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CAPÍTULO 9
“ME DI CUENTA DE QUE SÍ PODEMOS”. MUJERES INDÍGENAS
Y CAMPESINAS EN LA REVOLUCIÓN GUATEMALTECA, 1970-2000
Dra. Cindy Forster
Associate Professor
History Department
Scripps College, Claremont California
Claremont Graduate University, California, U.S.A.
RESUMEN
Este artículo pretende abarcar cuestiones de nero en el contexto de la auto-determinación
colectiva entre gente campesina e ingena. Su momento hisrico es Guatemala durante la
guerra cruel de las décadas recientes. Se enfoca en la siembra de ideas sobre los derechos de la
mujer pobre, y la contribución femenina a un proceso histórico de conquistar la soberanía
popular, ya sea de utoas perdidas o esperadas. La intención es explorar los analises de
mujeres de la base; así por ejemplo el concepto de género parece bastante distinto si se busca
en historias de reivindicaciones comunales, en vez de en historias individuales de resistencia o
insistencia en la dignidad de la mujer.
Descriptores: Mujeres revolucionarias. Indígenas y campesinas. Participación política.
Revolución Guatemalteca. 1970-2000.
INTRODUCCIÓN
…La idea era construir un mundo mejor, no sólo para nuestros hijos sino para todos los
niños…,” dijo Estela (nombre ficticio), que viene de una familia campesina en el occidente de
Guatemala y cuyos abuelos hablaban Maya-Mam. El ejército mató a su padre en 1969 porque
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estaba organizando a la gente, "…cuando estaba la represión allí por toda la costa…." En los
70 ella se incorpo en la guerrilla y después la nombraron capitán. Madre de tres hijas, ahora
tapisca café en una colectiva compuesta de ex-combatientes.
La reciente guerra se desató en el corazón del pueblo desde el altiplano -con sus
comunidades ingenas y muchas veces monolingües-, hasta las tierras cafetaleras con fama de
ser entre las mas ricas de Latinoamérica aunque sus trabajadores son casi los mas pobres. La
tierra fa, paisaje de milpas y bosques de pino, cae tras escarpas de selva nublada a la boca
costa, tierra de cafetales sin fin donde existen unas pocas cooperativas como la de Estela. Este
artículo pretende abarcar cuestiones de género en el contexto de la auto-determinación
colectiva entre gente campesina e ingena. Se enfoca en la siembra de ideas sobre los derechos
de la mujer pobre, y la contribución femenina a un proceso hisrico de conquistar la soberanía
popular, ya sea de utopías, pérdidas o esperanzas.
En Guatemala todavía reinan los finqueros y las fincas. Durante la guerra, muchas de las
plantaciones tenían sótanos o cuartos especiales para torturar a cualquier trabajador que se
atrevía a pedir el salario mínimo. Unos piensan que el ejército no mató mas gente allá
simplemente porque necesitaba su mano de obra. Por el contrario, en tierra fa fue una
matanza sin tregua, llamada genocidio por las Naciones Unidas. Una ex-rebelde, Adela
(nombre ficticio), recuerda que el ejército agarraba a la gente de sus casas en la boca costa sin
decirles nada.
…A primero nosotros no penbamos que iba a pasar tanto terror. Nosotros a veces
salíamos a contener la represión del ejército pero era demasiado. Lle la G-2
[inteligencia militar] para matar de noche, secuestrar. En Toquían Grande habían
secuestrado a varios compañeros. Se organizaron una escuadra [guerrillera] y fueron a
atacar donde estaban acampados los soldados, donde ya tenían los compañeros
secuestrados amarrados, y rescatamos a varios compañeros allí, talvez cuatro o cinco.
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Ya los tenían sin ropa, desnudos, descalzos. Quemaron aldeas enteras. Una vez
encontramos a dos niños amarrados en un costal, muertos. Les sacaron los ojos.
Torturaron a nuestros compañeros. Gabrielita por ejemplo la pusieron en un hoyo y la
dejaron morir. Pero nunca perdimos la claridad del porque estábamos luchando. Era una
hermandad más que la familia -el cariño era más que en mi casa-...
Este sentido de familia suena como un refrán en los testimonios de las combatientes.
Suele aparecer también en los análisis de las organizadoras en la Resistencia, o sea la base civil.
Dijo Adela, …me siento bien, me siento contenta por haber ido a la guerra, y realmente tomar
la decisión de luchar no sólo por uno mismo sino por muchos que sufren, por todo un
pueblo….”
La intención de este trabajo es explorar los análisis de las mujeres ingenas y
campesinas. Así por ejemplo, el concepto de género parece bastante distinto si se busca en
historias de reivindicaciones comunales, a si se busca en historias individuales de resistencia o
insistencia en la dignidad de la mujer. Esta es veta explorada por Temma Kaplan, en su estudio
sobre el papel de las mujeres pobres en Barcelona, ella ade los conceptos de género al
trabajo de recuperación de las historias de clase. El marco de clase y etnicidad revela
diferencias de género que van mas allá de una fácil dicotomía feminista-femenina. Más bien
existe una presencia intrínseca en cualquier expresión de género. A se ha subrayado en la
colección de ensayos compilado por Victoria González y Karen Kampwirth (2001), sobre
mujeres que participaron tanto en movimientos como de izquierda y como de extrema derecha
en Sur y Centroamérica.
Como ya han insistido varias analistas desde las Mujeres Zapatistas en Chiapas que forjan
la teoría a través de la práctica, hasta autoras como Norma zquez, Cristina Ibáñez, Clara
Murguialday, y Lynn Stephen en su análisis de las mujeres en la guerra salvadora, debemos
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preguntar si esta polaridad femenina-feminista no es en misma una muestra característica de
la perspectiva que domina entre las feministas mas privilegiadas. Lo inico es que algunas
feministas comparten esa idea dualista con sus némesis -las “tradicionalistas” de la derecha
política-, las cuales son socias subordinadas de los proyectos patriarcales. Por cierto, los
proyectos de la derecha derraman sangre a través de la historia latinoamericana, y no admiten
la comparación con la resistencia de los explotados.
Ambas posiciones -la pequeña burguesa feminista y la conservadora femenina-, rechazan
un análisis más sutil de la maternidad, o en cuanto a eso de la niñez en su vinculación teórica
con las hipocresías del sistema de poder patriarcal. Ambas posiciones son ciegas a la evidencia
de la producción doméstica como cuna de identidades de resistencia. También son ciegas a la
existencia doméstica casi clandestina, de una ética pre- o anti-capitalista entre las clases
obligadas a ser trabajadoras. Quizás, es mucho más frecuente la resistencia que se nutre en las
entras de la familia, y que toma forma de religión prohibida, sea maya, garifuna, obeah, u
otra, y aquí también sus guardianes principales son las mujeres. Estos son los principales
planteamientos de género aplicados en este trabajo, con los cuales sostendré el argumento, y
también que la práctica de que la base guerrillera es profundamente una cuestión de género.
1. CONTEXTO HISTÓRICO DE LAS LUCHAS INDíGENAS Y CAMPESINAS
El corazón de la lucha para la mayoría campesina es la tierra, vista como un principio
femenino, es decir generativo. Las grandes extensiones de tierra todavía están en las manos de
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los que decretan la propiedad privada como bien sagrado y buscan la desaparición de la
práctica ingena de terrenos comunitarios o bienes sociales. Por falta de tierra, la mayoa de
las guerrilleras pasaron hambre como niñas y trabajaron en la milpa o en los cafetales para
contribuir al sostenimiento familiar. Muchas perdieron hermanos y padres por causa de
desnutrición o enfermedades curables. Por esta razón, se incendió como en la seca el
mensaje de los rebeldes. “…Cuando ya los compañeros me hablaron, o sea me concientizaron,
yo entendí muy claro lo que ellos llevaban…,” dijo Cristina (nombre ficticio), que había
emigrado con su marido e hijos pequeños a “colonizar” la tierra infértil de la selva.
Ya después de la guerra, varios ex-rebeldes unieron sus esfuerzos para conseguir tierras.
Muchos pagaron los precios corrientes en un mercado donde normalmente participa sólo la
clase mas rica. Aunque los guerrilleros obligaron a la dictadura mas cruel del continente a ir a
la mesa de negociaciones, ahora casi no pueden pagar los intereses masivos para sus tierras.
Hoy la economía cafetalera es un desastre mundial gracias a la política del Banco Mundial y
miles de guatemaltecos han sufrido despidos; además en las comunidades del altiplano, los ex-
comisionados militares y otros aliados a la derecha a nivel nacional han quitado la tierra de
muchos. “…El gobierno dice que --Ya le di tierra-- pero la tierra no nos dio regalada…,” dijo
Elena (nombre ficticio).
En cambio, los ex-combatientes campesinos de El Salvador recibieron sus tierras gratis, y
en Chiapas, donde en 1994 tomaron las tierras robadas a sus abuelos, enfrentan la violencia
paramilitar pero con una amplia red de apoyo nacional e internacional. O sea el problema de
los intereses bancarios en Guatemala es un problema político que admite soluciones políticas.
Como prueba, acaban de ganar promesas de una compensación millonaria los ex-patrulleros
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civiles, formados por el ejército durante la guerra, muchos de ellos acusados de haber
cometido barbaridades en contra de la gente civil.
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Economías que matan, y que son disfrazadas como leyes naturales, dominan la historia
de Guatemala. Los invasores españoles inventaron su propia jerarquía racial como
justificación del empobrecimiento extremo de los mayas, hoy 60 por ciento de la población.
Del siglo veinte en adelante el país tiene casi la peor distribución de tierra en el hemisferio, la
cual es mucho mas aguda en el altiplano indígena. Fruto de esto, los ingenas se han
organizado repetidas veces en forma pacifica, y la extrema derecha, normalmente en la
presidencia, les ha perseguido como si fueran una amenaza mortal. O sea en el dialéctico maya-
ladino no se puede ignorar la cuestión de clase (por las mismas razones que el género es
netamente una cuestión de clase y etnicidad, aunque las mujeres de la derecha lo niegan).
El o de 1944 dio inicio a una época de reformas que culminaron en 1952 en una de las
reparticiones agrarias mas amplias de Latinoamérica, solo duró dos años. El gobierno que
impul la reforma agraria fue derrocado por un golpe dirigido por la CIA, la agencia de
inteligencia estadounidense. Aparte de esta breve década, los grandes finqueros, junto con los
militares, han mantenido control del estado desde que se lanzó el capitalismo agrario en 1871.
Los campesinos han librado una lucha constante para reclamar sus tierras. Después del golpe
de 1954 los civiles han sufrido una violencia salvaje en manos de las élites locales que cuentan
con el apoyo de la polia así como del ejército y los juzgados. Detrás de todo, está el dinero y
entrenamiento estadounidense que protege los intereses empresariales. Era y es el sistema
estructural el cual enriquece al imperio. Sin el apoyo norte-americano, nunca hubiera
sobrevivido el estado de los ricos, o sea que su parasitismo es mutuo.
