DOI: http://dx.doi.org/10.15517/revedu.v41i2.26240
La organización de la Facultad de Educación en escuelas
The organization of the Faculty of
Education in Schools
Jesús Ugalde Víquez[1]
Universidad de Costa Rica
Profesor Emérito
San José, Costa Rica
Recibido: 8 setiembre 2016 Aceptado: 15 abril 2017 Corregido: 13 junio 2017
Resumen:
Este
artículo presenta un análisis documental relacionado con el cambio estructural
que en la década setenta del siglo XX experimentó la Facultad de Educación, al
pasar de una organización interna basada en departamentos, secciones y carreras
a estar integrada por cinco escuelas. Se analizan los subtemas de antecedentes
y elementos del contexto educativo, causas y criterios de la nueva estructura,
componentes de la estructura integrada con escuelas y aspectos de participación
en el proceso de cambio hasta alcanzar la aprobación de la nueva estructura. El
objetivo general y los objetivos específicos planteados orientan la búsqueda de
información, respaldan el análisis de cada uno estos subtemas y facilitan la
derivación de las conclusiones finales. Estas se plantean a manera de lecciones
aprendidas, facilitando el conocimiento del evento histórico que se presenta,
el cual se mantiene vigente aún hoy, cerca de cuarenta años después de su
aprobación.
Palabras claves: Educación,
organización, causas, criterios, cambio.
Abstract:
This article refers to a documental analysis related
with the structural change experienced by the School of Education during the
seventh decade of the 20th century, when its internal structure based on
departments, sections and majors was transformed into five integrated schools.
The analysis is done in relation with the themes of antecedents, educational
context, causes and criteria of the new structure, organizational components,
and details of the participation and decision taken processes followed. The
given general and specific objectives support the information search actions
done and the conclusions reached are written as learned lessons, in order to
facilitate the knowledge of the historical event under study, which is still
valid after almost years after its approval.
Key words: Education,
organization, causes, criteria, changes.
- Introducción
El
presente artículo se refiere al desarrollo de la Facultad de Educación hasta
llegar al logro de su nueva estructura organizativa conformada por la
integración de cinco escuelas, realizada en los años setenta del siglo XX,
tomando en cuenta, primeramente, sus antecedentes desde su incorporación a la
Universidad en 1941, pasando por las acciones realizadas durante el proceso de la
Reforma Universitaria de 1957 y enfatizando la orientación humanista de los
estudios universitarios, junto con la creación de la Facultad de Ciencias y
Letras, la inclusión de los Estudios Generales y la constitución de la Facultad
de Educación. Se consideran también las causas de la nueva estructura, así como
los criterios utilizados y el proceso de gestión seguido, desde el
planteamiento de la idea, la elaboración, estudio, discusión y aprobación de la
propuesta, entre otros aspectos de interés.
Los
acontecimientos e ideas que se presentan se fundamentan en el conocimiento y
experiencia del autor, gracias a su participación directa en el proceso de transformación,
debido a su condición de Decano de la Facultad de Educación en tres períodos
(1972-1975, 1976-1979 y 1986-1989), incluyendo el ejercicio del Vicedecanato en
1970/1971, la Dirección de la Escuela de Formación Docente de la misma Facultad
(1983-1986) y la integración del Consejo Superior de Educación (1972-1982), en
representación suplente por la Universidad de Costa Rica, durante esos mismos
períodos, entre otras funciones atendidas en la Universidad de Costa Rica y en
el sistema educativo nacional.
Además,
en el proceso de transformación conducente a la estructura actual de la
Facultad de Educación, organizada bajo la integración de cinco escuelas, se tomó
en cuenta la participación y aportes académicos, intelectuales y de apoyo
personal del selecto equipo de trabajo conformado por el personal docente de la
Facultad, integrantes de la Asociación de Estudiantes y del personal
administrativo, cada cual ejerciendo su actividad en las condiciones de trabajo
heredadas de la Facultad de Educación organizada en departamentos, secciones y carreras.
Seguidamente
se presentan los objetivos orientadores del desarrollo dado al tema propuesto, seguido
del señalamiento de antecedentes específicos considerados pertinentes para el
logro de una mejor comprensión del proceso de transformación que se analiza; se
anotan las causas y criterios aplicados, se identifican los elementos
filosóficos, administrativos y curriculares de la nueva estructura y,
finalmente, se ofrecen las conclusiones correspondientes al desarrollo del tema
propuesto.
1. Objetivos
Dar
a conocer el proceso de gestión académica y administrativa del proceso de
transformación de la estructura organizativa de la Facultad de Educación de la
Universidad de Costa Rica, hasta el logro de su integración con cinco escuelas,
realizado en la década de los años setenta del siglo XX, tomando en cuenta sus
antecedentes, las causas y los criterios de organización aplicados en la
elaboración de la nueva estructura, junto con su análisis y detalles de su aprobación.
De
manera específica se busca responder a los siguientes objetivos específicos:
-
Identificar antecedentes referidos a los campos filosófico-pedagógico,
administrativo y curricular del proceso que condujo a la nueva estructura de la
Facultad de Educación integrada con cinco escuelas.
-
Señalar las causas que justificaron en los años setenta del siglo XX el cambio
de la estructura de la Facultad de Educación, pasando de una organización
interna por departamentos, secciones y carreras a otra basada en la integración
de cinco escuelas y un conjunto de servicios educativos de apoyo.
-
Describir los elementos académicos, administrativos y curriculares que
caracterizaron la propuesta de nueva estructura organizativa de la Facultad de
Educación.
- Dar a conocer circunstancias del proceso de gestión,
estudio y aprobación del cambio en la estructura organizativa de la Facultad de
Educación, junto con aspectos de la participación y aportes del personal
involucrado.
2. Antecedentes:
Seguidamente
se presentan algunos elementos considerados como pertinentes para ubicar
históricamente y en el contexto educativo institucional, nacional e
internacional, al proceso de transformación estructural de la Facultad de
Educación durante los años setenta, tomando en cuenta acciones que tuvieron
lugar desde el inicio de la década de los años cuarenta al incorporarse la
anterior Escuela de Pedagogía a la Universidad de Costa Rica y pasando por
aspectos de la Reforma Universitaria de 1957, hasta llegar al logro de su nueva
estructura organizativa en cinco escuelas.
2.1 Elementos importantes de
los Decanatos de la Dra. Emma Gamboa Alvarado y María Eugenia Dengo Obregón:
En
primer lugar, María Eugenia Dengo Obregón (Dengo, 2011) señala que según
Ley del 26 de agosto de 1940 e iniciando actividades académicas al principio del
año 1941, se incorporó la Escuela de Pedagogía a la Universidad de Costa Rica.
Esta Escuela había sido creada durante la administración de don León Cortés
Castro (1936) al separar el proceso de formación de maestros de la Escuela
Normal para ofrecer el Bachillerato en Humanidades, elevándose así a nivel
universitario la formación de maestros y maestras, lo que representa un
hito histórico importante para el país en el contexto latinoamericano; denominándose
a esta como Facultad de Pedagogía, que se unió a las Facultades de Derecho,
Farmacia, Agricultura y Bellas Artes en la nueva Universidad de Costa Rica.
Esta Facultad universitaria contó con la dirección del Dr. Marco Tulio Salazar,
su primer decano.
La
misma autora citada indica que en 1947 el grupo de docentes y la representación
estudiantil eligieron a la Dra. Emma Gamboa Alvarado como decana de la Facultad
de Pedagogía, la que aún se localizaba en Heredia. Agrega ella que en 1948, “ante
la carencia de espacio físico adecuado, se traslada a San José, no sin antes
enfrentar problemas en dicha ciudad, por lo que ocupó varios lugares como la
Escuela Roosevelt en San Pedro de Montes de Oca, en el viejo Museo Nacional
(1950), en el edificio anterior de los Archivos Nacionales y en el viejo
edificio de la Universidad de Santo Tomás de 1952 a 1956” (Dengo, 2011).
En
el Congreso Universitario de 1946, la Licda. María Eugenia Dengo O. (Dengo, 2011)
señala que según propuesta de los profesores Abelardo Bonilla y Enrique Macaya,
se discutió la idea de impulsar los estudios humanísticos en la Universidad de
Costa Rica, sustentando la propuesta en la vigencia de nuevas orientaciones que
impulsaban un cambio en el modelo de sus creación el que, al pasar los años de
la década cuarenta, con grandes acontecimientos nacionales y mundiales, no
respondía a los nuevos conceptos organizacionales de las instituciones de
educación superior. De esta manera, en un contexto de profundas discusiones,
enfrentamientos y reflexiones, contando con el liderazgo y la certera dirección
de la Dra. Emma Gamboa, entre los años 1953 y 1954, se llega al acuerdo de la
Asamblea Universitaria del 30 de abril de 1955, según el cual se aprueba la
reorganización de la Universidad de Costa Rica, creándose la Facultad de
Ciencias y Letras, donde se incluyen los Estudios Generales, y la Facultad de
Educación.
Los
siguientes años se caracterizaron por una lucha intensa entre profesorado y
dirigentes de la Universidad, particularmente de Ciencias y Letras, y en
relación con la ubicación institucional y responsabilidades de la formación de docentes
de segunda enseñanza. Para una parte debía ser responsabilidad de la Facultad
de Ciencias y Letras y para otra de la Facultad de Educación. No fue sino hasta
el 11 de noviembre de 1960 cuando la Asamblea Universitaria acordó que los
estudios pedagógicos le pertenecían a la Facultad de Educación y los
propiamente académicos a las respectivas instancias de la Facultad de Ciencias
y Letras, entonces denominadas Departamentos (Química, Biología, Matemáticas,
Física, Historia y Geografía, etc.) y los propios de Bellas Artes (Dengo, 2011).
