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DIÁLOGOS. REVISTA ELECTRÓNICA DE
HISTORIA
Escuela de Historia. Universidad de Costa Rica
Las ciencias médicas y su aporte a la institucionalización de la
meteorología en Costa Rica (1678-1936)
Licdos Ronald E. Díaz Bolaños y Flora J. Solano Chaves
Comité Editorial:
Director de la Revista Dr. Juan José Marín Hernández jmarin@fcs.ucr.ac.cr
Miembros del Consejo Editorial:: Dr. Ronny Viales, Dr. Guillermo Carvajal, MSc.
Francisco Enríquez, Msc. Bernal Rivas y MSc. Ana María Botey
Diálogos Revista Electrónica de Historia” se publica interrumpidamente desde octubre de 1999
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Palabras claves: Meteorología, historia, ciencia, Costa Rica, desarrollo científico.
key words: Meteorology, history, science, Costa Rica, scientific development
Resumen
El análisis histórico-científico de las fuentes documentales para el proceso de la
institucionalización de la meteorología en Costa Rica, revelan la existencia de un vínculo
entre este proceso y el desarrollo de la medicina en el país. Este comportamiento se
remonta a la época colonial, prosigue en el siglo XIX y se consolida en la primera mitad del
XX. En este transcurrir se presenta una interrelación entre ambas disciplinas debido al
aporte de médicos, cirujanos y farmacéuticos en el registro de datos meteorológicos y el
uso de esta información climática como un método de explicar la difusión de las
enfermedades en el territorio costarricense
Abstract
Lic. Ronald E. Díaz Bolaños Licda Flora J. Solano Chaves. Investigadores del Centro de
Investigaciones Geofísicas - Universidad de Costa Rica
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Nuestro gobierno dispuso mantener la fuerza expedicionaria
en la zona de Sarapiquí al mando del teniente coronel Orozco,
trasladándola al punto llamado Cariblancos, al mismo tiempo
acordó establecer en Alajuela un hospital de sangre al cuidado
del Dr. Frantzius para los heridos que vienesen de esa zona
[...]
Rafael Obregón Loría. 1976.
32
Introducción
A lo largo del siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX, la presencia de un
grupo de médicos fue relevante para el proceso de institucionalización de la actividad
científica en Costa Rica, debido al aporte que los miembros de este grupo profesional
efectuaron en el desarrollo de la medicina y de otras ciencias como la biología, la geología
y la meteorología. En los orígenes de esta ciencia, ha sido significativo el apoyo y análisis
de los médicos: por un lado, la recolección de datos meteorológicos y descripciones
climáticas y por el otro, la identificación de correlaciones entre las condiciones climáticas y
el desarrollo de enfermedades en la población costarricense.
El presente trabajo tiene como objetivo general estudiar el papel de los profesionales
de las ciencias médicas en el proceso de institucionalización de la meteorología en Costa
Rica, a través del análisis histórico-científico de la documentación recopilada en el marco
del Proyecto Meteorología e Impacto Social Ambiental en Centro América y México
* Licenciado en Historia. Profesor de la Escuela de Historia e investigador del Centro de Investigaciones
Geofísicas (CIGEFI) de la Universidad de Costa Rica.
** Licenciada en Historia e investigadora del Centro de Investigaciones Geofísicas (CIGEFI) de la
Universidad de Costa Rica.
32
Obregón Loría, Rafael. Costa Rica y la Guerra del 56. 2 ed. San José, Costa Rica. ECR. 1976, p. 99.
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(MISCAM, VI-805-97-519) y del Programa Estudios Sociales de la Ciencia, la Técnica y el
Medio Ambiente (PESCTMA, VI-805-A5-741) del Centro de Investigaciones Geofísicas
(CIGEFI), donde brindan su valiosa colaboración la Escuela de Historia y el Centro de
Investigaciones Históricas de América Central (CIHAC) de la Universidad de Costa Rica.
La medicina y los datos meteorológicos en Costa Rica durante la Colonia y la primera
etapa de vida independiente (1678-1857)
El primer médico que se refirió al clima del territorio de la actual Costa Rica fue el
viajero y cirujano galés Lionel Wafer (¿1640-1705?), quien describió los vientos y las
corrientes marinas en la Mar del Sur a la altura de Punta Burica, en 1678. Wafer anota lo
siguiente:
33
[...] no avanzamos más por cuanto sobrevino una calma que nos retuvo veintidós días en este
lugar. La calma duraba desde el alba hasta la caída del sol y entonces un ligero céfiro soplaba
para hacernos navegar durante toda la noche con un tiempo bastante favorable; pero las
corrientes contrarias que imperan en esta costa nos obligaban a retroceder en una hora lo que
habíamos avanzado en seis; de suerte que, en cuanto el día comenzaba a aparecer, el hombre
que vigilaba en la gavia martillaba con grandes demostraciones de júbilo: “Tierra. Tierra”; pero
al aclararse la mañana, cada uno reconocía que esa tierra era la punta de Borica, que habíamos
abandonado a la entrada de la noche, lo que nos ponía desesperados.
Wafer escribió sus experiencias de viaje por tierras americanas en el libro A New
Voyage and Description of the Isthmus of America (1699), publicado en inglés, francés,
alemán y sueco. Efectuó viajes como cirujano en buques mercantes por la Mar del Sur y
participó al lado del célebre bucanero inglés William Dampier (1652-1715) en incursiones
por el Mar Caribe, ingresando en territorios de la Corona hispana y cruzando el istmo de
Darn (1680).
34
33
Wafer, M. “Un viaje a Costa Rica”. Tr. por Acuña Zeledón, J. B. Anales 1965-1966. San José, Costa Rica.
Academia de Geografía e Historia de Costa Rica - Imprenta Nacional. 1967, p. 66.
34
Stan Klos. 2001. “Virtual American Biographies. Lionel Wafer”. Disponible en internet desde
<http://www.famousamericans.net/lionelwafer/> [con acceso en octubre de 2005]. Kulturales.com, s.f.
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Wafer fue el primero en describir las condiciones naturales de la isla del Coco y si
bien su estadía en la provincia de Costa Rica fue efímera y no revistió la trascendencia
requerida para dotarla de un mínimo de profesionales médicos, aunque coincide con la
fundación de la Universidad de San Carlos de Guatemala (1676) y del Seminario Conciliar de
León (1680), instituciones que tendrán un papel relevante en el desenvolvimiento científico
de Centroamérica en el siglo XIX.
35
El vínculo entre la medicina y el estudio del clima y otros elementos geofísicos se
perfila mediante el análisis de otras fuentes coloniales donde están presentes iniciativas de
carácter científico, entre ellos el informe brindado por el gobernador español Diego de la
Haya Fernández (1675-¿1739?) - quien fungió en su cargo entre 1718 y 1727- en torno a la
erupción del volcán Irazú en 1723.
Al analizar el documento de Diego de la Haya Fernández sobre la erupción del
Voln Irazú en 1723, éste denota en forma pormenorizada los hechos que tanto inquietó los
ánimos de los pobladores en ese entonces. Integró comisiones, al igual que se realizaba en
otras regiones del mundo ante circunstancias de esta índole y así cotejar datos y dejarlos a la
posteridad de manifestaciones vulcanológicas en el macizo y en el cerro Dragón (Caraigres),
considerado volnico en aquella época. Enfatiza sobre la acción del viento que trasportaba
ceniza causando inconvenientes respiratorios a los moradores de la ciudad. Incluso, llega a
mencionar la paralizacn de los asuntos públicos durante ese año, incluyendo la clausura
hasta abril del Juzgado Eclesiástico.
36
De la Haya también informó durante su mandato sobre algunas medidas que se
tomaban para mejorar el estado sanitario de la ciudad de Cartago:
37
En la capital el agua era distribuida por todas las calles, mediante el uso de acequias que desaguaban los
ríos adyacentes. Tanto las primeras como las segundas y los solares, eran cuidadosamente sometidos a
“Sabías que”. Disponible en internet desde <http://www.kulturales.com/isla/sabias.html> [con acceso en
octubre de 2005].
