Paul Cammack*

Marx, Women, and Capitalist Social Reproduction: Marxist Feminist Essays. Martha E. Gimenez. (Boston, Brill, Colección Historical Materialism, 2018. 400 páginas)

La reciente republicación de Marxism and the Oppression of Women de Lise Vogel (Haymarket Books, 2013, primera edición de 1983), de Women’s Oppression Today de Michèle Barrett (Verso, 2014, primera edición de 1980), y de Close to Home de Christine Delphy (Verso, 2016, primera edición de 1984), refleja un renovado interés en las aproximaciones feministas marxistas y materialistas, que por un tiempo habían pasado de moda. Mientras tanto, las aproximaciones ‘interseccionales’ habían desplazado a las que priorizan la clase, y surgió una literatura sobre ‘reproducción social’. Desde entonces el mundo ha cambiado, de modo que toda una vida nos aleja de muchos de los puntos de referencia, en cuanto a relaciones sociales o a economía política global.

Martha Giménez subraya algunos de estos cambios en la introducción a esta colección de ensayos suyos: la gran diversidad de circunstancias de familias y hogares en los Estados Unidos y el resto del mundo; las crecientes dificultades que hombres y mujeres de clase trabajadora encaran para asegurarse su supervivencia; y el modo en que las tecnologías de reproducción asistida separan sexualidad y procreación cada vez más. Todo lo anterior ocurre en el contexto de una ola de revoluciones en las fuerzas de producción, el establecimiento de la acumulación capitalista en una escala genuinamente global, y la experiencia universal de ‘escasez permanente de empleo, y la competencia y cambio implacables’ (p. 13) a los que esto ha dado lugar. Argumenta en favor de la renovación de un feminismo marxista, enfocado principalmente en la opresión de las mujeres de clase trabajadora, partiendo de que ‘el funcionamiento del modo de producción determina al modo de reproducción’ (p. 12). Su conceptualización de la ‘reproducción social capitalista’ (en un nuevo ensayo, capítulo 13) constituye el logro culminante de lo que se revela aquí como el proyecto intelectual de una vida, un proyecto de excepcional coherencia, originalidad y potencia.

Los ensayos están ordenados temáticamente, y cronológicamente en su mayoría, combinando o editando algunos para lograr la mejor expresión para el proyecto completo. El tomo resultante no solamente representa un paso decisivo en relación con los debates sobre género y reproducción social, sino una aproximación comprehensiva al desarrollo capitalista a escala mundial, que reconoce que ‘la reproducción de la fuerza de trabajo y la reproducción del capital son momentos en la reproducción dialéctica del sistema como un todo’ (p. 13, nota 42), y extrae las duras implicaciones para la reproducción de personas, de los pobres en particular.

De esa manera, señala un camino a través y más allá de las limitaciones de los enfoques que han abandonado la premisa de que ‘bajo condiciones capitalistas, la reproducción ocurre bajo condiciones históricamente específicas donde la producción determina a la reproducción’ (p. 16). Hay que felicitar a los editores, y a Sebastien Budgen y el consejo editorial de la serie Historical Materialism, por la iniciativa que permitió a Giménez hacer esta obra accesible a un público más amplio. Pronto debería aparecer la edición en tapa blanda. [Nota del traductor: dicha edición fue publicada en 2019 por la editorial Haymarket de Chicago.]

Es pertinente traer a colación la misma trayectoria geográfica e intelectual de Giménez. Inicialmente ella abordó estos temas en la Universidad de Boulder, Colorado, en los años setentas, desde la perspectiva de alguien criada en Argentina que desde el principio entendió el sentido y relevancia de Marx, pero solo gradualmente llegó a comprender la profundidad y las dimensiones de la opresión de género en los Estados Unidos en particular, y por tanto a comprender el feminismo estadounidense. Su relativo aislamiento de los principales centros de debate feminista, sumado a su retiro en 2007, llevaron a que, como ella misma confiesa sin dramatismo, solo llegara a conocer la teoría reciente de la reproducción social al reunir esta colección de ensayos.

Su enfoque está definido principalmente por la obra de los propios Marx y Engels, pero se nutre también de las de Godelier y Althusser, que fueron enormemente influyentes en la izquierda intelectual latinoamericana de los setentas. La afortunada consecuencia de esta historia personal es que estos ensayos, publicados a partir de 1975, constituyen un despliegue sostenido y siempre orientado de un marxismo estructural no determinista que rechaza la afirmación de que Marx no logró integrar el problema de la reproducción de la fuerza de trabajo en la teoría del capitalismo, y que dio por supuesta su disponibilidad (p. 288). Pero dedica igualmente mucha de su energía a explorar cambios empíricos específicos en la estructura doméstica y familiar, la relación entre trabajo asalariado y no asalariado, la mercancialización de la producción doméstica y la des-cualificación del trabajo doméstico, y el ‘out-sourcing’ de aspectos clave de la misma producción (como por ejemplo el ‘auto-ensamblado’) al consumidor.