Las relaciones entre unas y otras instancias se acordó llevarlas a cabo por medio
de Comisiones Coordinadoras de la Enseñanza de cada disciplina y con la
coordinación de quien ejerciera el Decanato de la Facultad de Educación, contando
con la participación de quienes estuvieran al frente de las Direcciones de cada
especialidad académica. Al autor de este artículo le correspondió realizar la
coordinación respectiva de este equipo de trabajo a lo largo de su gestión como
Decano de la Facultad de Educación. Esta situación resultó ser conflictiva
durante muchos años, hasta que en épocas recientes se llegó a proponer otras
alternativas de coordinación, como la creación de Comisiones Interdisciplinarias,
enmarcadas en nuevas tendencias académicas y pedagógicas.
Desde el punto de vista de la infraestructura
de la Facultad de Educación, esta se ubicó en la Ciudad Universitaria,
inaugurada en 1958. Contaba entonces con características adecuadas para el proceso
de formación de docentes, con aulas, oficinas, espacios libres, auditorio,
soda, imprenta, jardines, etc., todo ello construido con atinadas orientaciones
de la Dra. Emma Gamboa. Era un edificio de amplia, cómoda y pertinente
arquitectura (Dengo, 2011).
El
legado de la Dra. Gamboa, compartido por sus estudiantes y colegas en la
Facultad de Educación se centra, primeramente, en su enfoque pragmático e
idealista de la educación, corriente que aún es posible observar en múltiples
facetas del sistema educativo nacional y en procesos de formación de educadores
y educadoras, todo esto producto de sus estudios enmarcados en la corriente instrumentalista
del pragmatismo en la Universidad de Chicago, en la década cuarenta. En segundo
lugar, sus conceptos de la educación nueva y el énfasis dado a la formación en
democracia, que no solamente aplicara en la Facultad sino también en la
creación y desarrollo de la Escuela Nueva Laboratorio, creada por ella en febrero
de 1960. En tercer lugar, la aplicación de los conceptos de libertad y salud
mental, integrados en la formación de toda persona y, particularmente, en los
nuevos maestros y maestras (Ugalde, 2005).
El
conjunto de valores e ideales que inspirara la Dra. Gamboa Alvarado fue
compartido por distinguidos educadores, entre ellos: Mariano L. Coronado,
Rafael Cortés Chacón, José Basileo Acuña Zeledón y José Guerrero, quienes junto
con otros reconocidos profesionales llevaron a cabo tareas relevantes en la
Facultad de Pedagogía durante esa época, a saber: Ondina Peraza, Uladislao
Gámez S., María Eugenia Dengo Obregón, Elsa Orozco Carrillo, María Eugenia
Polanco Ramírez, Carlos Caamaño Reyes, René van Huffel, Isacc Felipe Azofeifa y
Hilda Chen Apuy. Integrantes de este selecto grupo también prestaron sus
servicios durante el Decanato de la Licda. Dengo Obregón.
Es
importante mencionar también la visión y participación política de la Dra. Emma
Gamboa Alvarado, puesta de manifiesto en diversas ocasiones, como en su apoyo a
la creación de la Asociación Nacional de
Educadores (ANDE), en 1942, de la que fuera su segunda presidenta; su
participación en la organización de la marcha de las mujeres de mediados de la
década cuarenta, su defensa de los derechos de profesionales del sector educativo,
su preocupación por la calidad de la educación nacional y su desempeño en
puestos públicos en calidad de Asesora Técnica y Subsecretaria de Educación
(1950).
El
Departamento de Segunda Enseñanza de la Facultad de Educación en esos años
ofrecía las carreras de Profesorado, compartiendo labores y estudiantes con los
respectivos Departamentos de las Facultades de Ciencias y Letras y Bellas Artes,
ofreció el título de Profesor de Estado inicialmente y, a partir de 1957, el de
Profesor de Segunda Enseñanza con mención de la Especialidad correspondiente
(Música, Biología, Matemática, Filosofía, etc.). Como carrera propia tenía en
su Departamento de Educación Primaria y Preescolar las carreras de Educación
Preescolar y de Educación Primaria, conducentes a los títulos de Maestro o
Maestra en cada campo. Predominaba entonces el grupo de estudiantes del sexo
femenino.
Además,
la Facultad de Educación ofrecía una carrera en Bibliotecología, en relación
con la Biblioteca Central de la Universidad y dos carreras al nivel de
Licenciatura, una en Administración Educativa y otra en Orientación. La mayoría
de graduados y graduadas pertenecía a los niveles de educación primaria y de
segunda enseñanza, situación que varía con el tiempo de manera significativa.
De
esta manera, la estructura anterior de la Facultad se componía por la Asamblea
de Facultad, el Decanato, el Consejo Asesor y las Coordinaciones respectivas de
los departamentos, secciones y carreras, todo lo cual se sostenía
financieramente por una asignación presupuestaria anual que respondía a una
planificación central de las actividades académicas y administrativas,
responsabilidad del Decanato. Quien ejercía esta posición integraba el Consejo
Universitario. Este tipo de organización interna de la Facultad se mantuvo hasta
la transformación de los años setenta.
A
partir de 1964 la Licda. María Eugenia Dengo Obregón, quien había iniciado su
relación laboral con la Facultad de Pedagogía en 1950 en el área de Historia de
la Educación, inicia labores en calidad de decana de la Facultad de Educación,
gestión académica y administrativa que continúa hasta 1971. Tanto en su calidad
de docente como de decana siempre destacó por sus cualidades personales y
vocacionales puestas de manifiesto en el campo de la formación de profesionales
de la educación, heredadas de su madre, Teresa Obregón, y de su padre, Omar
Dengo, y cultivadas al compartir con distinguidos grupos educadores de su niñez
y de la formación inicial y profesional, en el país y en el extranjero. Amante
de la educación, compartía ideales, pensamientos, valores y actitudes, y en
todo momento, muy humana en el trato con estudiantes y colegas, conservando siempre
los límites del quehacer profesional.
Sus
ideales, propósitos y proyectos fueron compartidos por gran cantidad de sus
colegas, incluyendo al autor del presente artículo, destacan en el grupo docentes
que venían ejerciendo labores desde la época de la Dra. Emma Gamboa y otra
parte que ingresó durante su gestión. Se recuerda así a: Julián Zamora Dobles.,
Ovidio Soto Blanco., Gonzalo Soto Rodríguez. Marta Ramírez, Margarita Dobles,
Edgar González Campos, Ramiro Montero Sánchez, Mario Fernández Lobo, Carlos
Moya Barahona, Jorge Taylor L., María Huete de Guevara, José Joaquín Muñoz Bustos,
Cecilia Cabezas Caggiano, Nora Ramírez Villalobos, Guillermo Molina Guzmán, Numa
Sánchez, Efraím Rojas, Nelly Kooper, Jeffry Hutchinson Da Costa, Rodrigo
Pacheco López, Ofelia Rodríguez y Mireya Hernández de Jáen, entre otros y otras.
En 1968 le correspondió a la Licda. María
Eugenia Dengo Obregón enfrentar el reto que significó la creación de la Escuela
Normal Superior, en Heredia, tomando como base la anterior Escuela Normal, en
Heredia, para llevar a cabo la formación de profesorado
para el nivel Secundario con el Título de Profesores de Estado en las distintas
especialidades. Se rompía así el modelo de formación aplicado en la Universidad
de Costa Rica. En ese tiempo las discusiones giraban en torno a la conveniencia
o no del intercambio de docentes entre la Facultad de Educación y ese nuevo
centro formador, sobre los requisitos de ingreso a las carreras y el traslado
de estudiantes de un centro al otro, los modelos curriculares distintos, los
niveles de calidad y hasta el ingreso a los puestos de trabajo en el Ministerio
de Educación Pública por parte de quienes se graduaban de uno y otro centro
formador. Todo esto demandó muchas horas de discusión, dedicación y hasta
disgustos, todo lo cual se superó años después con la creación de la
Universidad Nacional, la que entre otros centros formadores de educadores,
estableció el Centro de Investigación y Desarrollo en Educación (CIDE).
Los
elementos propios de las acciones administrativas, curriculares y
presupuestario-financieras de la Facultad de Educación se mantuvieron a lo
largo de la gestión de la Licda. Dengo Obregón tal y como se describiera para
el período anterior, esto es, caracterizándose por una fuerte centralización de
las funciones de dirección y control desde el Decanato y el Consejo Asesor, con
dirección vertical desde y hacia el Consejo Universitario, del cual la decana
fue una de sus integrantes.
2.2
Elementos del contexto educativo
nacional e internacional
Seguidamente
se mencionan elementos del contexto educativo del país que se consideran importantes
porque influyeron en la gestión y desarrollo del proceso de transformación de
la estructura de la Facultad de Educación que se analiza.
Se
recuerda, en primer lugar, la propuesta del Congreso Universitario de 1946
referida al enfoque humanista de los estudios universitarios junto con las
discusiones en torno a la creación de la Facultad de Ciencias y Letras, con los
Estudios Generales, y la Facultad de Educación, situación que se acuerda en
1955 y se plasma, finalmente, con la Reforma Universitaria de 1957. El Artículo
III de la Reorganización de la Universidad de Costa Rica por departamentos
señala que “La Facultad de Pedagogía cambiará su nombre por el de Facultad de
Educación al recibir el encargo de preparar también los Profesores de Segunda
Enseñanza asumiendo todas las cátedras de carácter pedagógico” (Universidad de Costa Rica, 1954, p.1).
En
el nivel nacional, según la ley No 1362, del 8 de octubre de 1951,
se crea el Consejo Superior de Educación, con una organización jurídica aún
vigente en la actualidad y del que la Universidad de Costa Rica tiene un
representante en propiedad, usualmente el rector, y un suplente, usualmente
quien ocupe el Decanato de la Facultad de Educación, puesto que ocupara el
autor de este artículo durante los años setenta y temprano en los años ochenta.
El
30 de mayo de 1953 la Asamblea Legislativa promulga la Ley N.o 1581
referida al Estatuto de Servicio Civil (República de Costa Rica. Asamblea Legislativa, 1977)
y el Decreto Ejecutivo de N.o 21 del 14 de diciembre de 1954 dicta
su Reglamento. Luego, por Ley N.o 4565 del 27 de abril de 1970, se
complementa ese marco jurídico con el Título II De la Carrera Docente, en cuyo
artículo 53 se indica, entre otros fines, los siguientes:
a.