35
Solano Chaves, Flora Julieta y Díaz Bolaños, Ronald Eduardo. La ciencia en Costa Rica: (1814-1914). Una
mirada desde la óptica universal, latinoamericana y costarricense. San José, Costa Rica. EUCR. 2005, p. 17.
36
González Víquez, Cleto. Temblores, terremotos, inundaciones y erupciones volcánicas en Costa Rica 1608-
1910. 1ª reimpr. Cartago. Editorial Tecnológica de Costa Rica, 1994, pp. 4-11. Chacón de Umaña, Luz Alba.
Don Diego de la Haya Fernández. San José, Costa Rica. ECR, 1967, pp. 132-136.
37
Chacón. Don Diego de la Haya, pp. 37 y 49.
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limpieza por los habitantes. [...] contribuían al mejor estado sanitario de la ciudad. [...] Carecía de
mercado y sólo dos veces a la semana había pesa de carne de res. En los as comunes, apenas si se
encontraban en ella diez o doce hombres, por estar la mayoría trabajando en sus haciendas de ganando y
agricultura [...] Eran s de trescientas las familias que estaban en estas condiciones, viviendo en casas
pajizas en las haciendas. Los habitantes de la ciudad trabajaban bellamente la pita y como los del resto de
la gobernacn, vestían pobremente. Las mujeres no usaban joyas ni manto, se contentaban con la
mantilla y sombrero blanco y esto, las de familias acomodadas. Los naturales que andaban vestidos, lo
hacían a la usanza española: con telas de algodón blanco o teñido de negro y la mayoría con sombrero de
palma.
De acuerdo con Arnaldo Moya,
38
la ciudad de Cartago se caracterizaba como una
modesta villa, alejada de cualquier centro virreinal“ si se le comparaba con otras urbes
coloniales como México y Lima, incluso la Ciudad de Guatemala, no obstante, tra de
reproducir el patrón de asentamiento colonial y de albergar a los sectores más pudientes de la
sociedad hispánica. Sin embargo, experimentaba una creciente complejidad étnica debido a la
generalización del mestizaje entre los distintos grupos étnicos que habitaban la ciudad y sus
barrios circunvecinos.
39
Cabe señalar, que las condiciones climáticas de la región no le permitieron al
gobernador De La Haya mitigar sus dolencias, presumiblemente asmáticas y también por la
carencia de servicios médicos y farmacéuticos. La escasez de facultativos, una constante en el
período colonial, empea cambiar paulatinamente con la presencia de varios extranjeros
que arribaron a la provincia desde mediados del siglo XVIII hasta los comienzos del XIX.
Entre dichos médicos figuran Manuel del Sol, Licenciado en Cirugía, quien en 1806 difunde
el uso de la vacuna contra la viruela, aspecto de gran impacto científico-social en la época; el
italiano Esteban Corti (m. 1825), cuya conducta llamó la atención de las autoridades
eclesiásticas y por último, el neogranadino Dr. Mateo Tristán Urranduraca, primer practicante
de la obstetricia en Costa Rica.
40
38
Moya, A. “Cultura material y vida cotidiana. El entorno doméstico de los vecinos principales de Cartago
(1750-1820). Molina Jiménez, I. Héroes al gusto y libros de moda. Sociedad y cambio social en Costa Rica
(1750-1900). San José. Costa Rica. Porvenir – Plumsock Mesoamerican Studies. 1992, p. 13.
39
Chavarría, Doriam y Acuña, María de los Ángeles. El Mestizaje: La Sociedad Multirracial en la Ciudad de
Cartago, (1738-1821). Tesis de Licenciatura en Historia. Universidad de Costa Rica. 1991, passim.
40
Palmer, Steven. “El Mago de Coney Island Park”. La voluntad radiante. Cultura impresa, magia y
medicina en Costa Rica (1897-1932). Molina Jiménez, I. y Palmer, S. San José, Costa Rica. Porvenir y
Plumsock Mesoamerican Studies. 1996, pp. 91-97 y From Popular Medicine to Medical Populism. Doctors,
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La presencia de nuevos profesionales en la medicina, tanto costarricenses como
extranjeros, favoreció el surgimiento de una importante comunidad de especialistas en las
ciencias médicas que participaron en el proceso de independencia (Pablo Alvarado) y
laborando en las empresas dedicadas a la explotación aurífera en el Mineral del Aguacate
como Richard Brealey y John Carit y en la estructura administrativa de la Universidad de
Santo Tomás, fundada en 1843, como Nazario Toledo y Lucas Alvarado. El Estado sienta las
bases de una política de desarrollo de la medicina en la que se integra la educación
profesional, la salud pública y el bienestar social al establecerse instituciones como el
Lazareto (1833) para los enfermos de lepra y el Hospital San Juan de Dios (1845) para la
atención de los habitantes de la ciudad de San José.
41
El pequo pero creciente número de dicos justificó la fundación del
Protomedicato de Costa Rica (1857), definido “como un cuerpo consultivo para los asuntos
de la higiene pública, con la responsabilidad de incorporar a los médicos, dentistas y
farmacéuticos que pretendían ejercer su profesión en el país”,
42
que si bien fue una herencia
hisnica colonial estableció una división jerárquica de los distintos profesionales de las
ciencias relacionadas con la salud y mecanismos para controlar las prácticas de estas
disciplinas en el territorio costarricense.
43
La fundación del Protomedicato fue contemporánea a la Campaña Nacional de 1856-
1857, en cuyo marco participaron médicos que dieron un relevante impulso al desarrollo de la
meteorología en Costa Rica, como se analiza en el siguiente apartado.
Healers, and Public Power in Costa Rica, 1800-1940. Durham London. Duke University Press. 2003, pp.
17-36. Blanco Odio, Alfredo. Los médicos en Costa Rica y su influencia en el desarrollo social y económico.
San José, Costa Rica. Imprenta y Litografía Mundo Gráfico. 1997, pp. 26-59. Respecto al proceso eclesiástico
de Esteban Corti, véase Marín Guzmán, Roberto. El espíritu de cruzada español y la ideología de la
colonización de América. 2 ed. San José, Costa Rica. Alma Máter. 1997, pp. 57-70.
41
Blanco. Los médicos en Costa Rica, pp. 179-185. Malavassi Aguilar, Ana Paulina. Entre la marginalidad
social y los orígenes de la salud pública: leprosos, curanderos y facultativos en el Valle Central de Costa
Rica (1784–1845). San José, Costa Rica. EUCR. 2003, pp. 41-97 y 187-225. Palmer. From Popular Medicine,
pp. 37-52. Viales Hurtado, Ronny. El Colegio de Farmacéeuticos y la institucionalización de la Farmacia en
Costa Rica: 1902-2002. San José, Costa Rica. Colegio de Farmacéuticos de Costa Rica. 2003, pp. 32-38.
Guzmán-Stein, Miguel. “Benefactores, pobres mendicantes y pobres vergonzantes: filantropía y caridad en las
relaciones sociales de Costa Rica”. Viales, R. (ed). Pobreza e historia en Costa Rica: determinantes
estructurales y representaciones sociales del siglo XVII a 1950. San José, Costa Rica. EUCR Posgrado
Centroamericano en Historia – CIHAC. 2005, p. 227.
42
Blanco. Los médicos en Costa Rica, p. 65 y Palmer. From Popular Medicine, p. 56.
43
Palmer. From Popular Medicine, pp. 52-56 y Viales. Pobreza e historia, p. 45-49.
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La ciencia médica y el inicio del proceso de institucionalización de la meteorología en
Costa Rica (1854-1887)
A mediados de la década de 1850, la coyuntura de la Campaña Nacional de 1856-
1857 enfrentó a las repúblicas centroamericanas contra las tropas filibusteras de William
Walker (1824-1860), contienda que para los nicaragüenses y costarricenses constituyó una
lucha contra un proyecto político intervencionista que permitió configurar la naciente
identidad nacional de ambos países, cuyo proceso de independencia careció de una guerra
como la ocurrida en México y América del Sur, teniendo como principales escenarios
bélicos el territorio meridional de Nicaragua, en torno a la cuenca del río San Juan y el
istmo de Rivas.
