Diálogos Revista Electrónica de Historia ISSN 1409- 469X
Vol. 7. No. 2 Setiembre 2006 - Febrero 2007
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DIÁLOGOS. REVISTA ELECTRÓNICA
DE HISTORIA
Escuela de Historia. Universidad de Costa Rica
Contribución de Geocientíficos Japoneses en Costa Rica durante los Decenios de
1960-70. Gerardo J. Soto
Comité Editorial:
Director de la Revista Dr. Juan José Marín Hernández jmarin@fcs.ucr.ac.cr
Miembros del Consejo Editorial: Dr. Ronny Viales, Dr. Guillermo Carvajal, MSc.
Francisco Enríquez, Msc. Bernal Rivas y MSc. Ana María Botey
Miembros del Consejo Asesor Internacional: Dr. José Cal Montoya, Universidad de San
Carlos de Guatemala; Dr. Juan Manuel Palacio, Universidad Nacional de San Martín y
Dr. Eduardo Rey, Universidad de Santiago de Compostela, España
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Palabras claves:
Geociencias, Costa Rica, geocientíficos japoneses, decenios 1960-1970, Sismología y
Vulcanología
Key words:
Geosciences, Costa Rica, Japanese geoscientists, decades 1960s and 1970s, Seismology
and Volcanology
Resumen
Se sintetiza el trabajo llevado a cabo por geocientíficos japoneses en Costa Rica –en
Vulcanología y Sismología– en los decenios de 1960 y 1970, quienes hicieron varias
contribuciones pioneras en su tiempo. Coincide con la época en que la comunidad
científica local carecía de amplia experiencia para afrontar los problemas vulcanológicos
y sismológicos a los que se enfrentaba. Parte de la experiencia obtenida a través de su
influencia ayudó notablemente a un rápido desarrollo de centros de investigación, lo que
facilitó luego su inserción en la comunidad geocientífica internacional
Abstrat
This work summarizes the geoscientific work undertaken by Japanese geoscientists –in
Volcanology and Seismology– during the 1960s and 1970s in Costa Rica. They made
several pioneering contributions at that time. It coincides with the epoch when the local
scientific community lacked wide experience to confront the volcanological and
seismological problems it was facing to. Part of the experience obtained through their
influence notably helped to a rapid development of research centers, which later eased
their insertion to the international geoscientific community
Gerardo J. Soto Bachiller en Geología. Geólogo Consultor. Correo-e:
katomirodriguez@yahoo.com
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Contribución de Geocientíficos Japoneses en Costa Rica durante los Decenios de
1960-70.
Gerardo J. Soto (
1
)
1.
I
NTRODUCCIÓN
Costa Rica y Japón se encuentran en lados opuestos del Círculo de Fuego del
Circumpacífico en donde comparten un común ambiente geotectónico de placas
subducidas y sus más dinámicos resultados: sismicidad y vulcanismo (Fig. 1). Hay
profundas diferencias en las respectivas historias geológicas entre Japón y Costa Rica,
pero ambos han sido forjados en común por las fuerzas del tectonismo y magmatismo,
hasta la fecha.
1
Deseo agradecer a Teresita Aguilar, Percy Denyer, Sonia Castillo y Walter Montero
(Universidad de Costa Rica), y Setumi Miyamura (Tokio) quienes proveyeron material clave y
valiosos comentarios a este trabajo. También se agradece la colaboración de Masakazu Ohtake e
Izumi Yokoyama. La investigación original para este trabajo se realizó en Kagoshima, Japón,
entre los años 2001-2002, en donde se contó con la amable colaboración del Sakurajima Volcano
Research Center y Katsuhiro Maemura. Una versión corta en inglés se publicó en Japón , la cual
contó con el aporte de Andrew Daniels (Inmaculate Heart College, Kagoshima), Michiko Yajima
(Japanese Association for the History of Geology) y David Oldroyd (Nueva Gales del Sur,
Australia). Los comentarios y sugerencias de Wendy Pérez (Universidad de Kiel, Alemania) a
una versión avanzada del texto han contribuido a mejorarlo. Este trabajo es una contribución al
Proyecto N° 113-A4-50 “Características y causas de la sismicidad asociada a la actividad eruptiva
del volcán Arenal, Costa Rica” de la Vicerrectoría de Investigación de la Universidad de Costa
Rica y al proyecto homólogo adscrito en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y
Tecnológicas (CONICIT), así como al “Programa Institucional de Investigación en Desastres” N°
605-A3-952 de la Universidad de Costa Rica.
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Figura 1: Localización de Costa Rica y Japón en el Círculo de Fuego del
Circumpacífico, y ubicación de los volcanes Irazú y Arenal, sitios de las principales
investigaciones discutidas en este trabajo.
También existen inmensas diferencias en su devenir histórico como naciones, mas
comparten etapas comunes en su desarrollo de las ciencias geológicas modernas. No fue
sino hasta la mitad del siglo XIX –como se verá luego– que las modernas ciencias
geológicas aparecieron en Japón
2
. Coincidentemente, al mismo tiempo, Costa Rica
experimentaba el influjo de naturalistas y geocientíficos foráneos, quienes introdujeron
las ciencias geológicas al país
3
. Por ejemplo, el primer geólogo que trabajó
extensivamente en Japón, fue el estadounidense B.S. Lyman en 1872, quien realizó un
2
Imai, I., “History of Geological Research in Japan”. Proceedings of the XIV International
Congress of History of Sciences, 1975, pp. 101-104.
