1
Esta ley (No. 8101) fue aprobada por la Asamblea Legislativa de Costa Rica en marzo de 2001. Para un análisis
de algunas de las implicaciones de esta ley ver: Menjívar 2001.
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Aquí se recoge la mayor parte de los capítulos primero y segundo de la investigación: Menjívar Ochoa,
Mauricio. Actitudes masculinas hacia la paternidad: entre las contradicciones del mandato y el involucramiento.
1 ed. San José: INAMU, 2002 (Colección Teórica No.2). En esta investigación colaboraron Roger Esquivel y
Mikel Otxotorena y fue realizada en el marco de la Unidad de Investigación del Instituto Nacional de las Mujeres
de Costa Rica. Tal Unidad pertenece al Área Especializada de Información de dicho Instituto. Para este estudio
fueron entrevistados 71 hombres en las Oficinas Regionales del Registro Civil, de las siete cabeceras de provincia
de Costa Rica. Todas las entrevistas se llevaron a cabo en el mes de marzo de 2002. En términos generales, el
perfil socioeconómico de estos hombres es de baja escolaridad y bajos ingresos económicos. Cabe mencionar que
en esta investigación es central el concepto de involucramiento paterno, mismo que alude a la posibilidad de los
hombres de implicarse o estar incluidos en las diversas funciones paternales y significa a la vez participación y
compromiso. Se trata de un concepto que pretende conducir la indagación acerca de cuáles son los aspectos en
que los hombres se ven como partícipes en relación con la crianza de los hijos y las hijas y, por exclusión, en
cuáles no se ven a sí mismos implicados (Menjívar 2002: 15).
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Sin duda alguna, se trata de un aporte a la sobrevivencia desde un ángulo distinto al desarrollado desde la
feminidad que, si bien tradicionalmente se encuentra centrado en lo reproductivo, cada vez más se desplaza a lo
productivo.
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En este estudio el tema de la “protección”, segundo componente de la tríada, no aparece con tanta fuerza.
5
Parte de las reservas que tiene el estudio de Gilmore para contribuir con la comprensión de la paternidad es que
si bien estudia sociedades occidentales “modernas”, presta mayor interés en sociedades no occidentales
consideradas por cierta rama de la antropología como “primitivas”.
6
Otros hitos en el paso a sentirse hombre son la primera relación sexual o de pareja (8,7%), la autonomía personal
(4.3%) y la vida militar para algunos hombres nicaragüenses (4,3%).
7
Como mencionamos, las preguntas con opciones predeterminadas por quien investiga (“preguntas cerradas”)
tienen la utilidad de contribuir a contrastar hipótesis. Sin embargo tienen la limitación de encasillar a las personas
entrevistadas y pueden, eventualmente, pasar por alto cuestiones sustantivas en la percepción de los entrevistados.
Por esta razón la presente investigación combina “preguntas abiertas” –aquellas en donde no existen preguntas
precodificadas- en cuestiones claves sobre lo que significa ser hombre y padre, con preguntas cerradas.
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Se le solicitó a los entrevistados que establecieran un orden descendente de prioridades entre aquellos elementos
que ellos consideraban más importantes en el hecho de ser hombre. De ahí que se hable de elementos de un
primer orden de importancia o que en primera instancia son importantes y así de manera sucesiva.
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En algunos casos los entrevistados señalaron que ser padre hace a una persona ser hombre, mientras que otros
apuntaron que “tener un hijo”. No es posible dentro de los márgenes de esta investigación determinar si existe o
no algún matiz simbólico en esta distinción. Sin embargo podría resultar de interés indagar al respecto.
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Existen otras características altamente valoradas como ser trabajador (14.5%), la seriedad (7,2%) y ser
entregado a la familia (5,8%). Si bien cabe una mayor indagación sobre la forma en que los hombres están
entendiendo el término “seriedad”, la evidencia arrojada por nuestra investigación sugiere que es muy posible
que, como código de conducta masculino, la seriedad implica no tomarse las cosas a la ligera en la vida, sino que
asumirse de manera sensata y formal. Otros códigos de conducta que resultaría interesante estudiar son la
sinceridad (7,2%), la humildad (7,2%), la honestidad (15,4% como segunda opción altamente valorada), que
parecieran valores culturales socialmente apreciados que complementen la autoimagen masculina sobre lo que
poco se sabe en nuestro medio.
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El marco de la aplicación de la Ley es precisamente los hijos/as nacidos de una unión libre o de una relación no
cubierta bajo el matrimonio.
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Debe aclarase que esto no significa necesariamente que hombres de otro perfil sociodemográfico no puedan
adherirse a estos códigos masculinos.
14
Se trata de una encuesta telefónica a 400 personas en el Gran Área Metropolitana y otra personal a 200 personas
en el Área Metropolitana de San José (IDESPO 2000).
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La Ley de Paternidad Responsable establece que si el padre declarado por las Mujeres que se acogen a dicha
Ley, se presenta al Registro Civil y no acepta o duda de la paternidad, se le dará una única cita de forma gratuita
para realizar la prueba de ADN en el laboratorio de la Caja Costarricense de Seguro Social y determinar si es el
padre o no (Menjívar 2002: 126).