Servicios bibliotecarios
accesibles para personas con discapacidad visual en la Universidad
Nacional de La Plata, Argentina1
Library services accessible to
the visually impaired at the National University of La Plata, Argentina
María Cecilia Corda2,
Mariana Ferrante3
RESUMEN
El trabajo, de tipo
descriptivo exploratorio, pretende conocer cuál es el estado en que se
encuentran algunas de las bibliotecas universitarias de la UNLP para
ofrecer un servicio accesible a personas con discapacidad visual. Se
analiza qué servicios de este tipo poseen actualmente, con qué barreras
se enfrentan los usuarios y qué soluciones se han implementado. A tal
fin se indagará, por un lado, cómo están diseñados los sitios web de
las bibliotecas elegidas, y por otro, cómo integran estas bibliotecas
en sus servicios y productos documentales a estas personas, esto es, si
cuentan con material bibliográfico y servicios accesibles. Por último,
se esbozan algunas propuestas para superar la situación actual en estas
bibliotecas universitarias.
Palabras clave: accesibilidad,
discapacidad visual, sitios web, bibliotecas universitarias, estudios
de casos, Argentina
ABSTRACT
The
purpose of this work, of an exploratory and descriptive nature, is to
better understand the condition of some of the university libraries of
the UNLP when it comes to offering services accessible to people with
visual impairment. The analysis focuses on which of these services are
presently available, which obstacles users come up against, and which
solutions have been implemented. To such end, we look, first, into the
design of the web sites of the selected libraries. Secondly, we study
how such libraries integrate the visually impaired into their services
and documentary products, that is to say, whether such libraries have
accessible bibliographic material and services. Lastly, some proposals
are outlined to overcome the present situation at the university
libraries analyzed.
Keywords: accessibility,
visual incapacity, websites, university libraries, case studies,
Argentina
Fecha de recibido:
04 de junio 2013 Fecha
de
corregido: 08 de agosto 2013 Fecha de aprobado: 18
setiembre 2013
1. INTRODUCCION
La
biblioteca universitaria constituye un ámbito educativo y cultural que
no sólo debe cumplir la función de poner a disposición de sus usuarios
toda la información de acuerdo a la formación académica que brinde la
universidad, sino también debe poseer servicios accesibles para incluir
a las personas con discapacidad que quieran estudiar en ella.
Las bibliotecas, en tanto poseen la función de acceso y difusión de la
información bibliográfica, deben brindar servicios a toda la comunidad,
contemplando las diferentes inquietudes que presenten los usuarios que
son parte de ella. Los usuarios con discapacidad visual experimentan
las mismas necesidades de información que cualquier otra persona, por
ende, deben recibirla de una forma accesible que les permita tomar
decisiones y realizar una vida independiente (Piñeros, 2008, p. 116).
En este último tiempo, autores como Menegatti (2012), Ramírez (2010,
2011), Ospina (2009), Piñeros (2008), Peralta (2007), entre
otros, han abordado la cuestión de la integración de las
personas con discapacidad visual en el ámbito universitario y la
creación de bibliotecas accesibles, con el fin de proveerles
información para sus estudios.
Existen diversas barreras evidentes de tipo físicas a las cuales se
enfrentan las personas con discapacidad visual (Luque et al., 2005),
pero también de acceso a la información, por lo que quedan excluidas
del sistema educativo. La cuestión radica entonces en el ámbito social,
que no logra incluir a la persona discapacitada, no en la discapacidad
en sí misma.
En mayo de 2008, el Senado y la Cámara de Diputados de la Argentina,
bajo la ley 26.378, reconocieron y aprobaron la Convención
Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad que
había sido firmada el 13 de diciembre de 2006 en España (Palacios,
2008; Parra, 2010).
Anteriormente, en el año 2007, la Ley 26.285 agregaba al artículo 36
una modificación que exime del pago de derecho de autor a las obras
científicas o literarias que estén reproducidas y distribuidas (por
entidades autorizadas) en sistemas especiales para personas con ceguera
y otras discapacidades perceptivas. Por sistemas especiales se entiende
al “Braille, textos digitales y grabaciones de audio, siempre que estén
destinados exclusivamente a las personas a que se refiere el párrafo
anterior” (Ley 26.285, 2007, año, párr. 11). Por entidades autorizadas
se refiere a un organismo estatal o asociación sin fines de lucro con
personería jurídica, cuya misión primaria sea asistir a personas ciegas
o con otras discapacidades perceptivas.