Establecer la docencia como carrera profesional.
b.
Exigir al servidor docente, la necesaria solvencia moral y profesional…
c.
Velar porque el servidor docente labore dentro del campo específico de su
formación profesional y académica.
d.
Establecer las jerarquías de la carrera docente…
e.
Dignificar al educador costarricense. (República de Costa Rica. Asamblea Legislativa,
1970, p.1)
En
el capítulo VII de la clasificación del personal, dicha Ley ordena los
distintos grupos y categorías, destacando al efecto lo indicado en los
artículos 118 al 150 referidos a los niveles, áreas, grados y categorías en que
agrupan los profesionales docentes (KT: Enseñanza Preescolar, P: Enseñanza
Primaria, MT: Enseñanza Media, V: Enseñanza Técnica, etc. (República de
Costa Rica. Asamblea Legislativa, 1970).
Ese
señalamiento de grupos y categorías sirvió de base para respaldar los cambios
curriculares hechos durante el proceso de transformación a cargo del autor del
presente artículo en su calidad de Decano de la Facultad de Educación que nos
ocupa al proponer también el cambio del Título de Profesor de Segunda Enseñanza
por el de Bachiller en la Enseñanza de cada una de las especialidades (Biología,
Química, Español, Inglés, Música, etc.), con el cual se podía acceder
directamente al grupo MT4, situación que no se daba anteriormente y que
conllevaba un mejoramiento laboral y salarial.
Al
lado de esa transformación curricular, realizada paralelamente al proceso de
cambio de la estructura organizativa de la Facultad de Educación integrándola
con escuelas, se crearon también los bachilleratos universitarios en las
distintas especialidades que ofrecía la Facultad de Educación (Orientación,
Educación Especial, Artes Industriales, Bibliotecología, Educación Física,
Administración Educativa, Educación Preescolar y Educación Primaria), lo que favorecía
a quienes se graduaban por su acceso a los grupos y categorías correspondientes
al acceder a niveles más altos y mejor remunerados de acuerdo con las escalas
de cada nivel o especialidad educativa.
El
24 de setiembre de 1957 la Asamblea Legislativa promulga la Ley Fundamental de
Educación, plenamente vigente en la actualidad, cuyo artículo 2 puntualiza los
fines de la educación costarricense, abarcando enunciados amplios y de alto
valor formativo, como son: “La formación de ciudadanos amantes de la patria,
conscientes de sus deberes, de sus derechos y obligaciones, de sus libertades
fundamentales, con profundo sentido de responsabilidad y de respeto a la
igualdad humana…”, “Contribuir al desenvolvimiento pleno de la personalidad
humana…”, “Formar ciudadanos para una democracia en que se concilien los
intereses del individuo con los de la comunidad…”, ”Estimular el desarrollo de
la solidaridad y la comprensión humanas” [y] “Conservar y ampliar la herencia
cultural, impartiendo conocimientos sobre la historia del hombre, las grandes
obras de la literatura y los conceptos filosóficos fundamentales” (República de
Costa Rica, Asamblea Legislativa, 1957, p. 1).
Además,
el Capítulo III de esta ley se dedica al tema de la formación del personal
docente y en su artículo 24 indica:
La
formación de profesionales docentes deberá: “(a) Inspirarse en los principios democráticos
que fundamental la vida institucional del país y en el criterio sobre la
educación que establece el artículo 77 de la Constitución Política. (b)
Asegurar al educador una cultura general y profesional y los conocimientos
especiales necesarios para el buen servicio docente, y (c) Promover en el
educador la formación de un genuino sentimiento de los valores de la
nacionalidad, el aprecio de los valores universales y la comprensión de la
trascendencia de su misión” (República de Costa Rica, Asamblea Legislativa, 1957, p. 5).
El
artículo 77 de la Constitución Política citado indica que: “La Educación
pública será organizada como un proceso integral correlacionado en sus diversos
ciclos, desde la pre-escolar hasta la universitaria” (Rivera, 2005, p. 27).
En
cuanto a la educación secundaria, es importante recordar que en 1963 se llevó a
cabo un Congreso Pedagógico en el cual se discutieron opciones necesarias para
transformar este nivel educativo, se modificaron los planes de estudio entonces
vigentes y se impactó el proceso de formación de docentes de este nivel. Se
buscaba entonces superar el énfasis dado a la memorización e información
factual con el propósito de atender mejor el desarrollo del adolescente de
manera más integral, con respeto a sí mismo y a otras personas junto con la
búsqueda de mayor justicia social.
En el ámbito del ejercicio profesional de la
educación en el país, se recuerda que el 28 de octubre de 1972 la Asamblea
Legislativa promulgó la Ley N.o 4770, creando el Colegio Profesional
de Licenciados y Profesores en Letras, Filosofía, Ciencias y Artes (COLYPRO), mediante
transformación del Colegio de Licenciados en Letras y Filosofía, que había sido
creado el 20 de noviembre de 1950, según Ley N.o 1231, para dar
cabida a educadores y educadoras que obtuvieran los títulos de Profesor, que
aún existían, y de Bachillerato Universitario, creados en los años setenta, entre
otros títulos y grados en las distintas ciclos, niveles y especialidades
educativas (República de Costa Rica, Asamblea Legislativa, 1972).
Entre los años 1970 y 1974, cuando era Ministro
de Educación el Prof. Uladislao Gámez S., el Gobierno de la República promulgó
el Decreto Ejecutivo N.o 3333-E Plan Nacional de Desarrollo
Educativo (1974), enmarcado en movimientos de reforma educativa de la década
setenta y como resultado de un proceso de planificación vertical, centralizado,
en busca de un proceso de desarrollo progresivo para la educación, el cual se
llevó a cabo y ofreció un cambio
sustantivo en el sistema educativo costarricense. Este plan se orientó en tres
finalidades, a saber:
a.
Elevar el nivel educativo promedio de la población, particularmente en zonas
hasta ahora menos favorecidas; a fin de conseguir la integración nacional,
poner a todos los costarricenses en mejores condiciones de vida, y contribuir
así al desarrollo socio-económico del país.
b.
Modernizar el sistema educativo para que responda a las necesidades sociales y
económicas del país y favorecer el proceso de desarrollo.
c.
Mantener en sus límites el peso porcentual del presupuesto educativo con
respecto a las finanzas nacionales, sin perjuicio del mejoramiento de la
enseñanza en calidad y cantidad. (Ministerio de Educación Pública, 1973, p. 9-13)
A
cada uno de estas finalidades se le señalaron los correspondientes objetivos
específicos que guiaron las acciones de cambio durante el proceso de aplicación
del Plan. Se establecieron entonces los distintos ciclos y niveles educativos, actualmente
vigentes, que incluyen la educación preescolar, la educación general básica
(con nueve años de duración y dividida en tres ciclos de tres años de duración
cada uno), y el nivel de la educación diversificada, con sus divisiones en las
ramas académica y técnica. Además, se impulsaron cambios en el proceso de
evaluación de los aprendizajes donde la Facultad de Educación brindó apoyo por
la vía de la capacitación docente.
De
manera específica, en cuanto al campo de la formación de docentes, el Plan
Nacional de Desarrollo Educativo (1974) señalaba “la necesidad de formar todos
los tipos de personal que requiere el sistema educativo, y no sólo maestros y
profesores. La necesidad de adecuarse, no sólo a los fines generales de toda
educación, sino además concretamente a las características el sistema educativo
costarricense en cuanto a su estructura, sus objetivos cualitativos, sus
servicios especializados, etc. la necesidad de que todo educador sea su
“especialidad”, se sienta y actúe ante todo como parte de un sistema de
educación integral; es decir, que sea un educador antes que un especialista. Se
procurará que además de los estudios específicos del plan de formación de
educadores se integre en todos los casos contenidos de ética profesional, y con
nociones básicas de orientación” (Ministerio de Educación Pública, 1973, p. 52).
En este conjunto de antecedentes nacionales
destaca también el desarrollo e implementación del Proyecto de Regionalización
Educativa que se llevó a cabo de 1978 a 1982, cuando la Licda. María Eugenia
Dengo Obregón, ministra de Educación, contó con el apoyo y participación
significativa de personal de la Facultad de Educación, por medio de actividades
de investigación y desarrollo curricular inspiradas en la apertura de mayores
espacios para la participación comunitaria en el proceso educativo, de manera
que cada sujeto de la educación (estudiantes, docentes, padres y madres de
familia, comunidades) actuaron como parte activa en la gestión educativa y del
desarrollo curricular, principalmente en el nivel de la educación primaria.
Al
interior de la Universidad de Costa Rica la celebración del Congreso
Universitario de 1972 y la promulgación en 1974 del nuevo Estatuto Orgánico
inspirado en sus propuestas, representaron situaciones de interés inmediato al
darse la oportunidad de fundamentar en el seno de la institucionalidad
universitaria la propuesta de transformación organizativa de la Facultad de Educación.
Al respecto, destaca la declaración de su artículo primero referido a la misión
de la universidad dedicada a la docencia, la investigación, la acción social,
el estudio, la meditación, la creación artística y la difusión del
conocimiento. En este particular, desde los años iniciales de la década setenta
se reiteran las interrelaciones entre esas tres funciones y, desde entonces, se
integraron a la propuesta de transformación de la Facultad, siendo aún hoy
parte esencial de su quehacer como centro formador de profesionales de la
educación.
Se
indicaba inicialmente la lista de facultades integradas por escuelas y por
departamentos, nuestra Facultad estaba entre estas últimas según su
organización interna que regía desde 1954, según se indicó anteriormente. En la
versión del Estatuto Orgánico de 1990 (Universidad de Costa Rica, 1990), en su
artículo 80, se señalan las facultades integradas con escuelas y ya aparece
nuestra Facultad con las escuelas creadas entonces.