44
Esta situación bélica será un gran estímulo para el desarrollo de las actividades
científicas particularmente, para la medicina y la meteorología, a partir del arribo de nuevo
personal médico que se integró a la naciente comunidad de profesionales de medicina que
cumplieron una misión científica durante dicho conflicto. La llegada al país de dos
personajes de gran trayectoria científica procedentes de Alemania (1854), el Dr. Karl
Hofmann (1823-1859) y el Dr. Alexander von Frantzius (1821-1879), fue fundamental en
dicho proceso porque ambos científicos realizaron prácticas dicas e importantes trabajos e
investigaciones en el campo de la historia natural que contribuyeron a aumentar el
conocimiento que se tenía de Costa Rica en la ciencia universal, labor que fue precedida por
investigadores de la talla de Anders Sandoe Oersted (1816-1872), Moritz Wagner (1813-
1887) y Karl von Scherzer (1821–1903).
45
Los problemas de índole política en Alemania y sobre todo la sagacidad investigadora
del o científico Hoffmann-Frantzius, el apoyo y consejo del sabio naturalista Alexander
44
Obregón Loría, Rafael. Costa Rica y la guerra contra los filibusteros. Alajuela, Costa Rica. Museo
Histórico Cultural Juan Santamaría. 1991, passim. Molina Jiménez, Iván. La Campaña Nacional (1856-1857).
Una visión desde el siglo XXI. Alajuela. Museo Histórico Cultural Juan Santamaría. 2000, passim.
45
Solano Chaves, Flora Julieta. El proceso de institucionalización de la meteorología en Costa Rica en el
siglo XIX. Tesis de Licenciatura en Historia. Universidad de Costa Rica. 1999, pp. 109-128. León Arguedas,
Jorge. “La exploración botánica de Costa Rica en el siglo XIX”. Peraldo Huertas, G. (comp.). Ciencia y
Técnica en la Costa Rica del siglo XIX. Cartago. Editorial Tecnológica de Costa Rica. 2002, pp. 133-139.
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von Humboldt (1769-1859) y el posible encuentro que tuviera el Dr. Hoffmann con el Dr.
Fernando Estreber (1809-¿?) en Berlín entre 1848 y 1849, los persuadieran a ingresar a Costa
Rica, zona de características geográficas particulares donde los científicos desbordarían su
sabiduría y saciarían las incógnitas sobre un ambiente tropical desconocido en Europa.
El Dr. Hoffmann, al igual que el Dr. Frantzius habían realizado estudios en la
Universidad de Berlín, uno de los centros de estudios superiores más connotados del Viejo
Continente. Los dos se graduaron de médicos y compartieron sus intereses por la Historia
Natural. Hoffmann profundiza en el área de la Terapéutica Externa y Cirugía. Frantzius se
inclina más por la Historia Natural. Ambos ponen de relieve su espíritu y reconocimiento
científico al ser respaldados por las cartas que el presidente de la Academia Imperial de
Naturales enviara al Jefe Supremo de Costa Rica,
46
don Juan Rafael Mora Porras (1814-
1860), el 1 de setiembre de 1853, la cual no aparece citada en ningún documento histórico.
Únicamente se hace referencia en forma usual a la nota del sabio Alexander von Humboldt
del 16 de noviembre de 1853 según aparece en Meléndez Chaverri.
47
En la nota enviada a
Mora, se indica:
48
Breslavia, 1º de Setiembre de 1853, Academia Caesarea Leopoldino, Carolina Naturas […] Al
Señor Presidente del Estado de Costa Rica en Centro América. La Academia de naturalistas
alemana á la nueva Universidad del Estado de Costa Rica, dos profesores alemanes los señores
Doctores Hoffman y Frantzius cuyo objeto en visitar a payses estranjeros es de buscar un empleo
en alguna universidad. Ella da esta recomendación [...] que si les fuera confiado algun empleo en
aquella escuela, no solamente nos pondrian en conexion a su república tan favorecida, sino
también reunirían los lucros scientíficos de su trabajo con los nuestros para asi servir a la
comunidad en general. Reciba Usted los saludos y deseos q
e
la prosperidad de su nuevo
Establecimiento con cuales firma por la Academia Imperial de Naturales de Leopoldo Carolina el
presidente firmado: D
r
Hans de Esembeck.
46
Solano. El proceso de institucionalización, p. 129.
47
Meléndez Chaverri, Carlos. “Prólogo”. Hoffmann, Karl. Viajes por Costa Rica. San José, Costa Rica. MCJD.
Departamento de Publicaciones. 1976, p. 32.
48
Solano. El proceso de institucionalización, pp. 129-130.
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Como se desprende de lo anterior, el entonces gobernante de Costa Rica recibió una
excelente tarjeta de presentacn para los recién llegados. Este acto de confianza científica
abría las puertas de la nación a los estudiosos, que según atestigua la historia habían
demostrado mucho interés por las ciencias naturales y el arribo a esta región plena de
diversidad de climas, de una exuberante flora y fauna que proporcionarían las respuestas a las
inquietudes que se habían forjado a través de su trayectoria académica y de investigación en
el campo de la historia natural.
A Hoffmann y Frantzius se les unió el horticultor y jardinero alemán Julián Carmiol
(¿?-1885), gran conocedor de las pendientes centroamericanas, quien organiun jardín con
plantas colectadas en diversos puntos del país, además de recolectar y enviar especímenes
botánicos y ornitológicos a Europa y los Estados Unidos para su catalogación, modelo usual
de relación que se establecía entre los científicos y estudiosos de América Latina con los del
mundo industrializado.
49
De acuerdo con las investigaciones de Solano
50
y lo expuesto anteriormente, se deben
modificar las posiciones de González Flores y Tristán
51
que señalan solo los aspectos de
salud como el móvil del abandono de la tierra natal alemana en el caso del Dr. Frantzius. No
obstante, su dolencia se atenuaa por los beneficios que le brindarían la cálida ciudad de
Alajuela donde residiría.
Tanto el hecho de que el Dr. Frantzius fungiera como médico en la zona alajuelense,
como la ubicación del hospital de sangre, no son mencionados en el trabajo de Gutierrez et
al.
52
(1997) sobre aspectos de la vida cotidiana durante la Campaña Nacional (1856-1857).
Durante esta fase, en que Costa Rica vuelca su mirada a la defensa de su territorio, el Dr.
Hoffmann brindó un decido apoyo como Cirujano Mayor y soldado del Ejército
Expedicionario. Sus conocimientos y prácticas modernas ante el ataque de la epidemia del
49
González Flores, Luis Felipe. Historia de la influencia extranjera en el desenvolvimiento educacional y
científico de Costa Rica. San José, Costa Rica. ECR. 1976, p. 86. León. “La exploración botánica”, p. 146.
50
Solano. El proceso de institucionalización, p. 130.
51
González. Historia de la influencia extranjera, p. 83. Tristán Fernández, José Fidel. “Extranjeros ilustres:
A. von Frantzius.” Revista de los Archivos Nacionales. VI (1-2). San José, Costa Rica. Imprenta Nacional.
1942, p. 18.
52
Gutiérrez, José Miguel et al. Reclutas, caites, fusiles y dolencias en la Campaña Nacional 1856-1857:
algunos aspectos sobre vida cotidiana. Tesis de Licenciatura en Historia. Universidad de Costa Rica. 1997.
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cólera que se desató durante la gesta le valieron un profundo agradecimiento por parte del
pueblo costarricense, ya que en dicha epidemia pereció cerca del 10% de su población.
53
En dicho contexto, Hofmann,
54
recomendó la siguiente medida para combatir el
vibrión colérico y aumentar la temperatura corporal de los pacientes: “suminístresele al
enfermo de media a media hora, una cucharada de aguardiente alcanforado (dos octavos de
alcanfor en una botella de aguardiente) hasta que desvanezca el hielo del cutis y se
produzca un sudor caliente”.
