iii.

Crónica

Peter-Erwin Jansen e Inka Engel

Leo Löwenthal y Herbert Marcuse:

la amistad como utopía redentora

Nota introductoria: el 28 de octubre de 2021, desde el Miniauditorio de la Facultad de Letras de la Universidad de Costa Rica, el profesor Jansen dictó una conferencia basado en una versión en inglés de este texto (de su autoría y de la profesora Engel). Durante la transmisión por redes sociales, mientras el conferencista leía, se proyectaba en la pantalla el texto traducido al español, el cual con ligeras variaciones presentamos aquí al público lector.

***

Herbert Marcuse, nacido en 1898, y Leo Löwenthal, dos años menor, se conocieron en Fráncfort en 1932. Horkheimer le había encargado a Löwenthal que se pusiera en contacto con Marcuse a través de Kurt Rietzler, para entonces rector de la Universidad de Fráncfort.

Marcuse quiso hacer su Habilitación bajo la supervisión de Martin Heidegger en Friburgo en 1932, pero no pudo hacerlo y estaba buscando un nuevo campo de actividad académica. Heidegger había aceptado ser nombrado rector de la Universidad de Friburgo bajo la esvástica nacionalsocialista. Esto y un intercambio epistolar entre Heidegger y Marcuse entre 1947 y 1948 llevaron a una ruptura final entre el hegeliano-marxista Marcuse y su antiguo maestro. A pesar de las reservas de Adorno, Leo Löwenthal se aseguró de que Marcuse se uniera oficialmente al Instituto en enero de 1933. Poco después. Marcuse se exilió de Friburgo, pasando por Ginebra, hacia Nueva York en 1934. La amistad entre la bestia Löwenthal y el monstruo Marcuse, como se referían entre sí en sus primeras cartas, queda testimoniada en el tomo titulado Sobre Herbert el Viejo y Leo el Sabio (2021), seleccionado por Peter Erwin Jansen.

En un primer momento, este artículo presenta un panorama general de los tomos del fondo de escrituras de Marcuse, los cuales han sido compilados de acuerdo con focos temáticos a partir de numerosos documentos inéditos del Archivo Herbert Marcuse de la Biblioteca de la Universidad de Fráncfort. Luego se discutirá brevemente sobre el estudio de la personalidad autoritaria (en cinco tomos). Enfatizaremos sobre el último tomo del estudio de Leo Löwenthal y Norbert Guterman, publicado en 1949 bajo el título Profetas del engaño. Posteriormente, nos enfocaremos en el ensayo de Marcuse, Análisis del enemigo, que produjo mientras trabajaba en la Oficina de Servicios Estratégicos entre 1941y 1947. El artículo concluye con una reflexión sobre Individuo y terror de Löwenthal, escrito en reacción a testimonios sobre los barbáricos crímenes de los nacionalsocialistas.

Énfasis temáticos de Marcuse en los tomos de su obra póstuma

I) En el primer tomo, El destino de la democracia burguesa (1999), Oskar Negt explica “la comprensión dialéctica marcusiana de la democracia” frente al colapso de la democracia estadounidense. Entre más profundamente Marcuse escarbaba la superficie de la democracia capitalista, se volvían más evidentes los mecanismos de encubrimiento del sistema de dominación. Sus análisis sobre el problema de la subjetividad abrieron la posibilidad de solución que desarrolla en Triebstruktur und Gesellschaft (Estructura pulsional y sociedad). La ruptura de la correspondencia psico-física entre dominantes y dominados, considerada como apropiación ideológica y explotación mental (ambos considerados en la Triebstruktur), será el tema central de sus estudios teórico-prácticos iniciados en 1941, que tenían como fin la autonomía del sujeto (y de los sujetos) en el contexto de una sociedad de personas libres, sin dominación.

El pensamiento de Marcuse examina microestructuras que solamente revelan lo esencial una vez que se ha levantado el velo de las estructura políticas y sociales. Elaboró su método a partir de una combinación idiosincrática de la ontología de la existencia de Heidegger, un hegeliano-marxismo de izquierda, la teoría freudiana de las pulsiones, y los análisis de psicología social desarrollados por la Teoría Crítica (cf. Marcuse, 2002), que siempre excluían el aspecto oposicional (Negt).