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En los sesenta se organila primera guerrilla del siglo XX que alcanbases e hizo la
guerra. Fue concentrado en el oriente ladino. Sufrió el mismo destino del gobierno
democrático de los 40 -- fue aplastado, esta vez por las Boinas Verdes estadounidenses y los
militares guatemaltecos con un costo de entre 10 mil a 20 mil vidas campesinas.
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Desde los
sesenta, el estado derechista es responsable de al menos 90% de los asesinatos políticos. La
segunda etapa de lucha armada de la izquierda respondió a la represión masiva de los
movimientos populares no armados. De 1978 en adelante se empeoró el patrón de
hostigamiento, tortura y asesinato de personas por el lo hecho de haberse organizado para
superar la pobreza (en forma paralela por toda Centroamérica). La dictadura, en pleno
conocimiento que los “enemigos” eran civiles, confundió la lucha pacifica con la subversión y
así creó una convergencia entre los dos. Entonces la década de los 80 trajo una insurgencia
nacional capaz de ganarle al estado. Se puede comparar a la Guerra de la Montaña, dirigida
por Rafael Carrera en los 1830, en donde los ingenas lograron una pequeña tregua de la
corrosiva modernización capitalista por cuatro décadas.
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Los tres ejércitos guerrilleros de la segunda etapa (los 70) se organizaron para una
guerra prolongada. Funcionaban a través de largos años clandestinos. Con Estela, “Ya me
dieron el trabajo organizativo de ir a visitar las bases, pero íbamos de verde y armado,
acompañados por dos otros de verde. Sobre todo en la noche. La población se asustó porque
decían --¿Qué, como es que había mujeres?-- Pero era secreto, no salía a la luz publica.”
Resulta curioso que se asustara no por ver insurgentes armados en la oscuridad de la noche
sino por ver que algunas de ellos no fueron hombres. Miles de campesinos sí sabían que las
cosas estaban en marcha pero el gobierno sólo sospechaba. Salieron a la batalla al fin de los
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setenta y se unieron los tres frentes con el partido comunista formada la URNG en 1982. En
cuanto a la trayectoria de su participación, hablan las campesinas de la extrema explotación, si
se incorporaron antes de la política de tierra arrasada.
Pero, las que se unieron después del 1980 hablan del imperativo de salvar la vida. El
grupo mas antiguo, las FAR o las Fuerzas Armadas Rebeldes, crecía en extensiones grandes de
la selva norteña -- El Petén, y después se extendió por la tierra ingena en el mero centro del
país y el campo ladino de la costa pacifica. Con el propósito de encender una revolución
ingena, la Organización Revolucionaria del Pueblo en Armas (ORPA) y el Ejército
Guerrillero de los Pobres (EGP) se colocaban en tierra ingena del altiplano. El EGP, con su
ideología mas campesinista, operaba desde las montañas de El Quiché y Huehuetenango hasta
los valles templados y parte de la selva del norte, y la ORPA cubría desde la boca costa
cafetalera hasta las comunidades de tierra fa en San Marcos, Quetzaltenango y Sololá (y
también partes de Huehuetenango).
Todos tenían presencia también en la capital y sus alrededores y entre las fuerzas
progresistas de las ciudades principales. En los primeros años de los ochenta, el ejército de la
dictadura estimaba que las bases guerrilleras consisan de alrededor de 350,000 gente
(Schirmer 1998: 22). Una politóloga apunta que hasta medio millón fueron colaboradores
activos (Jonas 2000: 23). La contrainsurgencia del estado tomó como blanco la base
campesina. Algunos 200,000 asesinatos políticos cuenta las Naciones Unidas, de los cuales
más que 80% fueron ingenas. La única explicación por tantos muertos ingenas es que un
mundo racista no puso atención. El estado guatemalteco cometió atrocidades mucho mas
grandes que las de dictadores como Pinochet o Stroessner. En Guatemala el genocidio fue a la
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misma vez sumamente tecnocrático, y muy antiguo en su manera de continuar la conquista
nunca cumplida. Como respuesta, surgió el pueblo campesino en olas de insurgencia.
Podemos ver al género como un eje central en la organización colectiva para
reivindicaciones sociales. Normalmente, en el trabajo teórico de los mismos dirigentes
populares en Guatemala -- por ejemplo de la Defensoría Maya o de la ex-guerrilla, la Unidad
Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG)-- el papel de género había sido subordinado a
la naturaleza de raza o clase. Los indígenas y los pobres son por definición masculinos, y el
hecho de ser mujer a la misma vez no se entiende como una condición que altera
endeleblemente la experiencia vivida. O sea, se estanca en la perspectiva tradicional de la
izquierda, que la guerrillera Yolanda Colóm describió en su testimonio sobre el nacimiento y
crecimiento del EGP: “…era una tradición que las mujeres framos casi siempre
colaboradoras. Una especie de retaguardia de los padres, los hermanos, los novios, los
maridos, los hijos.…” (Colóm 1998: 71)
Sin embargo, desde los 70 en adelante muchas mujeres dejaron a sus hijos, como a la
mujer que “…se haa quitado por primera vez su traje ... era madre de dos niños y esposa de
un dirigente local, quien se quedó al frente del hogar para que ella abriera el sendero que años
después recorrerían centenares de mujeres de la región…” (Colóm 1998: 108).
Desde los 80 en adelante casi la cuarta parte de combatientes eran mujeres según las
combatientes. Las palabras y textos propios de mujeres organizadas dan pruebas de un análisis
de clase y raza cada vez mas profundas porque se puede reconocer la estrecha relación entre
género y etnicidad, entre clase y el poder masculino. Sin una comprensión del papel que juega
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el género, nunca vamos a entender a fondo lo que distingue la historia de las revoluciones
centroamericanas: el protagonismo de las bases de apoyo.
2. FACTORES QUE HAN INCIDIDO EN LA MOVILIZACIÓN INDíGENA Y
CAMPESINA
Muchos destacados teóricos han documentado el proceso hisrico entre las masas que
generó la fuerza para resistir los ataques de incontenible ferocidad y larga duración. En
Guatemala talvez el EGP sobresalió en ese sentido con sus raíces profundas entre el pueblo
ingena, aunque sus críticos en otros ramos digan que la estrategia de masas los hicieron mas
vulnerables. Por su parte, Mario Payeras, veterano de la lucha armada quien se retiró en frente
de la matanza de la población civil por el ejercito (y argumentando la falta de democracia a
nivel interno), explica,
…en la montaña, desde el punto de vista orgánico, la incorporación del campesinado
pobre se tradujo en la aparición de una nueva categoa político-militar: la base de apoyo
(omitida la cita). En el área de implantación del EGP, ...esta vinculación represen,
además, el abordamiento en términos trico-prácticos de la cuestión étnico-nacional...
[Fue] la clave del acelerado y masivo desarrollo de las fuerzas guerrilleras en las
montañas del nor-occidente… [A su juicio, protegía y no ponía en peligro a los civiles:]
…La información, el suministro, y el reclutamiento para las fuerzas militares fueron
resueltos entonces a partir de la base de apoyo... El despliegue de la propaganda armada
propicio la propagación de la organización, y la implementación de métodos y tácticas de
autodefensa permitió su preservación….” (Payeras 1991: 15)
La nueva profundidad de la base dio fruto a la presencia de mujeres combatientes, por
primera vez en la historia de las rebeliones campesinas en Guatemala. Ella fue incorporada por
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parientes campesinos. Pues todas las mujeres entrevistadas (unas 20) fueron concientizadas
por gente campesina, con la excepción de una, reclutada por maestros ingenas hijos de
campesinos.
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Según Estela,
…lucbamos en contra de la misma injusticia que sufamos Porque me di cuenta
[como trabajadora] en las fincas, en el corte de café, me di cuenta en las fabricas, sabía
como niñera, que había mucha miseria. Porque había pocos ricos que eran dueños de las
grandes fincas. Nos dábamos cuenta que sólo organizados iban a ser el cambio….”
También, Francisca dijo (nombre ficticio que ella
…trabajaba en las fincas de café y llegué como la segunda mujer en este frente… Por
os mantuvimos el secreto [sobre la organización] porque no había salido a la luz. En
cuando llegamos en el campamento todos miraba yo de verde. Mirar tantas armas, yo
llegaba un poco tímida. Pero ellos muy amables. --Siéntense bien, siéntese. Aquí todos
somos iguales.-- Con respeto. os después cuando yo me bajé, no tenía miedo, ni
tímida, ni nada. Ya confianza…”
De allí, Francisca fue mensajera en la vida civil, una de las tareas mas peligrosas. “…Si se
pone nerviosa, uno misma se condena….” Ella estuvo a punto de caer una vez: “…¿Qué
hago, que hago? Al mismo tiempo pensando, nunca voy a decir nada al enemigo. Yo no voy a
traicionar a los compañeros. Que me haga pedazos, yo no voy a quemar a los compañeros…”
bien perdió su esposo que murió en combate, su hermano quien fue desaparecido, y muchos
amigos que cayeron ante la ira del ejército, ella insiste, “…de lo que pienso, me siento
orgullosa de haber participado, si, era importante. Ellos son compañeros. Están luchando por
los pobres…”
Para la gran mayoría de mujeres en Centroamérica, el género no es vivido aparte de la
pobreza, y para mujeres en Guatemala ni aparte de la etnicidad o conceptos de ser ingena.
La base campesina e indígena actuaba con la creencia que los pobres sí podían construir un
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futuro sin hambre o explotación. La fe en el pueblo” es necesario para la lucha del mismo
pueblo y las que lucharon en las fuerzas rebeldes, o las que las apoyaron, nos hablan de la
guerra desde el punto de vista de las mayorías que resistieron. Más que nada las entrevistas
reflejan una generosidad y un instinto democrático muy distinto de las riñas de la vida política
formal.
Asimismo, la guerra de clases de los 80 fue producto de relaciones internacionales;
hubieran triunfado por lo menos tres insurgencias populares a nivel nacional en el istmo si el
imperio no hubiera intervenido con tanta fuerza. Fue una intervención a nivel de ideas así como
de balas. La ideología de las mujeres anti-revolucionarias se caracteriza tanto por su
individualismo, como por su temor de las clases pobres. Encarnó nuevas formas de la
colonización de mentes, como por ejemplo en las ideas de la Presidenta Nicaragüense Violeta
Chamorro, que pensaba que el comunismo diabólico había ganado en su país (Chamorro 1996:
1), así como la justificación del genocidio por la mayoría de mujeres derechistas guatemaltecas,
como la bella congresista Zury Rios, fiel seguidora de su padre Efraín de fama genocidista
quien mantambién después de la guerra en la Asamblea. El todavía tiene sus matones por
todos lados. Hablando sobre el secuestro de su padre, Marta (nombre ficticio) nota que era el
comisionado militar que lo llevó, y son los mismos “…que están ahora, todavía trabajan con el
ejército…”
Hace poco, una vecina campesina acusó a Marta de haber ido a la monta cuando
Marta regresó por la primera vez para ver a su mamá. Más tarde veremos a las mujeres al lado
del ejército. Enfrente de estas historias nos urge concentrar nuestro análisis de la participación
de la mujer. Yo diré que el concepto se distingue por ser libertaria: por definición tiene que ver
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con la igualdad de todas y no la ventaja de pocas. Y nuestro primer tarea como historiadores
es entender el ética colectiva de la base en pro de la justicia, la cual nos dará la posibilidad de
entender a fondo la revolución guatemalteca.
