IV Sección: Visiones literarias de México y Costa Rica
Ante la petición de devolución del arma y el rechazo como respuesta, Zurbarán toma otra
alternativa para morir; atado se arroja al mar: “se encaramó sobre el asiento”, se abotonó
de arriba a abajo “el vestón y como empujado por un resorte se tiró al agua”. Jolly, un
marinero, lo rescata pese a que él “pugnaba por irse a pique, haciendo esfuerzos
desesperados por desasirse de los férreos dedos que lo aprisionaban” (Sánchez Mármol,
2011, p.371). El joven decepcionado de amor es salvado, y en su delirio mientras se recupera
de la zambullida, ve en lo cerca a Dione Pombal. A partir de esta primera visión encuentra
el camino de la salvación.
El agua, como en Viaje de novios, salpica a los lectores de las descripciones del narrador
que pone énfasis en el paisaje marítimo: “Habíamos zarpado de Progreso. Caía la tarde. El
sol semejaba a un disco incandescente, y aumentando de tamaño y decreciendo en
intensidad luminosa a medida que se acercaba al remoto horizonte en que cielo y mar se
confundían”. (Sánchez Mármol, 2011, p.373)
Son estos ocasos que ven Zurbarán y Pombal, ocasos que trazarán un camino mutuo entre
la cantante cubana y este pianista mexicano que se había arrojado al mar. El cuento se lee
al movimiento del navío, si no olvidamos que el viaje se desarrolla en la calma de este mar.
En el cuento Túnel número 12, otra pareja de novios hace un viaje a Santander, España. No
sabemos cómo fue el viaje en la mar, solo que abordaron el barco español “Alfonso XIII”, en
medio de la multitud que “hormigueaba” desde el andén. En este relato el olor a sal se
evapora porque el navío aún está en el muelle, sin perder de vista que el novio ya ha hecho
un primer viaje, en barco, a México en la búsqueda de la novia. Los 3 cuentos hacen
alusiones al sosiego y desasosiego, a las costumbres del matrimonio y a esa época en la
que el viaje de boda, por la vía marítima, era una tradición. Sánchez Mármol, como
cronista, traslada esos roles de las sociedades del siglo XIX a sus obras. En el último tramo
de su vida Sánchez Mármol publicó estos tres cuentos marítimos, hasta hoy poco
estudiados por la crítica.
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ISSN 1659-331
El mar como escenario en la obra literaria de Manuel Sánchez Mármol
| Cerino Córdova, Kristian Antonio
Revista Estudios, 2022
N. 45 | Diciembre 2022 - mayo 2023
En el artículo “Un Porfiriano: El maestro Sánchez Mármol”, el ensayista Alfonso Reyes,
escribió que
ABAJO EL VELAMEN DEL BARCO: MUERTE Y PARTIDA DE SÁNCHEZ MÁRMOL
en la Escuela Preparatoriana, leía Sánchez Mármol historia de México y después
charlaba sobre literatura. Allí le conocí. Era menor que D. Porfirio, pero estaba
muy acabado. Iba siempre afeitado, y usaba unos espejuelos de arillo de oro;
tenía la sangre a flor de epidermis, la boca senilmente fruncida; una cabecita de
garbanzo que temblaba delicadamente. Bajo de cuerpo, nervioso; por mentir
vigor, andaba como a saltitos, se movía como con resortes y a pasos muy cortos.
Había que ofrecerle el brazo desde el zaguán; de otro modo, no entraba en el
aula. Era muy limpio. Se ponía unos chalecos rojos. Calzaba a la moda vieja, como
si fuera militar. Por burla, afectaba juventud. Al tomar el coche, le gritaba
siempre al cochero, para que lo oyéramos los muchachos: —A casa de la Fulana
—. Quería decir: “Al Senado”. (Musacchio,2006, p.103)