Se crearon las Áreas y se integró nuestra
Facultad a la de Ciencias Sociales, correspondiéndole al autor del presente
artículo, en su condición de decano, realizar su coordinación durante la
elaboración, entrega, discusión y aprobación de la propuesta de transformación
organizativa de la Facultad de Educación de los años setenta.
En
el contexto internacional de la educación, en general, y del proceso de
formación de profesionales en educación, particularmente, se derivaron también
aspectos relevantes como antecedentes orientadores del proceso de cambio en de
la estructura de la Facultad. En tal sentido se recuerda, en primera instancia,
el “Proyecto Principal sobre Extensión y Mejoramiento de la Educación Primaria
en América Latina” (UNESCO. 1956, citado por Arríen, 1996), con una
duración de diez años. Como producto de este proyecto destacaron acciones de
apoyo referidas a la alfabetización y la educación de personas adultas, la
producción de libros de texto de bajo costo, el ataque al ausentismo escolar,
la continuidad de las políticas educativas, el planeamiento sistemático de la
educación, el estímulo a la creación de los institutos de investigación
pedagógica, y el mejoramiento de los
sistemas de formación profesional de docentes, entre otros temas de interés en
ese momento histórico (Arríen, 1996).
Arríen (1996)
señala que en las décadas de los años cincuenta y sesenta del siglo XX, en la región
centroamericana fue importante el desarrollo de acciones en el contexto del
Mercado Común Centroamericano, lo que incidía en las políticas y acciones
educativas en general y, de manera específica, en la formación de profesionales
de la educación, pues se daba un crecimiento alto de la población en edad
escolar, sobre todo en zonas rurales, y había carencia de docentes, todo esto
se realizaba enmarcado en la búsqueda de un modelo de integración regional.
Por
otra parte, Arríen (1996) indica que temprano en los años setenta se ejecutó
también un proyecto educativo de carácter internacional, el cual tuvo cierto
grado de relación con nuestras actividades, fue el denominado Red de Sistemas Educativos para el
Desarrollo en Centroamérica y Panamá (1975-1980). En este proyecto de
desarrollo educativo se impulsaron acciones de cambio educativo y social en el
marco de la integración subregional, siguiendo la premisa de que la educación
es una variable interviniente e indicadora de desarrollo social. Este proyecto
recibió el impulso de la UNESCO y contó con el apoyo y participación de los ministerios
de educación de los países Centroamericanos, facilitó la búsqueda de soluciones
a la problemática del desarrollo socio-económico y educativo del área, atacando
los graves problemas estructurales que se reflejaban en el bajo desarrollo
rural, bajos ingresos económicos de la población, subempleo, alto índice de
analfabetismo, desigualdades en la distribución de oportunidades educativas, de
vivienda, salud, cultura, etc. Desde el punto de vista educativo, se le
recuerda porque promovió la aplicación de las investigaciones de tipo
participativo (acción-reflexión-acción, diagnósticos socio-educativos, entre
otros enfoques) y, conjuntamente con la UNICEF, se desarrollaban acciones
educativas innovadoras, como fueron las carreras cortas y la capacitación
laboral, la formación de personal administrador de la educación, la realización
de diagnósticos participativos en el nivel comunitario, la nuclearización
educativa y la formación permanente de personal docente para la educación
básica.
Por
último, en los años setenta fue importante la publicación, por parte de la
UNESCO, del Informe de la Comisión Internacional de Educación, cuyo propósito
fue el análisis y señalamiento de perspectivas para su desarrollo futuro en el
mundo. En tal sentido, Faure et al. (1973), en calidad de coordinador del
equipo de trabajo, señala los siguientes cuatro postulados básicos:
(1)
A pesar de la diversidad de posiciones, políticas, tendencias de desarrollo,
etc. existentes en los países, hay una comunidad de aspiraciones y de
solidaridad fundamental entre los gobiernos y pueblos. (2) Existe una creencia
en la democracia concebida como el derecho de cada persona a su plena
realización y construcción de su propio destino. (3) El objetivo del desarrollo
es el despliegue completo del hombre en toda su riqueza y en la complejidad de
sus expresiones y compromisos como individuo, integrante de familias y
colectividades y como ciudadano inventor de técnicas y creador de sueños. (4) La
educación, como fuerza de creación de ese tipo de persona y ante las
restricciones que le afectan, debe entenderse como un proceso global y
permanente. No se trata solo de adquirir conocimientos sino de elaborar a lo
largo de toda la vida un saber en constante evolución y de aprender a ser. (Faure et al.,
1973, p. 16-17)
Años
más tarde estos conceptos y perspectivas se reforzaron con los planteamientos
del Informe de la UNESCO conocido como “La Educación Encierra un Tesoro” (Delors et. al, 1996),
en el que se señalan los principios básicos de la educación para todas las
personas y se consignan los cuatro pilares de la educación, a saber: “aprender
a conocer”, “aprender a hacer”, “aprender a vivir juntos” y el relanzamiento
del “aprender a ser” (p. 90-93). Estos cuatro pilares de la educación se
fortalecieron luego al agregarse el de “aprender a emprender” junto con el
concepto de que la educación se da a lo largo de la vida, como imperativo
democrático y teniendo carácter pluridimensional al ser el centro de la
sociedad” (Delors et al., 1996, p. 107-121).
En
consecuencia, entre una y otra fuente de pensamiento, integrando criterios
personales y profesionales emanados de la formación y experiencias de cada
persona participante en el proceso de transformación, tanto en el nivel de
dirección como en calidad de sujetos colaboradores integrantes de los equipos
de trabajo, fue posible lograr, después de muchas horas de pensamiento,
discusiones, acuerdos y desacuerdos, la elaboración consensuada de la nueva propuesta
de estructura organizativa de la Facultad de Educación, lográndose finalmente
su aprobación e implementación, como se seguidamente se explica.
3.
Nueva
estructura organizativa de la Facultad de Educación
A
continuación, se dan a conocer diversos aspectos que caracterizaron el proceso
seguido en la elaboración, desarrollo, discusión, aprobación e implementación
del proceso de transformación filosófica, administrativa y curricular de la
Facultad de Educación, planteado originalmente para contar con cinco escuelas.
3.1
Causas que motivaron la propuesta de una
nueva estructura organizativa de la Facultad de Educación
Una
serie de hechos y circunstancias motivaron a las autoridades de la Facultad de
Educación de los años setenta a llevar a cabo el proceso de cambio en su
estructura organizativa, tomando en cuenta aspectos de tipo
filosófico-pedagógico, administrativo y curricular, entre los que destacan los
siguientes:
1. El
modelo filosófico-pedagógico vigente desde la incorporación de la Facultad a la
UCR, caracterizado por un fuerte acento en lo pedagógico y claramente
pragmático e instrumentalista, a pesar de sus profundas raíces en el proceso de
formación de personal educador que se realizaba en esa época y aunque se proyecta aún en años posteriores,
demandaba una actualización a la luz de nuevas tendencias de pensamiento,
movimientos mundiales en educación y cambios en los sistemas educativos al
inicio de la década setenta.
2. Aspectos
de tipo socio-económico y político de la sociedad costarricense, junto con las nuevas
demandas de formación en campos de tipo técnico-profesional y tecnológico
motivadas por cambios en el mundo del trabajo y en las relaciones de
cooperación entre países de la región centroamericana y del mundo en general, también
demandaban una visión distinta para el proceso de formación de profesionales de
la educación.
3. Una
visión de cambio se observaba también al darse un mayor acercamiento entre la
educación considerada como ciencia y los aportes que a la pedagogía y,
específicamente, al logro de una mejor conceptualización y comprensión de los
procesos de enseñanza y aprendizaje, al que contribuyen otras ramas de las ciencias
sociales (sociología, filosofía, psicología, antropología, etc.), así se llegó a
la conceptualización de las ciencias de la educación con que se sustentó la
nueva estructura organizativa propuesta para la Facultad de Educación, antepuesta
al concepto tradicional vigente en periodos previos de una visión pedagógica
del proceso educativo.
4. Entre
el personal docente de la Facultad se intercambiaban ideas que poco a poco
permeaban en la creación de nuevas formas de conocimiento y práctica favorables
a la nueva estructura, inspiradas en el estudio de los aportes de Jean Piaget, L.
Vigostky, Paulo Freire, Ausubel, J. Kozol, I. Illich, P. Goodman y M. Gadotti, entre
otros pensadores conocidos en esos años. Durante los años setenta apenas se
iniciaba el conocimiento de planteamientos que en tiempos posteriores serán de
uso común entre profesionales de la educación, en campos como la epistemología
educativa, nuevos enfoques sobre inteligencias múltiples, la aplicación de
opciones distintas en cuanto a modelos y diseños de investigación y de
evaluación educativa, el uso de nuevos recursos didácticos y de metodologías,
técnicas y estrategias de enseñanza y aprendizaje, el lenguaje total, la
mediación pedagógica y el constructivismo, entre otras corrientes educativas.
5. La
estructura organizativa de la Facultad existente desde periodos previos
dificultaba las interrelaciones profesionales y personales entre el personal docente,
lo que se incrementaba al existir una relación desigual entre quienes
pertenecían al régimen académico y quienes trabajaban de manera interina, con
un claro predominio en cantidad de este segundo grupo de docentes. En
consecuencia, la rigidez de la estructura junto con dificultades en los
procedimientos académico-administrativos presentaban trabas, entre otros aspectos,
ante la necesidad de ejecutar los procesos para la selección y nombramiento en propiedad
del profesorado, situación que a todas luces se debía cambiar para fortalecer a
la institución.
