Luis Diego Cascante

Las 28 tesis heréticas de Meister Eckhart
(Introducción, versión bilingüe y apostilla)

Resumen: Este artículo consta de dos partes. La primera parte es la traducción del latín de las 28 tesis heréticas de Meister Eckhart. La segunda parte, una apostilla a las 28 tesis heréticas.

Palabras clave: Meister Eckhart. 28 tesis heréticas. Traducción. Apostilla.

Abstract: This paper consists of two parts. The first part is the translation from the Latin of Meister Eckhart’s 28 heretical theses. The second part, an apostille to the 28 heretical theses.

Keywords: Meister Eckhart. 28 heretical theses. Translation. Apostille.

Los estudiosos del Meister Eckhart (1260-1328) suponen que el examen de las tesis sospechosas fue confiado a varios teólogos competentes para así eliminar la arbitrariedad de interpretación, de tal modo que es muy probable suponer que hubo mucho escrúpulo y cuidado antes de llegar a la condena formal. Incluso el pontífice mismo, Juan XXII, afirmó en la bula condenatoria: “y nosotros mismos con nuestros hermanos las examinamos cuidadosamente”.

El 27 de marzo de 1329 Juan XXII publicaba en Aviñón la bula In agro dominico, cuya indicación primaria fue la correcta conducta del arzobispo examinador Fournier –el futuro Papa Benedicto XII– y que condenaba 28 proposiciones de Eckhart, 17 como heréticas y otras 11 “literalmente erróneas, temerarias y sospechosas de herejía1. Llama poderosamente la atención que Eckhart sea el único teólogo de alto rango contra el cual se inició y concluyó un proceso inquisitorial. Este comenzó como un proceso de herejía y cambió a uno ordinario de censura, en el que las 28 tesis fueron el centro.

Aunque al final de la bula el Papa indicaba que Meister Eckhart, según documento posteriormente redactado al final de su vida, había profesado la fe católica revocando y rechazando los 28 artículos, lo cierto es que Eckhart sigue y seguirá siendo uno de los grandes maestros de la Edad Media, pues, siendo “la herejía cosa de grandes hombres” (Agustín de Hipona), nos atrevemos a decir que la historia de la teología negativa posee un dinamismo extraordinario y, dentro de este, el Meister Eckhart es un eximio representante, aunque es necesario reconocer que Eckhart reprochaba a sus acusadores, que no consideraban el contexto de sus afirmaciones, que él pudo haberse equivocado pero no haber caído en herejía.

En virtud de lo anterior se ofrece una traducción directa del latín a “Las 28 tesis condensadas de Meister Eckhart”, a fin de retomar, por lo menos con estas tesis (condenadas), a un pensador y un pensamiento que marcó la historia de la teología mística y que resulta, todavía hoy, desafiante y sugerente, pero sin confundir ni despreciar a Eckhart como si fuera un filósofo de escuela o un gurú, pues es harto evidente el acento pastoral de su obra. Finalmente, unas apostillas al texto de la traducción.

Las 28 tesis heréticas de Meister Eckhart

I. Interrogatus quandoque, quare Deus mundum non prius produceret, respondit, quod Deus non potuit primo producere mundum, quia res non potest agere, antequam sit; unde quam cito Deus fuit, tam cito mundum creavit. (Cf. Comment. in Joh. I, 38; también I Comment. in Gen. I, 1 y Proc. Col. I § II, 3 art. 8.)

I. Interrogado alguna vez, por qué Dios no había creado el mundo antes, respondió, que Dios no había podido crear antes el mundo, porque no puede hacer las cosas antes de ser; de donde cuanto Dios fue al instante, tanto al instante creó el mundo.

II. Item concedi potest mundum fuisse ab aeterno. (Comment. in Joh. I, 38.)

II. Del mismo modo [Dios] puede concederse que el mundo ha existido desde la eternidad.

III. Item simul et semel, quando Deus fuit, quando Filium sibi coaeternum per omnia coaequelem Deum genuit, etiam mundum creavit. (I Comment. in Gen. I, 1 y Proc. Col., loc. cit.)

III. Así, al mismo tiempo y una y otra vez, puesto que Dios existió, cuando engendró al Hijo para sí, coeterno entre las cosas y coetáneo a Dios, también creó el mundo.

IV. Item in omni opere, etiam malo, malo inquam tam poenae quam culpae, manifestatur et relucet aequaliter gloria Dei. (Comment. in Joh., IX, 3.)

