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Vivencias dancísticas, biopsicosociales,
educativas y artísticas...
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. Revista de las artes, 2025, Vol. 84, Núm. 2 (enero-junio), pp. 110-145
a partir de ello, actitudes crítico-reexivas. Encaminándose del pensamiento a la acción, se
trabajan tres momentos o etapas de la sistematización de experiencias. En primera instancia,
se trabaja en la escucha y observación como diagnóstico; luego se aborda la experiencia
vivida mediante el registro y recopilación de las vivencias de los estudiantes, y se naliza con
la reexión crítica de los participantes en los cursos de danza. Dicho proceso permitirá la ex-
posición de resultados, los cuales pretenden ser de utilidad para futuras investigaciones en
Honduras o la región latinoamericana.
Entre la ciencia, los métodos de investigación y la danza
Algunos teóricos de la investigación artística, entre ellos Natalia Calderón-García y
Fernando Hernández-Hernández (2019), expresan cómo, desde el método cientíco, se es-
tablece una forma hegemónica para los procesos de investigación. Sin embargo, nuevas
propuestas de investigaciones encaminan a la realización de trabajos que van desde las
Ciencias Experimentales o duras a las Humanidades y las Ciencias Sociales. Esta trans-
formación permite encajar, en la complejidad de los fenómenos, la experiencia humana y,
por consiguiente, la inmensidad de la investigación artística. Para estos autores, la “relación
entre arte e investigación ha transitado por distintos caminos y derroteros” (Calderón-García
& Hernández-Hernández, 2019, p. 12), de modo que ha marcado una necesidad, así como
nuevas perspectivas de los artistas visuales, bailarines, coreógrafos, cineastas, actores, mú-
sicos y, en especial, de los maestros en todas las manifestaciones artísticas, cuyo trabajo
académico permite develar procesos, trayectorias, experiencias, creaciones e interpretacio-
nes, todo lo que conlleva la práctica artística. De este modo, se concede a las Artes y a sus
procesos investigativos los requisitos teórico-prácticos desde las experiencias mismas a la
creación e interpretación y no solo desde una consideración de epifenómeno.
Desde el enfoque de la sistematización de experiencias, se valora el conocimiento
aprendido mediante la práctica (Martinic, 1998); es decir, en este caso particular, se da es-
pecial importancia a las vivencias de los estudiantes, quienes son los que concluirán cuáles
son los benecios reales de la danza, tanto para ellos como para el ambiente donde se
desenvuelven (Mercado-Maldonado & Hernández-Oliva, 2010). Asimismo, se busca cono-
cer cómo fue su situación durante la pandemia y cómo las técnicas dancísticas activaron su
caracterización biopsicosocial para contribuir a la salud integral de cada estudiante y de su
círculo social, sobrepasando la simple generación de conocimiento teórico.