Dossier | Mujeres y humanismo: reflexiones, críticas y aportes
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ISSN 1659-331
Me Too: ¿un movimiento o un momento?...
| Ramírez-Arce, Alejandra
Revista Estudios, 2022
| Julio 2022
obstante, también fue criticado desde el mismo feminismo por prestar excesiva atención a
la subordinación de las mujeres, a la reproducción y a la sexualidad como las claves de la
dominación (…)”. (Menjívar, 2012, p. 64) Esta condición otorga a la mujer una historia
victimista y la ubica en un lugar de indefensión (Sanahuja, 2002).
A partir de las luchas y movilizaciones surgen varios indicadores sociales que representan -
de forma inherente a la cultura- las características propias de una sociedad en cambio, de
avance lento, pero progresivo y de nuevas identidades de autonomía masculina y
femenina. Ambientes de trabajo más respetuosos, cambios en las jerarquías de dirección
empresarial, pago de salarios equitativos e inserción en centros de poder político y
económico, son algunas de las medidas aplicadas en Estados Unidos ; sin embargo, de
forma paradójica, dentro de las sociedades capitalistas altamente industrializadas, este
margen de garantías no asegura la erradicación total de la violencia sexual cuando de
ámbitos laborales se trata porque
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Cuando las personas acusadas de acoso recuperan el poder sin rendir cuentas —
o sin haberlo perdido nunca, al menos financieramente—, se restringe el
potencial del movimiento pos-Weinstein de cambiar la manera en que se ejerce
el poder dentro de la sociedad estadounidense. (Carlsen, Salam y Miller, 2018,
párr. 17)
Estos grupos lejos de ser protegidos por la industria de consumo terminan siendo víctimas
no solo de la agresión y naturalización de los estereotipos sexuales, raciales y étnicos, sino
de los deseos a expensas de los intereses de una sociedad que banaliza la misma violencia.
En todo caso, la desigualdad siempre se inclina del lado de la balanza donde se requiera
una mayor posición de poder en el plano político, económico y social:
Ese padecimiento (…) no es redituable (…) para los medios que hoy se hacen eco
de estas denuncias, pero mañana volverán a mercantilizar el cuerpo de las
mujeres, a vender productos de limpieza con amas de casa estereotipadas y a
generar millones de dólares con fantasiosos romances. (D’Atri, 2018, párr. 13)
La industria de consumo establece ciertos principios de carácter valorativo, que rigen las
relaciones culturales y sociales de las personas, así como los medios de producción dentro
del modelo de negocios. Estas “(...) son de punta a punta industrias de moda, cuya
renovación acelerada y diversificación son vectores estratégicos/vitales (…)” (Pentiado,
Lisboa, Portela y Stefano, 2011, p. 57).
De esta manera, cuando el movimiento Me Too es acogido por la industria de cine
adquiere un sentido de acción momentánea, centralizada, excluyente y fraccionada donde
la defensa de las subjetividades en lugar de motivar la construcción de una
representatividad compartida, ataca dichas subjetividades desde los valores de
rentabilidad económica impulsada por la sociedad del consumo que dirime quién es parte
de.