Sato, Tadashi, “Historical review of geological sciences in Japan”. Episodes Vol.14, N°3, 1991,
pp. 187-189.
3
Alvarado, Guillermo E., Morales, Luis D. & Soto, Gerardo J., “Historia del desarrollo de las
Ciencias Geológicas en Costa Rica”, en [Ángel Ruiz (ed.)], Ciencia y Tecnología. Estudios del
pasado y futuro. Ediciones Guayacán, San José, 1991, p. 121-142.
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detallado estudio y publicó un mapa geológico de Hokkaido
4
. El primer geólogo en Costa
Rica fue el alemán Karl von Seebach en 1864, pero no fue sino hasta el arribo del
estadounidense W.M. Gabb en 1873, que un extenso estudio y mapeo geológicos fueron
llevados a cabo
5
. Se considera además que ambos países iniciaron etapas de desarrollo
moderno en las geociencias en el decenio de 1960: Japón desde 1960
6
y Costa Rica desde
1963
7
, empero con notables diferencias, basadas en su historia, su poderío económico y
su desarrollo industrial. Las coincidencias apuntadas en el ambiente tectónico y volcánico
y su carácter de países amigos con relaciones diplomáticas bien establecidas, explican el
porqué geocientíficos japoneses arribaron en cooperación a Costa Rica en los decenios de
1960 y 1970. Es preciso, sin embargo, un breve esbozo histórico para entender mejor los
antecedentes.
1.1. La occidentalización de Japón y el desarrollo y expansión de las Geociencias
Las ciencias y la tecnología en Japón empezaron a desarrollarse bajo la influencia
de la primera oleada cultural china (entre los siglos VII y IX) y sufrieron cambios
trascendentales bajo la segunda oleada cultural china (1401-1720), la primera oleada
cultural occidental (1543-1639), y finalmente un enorme salto a la influencia occidental
desde 1854, luego de un aislamiento cultural casi absoluto desde 1720
8
. En geociencias,
4
Matsushita, S., “General remarks”, en [F. Takai, F. et al. (eds.)], Geology of Japan. University
of Tokio Press and University of California Press, 1963, p. 5-14.
Artículo citado: Imai, I., “History of Geological …”, 1975, pp. 101-104.
5
Denyer, Percy & Soto, Gerardo J., “Contribución pionera de William M. Gabb a la geología y
cartografía de Costa Rica”. Anuario de Estudios Centroamericanos, Vol. 25, 2, 1999, p. 103-
138.
6
Artículo citado: Sato, Tadashi, “Historical review…”, pp. 187-189.
7
Artículo citado: Alvarado, Guillermo E., Morales, Luis D. & Soto, Gerardo J., “Historia del
desarrollo…”, p. 121-142.
8
Sugimoto, Masayoshi & Swain, David L, Science and Culture in Tradicional Japan. Charles E.
Tuttle Company, Tokyo, 1989, p. 498.
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antes de la occidentalización del siglo XIX, los más importantes desarrollos autóctonos se
dieron en minería y metalurgia, principalmente de oro, plata y cobre
9
.
Cerca del final del shogunato Tokugawa, en el decenio de 1850, un puñado de
geólogos e ingenieros mineros europeos y estadounidenses fueron invitados a realizar
exploraciones de los recursos mineros, los cuales se hicieron más amplios con el cambio
de gimen de la era Meiji, desde 1868, pero no fue sino hasta 1872 que se realizaron
estudios sistemáticos de exploración en Hokkaido, la isla mayor del norte. Varias
instituciones y observatorios florecieron desde el principio del decenio de 1870, con su
momento cumbre ante la fundación de la Universidad de Tokio en 1877, que incluun
Departamento de Geología y Minería
10
. Numerosos estudiantes fueron enviados a
universidades europeas y regresaron a enseñar en la reciente universidad desde 1884.
Esto determinó un importante contingente de geocientíficos japoneses en estudios e
investigación en el extranjero, que deca durante el periodo de la Segunda Guerra
Mundial, pero fue retomado luego de su final
11
. La experiencia ganada en Japón en
muchos campos de las geociencias, y particularmente en Sismología y Vulcanología,
determinó que su experiencia fuera altamente apreciada en muchos otros países, incluida
Costa Rica, como se verá luego.
1.2. Las relaciones entre Costa Rica y Japón
Fue en 1893 cuando se dieron las primeras importaciones a Costa Rica, de
productos japoneses –principalmente sederías–, y aunque el primer contacto oficial entre
los gobiernos de ambos países ocurrió en 1919, no fue sino hasta 1935 que se
establecieron relaciones diplomáticas oficiales. Estas se suspendieron a raíz de la
Segunda Guerra Mundial, cuando Costa Rica le declaró la guerra a Japón el 8 de
diciembre de 1941, mas no fueron restablecidas sino hasta 1953. Pasarían casi diez años
9
Libro citado: Sugimoto, Masayoshi & Swain, David L, Science and…, pp.181-186.
10
Artículo citado: Sato, Tadashi, “Historical review…”, pp. 187-189.
11
Artículo citado: Matsushita, S., “General remarks”, p. 5-14.
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hasta que el primer Cónsul General de Costa Rica en Japón fuera nombrado el 11 de abril
de 1963
12
. Fue precisamente el primer cónsul quien tramitó el requerimiento de asistencia
geocientífica para la crisis del Irazú, como se verá.