Asimismo, esta ley contempla la eximición en obras que se distribuyan
… por vía electrónica, encriptadas o protegidas por
cualquier otro sistema que impida su lectura a personas no habilitadas. Las entidades autorizadas
asignarán y administrarán las claves de acceso a las obras protegidas
[sin embargo, no
tendrán
este beneficio las obras que] se hubieren editado originalmente en
sistemas especiales para personas con discapacidades visuales o
perceptivas, y que se hallen comercialmente disponibles. (Ley 26.285,
2007, párr. 2)
Además, existe la Ley 26.653, sancionada el 3 de noviembre de 2010, que
estipula que las páginas web que pertenezcan a organismos o empresas,
deberán respetar en su diseño las normas sobre accesibilidad. Cabe
aclarar que ya está reglamentada en el decreto no.355/2013.
Si bien todavía falta mucho por hacer y transitar en lo que respecta a
bibliotecas accesibles, a nivel local varias de las bibliotecas que
integran la Universidad Nacional de La Plata (en adelante UNLP) han
comenzado a trabajar en cómo brindar sus servicios a personas con
discapacidad visual para que obtengan, disfruten y utilicen todos los
recursos que poseen estas instituciones. Desde el año 2000 existen
acciones tendientes a mejorar la participación de personas con
discapacidad en el ambiente académico universitario a través de la
Comisión Universitaria sobre Discapacidad (en adelante CUD), la cual
surge en el año 1999, pero se consolida recién un año después. Está
integrada por un representante de cada facultad, formalizando así un
trabajo inter-facultades4.
En lo que respecta a las bibliotecas que integran a la UNLP, surgió en
el año 2010 el Equipo de Trabajo Inter-biblioteca Accesibilidad (en
adelante ETI Accesibilidad). A fines del mismo año, el Equipo comenzó a
participar de las reuniones de la CUD, integrando la Subcomisión de
Accesibilidad en Bibliotecas.
El presente trabajo, de tipo descriptivo exploratorio, indaga sobre
cuál es el estado en que se encuentran algunas de las bibliotecas
universitarias de la UNLP para ofrecer un servicio accesible a personas
con discapacidad visual. Se analiza qué servicios de este tipo poseen
actualmente, con qué barreras se enfrentan los usuarios, y qué
soluciones se han implementado. A tal fin se indagará, por un lado,
cómo están diseñados los sitios web de las bibliotecas elegidas, y por
otro, cómo integran estas bibliotecas en sus servicios y productos
documentales a estas personas, esto es, si cuentan con material
bibliográfico y servicios accesibles. Por último, se esbozan algunas
propuestas para superar la situación actual en estas bibliotecas
universitarias.
2.
SOBRE LA NOCIóN DE ACCESIBILIDAD
El
Libro Blanco de la Accesibilidad define accesibilidad como “…el
conjunto de características de que debe disponer un entorno, producto o
servicio para ser utilizable en condiciones de confort, seguridad e
igualdad por todas las personas y, en particular, por aquellas que
tienen alguna discapacidad” (Alonso, 2003, p. 22).
Por su parte, Martínez (2007b, p. 137-138) establece que el término
accesibilidad viene de la geografía e indica que es una facilidad para
acceder a un lugar, una persona o una cosa. Con el desarrollo de las
TICs, el concepto ha evolucionado, con lo cual la accesibilidad al
espacio físico se halla ahora complementada por la accesibilidad al
entorno virtual, desafiando o quebrando el eje
temporo-espacial.
Asimismo, González (2006) coincide con Martínez cuando señala que el
concepto de accesibilidad es “tener acceso, paso o entrada a un lugar
sin limitación alguna por razón de deficiencia, discapacidad o
minusvalía” (p. 30-31). Indica, para la palabra accesibilidad, dos
distinciones: por un lado, la calidad de las personas o cosas que
facilitan el acercamiento, el contacto o el trato; por otro, el
conjunto de posibilidades de utilización que tenga un documento o una
aplicación, independientemente de las características del medio, del
usuario o de la tecnología.
Serrano (2009) realiza una relación entre el término usabilidad y
accesibilidad (p. 67). Define al primero como la facilidad de uso que
tiene un artefacto para un usuario según ciertas condiciones
determinadas y expresa que la reciprocidad entre ambos términos se da,
simplemente, porque un diseño accesible preparado para personas,
discapacitadas o no, debe ser usable.
López, Méndez y Sorli (2002) también plantean que el concepto de
usabilidad abarca la accesibilidad ya que comprende “todos los aspectos
de facilidad de acceso a la información y, por ende, la facilidad de
acceso para los discapacitados” (p. 8).
En conclusión, y coincidiendo con los autores antes
mencionados, se puede afirmar que la accesibilidad se refiere
a las características que debe poseer, en el medio físico o virtual, un
producto o servicio para que sea utilizable por todas las personas,
indistintamente de si poseen alguna discapacidad o no. La accesibilidad
es, entonces, y tal como sostiene Toledo (2012a), el grado en el que
todas las personas pueden utilizar un objeto, visitar un lugar o hacer
uso de un servicio, independientemente de sus capacidades cognitivas,
técnicas o físicas (p. 71). En el momento en que se quiebra la cadena
de accesibilidad (llegar, entrar, usar, permanecer, comunicarse, salir,
etc.), ya sea por inobservancia o por desconocimiento de quienes
concibieron ese entorno, deja de cumplirse con el derecho de las
personas.
