Carlos Fernando Yerbabuena Torres • La destitución del presidente Juan de Dios Martínez Mera en 1933... 77
En Riobamba inició una revuelta militar que unicó a la población. Esta fue
encabezada por los tenientes Zúñiga, Francisco Ortiz, Lino Alvarado y Heleodoro
Cordero, miembros del Regimiento de Artillería Sucre (Castillo, 1942, p. 163). La
revuelta no tuvo un carácter casual. Durante algunos días atrás ya se escuchaba
en las calles rumores sobre una protesta en contra del Gobierno. Según Castillo
Jácome (1942), “el júbilo del pueblo fue enorme y numerosos civiles acudieron a los
cuarteles en demanda de armas para engrosar los cuerpos de línea (p. 162)”. En estas
circunstancias, varias autoridades de la provincia fueron arrestadas.
Entre los apresados se encontraban el señor Leopoldo Larrea, gobernador de
la provincia de Chimborazo; el mayor Julio Mancheno, intendente general de policía;
el coronel Ricardo Zambrano, jefe político; Ricardo C. León, gerente de Estancos;
Cesar Merino, tesorero de Hacienda; Alfredo Gallegos, gerente de la sucursal del
Banco Central. A esta lista se suman los señores Luis Silva y Jorge I. Montalvo, jefes
de Telégrafos, así como Carlos Muirragui, prestigioso abogado de la ciudad.
Así como también el comandante Octavio Marchán, jefe del Regimiento de
Artillería Sucre; el coronel Alfonso Darquea, jefe de zona; el comandante Tobías
Borja y el mayor José R. Sáenz, jefes del Batallón Carchi; el mayor Pablo Borja,
jefe del Pelotón Yaguachi. Además, el general Ángel Isaac Chiriboga, el comandante
Segundo B. López, el mayor Alfredo J. Narváez y el capitán Arturo Moncayo.
Esto no signicó que la ciudad se quedó sin un grupo administrativo, por el
contrario, al fulgor de los acontecimientos se procedió a nombrar nuevas autoridades.
El capitán José E. Morales Cornejo fue nombrado jefe civil y militar de la Plaza;
el capitán Luis González, intendente de policía; y el señor Alfonso Campuzano,
secretario general de la Revolución.
El Gobierno no hizo esperar su reacción. En horas de la mañana del jueves 18
de mayo, fuerzas gobiernistas al mando del coronel Alberto Romero, jefe de Estado
Mayor General, salieron de Quito con el objetivo de controlar y detener los disturbios
acontecidos en Riobamba (Castillo, 1942, pp. 162 – 163).
Ese mismo día, en horas de la mañana, un grupo del Regimiento Sucre,
Batallón Carchi y Policía Nacional acantonados en Riobamba al mando del teniente
Alvarado se dirigió al Norte de la ciudad con destino hacia Ambato, esto con el
propósito de unirse al Batallón “Chimborazo” y hacer frente al ejército gobiernista
que provenía de Quito. Otro grupo, al mando de los tenientes Zúñiga y Cordero del
Regimiento Sucre, se dirigió hacia el sur de la provincia, especícamente al punto
conocido como “Nariz del Diablo”, para hacer frente a las huestes gubernamentales
que venían de Cuenca y Guayaquil (Movimiento de fuerzas, 19 de mayo de 1933,
p. 1).
Aproximadamente a eso de las cinco de la tarde se observó sobre la ciudad de
Riobamba un Avión R2 piloteado por el capitán Mantilla, el cual arroja numerosas
hojas volantes (El avión R.2., 19 de mayo de 1933, p. 1). Esta era una proclama
realizada por el coronel Alberto Romero, con la cual invitaba a la ciudadanía a retomar
el orden y abandonar la revuelta, aludiendo a que los acontecimientos suscitados van