Recuerda un ex-combatiente, que su hermana menor arriesgó todo y hoy en a es una
de las miles de mujeres que son heridas para siempre. Según recuerda él:
…Digamos mi familia se fue incorporando a la lucha; mis hermanos mayores se fueron a
la guerra… Dieron todo lo que pudieron y creo que hicieron también como yo, con ese
espíritu de esperanza de que algún a este país cambie definitivamente. Uno de ellos
cayó en combate en el año 1982. Y una mi hermana, la s pequeña, se fue también y
ella estuvo presa, fue capturado por el ejército en una casa de seguridad en la capital.
Tuvo seis meses en los calabozos de la zona seis, donde antes estaba la Policía Militar
Ambulante, y dos años en la cárcel para mujeres. Dieron un indulto para los presos
políticos y fue que ella pudo salir con vida allí de ese calabozo. En la verdad corrió con
mucha suerte porque realmente conoció todo lo que fue la forma en que tenían los
túneles. A la gente allí la tenían encadenadas las manos y de los pies. Dice que sólo les
daban dos cucharadas de comida en la mana, dos al medio a y dos en la tarde.
Entonces era un panorama terrible porque realmente ya no eran seres humanos los que
estaban allí sino esqueletos los que permanecieron encadenados. Es terrible, y realmente
todos los que estaban dentro de los túneles eran gente con ideas de cambio, con ideas
digamos revolucionarias. Después ella ya no continen la lucha porque quedó afectada
psicológicamente. Hasta el momento ella vive en Chiapas. Tiene un temor enorme de no
venir a este país porque tiene mucho miedo….
En cuanto a la identidad femenina, el terror de estado se democratizó. Anteriormente, las
mujeres habían sido torturadas solamente de vez en cuando, y como dijo Estela al contar el
secuestro de su papá, “…antes no mataban a las familias completas sino que no mas
secuestraba al hombre…” La mujer se volvió blanco del gobierno junto con sus seres más
queridos. Para las mujeres de cualquier clase era una educación brutal y podemos decir en
términos de género, les enseñaba las cualidades supuestamente masculinas de autodefensa y de
lucha armada para proteger la dignidad humana.
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bien el terror dejó traumada una población entera, también femenizó a todos los
individuos denominados subversivos. Eran vistos como recipientes de todo mal como la Eva
blica y sus hijas. Tal es el caso de los capturados, ya que por toda Latinoamérica los presos
políticos inspiraban un profundo odio y hasta el temor en sus victimarios, que no tiene
explicación sin recurrir a lo simbólico. Los prisioneros masculinos fueron tratados como
mujeres y las mujeres tratadas como putas, ambos torturados en sus partes sexuales y sus
identidades de género. Tanto los hombres como las mujeres sufrieron repetidas violaciones en
las llamadas cárceles clandestinas. Pero el castigo tiene una carga bastante distinta según el
género porque al salir de la calle las reglas sociales dictan que la mujer es vulnerable a
cualquier ataque tornandola así presa fácil. El desprecio hacia la mujer fue un arma de la
dictadura que se enredó en el contexto de un país mayoritariamente maya con el odio racista de
las clases dominantes y sus aliados. En tierra fa se dio una política de violación sistemática.
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O sea, a todas las ingenas se les trataba como presas políticas y esta memoria está guardada
en todo su detalle personal por las mujeres.
3. LA GUERRA, LA GUERRILLA: 1981-1983
En los os de 1981 a 1983 murieron hasta 150,000 civiles (Jonas 2000: 24). La madre
de una rebelde fue testigo de la tierra arrasada en su pueblo ingena:
…Vamos a hacer una junta--, dicen los soldados, y lo echaba fuego a la gente. Cuando
oímos balazos, paauu. Después [se] puso duro. Pues nos fuimos ya…”
[¿Entonces oyeron los balazos de la masacre allí?]
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…Sí pues. Mucha gente. Hay un lugar que se llama Cojón. Pero mas se mire
nosotros, la casa aquel lado está y allá, se quemaron mucha gente. Quemaaaron mucha
gente. Mucha gente murió…”
[¿Murieron algunos familiares?]
…Allí en mi familia, no. lo una su familia [de] mi marido. Eso sí lo secuestraron.
Saber quién lo secuestró, soldado, saber. No sé…”
Esta forma de hablar, tiene como intención de sólo decir la verdad que la persona por
misma conoce, pero también el peso de poder comunicar una historia en su mayor parte
escondida. Veamos otro ejemplo, de una mujer en un pueblo ingena en Huehuetenango
donde casi todos estaban organizados por la guerrilla:
[El ejército] me tenía bajo control por cuatro meses en 81, hubo masacre ahí y ellos
llevaban un listado. Me interrogaron cada semana. Y mis dos amigas estuvieron en las
manos del ejército. Estuvieron ellas dos noches, un a parece que estuvieron en las
manos del ejército. Las golpearon, no si no las violaron, eso no dijeron ellas porque
sólo ellas lo escondieron. Pero saber, si estuvieron ellas dos noches con el ejército…”
Regresamos a la otra historia anterior:
“[¿Cómo huyeron ustedes de la violencia?]
…Oh, nosotros sufrimos. Mi marido con su maleta encima. No mas que yo, ya mero
con panza así, y con dos chamacos y otra tenía cargado. Sufrimos mucho.
[¿Tenían tres entonces, y uno adentro?]
…¡Sii! Pero apenas llegamos, como a los cinco as llegamos en Chiapas. Pura
caminata, caminata, caminata, aii. Mi primero hijo tenía [sólo] ocho os cumplidos. Ya
habíamos llegado en Chiapas. Decía que ya estaba prendiendo fuego atrás a las casas. Se
corrieron…”
Una combatiente Ana (nombre ficticio), que también tenía ocho años cuando huyó con
su mamá y hermanos, recuerda con los ojos de una niña, que
…sufrimos demasiado. Con manía nos pasamos casi un mes, . Da tristeza, da coraje.
Probamos tomar agua a los dos as, dos días agarramos sin tomar agua… [Después de
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la huida venía el temor] …Yo no conocía español pero allá en otro lado aprendimos
hablar en español para que los mexicanos no nos dieran el color, no nos detectaran que
éramos guatemaltecos. Mi mamá no sabía ni contestar, no podía ella…”
Las familias ingenas que vivieron cerca de la frontera pasaron un infierno, pero las
madres e hijos moradores de lugares lejos de cualquier frontera sufrieron peor. Algunos
caminaron por meses para llegar a México. Otros vivieron a salto de mata tras años en selvas y
montañas lo habitados por culebras, jaguares y toda la vida silvestre, donde con tiempo se
organizaron en redes, llamadas Comunidades de la Población en Resistencia (CPR´s). Andrea
(nombre ficticio) dijo que:
…Hubo masacres, todas las gentes quemadas en la casDonde nosotros llegamos no
había camino, sólo rumbo en las montañas. No comimos; para una semana entera no
comimos. Hubo tantas culebras, y a veces uno se muere de las mordidas. También hay
hoyos grandes en que se caían. En tiempo de guerra todos los chiquitos salieron con
ronchas y muchos murieron. El ejército siempre nos estaba esperando, vuelven de
rastrear. Hubo bombardeos en las montanas. Hay unos que tienen bastantes niños y
cuando empiezan a llorar, muchos murieron [por mano de las mamás] para que no
lloren…”
Andrea nació en territorio ixil, tal vez el más crucificado por el ejército.
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Como hemos
visto, la memoria de la mujer muchas veces es una historia vivida de niña: …salimos huyendo
de la casa…,” dijo Juana (nombre ficticio), también Ixil. Juana también describió que
…es allí cuando oímos el ejército disparando. Pero un chorro de tierra pasaba sobre
nosotros y mi mamá se metió en un callejón en la montaña. Entonces cabal los
ejércitos capturó a una sora. Y el ejército le pregun a la sora, -¿Dónde está la
demás gente?-, y la señora dijo, -Allá se fue-. Entonces los soldados los persiguieron al
paso y tiraban granadas y murió toda la gente. Había como 18 muertos. Y la señora, la
que dijo la verdad, --Que se fue la gente allí en este lado-- la quitaron la cabeza. Ya no
la encontramos su cabeza de la señora. Y entonces los demás gente, pues, nosotros nos
huimos a la montaña.” [Cuando regresaron as después los perros habían llegado
primero]. “Mi mamá y mis dos hermanitos y una su nieta, de eso son cuatro personas
que los enterraron. Entonces de allí nos fuimos en la montaña….”
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En los pueblos, atacaron primero a los catequistas formados durante el auge de
catolicismo popular que empezó en los sesenta. Por el o 1982, además de los varios padres
asesinados, haan huido del país cien sacerdotes y religiosas sin denunciar nada a la
comunidad internacional, informó el boletín cristiano ComiPro-Justicia y Paz. Y “…a nivel
de los Cristianos de Base, es donde la mayoría de Cristianos han pagado con su vida... Muchos
Cristianos que han ... denunciado el pecado y que se han organizado y luchado por construir la
Justicia y la Libertad para todos han sufrido la Muerte…” (Comi Pro-Justicia y Paz: 13).
Dijo un catequista citado por ellos, “…yo talvez muero en esta lucha, pero espero que mis
hijos salgan de la esclavitud y opresión y tengan una vida mejor que la mía…”
Todos los que no estaban del lado del ejército eran considerados enemigos. Susana
(nombre ficticio) dijo que …yo empecé a trabajar [en la guerrilla] a partir del o 1982...”
