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LAS RELACIONES DE GÉNERO EN EL CONTEXTO ESCOLAR.
UN ESTUDIO DE CASO A NIVEL DE EDUCACIÓN PREESCOLAR, COSTA RICA
Dra. Ana Lupita Chaves Salas
Directora e Investigadora IIMEC
Instituto de Investigación para el
Mejoramiento de la Educación Costarricense
Profesora Escuela de Formación Docente
Universidad de Costa Rica
RESUMEN
Este artículo presenta una investigación cualitativa que se realien un salón de clase del
nivel de educación preescolar, con el propósito de conocer cómo se producen las relaciones de
género en el contexto escolar. En el estudio se encuentra que los estereotipos de género están
presentes en la cotidianidad del aula y de diversas maneras.
Descriptores: Relaciones de género. Niñas y niños. Educación preescolar. Contexto escolar.
Costa Rica. Siglo XX.
INTRODUCCIÓN
El niño y la niña al entrar en contacto con la cultura a la que pertenecen se apropian de
los símbolos que son de origen social para posteriormente internalizarlos. En este proceso, los
infantes se apropian de la cultura y construyen su identidad de género en las relaciones
sociales, en la comunicación e interacción con los otros y las otras.
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Los primeros años de vida del ser humano son esenciales en su formación integral,
puesto que el desarrollo de la inteligencia, la personalidad y el comportamiento social en las
personas ocurre más rápido durante esos años (Rivero 1998). Toda experiencia vivida va
moldeando la manera de ser, de pensar y de actuar de cada individuo, por ello los centros
infantiles de educación inicial que atienden a niños y niñas desde los primeros meses hasta los
seis años de vida, se convierten en instituciones fundamentales para la sociedad puesto que
pueden contribuir a moldear identidades críticas, activas, autónomas, solidarias y creativas, o
por el contrario identidades pasivas e individualistas.
Desde esta perspectiva, consideré importante realizar un estudio cualitativo en un salón
de clase de educación inicial que me permitiera captar los significados que se transmiten en la
actividad cotidiana del aula. En la investigación se analizan diferentes aspectos de la vida
escolar, sin embargo en este artículo me ocupo de las relaciones de nero que se propician
entre estudiantes y educadora con el propósito de captar las subjetividades que ayudamos a
construir en las interacciones diarias; y de esta forma tomar conciencia y reflexionar sobre el
papel que desempeñamos en el salón de clase ya sea como educadoras o educadores que
reproducimos conductas sexistas o que propiciamos relaciones equitativas y solidarias entre
géneros.
1. GÉNERO Y PROCESOS EDUCATIVOS
El nero es una construcción socio-cultural que asigna determinados comportamientos
a hombres y a mujeres, y que los diferencia en términos de papeles y actividades que
desarrollan en la sociedad, esta diferenciación que establece lo femenino y lo masculino, a la
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vez, va fortaleciendo jerarquías, entre unos y otras, es decir va estableciendo relaciones
de poder y situaciones de inequidad entre ellos y ellas (Díaz 1999).
La identidad gerica se construye desde la concepción, el ser humano al relacionarse
con su cultura aprende conductas que son de origen social para luego internalizarlas. En la
apropiación de la cultura, las personas construyen su identidad en las relaciones sociales, en
la comunicación e interacción con los otros y las otras. En consecuencia, es esencial develar y
analizar las relaciones de poder que se generan en los contextos escolares para tomar
conciencia de las identidades y subjetividades que se construyen en las interacciones del salón
de clase.
