Ante ello, las descripciones con las cuales se manifiestan los personajes no pueden ser más
que grotescas, bestiales, zoomorfizadas, como una descripción naturalista:
El cuerpo de Pilar y el entorno en que vive parecen confluir, pues son ruinosos, en esa
relación casa/cuerpo que van manifestando un deterioro sin freno, irreversible.
En este texto se establecen una serie de contraposiciones que van delineando el desarrollo
de la historia de Pilar: la contraposición vida-muerte, a partir de la comparación entre el
mundo que rodea la existencia de Pilar, el entorno, la naturaleza, la vitalidad del exterior,
que es el mundo de los otros, mientras que la existencia de la muchacha es gris, es triste,
decadente, enfermiza, solitaria, sin anhelos e ilusiones, al punto de que a los 30 años, aún
soltera, ya se siente vieja y acabada.
Su espíritu se siente derrotado, mientras el mundo se agita, se mueve, y ella en cambio
permanece en un estado casi vegetativo, sedentario. Si a esto se le agrega el hecho de que
posee una total carencia de afecto, y permanece alejada del mundo, sin ilusiones, sin
metas, como esperando la muerte en medio de la vida.
Por otra parte, la naturaleza es hermosa, vital y prometedora, mientras que Pilar es lo
opuesto: avejentada, vencida, cansada, sin vitalidad, sin promesas, entregada a la suerte de
un pesimismo que la va devorando. Es la violencia que no solo viene de afuera sino a la
cual ella misma contribuye desde sí, desde su interior.
El resultado de su vida obedece al título del texto, lo describe, lo aclara, pues su ser es una
queja de la desposesión del mundo y de su voluntad, así como carencia de relaciones, de
una mejor vida y de amor.
Su vida carece de sentido al final, y culpa de ello a sus tías y tío, sin aceptar que en el fondo
ella ha contribuido a su estado actual. Se ha violentado a sí misma. Se castra en sus propios
sueños, al margen de la castración social de ideales que le ha sido impuesta, y la renuncia
a sueños, a metas y alegrías.
Lo cierto es que poseído una vida coaccionada, y es esta la crítica fundamental del texto,
pues da cuenta de lo que representa la soledad y el vacío existenciales.
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ISSN 1659-331
La violencia social en algunos relatos de Carmen Lyra...
| Alvarado Vega, Óscar Gerardo
III Sección: Pensadores, ideas e ideologías
Revista Estudios, 2023
| Febrero 2023
¡Pobre muchacha! Entonces los músculos de su rostro pecoso se ponían flácidos,
y aquella faz tomaba el aire del abandono completo, del desconsuelo sin un
vislumbre de esperanza. Hacía pensar en una tumba olvidada en el rincón de un
cementerio.
Era triste aquel rostro. Lo tengo ante mí: pálido, alargado y enjuto, con una
palidez de cera vieja, pecoso, la nariz grande, acaballada, que hacía casi ridícula
la cara enflaquecida, y los ojos oscuros abriéndose bajo la frente pequeña, tenían
una mirada de perro manso (Lyra, 1977, pág. 80).