Diálogos Revista Electrónica de Historia ISSN 1409- 469X
Vol. 7. No. 2 Setiembre 2006 - Febrero 2007
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( páginas 198 -209) p. 198
DIÁLOGOS. REVISTA ELECTRÓNICA
DE HISTORIA
Escuela de Historia. Universidad de Costa Rica
Nuevas tendencias en los estudios centroamericanos de la Revista
Iberoamericana. Rodrigo Quirós
Comité Editorial:
Director de la Revista Dr. Juan José Marín Hernández jmarin@fcs.ucr.ac.cr
Miembros del Consejo Editorial: Dr. Ronny Viales, Dr. Guillermo Carvajal, MSc.
Francisco Enríquez, Msc. Bernal Rivas y MSc. Ana María Botey
Miembros del Consejo Asesor Internacional: Dr. José Cal Montoya, Universidad de San
Carlos de Guatemala; Dr. Juan Manuel Palacio, Universidad Nacional de San Martín y
Dr. Eduardo Rey, Universidad de Santiago de Compostela, España
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( páginas 199 -209) p. 199
Palabras claves:
Centroamérica, Historiografía, Ciencia Social, Siglo XX; Reseña
Key words:
Central America, Historiography Social Science, Century twenty; Review
Rodrigo Quiros Estudiante de la Maestría centroamericana de Historia. Correo
Electrónico: quiros.rodrigo@gmail.com
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( páginas 200 -209) p. 200
Reseña Nuevas tendencias en los estudios centroamericanos de la Revista
Iberoamericana.
Rodrigo Quirós
En la presentación en curso me propongo exponer muy brevemente los artículos, cuya
variedad de tendencias ya ha expuesto el Dr. Mackenbach, para pasar a lo que será
central de mi reflexión, a saber la problemática epistemológica planteada por uno de
ellos. Para esto expondré de forma muy breve los cinco artículos contenidos en el
Dossier, “Nuevas tendencias en los estudios centroamericanos”, para luego aprovechar la
presencia del Dr. Mackenbach en la mesa, y reflexionar sobre las condiciones de
posibilidad del conocimiento histórico a partir del artículo suyo presentado hoy.
En el primer artículo, Viales Hurtado se enfoca en el estudio estructural de la pobreza en
Centroamérica, y sugiere una línea de investigación sobre la institucionalización de la
pobreza en Costa Rica durante el período liberal, cuya línea ya ha dado como resultado la
publicación de un libro.
1
Por su parte, Darío A. Euraque estudia los discursos de
mestizaje hondureños, particularmente la sub-valoración censal del sector afro-caribeño e
indígena en la composición de la población, cuestionando la conformación discursiva de
una Honduras mestiza que se basaría en su composición indio-europea, negando su
propio elemento negro y relegando al indígena a la época colonial o precolonial, discurso
también presente en buena parte de la producción historiográfica que critica el autor.
2
También dentro de los estudios de identidad Ronald Soto Quirós analiza los discursos de
las políticas migratorias del Estado costarricense durante la segunda mitad del siglo XIX
y la primera del XX, mostrando como un discurso identitario centrado en la invención de
1
El artículo es: Viales, Ronny. “Pobreza e historia en Centroamérica: condiciones estructurales y
representaciones sociales. Una visión desde Costa Rica.” En: Revista Iberoamericana Nº19. Madrid,
Septiembre 2005. pp.83-86. El libro mentado es: Viales, Ronny (ed.) Pobreza e historia en Costa Rica.
Determinantes estructurales y representaciones sociales del siglo XVII a 1950. Editorial Universitaria. San
José, Costa Rica: 2005.
2
Euraque, Darío A. “Apuntes para una historiografía del mestizaje en Honduras”. En: Revista
Iberoamericana Nº19. Madrid, Septiembre 2005. pp.105-118.
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una raza blanca homogénea, que remitía a valores eugenésicos de superioridad moral,
civilización, entre otros, modeló las políticas migratorias del Estado durante su propia
conformación; dichos discursos, sin embargo, entraron en conflicto con las necesidades
reales de mano de obra, por lo que los procesos migratorios desbordaron las políticas
restrictivas, cuyas excepciones señalan la contradicción entre prácticas identitario-
discursivas y la conformación de las relaciones sociales de producción al interior del
Estado costarricense, siendo el universo caribeño la excepción más evidente. Las
políticas migratorias, sin embargo, dejaron su impronta en una identidad nacional
marcada por el rechazo del otro, chino y negro, a partir de la conformación de un discurso
sobre la pureza y las bondades de la raza nacional, hoy reproducido frente a los
nicaragüenses.