La accesibilidad a una página web no escapa a esta cuestión, por
consiguiente, en el próximo apartado se abordará el concepto.
2.1 Sobre la accesibilidad web
En la actualidad, el acceso a los contenidos web se encuentra muchas
veces limitado por barreras de tipo tecnológico. Cuando se habla de
accesibilidad, se manifiesta casi de inmediato la palabra discapacidad,
pero es conveniente separar una de otra, ya que el término accesible
debe ser aplicado a toda la población que encuentre barreras de acceso
a los servicios en su circulación, en su utilización, etc. Serrano,
Moratilla y Olmeda (2009) coinciden con esta cuestión cuando afirman
que la accesibilidad web favorece a instituciones, organizaciones y
personas que pueden no poseer una discapacidad, pero que sí tienen
algunas dificultades en el acceso a la Web como, por ejemplo,
conexiones con poco ancho de banda y demás.
La accesibilidad web se refiere a la posibilidad de utilización de un
sitio en Internet por parte de la mayor cantidad posible de usuarios,
independientemente de la discapacidad que presenten, además del
hardware o software que posea o esté utilizando en ese momento
(Caballero, Faba y Moya, 2009).
Serrano expresa que “la accesibilidad sería entonces la capacidad de
una página Web, o una aplicación, para facilitarles a los usuarios
(independientemente de sus niveles de discapacidad física o
tecnológica) el acceso a la misma y a sus contenidos” (2009, p. 67). En
esta línea, González (2006) define la accesibilidad web como “la
posibilidad de que un producto o servicio (…) pueda ser utilizado por
el mayor número posible de usuarios, independientemente de las
limitaciones propias del individuo o de las derivadas del contexto de
uso” (p. 31).
En la sociedad actual, en la que cada vez más se utilizan las TICs para
acceder a la información, estudiar, comunicarse, etc., “la
accesibilidad es una condición necesaria para la participación social
de las personas con distintas limitaciones funcionales y garantía de un
mejor diseño para todos” (Martínez, 2007b, p. 137). La accesibilidad
web permite incrementar el acceso de las personas con discapacidad a la
información y a los diferentes contenidos que puedan brindar los
sitios; al mismo tiempo, equipara derechos al permitir que los recursos
de Internet y las tecnologías estén al alcance de todos.
Hoy por hoy, muchos de los sitios web no son accesibles. Esto trae como
consecuencia que las personas con discapacidad queden excluidas
socialmente. Se puede afirmar, en coincidencia con Serrano, Moratilla y
Olmeda (2010) que:
(…) la evaluación de la accesibilidad tratará de determinar si una
página Web puede ser utilizada en todas las condiciones posibles, por
desfavorables que éstas sean; es decir, que toda la información puesta
a disposición de un usuario que acceda en condiciones ideales, se
encuentre también disponible para un usuario con discapacidad o que
utilice algún dispositivo limitado para acceder a ella. Para ello, es
necesario que el diseño de la interfaz de usuario de las páginas Web
proporcione el acceso universal a su información en condiciones de
igualdad. (p. 380)
El desarrollo de sitios web se puede evaluar a través de ciertos
parámetros como son las Pautas de Accesibilidad Web 1.0 (WCAG 1.0)5 de
la Web Accessibility Iniciative (WAI) desarrolladas por el World Wide
Web Consortium (W3C). El objetivo del W3C es facilitar el acceso de las
personas con discapacidad mediante el desarrollo de pautas de
accesibilidad, mejorando las herramientas para la evaluación y
reparación de accesibilidad web. Lleva a cabo también la tarea de
educar y concientizar a las personas con respecto a la importancia de
crear páginas web accesibles, así como de abrir nuevas áreas de
investigación en relación a este tema (Serrano, Moratilla y Olmeda,
2009).
González (2006) indica que algunos de los problemas frecuentes en los
sitios web son (p. 47):
- Imágenes sin texto descriptivo.
- Ausencia de texto alternativo para los mapas de imagen.
- Uso incorrecto de los elementos estructurales en las páginas.
- Sonidos no subtitulados o imágenes no descriptas.
- Ausencia de información alternativa para los usuarios que no pueden
acceder a los marcos (frames) o a los programas incrustados (scripts).
- Sitios con contraste pobre de colores.