II) En el segundo tomo, Arte y liberación (2000), todos los ensayos (con la excepción de Arte y política en la Época Totalitaria; cf. Marcuse 2000, pp. 47-71) han sido publicados por primera vez en alemán. Muestran al otro Marcuse, un teórico que usa valores idealistas, estéticos y clásicos de belleza para situar la liberación de los sentidos en las personas artistas tanto como en las receptoras. Su comprensión idealista del arte surge como una trascendencia del placer estético schopenhaueriano, el cual contiene en sí mismo la negación: “El artista nos permite ver el mundo a través de sus ojos” (Schopenhauer 1986, pp. 231 ss.). La mirada artística de Marcuse separaba la belleza y la negación del capitalismo cultural y la promesa de felicidad, como se observa en su crítica del comercio del Pop Art de A. Warhol. No redefinía el arte, sino que lo posicionaba en un entramado social privado de dominación: “El arte rechaza toda fijeza, no se arrodilla ante las coacciones de la política” (Marcuse 2000, p. 8).

III) El tercer tomo, Filosofía y psicoanálisis (2002), por primera vez disponible en alemán, abarca conferencias y escritos sobre su interpretación del psicoanálisis freudiano y sobre sus consideraciones psicológicas acerca de la sociedad. Un detallado estudio introductorio del gran conocedor de la teoría crítica Alfred Schmidt, titulado El desciframiento político marcusiano del psicoanálisis, nos permite ubicar a Marcuse en las coordenadas histórico-filosóficas y lanza luz sobre su filosofía de la historia, la cual surge tanto de la teoría freudiana de la pulsión como de la inspiración en Marx. Schmidt señala la preocupación de Marcuse sobre la felicidad y la libertad en un sentido materialista, en lugar de trascendental. Después de todo, este es un aspecto central en el modo como este autor, en contraste con Freud, concibe su ideal de una cultura no represiva.

Los textos aquí recogidos del legado de Marcuse discuten los conflictos sociales desde una perspectiva filosófica y socio-psicológica. En Libertad: para o de, transcrito de una transmisión de radio de 1964, Marcuse critica a la sociedad industrial avanzada. Sostiene que ella tiene los medios para garantizar la libertad económica, política e intelectual, pero es incapaz de realizar esta potencialidad. Sus formas de dominio organizan un sistema en el cual la oposición y la contradicción no solamente se encuentran integrados, sino que además el progreso técnico y la productividad creciente están fatalmente condicionadas. En esta sociedad, el pluralismo y la democracia se transforman automáticamente de instituciones críticas a permisivas con el sistema. La liberación vislumbrable del mundo respecto a la represión es descrita por Marcuse en otro momento en El final de la utopía. Los pasajes centrales del ensayo Más allá del principio de realidad y el Prefacio político en la edición de bolsillo de Eros y civilización también están comprometidos con esta idea.

IV) El cuarto tomo, El movimiento estudiantil y sus repercusiones (2004), busca desmitificar el mito del movimiento de 1968 para adaptar la Teoría Crítica (supuestamente absoluta) ante las circunstancias objetivas y evaluar transparentemente su impacto sobre las revueltas estudiantiles.

En esa época para Marcuse (2000) la “liberación de la conciencia y del conocimiento” (p. 16) estaba en primer plano. Denunció la maquinaria de exterminio de los Estados Unidos en Vietnam, la cual no asumía ninguna culpa histórica por la destrucción masiva de población civil, destruía alimentos y naturaleza, y que carecía de toda ética o moral. La solidaridad con el pueblo vietnamita estaba dirigida contra la invasión de personas indefensas que deberían haber sobrevivido como seres humanos y simplemente vivido una existencia humana. La defensa de Marcuse de la esperanza se plasma en su legendaria conferencia El final de la utopía en la Universidad Libre de Berlín (ver Marcuse, 2002). La subversividad utópica de Marcuse estalló en la Alemania de posguerra el trauma de asumir su pasado, que parecía atrapado en un continuo histórico.

El acontecimiento que puso un fin abrupto a las intenciones y utopías marcusianas de una nueva sociedad en Europa y los Estados Unidos fueron los excesos violentos de la Fracción del Ejército Rojo. Aunque él tomó distancia tempranamente de esa contrarrevolución, las agitaciones de los militantes influyeron el curso posterior de los movimientos del 68: al mismo tiempo que los ataques, Angela Davis fue acusada en los Estados Unidos de cooperar y apoyar militantemente al movimiento del Poder Negro. Marcuse exigió su liberación inmediata: él fue el conferencista principal en el Congreso de Solidaridad de Fráncfort organizado para Angela Davis.