3
Por su parte, Alexandra Ortiz Wallner estudia la problemática de establecer una
periodización para la literatura centroamericana a partir del ambiente cultural de la
posguerra en la región. En este sentido, Ortiz postula la necesidad de darle prioridad a los
procesos culturales complejos y de larga duración y no a los políticos en dicha
periodización; al respecto se pregunta si el concepto de posguerra puede dar cabida a la
pluralidad de voces en un contexto donde la transición posbélica está marcada por la
fragmentación social, cuyas dos vertientes principales son la gran migración regional
hacia los EEUU, y la imposibilidad del rescate de la memoria sobre los sucesos y las
atrocidades de la guerra. Concluye señalando la importancia del concepto de posguerra,
cuyo uso instrumental denota la continuidad de procesos literarios dentro de la región.
4
Finalmente, Werner Mackenbach indaga sobre la relación entre realidades extraliterarias
y representaciones narrativas, históricas y/o ficcionales de dicha realidad a partir del
análisis de cuatro obras de Sergio Ramírez: La marca del Zorro, Castigo Divino,
Margarita está linda la mar y Adiós Muchachos. Este recorrido lleva al autor a plantear
3
Soto, Ronald. “Discursos y políticas de inmigración en Costa Rica: 1862-1943”. En: Ibíd. pp.119-135.
4
Ortiz, Alexandra. “Narrativas centroamericanas de posguerra: un problema de la constitución de una
categoría de periodización literaria”. En: Ibíd. pp.135-148.
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tres momentos. El primero marcado por la pretensión de representatividad y veracidad de
la voz testimonial, voz que, en realidad, inventaba el autor con respecto al subalterno (en
ese caso el comandante de origen popular “el zorro”), y que escondía la mediación e
institucionalización de una “voz correcta” popular desde el poder sandinista que negaba a
la voz popular misma en la medida en que la voz correcta era la que verdaderamente
hablaba. El segundo momento, de la nueva novela histórica, señala el paso a la negación
de representatividad de lo real, donde más bien la historia y la verdad son asumidas como
incognoscibles, y donde prima la burla y la parodia de su supuesta representatividad. El
último momento, “regresa” al momento representacional, en “Adiós Muchachos”,
postulándose el relato como verdadero, pero admitiendo que no contiene y no representa
a otras voces sólo la suya propia, de ahí que no intente representar al “otro” subalterno,
en este caso campesino, que la Revolución no logró incorporar. Señala además como la
literatura sirvió en Nicaragua, a falta de una historiografía profesional desarrollada, para
la narración de múltiples historias posibles frente a la historia oficial. De ahí Mackenbach
concluye la imposibilidad de narrar una historia y una verdad, sino la de inventar
múltiples historias y verdades que admiten distintas voces; finalmente siguiendo a
Hayden White señala que tanto la literatura como la ficción son las premisas para contar
la historia, o más bien las historias.
5
Si recapitulamos lo hasta ahora expuesto notamos la variedad de tendencias anotada al
principio de la exposición. Nos detendremos, sin embargo, a abordar la problemática
epistemológica señalada por Mackenbach que brevemente hemos comentado, a saber:
1º¿Es posible la representación veraz, no figurativa, no ficcional de la historia? Y si,
¿implica la postulación de una historia la condena de la plurivocidad? ¿es posible pensar
la diferencia dentro de la Historia? De esta forma nos hemos apropiado de la discusión
contenida en el artículo antedicho, y la hemos transformado en un pre-texto y pretexto
para una breve reflexión sobre las condiciones de posibilidad de la historia.
5
Mackenbach, Werner. “Historia y ficción en la obra novelística de Sergio Ramírez”. En: Ibíd. pp.149-166.