La población estudiantil adquiere en la escuela diversos conocimientos y conductas
como consecuencia del curriculum oficial y de los intercambios que se producen en el aula y
en la institución. Muchas veces los contenidos del curriculum son poco pertinentes e
impuestos por el sistema educativo, no interesan a la población estudiantil, por lo que son
fácilmente olvidados, mientras que las relaciones sociales van, poco a poco, configurando
subjetividades y modos de percibir el mundo. Al respecto José Gimeno y Ángel Pérez
afirman:
...el aprendizaje de los mecanismos, estrategias, normas y valores de interacción social
que requiere el discurrir con éxito en la vida académica compleja y personal del grupo
del aula y del centro van configurando paulatinamente representaciones y pautas de
conducta que, extienden su valor y utilidad más al del marco de la escuela. Esta va
induciendo una forma de ser, pensar y actuar, tanto más válida y sutil cuanto más
intenso sea el isomorfismo o similitud entre la vida social del aula y las relaciones
sociales en el mundo del trabajo o en la vida pública…” (Gimeno y Pérez 1993: 22).
La vida del aula y del centro educativo son escenarios vivos de relaciones donde se
intercambian directa o indirectamente ideas, valores e intereses diferentes mediante los
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procesos de comunicación. En este proceso es fundamental el papel que asume el lenguaje
ya que mediante él, "…la sociedad inyecta en el individuo las significaciones que ha
elaborado en el transcurso de su historia…" (Morales 1990: 11).
En la comunicación diaria, las personas van estableciendo una relación con las demás y
van construyendo su identidad individual y social. En nuestra sociedad, el lenguaje regulado
por los grupos hegemónicos transmite significados acordes con la ideología dominante; de
acuerdo con Basil Bernstein:
…Las relaciones de clase generan, distribuyen, reproducen y legitiman formas
características de comunicación, que transmiten códigos dominantes y dominados, y esos
códigos posicionan de forma diferenciada a los sujetos en el proceso de adquisición de
los mismos…” (Bernstein 1994: 25)
De tal modo, en la relación social se lleva a cabo el control simbólico mediante el cual la
conciencia adopta una forma especializada, a través de diferentes formas de comunicación,
que transmite una determinada distribución de poder y las categoas culturales dominantes.
El lenguaje y la intercambio social ponen de manifiesto las desigualdades sociales en
cuanto a género, clase social y grupo étnico, por tal razón es fundamental el uso consciente de
la expresión oral y de los significados que se transmiten en el salón de clase.
Como consecuencia de que el poder ha estado históricamente en manos de los hombres
y ellos han tenido la autoridad de conformar la cultura, el lenguaje como parte de la cultura
determina que el género masculino designa al van y a toda la especie humana,
invisibilizando a las mujeres. Al respecto Alda Facio afirma:
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…Si lo los hombres han tenido el poder de definir, lo ellos han conformado la
cultura y por ende, esa cultura es masculina. En otras palabras, las mujeres como seres
humanos plenos, no existimos en esta cultura…” (Facio 1994: 21).
Por lo tanto, el lenguaje no es neutro, ni en su uso ni en su estructura, refleja la
situación social y contribuye a formar una visión de mundo. Los usos sexistas del lenguaje nos
moldean nuestras percepciones y pensamientos sobre hombres y mujeres. El lenguaje crea
subjetividades y fomenta la desigualdad de género, étnia y clase. De tal manera la identidad de
un hombre o una mujer es producto de los procesos de socialización que se generan en el
contexto socio cultural donde se desarrolla. Por ello es fundamental asumir una posición
crítica y tomar conciencia sobre el uso del lenguaje que invisibiliza a la mujer y refleja una
determinada forma de poder. Al respecto Rosa Santórum y Ramona Barrio afirman; que en el
contexto socio-cultural actual
...se aprende a ser mujeres y hombres también a través del lenguaje, hablando y
escuchando a hablar y a través de mensajes encubiertos. Al utilizar la lengua como les
enseñaron, niñas y niños mantienen y perpetúan el sexismo, la subordinación femenina y
la transmisión de valores andrométricos…” (Santórum y Barrio 1998: 58).
Por lo tanto se debe tomar conciencia de esta realidad, a partir de la cual es posible
actuar sobre ella y tender a modificarla mediante una acción pedagógica socialmente crítica,
puesto que en los centros educativos esta diferenciación sexual se manifiesta en la
cotidianidad, tanto en el lenguaje como en la interacción social, asimismo en el material
didáctico y en los libros de texto lo que contribuye a mantener las diferencias de género, las
relaciones de poder y la ideología dominante.