Además de la evaluación a través de las pautas antes mencionadas, se
debe realizar una revisión automática mediante una aplicación
informática que analiza el código de una página web, como puede ser el
TAW (Test de Accesibilidad Web)6, y una revisión manual, que consiste
en verificar el funcionamiento del sitio web a través de la interacción
con la página (Martínez, 2007b, p. 150).
2.2 Bibliotecas
accesibles hoy
En la actualidad, las bibliotecas comienzan a contemplar cuestiones
vinculadas a la inclusión de todos los usuarios y varios autores
(Millán, 2007, 2010, 2011; Ospina, 2009; Piñeros, 2008; Bibliotecas
para todos, 2008; y Santillán y Valles, 2004, entre otros) analizan qué
servicios deberían diseñar e implementar para que sean accesibles.
Una biblioteca accesible es toda aquella unidad de información que
brinda servicios teniendo en cuenta la heterogeneidad de sus usuarios;
que cuenta con la infraestructura necesaria para el acceso y la
permanencia de las personas con discapacidad y, además, provee las
ayudas técnicas que les permitan obtener la información que deseen:
(…) la accesibilidad de una biblioteca vendrá determinada no sólo por
el cumplimiento de las normas físicas de acceso establecidas por la
ley. El concepto de accesibilidad se extiende a la documentación, los
bienes y los servicios que la biblioteca ofrece, además del
comportamiento y las actitudes de las personas que interactúan en el
mismo espacio. (Bibliotecas accesibles para todos, 2008, p. 69).
Las bibliotecas deben tener en cuenta varios criterios para asegurar la
accesibilidad. Entre ellos se pueden mencionar los siguientes:
- Acceso y permanencia en el lugar (acceso a la sala de lectura,
estanterías abiertas si las hubiere, etc.).
- Correcta señalización de los sectores que posee la biblioteca.
- Acceso a la información de acuerdo a las necesidades de los usuarios
(si tienen discapacidad visual los documentos deberán estar en Braille,
digitalizados y corregidos o en formato .mp3; si tienen baja visión
serán documentos en macrotipos, etc.).
- Acceso a los servicios de la biblioteca de acuerdo a las necesidades de
los usuarios (adaptación de los servicios de referencia, préstamo de
material especial, etc.).
- Sitio web accesible, lo que implica que pueda ser leído por lectores de
pantalla, que la información se encuentre en texto plano, etc.
Una biblioteca accesible no sólo garantiza el acceso a la información
de las personas con discapacidad, sino que además les permite
desarrollarse intelectual y culturalmente, y tomar decisiones para
llevar adelante una vida independiente.
3. EN TORNO AL TéRMINO DISCAPACIDAD
El término discapacidad posee
varias acepciones que han ido cambiando a lo largo del tiempo y,
asimismo, como sostiene Palacios (2008), han variado según los
diferentes contextos históricos, culturales y sociales (p. 469).
Algunos conceptos poseen una connotación negativa como las palabras
deficiente, impedidos, limitados, etc.; otros más recientes, como el de
diversidad funcional propuesto por Romañach y Lobato (2005), y luego
utilizado por Palacios (2008), hablan de una concepción más positiva
sin el carácter médico y negativo propio de los términos antes
enumerados. En el sitio especializado Discapnet se define de la
siguiente manera:
Se dice que una persona tiene diversidad funcional cuando tiene
diferentes capacidades que otras personas. Su discapacidad, sea de una
u otra forma, hace que sus funcionalidades sean distintas a las de
otros seres humanos, y a veces
requieren unas necesidades especiales para actividades cotidianas (como encender
la luz, subir y bajar persianas, escribir en el ordenador, etc.)7
(2012, párr. 1).
En otro trabajo, Palacios y Romañach (2007) advierten que la palabra
diversidad funcional se ajusta a un contexto en el que una persona
funciona de modo diferente o diversa de la mayoría de la sociedad a la
que pertenece (p. 108). Por su parte, la Organización Mundial de la
Salud (OMS, 2011) en su página web8 indica que el término discapacidad:
abarca las deficiencias, las limitaciones de la actividad y las
restricciones de la
participación. Las deficiencias son problemas que afectan a una
estructura o función corporal; las limitaciones de la actividad son
dificultades para ejecutar acciones o tareas, y las restricciones de la
participación son problemas para participar en situaciones vitales.
(párr. 1)
La Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad
(2006) señala que “las personas con discapacidad incluyen a aquéllas
que tengan deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales
a largo plazo que, al interactuar con diversas barreras, puedan impedir
su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de
condiciones con las demás” (p. 4).
Se deja aquí de lado la definición de la OMS (la cual se refiere a la
discapacidad de un modo más negativo) y se adopta el concepto de
discapacidad visual para referirse a personas que tengan ceguera o baja
visión, y que por ello necesiten de otras herramientas para realizar
las actividades cotidianas. Se empleará el término discapacidad por ser
de utilización más expandida que diversidad funcional.