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Plantearemos una respuesta tentativa a las preguntas señaladas a partir de la
aproximación de Slavoj Zizeck sobre la ideología y el estudio de Peter Dews sobre el
pensamiento de Teodoro Adorno, señalando como el tema de la diferencia está presente
en lo mejor de la tradición marxista, y como es posible pensar la historia en tanto
conocimiento objetivo y veraz a partir de la reflexión teórico-epistemológica de la
misma. En este sentido no quisiera insistir en la positividad de la historia a partir de su
método crítico; sino en señalar sus posibilidades negativas a través de su teorización. En
este punto asumimos la posición de Micheal De Cearteua para quien una historia que se
piensa sólo en términos positivos termina construyendo relatos ficcionales al no
problematizarse a misma, dicha historia entendida en términos meramente positivos, se
asienta sobre una ficción al tratar de anular las determinaciones que su presente le
impone, escondiéndose tras una metodología científicamente orientada; creando así una
“ciencia-ficción”.
6
Comencemos con el problema de la ideología. Ésta como concepto operativo aparece
vinculada a la teoría marxista y a la crítica de la economía política. En efecto, en ella se
parte de la postulación de la mercancía como unidad básica de análisis de las relaciones
sociales. De esta forma la mercancía se presenta como inmediata unicidad, que oculta y
enmascara precisamente un universo de significación superior, en donde se constata la
contradicción societal; es así como, la mercancía se mixtifica en el proceso social,
aparece como valor abstracto cuando en realidad es trabajo humano, escondiendo el
proceso mismo que la produce, si vale la redundancia. Presentándose en su inmediatez
como un fetiche externo que ejerce su dominio sobre el ser humano, ocultando el hecho
de ser el producto de relaciones socio-históricas específicas, esto es lo que nos plantea
Marx en su análisis sobre “El fetichismo de la mercancía y su secreto” en el Tomo I de
El Capital.
7
6
De Certeau, Michel. Historia y psicoanálisis, entre ciencia y ficción. México: La Galera, 1995. pp. 51-97.
7
Marx, Carlos. El capital. Crítica de la economía política. Tomo I. Fondo de Cultura Económica. México,
D.F.: 1976. pp.36-47.
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En este sentido la ideología es falsa conciencia, al ocultar y mixtificar un entramado de
relaciones sociales significantes, al presentarse como forma pura, asocial y supra-
histórica. En este sentido, Marx plantea una crítica de la ideología al situar al
pensamiento burgués de su época como unilateral y fetichizante, ubicándolo, sin
embargo, en la propia estructura de su estudio sobre economía política, incorporando los
desarrollos del pensamiento económico burgués al señalar sus límites. En tanto aquel no
remitía a las relaciones sociales para la conformación conceptual, rescatando los
mentados conceptos de la economía burguesa al ubicar su valor operativo dentro de un
pensamiento que se sitúa en y a partir de su posición dentro del conflicto social.
Slavoj Zizek, sin embargo, niega la presunción de que la crítica de la ideología presente
en el pensamiento de Marx supone un estar afuera de la ideología misma. Ésta más bien,
asume una toma de posición, el compromiso político crítico, por lo que se sitúa en un
momento necesariamente ideológico, en el sentido de que aún remite a un espacio dentro
del conflicto social que no representa la totalidad del pensamiento o de las
representaciones de lo real. La crítica es ideológica en el sentido en que no se puede
situar como una verdad neutral, al margen del conflicto social del que surge. ¿Cómo
pensar entonces la veracidad de la crítica de la ideología?
Zizeck respondería que la condición de verdad de una ideología no estriba meramente en
su contenido fáctico, sino en su capacidad de dar cuenta de su posición dentro del
conflicto social. En este sentido, el concepto de lucha de clases que construye el
marxismo resulta central para la superación del problema. En efecto, el pensamiento
marxista se piensa en y a partir de la lucha de clases; en este sentido se reconoce
determinado, condicionado por la incapacidad de abarcar unívocamente el pensamiento
de la totalidad social, cuya existencia pude ser pensada solamente a partir del
reconocimiento de la sociedad en tanto identidad, que contiene en sí la diversidad, y cuyo
punto nodal es la lucha y la contradicción.
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Para Zizeck el pensamiento burgués se revela incapaz de ubicarse en la contradicción, por
lo que engendra formas puras, mixtificadas de análisis: por ejemplo, la democracia al
margen de las relaciones socio-económicas de reproducción de la vida social, la
economía al margen de las relaciones ideológico-políticas, el símbolo y la representación
al margen de las fuerzas de producción sociales, la historia al margen del los avatares de
su presente, etc… El marxismo se ubica a partir de la comprensión de una totalidad social
abierta, en devenir, producto de la contradicción. La totalidad relacional así pensada es
hitórico-concreta, finita, por lo que el pensamiento sobre misma es a su vez finito y
determinado por el cambio mismo.