Con el propósito de analizar las relaciones de género que se producen en el contexto
escolar decidí realizar una investigación cualitativa que me permitió comprender e interpretar
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las acciones humanas en su contexto real. En el siguiente apartado resumo la metodología que
seguí para realizar el estudio.
2. EL CAMINO RECORRIDO
La investigación la realicé interactuando con un grupo de niñas y niños en edades
comprendidas entre los cinco años y tres meses, y los siete años, y una educadora en un centro
educativo público de zona urbana de San José. Las observaciones las efectué durante el curso
lectivo de 1999 y las registré mediante el diario de campo, las grabaciones y los videos.
También utili la entrevista, el relato de experiencia y el análisis de documentos con
propósito de captar los significados que no emergen fácilmente, sino que están ocultos pero
que son fundamentales para interpretar y conocer la realidad-realidades del aula.
La pregunta que orientó el proceso investigativo, en relación con este tema, fue la
siguiente:
1. ¿Cómo se dan las relaciones de género en el salón de clase ?
La estrategia de investigación fue inductiva y progresiva, me incliné por el método
hermenéutico-dialéctico para comprender e interpretar los significados que se transmitieron en
las interacciones del aula (Martínez 1989).
El proceso investigativo lo fui desarrollando en las siguientes etapas:
I. Reflexiones individuales
II. Elaboración teórica
III. Reflexiones colectivas
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IV. Identificación del tema
V. Negociación de entrada
VI. Inmersión al salón de clase
VII. Compartiendo la información
VIII. Análisis de datos
Estas etapas no se dieron de manera lineal sino que la mayoría de ellas estuvieron
presentes durante todo el proceso investigativo.
Las observaciones las hice de la siguiente manera:
Una o dos veces por semana en los meses de febrero, marzo y abril, en el mes de mayo
hice un primer acercamiento al análisis de la información obtenida hasta ese momento.
Una o dos veces por semana durante los meses de junio, julio y agosto
En agosto ingresó al salón de clase una estudiante que realisu práctica profesional
durante el segundo semestre, por tal situación, observé las interacciones del aula únicamente
cuando la educadora era la que dirigía el trabajo con los niños y las niñas, es decir una o dos
veces por semana, cada quince días.
En setiembre y octubre no visila institución.
Una vez por quincena durante los meses de noviembre y diciembre.
Las observaciones las efectué en períodos de dos horas aproximadamente y seleccio
los momentos de la jornada diaria más relevantes para el propósito del estudio: actividades
iniciales, conversación, juego en áreas, educación física y merienda.
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El análisis de la información lo realide manera progresiva, en primer término leía los
datos y reflexionaba sobre lo vivido para tratar de comprender lo que ocurría en el contexto del
aula, transcribía las observaciones, y agregaba mi percepción sobre ellas, posteriormente
comentaba las notas con la educadora e incluía sus sugerencias con el fin de encontrar el
significado de la práctica educativa y por último agregaba notas teóricas.
El análisis fue un proceso profundo, dinámico y sistemático que requirió muchas horas
de reflexión y de diálogo para descubrir ese significado subjetivo que orientaba las actuaciones
de las personas en el contexto natural del aula.
Para profundizar en el significado de la acción humana en el salón de clase analicé
otras fuentes: el planeamiento, los trabajos de los niños y las niñas, el material didáctico que
utilizaba la educadora, las evaluaciones, un relato de experiencia que elaboró la educadora, las
notas de las conversaciones informarles y las entrevistas realizadas en el transcurso del año.