El Dr. Hoffmann escudriñó también los oscuros y complejos campos de la
naturaleza, integ y clasificó extensas colecciones de muestras de la flora y fauna
costarricense ensanchando así los conocimientos de la comunidad científica nacional e
internacional. Meléndez Chaverri
55
dice que no obstante cumplía sus labores de médico de
la Campaña Nacional: "en Santa Cruz hiciera algunas herborizaciones, para de este modo
cubrir la otra faceta, la de su interés como naturalista".
El científico alemán Helmut Polakowsky
56
en su trabajo sobre la Flora
costarricense indica que a Hoffmann le debemos: “una colección bien preparada de más de
800 especies diferentes. Esta importante serie se encuentra en el Herbario de Berlín, y la
comparación que de ella hice con mi propia colección me fué tanto más provechosa,
cuando algunas de las familias que la componen acaban de clasificarse".
En lo que respecta al aporte de Hoffmann al desarrollo de la meteorología en el país y
a nivel universal, se han extraído importantes citas y datos de sus exploraciones al Volcán de
Barba y al Volcán de Cartago en 1855 y al Antiguo Convento de la Misión de Orosi en
Cartago, que revelan el celo, el profesionalismo, la intuicn con que el naturalista observó,
recolectó y analiespecies y fenómenos de la naturaleza, a pesar como él mismo reconoce
no contaba con amplia bibliografía é instrumental.
53
Mata Jiménez, Leonardo. El cólera: historia, prevención y control. San José, Costa Rica. EUCR. 1992, pp.
55-81. Palmer. From Popular Medicine, pp. 61-64.
54
Cit. pos Mata. El cólera, pp. 77-78.
55
Hoffmann. Viajes por Costa Rica, p. 43.
56
Polakowsky, Helmut. “La flora de Costa Rica”. Anales del Instituto Físico-Geográfico Nacional. 1889. II
(2). Pittier, E. (dir.). San José, Costa Rica. Tipografía Nacional. 1890, p. 184.
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161
El botánico Jorge León
57
señala que los anteriores estudios del Dr. Hoffmann
indican: "ya una tendencia de síntesis entre las condiciones geográficas, meteorológicas y
humanas y la vegetación de esos lugares". Esta visión integral del ser humano en armonía
con su medio ambiente merece ser destacada y nos habla de la profundidad de pensamiento
científico y social que impregnaba a Hoffmann.
Específicamente, sobre la excursión al Volcán Barva en 1855, Hoffmann,
58
recolecta muestras de nuestra flora y fauna, material que fue enviado a Alemania a
engrandecer colecciones que estaban incompletas por la falta de especímenes tropicales.
Observa fenómenos físicos y meteorológicos durante su travesía, hace análisis y
comparaciones sobre sus efectos ampliando los conceptos en el campo de la historia natural
costarricense. Otros pormenores de la exploración al Volcán Barva indican que Hoffmann
abandonó San José el 27 de agosto de 1855 acompañado de otro alemán y con condiciones
climáticas bastante favorables.
Escalar los umbrales del Volcán Barva llenaría algunas de las expectativas
científicas del Dr. Hoffmann
59
y corroboraría los hechos que cotidianamente se sucedían
en torno a la laguna del volcán, apreciaciones que corrían en boca de los naturales del
lugar. En su recorrido describe en una forma muy amena los rasgos arquitectónicos y
culturales de la ciudad de Heredia, cuya temperatura es más alta que la de San José.
Agrega que entre más sube el terreno, cambia el panorama.
Además de sus impresiones sobre el clima y mediciones de temperatura de las
regiones que visitaba es interesante rescatar una amplia descripción de los fenómenos que
presentaba la laguna del volcán, que muestran un excelente conocimiento por parte del
científico de termodinámica y física de nubes, aunado a una sana autocrítica científica, en la
que intenta refutar la supuesta aparición de humo en dicha laguna. Hoffmann
60
dice:
[...]Con R, en el aire, era la temperatura del agua de 10ºR. [...] Casi 50 a 60 pies a la orilla del
Noroeste de la laguna contados hacia el centro de la misma, se formaba sobre la superficie del
57
Cit. pos Solano. El proceso de institucionalización, p. 129.
58
Hoffmann. Viajes por Costa Rica, pp. 116-117.
59
Hoffmann. Viajes por Costa Rica, p. 116.
60
Hoffmann. Viajes por Costa Rica, pp. 143-155.
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agua de cinco a cinco minutos poco más o menos una duradera columna de niebla de 6 pies de
altura y 3 de diámetro quizás, que subsistiendo unos segundos y hacndose poco a poco s
transparente se disolvía para formarse de nuevo después del breve transcurso del tiempo dicho
[…] Aquel humo, niebla o vapor no podía salir del agua porque no se mostraban ningunas
burbujas sino que aquel lugar permanecía liso como un espejo, finalmente encontré la siguiente
explicación cuya exactitud dejo indecisa. Aquel punto del lago debe ser más frío que el resto del
agua, el aire cargado de vapor de agua hasta la saturación se enfría por consiguiente sobre la
misma agua más fuertemente que en el derredor, y en consecuencia de esto, el vapor de agua
contenido en este aire más frío se condensa en niebla porque ese aire más frío no puede contener
más vapor de agua disuelto, pronto, sin embargo se igualan esa diferencia entre la temperatura
sostenida por el calor que se desprende en ese proceso y las burbujitas de agua (que forman la
neblina) y se disuelven de nuevo.
De regreso de la excursión afirma Hoffmann:
61
Una horrorosa tempestad descargó sobre la ciudad de Heredia, y su alrededor, en pocos
minutos fueron convertidas las plazas y las calles en lagos y ríos, los relámpagos y rayos,
claramente fulgurantes, se sucedían los unos a los otros, los truenos de una fuerza no
conocida en Europa, hacían estremecer las casas y resonaban como salvas lejanas de
artillería pesada retumbando en las montañas. Durante esta revolución de la
naturaleza...cuando la tempestad hubo cesado de correr, y brillaba el sol otra vez en el
cielo claro de un azul profundo [...].
Antes de iniciar la exploración el 5 de mayo de 1855 al Volcán de Cartago (Irazú),
Hoffmann
62
se refiere a la situación climática del país: "Había comenzado ya la estación
lluviosa, casi diariamente hacia las dos de la tarde caía del cielo la lluvia a torrentes, como no
se conoce en Europa; las mas de las veces acompada de violentas tempestades".
Esta percepción es de gran importancia, debido a que resultaba un fenómeno
totalmente novedoso para el naturalista. Los conceptos sobre el clima global iban
61
Hoffmann. Viajes por Costa Rica, pp. 165.
62
Hoffmann. Viajes por Costa Rica, p. 90.
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modificándose con estos aportes, dando lugar con el tiempo a las ideas de convección en
los trópicos como procesos productores de lluvia.
Hoffmann iba acompañado de un profesional amigo suyo, en la ciudad de Cartago
que se sumaría a la expedición científica, el Ing. Francisco Kurtze (¿?-1868), quien destaca en
diferentes campos del conocimiento y a quien la nación también le adeuda un gran
reconocimiento. Un cuñado de Kurtze de nombre Manuel Bedoya, hombre ilustrado, como lo
llama el naturalista, había ascendido al coloso en 1853. Hoffmann obtenía información de los
naturales del lugar, que sin duda le aportaban datos muy importantes que aliviaan las tareas
exploratorias. Comenta que convercon el Dr. Lucas Alvarado, médico de la ciudad de
Cartago, quien le acompañó en varias oportunidades en algunas de sus salidas, a quien le
interesaban las ciencias naturales y poseía colecciones de pájaros de los más extraños del
lugar, además se le reconocía por el celo con que protegía a los indígenas.
63
Hoffmann visita el sitio de aguas termales de Agua Caliente localizado en las
cercanías de Cartago, resalta las propiedades curativas de las fuentes y enfoca un aspecto
social que ocurría durante la estación seca cuando personas célebres visitaban el lugar en
busca de sanidad a sus dolencias. De nuevo en las cercanías del cráter del volcán de Cartago
le inquieta un sendero cubierto de bosque denso del que Bedoya le aclara que es utilizado por
los indígenas que viven en las costas y se comunican por este sendero evitando los lugares
poblados. Hoffmann
64
dice: "Qué interesantísimos resultados geográficos e histórico-
naturales obtendría una expedicn que pudiera seguir este sendero hacia ambos lados".
