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extenderse en distintas direcciones. Al noreste, en los alrededores de la nueva Estación al Atlántico y la vieja
Fábrica de Licores, se consolida un nuevo complejo arquitectónico y recreativo que va a unir, mediante la
llamada “Avenida de las Damas”, los nuevos parques Morazán y Nacional, la plaza de la Fábrica (luego
Parque España) y el flamante Edificio Metálico, que con su novedosa estructura metálica se consolidaba
como el nuevo símbolo de la modernización urbana. En los alrededores de este nuevo conjunto
arquitectónico edifican sus lujosas residencias e instalan sus clubes sociales las principales familias
oligárquico-burguesas. Luego se extienden al norte y al este, bordeando la ribera sur del Río Torres, hacia los
nuevos barrios de Amón y Otoya: las flamantes avenidas ven surgir lujosos “chalets”, rodeados de jardines,
cuyos singulares y eclécticos utensilios domésticos, materiales y estilos arquitectónicos, eran una ostentosa
muestra de la modernidad, la riqueza y el prestigio social de sus moradores. En los alrededores del Parque
Morazán, en los interiores de la espaciosa casa “de fábrica moderna” de los Ayala, en el exclusivo espacio
del Club Internacional o en el elegante y cosmopolita Teatro Nacional, ubica su enfoque de la vida nacional
la novela El primo.
En contraparte, fuera del ángulo de observación de la novela, hacia el noroeste, en las cercanías del
nuevo Mercado y más allá, hacia el Paso de la Vaca y el Rincón de Cubillos (luego Barrio México), o bien
hacia el sur y el suroeste en la Puebla y el Laberinto, se ubicaba en abigarrado hacinamiento la plebe urbana,
en un complejo mundo donde convivían empleados, artesanos, obreros y “orilleros” lumpescos,
confundiéndose los límites entre el taller y la casa de habitación, lo privado y lo público, la “gente decente” y
el mundillo del hampa y la prostitución (Salazar 1986, Cerdas 1994, Palmer 1996, Quesada Avendaño,
1998)
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. Este mundo, sin embargo, está ausente de la novela o el teatro de la generación de Jenaro Cardona,
Carlos Gagini y Ricardo Fernández Guardia: tanto El primo como El árbol enfermo, La sirena o Magdalena,
se desarrollan en las mansiones, parques y clubes reservados de la ciudad oligárquica o en las espaciosas
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Una vívida rememoración de la vida en La Puebla de principios de siglo, se encuentra en la novela testimonial de Luisa
González A ras del suelo (Ed. Costa Rica, 1970)