2.
E
L
I
RAZÚ Y VULCANÓLOGOS JAPONESES
,
1963
El 9 de agosto de 1962 una columna de vapor se levantó del cráter del volcán
Irazú (Fig. 1), pero los efectos de la erupción que había iniciado, no fueron perceptibles
hasta febrero de 1963, cuando la población y el ganado en sus cercanías tuvieron que
empezar a ser relocalizados debido a la persistente lluvia de cenizas. El 13 de marzo de
1963, las cenizas provenientes del volcán empezaron a caer visiblemente sobre la ciudad
de San José
13
, además de extensas áreas agrícolas y ganaderas en las faldas occidentales
del volcán, lo que produjo una enorme preocupación en las autoridades gubernamentales.
Para ese tiempo, la comunidad geológica costarricense era pequeña, y carecía de
experiencia en manejar emergencias volcánicas. Por tal motivo, el gobierno costarricense
requirió la asistencia de expertos de países con amplia experiencia en estos temas,
específicamente los Estados Unidos y Japón.
2.1. Ryohei Morimoto
A principios de mayo de 1963, el Consulado de Costa Rica y la Asociación
Iberoamericana en Tokio, hicieron una petición formal a la Universidad de Tokio,
dirigida a Takeo Watanabe, decano de la Facultad de Ciencias, para enviar dos
vulcanólogos que evaluaran la erupción del Irazú
14
, que ya para abril había cubierto con
12
Nassar, Ana Lucía, Relaciones Japón-Costa Rica. VARITEC, San José, 1991, pp. 468.
13
Alvarado, Guillermo E. Volcanology and Petrology of Irazú Volcano, Costa Rica. Tesis
doctoral, Universidad de Kiel, Aemania, 1993, pp. xxxv + 261.
14
De acuerdo con la nota suscrita por Ryohei Morimoto el 4 de noviembre de 1963. Ver Fig. 2.
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más de 20 centímetros de cenizas las áreas de pastos y agrícolas en el flanco oeste, en un
radio de 10 a 15 kilómetros
15
.
Originalmente se acordó que los profesores Takeshi Minakami y Ryohei
Morimoto, ambos del Earthquake Research Institute (ERI) de la Universidad de Tokio,
viajaran a Costa Rica. Sin embargo, puesto que Minakami estaba trabajando en el plan de
cooperación científica japonés-estadounidense, debió viajar más bien a Hawai a fines de
junio. Por su parte, Morimoto tampoco pudo responder al requerimiento de visita, debido
a las estrictas medidas del gobierno japonés para proveer divisas extranjeras, en un
periodo en que la economía japonesa apenas estaba empezando a despegar después de la
prolongada recesión económica de la posguerra. Empero, Morimoto recibió una
invitación para dictar una serie de conferencias en la Universidad Central de Ecuador, y
se detuvo en Costa Rica de paso hacia Quito, para hacer una breve evaluación de la
actividad del Irazú. En vista de que la erupción se había convertido en una auténtica
preocupación nacional, los periódicos de la fecha le dieron un espacio a su visita
16
,
recalcando que correspondía a una cooperación del gobierno japonés, y que el gobierno
costarricense solo se comprometía a su manutención durante la estadía.
Como resultado, Morimoto visitó dos veces el Irazú y brindó un informe el 4 de
noviembre de 1963 (Fig. 2), dirigido al entonces Jefe del Departamento de Geología,
Minas y Petróleo del Ministerio de Industrias (cuya sede era el edificio que hoy ocupa la
Escuela Centroamericana de Geología), César Dóndoli, y ese mismo día se dio una
conferencia de prensa, en donde Dóndoli actuó como traductor (Fig. 2).
15
Artículo citado: Alvarado, Guillermo E., Morales, Luis D. & Soto, Gerardo J., “Historia del
desarrollo…”, p. 124.
16
Por ejemplo: Diario de Costa Rica del 8/10/63, La Nación del 8/10/63 y La República del
13/10/63.
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Figura 2: Declaraciones a la prensa del Prof. Ryohei Morimoto, con el Dr. César
Dóndoli como intérprete, el 4 de noviembre de 1963 (tomada de La República,
5/11/1963). A la derecha, la primera página de la traducción de la nota del Prof.
Ryohei Morimoto dirigida al Dr. César Dóndoli, el 4 de noviembre de 1963.
Las observaciones fueron breves y no dieron detalles de particular relevancia
científica sobre el Irazú, y más bien fueron un discurso comparativo con su experiencia
en los volcanes japoneses, pero pueden resaltarse algunos puntos de interés:
No hay manera de impedir las erupciones ni de evitar los daños, sólo mitigarlos
racionalmente.
No hay manera fiable de predecir las erupciones, excepto pronósticos basados en
prolongadas observaciones geofísicas, y por eso sugiere montar sismógrafos
sensibles en cuatro lugares alrededor del volcán.
“La ladera norte es el punto débil del volcán, pero si aconteciera aq una
erupción, el daño no sería muy grande porque hacia este lado no hay actualmente
pobladores”.
Sugiere establecer un monitoreo visual en la cima para alertar sobre las
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dimensiones de las nubes de cenizas, así como geofísico.
Es antieconómico variar la condición del cráter para impedir o desviar la difusión
de la ceniza.