De esta forma, dice Zizeck: Una ideología, entonces, no es necesariamente “falsa”: en
cuanto a su contenido positivo, puede ser “cierta”, bastante precisa, puesto que lo que
realmente importa no es el contenido afirmado como tal, sino el modo como ese
contenido se relaciona con la posición subjetiva supuesto por su propio proceso de
enunciación. Estamos dentro del espacio ideológico en sentido estricto desde el momento
en que este contenido “verdadero” o “falso” (si es verdadero mucho mejor para el
efecto ideológico) -es funcional respecto de alguna relación de dominación social
(“poder”, “explotación”) de un modo no transparente: la gica misma de la
legitimación de la relación de dominación debe permanecer oculta para permanecer
efectiva.”
8
Es en este sentido que queremos señalar la limitación de un enfoque como el de Hayden
White, para quien la historia se limitaría a ser una práctica escritural, figurativa, ficcional
sobre los eventos del pasado. La historia en este sentido sería sólo una invención cuya
finalidad es dotar de sentido a un pasado que carece de sentido en . El pasado sería
entonces una plétora caótica de eventos, cuyo sentido figurado le es dado luego por un
8
Véase: Zizek, Slavoj. “El espectro de la ideología”. En: Zizek, Slavoj (Comp.). Ideología un mapa de la
cuestión. Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires, Argentina. 2003.
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“tramador” de la historia.
9
Subyacen dos problemas epistemológicos a la postura
antedicha: 1. El pasado carecería de orden y de sentido objetivizable, por lo que, 2. La
historiografía sólo escribe historias no la Historia con mayúscula.
Ambas consideraciones si bien contienen un grado de facticidad esconden su postura
ideológica la cual trataremos de desentrañar. la desontologización de la historia, al
suponer que esta sólo adquiere sentido una vez que es dotada de tal por el historiador.
la facticidad de la afirmación de que el historiador escribe historias y no la historia, lo
cual esconde, sin embargo, el hecho social, e ideológico, de que la producción histórica
es fuerza productiva y campo de lucha de saber/poder; por lo que la facticidad de White
oculta su posicionamiento ideológico en el ámbito del conflicto social.
Comencemos, el sentido de la historia es dado efectivamente por el historiador, pero la
historia para él ya tenía un sentido extra-discursivo, incluso extra-epistemológico, y más
aún extra-tropológico. El historiador, en efecto, está determinado por su momento
histórico-social, establece relaciones con otros sujetos que determinan las posibilidades
de dotación de sentido a su trama, aunque él no lo sepa. Su trama no es antojadiza,
supone determinaciones que no siempre comprende, pero cuyo reconocimiento supone un
momento de aprehensión que lo sitúa en un nivel de “crítica de la ideología-ideológica”
como llama Zizek al pensamiento comprometido que se sitúa socialmente. No es caótica,
encuentra sentido en las relaciones recíprocas, comprendámoslas o no.
La determinación, sin embargo, no está pre-escrita dentro del desenvolvimiento de las
relaciones reales, es más bien una totalidad abierta, contradictoria, cuyos resultados son
productos de la reciprocidad relacional de la contingencia humana, de ahí los límites de
transformación que contiene una época y la imposibilidad de pensar de antemano los
resultados específicos del devenir, cuyo sentido, sin embargo, puede ser aprehendido a
posteriori. El sentido de las historias está contenido dentro del marco que dichas
9
White, Hayden. Metahistory: the historical imagination in nineteenth-century Europe. Baltimore: Jhon
Hopkins University Press, 1975.
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relaciones prefiguraron dentro de la Historia y que podemos comprender en tanto realidad
negativa, donde los intentos de establecerla como totalidad positiva, agotada sobre si
misma, son negados a partir del posicionamiento dialéctico mismo; la historia es el
estudio del proceso a partir del proceso en sí, de su total transformación, al entender la
contradicción que dinamiza el proceso nos situamos en el nivel de comprensión de la
Historia.
De esta forma el reconocimiento de que la Historia determina a la historia no deviene en
que el conocimiento histórico resulte transparente de una vez. Más bien sus posibilidades
de verdad e identidad para con sus propias determinaciones pasan por el reconocimiento
de esta totalidad abierta, contradictoria, cuyo develamiento mismo impide pensar en una
Historia definitiva y acabada. De ahí que resulte central analizar las posibilidades del
pensamiento para alcanzar esta identidad.