Toda esa información, fue consultada una y otra vez en el proceso de análisis. Con base
en toda esos datos defila siguiente área y sub-áreas sobre las relaciones de nero que se
desarrollaron en el contexto escolar:
Poder, lenguaje y género
Lenguaje y participación
Gustos e intereses
Material literario
Con el área y sub-áreas definidas elaboré matrices con cuatro columnas para organizar
la información donde incluía las notas del diario, documentos, entrevistas y comentarios de la
educadora, mis percepciones y las notas teóricas. Estas matrices se constituyeron en un
excelente instrumento para validar la información obtenida, ordenar los datos y realizar el
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análisis, sin embargo siempre recurrí a las fuentes originales: mi diario, las entrevistas, los
diálogos, los videos, el relato de experiencia, la bibliografía, las carpetas de los niñas y los
niños, etc., por lo que estas matrices no fueron estáticas sino muy dinámicas, ya que muchas
veces encontré elementos nuevos para enriquecerlas.
Seguidamente presento un ejemplo de la matriz:
Área: Poder, lenguaje ynero Subárea: Material literario
Notas de campo
Documentos,
entrevista
educadora
Percepciones personales
Notas
teóricas
E: - Niños estamos listos para escuchar el
cuento. El cuento tiene una enseñanza muy
bonita, ustedes van a poner atención y me la
van a contar.
La educadora narra el cuento "El conejo y la
tortuga". Es un libro con láminas grandes.
E: -¿Les gustó el cuento?
Niños y niñas:- Sí.
Educadora-¿Qué pasó en el cuento?
Niño: -Que la tortuga ganó.
Ana María - El conejo aprendió a no burlarse.
E: - y ¿Por qué no hay que burlarse?
Paola: - Porque es muy feo.
E:-¿Por qué es muy feo?
Paola: - Porque uno se puede sentir muy mal.
E:- ¿Por qué ganó la tortuga?
Erick:- Porque el conejo se quedó dormido.
E: ¿Por qué más?
Johana: -Porque la tortuga se esforzó más.
E: -Sí, porque ella era muy lenta porque tenía
que cargar su casita.
Nicole - Uno no se puede burlar de la gente
porque la acusa con la mamá.
E: -Sólo por eso.
Diana: -No, porque nos sentimos mal.
Pablo: - No hay que burlarse de los amigos.
E: -Si ustedes fueran la tortuga que ga
¿Cómo se sentirían?
Niños y niñas -Bien
Educadora:- Si fueran la tortuga ¿Qué le
hubieran dicho al conejo?
Nicole: - Si no se hubiera dormido, hubiera
ganado.
Dyana: - ¿Por qué se burlaba? Que como él
Al leer y
comentar esta
observación en
el diario con la
educadora, ella
indica que
considera
importante
reflexionar
sobre el
contenido del
cuento, sin
embargo, no se
dio cuenta de
que se estaban
reforzando
estereotipos de
género, e indicó
que en próximas
narraciones
pondrá mayor
atención en las
conductas que
se transmiten
para promover
la reflexión en
los niños.
(Entrevista N°5)
En esta situación, la
educadora cuestiona a los
infantes en relación con el
contenido del cuento y los
induce a reflexionar y a
criticar sobre lo que
sucedió. En el diálogo,
emergen todo tipo de
explicaciones desde que no
hay que burlarse "porque lo
acusa con la mamá" donde
sobresale la preocupación
por la autoridad, hasta la
que indica "que uno puede
sentirse mal" donde lo
importante es la persona y
sus sentimientos. En esta
interacción, me pareció
importante que la educadora
incentivara la
reconstrucción crítica de lo
que sucedió en el cuento,
sin embargo, ella no estaba
conciente de los
significados que transmitía
la narración en cuanto a
estereotipos de género.
Desde esta perspectiva, la
narración refuerza los
estereotipos presentes en
nuestro contexto social, el
conejo es veloz, activo,
decidido, reta a la tortuga a
correr, ella es lenta, pasiva,
Al respecto
Díaz 1999:10
indica que el
material
educativo
transmite
estereotipos
de género,
que muchas
veces, no son
percibidos
por el
personal
docente,
porque han
internalizado
la cultura
hegemónica y
ven como
natural el
orden
establecido y
las
desigualdades
sociales y
económicas.