En la obra de Giménez es central la distinción de Marx entre el modo de producción capitalista (MPC), en el cual la relación directa de los propietarios de las condiciones de producción con los productores directos revela la base oculta de la estructura social entera, y las formaciones sociales capitalistas específicas (FSCE) en las que la trayectoria particular de cambios y la totalidad resultante es el resultado de ‘muchas determinaciones y relaciones’. Más ampliamente, el método de Marx es usado ‘para identificar las estructuras no observables y las relaciones sociales que subyacen a los patrones visibles de interacción entre hombres y mujeres, que las sitúan a ellas en una posición subordinada’, debido a que ‘[sus] contribuciones potenciales más importantes a la teoría y política feminista residen precisamente en el aspecto de su trabajo que la mayoría de las feministas pasó por alto: su metodología’ (p. 347 n. 5, 348).

El primer ensayo esboza la ‘relevancia científica y política del marxismo para el feminismo’ (pp. 45-9), principalmente mediante una crítica del feminismo liberal y las limitaciones inherentes a la consecución de los derechos civiles: ‘en tanto que las feministas luchen solo por metas [liberales], el avance de las mujeres de “clase media” seguirá dependiendo de la explotación prolongada de la mayoría de mujeres que, a través de sus trabajos en fábricas, oficinas y las casas de otras mujeres, proveen el soporte estructural para la condición “liberada” de sus hermanas privilegiadas’ (p. 47).

El segundo, que delínea el enfoque estructural marxista, enfatiza los riesgos de ascribirle un contenido demasiado específico y perdurable a abstracciones tales como biología individual, sistemas de sexo/género, ‘maternidad’ y ‘patriarcado’, aisladas de sus modos de producción. Aquí, la adopción del concepto del ‘modo de reproducción física y social’ dentro del capitalismo le permite a Giménez identificar a la familia nuclear y al proveedor masculino como formas actualmente dominantes, sin incurrir en el error de considerarlas fijas por siempre. Una referencia de paso a las ‘trampas de la causalidad múltiple’ (p. 67) y un apesadumbrado comentario de que en la presente coyuntura histórica, ‘no parece que el estructuralismo marxista llegue a tener un impacto perceptible en el desarrollo de la teoría feminista de los Estados Unidos’ (p. 81) abren el camino a una sosegada disección de la interseccionalidad en dos capítulos. En ellos, en tanto que la interseccionalidad tiene pretensiones de teoría, es caracterizada efectivamente como un mínimo denominador común para especialistas en género con preocupaciones prioritarias y programas de otro modo en conflicto; sería, en el mejor de los casos, un marco analítico más que teórico, y en el peor una nueva forma de liberalismo que niega que exista la explotación capitalista. Un capítulo complementario revela que el ‘feminismo materialista’ es, o bien la interseccionalidad, o bien un marxismo feminista llamado de otro modo, dependiendo de quién lo practique.

Estas son contribuciones fundamentales. Pero la verdadera fuerza y originalidad del libro viene en la segunda parte, en una serie de ensayos vinculados entre sí, que contribuyen para una nueva explicación de la reproducción social capitalista. Primero, un marco comprehensivo para el estudio de la población explora la relación entre MPC y fertilidad, mortalidad y migración, partiendo de la proposición de que ‘la acumulación de capital es indiferente a, e independiente de, las tasas de crecimiento de población’ (p. 133), y abordando los efectos a nivel de unidad doméstica de los cambios en las relaciones técnicas de producción. Las conexiones son complejas y mediadas por la ideología y la lucha de clases, pero reflejan la proposición de que ‘los tipos de procesos de migración, composición de unidades domésticas, estratificación social, estructura poblacional, composición y distribución que caracterizan a una FSCE dada en un determinado momento, son todos efectos estructurales de la acumulación de capital’ (pp. 137 y 138, Figura 1). Este ensayo ofrece un análisis inicial del pro-natalismo y la reproducción, ubicando las raíces de aquel en el carácter alienado del trabajo.

A continuación, los siguientes dos capítulos exploran la reproducción y la procreación bajo el capitalismo, de un modo típicamente dialéctico: por un lado, las presiones estructurales e ideológicas hacen de la condición socialmente prescrita de progenitor una ‘precondición de todos los roles de adultos’ (p. 162), y en el transcurso del desarrollo capitalista las mujeres son ‘segregadas en el hogar como reproductoras de las generaciones presente y futura de trabajadores’ (p. 178). Por el otro lado, el desarrollo de tecnologías de reproducción asistida (TRAs) separa la reproducción social intergeneracional de la procreación, identificando la fragmentación tecnológica del proceso biológico de reproducción como ‘parte del desarrollo general de las fuerzas productivas o fuerzas de producción’ (p. 195). De este modo, ‘al mismo tiempo que escoge esta forma de familia como la más “funcional” para la reproducción diaria e intergeneracional, constantemente la socava a través de cambios en las fuerzas productivas en los ámbitos de la producción y de la reproducción’ (p. 196).