Debe procederse al entrenamiento de personal joven en materia vulcanológica. De
hecho, en la conferencia de prensa, abogó por la creación de una Sección de
Vulcanología dentro del Departamento de Geología, Minas y Petróleo. Ante
solicitud del gobierno costarricense se había obtenido una beca para un estudiante
en Sismología e Ingeniería Sísmica, pero se consideraba que su formación tomaría
tiempo y sería de utilidad futura
17
.
2.2. El USGS y la contribución de Kiguma J. Murata en el Irazú (1963-64)
Por su parte, el gobierno estadounidense también accedió a la petición de su
homólogo costarricense, y envió un grupo de expertos, liderados por Kiguma Jack
Murata, quien visitó el volcán y diseñó un proyecto de investigaciones técnicas que
duraron hasta 1965.
Murata no era japonés exactamente, sino un descendiente de japoneses, nacido en
California, con la ciudadanía estadounidense, quien trabajaba para el United States
Geological Survey (USGS), basado en Menlo Park. Por eso me limito aquí a reseñar que
llegó en setiembre de 1963, trabajó con científicos estadounidenses y costarricenses,
produjo dos reportes para el gobierno de Costa Rica en octubre de 1963 y octubre de
1964, y publicó con sus colaboradores un trabajo pionero en la Vulcanología de Costa
Rica
18
.
17
En efecto, el Ing. Franz Sauter participó en el curso de Ingeniería Sísmica ente 1963-64, según
los datos de:
IISEE, “List of participants”. Year Book ,Vol. 26, 2001, pp. 92-94.
Libro citado: Nassar, Ana Lucía, Relaciones Japón…, p. 147.
18
Murata, Kiguma J., Dóndoli, César & Sáenz, Rodrigo, The 1963-65 Eruption of Irazú
Volcano, Costa Rica (The period of March 1963 to October 1964)”. Bulletin Volcanologique,
Vol. 29, 1966, pp. 765-793.
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2.3. El aprendizaje en el Irazú (1963-65)
La erupción del Irazú se prolongó hasta febrero de 1965 y no solo produjo
grandes cantidades de ceniza que se distribuyeron por grandes áreas del territorio
nacional, sino que además, como efectos secundarios y ayudados por las fuertes lluvias,
se dispararon lahares en varios os aledaños, y entre ellos, los del río Reventado
produjeron serios daños económicos y la muerte de una veintena de personas en
diciembre de 1963. Las instituciones de Costa Rica no permanecieron impávidas ante la
emergencia y más bien obtuvieron un valioso aprendizaje. Geólogos del Departamento de
Geología, Minas y Petróleo estuvieron trabajando durante la erupción, en combinación
con los extranjeros (estadounidenses y franceses, principalmente, estos últimos en una
misión de UNESCO), que en realidad solo estuvieron por periodos cortos. El Instituto
Costarricense de Electricidad (ICE) tomó la iniciativa de crear la Oficina de Control de
Ríos, que tuvo una destacada actuación en implementar sistemas de alerta en la cuenca
del río Reventado, y que daría pie a la creación de la Oficina de Defensa Civil. También
se construun búnker en la cima del Irazú, se montó un observatorio geofísico operado
por el ICE y el apoyo de UNESCO (en marzo de 1964) y se instalaron estaciones
sismológicas, una de ellas en el Sanatorio Durán, el sector sur del volcán. Además, fue
posible obtener becas para la capacitación de científicos costarricenses en centros de los
Estados Unidos, y se publicaron numerosos trabajos científicos e ingenieriles
19
.
Toda esta experiencia dio sus frutos en años posteriores. Sirva de ejemplo el
volcán Rincón de la Vieja, que entró en erupción en setiembre de 1966, alcanzó su
clímax en el primer semestre de 1967 y acabaría alrededor de agosto de 1970
20
. Sin
19
Los detalles bibliográficos e históricos están ampliamente documentados en:
Alvarado, Guillermo E., Volcanes de Costa Rica: Geología, historia y riqueza natural. Editorial
UNED, San José, 2000, pp. 268.
20
Un detalle de la erupción se encuentra en:
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(Página 129 de 144) p. 129
embargo, al ser un área remota, con poca población y por tanto sin muchos efectos
importantes, no tuvo gran trascendencia en la economía, ni se requirió ayuda externa,
sino que fue abordada por la Oficina de Defensa Civil, que fuera creada durante la
emergencia del Irazú.
3.
E
L
A
RENAL Y VULCANÓLOGOS JAPONESES
,
1968
El volcán Arenal (Fig. 1) explotó trágicamente el 29 de julio de 1968, con un
saldo de 78 ctimas y cuantiosas pérdidas económicas, por lo que una vez más el
gobierno costarricense se vio obligado a requerir asistencia vulcanológica a los países
amigos con experiencia: Japón y los Estados Unidos.
Takeshi Minakami, como se mencionó anteriormente, intentó infructuosamente
visitar Costa Rica durante la erupción del Irazú, mas esta vez vino a Costa Rica, como
cooperación del gobierno japonés. Arribó un grupo de tres científicos, dos del ERI de la
Universidad de Tokio (Minakami y Sadao Utibori) y uno del Hot Spring Research
Institute de la Prefectura de Kanagawa (Shiro Hiraga), quienes permanecieron un mes en
el Arenal (fines de agosto – fines de setiembre de 1968), y como resultado, publicaron un
artículo de notable interés
21
, que puede ser considerado también pionero en los estudios
vulcanológicos en Costa Rica. No solo da un recuento de la cronología de la erupción en
sus fases iniciales (la erupción sigue activa hasta el 2005), sino que además aborda
observaciones sismológicas y geotérmicas y las relaciona con los procesos volcánicos. La
singularidad de esta contribución radica principalmente en la larga experiencia previa de
Minakami en Vulcanología Física, que había desarrollado en Japón. De hecho, él fue uno
de los primeros en interesarse en las mediciones sismológicas en volcanes y tratar de
Soto, Gerardo J., Alvarado, Guillermo E., & Goold, Sonja, “Erupciones < 3800 a.P. del volcán
Rincón de la Vieja, Costa Rica”. Revista Geológica de América Central, N° 29, 2003, pp. 67-86.