La estadía del Dr. Hoffmann en Costa Rica, a pesar de ser corta, desde 1854 a 1859,
dejó una huella profunda en los caminos de la ciencia en nuestro país. No obstante, de
haberse mantenido lejos de su tierra logró contacto con centros de investigación y
profesionales en la enseñanza de las ciencias naturales, entre ellos el Dr. Heinrich
Lichtenstein (1780-1857), reconocido naturalista alemán y director de Zoología del Museo de
Bern; con el botánico y micólogo Johann Friedrich Klotzsch (1805-1860), emprendedor de
una expedición científica a Mozambique y Wilhelm Karl Hartwig Peters (1815-1883),
63
Hoffmann. Viajes por Costa Rica, p. 187.
64
Hoffmann. Viajes por Costa Rica, p. 110.
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zoólogo que estudió la fauna de dicho territorio africano.
65
Es doble honor para Costa Rica,
el abrigar no solo la influencia en el campo científico, sino sus restos, ya que falleció en esta
zona y fue sepultado en Esparza aunque su tumba actual se localiza en el Cementerio General
de San José.
También la figura del Dr. Alexander von Frantzius, con un currículo sólido en el
campo de la historia natural, el apoyo y atinados consejos del gran naturalista Alexander von
Humboldt, la complicidad científica del Dr. Karl Hoffmann y un trabajo concienzudo,
inteligente, sagaz y metódico de su parte hacen que sus investigaciones marquen una página
en la historia de la ciencia y de la meteorología costarricense. El hombre de despejado
talento, como le llama Tristán
66
radi en Alajuela convirtiendo su residencia en un
verdadero museo con diversidad de especies de plantas y animales.
Frantzius fungió como galeno en la zona y a la par de esta labor, su espíritu
empresarial e investigativo le condujeron a la creación de la primera botica en la ciudad de
San José, la futura Botica Francesa, importante centro de promoción de actividades
científicas en las décadas siguientes.
67
Su inquietud científica lo hizo profundizar en las
aguas de la historia natural costarricense y su permanencia en la región por espacio de quince
años le otorgó un ámbito completo de sucesos repetidos y cambios que le permitieron generar
importantes conceptualizaciones sobre el clima en Costa Rica y en Centro América.
Frantzius realizó observaciones meteorológicas para la ciudad de Alajuela durante los
años de 1854 a 1856, datos que por la calidad científica del investigador debieron haber sido
tomados en forma acuciosa y respetando los cánones establecidos para la época.
Desgraciadamente y tal como lo manifiesta el científico suizo Henri Pittier Dormond (1857-
65
The Darwin Correspondence Online Database, sf. “Martin Karl Heinrich Lichtenstein, 1780–1857”.
Disponible en internet desde
<http://darwin.lib.cam.ac.uk/perl/nav?pclass=name;pkey=Lichtenstein%2C%20M.%20K.%20H> [Con
acceso en octubre de 2005]. Ficus Peters IIWarb., sf. Disponible en internet desde
<http://www.arbolesornamentales.com/Ficuspetersii.htm> [Con acceso en octubre de 2005]. “Johann
Friedrich Klotzsch [1805-1860]”, sf. Disponible en internet desde
<http://www.ilmyco.gen.chicago.il.us/Authors/Klotzsch882.html> [Con acceso en octubre de 2005] y Dierks,
Klaus. 2003-2004. “Biographie of Namibian Personalities in alphabetical order”. Disponible en internet desde
<http://www.klausdierks.com/Biographies/Biographies_P.htm> [Con acceso en octubre de 2005].
66
Tristán. “Extranjeros ilustres: A. von Frantzius”, p. 17.
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165
1950),
68
Director del Instituto Meteorológico Nacional de Costa Rica, haciendo alusión a
una información proveída por el señor Robert Billwiller (1849-1905), Director del Instituto
Meteorológico de Suiza, sobre los datos analizados por el Dr. Julius von Hann (1839–1921)
extraídos de las investigaciones de Frantzius, éste únicamente dejó información del promedio
anual y la oscilación diurna de la temperatura y puntualiza que la temperatura media anual de
la ciudad alajuelense es de 22ºC. Agrega que la informacn fue medida con termómetros de
máxima y mínima.
69
A través de la labor científica del Dr. Frantzius en Costa Rica, sobre todo en su obra
"La Ribera Derecha del río San Juan" publicada en 1862 y traducida por el Dr. Paul Biolley
(1895), ha sido factible el rescate del trabajo arduo y tesonero de muchos costarricenses que
después de 1821 arremetieron contra las vicisitudes climatológicas y geográficas y se dieron
a la ardua tarea de la apertura de trochas, senderos, caminos y por último de asentamientos,
que aunque no fueron prolongados fueron importantes en el inicio de la vida del estado. Este
interés por descubrir lo autóctono que tanto se oculta tras la sombra de la labor de los
extranjeros es uno de los objetivos de esta investigación y que tanto provecho ha extrdo de
la obra hisrico-científica del Dr. Frantzius, que n hoy día es poco conocida en toda su
dimensión.
Las enseñanzas y contactos del Dr. Frantzius fueron de gran ayuda en la trayectoria
científica que posteriormente desarrollaría el ornitólogo y farmacéutico costarricense Dr. José
Cástulo Zeledón Porras (1846-1923), quien fue acompañado por el sabio alemán al Instituto
Smithsoniano en Washington, donde realizó estudios y años más tarde el trabajo y nombre de
Zeledón sería respetado por la comunidad científica de la época. De regreso en Costa Rica y
gracias a los sabios consejos de Frantzius, su amigo y protector, Zeledón ensancharía más su
ámbito de acción en la historia natural costarricense acompañando a muchos científicos que
llegaban a Costa Rica en misiones especiales. Tal es el caso del Dr. William Gabb (1839-
67
Coronado, Guillermo. “La actividad científica en Costa Rica: bosquejo de su evolución”. El otro laberinto
(tecnología, filosofía, historia). Zamora, Á. (comp.). Cartago. Editorial Tecnológica de Costa Rica. 1997, p.
259. Palmer. From Popular Medicine, p. 62.
68
Pittier, Henri. “Apuntaciones sobre el clima é hipsometría de la República de Costa Rica. I. Resumen de las
observaciones meteorológicas anteriores al año de 1888”. Boletín trimestral del Instituto Meteorológico
Nacional. Pittier, E. (ed.). I (1-2). Enero-junio de 1888. San José, Costa Rica. Tipografía Nacional, p. 10.
69
Solano. El proceso de institucionalización, p. 135.
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1878) en 1872 y del ornitólogo Robert Ridgway (1850-1929) durante su viaje de exploración
por tierras costarricenses en 1904-1905.
70
Tanto Frantzius como Zeledón hicieron algunas
observaciones meteorológicas para San José (1862) y fueron remitidas al Instituto
Smithsoniano para su difusión internacional.
71
Después del período de Frantzius y Hoffmann, las investigaciones relacionadas con
la meteorología correrán en manos de la Oficina de Obras Públicas (1860), la Oficina de
Estadística (1861-1883) y la Dirección General de Estadísticas (1883-1887), mientras que
el Protomedicato de Costa Rica (1857-1895) proseguirá adelante con sus funciones de
incorporar médicos y velar por la calidad de los servicios médicos brindados en el país.