En el capítulo 9, se muestra que lo que se ha identificado como la ‘feminización de la pobreza’ puede verse mejor como la pauperización de la clase trabajadora: desempleo masculino creciente, oportunidades que escasean y los salarios insuficientes para mantener a una familia, provocan importantes cambios en las decisiones de las mujeres respecto al matrimonio, el embarazo y la formación de unidades domésticas, y a la vez confirman la indiferencia del capital hacia la reproducción de la clase trabajadora como un todo (en breve: debido a que el desarrollo capitalista desplaza continuamente al trabajo vivo y lo vuelve superfluo).

La falta de acceso a las condiciones materiales básicas necesarias para la reproducción física y social desde un punto de vista cotidiano y generacional, amenaza la reproducción intergeneracional de la clase trabajadora de todas las razas, particularmente entre las minorías raciales y étnicas. La pauperización de la clase trabajadora culmina en la crisis de su reproducción intergeneracional. Los padres pobres, y en particular las madres solteras pobres, son puestas bajo condiciones que las privan de su capacidad de reproducir personas con habilidades mercadeables. Esta situación puede ser ‘funcional’ para la economía mientras que la demanda por obreros calificados y educados no tienda a elevarse dramáticamente en el futuro cercano (p. 225).

El capítulo 10 amplía sobre el tema, respecto a la dialéctica de trabajo asalariado y no asalariado: las unidades domésticas pobres no reproducen ya fuerza de trabajo, sino que simplemente producen personas, ‘y las personas, por sí solas, sin habilidades para el mercado, no tienen valor bajo condiciones capitalistas’ (p. 247). La sorprendente conclusión, coincidiendo totalmente con una perspectiva marxista clásica y con los datos empíricos actuales, es que al capital no le importa que el precio del trabajo no calificado caiga por debajo del costo de su reproducción diaria y generacional. Entre tanto (capítulo 11), ‘el cambio científico y tecnológico ha afectado a la sexualidad y la reproducción de modos que antes se pensaban solo posibles en la ciencia ficción; y los aumentos en la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo, niveles de educación, e involucramiento político han desafiado a los roles tradicionales de género y la división sexual del trabajo’ (p. 257), en tanto que la variedad de valores de uso producidos domésticamente ha disminuido con el avance de la mercancialización, llevando a ‘la des-cualificación del trabajo doméstico y a la transformación de la mayoría de personas trabajadoras domésticas en consumidoras de mercancías más que en productoras de valores de uso’ (p. 266).

Después de un breve capítulo sobre auto-tercerización (self-sourcing), o la transferencia hacia los propios consumidores de aspectos de la producción, el capítulo 13 explicita la lógica de la reproducción social capitalista, que se basa en la diferencia entre producir personas y producir fuerza de trabajo, y la indiferencia total del capital hacia éstas, con el corolario de que ‘la sobrevivencia económica de la clase trabajadora y su reproducción física y social, cotidiana y generacional, se encuentra en el corazón de la lucha de clases’ (p. 299). En breve, hay una ‘crisis permanente de la reproducción, causada por la indiferencia del capital a la reproducción física y social de la fuerza de trabajo’ (p. 300).

Posteriormente, la tercera parte amplía con dos capítulos el foco empírico para abordar el impacto del capitalismo global sobre las mujeres trabajadoras, y concluye con una reseña del 2005 sobre la relevancia de Marx para el feminismo. Puesto que esta sección trata los temas del libro desde una perspectiva un poco distinta, aquellas personas menos familiarizadas con la teoría de la primera sección podrían encontrar útil leer primero esta parte.

En resumen, estos lúcidos ensayos son producto de una rara inteligencia aliada con una práctica intelectual admirablemente disciplinada. Al tomarse en serio la aplicación unificada del análisis materialista histórico a todos los aspectos de la producción, incluyendo la producción y reproducción de la misma vida humana, y al aplicarse a las circunstancias del presente, esta colección de ensayos trasciende el feminismo marxista. Debería reconocérsele como un texto fundante para una teoría marxista renovada, adecuada para el siglo XXI.

* Esta reseña apareció originalmente en inglés en Marx & Philosophy Review of Books, URL: https://marxandphilosophy.org.uk/reviews/16464_marx-women-and-capitalist-social-reproduction-marxist-feminist-essays-by-martha-e-gimenez-reviewed-by-paul-cammack/

Traducción de George García Quesada. El autor publicó una versión más larga de esta reseña en su blog What’s Worth Reading, URL: https://whatsworthreading.weebly.com/marx-women-and-capitalist-social-reproduction.html

Paul Cammack (p.cammack@mac.com). Profesor retirado desde 2015 de la Universidad de la Ciudad de Hong Kong, y Miembro Honorario de Investigación en el Instituto de Desarrollo Global de la Universidad de Manchester.


Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, LIX (153) Enero-Abril 2020 / ISSN: 0034-8252 / EISSN: 2215-5589