En su última conferencia, La revuelta de los instintos vitales (1979), resumió los momentos principales de su pensamiento: los portadores de la nueva filosofía de vida no son las interacciones capitalistas de productividad y represividad, ni las organizaciones izquierdistas o sindicatos que se aferran a la reproducción del progreso destructivo, sino las incipientes fuerzas de los movimientos de mujeres, estudiantes y ecologistas que están dando el salto cualitativo de la liberación. La esperanza de Marcuse de una transformación cualitativa de la sociedad se basa en los movimientos sociales emancipatorios y en el carácter de la auto-organización. De una conciencia de clase surge una subversión revolucionaria.

V) El tomo quinto es una nueva edición del Análisis del enemigo. Sobre los alemanes (2007), que fue publicado para el centenario del nacimiento de Marcuse en 1998. Los Análisis del enemigo le fueron encargados por la Oficina de Servicios Estratégicos (OSE) entre 1942 y 1951. La nueva edición alemana ha sido expandida para incluir Estado e individuo en el Nacionalsocialismo. Este texto analiza las imbricaciones de los cuatro principales centros de poder en el sistema nazi: industria, ejército, burocracia y el Partido Nacionalsocialista, por un lado, y la diferencia entre la sociedad nacionalsocialista y la burguesa (Marcuse 2009, p. 7). Marcuse elaboró este estudio en un intercambio intelectual con Franz Neumann, quien para entonces lo refirió a la OSE.

VI) El sexto tomo, Ecología y crítica social (2009), se dedica a las obras de Marcuse entre los años 1932 a 1934 y entre 1965 y 1979.

Las tesis de Marcuse sobre Tecnología y sociedad, presentadas en las charlas de Römerberg de Fráncfort, prosiguen el trabajo sobre el Tercer Reich publicado en el tomo quinto. Las investigaciones dialécticas de Marcuse sobre el progreso tecnológico, con el trasfondo del Tercer Reich como tecnocracia, se orientaron por la pregunta de ¿en qué medida la racionalización técnica ha abarcado a todas las esferas de la vida? ¿se ha convertido incluso la conciencia en una tecnología? (Marcuse, 2009, p. 11).

El último tomo de la edición también muestra las influencias de Ser y tiempo de Heidegger en aquella época, así como el intento de Marcuse de elaborar una síntesis de existencialismo fenomenológico con dialéctica hegeliano-marxista y materialismo histórico. El objetivo e intención era construir una filosofía concreta que pudiera explicar los conflictos sociales como una existencia social de los seres humanos (cf. Marcuse, 2009, p. 8). Algunos de los textos ilustran explícitamente lo provechoso de esta inquietud que, como interpretación existencialista de Marx (Marcuse 2009, p. 8), influyó las discusiones europeas a través de autores como J.P. Sartre, M. Merleau-Ponty y el grupo Praxis de Yugoslavia.

Marcuse reconoció, comprendió e identificó el potencial de nuevas revoluciones en la ruptura humanística estudiantil y en las emancipaciones radicales, como los movimientos por los derechos civiles; todos juntos mantuvieron la esperanza de la Nueva Utopía.

Debes conocer a tu enemigo: profetas del engaño y análisis del enemigo

El estudio de psicología social El carácter autoritario: estudios sobre el prejuicio, por el Instituto de Investigaciones Sociales, estudia la forma de aparición del fascismo que se expandió por Europa en la década de 1930.

Adorno consideró que este era un movimiento pequeño-burgués de masas, y a partir de esto lanzó la hipótesis de que “la susceptibilidad a la propaganda fascista tiene poco que ver con ideas políticas, económicas y sociales, y estas opiniones deben ser entendidas más bien como reacciones de necesidades psicológicas” (1).

En consecuencia, los investigadores de este estudio no se interesaron solo en develar estructuras autoritarias de personalidad, sino también en analizar actitudes potencialmente fascistas, que tambien persisten en condiciones sociales no totalitarias (o sea, también en las democráticas) y pueden mostrar actitudes similares cuando ciertas condiciones cambian en estas sociedades.

Lo que Adorno expone es un concepto dinámico de la estructura de personalidad, la cual cambia bajo condiciones sociales específicas, puesto que es solamente en la interrelación constante de influencias sociales, rupturas biográficas y orientaciones específicas a ciertos grupos que se establecen las tendencias, opiniones, actitudes y valores individuales. Entre más tempranamente se sella la personalidad propia con imágenes y prejuicios firmemente establecidos (contra un horizonte de experiencia que le permitiría asumir los cambios como parte del desarrollo de la propia personalidad, y no como una amenaza), más fuertemente se dirigen hacia trayectorias autoritarias.