21
Minakami et al., 1969. Ver detalle en el Apéndice.
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interpretar su significado, de modo que acabó clasificando los sismos de origen volcánico
en tipos A (sismos volcano-tectónicos) y B (volcánicos someros)
22
.
Los más importantes y novedosos ítemes tratados por este grupo japonés fueron:
cálculos de la velocidad de eyección de bloques y bombas, el volumen de los piroclastos
emitidos, la energía cinética liberada durante la erupción, el registro e interpretación de la
actividad sismovolcánica (temblores tipos A, B y explosivos) que permitieron la
localización de las fuentes de los tipo A entre 1 y 10 kilómetros bajo la superficie en el
área sureste del cono del Arenal, y la fuente de los tipos B y explosivos, en el área de los
cráteres activos. En sus observaciones geotérmicas no encontraron, sin embargo,
anomalías importantes. En un trabajo posterior sobre la predicción de erupciones
volcánicas, Minakami utiliel ejemplo de la sismicidad del Arenal como una posible
herramienta predictiva (Fig. 3)
23
.
A pesar de que este grupo japonés trabajó de manera prácticamente independiente
por un corto periodo, sus observaciones sismológicas y clasificación de los sismos en el
Arenal, sentó las bases sobre las que ulteriores clasificaciones y estudios sismológicos se
planificaran en este volcán.
22
Minakami, Takeshi, Fundamental research for predicting volcanic eruptions (I)”. Bullettin of
the Earthquake Research Institute, Vol. 38, 1960, p. 497-544.
23
Minakami, 1974. Ver detalle en el Apéndice.
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(Página 131 de 144) p. 131
Figura 3: El trabajo de Minakami (1974), y su ejemplificación del Arenal.
4.
T
OSIMATU
M
ATUMOTO Y SUS CONTRIBUCIONES EN EL
A
RENAL Y SISMOLOGÍA
REGIONAL
Desde 1965 el ICE inició una serie de estudios de reconocimiento geológico en el
área del volcán Arenal, cuyo objetivo final era la construcción del Proyecto
Hidroeléctrico Arenal, cuya presa se encontraría a 6 kilómetros del volcán. Con el inicio
de la erupción del Arenal en 1968, el ICE estaba preocupado por su posible influencia en
el proyecto, y por lo tanto, se planearon estudios de evaluación vulcanológica y
sismológica. Además, en abril de 1973 ocurrió el Terremoto de Tilarán (M=6,5) que
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afectó también el área del proyecto hidroeléctrico, lo cual disparó la decisión de llevar a
cabo observaciones sismológicas instrumentales detalladas.
Tosimatu Matumoto, quien era asistente de T. Hagiwara en el ERI de la
Universidad de Tokio antes de irse a la Universidad de Texas, había asimismo llevado a
cabo un estudio sismológico preliminar en Costa Rica en 1968
24
, por lo que en 1974 se le
asignó la tarea de diseñar y montar una red sismológica alrededor del área del proyecto
en Arenal y de una cobertura además regional. Tal red fue la primera de índole
telemétrica en Costa Rica, y consistió de siete estaciones.
Matumoto fue tremendamente apoyado por la recientemente creada Sección de
Sismología en el ICE y por sus colaboradores de la Universidad de Texas, que incluía a
otro japonés, Masakazu Ohtake, quien había trabajaba en el International Institute of
Seismology and Earthquake Engineering, de Tokio y estuvo como investigador visitante
en Texas entre 1974-75. El aporte de Ohtake se dio en la interpretación de sismogramas
de Costa Rica, análisis computacional de hipocentros y de ondas sísmicas
25
. Bajo el
liderazgo de Matumoto, se hicieron varias contribuciones importantes al conocimiento de
la sismicidad de Costa Rica e influ ostensiblemente en los estudios de sismicidad
volcánica del Arenal (ver referencias en el Apéndice, Fig. 4). Entre ellas destacan:
Un modelo de corteza para el noroeste de Costa Rica, que aún se usa, con algunas
modificaciones.
La definición e identificación de fallas activas alrededor del Proyecto
Hidroeléctrico Arenal, incluyendo la causante de la ruptura que originó el
Terremoto de Tilarán mencionado.
El reconocimiento y definición de la actividad sismovolcánica del volcán Arenal
siguiendo y ampliando los modelos de Minakami, dirigidos hacia la posible
predicción de actividad volcánica anómala.
La interpretación de la zona de Wadati-Benioff bajo Costa Rica, así como su
segmentación en dos diferentes planos, uno en el noroeste de Costa Rica y el otro
24
Matumoto, 1968. Ver detalle en el Apéndice.
25
Comunicación escrita de M. Ohtake, 20 de junio del 2002.
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en su parte central.