IV. Igualmente en toda obra, aun mala –mala, digo, tanto por la pena como por la falta– se manifiesta y brilla de igual modo la gloria de Dios.

V. Item vituperans quempiam vituperio ipso peccato vituperii laudat Deum, et quo plus vituperat et gravius peccat, amplius Deum laudat. (Comment. in Joh., IX, 3.)

V. Así, el que vitupera a alguien, con el vituperio –con el mismo pecado del vituperio– alaba a Dios, y cuanto más vitupera y más gravemente peca, más ampliamente alaba a Dios.

VI. Item Deum ipsum quis blasphemando Deum laudat. (Comment. in Joh., IX, 3.)

VI. Igualmente, quien blasfema contra Dios mismo, a Dios alaba.

VII. Item quod petens hoc aut hoc, malum petit et male, quia negationem boni et negationem Dei petit, et orat Deum sibi negari. (Comment. in Joh., XVI, 23.)

VII. De igual modo, el que pide esto o aquello, el mal pide y [pide] malamente, porque pide la negación del bien y la negación de Dios, y ruega a Dios que se le niegue.

VIII. Qui non intendunt res, nec honores, nec utilitatem, nec devotionem internam, nec sanctitatem, nec praemium, nec regnum coelorum, sed omnibus his renuntiaverunt, etiam quod suum est, in illis hominibus honoratur Deus. (Sermo germ. 65.)

VIII. Dios se glorifica en aquellos hombres que no se preocupan de las riquezas, ni de los honores, ni de la utilidad, ni de la devoción interior, ni de la santidad, ni del premio, ni del reino de los cielos, sino que renunciaron a todas estas cosas, incluso a lo que es suyo.

IX. Ego nuper cogitavi, utrum ego vellem aliquid recipere a Deo vel desiderare: ego volo de hoc valde bene deliberare, quia ubi ego essem accipiens a Deo, ibi essem ego sub eo vel infra eum, sicut unus famulus vel servus, et ipse sicut dominus in dando, et sic non debemus esse in aeterna vita. (Sermo germ. 65. Proc. Col. I § II, 4, art. 10; Proc. Col. II, art. 40.)

IX. Hace un momento pregunté, si yo quería recibir o desear algo de Dios: yo quiero reflexionar muy bien sobre esto, porque donde yo recibiese [algo] de Dios, allí estaría yo bajo él o debajo de él, como un esclavo o un siervo, y él mismo como señor dando, y así no debemos ser en la vida eterna.

X. Nos transformamur totaliter in Deum et convertimur in eum; simili modo sicut in sacramento panis convertitur in corpus Christi: sic ego convertor in eum quod ipse me operatur suum esse unum, non simile; per viventem Deum verum est quod ibi nulla est distinctio. (Sermo germ. 65. Proc. Col. I § II, 4, art. 10; Proc. Col. II, art. 39.)

X. Nos transformamos totalmente en Dios y nos convertimos en él; de igual modo como en el sacramento del pan se convierte en el cuerpo de Cristo: así yo me convierto en él porque él mismo obra en mí que sea uno con él, no semejante; por el Dios viviente [que] es verdadero que allí no hay ninguna distinción.

XI. Quidquid Deus Pater dedit Filio suo unigenito in humana natura, hoc totum dedit mihi: hic nihil excipio, nec unionem nec sanctitatem, sed totum dedit mihi sicut sibi. (Sermo germ. 10. Proc. Col. I § II, 4, art. 10; Proc. Col. II, art. 24.)

XI. Todo lo que Dios Padre dio a su Hijo unigénito en la naturaleza humana, todo esto me lo dio a mí: de esto nada exceptúo, ni la unión ni la santidad, sino todo me lo dio a mí como a él [al Hijo].

XII. Quidquid dicit sacra Scriptura de Christo, hoc etiam totum verificatur de omni bono et divino homine. (Proc. Col. I § II, 1, art. 13; Proc. Col. I § II, 4 art. 1.)

XII. Todo lo que dice la sagrada Escritura de Cristo, todo esto también se verifica respecto de todo hombre bueno y divino.

XIII. Quidquid proprium est divinae naturae, hoc totum proprium est homini iusto et divino; propter hoc iste homo operatur quidquid Deus operatur, et creavit una cum Deo coelum et terram, et est generator Verbi aeterni, et Deus sine tali homine nesciret quidquam facere. (Proc. Col. I § II, 4, art. 4.)

XIII. Todo lo que es propio de la naturaleza divina, todo esto es propio del hombre justo y divino; junto a esto, este hombre obra todo lo que Dios obra, y creó al mismo tiempo con Dios el cielo y la tierra, y es generador del Verbo eterno, y Dios sin este hombre no podría hacer nada.