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se burlaba ella se esforzó
E:- Ahora ustedes son los conejos ¿Qué le
hubieran dicho a la tortuga?
Juan Diego: - Que si deja su casa sería más
rápida.
Erick: - Perdón, porque le dije tonta.
José Ricardo: -Que no le dijera palabras
desagradables.
E: -Muy bien . Ahora vamos a merendar
(Obs.Nº17).
debe cargar su casita; y
gana porque el conejo se
quedó dormido. Esto
evidencia, una vez más, la
carga ideológica que
transmiten los diferentes
recursos educativos que
usamos en la escuela y que
van legitimando diferentes
niveles de poder y papeles
específicos según el sexo de
las personas.
Con base en el análisis de los datos consignados en estas matrices fue posible develar las
relaciones de género que se produjeron en el salón de clase, las cuales se presentan a
continuación.
3. CONSTRUYENDO NUESTRA IDENTIDAD EN EL CONTEXTO ESCOLAR
El aula es el espacio donde se adquieren una serie de aprendizajes académicos y de
comportamiento social; en la interacción, en el lenguaje y en las actitudes se transmite el
capital cultural acumulado de generación en generación, en ese proceso de endoculturación se
van asumiendo inconscientemente los papeles que la sociedad patriarcal ha asignado de
manera desigual a cada nero. De esta forma al observar, interpretar y analizar las
interacciones que se produjeron en el salón de clase de educación inicial detecté que los
estereotipos de género están presentes en el contexto escolar, y de muchas formas: en la
comunicación, en los juegos y en las funciones que asumen las niñas y los niños, en sus
gustos, en sus dibujos y de manera muy evidente en la literatura que se utiliza en el centro
infantil.
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Lenguaje y participación
En el lenguaje oral cotidiano se evidencian una gran cantidad de digos que omiten lo
femenino. En el vocabulario de los niños, las niñas y la educadora se invisibilizaba a la mujer
puesto que, en la mayoría de las veces, se utilizaba el género masculino en la comunicación
diaria. Este lenguaje se usó en un salón de clase donde habían 18 niñas y 14 niños. Por
ejemplo:
E:- Niños a lavarse las manos.
E:- ¿Quién cree que puede leer la fecha solito, solito?
E: - Niños vamos a educación física.
Según Bernstein (1998), el lenguaje sexista es producto de la influencia de la ideología
dominante que introyecta en todos y todas, costumbres, creencias y valores. De esta forma, se
va legitimando el orden establecido mediante el lenguaje de manera inconsciente, lo que
contribuye a transmitir y reproducir la cultura dominante y las diferencias por género, con
una función dirigida al control simbólico y social.
Durante las primeras observaciones que realicé en el aula, se evidenció que los varones
participaban con mayor frecuencia durante los diferentes momentos de la jornada escolar, se
les daba en mayor medida la palabra y eran los que demostraban algún ejercicio para que sus
compañeras y sus compañeros lo repitieran. Sin embargo, cuando la educadora solicitaba
apoyo para limpiar las mesas, recoger la basura, o barrer el aula; las niñas se ofrecían en
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mayor medida que los niños, pero en estas situaciones la profesora seleccionaba estudiantes de
ambos sexos para desempeñar dicha labor.
Estas situaciones las analizábamos en las entrevistas con la educadora, reflexionábamos
del por qué se presentaban, y poco a poco, la participación de los niños y las niñas en el salón
de clase fue más equitativa.
En cuanto al lenguaje sexista, también se produjeron cambios y la educadora empezó a
utilizar el género femenino en su lenguaje oral y escrito, y en los materiales que elaboraba
para las estudiantes y los estudiantes:
E: -Niños y niñas a recoger.
E:- Los niños y las niñas que jugaron en esta mesa deben limpiarla.
El cambio se produjo a partir del mes de agosto, pero no fue un cambio radical, pero, al
menos, se inició un proceso de transformación en el uso del lenguaje oral y escrito.
