necesaria que el espectador puede tener como en el caso de Fedra pues ella conduce a la
muerte a Hipólito mediante la acusación que hace a Teseo de que Hipólito abusó de ella.
Aquí se cumple el error o la hamartía según A. Lesky (1966):
IV Sección: Literatura y cine
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ISSN 1659-331
La co-herencia clásica intertextual...
| Monge Ortiz, Jorge A,
Revista Estudios, 2023
| Febrero 2023
La hamartía es un fallo en el sentido de la incapacidad humana para reconocer
lo correcto y obtener una orientación segura. La persona que no fracasa por un
defecto moral, perece, debido a que no ha estado a la altura de determinadas
misiones y situaciones, en los límites de la naturaleza humana. (Lesky, 23)
De aquí que se puede afirmar que se encuentra la empatía por la situación en la cual se
desarrollan los personajes.
A nivel estructural, la cuarta escena de Deseo bajo los olmos, se caracteriza por el
“reconocimiento”, desde una perspectiva trágica, la “anagnórisis”. En esta escena se
reconoce el deseo como la fuerza que hace interactuar a los personajes, que dirige su
accionar al someterlos a su dominio. Es la sucesión de hechos que sigue al punto climático
de la obra. Así, Abbie reconoce su crimen. Ephraim, por su parte, reconoce el adulterio de
su esposa y su falsa paternidad. Además, reconoce también el patriarca la presencia que lo
incomodaba en la casa y que sin dificultad se conceptualiza como la presencia del deseo
que termina por vencer y establecer la temática de la obra. Se vislumbra que el fin de
Ephraim es una vida solitaria, lo cual, en cierta medida, lo implica también en lo que puede
definirse como una concepción más contemporánea de lo que constituye un proceso
trágico. Por otra parte, Eben trae consigo la noticia de que las autoridades ya se han
enterado del asesinato y, como factor esencial, reconoce su amor hacia Abbie, el cual le
confiesa. Abbie, por su parte, se dispone a cumplir con su castigo.
Como se puede observar Abbie no está a la altura de determinadas situaciones. Ella se
enamora y en nombre del amor asesina a su propio hijo, lo cual es evidente en Fedra en
relación con Hipólito. Abbie, como heroína trágica, es culpable e inocente a la vez. De tal
forma que hermenéuticamente hablando, se trata de la misma trama en un contexto
distinto. Por supuesto que Abbie expiará la culpa de lo que ella misma ha hecho e incluso
Eben sufrirá la misma culpa. Ambos en consonancia con la violación de la estructura del
matrimonio y del fallo ético que lleva al error. Como Edipo se equivoca casi sin saberlo pero
inmerso en la falta que dentro de las circunstancias actúa como el sino trágico. Como se
observa, según Lozano (2011) el papel del destino, determina:
El personaje trágico, como nos dicta Aristóteles en su Poética, ocupa un lugar
intermedio entre la virtud y la perversidad, a fin de poder despertar nuestra
compasión ante su desgracia en razón de su error, pues no se trata de un ser
eminentemente malvado; y también para provocar así nuestro temor hacia
dicha desgracia, porque se trata de un ser universal que siempre guarda
profundas relaciones con nosotros, y cuyo conflicto nos atañe en cierta medida
(Lozano, 5)
LA ANAGNÓRISIS O RECONOCIMIENTO