XIV. Bonus homo debet sic conformare voluntatem suam voluntati divinae, quod ipse velit quidquid Deus vult: quia Deus vult aliquo modo me peccase, nollem ego, quod ego peccata non commisissem, et haec est vera poenitentia. (Proc. Col. I § II, 1, art. 7.)

XIV. El hombre bueno debe así conformar su voluntad a la voluntad divina, para que él misma quiera todo lo que Dios quiera: porque Dios quiere en modo alguno que haya pecado, ni yo [lo] quiero, de tal modo que yo no cometiese pecados, y esta es la verdadera penitencia.

XV. Si homo commisesset mille pecatta mortalia, si talis homo esset recte dispositus, non deberet velle se ea non commisisse. (Reden der Untersch.)

XV. Si un hombre hubiese cometido un mil pecados mortales, si tal hombre estuviese rectamente dispuesto, no debería querer no haberlos cometido.

XVI. Deus propie non praecipit actum exteriorem. (II Comment. in Genes.)

XVI. Dios propiamente no prescribe [ningún] acto exterior.

XVII. Actus exterior non est proprie bonus ne divinus, nec operatur ipsum Deus proprie nec parit. (Proc. Col. I § II, 3, art. 12.)

XVII. El acto exterior no es propiamente bueno ni divino, ni es obrado por Dios mismo propiamente, ni [lo] produce.

XVIII. Afferamus fructum actuum non exteriorum, qui nos bonos non faciunt, sed actuum interiorum, quos Pater in nobis manens facit et operatur. (Comment. in Joh. XV, 16.)

XVIII. Produzcamos el fruto no de los actos exteriores, que no nos hacen buenos, sino [el fruto] de los actos interiores, los que el Padre, que permanece en nosotros, hace y obra.

XIX. Deus animas amat, non opus extra. (Comment. in Sapientiam XI, 27.)

XIX. Dios ama las almas, no la obra en el exterior.

XX. Quod bonus homo est unigenitus Filius Dei. (Sermo germ. 10.)

XX. Porque el hombre bueno es el unigénito Hijo de Dios.

XXI. Homo nobilis est ille unigenitus Filius Dei, quem Pater aeternaliter genuit. (Proc. Col. I § II 4, art. 2.)

XXI. Hombre noble es el unigénito Hijo de Dios, que el Padre eternamente engendró.

XXII. Pater generat me suum Filium et eumdem Filium. Quidquid Deus operatur, hoc est unum; propter hoc generat ipse me suum Filium sine omni distinctione. (Sermo germ. 65.)

XXII. El Padre me engendra a mí [como] a su Hijo y al mismo Hijo. Todo lo que Dios obra, esto es uno; por esto él mismo me engendra [como] su Hijo sin ninguna distinción.

XXIII. Deus et unus omnibus modis et secundum omnem rationem, ita ut in ipso non sit invenire aliquam multitudinem in intellectu vel extra intellectum; qui enim duo videt vel distinctionem videt, Deum non videt, Deus enim unus est extra numerum et supra numerum, nec ponitur in unum cum aliquo. Sequitur: nulla igitur distinctio in ipso Deo esse potest aut intelligi. (Comm. in Exod. XV, 3.)

XXIII. Y Dios es uno en todos los modos y según toda relación, de este modo como en él no sea [posible] descubrir ninguna multiplicidad en el intelecto o fuera de intelecto; en efecto, el que ve dualidad o distinción, no ve a Dios, pues Dios es uno fuera y por encima del número, y no establece unidad con cosa alguna. Se sigue: ninguna distinción por lo tanto en el mismo Dios puede ser o [puede] concebirse.

XXIV. Omnis distinctio est a Deo aliena, neque in natura neque in personis: quia natura ipsa est una et hoc unum, et quaelibet persona est una et idipsum unum, quod natura. (Liber Benedict., 1-5)

XXIV. Toda distinción es ajena a Dios, ni en la naturaleza ni en las personas: porque la naturaleza misma es una también en esta unidad, y cualquier persona es una también en esta unidad, porque es [una] naturaleza.

XXV. Cum dicitur: Simon, diligis me plus his? (Joh. 21, 15 sq.), sensus est, id est plus quam istos, et bene quidem, sed non perfecte. In primo enim et secundo et plus et minus et gradus est et ordo, in uno autem nec gradus est nec ordo. Qui igitur diligit Deum plus quam proximum, bene quidem, sed nondum perfecte. (Comment. in Joh. XXI, 15.)