Sus contribuciones fueron principalmente publicadas como informes internos del
ICE, a lo largo de numerosos viajes a Costa Rica a durante casi diez años hasta su retiro.
No obstante, varias publicaciones importantes aparecieron en varias revistas
internacionales, con su coautoría (ver referencias en el Apéndice).
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Figura 4: Algunas de las publicaciones de Tosimatu Matumoto y colaboradores
relativas al volcán Arenal y la Sismología de Costa Rica y regional.
5. C
ONTRIBUCIONES DE
S
ETUMI
M
IYAMURA A LA SISMOLOGÍA DE
C
OSTA
R
ICA Y
ALREDEDORES
Setumi Miyamura trabajaba para el ERI de la Universidad de Tokio, cuando fue enviado
por JICA (Japan International Cooperation Agency) como experto al ICE en 1974. Sin
embargo, puesto que Matumoto ya había iniciado trabajos sismológicos en el área de
Arenal, Miyamura se dedicó a estudios más regionales, en los que invirtió tres periodos
en Costa Rica: de abril de 1974 a marzo de 1975, de junio de 1975 a enero de 1976, y de
abril de 1978 hasta marzo de 1979. Durante su estadía en Costa Rica (Fig. 5), Miyamura
no solo trabajó en conexión con el ICE y la Escuela Centroamericana e Geología de la
Universidad de Costa Rica (UCR), sino además con la Escuela de Geografía de la
Universidad Nacional (UNA) y el Instituto de Investigaciones Sociales de la UCR, donde
publicó varios interesantes avances de investigación (ver detalles en Apéndice)
relacionados con la historia de las observaciones sismológicas en América Central y la
reinterpretación de las magnitudes de grandes sismos.
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Figura 5: Setumi Miyamura en trabajo de campo. a) En el volcán Irazú en 1974 con Izumi
Yokoyama (centro) y Harmen Van der Bilt (UCR, derecha). b) En el Observatorio Sismológico
de Chiripa en 1978, sede de registro de la Red Sismológica de Arenal, con Guillermo Ávila
(ICE, derecha). c) En Tilarán en abril de 1978, con Jorge Umaña (ICE, izquierda). Fotos
cortesía de Setumi Miyamura.
Su mayor contribución fue sobre la sismicidad histórica de Costa Rica y América
Central, permitiendo una completitud satisfactoria de la reinterpretación de los catálogos
de temblores, que habían sido donados por JICA a la UCR. En su libro sobre la
Sismicidad de Costa Rica (Fig. 6, ver detalle en Apéndice), compila los temblores que
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(Página 136 de 144) p. 136
ocurrieron desde el periodo colonial hasta el decenio de 1960, usando y correlacionando
varios catálogos previos e informaciones de las hemerotecas, llegando a deducir
importantes parámetros como magnitudes y fuentes de tales sismos. El libro también
incluye mapas de intensidades para varios eventos entre 1953 y 1970. Tal libro se ha
constituido en una fuente básica para el entendimiento de la sismicidad en Costa Rica.
Figura 6: Portada del libro “Sismicidad de Costa Rica”, de Setumi Miyamura, con un
ejemplo de las figuras (Fig. 22 del Capítulo I).
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Otra contribución sustancial fue su artículo sobre movimientos corticales
recientes en Costa Rica
26
. En este artículo comparó datos inéditos de nivelación precisa
llevados a cabo por el Instituto Geográfico Nacional entre los decenios de 1940 y 1960 a
lo largo del país entre costa y costa, con los que concluun levantamiento tectónico
reciente y activo de entre 1-2 milímetros por año en las cadenas montañosas del centro de
Costa Rica. Aún más, encontró un levantamiento superpuesto de la costa caribe de cerca
de 200 milímetros, el cual interpretó que fue causado por el movimiento tectónico
asociado al temblor de magnitud 5,9 ocurrido en enero de 1953, cuyo epicentro relocalizó
cerca de las faldas caribes de la cadena montañosa. Este último caso es típico de
temblores de sobrecorrimiento en esta área, no reconocidos hasta ese momento, pero que
fueron muy bien documentados durante el Terremoto de Limón de abril de 1991
(M=7,7), el cual levantó la costa hasta 1,5 metros
27
. Recientes mediciones con aparatos
del sistema de posicionamiento global (GPS) en Costa Rica han mostrado un
levantamiento del centro de Costa Rica y una subsidencia del Pacífico noroeste
28
, lo que
demuestra el carácter pionero del trabajo de Miyamura en estudios geodésicos aplicados a
la tectónica de Costa Rica.
Otro trabajo significativo de Miyamura fue sobre la reinterpretación de
parámetros de los terremotos del área de Cartago de 1910, publicado en coautoría con un
investigador nacional
29
. Sus enseñanzas y colaboraciones dieron paso y reforzaron el
interés directo de investigadores en Sismología en Costa Rica.
Las contribuciones de Miyamura no solo estuvieron restringidas a sus publicaciones.
Ante sus recomendaciones, JICA donó en 1978 una estación sismológica (de tres
componentes de periodo largo y medio y una componente vertical de periodo corto) a la
UCR, la cual aún trabaja y registra sismos (estación La Lucha de la Red Sismológica
26
Miyamura, 1975. Ver detalle en Apéndice.
27
Denyer, Percy, Arias, Olman & Personius, Stephen, Efecto tectónico del terremoto”. Revista
Geológica de América Central, volumen especial Terremoto de Limón, 1994, pp. 39-52.