6. Durante
los primeros años de la década setenta, tanto por la incorporación al claustro
docente de la Facultad de profesionales que se graduaron en el extranjero como
por el estudio, conocimiento y experiencias de quienes ejercían labores
docentes en ese tiempo, era posible compartir ideas orientadas hacia la
necesidad de cambio, por ejemplo, la búsqueda de mayor participación
estudiantil, el logro de mejores grados en la relación docente-estudiante, el impulso
a la investigación educativa, la modernización de los procesos metodológicos y
de evaluación de los aprendizajes, la actualización de estrategias, técnicas y
recursos utilizados en la didáctica y práctica docente (práctica o experiencia
profesional); la reflexión sobre mejores técnicas y estrategias aplicadas en la
docencia universitaria, la integración de diferentes temas curriculares
(perfiles académicos, de ingreso y finales de las carreras), planteamiento de
objetivos de aprendizaje en los cursos, transversalidad y el cambio del foco de la enseñanza hacia el
aprendizaje.
7. En
los años setenta se consideró necesario, y finalmente se logró, proyectar cada
vez con mayor insistencia las acciones de la Facultad de Educación hacia el
interior de la Universidad de Costa Rica, así como sus relaciones externas. Se
tomaron en cuenta sus relaciones de apoyo, coordinación y proyección hacia el Consejo
Superior de Educación, el Ministerio de Educación Pública, el Instituto
Nacional de Aprendizaje (INA) y las organizaciones magisteriales existentes
(ANDE, APSE y COLYPRO). Se reforzaron las acciones de enlace y cooperación con
otras instituciones de reciente creación en el nivel de educación superior,
como lo fueron el Instituto Tecnológico de Costa Rica y la Universidad
Nacional. De igual manera se consideró la necesidad de establecer
coordinaciones con organismos internacionales (UNESCO y UNICEF, por ejemplo).
8. La
estructura organizativa de la Facultad de Educación anteriormente vigente,
basada en departamentos, secciones y carreras, resultaba ineficiente y hasta obsoleta
ante su crecimiento financiero-presupuestario, administrativo y
académico-curricular de la Facultad, junto con el alto número de estudiantes,
del personal docente y administrativo cuyas demandas e inquietudes debían
atenderse y resolverse desde el decanato y sus escasas instancias de apoyo,
como únicas vías de canalización existentes.
9. Una
causa importante se dio en consonancia con los cambios institucionales que al
interior de la Universidad de Costa Rica se introdujeron como consecuencia de
los acuerdos y recomendación del Congreso Universitario de 1972 y la
promulgación y entrada en vigencia del nuevo Estatuto Orgánico (1974), en particular
la nueva forma de integración del Consejo Universitario, según la cual quienes
ejercieran los puestos de decanato no formarían parte de este, el
establecimiento de las áreas, la creación de las facultades integradas por
escuelas y, desde luego, las funciones de docencia, investigación y acción
social como fundamento de la misión de la Universidad.
10. La
conformación que tenía el personal de la Facultad en abril de 1975, cuando contaba
con 31 personas laborando en tareas administrativas y 152 realizando labores docentes,
motivaba la necesidad de fortalecer el claustro, razón que también se tomó en
cuenta en la gestión de la nueva estructura. Esta situación se muestra en la tabla
1.
11. Como
complemento de la causa anterior, en el mes de mayo de 1975, la Facultad ofrecía
31 carreras, 114 cursos y un total de 182 grupos, contando con 4 882
estudiantes, incluyendo a quienes seguían carreras de Profesorado en Segunda
Enseñanza, o sea, compartidos con las diferentes Unidades Académicas
responsables de su formación en cada área especializada (ciencias, matemática,
inglés, música, psicología, historia y geografía, etc.). Esta situación se presenta
en la tabla 2 según su distribución por Escuelas y según la distribución que se
hiciera para justificar la propuesta de la nueva estructura de la Facultad
integrada con cinco escuelas.
Tabla
1
Personal
docente de la Facultad de Educación. Abril de 1975
Nota:
Tomado de Ugalde (1975, p. 86-88).
Tabla 2
Distribución
de las ofertas académicas de la Facultad de Educación, según la propuesta de
nueva estructura organizativa. Mayo de 1975
Nota:
El nombre de Escuela de Psicopedagogía, propuesto inicialmente, se aprobó como
Escuela de Orientación y Educación Especial, tal y como se le conoce
actualmente. Tomado de Ugalde (1975, p. 89).
La
situación crítica que presentaba el campo de la investigación educativa en los
años de 1973, 1974 y 1975, también motivó el cambio propuesto pues se carecía
de acciones formativas y de apoyo, razón por la cual fue importante tomar
conciencia y considerar el planteamiento del Estatuto Orgánico de la
Universidad de Costa Rica (1974). Se justificaba, por tanto, la creación de
opciones que fortalecieran esta importante función. De hecho, al iniciar
labores de decano en junio de 1972, la Facultad contaba con solo tres personas
graduadas al nivel de Licenciatura, pues las tesis de grado, como requisito
único de graduación, limitaba tales resultados.
Según
Ugalde
(1975), “Se sugirió la creación de un Instituto de Investigación y
Desarrollo (IIDE), como transformación del Centro de Investigación y Desarrollo
Educativo (CIDE) que funcionaba de manera incipiente en la Facultad. Entre los
servicios a ofrecer estaban los de organizar y ejecutar proyectos de
investigación educativa, dirigir tesis de grado, realizar labores de extensión
docente y de tecnología educativa, entre otros” (Ugalde, 1975, p. 11).
Además,
en apoyo de la investigación educativa, se coordinó con el Centro Multinacional
de Investigación Educativa (CEMIE), del PREDE/OEA y el Ministerio de Educación
Pública, el que en distintos años fuera dirigido por el Dr. Óscar Serafini (paraguayo),
el Lic. German Chew Sandoval (Guatemalteco), el Dr. Pedro Lafourcade (argentino)
y por el suscrito, lográndose la elaboración de un Plan de Estudios al nivel de
Maestría en Investigación Educativa, el cual quedó en suspenso mientras se
promulgaba el nuevo reglamento de estudios de posgrado en la Universidad de Costa Rica, según disposiciones de la Vicerrectoría
de Investigación creada en esos años.
En
los setenta, cuando se llevaba a cabo el cambio estructural de la Facultad,
también se creó una Comisión de Investigación Educativa, se abrieron otras
opciones de graduación (Seminario de Graduación, Práctica Supervisada, etc.) y
se establecieron relaciones con otras instituciones del país y se llegó a
establecer la Comisión Interinstitucional de Investigación Educativa, la que
facilitó intercambios bianuales de experiencias relacionadas con avances y
logros en investigación educativa, donde participó activamente nuestra Facultad
junto con representantes del Instituto Tecnológico de Costa Rica, el INA, el
CEMIE y el Departamento de Investigación Educativa del Ministerio de Educación
Pública.
12. La
necesidad de impulsar la acción social en la Facultad actuó también como otra causa
motivadora del cambio de su estructura organizativa en los años setenta. En ese
tiempo se realizaban actividades dirigidas a otras instancias universitarias, principalmente
de tipo didáctico, y se hacía un trabajo de apoyo en acciones de capacitación
docente en apoyo al Ministerio de Educación Pública y los gremios magisteriales.
En la propuesta de nueva estructura se consideró necesario ampliar las acciones
de proyección de la Facultad en el marco de los nuevos planteamientos de esta
función universitaria.
En
tal sentido, durante el proceso de cambio seguido se hizo un trabajo intenso para
fortalecer las relaciones interinstitucionales, creando nuevas opciones de
relación hacia el exterior de la Facultad -exoestructura-. Así, se gestionaron
proyectos nuevos de acción social y se establecieron nexos de coordinación y
apoyo mutuo, mediante alianzas estratégicas, con las organizaciones magisteriales
existentes (ANDE, APSE, SEC, COLYPRO), con el Consejo Superior de Educación, el
Ministerio de Educación Pública y el INA, entre otras instituciones educativas.
Como
hecho significativo se recuerda el plan integral de capacitación que se
implementó en Liberia, Guanacaste, en el área de las Artes Industriales y en el
nivel de Educación Primaria en el cual se llegó, entre 1970 y 1977, a la
graduación de cientos de personas educadoras con distintos tipos de
certificaciones, lo que les favorecía salarialmente y en ascensos según las
categorías y grupos de la Ley de Carrera Docente y el Estatuto del Servicio
Civil Docente. Estas acciones, en cierta forma, sirvieron de base y orientación
para la creación posterior del Centro Universitario Regional de la Universidad
Costa Rica en ese lugar.
En
coordinación con los gremios de educadores y el MEP se realizaron múltiples
misiones de trabajo en distintas regiones del país, entre otras áreas
académicas en inglés, estudios sociales, ciencias naturales y en evaluación
educativa. De igual manera, se desarrollaron e implementaron distintos planes
de formación de docentes en servicio en la sede central y en otras instancias
institucionales, en especialidades tales como Educación para el Hogar, la
Educación Familiar y Social, Evaluación Educativa, Didáctica en distintas
especialidades, etc. Se llegó, inclusive, a trabajar los fines de semana, y se fortaleció
la proyección de la Facultad de Educación en el sistema educativo del país;
además, se logró un mayor reconocimiento por su cercanía en la atención y
respuesta efectiva a problemas nacionales y del cuerpo docente.
3.2
Criterios aplicados y participación en
el proceso de gestación de la nueva estructura organizativa
Seguidamente
se presentan los criterios utilizados para organizar las distintas áreas de trabajo
de la Facultad según su nueva estructura organizativa en escuelas:
- Establecer
un mayor nivel de homogeneidad entre las carreras, cursos y demás servicios a cargo
de cada nueva escuela y sus subdivisiones, integrando cursos y actividades
afines, para fortalecer, de esta manera, las relaciones profesionales y la interacción
humana entre el personal participante.
- Agilizar
y flexibilizar la oferta de cursos y servicios de apoyo a cargo de la Facultad
con el propósito de atender, de manera más efectiva, las demandas del estudiantado,
del personal docente y administrativo y de los educadores y educadoras en
servicio. De esta manera se procuró superar los problemas que se acarreaban con
la anterior estructura basada en departamentos, secciones y carreras.