XXV. Cuando se dice: “Simón, ¿me amas más que a estos?”, el sentido es, esto es más que a esos, y ciertamente [amar] bien, pero no perfectamente. Sin duda, en lo primero y en lo segundo también el más y el menos es grado y orden, mientras que en lo uno no hay grado ni orden. Por ende, el que ama a Dios más que al prójimo, [obra] ciertamente bien, pero aún no perfectamente.

XXVI. Omnes creaturae sunt unum purum nihil: non dico, quod sint modicum vel aliquid, sed quod sint unum purum nihil. (Sermo germ. 40)

XXVI. Todas las criaturas son una pura nada: no digo que sean poco o algo, sino que sean una pura nada.

Obiectum praeterea exstitit dicto Eckardo, quod praedicaverat alios duos articulos sub his verbis:

Además se hizo el reproche al nombrado Eckhart que había predicado otros dos artículos con estas palabras:

I. Aliquid est in animo, quod est increatum et increabile; si tota anima esset talis, esset increata et increabilis, et hoc est intelectus. (Sermo germ. 60. Proc. Col. I § II 4, art. 6, 7.)

I. Algo hay en el alma que es increado e increable; si toda alma fuese tal, sería increada e increable, y esto es el intelecto.

II. Quod Deus no est bonus neque melior neque optimus; ita male dico, quandocunque voco Deum bonum, ac si ego album vocarem nigrum. (Sermo germ. 84. Proc. Col. II, art. 54.)

II. Dios no es bueno ni mejor ni óptimo; de este modo digo de manera distinta, en cualquier momento declaro a Dios bueno, como si llamara blanco a lo negro.

***

De cómo el Meister Eckhart le pidió a Dios que lo librara de Dios.
(Apostilla)

El Meister Eckhart nació en Hochheim (Turingia) en 1260 y murió en 1328. Este fraile tuvo una vida llena de ocupaciones y de sospechas tras ser considerado potencialmente peligroso por hereje. Se le considera el iniciador de la filosofía alemana y, para muchos, quien forjó el idioma alemán como una lengua rica para hacer filosofía y teología y, a la vez, fue un pensador profundo y sumamente osada, si nos atenemos a la célebre intuición de él de que, si Dios es Dios, ninguna mente finita puede conocerle totalmente, decir lo contrario sería o una ingenuidad o una arrogancia ciega. [De hecho predicó y escribió sus obras en alemán, la más conocida es los Tratados y sermones, de la que se conservan gran cantidad de códices y manuscritos [Josef Quint2], no así sus obras en latín].

La escolástica ya había dado lo que podía a lo largo de siglos y, a partir de Duns Escoto, el problema de la fe (su irracionalidad) fue puesto en un primerísimo lugar. Las verdades de fe no tienen ningún fundamento racional, en tanto no son ni evidentes ni demostrables y, menos aún, justificables. Entonces, ¿qué valor tiene la fe? Si la fe es situada en la voluntad humana y se acentúa su arbitrariedad, pues parece que no queda tan mal parada, en cuanto el fundamento de la fe no está en quien cree sino en las verdades que el Creador da a conocer, con lo cual se está afirmando que hay algo en el ser humano que permite acceder a esas verdades y que se identifica con el mismo Dios (Cf. sermón 3)3, a saber, el alma a través de la experiencia mística. Como se observa, este misticismo especulativo no pretende explicar la irreductible experiencia del ser humano absorto en Dios, sino más bien preguntarse si este ascenso es posible para llegar a la unidad entre Dios y el ser humano. Ilse M. Brugger señala, a este respecto, en su traducción de las obras alemanas del M. Eckhart4 que se trata de “un entendimiento iluminado que supera la razón humana para dejarse inspirar por la inteligencia divina” (Ilse M. Brugger).