4.
METODOLOGíA
Se
aplicó una encuesta semi-estructurada que fue enviada por e-mail a cada
responsable de las bibliotecas9 de la UNLP, con el propósito de
realizar un relevamiento y recolectar información que permita analizar
en qué situación se encuentran hoy en relación a la accesibilidad para
personas con discapacidad visual.
Dicho cuestionario incluyó cinco temas, a saber:
1) La Biblioteca, con el objetivo de conocer si se han acercado a ella
usuarios con discapacidad visual.
2) La información accesible, para conocer si la biblioteca posee
tecnología y brinda documentos accesibles.
3) El espacio accesible, con el propósito de saber si la biblioteca
cuenta con la infraestructura (sala de lectura, señalización, etc.)
necesaria que favorezca a los usuarios con discapacidad visual.
4) Productos y servicios accesibles, con la intención de averiguar si
la biblioteca tiene catálogo en línea accesible, folletos y servicios
de referencia accesibles, etc.
5) Acciones desde la biblioteca, si integra o conoce algún equipo de
trabajo que se ocupe de esta temática dentro de la UNLP, y su opinión
para mejorar los servicios de la unidad de información.
La población de estudio está compuesta de 16 bibliotecas10. Se ha
incluido a la Biblioteca Pública de la UNLP, ya que, en su condición de
biblioteca central, cumple un rol fundamental en la asistencia y
coordinación general, entre otras tareas, para con las demás
bibliotecas universitarias.
Se descartan del análisis las seis bibliotecas pertenecientes a las
escuelas11 de la UNLP, por no poseer condición de universitarias12.
En la tabla 1 se detallan los nombres de las instituciones implicadas
en la muestra y los sitios web de cada biblioteca.
5. RESULTADOS OBTENIDOS Y DISCUSIóN
Una vez tabulados los resultados de las encuestas, se observó
inicialmente que de las 16 bibliotecas encuestadas vía e-mail, sólo 12
respondieron el cuestionario (75%). Las otras cuatro no contestaron, a
pesar de que se estipuló un plazo para el envío de las respuestas, que
luego se extendió a fin de obtener una mayor cantidad. El objetivo de
dicha encuesta era, como ya se explicó, conocer si las bibliotecas de
las Facultades de la UNLP brindan productos y servicios bibliográficos
accesibles para personas con discapacidad visual.
5.1 Sobre la biblioteca
El primer punto era conocer si las bibliotecas tienen usuarios con
discapacidad visual o si alguna vez se acercaron para requerir los
servicios de dicha unidad de información. Sobre esta cuestión 7 de las
12 bibliotecas encuestadas argumentan no tener usuarios con esa
discapacidad, esto es, el 58,33% de las bibliotecas (Cuadro 1). Cabe
aclarar que por usuario se entiende a: estudiantes, docentes, personal
administrativo, técnico y profesional perteneciente al staff de cada
institución y público en general relacionado con la temática.
El 41,67% restante respondió
que se han acercado usuarios con discapacidad visual y describieron
brevemente el servicio. En casi todos los casos, los usuarios solicitan
el servicio de digitalización de material (escaneado y corregido);
solamente una de las bibliotecas manifiesta que concurren a ella para
tener clases de apoyo de matemática. Otro de los casos comenta que
solicitan libros, pero no especifica en qué formato (digital, audio,
etc.).
Dos de las bibliotecas encuestadas manifiestan que el servicio de
digitalización de texto es a demanda. Esto quiere decir que los
usuarios que son alumnos van pidiendo los textos que necesitan para
estudiar a la biblioteca de acuerdo con los requerimientos de la
materia que estén haciendo en ese momento.
5.2 Información accesible
En este apartado, la primera pregunta estuvo orientada a conocer el
equipamiento de las bibliotecas. Sobre ello, se puede observar que el
83% posee equipamiento. En cuanto al tipo de tecnología, el 74% afirman
que poseen un scanner y el 41% dice tener además lectores de pantalla.
Una sola biblioteca posee e-readers, lo que demuestra que estos
dispositivos todavía no tienen un uso muy extendido en las bibliotecas
de la UNLP, situación que puede adjudicarse a los aún altos costos del
equipamiento y la falta de tradición en la utilización de nuevos
formatos de información, entre otras variables.
La segunda pregunta estuvo referida a los documentos accesibles que
brinda la biblioteca y en qué formato se encuentran. El 66,7% de las
bibliotecas contestó que brinda material accesible. Esto es en su
mayoría textos digitalizados, es decir, que el material se encuentra
escaneado, corregido y en formato .doc. Tres de ellas brindan textos
digitales como e books, revistas electrónicas, etc. (Cuadro 2).