También, ella cuenta cómo se fue involucrando en la guerrilla, ella recuerda que:
…tenía cumplido 17 os. Cuando yo me integré [a la guerrilla], yo vivía en mi
departamento en Chimaltenango, en el municipio de San Martín Jilotepeque. Porque lo
que pasa es que mi papá colaboraba. Y en ese entonces yo trabajaba en una casa como
doméstica con mi madrina. Entonces me fui en esa ocasión a ver a mi papá y en eso dijo
que había caído un compañero, y ese compañero entregó, conocía a ellos pues y entregó
así los nombres legales, y les fue a dejar al ejército. Entonces el ejército empezó a buscar
de casa en casa. Entonces mi papá abandonó su casa. Por no dejara abandonado a mi
papá, yo seguí a ellos, pero él ya colaboraba. Entonces es cuando ya directamente me
integré hacia las FAR, en Chimaltenango. Yo sabía que mi papá colaboraba, porque el
luego llevaba gente de noche porque de noche sola sacaba gente para la calle, así de
noche, y cosas así. A él le gustaba escuchar mucho la noticia, por ejemplo lo que sucedía
en Nicaragua, lo que había sucedido. Le gustaba escuchar muchas noticias, y bueno, nos
hablaba que el ejército era malo, que el ejército decía que los cuidaba a la población pero
era mentiras. Y como yo veía pues de que aparecieron muchas personas muertas, que el
ejército iba a sacarlos. Aparte de eso que dos primos estaban jugando en un campo de
fútbol en un partido y hubo un pleitecito entre el otro grupo y se lo llevaron. Y viene el
otro hermano de él, fue a reclamar pues qué le había pasado a su hermano, y se lo
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llevaron a él también y ya no aparecieron, hasta la fecha no aparecieron. Entonces todo
eso, este nos empezó a indignar a nosotros. Y eso hizo pues de que me integrara yo. Y
aparte de eso porque yo veía una vez, como a las cinco y medio de la mañana, llegaron
unos carros polarizados y empezó a llegar a las casas y después, llamaban al señor y sólo
disparaban. -¿Y quién mas era?- El ejército, porque sólo el ejército caminaba libremente
en las calles. Los compañeros, no.
[Susana agrega además, que] ya cuando me integré, como antes que se formaba la
URNG, no había mucha arma. Entonces el ejército empea masacrar. Una vez hubo
cien personas que rodeó el ejército y masacraron. [Los soldados] empezaron a cuidar a
los compañeros [muertos] que estaban amontonado pues. Querían ir a sacar a la gente y
no la sacaron sino que tres as estuvo cuidando el ejército allí, hasta los perros y los
zopes dice que agarran a comer allí a las personas cuando fue esa masacre de niños,
ancianos y todo….”
El genocidio guatemalteco fue un ataque al seno de la cultura maya que dejó miles de
mujeres torturadas y asesinadas, y miles mas violadas y vivas. Esta historia colectiva forjó la
experiencia de las mujeres pobres. Examinar la tortura de una mujer maya como caso
individuo, aislado del contexto colectivo, sería fabricar un análisis que hace mucho daño a la
memoria, por no decir a la cadena de causa y efecto. Aparece como explicación predilecta en
el New York Times, pero no basta ni como mínimo análisis hisrico de la experiencia popular.
O sea, es un pecado de comisión. Por otra parte, sería un pecado de omisión estar satisfecho
con examinar las fuentes sobre la guerra que han superado las barreras de publicación porque,
aparte de los testimonios recaudados por los de derechos humanos, casi todas reflejan la
realidad pequeño burguesa o élite. Pero campesino y maya fue el gran peso de la guerrilla en
Guatemala. Hoy los excombatientes pobres están luchando por casa y comida, no acceso a los
medios de prensa mucho menos a las casas editoriales. Incluso ahora no se publica cuando los
ex-rebeldes están muriendo a manos de la derecha, o atavares de la inteligencia militar, la G-2.
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4. LA VOLUNTAD REVOLUCIONARIA
De por medio está evitar mención de los actores sociales que optaron por la lucha
armada, como si fueran una especie de excepción, pero esto sería negar la experiencia de miles
de mujeres, además de miles de aldeas campesinas en donde la izquierda armada cultivaba
esperanzas de igualdad. Además, tildar a los revolucionarios como auto-decepcionados es
poco honesto en la carrera de la historia donde hablamos sin pena de revoluciones justas desde
Francia hasta Norteamérica, Hai, México, o Cuba, por no decir las luchas anti-coloniales de
África y Asia. Vemos el ejemplo de la niña Ana que pasó un mes con manías, y ella había huido
sola con la mamá, porque “…mi papá había incorporado cuando yo tenía cinco años…”
Algunos 15 años más tarde, ella dejó dos hijos con su mamá y subió a la montaña. Su hijo
mayor tenía dos años y el chiquito todavía estaba dando el pecho.
…Mi mamá sí estaba de acuerdo con mi decisión. Ella haa tortillas, hacía pinol [para
las tropas rebeldes] y mi papá trabajaba desde la vida civil.lo estuvo un tiempecito en
la montaña, cinco meses subió para recibir entrenamiento….”
[¿El tiene un carné para recibir apoyo como ex-combatiente?]
…Mi papá no fue reconocido como desmovilizado porque él se enfermó. Perdió la
memoria porque la patrulla civil lo macheteó. Por eso queinvalido. Por la misma,
por la lucha lo dejaron invalido. El nunca fue reconocido por la organización. El estaba
enfermo. Lo que [los patrulleros] querían es que el no siguió incorporando mas
gente…”
Ella vió el precio que pagó su papá y esto le dio a Ana más razones para luchar. Se fue
con la guerrilla. “…Nos dijo que si estábamos de acuerdo, que allá no se pagan. Que allá
queremos gente de voluntad, si queríamos subir. Mire, la verdad, yo no recibí entrenamiento.
En puras marchas yo aprendí. Aprendí como tirar en la batalla…”
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Otra entrevistada, al contrario, había recibido meses de entrenamiento antes de su
primera batalla, según cuenta ella
…El ejército ya entró a las seis de la mañana en [nuestro] campamento grande allí por
San Ignacio. Y mi arma era una uzi, no tenía buenas armas. El compañero [conmigo]
acaba de regresar de Nicaragua porque había ido a pelear en Nicaragua. Me dice, -Para
combatir, que tirarte y no levantar la cabeza porque si no, te van a dar, y tienes que
vigilar si no sube el ejército, essubiendo-. Eso me estaba explicando cuando estaba un
soldado gateando con un casco. Entonces dije, -Allí viene un soldado-. -¿Dónde?- dijo,
[pero ya había lanzado la granada], ...pero nos cayó atrás... Nos retiramos allí talves a las
cuatro en la tarde. Ese día el ejército descubrió que estaba combatiendo a mujeres
porque se quedó la mochila de ella y fue capturado por el mismo ejército, y así agarraron
un brassiere con un palo, así salió en el periódico…”
El combate visto desde los ojos de la mujer en mismo desafía conceptos patriarcales,
es decir las justificaciones para la subordinación de la mujer, lo cual se refleja en el siguiente
testimonio de Marta (nombre ficticio):
…Pues la verdad, cuando uno está ya en combate, se lo olvida uno todoUno sabe
que tiene un enemigo, uno sabe también si no me protege, me mata. Y uno sabe como
defenderse, por ejemplo, si está debajo del cafetal, si está uno en la montaña, o en partes
donde hay puros potreros…”
También Cristina, combatiente por diez años, afirmó que los soldados
…nos tenían miedo, se puede decir cobardes porque mas atacaban a la gente indefensa.
Incluso nos tenían valorado que un guerrillero valía diez soldados. Nos valoraba.
Imagínese. A veces mujeres y hombres entre nosotros, y ellos sólo hombres y a veces les
haamos bajas cuando topábamos. Y en cambio no nos sacaban a ver. Era bárbaro. Ni
con los Kaibiles tan famosos nos hicieron daño….”
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Muchas mujeres tenían cargos especiales como el de radista, en donde tenían que
memorizar claves …para comunicarme con el puesto de mando…”, y también interceptar las
comunicaciones del ejército. …Uno sabía todo de mo se movía uno, que es lo que hace,
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todo eso….Cargaron el equipo de honda corta, “siempre que guardar la radio” corriendo en
batalla, por noche y a. Era un puesto sin el cual no podía funcionar la unidad. Igual como la
posición de enfermera. Ellas también cargaban todo lo necesario de medicina sobre sus
espaldas además del arma y su equipo personal. Una guerrillera había tenido tres meses de
educación formal cuando era niña en que aprendió a leer, ella recuerda que
…Cuando yo entré la enfermea [en la montaña], si mucho me preparaba, unos tres
meses. Y de allí yo fui como ayudante con otra compañera pero desgraciadamente nos
dividimos, y ella se perdió como quince as en la selva. Y luego de allí salieron dos
heridos. Entonces tuve que ser yo en lugar de ser ayudante, tener que ponerme pilas
para poder curar a los compañeros. Los que estudian, primero es la teoría, después van a
lo practico. Pero no es lo mismo. En la guerrilla uno estaba en la mera batalla, entre las
balas, corriendo con los heridos. Para mí, , yo me animé incluso hacer operaciones de
estas espinas que se metían a los compañeros. Les ponía una anestesia local y les
operaba. [Algunas veces] …no era tan fácil sacarla pues, porque incluso hasta obstruyó
el paso de sanguíneo… [Después de muchos os ella se traslaa otro frente, porque],
…el compañero que estaba allí había caído en combate y por eso me mandaron. Yo no
puse peros porque no podía estar una tropa sin enfermera…”
Si una guerrillera caía en manos del ejército, vivía un calvario. Todas lo sabían y les dio
fuerza para resistir. Los soldados guardaban un odio especial para las guerrilleras.
…Siempre lo gritaban los insultos…, [dijo Cristina], …que eran unos muertos de
hambre, afeminados, pero en vulgarmente, y para nosotras, que son unas putas decían.
Pero nunca nos humillaron porque nosotros sabíamos en lo que andábamos. Nos
haamos que nos respetaron con las balas, con el arma [riendo]. Porque era de esa
forma que nos tenían miedo….”
En la batalla las mujeres aprendieron una lección de amplia aplicación, que se puede
vencer enfrente de un poder descarado, aunque uno es supuestamente bil. En el Ixcán la
refugiada Juana hizo su decisión de incorporarse de niña. …La idea que yo tenía era de
vengar con los soldados como lo hicieron a mi mamá. Por eso fue mi intención. Tenía yo como
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doce os cuando yo me fui. Entonces, ya de 20 años tenía, cuando yo me salí de
combatiente…” Ella recuerda que la cuarta parte eran mujeres entre los guerrilleros, muchas
de ellas menores, y que le enseñaron a leer ymo vencer el miedo:
…Cuando yo entré, tenía miedo. Pero ya de segunda vez, ya no. Después entrábamos
en el destacamento de Chajul y el jefe de pelotón me decía. [-Cuando entras en combate
no vas a tener miedo, sin pensar nada de que si regresas o no regresas, y [así] se quita el
miedo-] …Ya no tuve miedo. Entrábamos en el destacamento. [Después] entramos en
una operación de La Perla. [Y una vez] estuvimos dos días de emboscada. Tuvimos que
ir rastreando abajo de los tiros, abajo de los balazos y llegamos, lograr ocupar el cerro.