Ni los bienes temporales ni los sufrimientos (sermón 30) deben desenfocar a quien inquiere a Dios. No se está ante un retiro de todo contacto, sino de ser asumidos tal como son, sin ocuparse de ellos, con tal de poder librarse (pobreza en espíritu) de toda aquella idea de Dios preconcebida sin fundamento alguno, lo cual solamente Dios mismo puede hacer en quien le busca (sermón 52), porque, en esencia, todo ser individual está más allá de la divinidad, la cual es completamente inasible intelectualmente. De una manera cósmica, en el origen de cada cosa todas las demás nacieron, siendo cada una la causa de sí y de todas. Para Echkart, la Divinidad quiso que todas las cosas fueran y, por ello mismo, todas se implican, tanto así que, sin cada uno, nada existiría, ni siquiera “Dios”. Queriendo que todo fuera, existieron todas las cosas; “y si yo no existiera no existiría “Dios”. La primera emanación de todas las cosas las hizo iguales, ya que son Dios mismo. Así, todas las cosas y acontecimientos han de ser vividos con ecuanimidad, “con el desasimiento que ya no pregunta por nada que no sea Dios” (Ilse M. Brugger). En esta línea de pensamiento, el sufrimiento es consecuencia de la “desigualdad con Dios”, y cada quien debe esperar a que llegue la liberación de sí (sermón 51), la anulación de sí, lo cual también incluye liberarse de las ideas erradas sobre Dios.

Ningún movimiento lleva a Dios, más bien hay que mover a Dios hacia uno, de tal modo que “yo y Dios seamos uno, y Él puede encajarse y unificarse mejor conmigo que yo con Él”. Dios no es cualquier ser y fuera de Él nada hay, pues es la Existencia. Se entiende la razón por la que “Todas las criaturas son pura nada (purum nihil)”, esto es, Dios no debe apartarse de ellas porque serían reducidas a la nada, pues nada les debe (sermón 1). Todas las criaturas están en la mente de Dios a manera de un ejemplarismo metafísico y se identificarían sin más con el Verbo, quien además las produce contemporáneamente a Él (Sermón 17). La presencia dura de la voluntad genera el carácter antinómico del pensamiento eckhartiano, lo cual se ve asimismo en la doctrina del alma como “centella” (vünkelin, vünke; en latín, scintilla). Ella es el fondo último del alma, que une a Dios como Verdad y como Bien, más allá de la diversidad de Personas (la Trinidad), pues Él estaría más allá de las relaciones ad intra, a su condición y a su actividad creadora.

El ser humano, cuando habla sobre Dios, solamente emite ladridos, por ello “vale mucho más callar” (Sermón 36b). Salta a la vista que, al hablar sobre Dios, o bien se inventa un Dios a la medida y se impone a los otros, o bien se detiene la búsqueda tras haberle hallado, o bien se busca hacer un ridículo trueque con Dios. Dios no está a la venta, sino que anida en una experiencia espiritual innombrable para la inteligencia finita, pues Dios es todos los atributos y ninguno. Si todo viene de la Divinidad, no se debe rogar la eliminación del mal, pues ello sería ignorar que, en la mente divina, lo bueno y lo malo son lo mismo, ya que permite que sucedan. Decir que algo es bueno o malo es nominal, pues las coordenadas las fija la Divinidad, más allá de la confusa y variopinta moralidad humana para normar la conducta.

Todo es Dios porque Dios es la medida de todo. Los modelos de criaturas señalados por Eckhart son la mosca, el saltamontes, la estrella y el ser humano que existen como “Dios en Dios”, y todos los seres serían “un hijo único” engendrado por el Padre en la pureza del Primer Principio. Así como el Hijo fue engendrado en mí, cada uno lo reengendra en el Padre, pues cada uno forma parte activa de la vida intratrinitaria. Dios sería, de alguna manera, como señala Alois Maria Haas5, “la omnipresente marca de agua de las cosas”.

El eximio y sencillo camino para llegar a la Divinidad está dentro del ser humano, dirá Eckhart.

Notas

1. Estas se hallan en el Votum Avenionense, Cod. vat. lat. 3899 fs., 124r-130v, publicada por Pelster, y de la cual depende la presente versión. La Bula pontificia “In agro dominico” (1329) puede ser consultada en Maestro Eckhart. (2008). El fruto de la nada y otros escritos. Siruela. (pp.175-180).

2. Meister Eckhart. (1993). Werke. 2 Vols. Frankfurt a. M. (Texto y traducción de Josef Quint).

3. Maestro Eckhart. (2013). Tratados y sermones. Las Cuarenta. (Esta es la versión utilizada a la hora de referir los sermones en esta apostilla).

4. Maestro Eckhart. (1982). Tratados y sermones. Obras alemanas. EDHASA.

5. Alois Maria Haas. (2002). Maestro Eckhart. Herder.

Luis Diego Cascante (luisdiegocascante@gmail.com). Profesor de la Escuela de Filosofía de la Universidad de Costa Rica.

Recibido: 23 de octubre, 2020

Aprobado: 30 de octubre, 2020


Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, LX (158), Setiembre-Diciembre 2021 / ISSN: 0034-8252 / EISSN: 2215-5589