Dossier | Mujeres y humanismo: reflexiones, críticas y aportes
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ISSN 1659-331
Mujeres cumbiando el mundo: la propuesta feminista de Corroncha Son
| Núñez Moya, Jáirol
Revista Estudios, 2022
| Julio 2022
La música del grupo tiene la intención de unir dos instrumentos tradicionales como son la
jarana jarocha de México y el acordeón diatónico colombiano, instrumentos de la cultura
popular y de las zonas del Caribe, los cuales, afincados en sectores populares de
ascendencia indígena y negra, permitieron la resistencia a través de la reivindicación de su
cultura. Aquí tenemos otro elemento importante en relación con lo interseccional, la raza.
En un reportaje del medio Regeneración las integrantes expresan sobre el nombre que:
Lo tomamos como una forma de reivindicar la pertenencia a lo popular y a las
raíces, esta palabra colombiana la unimos con la palabra son que pertenece al
son jarocho y por lo tanto a la jarana jarocha. Así unimos el Caribe colombiano del
acordeón con la palabra corroncha y la jarana jarocha. Al principio éramos
Corroncho Son pero al final nos inclinamos a lo femenino y decidimos cambiar de
género y nos nombramos ‘Corroncha Son’. (Regeneración, 2018, párr. 7)
Esta inclinación femenina es un atisbo de cómo esa línea de género ha estado presente en
su configuración. De hecho, el grupo estuvo integrado originalmente, según Regeneración
(2018), por “Fania Son” (A. Urbe, en la jarana, trompeta, rap, composición, arreglos), “La
Negra” (Jessica Esther Moreno, en acordeón y textos), Melissa Barreiro (argentina, en el
cajón peruano y en la guitarra eléctrica) y Genaro Martínez, quien deja el grupo sumando
una nueva mujer, lo que consolida ese poder femenino que se evoca en cada una de sus
presentaciones y también en sus letras. Su composición se mantiene con Fania Delena,
Jessica Esther Moreno "La Negra", Perla Villalba y Dayan Beu. De tal forma, Corroncha Son
se constituye en un “manifiesto cultural contundente”, como también ha sido llamado al
grupo (MugsNoticias, 2020).
Si, en el sentido de Schechner (2012), las representaciones crean realidades, la puesta en
escena de Corroncha Son anticipa, desde su configuración y nombre, esa contundencia en
la creación de un espacio crítico, en el que se confronta la violencia que viven las mujeres
en Latinoamérica. Ellas hablan de ser mujer de barrio, de ser mujer indígena, de ser mujer
negra, de ser mujer lesbiana, de ser mujer. Y su música rebelde, libre y desafiante, se
constituye en un homenaje a las raíces musicales de, como ellas mismas lo enuncian,
nuestra “Abya Yala”.
Por lo tanto, el grupo musical asume un carácter político que coincide con las demandas
de las mujeres (Millet, 1995), y además con una visión más amplia: la interseccional
(Gulobov, 2016). En su ejercicio escénico utilizan diferentes recursos con miras a un
posicionamiento social que a la vez podría decirse que educa en relación con las luchas,
siendo ese ejercicio un activismo comprometido con el contexto latinoamericano. No en
vano se han presentado en diferentes países de América Latina y Europa, en tanto
emisoras de un mensaje potente.