Uruk Editores dio a conocer en 2012 la segunda novela de Alvarado: Las posesiones, que
partió de un tema poco conocido en Costa Rica: la deportación de alemanes residentes en
el país a Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Este nuevo libro
captó la atención del excanciller Bernd Niehaus (2012, p. 35A): en un artículo publicado en
el diario La Nación, señaló que la obra describía “en forma muy dura y triste una verdad
histórica. Utilizando personajes ficticios, el autor nos muestra lo que no pocas veces
sucedió en la realidad”. Niehaus se refería con eso a que “llamados ‘amigos’ de las víctimas
aprovecharon la tragedia humana para, mediante oscuras manipulaciones y sucias
triquiñuelas, apropiarse de los bienes y derechos de los tan injustamente perseguidos”.
El politólogo, Jacobo Schifter, catalogó la novela como una “del tipo que no se puede dejar
leer en una noche” (Alvarado, 2012, contraportada). A su vez, Víquez (2012) destacó que
Alvarado “se convirtió por un tiempo en investigador” de un pasado “casi desapercibido”
para ofrecer “su verdad literaria de ese mundo privado, misterioso, inhumano”. Igualmente
señaló que tal obra, por su “pluralidad de voces y perspectivas, puntos de vista,
fragmentos, piezas del engranaje” se constituye en un verdadero “mural histórico”, por lo
que “no tiene nada que envidiar a las escritas en otros países, desde el punto de vista
literario”.
A inicios de enero de 2013, la revista Literofilia, dirigida por Ulloa, consideró que Las
posesiones era la mejor novela publicada en el país en 2012. Méndez-Limbrick (2013)
justificó ese reconocimiento al indicar que es “una obra que se apoya en lo histórico pero,
que tampoco pretende novelar la historia”, sino que “partiendo de hechos concretos”, crea
“ese cosmos literario que llamamos novela” y hace meditar sobre “la condición humana”.
De paso, definió a Alvarado como “quizá uno de los escritores jóvenes más prometedores
de su generación”, cuya literatura se caracterizaba por ser “inteligente, de fino humor, de
técnicas narrativas impecables”.
Finalmente, en 2015 Uruk Editores publicó una nueva novela de Alvarado, ahora
ambientada principalmente en Inglaterra y de modo secundario en Francia, Turquía y la
República Checa: Temporada en Brighton (2015). De esta obra, modelada a partir de la
narrativa de John le Carré posterior a la Guerra Fría (1945-1991) (Pepper, 2016, pp. 179-196), el
poeta Alfredo Trejos (2016) señaló que “en su urdimbre hay trazas de detectivismo”, pero
no al estilo de Dashiell Hammett o de Raymond Chandler, sino en términos de la
aplicación de “los mecanismos propios de la investigación y la consecuente zozobra que
surge cuando el personaje principal emprende su misión –una misión casi a ciegas–
impelido más por la necesidad que por gusto”.
Si en términos de la carrera política Alvarado fue mucho más lejos que Ramírez, al alcanzar
la Presidencia de Costa Rica en un período de tiempo muy corto, en el campo literario su
limitada producción apenas si es conocida en su propio país. De hecho, su triunfo electoral
fue insuficiente para promover –aun entre los sectores con educación universitaria que lo
apoyaron– la circulación de sus obras. Solo se hizo una segunda edición de La historia de
Cornelius Brown en 2018, pero no de sus otros títulos, un indicador que sugiere que los
primeros tirajes no se habían agotado o que, de estarlo, las editoriales prefirieron no correr
el riesgo de volver a imprimirlos.
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ISSN 1659-331
Poder y literatura en Centroamérica: Sergio Ramírez y Carlos Alvarado
| Molina Jiménez, Iván
| Díaz Arias, David
III Sección: poder y política
Revista Estudios, 2022
N. 45 | Diciembre 2022 - mayo 2023