28
Lundgren, P., Protti, M., Donnellan, A., Heflin, M., Hernandez, E. & Jefferson, D., “Seismic
cycle and plate margin deformation in Costa Rica: GPS observations from 1994 to 1997”.
Journal of Geophysical Research, Vol. 104, N° B12, 1999, pp. 28915-28926.
29
Montero & Miyamura, 1981. Ver detalle en Apéndice.
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Nacional, RSN). En 1975 abogó por la creación de una red sismológica nacional
permanente, que derivó en la creación de las dos redes actuales, la RSN y otra en la
UNA. Además, bajo su influencia, el International Institute of Seismology and
Earthquake Engineering de Tsukuba, reforzó los programas de becas a estudiantes y
profesionales costarricenses, cuyo número totalizó 18 participantes entre 1975 y 1999,
contra solo 3 entre 1963-72
30
.
Durante su estadía en Costa Rica además, canalizó la visita de Izumi Yokoyama,
investigador en Vulcanología (en ese tiempo profesor en la Universidad de Hokkaido),
quien hizo algunas observaciones menores a los volcanes de Costa Rica (Figura 6a) y
brindó una charla magistral en la Escuela Centroamericana de Geología de la UCR
titulada “Infrared studies of Japanese volcanoes”, el 3 de setiembre de 1974
31
.
6.
D
ISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
Un impulso decisivo a la investigación geocientífica en Costa Rica fue dado
indirectamente por la actividad del Irazú en 1963-65, lo que ha determinado a que en la
historia de las geociencias en este país sea nominada como la “Etapa geocientífica y
geotecnológica moderna” a partir de 1963
32
. Otro fenómeno volcánico, la más trágica
erupción en la historia de Costa Rica, la del Arenal en 1968, dio otro impulso para la
promoción de la investigación geocientífica en el país. Un último evento, el Terremoto de
Tilarán de 1973, también fue clave. Parte del trabajo fue dado por la conjunción de una
comunidad científica local novata en el manejo de tales emergencias, con la de científicos
extranjeros que trabajaron a su lado, o bien dejaron algunas enseñanzas directas o
indirectas. Dentro de los que dejaron enseñanzas e impulsos, directa o indirectamente
30
Artículo citado: IISEE, “List of participants”, pp. 92-94.
31
Comunicación escrita de I. Yokoyama, 4 de junio del 2002.
32
Artículo citado: Alvarado, Guillermo E., Morales, Luis D. & Soto, Gerardo J., “Historia del
desarrollo…”, p. 121-142.
Alvarado, Guillermo E. & Soto, Gerardo J., “Volcanic eruptions as triggers for geoscientific
development in Costa Rica”. INHIGEO Symposium Volcanoes and History, Italia, 1995, Abstract
Volume, pp. 62-63.
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(Página 139 de 144) p. 139
para algunas de las realizaciones de estas instituciones, o bien que fueran usados en sus
investigaciones ulteriores, destacan los japoneses Takeshi Minakami, Tosimatu
Matumoto y Setumi Miyamura, quienes estuvieron en los decenios de 1960 y 1970.
Algunas instituciones geológicas ya existían en el decenio de 1960, y otras, en
parte por las experiencias de las emergencias, y en parte por el empuje de los
colaboradores extranjeros, fueron creadas o impulsadas a la creación. Algunas resultaron
efímeras, como el observatorio en el Irazú, mientras que otras evolucionaron, como la
Oficina de Defensa Civil, que luego con los años daría pie a la Comisión Nacional de
Emergencias.
Ciertamente hubo otros acicates adicionales para la Geología, como la
exploración petrolera y minera en Costa Rica en los decenios de 1950-60. La evolución
de las instituciones geológicas y la consolidación de la comunidad geocientífica en Costa
Rica se torna palpable desde la segunda mitad del decenio de 1960: en el seno de la UCR
se dio pie a que en abril de 1967 se creara la carrera de Geología, aunque finalmente no
se diera el funcionamiento de la Escuela Centroamericana de Geología hasta 1970
33
.
Instituciones gremiales, como la Asociación de Geólogos de Costa Rica se había creado
en 1966 y derivó en el Colegio de Geólogos de Costa Rica en julio de 1973, a partir de su
ley de creación. En el ICE, en el ya existente Departamento de Geología, se crea la
Sección de Sismología, y esta recibe el apoyo de Matumoto y Miyamura en su inicio. La
Escuela Centroamericana de Geología de la UCR creó la Sección de Sismología,
Vulcanología y Exploración Geofísica en 1973, que empezó a operar estaciones fijas y
portátiles con el apoyo de la OEA y se enriqueció con la donación de JICA de una
estación múltiple. Los derroteros comunes entre la UCR y el ICE, llevaron años después
(1982) a la conjunción de la Red Sismológica Nacional (RSN:ICE-UCR), mientras que
por otra parte, se creó el Observatorio Vulcanológico y Sismológico de la UNA, en 1978
(Fig. 7).
33
Castillo, Sonia I. & Peraldo, Giovanni, Reseña histórica Escuela Centroamericana de
Geología”. Revista Informe Semestral, Instituto Geográfico Nacional, Vol. 36, 2000, pp. 97-122.
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Todas estas instituciones creadas y fortalecidas en el decenio de 1970
contribuyeron luego a que las Geociencias costarricenses se insertaran definitiva y
fructíferamentemente en la comunidad internacional.
