II Sección: Virtualidad en la educación y unas perspectivas de la vanguardia
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ISSN 1659-331
“Puñales del mediodía sobre la piel en ahínco”: cuerpo y vanguardia en el Repertorio Americano
| Retana Alvarado, Camilo
Revista Estudios, 2022
| Julio 2022
(2008), los temas a lo largo del tiempo de vigencia de la revista fueron diversos: desde
asuntos geopolíticos y culturales, hasta debates estéticos e intercambios entre artistas.
Más específicamente, Repertorio Americano tenía en la red de problemas conformado por
la americanidad, la latinidad y el panamericanismo, sus preocupaciones principales (Oliva,
2008, p.38), con lo cual el cuerpo no figuraba como uno de esos temas centrales. También
cabe señalar que el influjo de la concepción vanguardista del cuerpo en Costa Rica ha sido
escasamente estudiado, y en el mejor de los casos, cuando se ha rastreado dicho influjo,
los trabajos académicos (con excepción de los escritos por Carlos Francisco Monge, los
cuales retomaremos en breve) han estado más centrados en el ámbito de la plástica.
A pesar de lo anterior, resulta factible encontrar trazas de los abordajes vanguardista de lo
corporal en algunos números del Repertorio Americano. Para comenzar, autores
costarricenses como Marco Tulio Salazar, Rafael Estrada o Francisco Amiguetti hicieron
eco de las rupturas vanguardistas con las visiones unitarias y auratizadas del cuerpo. En
Salazar, por ejemplo, aparecen metáforas que, lejos de ensalzar el cuerpo, lo devuelven a
su condición pedestre y lo postulan como una instancia acaso más importante que las
realidades sublimadas del espíritu. Para Salazar “el espíritu es débil/pues la carne lo
quiere/llevar como vendado/ y desplomarse juntos al borde del abismo”. En “El poema de
la tumba”, el autor también dibuja el cuerpo como realidad ineluctable, como destino
igualador. El carácter prosaico del cadáver, su desafío a los “embelesos de la vida”,
recuerdan a la desacralización vanguardista de lo corpóreo descrita más atrás. Así, contra
las visiones de un cuerpo idealizado, Salazar prefiere la contumacia de los esqueletos, de
las vértebras y de las clavículas: “Huesos, tal vez de viejos encorvados,/ de ancianas
temblorososas o patriarcas,/ unidos con los huesos de los jóvenes/ por el poder inmenso de
la parca/ ¿Para qué, pues, el lujo de los hombres?/¿Para qué perseguir los embelesos, / si
nuestra vida cual muñeco débil / ha de trocarse en un montón de huesos”. El cuerpo
adquiere entonces un cariz eminentemente material que conduce a angustiadas
preguntas: “¡mar azul!/ ¡mar profundo!/ (…) ¿En su fondo profundo/quedarán los cadáveres
amados?”.
En el caso de Rafael Estrada aparece asimismo la carne como elemento de desacralización
del espíritu y como fuente de una dura aunque gozosa bajeza. El cuerpo se torna entonces
una contumaz evidencia de nuestra presencia en el mundo: “Para darnos cuenta del
espíritu /Tenemos manos de carne, / Ojos y labios, y corazón;/ Todo de pura carne/ Todo de
carne pura, / Desde la tosca mano / Hasta el átomo sutil de la pupila, / Fuente de la
imaginación”. Lo mismo ocurre, aunque de forma más clara y sistemática, en algunos
poemas de Amiguhetti incluidos en el Repertorio Americano,en los que el cuerpo se
presenta descompuesto en su unidad y, más aún, enredado con el mundo y con
elementos de la naturaleza: “en la boca tiene uno un sabor de esperanza/ el viento se mete
hasta el corazón/ los cuerpos quieren salirse de los vestidos/el viento los esculpe con una
sensualidad vital”. Estos cuerpos de Amighetti, deseososos, al mejor estilo de las
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