72
La presencia de estas instituciones favorecieron una mayor incorporación de los
profesionales de las ciencias médicas en el estudio y análisis de las variables climáticas,
como se desprende de la lectura de la circular número 27 del 25 de octubre de 1861,
enviada por el Lic. Francisco María Iglesias (1825-1903), Ministro de Gobernación, a los
gobernadores de las provincias:
73
Para facilitar y uniformar, las observaciones que á este respecto han de hacerse en
diferentes puntos y simultáneamente. El Gobierno pondrá a disposición de los Señores
Gobernadores algunos instrumentos físicos, como termómetro, barómetros, udómetros con
las tablas y escalas correspondientes para que confiados á personas aptas y de
ocupaciones sedentarias, anoten de un modo exacto y constante las observaciones que
hicieren. Se solicitará particularmente la cooperación de los médicos residentes en las
distintas provincias para que contribuyan con su pericia y conocimientos al estudio de tan
interesante naturaleza de este país. El Director Gral de Obras Públicas contribuirá
igualmente con los informes de su ramo, á la descripción topográfica de tal parte poblada
de la república.
70
Archivo Nacional de Costa Rica (ANCR). Fondo Particular José Fidel Tristán Fernández. Exp. 152. No. 4.
71
Smithsonian Institution Archives (SIA). Meteorological Project, 1849-1865 + related records from 1820.
Exp. 60. No. 16.
72
Solano. El proceso de institucionalización, pp. 143-167. Palmer. From Popular Medicine, pp. 65-90.
73
Cit. pos Solano. El proceso de institucionalización, pp.152-153.
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El proceso de consolidación del Estado liberal en las décadas de 1870 y 1880
favorecerá un nuevo acercamiento entre las ciencias médicas y la meteorología en el
territorio costarricense, como se estudia en el siguiente apartado.
La ciencia médica y las instituciones científicas en Costa Rica (1887-1936)
A raíz de la reforma educativa impulsada por la administración del Gral. Bernardo
Soto Alfaro (1885-1889), el gobierno promovió la contratación de personal científico
europeo para impartir las lecciones de materias científicas como la física y la química en
los nuevos centros educativos de enseñanza secundaria: el Liceo de Costa Rica (1887), el
Colegio Superior de Señoritas (1888), el Instituto de Alajuela (1889) y en la renovación de
instituciones existentes como el Colegio San Luis Gonzaga (1869). La llegada de
investigadores como el Dr. Henri Pittier, el Dr. Gustave Michaud (1860-1924), el Dr. Jean
Rudin (1849-1932) y el Dr. Paul Biolley (1861-1908) fue fundamental para la naciente
comunidad científica nacional, debido al impacto de sus investigaciones y a la introducción
de novedosas ideas científicas que favorecieron la introducción de nuevos paradigmas y el
debate de ideas en el seno de dicha comunidad.
74
Entre las iniciativas que se cristalizaron en esta etapa del desarrollo científico,
figuran la fundación del Observatorio Meteorológico (1887), en el marco del Liceo de
Costa Rica, iniciativa que Pittier retomó de las propuestas anteriormente planteadas por
Streber (1873) y el profesor español Enrique de Mira Villavicencio (1883). La ampliación
de las actividades de este observatorio a otras localidades situadas fuera del espacio urbano
capitalino, incidió en la transformación de esta entidad en el Instituto Meteorológico
Nacional (1888).
75
Para apoyar el trabajo del nuevo instituto, el gobierno, por medio del Lic. Mauro
Fernández Acuña (1843-1905), estableció una Comisión Meteorológica (1888-1889),
74
Solano y Díaz. La ciencia en Costa Rica, p. 35.
75
Díaz Bolaños, Ronald Eduardo. El proceso de institucionalización de la meteorología en Costa Rica (1887-
1949). Tesis de Licenciatura en Historia. Universidad de Costa Rica. 2003, pp. 57 y 64-66.
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integrada por destacados profesionales, entre los que figuraba el Dr. Daniel Núñez
Gutiérrez (1848-1928), médico y cirujano graduado en el Guy’s Hospital de Londres
(1874), miembro del primer Consejo del Colegio Superior de Señoritas (1888), quien
además fue Presidente de la Facultad de Medicina, del Protomedicato y la Superintendencia
del Hospital San Juan de Dios.
76
La necesidad de ampliar las labores científicas del Instituto Meteorológico a otras
disciplinas, entre ellas la geología y la geografía, motivada por la necesidad de ampliar las e
investigaciones relacionadas con el impacto de la actividad sísmica y volcánica en el país
tras el terremoto de Fraijanes que sacudió el Valle Central a finales de 1888 y el deseo de
renovar la cartografía existente para apoyar las posiciones de Costa Rica en sus disputas
limítrofes con Nicaragua y Colombia favorecieron la transformación de dicha entidad en el
Instituto Físico-Geográfico (1889).
77
Al igual que su predecesor, este nuevo instituto contó con el apoyo de una Junta
Directiva (1890), nombrada por el gobierno, integrada por once miembros, pertenecientes a
la naciente comunidad científica nacional, que incluía dos médicos: el Dr. Daniel Núñez y
el Dr. Carlos Durán Cartín (1852-1924), médico y cirujano formado en la Universidad de
París y debido a la Guerra Franco-Prusiana (1870-1871) se trasladó al Guy’s Hospital de
Londres (Inglaterra) y fungiendo en la capital británica como asistente del Dr. Joseph Lister
(1827–1912), médico de la Reina Victoria (1819–1901).
El legado del Dr. Durán al desarrollo de las ciencias médicas de Costa Rica es
extenso: A nivel institucional figuran el Hospital Nacional de Locos, el Sanatorio para
Tuberculosos (conocido durante muchos años como Sanatorio Durán), el Leprosario
Nacional y la Escuela de Enfermería y Obstetricia. Además participó en la elaboración de
remedios antiofídicos, la introducción de la anestesia, la asepsia y la antisepsia en Costa
76
Díaz. El proceso de institucionalización, p. 77.
77
Gólcher Barguil, Ericka. El mundo de las imágenes: percepción del sector gobernante de Estados Unidos y
Europa Occidental. 1882-1914. Tesis de Maestría Académica en Historia. Universidad de Costa Rica. 1988,
pp. 141 y 167. Eakin, Marshall C. “The origins of modern science in Costa Rica: The Instituto Físico-
Geográfico Nacional, 1887-1904”. Latin American Research Review. 34 (1). Albuquerque. Latin American
Institute, University of New México. 1999, p. 131. Alvarado Induni, Guillermo y Peraldo Huertas, Giovanni.
“Los primeros pasos de la geología en la Costa Rica del siglo XIX”. Peraldo Huertas, Giovanni (comp.).
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Rica, el descubrimiento de la anquilostomiasis y el beriberi en el territorio nacional y la
construcción del acueducto y alcantarillado de San José. En síntesis, el Dr. Durán quien
ejerció provisionalmente la Presidencia de la República (1889-1890), tras la renuncia del
Gral. Bernardo Soto a raíz del movimiento popular del 7 de noviembre de 1889, fue
precursor de la salubridad pública y la medicina preventiva en el país y una de las piezas
claves de la reforma hospitalaria de finales del siglo XIX.
78
Las labores de la Junta Directiva fueron efímeras ya que su labor fue sustituida por
la Comisión Consultiva (1890-1891) que integró una nómina de quince científicos,
cartógrafos e ingenieros, que integrada a finales de 1890 delineó los trabajos para la
renovación de la cartografía del país, proyecto que culminó con la publicación del mapa
oficial de la República de Costa Rica en 1903.
79
En la misma época, otro médico hacía importantes contribuciones al desarrollo de la
ciencia costarricense: el Dr. David Joaquín Guzmán Martorell (1843-1927), facultativo
salvadoreño quien se había desempeñado como Jefe del Servicio Médico-Quirúrgico del
Hospital de Puntarenas (1890) y Director de la Comisión de la Exposición de Costa Rica en
Chicago (1893), que efectuó algunas exploraciones, por el norte y el este del territorio
costarricense anotando observaciones descriptivas del clima y otras características de
dichas zonas para el fomento de futuros proyectos de colonización europea:
80
Allí cerca, en el Zarcero y Buenavista, el clima es benigno, delicioso, más fresco que en
San José; allí el francés, el vasco, el suizo ó el alemán verán de nuevo con alegría el
ciruelo, el durazno, la uva, la pera, la grosella y el membrillo, frutos de su país natal, al
Ciencia y Técnica en la Costa Rica del siglo XIX. Cartago. Editorial Tecnológica de Costa Rica. 2002, pp.