De los datos se deduce que los
usuarios con discapacidad visual que utilizan la biblioteca, emplean
como herramienta principal de estudio el lector de pantalla (este
programa necesita los textos en formato .doc).
5.3 Espacio accesible
En este apartado se analizó si el espacio ofrecido por las bibliotecas
estaba preparado para una persona con discapacidad visual. Sólo el
16,7% posee señalización, una de las bibliotecas en macrotipo, y la
otra tiene un cartel en Braille. La señalización es fundamental para
una persona con discapacidad visual, ya que la ayuda a orientarse. Es
conveniente que las bibliotecas adopten, por lo menos, dos tipos de
carteles: uno en macrotipos y otro en Braille, porque se favorecerá
tanto a una persona que tiene baja visión, como a quien tiene ceguera
total.
En cuanto a la pregunta de si la biblioteca posee buena iluminación, el
75% contestó que sí. Esto favorece a las personas que tienen baja
visión y necesitan luz natural y/o artificial para leer.
En el 41,7% hay objetos o muebles en los pasillos de acceso o líneas de
desplazamiento, lo cual dificulta el paso de una persona con
discapacidad visual. (Cuadro 3)
En el siguiente punto se
indagó si las bibliotecas poseían estanterías accesibles para los
usuarios con discapacidad visual (Figura 1). Para ello, en primera
instancia se preguntó si tenían la modalidad de estanterías abiertas.
El resultado fue que el 41,67% cuenta con estanterías de acceso a los
usuarios, 8,3% tiene algunas con la modalidad abierta y el resto (50%)
es de estantería cerrada, tal como se muestra en la figura 1. Sólo el
16,7% dijo tener pasillos de medidas correctas. Por su parte, Piñeros
(2008) agrega que las estanterías deben estar adosadas a la pared o, si
esto no es posible, los pasillos que las separan deben tener 460 cm. de
ancho y no deben tener una altura superior a 460 cm (p. 170). Se
proporciona así un acceso más fácil a los usuarios que emplean sillas
de ruedas y a los que utilizan bastón o perros guía. Esto indica que
todavía hay muchas bibliotecas que no cuentan con un espacio accesible,
lo cual tiene como consecuencia que al usuario con discapacidad visual
se le dificulta la tarea de búsqueda autónoma del material
bibliográfico.
5.4 Productos y
servicios accesibles
Se consultó a las bibliotecas sobre los servicios accesibles de los que
disponen. La primera pregunta estaba referida a si cuentan con un
catálogo en línea accesible. El 41,7% de las bibliotecas contestaron
que sí tienen, lo que supondría que un lector de pantalla podría
leerlos y hacer una búsqueda bibliográfica.
En cuanto al servicio de referencia accesible, el 75% contestó que lo
poseía. Cuando se pidió que describan brevemente el servicio, algunas
de las respuestas fueron las siguientes: 4 bibliotecas se refirieron a
su servicio de referencia habitual. Este orienta y asesora en la
búsqueda de bibliografía, sea el usuario discapacitado o no. Las 4
restantes tuvieron respuestas muy dispares: una de ellas manifestó
asistir al usuario de manera particular con el acceso y la “lectura de
estos archivos” [se interpreta que hace referencia a documentos que se
han digitalizado para que sean legibles por los lectores de pantalla].
La segunda dijo contar con un servicio de referencia virtual, en el
cual el usuario interactúa con el bibliotecario a través del chat. La
tercera declaró tener un servicio de referencia especializada, pero no
lo describió. Por último, otra de las bibliotecas encuestadas comentó
que cuenta con la formación de usuarios en el uso del sistema de
búsqueda y recuperación de la información, sin embargo, todavía no ha
tenido consultas de usuarios con discapacidad visual.
Es preciso aclarar que cuando se habla del servicio de referencia
accesible, se debe tener en cuenta que este será el primer punto de
contacto entre el usuario y el bibliotecario por lo que es fundamental
que la persona dedicada a ello conozca las distintas opciones para
adaptar la información a los usuarios con discapacidad visual. Además,
también deberá tener presente su comportamiento y actitudes para evitar
caer en prejuicios y generalizaciones (Bibliotecas accesibles para
todos, 2008).
Ninguna de las bibliotecas que respondieron tener un servicio de
referencia accesible expresó si el referencista cuenta con alguna
formación sobre cómo debe relacionarse y comunicarse con este tipo de
usuarios. Tampoco se ha manifestado si los profesionales conocen los
diferentes formatos para la adaptación del material bibliográfico.
Otra de las preguntas acerca de los productos y servicios accesibles
era si la biblioteca contaba con folletos digitalizados o en otros
formatos accesibles (Braille, voz, etc.). Sólo el 25% cuenta con este
tipo de servicio, es decir, 3 bibliotecas. Seguidamente, se preguntó si
suministraban servicios de alerta bibliográfica en otros formatos
alternativos que sean accesibles, pero ninguna de las que respondieron
realiza esta actividad.