Cuando yo sen que ya estaba allí, y los soldados [con] una gran mochila en la espalda
va[n] en la subida. Nosotros disparando para abajo. Y regresaba el ejército. Allí [es]
donde yo me di cuenta de que sí podemos, que tenemos la capacidad de hacer todo…”
Talvez lo mas impresionante de este testimonio es la ternura de Juana cuando entró de
soldado. Huérfana gracias al ejército de la dictadura, pasó desde la niñez a la adolescencia y
entró su mayoría como combatiente. En la prensa estadounidense salieron muchos artículos
sobre los niños guerrilleros cuando firmaron la paz, pero es de notar el abrumador silencio en
cuanto al tema durante los años del genocidio, o sea los años en que el gobierno estaba
matando a tantos padres y madres. Igual responsabilidad queda con los estados padrinos de
Guatemala. Pocos patojos tenían ametralladoras -los niños guatemaltecos se defendieron con
machetes y palos-, en contra de las balas fabricadas por los israelíes y los galiles de los
soldados de su gobierno. Los mandos militares en ningún momento perdieron la perspectiva
más global: dieron la clave de Palestina” a una sección de la tierra del conflicto indígena.
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Para el ejército, no exisa la niñez ni el respeto para la mujer respecto a la población indígena
considerada salvaje.
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5. APARTEID GUATEMALTECO
En áreas ingenas, las combatientes mencionan el racismo como el primer principio para
sumarse a la lucha. Lo interesante es que fue igual de importante en áreas que supuestamente
no eran ingenas. Todas las entrevistadas reconocen con orgullo sus raíces ingenas. Sola una
tiene abuelos indígenas y las demás tienen mamás que usaban o usan corte. Muchas de ellas
también ponen corte, algunas, de vez en cuando. Una, como niña, fue obligada a quitarse el
corte por su jefa, y otra resistió ponerse corte por su tía quien quemó sus vestidos o ropa
ladina. No es ningún secreto que las mujeres sufren una discriminación más severa que los
hombres por el traje, otra muestra de la calidad de género que reside al fondo de la identidad
ingena y la voluntad para preservarla. En El Quiché y la zona Ixil, la Sierra de los
Cuchumatanes y realmente todo el departamento de Huehuetenango, las sierras de San
Marcos, Quetzaltenango, Sololá y Chimaltenango, la gente en su gran mayoría ingena ve a
los no-ingenas como usurpadores, ladrones, jefes abusivos y haraganes. Como lo describía
una mujer que vivía cerca de una cabecera departamental -que no poa pagar el costo elevado
de su traje ancestral ni hablar la lengua de sus abuelos-, ella explica que nunca van a perder la
forma de ser indígena con decir que hay gente honorable y otros que no son, y además que
…nosotros los ingenas trabajamos con las manos pero los ladinos tienen que sacar su
billetera para todo….La impresión de dos pueblos enemigos compartiendo la misma tierra (o
sea la geografía humana de casi todo América en una forma u otra), es fundamental en las
historias populares de la guerra. A diferencia de los 60, en los 80 la dirigencia guerrillera
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compartía este análisis, por lo menos en parte. En consecuencia, lo sistematizaba en la
montaña. Dice una combatiente,
…Aprendimos como fue de nuestros antepasados, como se formaron, y siempre nos
haamos actividades de estudiar la economía política. Tenemos consignas de que
luchamos por nuestros pueblos ingenas…”
[¿Y los comandantes eran indígenas?]
…Si, sólo dos, creo, son ladinos. Los de jefe de la compañía y del pelotón son
ingenas…”
[¿Llegaron mujeres a ser comandantes?]
…Hay mujeres ingenas jefes de pelotón y mujeres jefes de compañías. Indígenas, sino
que nosotros no teníamos puesto nuestro corte, que ya sólo con pantalones. Así como
una habla en español, entonces pensábamos que es ladina, si es ingena también
[riendo], sí, de diferente idioma… [Los rebeldes del Ixcán], …no sólo somos Ixiles, sino
que hay unos de Quiché, otros de Cobán, hablan de Kakchikel y hablan de Kekchi,
hablan de Pokomchi, hablan de Mam…”
Esta mujer tenía una apariencia ingena, vivía con Ixiles mayoritariamente monolingües
y usaba traje, pero también ilustra los matices de ser ingena:
…por mi parte asi cuando era patoja siempre hablaba de español porque mi abuelito es
ladino y mi abuelita es ingena. Entonces mi mamá siempre nos hablaba en español, pero
después de que mi mamá y mi papá se habían muerto, entonces ya no poa mucho
hablar en español. Cuando estuve yo de combatiente, allí [es] donde aprendí más
español…”
Talvez el honor de la mujer es el mbolo más común de las guerras anti-coloniales o la
resistencia de las poblaciones ingenas, humilladas por un estado de cultura extranjera además
de explotador. Una tarea ctica de los combatientes era convencer a los civiles que valía la
pena sublevarse en contra de la rabia de este estado. Contaba Adela un poco de lo que le
dijeron:
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…En las fincas íbamos a platicar sobre el racismo, sobre por qué éramos explotados,
que hablábamos idiomas así nativos, porque el traje pico, éramos humilladas por los
trajes. Todo eso nosotros les platicábamos a ellos, y ellos dieron cuenta de que era la
verdad porque ellos lo vivían cuando llegan al pueblo, o al hospital, o a un centro de
salud, o a un juzgado, ellos lo vivían personalmente porque allí no les atendían porque
miraban que era de traje pico. Entonces ellos mismos nos decían que -- es verdad lo
que ustedes andan diciendo. Porque a nosotros nos humillan en esos lugares donde
vamos cuando nosotros pedimos ayuda. No nos atienden por el hecho de ser indígenas.
es verdad compañeros…”
6. TRABAJO ORGANIZATIVO
Además de ser combatientes, todos tenían que ser organizadores. Para Adela, …era
rotativo quien daba los mítines en la población Yo en muchas ocasiones bajé a las
poblaciones a dar charlas políticas. Cuando estábamos en campaña, pasábamos en todas las
fincas, por toda la área costeña andábamos nosotros…”
Cristina lo describía desde el punto de vista de un civil:
…Cuando a los compañeros, cuando tomaron la finca donde estábamos, entendí.
Allí, yo sentí pues, cuando los compañeros empezaron a explicar el motivo de su trabajo
allí, o sea la lucha que ellos llevaban, bueno como me despejé, despejé la mente. Un año
estuve colaborando con ellos. [El esposo] me golpeó. Decía el que yo iba a acabar
metiéndome con esa gente, porque yo les entendía, y que antes de que yo me fuera con
ellos que me iba a enseñar a la cara. Y yo, ¿mo no? Soy también opuesta.... Ya le digo.
Siempre nos trataba muy mal. Yo ya tenía la idea de que yo tenía que dejar a mis hijos,
entonces deci…”
Las palabras de los compañeros cayeron sobre tierra fértil. Estos dos ejemplos vienen de
los primeros os de la guerra; los ejemplos siguientes se refieren a la ultima fase de la guerra,
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después de décadas de secuestros, masacres y torturas. Parece que la represión no sirvió para
desmantelar el apoyo. Según Patricia (nombre ficticio):
…Bajábamos así en las fincas. …Juntábamos a la gente. Algunos tenían miedo y los
finqueros no lo gustaban. Vigilábamos también. Hay gente que apoyaba, y preguntaba.
Primero ellos tenían miedo si uno es igual a los soldados. Nosotros aclaramos que no
haamos daño a nadie. Hay señores que apoyaron. Iban a avisar así a donde estaban los
soldados. Los finqueros tenían miedo, porque ellos no pagaban bien a los trabajadores,
los discriminaron. También hablamos con los dueños. Ahora tiene que unirse, decíamos a
los trabajadores, organizarse, porque si no se organice, no va a hacer nada. Los
trabajadores tienen miedo porque si se organicen para formar su sindicato o para que
respeten sus derechos, les corren. Yo digo que sólo con organizándose hay solución.
Tiene que proponer propuestas y hacer manifestaciones para reclamar sus derechos. Si
no hay unidad, no se puede lograr algo…”
La historia rebelde brota en parte de la historia laboral y nunca perdió este color. Para
Patricia
…Al ver una mujer les dieron curiosidad …Nos dijeron, --Y ustedes tienen valor
meterse allá.-- Nos preguntaron si era a la fuerza.
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Respondimos que era voluntario y es
bueno participar -- si no, las cosas siguen como antes. Ahorita sigue igual, pero la gente
por lo menos siguen para manifestar sus derechos. Ellas nos apoyaban. Algunas querían
subirse a la montaña y otras que no, preguntaron, --¿Cómo será allá?-- Nos decían, --
Ustedes son valientes pero en cambio, nosotras no tenemos este valor…”
No era cuestión de lo justo de su lucha de estas mujeres, sino lo peligroso. Hablando de
los 80, Estela dijo que las guerrilleras respondían, …el miedo todos lo tenemos, que sabíamos
a cualquier rato podemos morir. Pero les decíamos que preferimos morir allí luchando armado
pues y no que nos secuestran no haciendo nada, verdad, porque ya nos habían cerrado el
camino…”
Todas las combatientes entrevistadas expresan la idea de que "…allá nos valoran la
mujer igual…” Elena lo sabía por experiencia propia, porque
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…tenía mi grado como teniente. Yo tengo que dar orden a ellos, algunas 30 personas.
A mí me emocionó mucho porque no todos tienen grado. A mí, , subí rápido, me
alegré mucho. ¿Y por qué? [Los dirigentes] me dijeron que es por mi esfuerzo… [A su
juicio como oficial], …la capacidad que tenemos es todo igual con el hombre. No hay
uno menos ni más, todo igual. Por ejemplo en la comida, todos tuvimos igual. La única
diferencia es que tiene más fuerza el hombre, pero cargamos igual, trabajamos igual,
combatimos igual. Por la misma política los hombres tienen que tratarnos bien, cambiar
su mentalidad…”
Las mujeres no lo cumplieron el trabajo de los hombres, sino también al revés, tal
como se puede apreciar en el siguiente testimonio de Elena: “…y los hombres aprendieron
como lavar su ropa, como cocinar, como hacer todo. Barrer, trapear, cambiar pañales. Todo se
cambió…” Una persona de la primera generación en la montaña recuerda,
…hasta después, cuando se fueron incorporando nuevos combatientes, y nos miraban a
nosotras las mujeres y decían, --¿Qué, las mujeres son para lavar la ropa?-- Pero ya
nosotras teníamos un o de estar allí. --No, aquí cada quien va a lavar su ropa. Y
ustedes van a cocinar.-- Allí se miraba la igualdad. Pero ahorita, aii Dios, no…”
Probablemente las montañas con todas sus privaciones y penas, eran el sitio donde las
mujeres pobres consiguieron su s perfecta dignidad en hermandad con los hombres. La
guerra revolucionaria e incluso anti-colonial, siempre tiene eso, que destapa corrientes
igualitarias. Así, los pueblos de raza oprimida guardan una larga memoria de la vía de la
guerra para retomar la dignidad. Hasta las historias nacionales en Latinoamérica dan lugar a los
hombres pobres y no blancos que ganaron derechos, y a veces entraron las élites tras la espada.