- Introducir niveles intermedios de mando,
coordinación y toma de decisiones, creando instancias que ofrecieran tanto posibilidades
de participación y ascenso como opciones de nuevos liderazgos (direcciones y
subdirecciones de Escuela, direcciones y subdirecciones de Departamentos, coordinaciones
de secciones, entre otros).
- Descentralizar,
administrativa y financieramente, el accionar de la Facultad de Educación, dado
que hasta ese momento estas funciones dependían de la dirección y control de
quien ejerciera el Decanato, lo que producía restricciones por un lado y
recargo de funciones por otro.
- Crear
mejores condiciones para incentivar la participación e identificación de
estudiantes con sus nuevas unidades académicas, cada una con sus alcances
específicos, en función de sus intereses y procurando el logro de mayor impacto
a la luz de las inquietudes de su quehacer académico.
- Darle
mayor especificidad y prontitud a la tramitología de procesos administrativos
relacionados con la vida estudiantil (matrícula, orientación, guía, selección
de carreras, procesos de admisión y de graduación, etc.) y con los procesos de ingreso
de docentes al régimen académico.
Aunque
en primera instancia el cambio propuesto aparentaba ser relativamente sencillo
por tratarse del tránsito de una organización con varios departamentos,
secciones y carreras hacia una Facultad integrada con Escuelas; en la realidad
no resultó tan fácil seguir el proceso completo de transformación desde la
gestación de la propuesta y la elaboración de documentos básicos pasando por su
presentación, discusión y análisis, tanto en el Consejo Asesor de la Facultad y
en la misma Asamblea de Facultad, como en otras instancias universitarias (Área
de Ciencias Sociales, Consejo Universitario y Asamblea Universitaria). Fue
necesario invertir tiempo y recursos humanos, bajo la forma de horas de mucho
trabajo, esfuerzo y dedicación para crear las condiciones que facilitaran las
discusiones y abrieran el camino para la aprobación final de la propuesta.
La
oposición no se hizo esperar, pues prácticamente durante la mayor parte del
proceso seguido, se tuvo que enfrentar infinidad de retos y vencer barreras tanto
al interior de la Facultad, por la oposición de una parte del profesorado especialmente
pertenecientes a generaciones previas, como en otras instancias universitarias,
en especial al nivel de toma de decisiones.
Dichosamente
se contó desde los primeros pasos del proceso con un equipo de trabajo muy
positivo, altamente motivado y convencido de la necesidad de llevar a cabo la
transformación de la estructura organizativa de la Facultad. Las múltiples
reuniones tuvieron lugar en la soda, en las aulas, pasillos, oficinas y hasta
en los hogares de colegas y amistades.
Con
temor a olvidar algunos nombres y con las disculpas del caso, se identifican
los siguientes colegas de la época, quienes acompañaron al Decano y apoyaron
con determinación y esfuerzo todo el proceso de cambio. Como equipo central el decano
contó con el apoyo incondicional y la participación de Yolanda Rojas R., Moisés
Befeler T., Flor de María Pérez Zamora, Dalia Edelman y Fernando Castro
Ramírez. Además, colaboraron directa o indirectamente, Angelina Abarca Molina,
Clarence Binns Mowat, Raymon Anglin Edwards, Lydia Somarribas Chavarría, Jeffry
Hutchinson Da Costa, Elia María Van Patten Ugalde, Lisbeth Fallas Jiménez,
Eduardo Ávalos Chinchilla, Mario Fernández Lobo, Carlos Alberto Calvo Zúñiga,
Humberto Pérez Pancorbo, Sigifredo Sancho Benito, Miriam García Charpantier,
Fernando Villalobos Solé, Alfredo Calvo Hernández, Lidiette Diez Solano,
Benilda Salas, Ana Cecilia Hernández Rodríguez, Carlos Moya Barahona, Rodrigo
Pacheco López, Sandra García Pérez, Jorge Muñoz Guillén y otros docentes,
quienes junto con el apoyo de la Asociación de Estudiantes de Educación y
miembros del personal administrativo hicieron posible el logro de la nueva
estructura organizativa de la Facultad integrada con cinco Escuelas. Una lista
completa de participantes se tiene en el Informe de Labores del Decanto de los
años 1974-1975 (Ugalde, 1975).
3.3 Organización de la nueva
estructura propuesta para la Facultad integrada con cinco Escuelas
Ugalde
(1974), en el documento para Sesión del Consejo Asesor
Ampliado de la Facultad de Educación, informa sobre la propuesta de estructura
conformada por cinco Escuelas, con un total de 27 unidades de servicios propuesta
en ese año, lo que luego llegó a aprobarse en 1977 como tres Escuelas y los
correspondientes Departamentos y Secciones, cuando la Facultad ofrecía 34
carreras con sus correspondientes planes de estudio. Dicha propuesta se resume
así:
(1) Escuela de
Administración Educativa, con cuatro servicios: Administración Educativa,
Investigación Educativa, Tecnología Educativa y Socio-Filosofía Educativa.
(2) Escuela de
Formación Docente, con 14 servicios: Currículum, Educación Técnica,
Enseñanza de la Educación Física, Enseñanza de la Educción Inicial y Básica,
Enseñanza de la Educación Especial, Enseñanza de la Filosofía, Enseñanza de
Lenguas Modernas, Enseñanza de Psicología, Enseñanza de Ciencias, Enseñanza de
Estudios Sociales, Enseñanza de Español, Enseñanza de Matemática, Enseñanza de
Educación Artística y Enseñanza de Bibliotecología.
(3) Escuela de
Psicopedagogía, que se aprobó como Escuela de Orientación y Educación
Especial, con tres servicios: Psicología Educativa, Orientación y Educación
Especial.
(4) Escuela de
Bibliotecología, con tres servicios: Fundamentos de Bibliotecología,
Técnicas Bibliotecarias y Servicios Bibliotecarios Especializados.
(5) Escuela de
Educación Física, con tres servicios: Fundamentos Científicos de la
Educación Física, Deportes y Gimnasia y Recreación. (Ugalde, 1974, p. 22)
En el documento inicial sobre la propuesta de nueva estructura
organizativa se dieron a conocer también los fines de las funciones de docencia,
investigación y acción social, que orientarían el accionar de la Facultad de
Educación, basándose para ello en los preceptos del nuevo Estatuto Orgánico de
la Universidad de Costa Rica, de 1974. En síntesis se indicó lo siguiente:
A.
Acción Social: La Facultad establece
como principio su compromiso con la problemática de la realidad costarricense,
ofreciendo tanto para los estudiantes como para los profesores oportunidades
efectivas para: a) Propiciar el desarrollo de una sensibilidad social correspondiente
a las necesidades del país. b) Participar y colaborar en la resolución de
problemas de las comunidades nacionales.
B.
Investigación: La investigación es
el fundamento de la docencia y de la acción social, la Facultad de Educación en
cuanto a este campo se refiere dará, tanto a profesores como a estudiantes,
oportunidades efectivas para: a) Facilitar y orientar las labores de docencia y
de acción social, el mejoramiento docente del personal y el desarrollo de una
actitud de investigación y experimentación. b) Promover el estudio de los
aspectos esenciales y técnicas de la investigación educativa, así como la
ejecución de proyectos de investigación.
C.
Docencia: “Cada Escuela brindará, en
cuanto a docencia se refiere, oportunidades para que los estudiantes, con la
guía de sus profesores, en el campo respectivo: a) Comprendan los aspectos
esenciales. b) Apliquen los principios fundamentales y métodos. c) Interpreten
las necesidades y aspiraciones de su ambiente. d) Analicen las diversas tendencias
que se presenten. Además, procurará que los estudiantes: e) Comprendan su labor
como profesionales docentes, sus responsabilidades y derechos. f) Desarrollen una
actitud de investigación y experimentación. g) Promuevan un ambiente orientado
hacia valores humanísticos y h)
Desarrollen destrezas de comunicación interpersonal e
intergrupal” (Ugalde, 1975. p. 20-21).
Ugalde
(1975), en su Informe de Labores del Decanato
1974-1975, señala que en la propuesta de nueva estructura para la Facultad se tomaron
en cuenta sus relaciones hacia otras instancias universitarias (Consejo
Universitario, Áreas, otras Unidades Académicas, Vicerrectorías, Oficina de
Régimen Académico, Comisiones Coordinadoras, etc.) y hacia instancias
nacionales e internacionales (Consejo Superior de Educación, Ministerio de Educación
Pública, gremios magisteriales, centros educativos, comunidades, organismos internacionales,
medios de comunicación social, etc.), lo que, en su conjunto, conformaba la
exoestructura de la Facultad.
En setiembre de 1974 el Consejo Coordinador del Área de
Ciencias Sociales aprobó esta propuesta de estructura para la Facultad,
integrada con cinco Escuelas, y la pasó al Concejo Universitario y este
organismo, tres años después, el 21 de febrero de 1977, según el Acuerdo N.o
8 de su sesión N.o 2356, aprobó la estructura de organizativa de la
Facultad de Educación integrada con tres
Escuelas, en la siguiente forma:
En
consecuencia, se acuerda:
a. Aprobar
la nueva estructura de la Facultad de Educación, la cual consiste en la
división de la actual unidad en tres Escuelas a saber: Escuela de
Administración Educativa, Escuela de Orientación y Educación Especial. Escuela
de Formación Docente (la cual contiene, además de sus carreras, el Departamento
de Educación Física y el Departamento de Docencia Universitaria).
b. Posponer
la evaluación de la Facultad de Educación que el Consejo Universitario acordó
se efectuase previamente a la aprobación de la nueva estructura.
c. Posponer
para el segundo año de funcionamiento de la nueva estructura la decisión sobre
el cambio de ubicación del Departamento de Docencia Universitaria y de la
carrera de Bibliotecología. Los integrantes de esas unidades proponen que se
adscriban al Decanato.
d. Que
la Facultad debe incluir a los Departamentos de Educación Física y Docencia
Universitaria en la descripción de la Escuela de Formación Docente del plan de
la nueva estructura pues solamente aparecen en el organigrama. (Universidad de
Costa Rica, 1977, p. 1)
La
Asamblea Colegiada Representativa, en sesión del 12 de mayo de 1977, aprobó
definitivamente la modificación del Artículo 80 del Estatuto Orgánico, y dio
así a la Facultad de Educación la condición de estar integrada por tres Escuelas:
Administración Educativa, Formación Docente y Orientación y Educación Especial.