Figura 7: Gráfico sumario de los eventos geológicos más importantes, las fechas de
visitas de geocientíficos japoneses y las instituciones geocientíficas mencionadas en
el texto.
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A
PÉNDICE
Publicaciones de T. Matumoto, T. Minakami y S. Miyamura sobre Costa Rica
Alvarado, Guillermo E., Matumoto, Tosimatu, Borgia, Andrea & Barquero, Rafael
(1988), “Síntesis geovulcanológica del Arenal (Costa Rica): 20 años de continua
actividad eruptiva (1968-1988)”. Boletín del Observatorio Vulcanológico del Arenal, 1:
1-55, Costa Rica.
Barquero, Rafael, Alvarado, Guillermo E. & Matumoto, Tosimatu (1992), “Arenal
Volcano (Costa Rica) Premonitory Seismicity”, en [P. Gasparini, R. Scarpa, & K. Aki
(eds.)], Volcanic Seismology, IAVCEI Proceedings in Volcanology, Springer, 3: 84-95.
Burbach, George V., Frohlich, Cliff, Pennington, Wayne D. & Matumoto, Tosimatu
(1984), Seismicity and Tectonics of the Subducted Cocos Plate”. Journal of
Geophysical Research, 89, B9: 7719-7735.
Matumoto, Tosimatu (1968), Seismological observations at Mount Arenal and other
volcanoes in Costa Rica”. Informe inédito, 3 pp.
Matumoto, Tosimatu (1976), “Prediction of a volcanic eruption implied from seismic
data”. Revista Geográfica, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, Me´xico, 5:
285-293.
Matumoto, Tosimatu & Umana, Jorge (1976), Informe sobre las erupciones del volcán
Arenal ocurridas el 17 de junio de 1975”. Revista Geográfica, Instituto Panamericano de
Geografía e Historia, México, 5: 299-315.
Matumoto, Tosimatu, & Umaña, Jorge (1977), Seismic Activity of Volcano Arenal,
Costa Rica”. EOS Transactions American Geophysical Union, 58-6: 540.
Matumoto, Tosimatu, Latham, Gary, Ohtake, Masakazu, & Umana, Jorge (1976),
“Seismic Studies in Northern Costa Rica”. EOS Transactions American Geophysical
Union, 57-4: 290.
Matumoto, Tosimatu, Ohtake, Masakazu, Latham, Gary & Umaña, Jorge (1977),
“Crustal Structure in Southern Central America”. Bulletin of the Seismological Society of
America, 67-1: 121-134.
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(Página 142 de 144) p. 142
Minakami, Takeshi (1974), “Prediction of volcanic eruptions”, en [L. Civetta, P.
Gasparini, G. Luongo, & A. Rapolla (eds.)], Physical Volcanology. Elsevier, New York,
pp. 313-333.
Minakami. Takeshi, Utibori, Sadao & Hiraga, Shiro (1969), “The 1968 Eruption of
Volcano Arenal, Costa Rica”. Bulletin of the Earthquake Research Institute, 47: 783-802.
Miyamura, Setumi (1975), “Recent crustal movements in Costa Rica disclosed by
relevelling surveys”. Tectonophysics, 29: 191-198.
Miyamura, Setumi (1976a), “On seismicity of Costa Rica”. Revista Geofísica, Instituto
Panamericano de Geografia e Historia, México, 5: 57-58.
Miyamura, Setumi (1976b), “Important aspects of Costa Rican seismicity”. Revista
Geofísica, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, México, 5: 317-326.
Miyamura, Setumi (1976c), Desarrollo histórico de las observaciones sismológicas,
con referencia especial a los movimientos sísmicos centroamericanos”. Avances de
investigación, Instituto de Investigaciones Sociales, Universidad de Costa Rica, 9, 28 pp.
Miyamura, Setumi (1976d), “Aspectos importantes de la sismicidad en Costa Rica”.
Avances de investigación, Instituto de Investigaciones Sociales, Universidad de Costa
Rica, 10, 20 pp.
Miyamura, Setumi (1976e), “Magnitudes provisionales de los sismos centroamericanos
no anotados en los catalogos de magnitudes de Gutemberg y Richter y Rothe”. Avances
de investigación, Instituto de Investigaciones Sociales, Universidad de Costa Rica, 17, 16
pp.
Miyamura, Setumi (1976f), “Historical Development of Global Seismological
Observations with Special Reference to the Middle American Earthquakes”. Bulletin of
the International Institute of Seismology and Earthquake Engineering, Tsukuba, Japan,
14: 2-39.
Miyamura, Setumi (1976g), “Provisional Magnitudes of Middle American Earthquakes
not Listed in the Magnitude Catalogue of Gutenberg-Richter”. Bulletin of the
International Institute of Seismology and Earthquake Engineering, Tsukuba, Japan, 14:
41-46.
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(Página 143 de 144) p. 143
Miyamura, Setumi (1978), “Magnitudes of Larger Earthquakes not Included in the
Gutenberg-Richter Magnitude Catalogue”. Tectonophysics, 47: 171-184.
Miyamura, Setumi (1980), Sismicidad de Costa Rica. Editorial Universidad de Costa
Rica, 190 pp.
Montero, Walter & Miyamura, Setumi (1981), “Distribución de intensidades y
estimación de los parámetros focales de los terremotos de Cartago de 1910, Costa Rica,
América Central”. Informe Semestral Instituto Geográfico Nacional, Julio-Diciembre, pp.
9-34, Costa Rica.
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