La pregunta será hasta que punto estas luchas liberan a las y los demás.
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7. ALIANZAS DERECHISTAS
La guerra de los poderosos trata de mantener y extender las desigualdades. Para ser
exitoso siempre necesita engañar o convencer a multitudes con y sin uniformes, como mujeres
derechistas por ejemplo. La experiencia de Juana encarna la pirámide de poderes imperio--
dictadura--hombre o mujer al servicio del ejército. Ella vivía y luchaba en el área ixil que fue el
epicentro de la contrainsurgencia con asesoría norteamericana e israelí. Al concentrar a la
gente en campamentos, hasta con con el apoyo ideológico de todo un cadre de evangélicos
de California (algunos con sus diplomas de posgrado). Cuando Juana bajó de la montaña
estaba hostigada por
…toda la gente que no salieron [a la montaña]. Porque entre los soldados también
existe la G-2, lo que burlaban de uno. Ahora hay mucho cambio porque la gente ya llega
a comprender que hubo la guerra y por qué fuimos a sufrir… [Pero entonces] nos
maltrataban. Criticaban que somos de la CPR, que somos nosotros las que matamos a la
gente, y que no tenemos ropa y no sé que, de todo decían…”
Juana temía por su vida, por lo que se trasla a otra región ingena. Estaba muy
enferma de todos los males que trae la montaña como gastritis, úlceras, bronquitis, y las
enfermedades de la mujer por andar tantos os sin condiciones higiénicas. Consiguió trabajo
en un beneficio de café. Otro trabajador se enamoró de ella, y …me juncon él… [Pero] yo
me enfermaba mucho -me iba a morir de la gastritis-…” El novio la curaba, pagando su
estancia de 17 as en el hospital. Con los os, tuvieron tres hijos, en eso terminó la guerra y
el hermano de Juana, también ex-combatiente, la buscó.
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…[La familia de mi esposo] no sabía que yo fui combatiente. Cuando ellos supieron que
mi hermano entró, él [esposo] me trataba mal, que yo era una combatiente, y que soy yo
la que maté a los ejércitos… [El] dice que tiene 17 os cuando se llevó a hacer ejército.
Entonces el me preguntaba nde estuve yo, y en que, [y] como se llama el lugar donde
llegué. Cuando yo le decía, hay un lugar que le dice Caballo Blanco. El también llega
allá, dice, del ejército. Y como el tiene pegada una bala aquí ve, él me trataba mal. [-
Entonces tu fuistes-] me decía. Que si [yo] tenía el dolor y estaba enferma, [era] por
todo lo que fui yo a la monta. Todo lo que fui a sufrir, él me decía, -fuistes a sufrir por
burra. Estás enferma porque tu lo buscaste, tu lo fuistes a buscar en la montaña-. El me
sacó de la casa. Entonces era una discriminación pues, era una violencia lo que ellos me
haan. Me trataban todo eso y me tuve que salir [de] la casa….”
[-¿Ellos le golpearon?-]
…Sí. El me sacó de la casa. Y me quitaron una mi hija que la tuve que dejar. Entonces
la dejé a la nena, y me vine con él [hijo] y ella [la bebe]. Sí…”
[-¿Usted tenía pena que él talvez iba a matarle?-]
…Bien, porque allí hay zona, hay ejércitos allí. Y yo me daba miedo de que él fuera, por
eso es que lo digo que él pasaba al frente de mí con las mujeres, pero yo no le dea
nada. Sólo aguantaba porque si yo dijera algo, [si] me pongo pelear con él de que por
qué hace eso, y de repente él iba a quejar con los ejércitos. Entonces peor que sola estoy
allí sin familia, tan fácil que me secuestran…”
En el a crucis de Juana abundan normas patriarcales. El soldado-marido se comportaba
con el odio permisible cuando un hombre enfrenta a una mujer liberada de las reglas de género,
y mucho más cuando es su mujer. Como dijo él, …ella está sufriendo porque por burra se fue
de combatiente, pues, por burra se fue en la montaña…” Pura bestia entonces, además bestia
de voluntad propia e indomitable.
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Y burra porque, en las palabras del hombre, -Acaso que
es hombre para que fuera a luchar, a combatir-…”, decía él. Aq viene el pecado original, la
voluntad de la mujer quiebra la superioridad de fuerza y de voluntad que es propia del hombre.
En eso tenemos también la matriz de la rebela de la base guerrillera, su resistencia a las
jerarquías que son de poderes de clase, de raza, y de la dominación masculina. Bueno, el
soldado-marido le había apreciado todo lo que era vulnerable y necesitado de su protección.
Aunque él mismo fue capturado por el ejército a la fuerza -una condición de secuestro o sea
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una experiencia que lo femenizó-, en vez de ver la vulnerabilidad y la injusticia que los unen,
optó por ver su esposa como culebra ya curada y siempre peligrosa. Esta historia pierde su
significado sin sus explicaciones de género. Hasta el castigo que el marido le imponía, que era
golpear a la mujer por infiel a la patria, y humillarla al ser descaradamente mujeriego.
La vida siempre sobrepasa lo creíble y la de Juana no es una excepción. Cuando su
esposo la sacó de la casa, ella estaba embarazada de la última niña.
…Entonces después ya no me curaba, Dios, lo enfermándome vivía. Cuando yo tuve
la nena, la nena lo tuve en cesaría porque ya me iba a morir. Ya no pude tener la nena.
Yo siento que tres as estuve en el hospital con dolores cuando llegó un doctor, él me
dice, --Pobrecita la señora, ella se va a morir. Mira, mhija-- me decía el doctor, --se va
en sala de operación, y se va a vivir, pero entre de diez minutos va a ser usted operada, si
pasa los diez minutos va a estar usted muerto…”
Juana se salvó de morir dando a luz al bebe de su verdugo. A los ojos del marido y su
familia hubiera sido un fin bien merecido. Vale decir que los conceptos abstractos están llenos
del contenido simbólico y sirven como guías, pero nunca son reglas inmutables. El esposo era
ingena igual que ella, aunque lo ella luchó por la libertad de los pueblos ingenas bajo el
yugo de la dictadura militar. Las cuñadas y la suegra eran mujeres indígenas igual que ella,
pero no le ofrecieron ningún consuelo cuando se estaba muriendo de dolores en un mal parto,
con una criatura también de sangre de ellas. Juana regresó a su tierra natal. Los pobladores
Ixiles habían sufrido una ocupación feroz en las manos del mismo estado que ella, pero fue un
proceso de años antes de que las familias que se quedaron, pudieran ver con compasión a los
que salieron, lo cual permia entre otras cosas la llegada al poder de un comimunicipal
nacido del mero pueblo.
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Hay otro punto importante para la historia. Probablemente la hija perdida -la que fue
robada por el padre-, va a crecer con un gran resentimiento en contra de la mamá. Pero el
rechazo que sufrió Juana por mucha gente de su comunidad, tenía el efecto inesperado de
sembrar un gran respeto en su hijo mayor. Contaba Juana, que
…la gente me preguntaba --¿Que por qué tu dejastes con su papá de los niños?-- [y] me
trataba a hablar mal, que soy una de los CPR y que soy una de combatiente. Entonces él
[hijo] se da cuenta y él me pregunta, --¿Y qué es combatiente? ¿Qué es CPR? ¿Y por
qué salieron en la montaña mamá, qué es lo que hacían en la montaña, dónde se dormían,
dónde traían chamarra y cama?-- De todo me preguntó él…”
Ella respondió entretejiendo historias del pueblo, de mujeres que luchan y mujeres que
explotan. Este hijo, como muchos miles más va creciendo con una fe inmensa en la mujer que
es también pueblo, la madre que luchaba por la dignidad.
…Y yo le decía que [salimos en la montaña] porque mataron a mi mamá y a mi papá y
nos asustaba. Y nada de discutir cosas así como ahora, que unos pelean y vayan a quejar
con juzgados a discutir las cosas. Lo que antes, nada. Si uno hace una cosa, aquí también
exisa una mujer que se llama Catarina que [a] ver unas cosas, si lo tratan mal allá o si
pasan ante ella y ni lo dice adiós, ya va a ir al ejército, [diciendo] --Que ella es la
guerrillera-- y que ya lo matan. En la noche les va a ir a secuestrar los G-2. Casi es
tremendo lo que va a ir a revisar los ejércitos en las casas. Si tiene bastante tortilla la
gente, enton‟ le dicen, --Eso es para los guerrilleros.-- Tienen que terminar las tortillas
lo que va a ser el desayuno, el almuerzo, no va a tener restos de tortillas, restos de panes,
ni resto de azúcar, nada. Casi la gente le daba, casi todos tenían miedo… [Algunas
historias va a contar al hijo cuando crezca]: …Entonces, aquí también cerca hay otro
señor y el también así hace. lo por una cosa que le dicen, porque él también violó las
mujeres. Si le dice a las mujeres y las mujeres no le van a querer, y es ir a quejar con el
ejército. Al amanecer y está muerto la mujer. Tremendo que hacía el señor. El se llama
Pedro Mato. Pero ya de la URNG, de plano de que se dieron cuenta. Tuvieron que
entrar dos combatientes, dos en la noche pero así con ropa de particular, y lo vinieron a
matar al señor. Y desde que mataron a ese señor, se quedó libre la gente, casi ya no hubo
mucho muerto….”
[¿Y estos dos combatientes eran mujeres?]
…Una mujer y un hombre. Después de que habían matado al señor, entonces la
Catarina, que le digo que si no le dicen adiós en la calle, al otro a amaneció muerte la
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gente, y si iba a ir en el salón o donde quiera hay fiesta, si hay una cosa que a ella no le
parece, le va a ir a quejar y lo va a ir a secuestrar a la gente. Entonces cuando ella se dio
cuenta que secuestró a Don Pedro, también ella se huyó. Pero ahora ella vive, pero saber
donde, , la Catarina, ella no se encuentra aquí. Pero según una información que hay, de
que ella se encuentre en las barras de Guatemala. Hay dos veces que dicen que la vieron
unos muchachos, que desnuda. Ella sola se vuelve loca….”