La propuesta de la Escuela de Bibliotecología y Ciencias de la Información se
aceptó entonces como Sección de la Escuela de Administración Educativa y la
Escuela de Educación Física y Deportes como Departamento de la Escuela de
Formación Docente.
La estructura organizativa propuesta
que se aprobó en dicha fecha con base en la integración de escuelas y estas
subdivididas en departamentos y secciones
se resume seguidamente:
(1) Escuela de Administración
Educativa con cuatro Secciones: Administración Educativa,
Bibliotecología y Ciencias de la Información y Socio-Filosofía Educativa y
Tecnología Educativa.
(2) Escuela de Formación Docente con
dos Departamentos cada uno subdividido en Secciones, así: Educación Física y
Deportes, con dos Secciones de Actividad Deportiva y Enseñanza de Educación
Física; y Docencia Universitaria, con tres Secciones: Currículum, Didáctica e
Investigación. Además de cuatro Secciones, a saber: Educación Técnica,
Currículum y Experiencia Profesional, Educación Preescolar y Primaria y
Capacitación En esta Sección se proponía atender los campos de la Educación
Técnica Industrial y Agropecuaria, Artes Plásticas y Artes Industriales,
Retardo Mental, Educación Familiar y Social y Educación para el Hogar y
Educación Sexual.
(3) Escuela de Orientación y
Educación Especial con tres Secciones:
Orientación, Educación Especial y Psicología Educativa.
Desde
agosto de 1977 la Facultad organiza oficialmente sus ofertas académicas con esta
estructura, la cual se reforzó en 1989 al aceptar el Consejo Universitario la
creación de las dos Escuelas que habían quedado pendientes (Bibliotecología y Ciencias
de la Información y Educación Física y Deportes), aunque internamente se había
hecho una distribución tentativa de las mismos desde años previos anticipándose
a su aprobación final.
Efectivamente,
en lo que a la Escuela de Educación Física y Deportes se refiere, según la
Gaceta N.o 22-1989, del 16 de agosto de 1989 (Universidad de
Costa Rica, 1989), el Decano de la Facultad, en funciones de Coordinador
del Consejo del Área de Ciencias Sociales, eleva nuevamente al Consejo
Universitario la gestión de aprobación de esta Escuela con el nombre de
“Escuela de Movimiento Humano y la Recreación”. El Consejo Universitario, con
fecha del 29 de agosto de 1989, remite esta gestión a estudio y dictamen de la
Comisión de Política Académica, la que se pronuncia el 13 de setiembre de 1989,
según la Gaceta N.o 25-1989, y el Consejo Universitario acuerda, con
igual fecha, la transformación del Departamento de Educación Física y Deportes
en Escuela, conservando este nombre (Universidad de Costa Rica, 1989).
El
camino seguido por el Departamento de Bibliotecología y Ciencias de la
Información, el cual existía desde 1968 aunque como carrera universitaria
vinculada a la Facultad y a la Biblioteca de la UCR, tomó igual lapso, pues su
transformación en Escuela tuvo lugar por acuerdo del Consejo Universitario en
1989. Con esto se completa la integración de la Facultad de Educación con sus
cinco Escuelas. En ese momento la nueva Escuela impartía dos énfasis:
Bibliotecas Educativas y Ciencias de la Información. De las secciones
inicialmente planteadas, gracias a su propia evolución y aportes de sus profesionales
docentes que se incorporaron después de realizar estudios en el país y en el extranjero,
se ha fortalecido de manera que con el tiempo ha ido ampliando y mejorando sus
servicios (Universidad de Costa Rica y Escuela de Bibliotecología y Ciencias de la
Información, 2016).
En
1977 la Facultad ofrecía un total de 20 carreras en el nivel de Bachillerato
Universitario y cinco de Licenciatura, así:
- Bachilleratos Universitarios: Bachillerato
en Ciencias de la Educación Preescolar; Bachillerato en Ciencias de la
Educación Primaria con cuatro Énfasis: Ciencias, Estudios Sociales, Artes del
Idioma y Matemáticas; Bachillerato en Educación Especial con tres Énfasis:
Trastornos de la Comunicación, Retardo Mental y Problemas de Aprendizaje; Bachillerato
en Ciencias de la Educación con Énfasis en Orientación; Bachillerato en Ciencia
de la Educación con Énfasis en Bibliotecología y Bachilleratos en la Enseñanza
de Artes Industriales, Artes Plásticas, Artes Dramáticas, Ciencias Generales,
Biología, Química, Física, Castellano y Literatura, Estudios Sociales (Historia
y Geografía), Educación Física, Filosofía, Francés, Inglés, Matemática, Música
y Psicología.
- Licenciaturas: Licenciatura
en Ciencias de la Educación con Énfasis en Orientación; Licenciatura en
Ciencias de la Educación con Énfasis en Administración Educativa; Licenciatura
en Ciencias de la Educación con Énfasis en la Enseñanza de la Matemática y Licenciatura
en Bibliotecología y Ciencias de la Información.
En
1978 se propuso la creación de cuatro nuevas carreras en el nivel de
Licenciatura en la Enseñanza de la Educación Física, en Educación Preescolar y en
Educación Especial con Énfasis en Trastornos Visuales y en Educación Especial
con Énfasis en Trastornos Emocionales. Además, como se indicó previamente, ya
se gestaba también la oferta de carreras en el nivel de posgrado (Maestría y
Doctorado en Educación), lo que se plasma en realidad años más tarde.
Ugalde (1978)
menciona que en 1978, cuando se experimentaba apenas un año de la aprobación y
vigencia de la nueva estructura organizativa, la Facultad tenía un total de 160
docentes, de este grupo 73 pertenecían a Régimen Académico (45%). Entre este
personal se tenían seis Catedráticos y Catedráticas (4,4%), 21 en la categoría
de Profesorado Asociado (13,1), 13 en la de Profesorado Adjunto (8,1%) y 33 Instructores
e Instructoras (20,5%). El resto era personal interino (55%). Esta situación dificultaba
los procesos internos de discusión, análisis y toma de decisiones sobre las
acciones de cambio que demandaba la nueva estructura (p. 13).
En
cuanto al uso de las instalaciones físicas, al pasar a tener tres nuevas
Escuelas y dos Departamentos, en el seno del Consejo Asesor de Facultad se
acordó ubicar a la Escuela de Administración Educativa en el primer piso, a la Escuela
de Orientación y Educación Especial en el segundo piso y a la Escuela de
Formación Docente en el tercer piso, el que para entonces se había construido
gracias al apoyo de la Oficina de Planificación Universitaria (OPLAU) entonces
existente. El Departamento de Bibliotecología y Ciencias de la Información se
ubicó en el edificio de Artes Industriales junto con parte del personal docente
de las Secciones de Educación Preescolar y Educación Técnica, y el Departamento
de Educación Física y Deportes se ubicó en las instalaciones deportivas de la
Universidad de Costa Rica, en Sabanilla de Montes de Oca. Esta distribución de
espacios físicos en general se conserva actualmente, salvo contadas excepciones
debido a remodelaciones, nuevas construcciones y ajustes necesarios ante el
establecimiento de nuevas instancias de trabajo en la Facultad de Educación.
3.4
Elementos del proceso de discusión y
aprobación de la nueva estructura organizativa
Durante
el proceso de elaboración, desarrollo, estudio, aprobación e implementación de
la nueva estructura, se vivieron momentos de mucha tensión, situaciones que
repercutieron intensamente, pues a pesar de que desde el inicio se contó con el
apoyo de una mayoría del personal interino y administrativo, no se dio la misma
situación con parte del personal docente en propiedad; haciéndose muy difícil
la tarea para lograr su convencimiento y la aceptación de la propuesta, especialmente
de quienes trabajaban en la Facultad de Educación desde los periodos previos.
Aunque
hoy puedan verse como elementos anecdóticos, se recuerdan algunos detalles que
caracterizaron el proceso seguido durante la presentación, discusión y
aprobación final de la nueva estructura ante las distintas instancias universitarias.
Las circunstancias que se describen reflejan una vez más las dificultades que generalmente
enfrenta esta Facultad de Educación cuando lleva a cabo alguna gestión de
cambio, situación que vivió con su incorporación a la Universidad de Costa Rica
en 1941, en la Reforma de los años de 1954 a 1957 y durante la gestión y
aprobación de la nueva estructura durante los años setenta.
Las
primeras discusiones y enfrentamientos entre integrantes del cuerpo docente
tuvieron lugar en el seno de la Asamblea de Facultad, motivadas por las
diferencias de formación académica, pedagógica y filosófica existentes entre
dicho personal, así como por las diferencias de criterios y experiencias que
les caracterizaban. Además, se presentaban diferencias en función del lugar y
la instancia universitaria en que se formaron unos individuos y otros,
incluyendo a quienes se habían graduado de la misma Universidad de Costa Rica,
al lado de otros grupos docentes de la Facultad que estudiaron en universidades
de los Estados Unidos, Puerto Rico, México y de países europeos y suramericanos.
Al
interior de los equipos de trabajo y en las instancias de discusión en otros
niveles universitarios surgían opiniones distintas y se manifestaban actitudes
de aceptación o rechazo según fuera la condición académica de cada docente,
esto es, si pertenecían o no a Régimen Académico, pues se daba un trato
diferenciado al personal interino al enfrentarse al personal en propiedad, lo
que ameritaba atención especial de la Decanatura y de integrantes del equipo
principal.