Gustos e intereses
Fue interesante captar como las conductas sexistas de nuestra cultura patriarcal se
reflejan hasta en lo que los niños y las niñas saben sobre algún tema, así por ejemplo, la
educadora en una ocasión preguntó ¿qué saben sobre las mariposas? Las niñas sabían que las
mariposas eran de colores, ponían huevos y tenían hijos, y los niños que las mariposas
volaban, y que “son gusanos que están en capullo que se rompe y sale la mariposa”. En este
ejemplo se evidencia claramente cómo la cultura machista es captada e internalizada por las
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personas desde los primeros años de vida, de tal manera el contenido o los intereses sobre
aln tema son diferentes según su sexo. Estas diferencias gericas también las percibí en los
dibujos, las niñas hacían con mayor frecuencia flores, casas, muñecos; y los niños carros,
aviones, barcos, etc.
Durante el tiempo que observé el aula, fue muy evidente como los niños y las niñas
representaban acciones, actitudes, creencias e ideas estereotipadas en cuanto al
comportamiento de hombres y de mujeres en la sociedad, comportamientos que han
internalizando en el proceso de socialización.
En las áreas de juego, las niñas escogían en mayor medida el área de lenguaje,
dramatización y artes; los niños construcción (bloques, legos, mecanos), ciencias, matemática
y arena. En el área de dramatización, las niñas eran mamás, cocinaban, limpiaban, iban de
compras; algunas representaban doble función eran amas de casa y trabajan también fuera del
hogar, los niños jugaban de doctores y arreglaban el techo, la cocina, la refrigeradora.
Fotos aquí.
Como lo indica Díaz (1999) en éstos comportamientos sexistas se va subvalorando un
sexo sobre otro y se va promoviendo la desigualdad jerárquica entre ellos y ellas, de tal forma
las mujeres asumen un papel de subordinación y los hombres un papel dominante, como
consecuencia de nuestra cultura patriarcal, pero en este intercambio, al mismo tiempo, se va
discriminando a los varones ya que se les excluye de actividades del hogar y se les va
identificando con actitudes de autoritarismo y de insensibilidad. Estas acciones traen
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"…consecuencias negativas para todos los individuos, hombres y mujeres, porque limitan sus
posibilidades como personas y les niega determinados comportamientos…" (Subirats 1994: 61
citado por Díaz 1999: 9).
Material literario
En las observaciones que realicé fue notorio que la literatura utilizada (cuentos, poesías,
rimas y canciones) presentaban marcados estereotipos de género.
Los cuentos, las canciones y las poesías que escuché en el salón de clase, en su mayoría,
llevaban una gran carga ideológica a favor de la reproducción de conductas sexistas. En
algunos de ellos, no existía o era muy escasa la presencia femenina como el cuento "Yo soy
yo", en la poesía "El payaso del viento", “El flautista de Hamelín”, “Pinocho”, El gato con
botas”, “Los dos ratones”; en las canciones "Pedro comió pan", "Los esqueletos", "Que todos
los niños estén muy atentos", "El payaso se pinchó la nariz", "Los diez pececitos".
En otras ocasiones a las mujeres se les mencionaba en situaciones de inferioridad social
o subordinación: "Caperucita Roja" , "La Bella Durmiente", "El mono Tulín", "El conejo y la
tortuga", entre otros. La literatura presentaba frases desvalorizantes con las cuales se evidencia
la superioridad del sexo masculino y la inferioridad del sexo femenino. También se utilizan
términos gericos y plurales masculinos que invisibilizan la presencia femenina.
En las ilustraciones se presentan con mayor frecuencia figuras masculina en relación con
los personajes femeninos, y ellos aparecen en primer plano. Esto evidencia, una vez s, la
carga ideológica que transmiten los diferentes recursos educativos que usamos en la escuela y
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que van legitimando diferentes niveles de poder y papeles específicos sen el sexo de las
personas.