En cuanto al préstamo de material accesible, 5 (41,7%) respondieron que
tenían ese servicio: 3 de ellas textos digitalizados, es decir,
escaneados y corregidos; el resto tienen el préstamo de textos
digitales: e-books, revistas electrónicas, etc. Una de las 5
bibliotecas presta los dos tipos de materiales.
5.5 Acciones desde la biblioteca
El último punto estuvo referido a las acciones desde la biblioteca. La
primera pregunta indagaba sobre si las bibliotecas conocían o
integraban algún grupo de trabajo relacionado con la accesibilidad en
ellas. El objetivo era saber cuán comprometidas están con esta temática.
El 66,7% de las bibliotecas encuestadas respondió que conoce o integra
algún grupo de trabajo (Cuadro 4). El más destacado es el ETI
Accesibilidad; luego le sigue la CUD. Una sola biblioteca nombró,
además, el área de Accesibilidad de su Facultad.
Por último, se les preguntó a las bibliotecas qué propuestas de mejora
efectuarían para que su unidad de información tenga servicios
accesibles. Entre las propuestas señaladas están las siguientes: a)
mejoras de infraestructura: rampas de acceso a la facultad y a la
biblioteca, un espacio adecuado para el usuario; b) adecuación de los
folletos y la señalización para que el usuario pueda desplazarse de
forma independiente por todos los sectores de la biblioteca; c)
realización de talleres sobre estas temáticas dirigidos a los
bibliotecarios; d) talleres a las personas con discapacidad visual en
el uso de lectores de pantalla y otras herramientas informáticas; e)
incremento de servicios que aporten y mejoren el acceso a la
información de las personas con discapacidad visual: catálogos y
páginas web accesibles; f) incorporación de material bibliográfico
accesible como documentos digitales, grabados, etc., así como revistas
electrónicas; g) implementación de software, como lectores de pantalla,
y hardware, como magnificadores de caracteres.
6.
CONSIDERACIONES FINALES
Como se ha expresado en la
introducción de este trabajo, las barreras físicas y de acceso a la
información son claramente una desventaja para la persona con
discapacidad, que la excluyen de la sociedad en la que vive.
Las bibliotecas universitarias como ámbitos de estudio, recreación,
acceso y difusión de la información, deben brindar sus servicios a toda
la comunidad académica que forme parte de ella, teniendo en
cuenta la diversidad de sus usuarios.
La encuesta realizada a las diferentes bibliotecas de la UNLP demuestra
que, si bien hay algunas que ya comenzaron a incluir a las personas con
discapacidad visual, todavía falta mucho por hacer y transitar. En
todas las bibliotecas que han brindado servicios accesibles, fueron los
usuarios con discapacidad visual los que se acercaron y demandaron tal
servicio, y no a la inversa. En estudios posteriores al presente
trabajo, deberán incluirse las bibliotecas escolares (nivel primario y
secundario) que posee esta Universidad, así como las de investigación,
que dependen tanto de ella como del Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Tecnológicas y/o de la Comisión de Investigaciones
Científicas de la Provincia de Buenos Aires.
Cuestiones que tienen que ver con la accesibilidad que se resolverían
de manera sencilla, como por ejemplo la señalización en Braille y
macrotipos, no se han realizado en casi ninguna de las bibliotecas de
la UNLP. Sólo dos de ellas tienen estos carteles, pero no se
complementan entre sí. Como ya se ha expresado, la señalización es una
herramienta de ayuda para la orientación y manejo autónomo de los
usuarios y, muy especialmente, para las personas con discapacidad
visual.
Los espacios accesibles en las bibliotecas siguen teniendo algunas
debilidades. En las zonas de circulación hay objetos o muebles que
podrían poner en peligro a las personas con discapacidad visual. En
cuanto a las estanterías abiertas, la mayoría no son accesibles, los
pasillos no cuentan con las medidas recomendadas. Esto pone de relieve
que, cuando se planean los espacios, no se tiene en cuenta la
diversidad de usuarios, y se colocan en muchos casos barreras
innecesarias. Si se trata de edificaciones antiguas, no se demuestra
tampoco un interés por modificarlas tomando en cuenta a todas las
personas.
Los catálogos en línea de las bibliotecas tendrían que poder ser leídos
por lectores de pantalla. Muy pocas bibliotecas lo han logrado. Esta
dificultad se podría resolver con un equipo de desarrolladores web que
conozca las pautas de accesibilidad. Algo parecido sucede con las
páginas web de las bibliotecas de la UNLP. La mayoría de ellas no son
accesibles. Si bien se ha logrado desde la CUD y desde la Facultad de
Informática una sensibilización, tanto de los desarrolladores web, como
de los usuarios a través de cursos, jornadas y capacitaciones, todavía
quedan muchos obstáculos por derribar, como por ejemplo, la utilización
correcta del código html, que las imágenes y videos tengan un texto
alternativo, etc. Los técnicos o profesionales que construyen sitios
web accesibles, además de conocer dichos estándares, deberán pensar que
los usuarios puedan navegar los sitios en diferentes circunstancias:
con ayudas técnicas, con navegadores obsoletos, conexiones lentas, etc.
