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ISSN 1659-331
III Sección: poder y política
Revista Estudios, 2022
N. 45 | Diciembre 2022 - mayo 2023
No debe olvidarse que el procedimiento ideal deliberativo no es sencillamente una receta,
sino, una forma de ejercicio de la razón pública, que moldea constitutivamente a las
propias instituciones. En tal sentido, las instituciones democráticas no son previas al
procedimiento deliberativo, sino su condición y producto: un resultado de la toma
decisiones colectivas; “el vínculo institucionalizado entre el ejercicio del poder y el
razonamiento libre entre iguales, en el marco de un sistema de ordenamientos sociales y
políticos” (Cohen, 2001, p. 244) En dicho marco, el desacuerdo, si bien razonable, demanda
ser integrado al nivel de la teoría misma, para reflejar las condiciones del ejercicio público
de la razón práctica.
Frente a Rawls, Cohen da primacía al proceso democrático mismo, sin escindir la
autonomía de los ciudadanos, en pública y privada, ni limitar los tópicos que pueden
someterse al foro político público. La sustancialidad del ideal democrático deliberativo y su
concepción formal, solo puede hallar expresión en el proceso vivo de toma de decisiones
colectiva, que, si bien puede guiarse por un procedimiento deliberativo ideal, no significa la
primacía de éste, o del razonamiento filosófico, sobre los procesos democráticos.
La sustancialidad, entonces, proviene de modelar identidades e intereses, a través del
poder de la razón, en la discusión pública sobre el bien común. O, dicho con otras palabras,
la democracia deliberativa supone que, cuando de discernir el contenido de la noción
política de bien común se trata, no hay, como punto de partida, una concepción particular,
vinculada a una filosofía general de la vida, o bien, a una concepción particular de la
justicia, como en el caso de Rawls. Por esta razón, para Cohen, la autonomía pasa por la
deliberación respecto, justamente, al contenido de los valores y principios políticos del bien
común, sobre los que puede haber acuerdo, al tiempo que excluye de la esfera política la
posibilidad de una idea común y aceptada, por todos, de una adecuada conducción moral
de la vida. La defensa de la libertad moral, sobre la base de un desacuerdo fundamental y
razonable, produce un contraste con las imposiciones forzadas de la moral convencional,
en la medida en que el recurso a la fuerza no se ajusta al principio de inclusión deliberativa.
En síntesis, puede afirmarse que Cohen ofrece una solución plausible, con su perspectiva
deliberativa, a las dificultades suscitadas por la justicia como imparcialidad, propuesta por
Rawls, en tanto muestra un esquema teórico que pretende guiar la práctica democrática
de deliberación, sin cobrar preeminencia sobre ella, y proporcionando al desacuerdo sobre
cuestiones políticas, adecuada legitimidad y sustento teórico, sin renunciar a valores
liberales básicos, los cuales no conllevan una escisión entre la autonomía pública y la
autonomía privada de los ciudadanos, sino, su mutua presuposición.
5. OBSERVACIONES FINALES
Es necesario reconocer, en el esfuerzo teórico de Cohen por salir al paso de las dificultades
que surgen del planteamiento de su maestro Rawls, el logro de un balance, entre los
procesos democráticos, de una parte, e ideas liberales de todo punto fundamentales,
principalmente, la idea de ciudadanos iguales, libres y racionales, así como la noción de un
ejercicio público de la razón, que se legitima a sí misma en su escrupulosa materialización,
de otra parte.
Democracia deliberativa y desacuerdo político: Cohen frente a Rawls
| González Acuña, Hernán