219-220.
78
Blanco. Los médicos en Costa Rica, pp. 73-74 y 188. Arias Sánchez, Raúl. Médicos y cirujanos en la
Historia de Costa Rica de la Colonia al liberalismo. San José, Costa Rica. Ministerio de Salud Pública. 2002,
p. 256. Palmer. From Popular Medicine, pp. 72-79.
79
Díaz. El proceso de institucionalización, pp. 108-110 y 134.
80
Díaz Bolaños, Ronald Eduardo. “Las contribuciones del Dr. Don David Joaquín Guzmán al desarrollo
científico costarricense (1890-1896)”. Memoria del Primer Encuentro de Historia de El Salvador. 22-25 de
julio de 2003. San Salvador. Licenciatura en Historia, Universidad de El Salvador - CONCULTURA. 2005,
p. 121.
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lado de nuestras esbeltas de palmeras, del donoso banano, del lactescente [sic] aguacate,
de las aromáticas y dulces piñas y anonas.
El Dr. Guzmán, de ascendencia costarricense, había realizado en El Salvador una
importante labor científica, que sin duda lo había preparado para afrontar el conocimiento
de la geografía de Costa Rica. Entre las obras más destacadas de Guzmán se encuentra
Essai de Topographie Physique et Médicale de la Republique du Salvador (Amérique
Centrale), tesis publicada para obtener el grado de Doctor en Medicina en la Facultad de
Medicina de París (1869), donde aborda los aspectos principales de la geofísica salvadoreña
y su relación con las prácticas de higiene y las enfermedades más frecuentes en este país
centroamericano.
81
Además de las instituciones, el desarrollo científico experimentado en el país al
finalizar el siglo XIX y el interés de los gobernantes liberales orientado al mejoramiento de
la salud pública de la población costarricense, incidieron en numerosos trabajos científicos
escritos por médicos nacionales, relacionando las condiciones sanitarias y el clima.
82
Esta relación era aplicable a los estudios realizados para la malaria, la fiebre
amarilla y otras enfermedades características de las regiones costeras –prinipalmente en el
Caribe- que hizo posible la traducción de estudios como Malaria, su causa, prevención y
tratamiento de Sir Ronald Ross (1857-1932), Premio Nobel de Medicina (1902), por los
médicos Dr. F. M. Calnek y Dr. Luis Paulino Jiménez Ortiz (1903) e Instrucciones para
destruir mosquitos y en especial el de la Fiebre Amarilla del médico estadounidense Dr.
William Crawford Gorgas (1854–1920), destacado en la Zonal del Canal de Panamá y cuyo
traductor fue el político y abogado Lic. Cleto González Víquez (1858-1937) en 1904.
83
A pesar del desarrollo de las actividades científicas en Costa Rica a inicios del siglo
XX, época que coincidió con la Facultad de Medicina, Cirugía y Farmacia (1895), la
81
Castro, Carlos (ed.). Obras escogidas: David J. Guzmán. San Salvador. CONCULTURA. Dirección de
Publicaciones e Impresos. 2000, pp. 9-64.
82
Cf. Palmer. From Popular Medicine, pp. 91-112.
83
The Columbia Electronic Encyclopedia. 2000. “Gorgas, William Crawford”. Disponible en internet desde
<http://www.infoplease.com/ce6/people/A0821322.html> [Con acceso en octubre de 2005]. Dobles Segreda,
Luis. Índice bibliográfico de Costa Rica. IX. San José, Costa Rica. Imprenta Lehmann. 1936, pp. 76-79.
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171
Facultad de Farmacia (1897) y el Colegio de Farmacéuticos (1902),
84
los cuestionamientos
metodológicos hechos por Pittier a varios trabajos científicos realizadoe en el país
anteriores a 1887, fueron compartidos por algunos miembros de la comunidad dica. Un
ejemplo aparece en un texto de La Gaceta Médica (1896-1917), primera revista
costarricense de este tipo y órgano de la Facultad de Medicina, Cirugía y Farmacia de Costa
Rica:
85
[...] porque aunque la Ciencia no tiene patria determinada, tampoco podemos gloriarnos
nosotros de tener ciencia nacional [...] la simple práctica de la medicina, es, hasta cierto
punto, original en cada país, cuanto porque sólo una publicación científica adecuada es
capaz de levantar el espíritu profesional y recordarnos que, fuera de los deberes que
tenemos que cumplir a la cabecera del enfermo, los médicos tenemos otros para con la
sociedad y con la Ciencia. Y aún no hemos principiado. La Estadística Médica y la
Demográfica, la Geografía Médica, la Higiene, la Meteorología y la Nosología nacional,
son aun para nosotros terrenos vírgenes; y allí está nuestra labor, allí el tema de estudios
originales que han de ser más tarde honra y provecho de la Patria y progreso para la
Ciencia.
Estos cultores de la ciencia nacional, dieron erróneamente un carácter “virginal” a
los estudios meteorológicos producidos en Costa Rica, aunque en dicha disciplina se venía
trabajando en forma sistemática desde comienzos del siglo XIX y en el que participaron
médicos como Frantzius, Hoffmann, Núñez y Durán. La opinión expresada en este artículo,
refutable a la luz de los datos ofrecidos por las fuentes de la época, es atribuible a la
necesidad de marcar un derrotero en el desarrollo científico nacional al iniciar una nueva
página de su historia con La Gaceta Médica. El reconocimiento de la labor emprendida por
84
Blanco. Los médicos en Costa Rica, pp. 109-126. Aguilar, G. “Colegio de Farmacéuticos de Costa Rica.
1902-1996”. Fumero, Patricia, ed. Centenario de la Facultad de Farmacia, Universidad de Costa Rica: 1897-
1997. San José, Costa Rica. EUCR. 1998, pp. 57-65 y Viales. El Colegio de Farmacéuticos, pp. 51-57, 65-
75 y 93-107.
85
Dobles. Índice bibliográfico de Costa Rica, pp. 341-342.
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los médicos costarricenses en el ámbito internacional les permitió organizar la Cuarta
Conferencia Sanitaria Panamericana en San José (1909-1910).
86
Algunos años más tarde, el Dr. Carlos Durán encargó al Lic. Elías Leiva Quirós
(1874–1936), abogado que había efectuado estudios de Historia y Geografía en Chile, la
realización de observaciones meteorológicas en Tierra Blanca de Cartago, situada en el
flanco meridional del volcán Irazú, en cuyos alrededores se ubicaba el sitio de Los
Horcones (2330 msnm), propuesto para un sanatorio antituberculoso por la frescura de su
clima y la protección que ejerce el macizo contra la incidencia directa de los alisios. La
junta constructora le brin el instrumental necesario para registrar las temperaturas
máximas, mínimas y medias del aire y las horas de sol para los meses de enero a setiembre
de 1915. En el documento Sanatorio Carit para tuberculosos (1918) se mencionan las
condiciones altitudinales de su ubicación geográfica como un elemento favorable para la
mejoría de sus internos.
87
La escogencia de un sitio de observaciones meteorológicas a más de dos mil metros,
se relaciona con la proliferación a nivel mundial de las estaciones meteorológicas de altura,
caracterizadas por su ubicación en lugares elevados, suministrando datos referentes al
estado de la atmósfera en cumbres de montañas o sitios cercanos a ellas, que no son
factibles de obtener en zonas más llanas. Entre las más conocidas a nivel mundial por su
altura, antigüedad o ubicación estaban las de Schneekoppe, Hirschberg y Zugspitze en
Alemania; San Gotardo y Gran San Bernardo en Suiza; Pic du Midi, Puy de Dôme y Monte
Blanco en Francia; Monte Rosa en Italia; Monte Washington en los Estados Unidos y en
América Latina, las de Quezaltenango (Guatemala), Quito (Ecuador), Mina Huaina
(Bolivia) y la del Monte Misti (Perú), situada a la impresionante altitud de 5830 msnm.