En el salón de clase, la educadora invitaba a los niños y a las niñas a conversar sobre el
contenido de los cuentos, canciones y poesías, sin embargo, no hacían una reflexión crítica de
las conductas sexistas, creo que ella, al iniciar el curso lectivo, no estaba conciente de los
significados que transmitían las narraciones en cuanto a estereotipos de género.
Posteriormente, al analizar las notas de campo, los deos y la literatura, se dio un cambio en
la educadora y empezó a seleccionar con mayor cuidado el material literario, y hacer
preguntas y comentarios sobre posibilidades de realización que tenemos los seres humanos sin
distinción de género. En este proceso fue lamentable darnos cuenta que el mercado está
inundado de literatura sexista, y que es realmente difícil encontrar material que promueva la
equidad de género.
REFLEXIONES FINALES
Ante estos hechos ¿Qué podemos hacer las educadoras y los educadores para
transformar esta realidad?
Creo que es fundamental tomar conciencia de que todos y todas somos reproductores de
desigualdades, con nuestro lenguaje sexista establecemos jerarquías entre las personas y nos
convertimos en instrumentos de la cultura patriarcal que subestima e invisibiliza a las mujeres,
por tal razón es fundamental promover procesos de autorreflexión en educadores y educadoras
para que estemos concientes de lo que hacemos, de lo que decimos, de los significados que
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transmitimos en la interrelación con los demás. Para ello, es preciso descubrirnos, es decir,
analizar nuestra identidad, nuestras creencias y nuestros pensamientos.
Lo importante es conocernos, descubrir y develar los símbolos que transmitimos para
transformarlos. En la medida que seamos concientes de la influencia que tiene la cultura
hegemónica en nuestra manera de ser y de ver el mundo, en esa misma medida podremos
contrarrestar la influencia de la ideología dominante.
Es urgente crear nuevas formas de relacionarnos con los otros y las otras y construir
juntos una práctica educativa democrática, humanista, no sexista y con equidad genérica.
Para lograr una transformación en la acción educativa y una nueva cultura de nero,
creo importante, también, una transformación en las instituciones formadoras de docentes,
dirigida a:
Promover en los estudiantes y las estudiantes procesos de autorreflexión para que se
cuestionen sobre su papel como educadores y educadoras dentro de la sociedad, sobre el tipo
de ser humano que desean formar y sobre la sociedad que quieren ayudar a construir .
Es fundamental promover que las estudiantes y los estudiantes realicen prácticas en el
aula donde analicen los procesos de socialización y las relaciones de poder que se dan en el
intercambio escolar, y de esta manera vivencien las prácticas sexistas y descubran la
influencia que tiene la educadora o el educador en la construcción de la identidad y
subjetividad de las estudiantes y los estudiantes. Creo que para que se el cambio, primero
se debe vivenciar la situación, analizarla críticamente y de esta forma tomar conciencia para
iniciar procesos de transformación.
Es preciso que la formación de educadores y educadoras tenga un enfoque más
sociopotico, para que no seamos utilizados como instrumentos de la ideoloa dominante y
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no seamos reproductores, inconsciente e ingenuos, de desigualdades de todo tipo. En la
actualidad la formación se dirige más a un enfoque psicologista de la educación, énfasis que
debemos cambiar.
Analizar críticamente el material educativo que usamos en nuestras aulas y en todos
los niveles, pues están cargados de mensajes sexistas que profundizan las desigualdades entre
hombres y mujeres.
En síntesis, lo importante es
…construir una nueva cultura del género que se base en la solidaridad entre hombres y
mujeres como principio ético-potico, que implique el reconocimiento del otro, de la
otra, la defensa de la libertad y del poder personal y grupal para ambos neros, la
eliminación de jerarquías de un nero sobre otro y la comprensión de todos y todas
como ciudadanos del mundo, sin distinción de género, clase, región, nacionalidad o
raza…” (Lagarde,1999).
BIBLIOGRAFÍA
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