizados por Ofelia Corrales que no habían salido a la luz pública hasta ese momento. Uno de los detalles más interesantes son los seudónimos a las personas involucradas, llamando a Buenaventura Corrales: “Bienvenido Castro” y a Ofelia: “Orfilia”. Esta situación se dio porque Ofelia Corrales había regresado en 1922 a Costa Rica luego de su salida hacia Francia como médium de cabecera de la Familia Tinoco y para esos años, ella deseaba mantener un perfil bajo y anónimo. Estuvo lo más alejada posible del espiritismo y su papel como médium reconocida pues se le relacionaba con los Tinoco y la sombra macabra que con ellos se acarreaba, pero eso no llevó a que dejara de practicar sus dotes como médium, simplemente que lo volvió parte de su vida privada.

Entre los fenómenos expuestos González (1927b), señala que, durante la primera visita a la casa de la Familia Corrales, experimentó fenómenos de levitación de objetos (la mesa y una máquina de coser), incluido él mismo mientras se encontraba sentado en una silla, usándose como parte del fenómeno con Buenaventura Corrales y Ofelia a su lado. Otro acontecimiento fue la aparición de luciérnagas en la casa a pedido de Ofelia para que se usaran como iluminación a la hora de los fenómenos, pero el más renombrado siempre será la materialización de Mary Brown, la cual relata de la siguiente manera:

El proceso más frecuente de las materializaciones era así: apagábamos la luz y guardábamos completo silencio concentrando la mente para ayudar al fenómeno: no transcurría un minuto sin que algunos cocuyos se escaparan de la cajita que los aprisionaba y se prendían del cielo raso dando una luz brillante. Aparecía entre ellos una luz difusa cual si fuera un velo transparente y a medida que bajaban los cocuyos se iba dibujando la silueta de MARY y quedaba completamente materializada al tocar el piso. (pp.253-254)

La mística del relato no quedaba solamente ahí, la forma de desaparecer de Mary era también un misterio:

Después de charlar un buen rato nos dijo: aunque me cause una pequeña pena, voy a darles un espectáculo grandioso, no se asusten por lo que vean; abran también la puerta.

Lo hicimos: un rayo de luna invadió la sala; MARY se colocó de manera que la envolviera aquella luz; se puso primero pálida, luego tomó un color grisáceo como si fuera una estatua de ceniza y después vimos que se producía una especie de desorganización en su cuerpo cayendo al suelo los elementos que lo constituían como si fuera una lluvia de ceniza, hasta deshacerse completamente. (González, 1927b, pp.254-255)

Con su testimonio, González buscaba dos cosas: la primera, acallar las voces sobre el supuesto fraude de Mary Brown, poniendo su palabra como una forma de indicar cuán erradas estaban quienes juraron que todo había sido un fraude orquestado por Ofelia y su familia. Y, la segunda, sabiendo las capacidades medíumnicas de Ofelia, insistir que saliera de ese anonimato y volviera a la vida pública espiritista. Pero no logró ninguna de las dos, porque ya había pasado tanto tiempo de las materializaciones en la casa de Ofelia, que mucha gente seguidora del espiritismo en el país ni siquiera conocía lo sucedido y más bien, como la sombra del fraude seguía dando vueltas, preferían no sacar a la luz ese tema. Ofelia a los años se casó y no volvió nunca al nivel de vida pública espiritista que González Víquez deseaba.

Cierre del Círculo Franklin

Desde antes que salieran las fotografías de las materializaciones, el centro espiritista venía presentando problemas internos por el manejo de poderes sobre quien era la persona correcta para dirigir el mismo, ya que Buenaventura Corrales como dueño de la casa y papá de la médium, deseaba el protagonismo y no entregar el liderazgo al reconocido abogado Alberto Brenes Córdoba, quien al final de cuentas terminó siendo el presidente de la junta directiva durante los eventos conocidos.

No obstante, el punto más importante de los problemas internos y el cierre del centro espiritista fue el posible descubrimiento del fraude con respecto a la materialización de Mary Brown, lo que acarreó innumerables críticas a los miembros del centro, y suscitó la caída de la credibilidad del Círculo Franklin y sus miembros. Y por si todo esto fuera poco, ya en la época de cierre del centro espiritista, Aguilar decidió brindar una entrevista al periódico La Información aparecida el 26 de agosto de 1910, donde indica que San José será destruido por un terremoto, acompañado de incendios, información que le brindaron los espíritus en forma de premonición o profecía a un amigo suyo y este se dedicó a compartirla, pues como el mismo Aguilar lo dice:

Yo no tengo temor al ridículo: soy espiritista y tengo profundamente arraigadas esas creencias que profeso con sinceridad y no me avergüenzan. (…) No digo que no habrá algo de “chamarra” en lo que aquí se hace, pero hay mucho de verdadero, que es lo que conviene aprovechar. (p.2)

Conclusiones

A comienzos de siglo XX, el centro espiritista costarricense Círculo Franklin se convirtió en el de mayor renombre para bien o para mal, gracias a las capacidades como médium de Ofelia Corrales, pero principalmente a la toma de las fotografías sobre las apariciones de Mary Brown. Con estas fotos los miembros del centro espiritista pensaban experimentar sobre las habilidades que presentaba Ofelia, ya que en el resto del mundo, los centros espiritistas trataban de encontrarle razón a nivel científico, a todos esos fenómenos para entender de mejor la psique humana; no interesaba tanto los espíritus como tal si no, el porqué se daban esas situaciones.

De igual manera, el Círculo Franklin mostró nociones de una incipiente sociabilidad tanto por el nombre escogido a la hora de clasificarse, como la aparición de una médium que compartía el poder con el presidente del centro espiritista.

Pero la relevancia principal del Círculo Franklin fue la continuación del estudio y análisis espiritista por parte de varios de sus miembros (como los casos de Ramiro Aguilar Villanave y Daniel González Víquez) al crear centros espiritistas por todo el país, en la década de 1920, poniendo en práctica todos los conocimientos que aprendieron en el centro espiritista de San Francisco de Goicoechea.

Notas

1 Para más información sobre este detalle, véase Molina, I. (2011)

2 Para un análisis de estas fotografías, véase: Barquero, P. (2023)

3 Véase González , D. (1926), González, D. (1927a) y González, D. (1927b)

Referencias

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Fecha de recepción: 15 de febrero de 2024 Fecha de aceptación: 24 de mayo de 2024

Pablo Barquero Morice

Centro de investigaciones Históricas de Centroamérica, Universidad de Costa Rica, San José, Costa Rica

Contacto: pablo.morice11@gmail.com

ORCID: https://orcid.org/0000-0002-4153-483X