88
En el Archivo del Instituto Meteorológico Nacional se conservan datos
pluviométricos procedentes de la estación meteorológica instalada en el Sanatorio Durán en
86
Arias. Médicos y cirujanos, pp. 260-263.
87
Archivo Nacional de Costa Rica (ANCR). Fondo Particular José Fidel Tristán Fernández. Exp. 145. No. 13.
Dobles. Índice bibliográfico de Costa Rica, p. 148. Solano Brenes, Vivian. La tuberculosis y la cura
sanatorial en Costa Rica: el caso del Sanatorio Carlos Durán, 1915-1940. Tesis de Maestría Profesional en
Historia. Universidad de Costa Rica. 2004, passim.
88
Espasa-Calpe. s.f. Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana. XXXIV. Madrid. Espasa-Calpe,
pp. 1246-1247.
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la década de 1930, correspondientes al período 1935-1936.
89
Es a partir de este último año,
que se cierra el Instituto Físico-Geográfico, por problemas presupuestarios y cuyo
instrumental meteorológico, fue entregado por la administración del Lic. León Cortés
Castro (1882-1946) –quien gobernó Costa Rica de 1936 a 1940- a los estudiantes del
Centro Nacional de Agricultura, situado en San Pedro de Montes de Oca, en cuyo campus
se instalará parte de las instalaciones de la nueva Universidad de Costa Rica (1940), sitio
donde será nuevamente reorganizado, por su nuevo y último director, el Dr. José Merino y
Coronado (1913-1987), por algunos años hasta su incorporación al Instituto Geográfico
Nacional, bajo el nombre de Servicio Meteorológico y Sismológico Nacional.
90
Al igual que en el período anterior (1887-1910), los avances en las ciencias médicas
permitieron que los miembros de este sector de la comunidad científica brindarán su
colaboración al desarrollo de la meteorología y sus trabajos se dieron a conocer en el
extranjero. Los principales aparecen reseñados en la tabla 1:
89
Ministerio de Recursos Naturales, Energía y Minas (MIRENEM), Instituto Meteorológico Nacional (IMN).
Catastro de las series de precipitaciones medidas en Costa Rica. San José, Costa Rica. IMN. 1988, p. 108.
90
Díaz. El proceso de institucionalización, pp. 230-244 y 264-270.
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Tabla 1
Estudios de medicina relacionados con la meteorología en Costa Rica (1915-1931)
Año
Autor (es)
Descripción
1915 Dr. Francisco Cordero
Quirós
Lecciones de Higiene: basado en el Programa Oficial
de los Planteles de Segunda Enseñanza de la
República, incluye un capítulo sobre la relación entre
aire y salud pública. Aborda conceptos meteorológicos
(presión atmosférica, temperatura y electricidad
atmosféricas, composición y movimientos de la
atmósfera) y asocia el agua de lluvia con la
propagación de enfermedades.
1916 Dr. Clodomiro Picado
Twight (1887-1944)
Una de las figuras más destacadas de la comunidad
científica costarricense de la primera mitad del siglo
XX, célebre por sus investigaciones en el campo de los
sueros antiofídicos. Autor de “Nuevas Técnicas de
Laboratorio, Diagnóstico Precoz de Fiebres
Tifomórficas”, artículo donde se asocia la aparición de
las fiebres tifoideas y paratifoideas con el inicio de la
estación lluviosa cuando las fuentes de agua para el
consumo humano son más propensas a contaminarse
por microorganismos.
1916 Dr. David Quirós
(m. 1923)
“Bilogía de la nigua”: sobre la distribución geográfica
de este insecto.
1919 Dr. Carlos Víquez
Segreda
Documentos sobre la distribución geográfica de las
enfermedades parasitarias en Costa Rica: incluía
mapas y cuadros para asociar las enfermedades
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parasitarias y las condiciones climáticas de las
diferentes regiones del país.
1928-
1931
Dr. Antonio Peña
Chavarría (1899-1986)
Uno de los principales médicos de Costa Rica en la
primera mitad del siglo XX, publicó diversos trabajos
en los que hizo relaciones entre las condiciones
climáticas de una región y la propagación de
enfermedades: “Las epidemias de Sarampión y Tos
ferina en Costa Rica en el último cuarto de siglo”
escrito en conjunto con el Dr. José Guerrero (1928) y
“Consideraciones epidemiológicas de la difteria en el
trópico. La prueba de Schick y el portador diftérico”
en compañía del Dr. I. Moreno Pérez (1931).
Fuentes: Dobles. Índice bibliográfico de Costa Rica, pp. 105-273. Fernández Mora, Carlos.
Anecdotario nacional. San José, Costa Rica. Imprenta Nacional. 1953, p. 177), Picado
Chacón, Manuel. Dr Clodomiro Picado. Vida y obra. 2 ed. San José, Costa Rica. EUCR.
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San José, Costa Rica: EDNASSS-CCSS. 1997, pp. 35-38 y Arias. Médicos y cirujanos, p.
263).
Conclusiones
El desarrollo de la meteorología en Costa Rica ha recibido las contribuciones de
distintas disciplinas científicas, entre ellas las ciencias médicas, cuyos profesionales fueron
variando sus aportes a lo largo del tiempo denotando un paralelismo en el proceso de
institucionalización de ambas disciplinas según el análisis de las fuentes para el período
1678-1936.
La presencia inicial de los médicos y cirujanos al conocimiento del tiempo y del
clima en Costa Rica se basó en una serie de descripciones de fenómenos atmosféricos en la
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época colonial (Wafer) y posteriormente, de datos meteorológicos recolectados por
médicos como Frantzius y Hoffmann, a mediados del siglo XIX, en el contexto de la
fundación del Protomedicato de Costa Rica (1857). Cabe señalar que estos profesionales
contaban con la formación científica y el instrumental necesario para registrar datos
meteorológicos.
La decisión guebernamental de incorporar la ciencia meteorológica como base
fundamental en los proyectos de interés nacional, como la expansión agrícola y el
establecimiento de colonias, favoreció la incorporación de los médicos residnetes en las
provincias, ya que fueron considerados como el personal idóneo para realizar esta labor.
En la época de la reforma liberal, la presencia de connotados médicos en comisiones
de apoyo al trabajo del Insituto Meteorológico y del Instituto Físico-Geográfico redefinió la
participación de los profesionales en ciencias médicas, debido a la labor que ejercieron en
la parte logística los doctores Carlos Durán y Daniel Núñez, mientras que otros facultativos
como el Dr. David Joaquín Guzmán, además de ejercer la medicina, se dedicaron a
investigar los aspectos físicos de la geografía costarricense.
Al finalizar el siglo XIX y en los primeros años del siglo XX, con la presencia de la
Facultad de Medicina, Cirugía y Farmacia, se publican varios trabajos de médicos
nacionales y extranjeros, donde se asocia el desarrollo de las enfermedades con las
condiciones climáticas del país y se difunden trabajos relacionados con las epidemais
tropicales como la malaria. Hay un mayor interés de los galenos en esta época por
establecer una relación más estrecha entre ambas variables: el clima y la difusión de
enfermedades, aspecto que se evidencia en los estudios realizados recientemente como el
de Morera y Amador
91
en el que se estudia y analiza el impacto del clima en la
propagación de la angiostrongylosis abdominal (AA) y la malaria en la Zona Norte y en la
Vertiente Caribe de Costa Rica:
91
Morera, Pedro y Amador, Jorge A. “Prevalencia de la angiostrongilosis abdominal y la distribución
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La distribución estacional de la precipitación juega un papel más importante en la
prevalencia de la enfermedad y parece ser que en general los máximos y mínimos de esa
prevalencia están relacionados con los máximos y mínimos de lluvia con un desfase de 1 a
2 meses, esta última antecediendo a la prevalencia de AA.
En el futuro una investigación podría revelar los nexos entre ambas disciplinas a lo
largo del siglo XX y hacerse un análisis más exhaustivo de los trabajos publicados o
traducidos en Costa Rica sobre el ligamen entre salud y clima, además de hacer
comparaciones entre esos estudios e investigaciones más contemporáneas en dicha materia.
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