Queda demostrado que hay un conocimiento del trabajo que realiza la CUD
en la comunidad académica, pues está instalado el tema de una
universidad accesible para todos. Sin embargo, no hay de parte de la
UNLP un programa de políticas que se complemente con el trabajo que
viene realizando dicha Comisión. Cabe destacar que la mitad de las
bibliotecas encuestadas dijo conocer o conformar algún equipo de
trabajo relacionado con la accesibilidad y la mayoría de ellas conoce
las falencias que poseen con respecto a este tema. Esto supone que hay
una conciencia de cambio y que se han sensibilizado con la problemática
de los usuarios con discapacidad visual.
Otra cuestión de importancia es que los diseños curriculares incluyan
contenidos ligados a la temática de accesibilidad en la formación de
profesionales de bibliotecología, tal como lo proponen, entre otras
autoras, Temesio (2012), Harari (2010) y Paula y Carvalho (2009).
Es alentador que varias bibliotecas ya hayan comenzado a trabajar para
incluir a las personas con discapacidad visual en el ámbito académico.
La adopción de las recomendaciones efectuadas por especialistas en la
materia u organismos que comienzan a regular el tema (Toledo, 2012b;
CONADIS, s. f.; Katz, 2011; Katz et al., s. f.; Pastor, 2010; Serrano,
Moratilla y Olmeda, 2010; ONCE-CIDAT, 2009; Martínez, 2007a), sumado a
la aplicación del método del benchmarking, tal como propone Menegatti
(2012), ayudaría a analizar y evaluar experiencias desarrolladas en
otras bibliotecas (Quesada, 2013; Ramírez, 2010, 2011; Millán, 2007,
2010, 2011; Ospina, 2009; Santillán y Valles, 2004), para apropiarlas y
adaptarlas en pos de lograr que la universidad pública, sin
dubitaciones, incluya a todas las personas.
7.
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recomendaciones para facilitar las páginas Web a las personas con
limitaciones en la visión. La Plata: s. n.&agreve;>
[1] El
presente trabajo se basa en los resultados obtenidos en la
investigación efectuada por M. Ferrante, bajo la dirección de M. C.
Corda, en su tesis titulada Bibliotecas accesibles para personas con
discapacidad visual: un estudio de caso en la Universidad Nacional de
La Plata.
[2] Universidad Nacional de La
Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Instituto de
Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales. ARGENTINA. mccorda2003@yahoo.com.ar
[3] Universidad Nacional de La
Plata. Facultad de Trabajo Social. ARGENTINA.
marianaferrante@yahoo.com.ar
[4] www.unlp.edu.ar/discapacidad/articulo/2008/12/12/historia_de_la_comision
[5] En diciembre de 2008 el W3C
dio a conocer las Pautas de Accesibilidad Web 2.0 basadas en las Pautas
1.0.
[6] El TAW, que es uno de los
más conocidos, ha sido creado para comprobar el nivel de accesibilidad
basándose en las Pautas de Accesibilidad al Contenido Web 1.0 y 2.0. La
página analizada muestra íconos en diferentes colores dependiendo de la
prioridad y tres niveles de accesibilidad. También muestra el tipo de
error, que puede ser automático, cuando incumplen una pauta, como por
ejemplo, una imagen sin texto; o manual, cuando pueden ser revisados
por el desarrollador web: http://www.tawdis.net.
[7] http://www.discapnet.es
[8] http://www.who.int/topics/disabilities/es/
[9] En algunos casos los
responsables de las bibliotecas delegaron la encuesta a quienes ellos
consideraron pertinentes.
[10] La Facultad de Psicología
comparte su biblioteca con la Facultad de Humanidades y Ciencias de la
Educación. Y la Biblioteca de Ciencias Veterinarias y la Biblioteca
Ciencias Agrarias y Forestales se unieron y conforman la Biblioteca
Conjunta.
[11] Las escuelas son: Escuela
Anexa, Liceo “Víctor Mercante”, Bachillerato de Bellas Artes “Prof.
Francisco A. De Santo”, Colegio Nacional “Rafael Hernández”, Escuela
Graduada “Joaquín V. González”, Escuela de Agricultura y Ganadería
“María Cruz y Manuel L. Inchausti”.
[12] http://biblio.unlp.edu.ar/new/perfil_inst.html