La ética maya dia que los asesinados la están visitando. Las historias de mujeres del
lado del ejército exigen un cuidadoso análisis. Incluso tienen raíces en la vida cotidiana del
patriarcado conocidos por todos lados. Por ejemplo, observaba Colóm (1998) que a veces,
…suegras o madres instigaban al hombre para que le pegara a la hija o a la nuera, diciéndole
que así debía hacer --para tener la autoridad ante ella--, --para que fuera él quien mandara en la
casa--…” (Colóm 1998: 54). Es probable que Catarina haya sido una prepotente y chismosa
antes de la guerra, pero el holocausto en tierra quichelense le abrió la oportunidad de practicar
un control sadista imprevisible. Ella absorbió todo el poder del estado patriarcal. En forma
similar Don Pedro probablemente era violador y practicaba el acoso sexual antes de la
violencia, pero aliado al ejército tuvo un poder sin límite. Es interesante que la URNG lo
ajustició, a tomando el papel de protector de la mujer que también significaba la paz
comunitaria. La caída de Catarina a las barras o prostíbulos de la capital tiene su obvia carga
de género. Es difícil saber si es fábula o no, sólo podemos decir que existen cantidades de
mujeres metidas en la G-2, existen miles de prostitutas en los barrios pobres, y todas tienen sus
historias.
De cualquier modo, el Estado guatemalteco reconoce la suma importancia simbólica de
la mujer y en recientes años ha incorporado mujeres soldadas, casi como mascotas. También ha
empleado a mujeres como voceras del ejército. Sus tácticas se haan vuelto mucho más
33
sutiles, pero tienen el mismo propósito de ocupar territorio y mentes de los ingenas y
campesinos, esa vez entrando por la mujer. Con igual ambición,
…en los primeros años de los 90 el comandante de la zona militar en Quetzaltenango,
General Camargo, propuso la idea de reclutar a mujeres mayas con un nivel de educación
universitaria en esta ciudad ingena para que ellas sirvieran de promotoras especialistas
enfermeras, trabajadoras sociales, operadoras psicológicas-, y también como parte de
equipos para el reclutamiento militar con la idea de platicar” con la gente, y más que
todo con las mujeres, con el fin de recoger inteligencia para el ejército sobre la vida
social…” (Schirmer 1998: 123).
8. SE RECARGABA SOBRE MÍ
La violencia sufrida por las mujeres es bastante importante para entender sus
decisiones para incorporarse a la guerrilla. Varias se fueron para escapar de esposos
abusivos, y hasta salir del incesto o la violencia de sus propios padres, lo cual nos da una
idea de justicia más profunda que la que se expresa con la experiencia de la mayoría de
hombres. A este respecto es ilustrativa la siguiente historia de la madre, según su hija:
"…Mi mamá no tenía un gasto, entonces tuvo que tomar las palabras del otro hombre,
pues, y se fue… [El pa se había enfermado; la historia empieza en lo económico]
…Cuando ya mi padrastro la trató mal, viera como la dejaba. Como ella era guera,
aii, Dios, mi padrastro la agarraba a patadas y la dejaba toda moreteada. Porque decía
él que mi mamá no poa platicar con alguien porque ella se poa ir así como había
hecho con él, le decía que parecía una perra, que le había seguido a él[-Perra o
burra, igualmente peligroso para la que vive el insulto-] …Vivíamos en el campo y yo
tuve que tomar la responsabilidad de la casa [tenía nueve años], y ella salía a comprar
porque se tenía una tienda grande mi padrastro. Mi mamá me dejó con el oficio, moler
en molinos de mano como de así, mire, y tenía que tortear. Y cuando llegara ella ya
hubiera una olla de agua caliente en el fuego, porque si no, era de agarrarme con, no
me pegaba con cincho ni cinturón, nada de eso. Lo que me agarraba en eso de aquí y
me golpeaba en la cara. Aja. Me agarraba del pelo y me golpeaba [la cara] en la pared.
Me trataba muy mal desde niña. Saber que coraje tenía conmigo…”
[-¿Talvez por lo que estaba pasando con el padrastro?-]
34
…Sí, recargaba. Recargaba sobre mí su coraje. A los varones nunca les pegó ella. Por
eso yo a veces no siento tanto la muerte de ella a veces le trato de entenderla
[llorando]. ¿Por qué? digo yo, con quién había, se enojó tanto, que tomó este coraje
hasta conmigo…"
Para muchas guerrilleras, el odio del poder arbitrario y hasta salvaje viene en parte de
su experiencia de la violencia como mujeres, incluso a manos de mujeres con más poder que
ellas. La madre en el testimonio arriba citado nunca les pegó a sus varones. Ella imponía las
reglas de género a la perfección. Sin embargo, la hija no era ctima sumisa, ya que de niña
escados veces para vivir en otros hogares, antes de ser descubierta y reinternada como
esclava en la casa maternal. Otra experiencia menos triste, pero de la misma índole fue el
rechazo por las mujeres de sus esposos mujeriegos, en que salieron las mujeres a la monta
para ganar la justicia social pero también para quitarse las cadenas de una cultura machista.
Entre las enemigas de las guerrilleras, el concepto de nero revela los enlaces que
vinculan a la guerra con la paz: en tiempos de paz, las mujeres que son crueles o
explotadoras en su vida personal así fortalecen la lógica de dominación bruta. El proyecto
conservador de sostener las vastas diferencias sociales siempre implica un caudal de
sufrimiento para los pobres. En paz y en guerra, las mujeres de la derecha que abogan por el
trato desigual de los demás cuentan con un apoyo mas directo o mas obvio de los poderes
tradicionales. Y en guerra, las mujeres de la derecha dan una fachada respetable a las
atrocidades de las élites tanto nacionales como internacionales.
Una prueba de la seriedad del discurso rebelde era el castigo dado a los compañeros
abusivos. Juana contaba que la comandancia decretó que cualquier acoso sexual recibiría
sanciones hasta la pena de muerte para los violadores. Vemos como resultado un
35
comportamiento intachable por parte de los hombres. En todos los frentes, las mujeres
hablan de un verdadero respeto que era bastante raro afuera de la montaña. Tal vez haya
sido mas difícil sancionar a los oficiales. Hay evidencia que guerrilleros violadores de alto
rango hicieron bastante daño a mujeres civiles, antes de que fueran expulsados, cuando ellos
siguieron haciendo mucho mas daño. En años recientes, ocurrió el caso de Arnoldo Noriega,
de la alta dirigencia de la URNG, acusado por su ex-cónyuge de haber violado repetidas
veces a su hijastra preadolescente. Como Daniel Ortega, ex-presidente sandinista, Noriega
disfruta de bastante apoyo entre sus colegas, pero no era suficiente en su caso para salvar su
puesto. A diferencia de Ortega, en el caso de Noriega la madre creía y defena a su hija.
Odios tan arraigados como los de género, raza, y clase no desaparecen en unos meses
de educación política. Pero el discurso de libertad en mismo indica que sus creyentes
aspiran hacia un comportamiento mas justo e integral. Por otro lado, se espera el racismo,
el clasismo y el machismo, -por no decir la prepotencia-, en las actitudes de los no-
revolucionarios. Aún queda mucha distancia entre el discurso y práctica, y en la
construcción de cualquier movimiento popular lo difícil es oponerse a la explotación ajena
como a la suya. Un ejemplo ilustrativo a este respecto es el siguiente:
…Como usted sabe que aquí en el país es muy discriminadora. A pesar aquí por
ejemplo, los compañeros estuvieron en la montaña y todo se ha hablado de la
discriminación y todo, existe mucha discriminación. Por ejemplo a la gente ingena lo
discriminan demasiado y luego le dicen, --Tenías que ser india-- o cualquier cosa, así
una expresión…”
[-¿Y hay críticas sobre eso?-]
…Antes, sí, pero ahora ya no. Todo eso se terminó. No es un retrato agradable...”
36
De la misma manera se puede decir que las divisiones de clase dentro del movimiento
popular se están endureciendo. Como en otros países, personas con acceso a lares o
trabajos fijos disfrutan redes de conocidos y oportunidades que son carne y hueso del
sistema de clase. O sea, se alargó el triunfo y los que tenían mas recursos abandonaron la
igualdad radical que vivían en la montaña. Normalmente de corte marxista, ellos no sufren
remordimiento porque ven al capitalismo como la causa primaria, lo cual es verdad, pero
hacen sus comentarios los excombatientes pobres y sus observaciones también son ciertas.
Es interesante que Rigoberta Menchú con su ascenso a la clase media, aunque sea
marcado por continuas amenazas de muerte, suele funcionar como un magneto para este
tipo de resentimiento entre los pobres. Los ataques nacieron de la derecha que siempre
busca la oportunidad desprestigiar a los que resisten, pero ahora son evidentes incluso en las
palabras de mujeres ingenas del movimiento popular. Si consideramos a todas las otras
personas que han hecho lo mismo, parece un poco injusto culparla y mas bien muestra una
dosis de racismo, y peor por ser mujer. Los hombres ingenas que han llegado como
voceros en el ámbito nacional y han comprado sus casas y carros tanto como la bel no
atraen críticas, tal vez porque hombres poderosos tienen que comportarse como
paterfamilias -si no como caudillos-, para mantener el respeto en.
Estas murmuraciones sobre Menc tienen eco Malinchista. Y Malinche es una
leyenda engañosa que aflige a la mujer -un temor de ser humillada, un temor de ser una
traidora-, aunque el gran peso histórico de la traición sea de raza o de clase ha sido
cometido por los hombres. Quizás aquí encontremos otra prueba de la fuerte presencia de
género en el conocimiento popular, en que cualquier mujer que hable por los ingenas
37
pobres tiene que ser mas honesta, mas sacrificada, mas humilde, mas libre de manchas de
clase que su homólogo masculino para ser fiel a "la base." Tiene que ser purísima como
habían sido pocos hombres -viene a la mente Jesucristo-. O sea, son largas las raíces de las
desigualdades de género.
La URNG se ha venido desarrollando con corrientes contrarias. Por un lado, la lucha
revolucionaria en sí misma abrió el debate serio a nivel nacional sobre el racismo y como
combatirlo, a través de la distribución de la tierra, el respeto cultural, derechos políticos y la
autonomía. Pero por otra parte, la dirigencia rebelde no tenía suficiente fe en sus
compañeros ingenas para pasarles la batuta a los cuadros formados a través de décadas de
lucha. Surgió la misma contradicción en cuestiones de la dignidad de la mujer, por un lado,
abriendo paso en la praxis de la guerra, en donde alcanuna igualdad nunca antes vista, y
por otro, tirando obstáculos al acceso.
Entre gente democrática hay dos grande tendencias: primero, los ingenas y
campesinos dentro de la URNG, y segundo, los ingenas y campesinos que han cortado
relaciones para realizar sus proyectos afuera. Los lideres defienden las razones de estar
afuera o adentro con toda convicción, pero mas interesante para esta investigación, las bases
comparten mas de lo que los separa. Hablan de los otros con respeto y aún con
compañerismo. Así, son los partidarios de la URNG quienes admiran a Rosalina Tuyuc
(vocera de las viudas y ex-diputada), y Menchú como una gran inspiración, o las bases del
nuevo movimiento maya quienes se rehúsan a hablar mal de los ex-guerrilleros. La discusión
aquí trata de mantener este balance.