Una
vez aprobada la propuesta inicial al interior de la Facultad (Consejo Asesor y
Asamblea de Facultad), se debía pasar al Consejo de Área de Ciencias Sociales,
en donde las diferentes posiciones se daban por tener la Facultad la
responsabilidad de los cursos pedagógicos de las carreras de Profesorado de
Segunda Enseñanza, lo que se acarreaba como máxima dificultad desde la Reforma
de 1957. No obstante, el hecho de que el decano fuera el coordinador de dicha
Área en ese tiempo y contando con el apoyo de estimables colegas de otras decanaturas
de otras facultades universitarias, se pasó con éxito este nivel de análisis y
aprobación.
Otras
dificultades surgieron en el seno del Consejo Universitario, al no considerar la
necesidad y perspectiva de la propuesta de nueva estructura. Después de la
realización de varias sesiones de presentación, estudio y discusión de la
propuesta, esta instancia nombró una Comisión Especial para que estudiara y
dictaminara lo que mejor correspondiera. El Dr. Manuel María Murillo, la Dra.
Hilda Chen Apuy y el Lic. Eduardo Fournier integraron dicha comisión y,
lastimosamente, según carta que dirigieran al Dr. Sherman Thomas, director del
Consejo Universitario el 22 de febrero de 1975, su dictamen fue negativo, pues hicieron
caso omiso de nuestra propuesta de cambio y, sin mayores consideraciones, sugirieron
que la Facultad se dividiera en tres Departamentos, a saber: Ciencia y
Tecnología Educativa, Bibliotecología y Educación Física, lo que evidentemente
iba en contra y menoscabo de la propuesta (Ugalde, 1975).
Dichosamente
esa situación tuvo un efecto positivo en el seno de la Facultad, pues se
evidenció el poco interés que había en atender nuestra gestión, a pesar de que
el Consejo Universitario ya había aceptado, desde antes de 1974, la integración
de otras Facultades en Escuelas (Tres en Bellas Artes, cinco en Ciencias
Económicas y cinco en Ingeniería). Como consecuencia, se dio un hecho
interesante al interior de la Facultad: se produjo mayor integración de
opiniones e intereses como producto del resentimiento y el enojo, lo que hizo
posible llevar a cabo una Asamblea de Facultad en la cual se contó con la
presencia del Dr. Claudio Gutiérrez, rector, de la cual salió el acuerdo
unánime en apoyo a la gestión de la nueva estructura en los términos y
condiciones que interesaban e impulsaba la Facultad. El resto del proceso se
dio con fluidez hasta alcanzar exitosamente el propósito esperado y en la forma
que se explica en el presente artículo.
4.
Conclusiones
Seguidamente
se anota una serie de conclusiones derivadas del análisis realizado destacando,
en función de los objetivos propuestos, los puntos fundamentales que
caracterizaron el proceso de gestión, elaboración, estudio, aprobación e
implementación de la nueva estructura organizativa de la Facultad de Educación.
a. El
proceso seguido para el logro de la nueva estructura de la Facultad de Educación
integrada con cinco Escuelas se realizó con determinación, en un contexto de
abierta participación, de manera organizada, sistemática y aplicando
reglamentación universitaria existente. Las
etapas seguidas tomaron en cuenta los elementos considerados como los más
apropiados desde la gestión de la idea, hasta llegar a la elaboración de
documentos, su presentación, estudio, aprobación e implementación de la nueva
estructura. No obstante, se reconoce que también se presentaron momentos
críticos que debieron enfrentarse con mucha firmeza y decisión para lograr
superarlos.
b. En
una primera instancia y después de casi tres años de lucha, el 21 de junio de
1977, se logró la aprobación de las primeras tres de las cinco Escuelas
propuestas (Administración Educativa, Formación Docente y Orientación y
Educación Especial), por parte del Consejo Universitario y el 12 de mayo de
1977 por parte de la Asamblea Colegiada Representativa, la creación de las
Escuelas de Bibliotecología y Ciencias de la Información y la Escuela de
Educación Física y Deportes se postergó para años más tarde, hasta que en 1989
se crearon ambas.
c. La
base conceptual de la propuesta de la nueva estructura de la Facultad se
sustentó en la conjugación de tres líneas de pensamiento y acción, según
elementos filosófico-pedagógicos, administrativos y curriculares, con lo cual
se respaldó la elaboración de los documentos y el seguimiento dado al proceso
de presentación y análisis correspondientes.
d. Los
aspectos de tipo filosófico y pedagógico se inspiraron en el estudio de los
valiosos aportes de distinguidos educadores y distinguidas educadoras del país,
de la Universidad de Costa Rica y de la misma Facultad, quienes ejercieran
posiciones reconocidas de liderazgo, gestión, organización y toma de
decisiones. En especial se consideraron los valiosos aportes del pensamiento y
las experiencias de las exdecanas Dra. Emma Gamboa A. y la Licda. María Eugenia
Dengo O., junto con los aportes de sus mentores, en el país y en el extranjero,
además de sus propias experiencias personales y profesionales, siempre
respetadas y reconocidas en los ámbitos educativo, social y político. Prevaleció
la concepción de las ciencias de la educación, gracias a los aportes de las
personas profesionales de la educación consultadas y el pensamiento aportado
por el personal profesional propio de la Facultad.
e. De
las distinguidas exdecanas se rescataron sus planeamientos de respeto a la
dignidad humana, solidaridad, participación y sentido organizativo, junto a su
valor, identificación institucional y entrega en las luchas a favor de la
defensa y el fortalecimiento de la Facultad de Educación. Ambas propiciaron la
formación integral del ser humano con sentido político-social, inspiradas en
las tendencias filosóficas y pedagógicas de la época según movimientos propios
del pragmatismo estructural, pero con una nueva visión humanista.
f. Desde
las dimensiones administrativa y curricular se buscó el fortalecimiento
financiero-presupuestario de la Facultad, junto con una visión integrada de los
servicios de índole académico, profesional y curricular que llegaría a
ofrecerse con la nueva estructura. De aquí el concepto básico de la propuesta basado
en la creación de cinco Escuelas integradas en una Facultad y nunca de una
Facultad dividida en cinco Escuelas. Las ofertas curriculares de carreras y
cursos se organizaron de manera homogénea, procurando poner juntas, de manera
interrelacionada e integrada, las ofertas de formación de profesionales de la
educación que fueran similares o complementarias, se fortaleció la relación
personal y profesional entre docentes y se propició una mayor participación del
estudiantado.
g. Al
proceder de esa manera se buscaba crear mayores y mejores nexos de relación
entre el personal docente de la Facultad, lo mismo que crear opciones para la
competencia que facilitara el mejoramiento del desempeño profesional, entonces
sometido a fuertes críticas, y el surgimiento de nuevos liderazgos, de los que
tanto carecía la Facultad dividida en departamentos, secciones y carreras heredada
de los periodos previos. Con la nueva estructura se crearon nuevos puestos
académicos y administrativos que favorecieron la superación profesional y
personal, lo que facilitó el acceso a estos mismos, por ejemplo, los puestos en
el Decanato, las Direcciones de Escuela, de Departamentos, de Centros o
Institutos, las Coordinaciones de Secciones; lo mismo que una diversidad de
puestos en el campo administrativo de apoyo.
h. Por
último, es importante reconocer el valor institucional de la nueva estructura
organizativa de la Facultad de Educación integrada con cinco Escuelas, tanto
por su concepción y desarrollo histórico como porque aún en la actualidad,
después de casi cuarenta años después de su aprobación, sigue vigente,
mejorada, ampliada y fortalecida en la organización interna de cada una de sus Escuelas
y en la Facultad como un todo integrado y armónico; crece con nuevos Centros e
Institutos, Escuela y Liceo Laboratorio, recursos tecnológicos nuevos, medios
de divulgación y aplicando , progresivamente, nuevas opciones curriculares en
los niveles de grado y posgrado, fortaleciendo las labores de investigación
educativa y de acción social, cuyo conjunto de acciones le brindan una nueva
visión y proyección en la Universidad, en el nivel nacional e internacional y, de
manera específica, en el mantenimiento de su liderazgo en el campo de la
formación de profesionales de la educación en el país.
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[1] Doctor en Educación. Profesor emérito (UCR), decano de la
Facultad de Educación (1972-1979 y 1986-1989); director de la Escuela de
Formación Docente (1983-1986); miembro del Consejo Superior de Educación
(1972-1983); consultor de la OEA en Proyectos de Investigación Educativa y
Educación de Adultos (1978-1982); consultor de la UNESCO en países de América
Latina (1985-1988); asesor técnico principal, por la UNESCO, en Proyectos de
Educativos, Currículum, Formación de Educadores, Educación a Distancia y
Educación para el Trabajo en Guinea Ecuatorial (1990-1991), Nicaragua
(1992-1999) y Guatemala (2000-2004); docente del Programa de Doctorado en
Educación (UNED), San José, Costa Rica (2007-2009) y consultor de CEEC/SICA (2012-2013).
Algunas publicaciones son: (a) Sistematización
de enfoques de la educación en las áreas rurales de Nicaragua. Managua, 1995;
(b) El constructivismo, conceptualización, desarrollo y aplicaciones.
Guatemala. 2002; (c) La educación para el trabajo, una propuesta innovadora de
cambio educativo y curricular en el marco de la Educación para Todos.
Sistematización final. En coautoría con Juan Fernando Díaz Zuchini, Proyecto de
Educación Básica para el Trabajo en Zacapa y Chiquimula, Guatemala -BEZACHI- 2004;
(d) Sistematización de Proyectos Educativos a cargo de la CECC/SICA Financiados
por la Cooperación Holandesa entre 1996 y 2013. En coautoría con Ana Cecilia
Hernández R., Rosaura Matarrita B. e Irma Zúñiga L. CEECC/SICA, Proyecto
FID-Holanda. 2010-2012. San José, Costa Rica. 2013 y (e) Sistematización de
Proyectos del Área Educativa Financiados por la Cooperación Holandesa entre
1990 y 2013 en los Países Centroamericanos. CEECC/SICA, Proyecto FID-Holanda.
2010-2012. San José, Costa Rica. 2013.