Peter Dews
10
señala la preocupación de Teodoro Adorno por superar la división entre
pura facticidad y determinación conceptual. En efecto, Adorno no sitúa al movimiento,
que aparece como caótico, y la construcción conceptual, que pasa por fijar la identidad de
muchos fenómenos, como ámbitos separados en el orden del saber. Para Adorno la
contradicción fundamenta la vinculación entre ambas esferas, en este sentido la
elaboración conceptual es un momento de dominio práxico del ser humano sobre las
condiciones sociales y naturales siempre en transformación. Los conceptos estarían
determinados por la relación entre su contenido como imposición en la pluralidad y el
movimiento de la totalidad plural misma. De ahí que sean finitos y sujetos a sus
condiciones de producción. Sin embargo, los conceptos no son mera invención dada por
el sujeto a su medio, la dominación del ser humano sobre la naturaleza y sobre mismo
señala el grado de factiidad que el pensamiento adquiere, es por esto que Adorno dice:
10
Dews, Peter. “Adorno, el postestructuralismo y la crítica de la identidad.” En: Zizek, Slavoj (Comp.).
Ideología un mapa de la cuestión. Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires, Argentina. 2003.
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( páginas 208 -209) p. 208
La oposición de lo estable a lo caótico, y la dominación de la naturaleza, nunca
habría tenido éxito sin un elemento de estabilidad en lo dominado, que de otro
modo desmentiría incesantemente al sujeto. Expulsar completamente ese
elemento y localizarlo solamente en el sujeto no es menos hubris que absolutizar
el esquema del orden conceptual […] El puro caos, al cual el espíritu reflexivo
degrada el mundo en beneficio de su propio poder total, es tanto el producto del
espíritu como el cosmos al que instala como un objeto de reverencia.”
11
En este sentido la identidad del pensamiento con la realidad es vista no como la identidad
abstracta, supra-histórica y supra-práxica sino como una red de relaciones donde la
identidad contiene particularidades y cuyo basamiento se encuentra en la práctica social.
De ahí que Adorno piense el concepto en tanto una “constelación” históricamente
sedimentada de relaciones entre particulares que definirían su identidad. De ahí que se
contenga en la identidad la diferencia conciente.
En este sentido, como señala Seyla Benhabid,
12
la crítica es siempre tanto crítica del
objeto (social) como del concepto del objeto. La dialéctica negativa se piensa a partir de
la disolución de la rigidez del objeto fijado, pensar lo real como un campo de tensión
entre lo inmediato y lo posible es comprender la unidad de esencia y apariencia como
realidad, de ahí que la esencia es comprendida a partir de las posibilidades latentes de lo
inmediato aparencial. Por lo que Benhabid dice:
El verdadero conocimiento especulativo, el punto de vista del concepto, es
comprender la unidad de la apariencia y la esencia, y comprender que lo real, en
tanto posible, es también necesario, y en tanto necesario, también una
posibilidad.”
13
Finalmente quisiera sostener la necesidad de pensar en la Historia con mayúscula a partir
de un criterio ético-normativo en relación a nuestra experiencia histórica regional. En
efecto, siglos de explotación y expoliación pesan en la conformación de nuestras
11
Adorno, Teodoro. Sobre la metacrítica del conocimiento. Estudios sobre Husserl y las antinomias
fenomenológicas. Monte Ávila. Caracas: 1970.
12
Benhabib, Seyla. “La crítica de la razón instrumental” En: En: Zizek, Slavoj (Comp.). Ideología un mapa
de la cuestión. Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires, Argentina. 2003.
13
Ibid.p.97.
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( páginas 209 -209) p. 209
sociedades centroamericanas, cuyo nuevo momento: la globalización, conlleva estrategias
de explotación de clase aún más violentas y comprehensivas que en el pasado. La
unicidad del itinerario-estrategia de clase de las burguesías transnacionales, eso que es la
globalización, impone necesariamente la búsqueda de la afirmación de sujetos
subalternos que construyan, en su lucha clasista, alternativas al proceso. De ahí que la
respuesta a la misma deba ser unívoca, el rechazo, y la postulación de un principio de
identidad que reconozca la universalidad de la diferencia, que se sitúe en la
contradicción.