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La URNG está haciendo una labor gigantesca de proyectos, por ejemplo construyendo
casas para 30 mil ex-rebeldes pobres, pero a la vez miles de personas quedaron fuera del
proceso de paz. Como consecuencia, no han recibido ayuda ni como ex-combatientes o
base. Son más vulnerables las mujeres porque tienen menos peso en la sociedad. Si parejas
ex-combatientes reciben casa o derechos de membresía, sin embargo, es más frecuente que
el hombre y no la mujer es el que pueda participar con su voto. Tristemente, las viudas como
siempre son las mujeres que más personalidad pública tienen. Muchas veces el no-
reconocimiento es cuestión de mala suerte, por ejemplo, una guerrillera salió por una
curación y perdió contacto, y hubiera encontrado otra entrada, pero su mamá …decía --Ya
no sos de la familia…” Salió a vivir a México, trabajando como cocinera en las bananeras y
torteando 18 kilos de Maseca al a. …Ignoré casi todo ese proceso que se dio cuando fue
la desmovilización. Porque si me hubiera dado cuenta, yo hubiera venido pues, hubiera sido
beneficiada…”
Otra, una joven madre con hijos pequeños, es reconocida, pero no hay un fondo
dico para los veteranos guerrilleros y ella recibió dos balas cerca del pulmón, “…me
sacaron uno pero la otra queda allí. Me dijeron que con el tiempo iba a ir saliendo pero yo
tengo miedo que a veces siento mal. Me tapa la respiración y no puedo caminar rápido.
Tengo mayor miedo que se vaya la bala por el pulmón….” Así, lo ve en los rayos equis.
Como el problema de intereses por la tierra, la falta de salud es una cuestión política que se
involucra la comunidad internacional que patrocinó los acuerdos de paz.
El ex-comandante ingena s alto del EGP, Juan Tuyuc (que es el hermano de
Rosalina), está organizando redes de ex-combatientes que no están reconocidos, para
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conseguir fuentes de tierra y empleo. Son más de ocho mil. En una práctica que talvez es
mas generalizada, los reconocidos en Sololá y El Quiché muchas veces son de la tercera
generación en la montaña, o sea los mas jóvenes, aunque los viejos son mucho más
necesitados porque pasaron toda la juventud en la lucha y normalmente salían sin casa, sin
capital, y a veces sin parientes. Por sus años largos de combate, tienen más heridas, más
balas todavía implantadas en el cuerpo, y más enfermedades como resultado de las torturas
(ya ni se diga su salud mental), como sufrió el miembro de base que que inválido al ser
macheteado.
Tanto las guerrilleras no-reconocidas como las reconocidas, coinciden en su derecho
de criticar como participantes integrales en las luchas de su pueblo. Nunca perdieron de vista
el compromiso con los pobres, en su mayoría indígena. Aún con todos sus problemas las
mujeres excombatientes insisten que eligieron la a de la guerra con plena voluntad.
Además, a nivel individual, la guerrilla fue una liberación para miles de mujeres. Las ex-
guerrilleras piensan que las armas ganaron terreno, pero que el futuro va a ser bastante
difícil. Para Elena,
…Nunca triunfamos así como pensábamos. Lo que hizo es negociar. Somos nosotros
los que entregamos las armas, y ellos no. ¿Con qué vamos a defendernos? Pensando en
el proceso de paz, que ya no hay secuestros, violaciones, que no hay matanza, que se
cumplan con los acuerdos de paz. Tenemos que luchar a través del político aunque no
con arma. Eso es el complemento. Mi sueño es que mi hija llega a ser una niña grande,
que no trabaja como yo trabajaba, que saca su diploma -- no cómo pero tengo que
luchar para ella…”
A como las herramientas analíticas de clase y raza, el género es un concepto que nos
ayuda a conocer las desigualdades hisricas. Eso no quiere decir que las demandas por la
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igualdad sean compartidas por todos, sino que los que hacen las demandas avalan por los
derechos del pueblo. Así, vemos en los asesinatos de catequistas o sindicalistas que luchaban
para beneficiar a todos los pobres, que un daño a uno era un daño a todos, o en el sentido
espiritual de las comunidades mayas, que la humillación de cualquier persona era a la vez
una herida a la integridad de la vida colectiva. Campesinas ingenas habían sido sujetas
protagónicas en las ultimas cuatro décadas. Expresan sus anhelos para la igualdad como
mujeres en un tejido complicado que tiene de urdimbre la identidad ingena, y de trama una
vida digna como pobres. Su experiencia abarca un análisis mas sofisticado, mas verídico que
un trato unidimensional o individualista de género.
La base de apoyo fue la columna dorsal de la lucha guatemalteca. Esto se puede
apreciar enteramente si sumamos el concepto de género al análisis de la guerra popular. Así,
sale a la luz la figura de la madre indígena que luchaba por dignidad con tanto sacrificio, y
que siempre tenía la firmeza de preservar su orgullo ingena, como madre, y como
trabajadora en las casas, las milpas, o los cafetales. La guerrillera también es una
encarnación de la resistencia porque desafía las múltiples jerarqas de poder „como si fuera
hombre‟, a los ojos de los tradicionalistas, o para decirlo con la perspectiva revolucionaria,
como si fuera ser humano. Por burra”, la combatiente sueña con un mundo justo que va
mas allá de desigualdades de clase, raza ynero.
9. ESPERANZAS
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Las mujeres ingenas de la base pagaron un costo muy alto, y todavía están luchando
porque no les queda otra. Para cerrar con una historia que amarra el pasado y presente:
…A como le digo ya, no hubo alguna cosa, alguna arma. Talvez [los guerrilleros]
me pidieron fruta, una tortilla, y les daba. No hice ni un daño. Y cuando vino el tiempo
de eso, bajó el ejército a donde nosotros teníamos una tienda. Y nosotros llegamos
con un vecino y el dijo, --Ustedes les van a matar.-- Enton‟ mejor de a estamos
adentro pues, y de noche salimos, buscamos el monte y así vamos a dormir yo y mis
tres hijos, cuatro con lo que quedé esperando…”
Después salieron de tierra fa para vivir con familiares en la costa, pero meses más
tarde los persiguieron allá. Huyeron para no arriesgar la vida de sus parientes. Con sólo
quince as de haber regresado a su terreno, el esposo fue agarrado por el comisionado
militar y su gente. Lo amarraron, esta fue la última vez que la esposa vió a su marido y
veinte años después lo desenterraron. Por toda Guatemala, la gente involucrada en las
exhumaciones están recibiendo amenazas de muerte y nadie es mas vulnerable que las
familias. La respuesta de esa viuda no es nada fácil, nada sencilla. Cada oyente sacaría otra
conclusión aunque las palabras finales no dejan lugar para dudas.
…Eso es lo que quiero ahora, de suplicarle por ustedes que no sucedieran más este.
Yo ya no quiero ver este mal. Quiero paz, unidad, alegría. Porque yo pienso, a
investigar a ellos [los asesinos], ellos también vienen otra vez contra nosotros. Yo
mucho ha sufrido. Yo suf con mi esposo, y cuando allá mis padres murieron. Me
dijeron, --Tus padres fueron secuestrados.-- Dios mío, dije yo. Pasamos este o y
cuando llegamos dijeron, --ya veis. Tu hermano está muerto.-- Allí, ay Dios, grandes
hoyos, así con los tiros en la cabeza. , el ejército, no, eso es escuadrón de muerte
fíjese usted. Tenía mi único hermano, lo registré yo. No les debían nada a ellos, y ellos
matando a la gente injustamente. Quisiera uno para que se vea, pues, que haya justicia.
A veces digo yo que no, porque de repente nos maten. Es porque atrás de ellos hay
otros. Me sentia triste. [Quiero] que le pregunte, --¿Por qué mató a nuestros
esposos? ¿Por qué mató a mi mamá, a mi sobrina?-- Después torturaron a un
varoncito que tenía como diez años. Mi mamá le jalaron, dejó su pelo colgado en el
alambre. [Con todo eso] me escapé de morir de un derrame. Yo no tengo miedo, yo
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estoy decidida. Jesu cristo tenía que morir, y si yo tengo que pasar algo, sólo espero
que tengo valor. Como decimos, a vencer o morir….”
BIBLIOGRAFÍA
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FUENTES PRIMARIAS
43
Entrevistas de la autora.
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Archivos del Guatemala News and Information Bureau (GNIB), en proceso de instalación en
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Guatemala: Nunca Más. Guatemala: Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de
Guatemala.
NOTAS
1
En cuanto a la violencia, ex-guerrilleros en la vida civil están muriendo uno por uno en circunstancias raras.
Como dijo un ex-guerrillero, “Todos saben quienes somos. En el campo se puede asesinar a nosotros sin pena.”
Se ha calmado la violencia indiscriminada pero siguen los ataques bien calculados para mantener el terror.
Quiero dar mis más profundos agradecimientos a amigos que quitaron tiempo de su propio trabajo para corregir
mi gramática, y especialmente a Tanalis Padilla.
2
Baranyi y Loughna, impresión de computadora sin pagina, y comunicación personal con el antropólogo
William Sweezey, 1989, que recibió la figura de 20 mil de un militar estadounidense quien participó.
3
Para documentación de la reciente guerra, vea por ejemplo, Comisión para el Esclarecimiento Histórico y
Informe del Proyecto Interdiocesano Recuperación de la Memoria Histórica.
4
Tal es el reconocimiento en el ámbito urbano de la presencia de unas pocas universitarias y pequeño
burguesas en la guerrilla, que hasta se ve como un nucleo matriz, lo cual no refleja la experiencia campesina.
5
Vea los informes de la ONU y REMHI para una mínima parte de esa historia.
6
REMHI cataloga dos grandes olas de genocodio, la primera en tierra indígena desde la faja del Ixcán, las
Verapaces, El Quiché, y Huehuetenango hasta el altiplano central de Chimaltenango y Sololá (1978-1983), y la
segunda en el territorio ixil y en contra de todas las CPR‟s (1984 en adelante).
44
7
Kaibiles son las fuerzas élites conocidos por su técnica bélica y su afán para torturar. Ellos son “la fila de
machete de la capacidad contrainsurgente del ejército entrenados en El Infierno en el departamento norto
de El Peten.” Baranyi y Loughna, documento no paginado, tercera página.
8
Vea los archivos de GNIB sobre Israel, y Gutierrez y Jamail.
9
Yolanda Colóm nota una versión muy marcada de esa pregunta cuando una mujer civil le preguntaba si ella
tenía que lavar y cocinar para todos los demás combatientes masculinos, y cuando Colóm respondió que no, la
otra preguntó pues si tenía que acostarse con todos (Colom 1998: 274).
10
Estoy agradecida a la historiadora Alejandra Cárdenas, ex guerrillera del movimiento de Lucio Cabañas en
México y presa política por muchos años, por la información que en su experiencia las mujeres combatientes
fueron tildadas como “unas chivas locas” en la saña de sus captores.