Adorno escribe: “la situación objetiva del individuo apenas se pone en cuestión como el origen de esta irracionalidad” (Adorno, 1950, p. 12). Aunque la exploración de los estereotipos y prejuicios antisemitas ocupa gran parte del estudio, y tenía ya la base de los hallazgos iniciales del proyecto sobre antisemitismo dirigido por Levinson and Nevitt Sanford en Berkeley, el estudio no se limitaba a investigar sobre los prejuicios antisemitas. Examinó los prejuicios contra las minorías, “que se condensan en configuraciones ideológicas y caracteriológicas” (citado en Adorno et al., 1969, p. 209).

Los profetas del engaño

Lo que se necesitaba ahora eran estos propagandistas o demagogos que se dirigían precisamente a estas disposiciones. ¿Cómo sucede esto? ¿Qué trucos utilizan? ¿Cuáles disposiciones reales encuentran en sus seguidores? Estas preguntas son abordadas en el quinto tomo del estudio Profetas del engaño, preparado por Leo Löwenthal y Norbert Guterman en conexión con los estudios antes mencionados sobre los prejuicios en El carácter autoritario.

El profeta del engaño, de acuerdo con los autores, reduce a grupos étnicos o enemigos personificados los reclamos políticos y sociales, o los levantamientos sociales.

El propagandista político no se preocupa por “definir racionalmente la naturaleza de dicho malestar. Al contrario, busca reforzar cualquier desorientación existente en su audiencia difuminando todas las demarcaciones racionales y proponiendo acciones espontáneas en su lugar” (Löwenthal, 2021, p. 26). Estas acciones espontáneas son tanto más prometedoras cuanto más claro es definir contra cuál enemigo debe dirigirse la acción.

El agitador enfatiza como un mantra una eliminación necesaria de personas, pero no un cambio en la estructura política. “El único modo de tratar con él [el enemigo] es exterminarlo” (Löwenthal , 2021, p. 147). La personificación de la incomodidad con las condiciones predominantes se separa así de la crítica política y la argumentación racional, y el pensamiento sobre las causas políticas y económicas desaparece completamente en el trasfondo. “Las acusaciones [del agitador] sí se refieren a la realidad social, pero no en la forma de conceptos racionales” (Löwenthal, 2021, p. 26).

El agitador sabe cómo utilizar estos trasfondos emocionales para su propósitos, especialmente en situaciones de crisis social. Él activa y juega con los sentimientos individuales de miedo, que han sido por mucho tiempo parte del inventario básico de la vida en las modernas sociedades capitalistas. Löwenthal llama a esta condición humana en la existencia contemporánea “el malestar social”. De las ansiedades debidas a una situación insegura puede surgir un odio a los supuestos perpetradores, a quienes se culpabiliza de las desgracias. El agitador no crea la incomodidad, pero la refuerza y solidifica, pues obstaculiza la posibilidad de vencer a las causas de dicha incomodidad (2).

En este contexto, según interpretan los autores, las condiciones sociales contradictoria se encuentran tan constantemente reducidas a la humillación individualmente experimentada, que solamente un golpe de liberación autoritaria puede asegurar la victoria en la lucha por la existencia. Esto es lo que promete el agitador, y sabe además a quién dirigirse. Es por esto que la descripción de la imagen del enemigo tiene un lugar tan central en la agitación política.

Análisis del enemigo

Como judíos e intelectuales críticos, Marcuse, Löwenthal, Adorno, Horkheimer, Franz Neumann y otros miembros del Instituto de Investigaciones Sociales (fundado en Fráncfort en 1924 con el apoyo económico de Felix Weil), se vieron forzados por los nazis a huir y exiliarse en 1933. La Universidad de Columbia en Nueva York fue la primera estación en los Estados Unidos. Debido a que los fondos escaseaban, los miembros del Instituto en Nueva York tuvieron que buscar nuevas oportunidades de empleo a fines de la década de 1930. Horkheimer y Adorno dejaron Nueva York en 1940 y se instalaron en Los Angeles, en la costa del oeste. Allí empezaron su trabajo conjunto, Dialéctica de la Ilustración, y más precisamente sus Elementos de antisemitismo. Desilusionado de no poder permanecer cerca de ellos en California, a fines de los 1930s Marcuse se fue a Washington, donde Franz Neumann ya estaba trabajando para la OSE. Allí Marcuse, a través de Löwenthal, empezó asumiendo un cargo en la Oficina de Información de Guerra (OIG), y un año más tarde, en 1941, pasó a la OSE. Junto con el abogado constitucional Franz Neumann, Marcuse escribió Estado e individuo en el Nacionalsocialismo, publicado en el tomo octavo de las Obras de Marcuse, Análisis del enemigo. Sobre los alemanes. Los autores lo resumieron del siguiente modo:

El Nacionalsocialismo tenía dos cosas que ofrecer: por una parte, una nueva seguridad económica y, por otra, una nueva libertad de movimiento (. ...) Para la mayoría de la población alemana, la libertad individual de la era pre-fascista era sinónimo de inseguridad social constante. Desde 1923, no hubo intentos de establecer una sociedad verdaderamente democrática (. …) El Nacionalsocialismo transformó al sujeto libre en uno económicamente seguro, y el peligroso ideal de libertad fue reemplazado por la realidad protectora de una existencia segura. (Marcuse, 2007, p. 158)

El Análisis del enemigo reúne textos del contexto de la actividad de Marcuse en el OSE, una subdivisión del Departamento de Estado, entre 1941 y 1950. El OSE fue una comunidad de investigación de académicos exiliados, principalmente de Europa, que estudiaron la Alemania nacionalsocialista, cuya ideología se basa en el antisemitismo, el racismo y el arianismo, cuya propaganda promovía la mezcla de la política, la economía, lo militar y el derecho (como lo había explicado Franz Neumann en su libro escrito entre 1942 y 1944, Behemoth. Estructura y práctica del Nacionalsocialismo, 1933-1944), y la planificación y ejecución del asesinato sistemático de judíos, gitanos, homosexuales y miembros de la oposición. Del mismo modo, usaba retórica de guerra y proponía campañas militares de conquista.

En el centro del tomo está el texto de junio de 1942, La mentalidad alemana: memorando e investigación en las bases psicológicas del Nacionalsocialismo, cuyo subtítulo prosigue de modo optimista: y las posibilidades de su destrucción (Marcuse, 2007, p. 29).

En la obra de Marcuse, estas posibilidades de destrucción se convirtieron tempranamente en un pesimismo realista. El 16 de agosto de 1944 le escribió a Max Horkheimer:

Si tuviéramos certeza de que las fuerzas del mal serían eliminadas con el colapso de Alemania, tendríamos efectivamente un horizonte brillante frente a nosotros (. ...) Estamos haciendo aquí (en la OSE) lo que podemos hacer para poner en marcha medidas razonablemente sensibles, y al menos algunas cosas parecen estar penetrando en el pensamiento y acciones de los pocos a cargo. (Jansen, 2021, p. 43)

En sus archivos, Marcuse describió la mentalidad de los alemanes por la característica de una politización irrestricta. Los nacionalsocialistas habían derribado todas barreras entre las esferas privada y la público-política de la sociedad. Se había abolido cualquier límite entre estas esferas. Educación, privacidad, sexualidad, nacimiento y familia solo adquieren significado en la Comunidad Nacional Alemana. Con este entrelazamiento de lo privado y lo político también desaparecía la justificación normativa, tanto en política como en las acciones de los individuos; una neutralidad psicológica se había instalado en lugar de cualquier modo de conducta humanista (3). Tan neutral que ya no se percibía con empatía el sufrimiento humano de aquellos que no calzaban en el cuerpo saludable del pueblo.

“Actualmente, los alemanes muestran que tienen valores y criterios completamente distintos, y que hablan un lenguage fundamentalmente diferente de las formas de expresión de la Civilización occidental, así como de la cultura alemana anterior. Para lanzar una ofensiva psicológica e ideológica efectiva contra el Nacionalsocialismo, debemos estudiar con profundidad la nueva mentalidad y el nuevo lenguaje” (Marcuse 2007, pp. 42ss) (4).

Más aún, Marcuse constata que entre los alemanes hay una desilución irrestricta. Las consignas del propagandista, según las analizaban Löwenthal y Guterman en 1950, les habrían llevado a desconfiar en cualquier justificación normativa de la política. De allí, según Marcuse, su coseidad [Sachlichkeit, n. del trad.] cínica. El terror omnipresente del régimen nazi, argumenta, fomentó en la gente una actitud en la que solamente eran válidos criterios técnico-racionales como velocidad, habilidad, energía, organización, poder y eficiencia.

Marcuse identifica los cursos de acción del sistema nacionalsocialista (que por sí mismos eran necesarios para el éxito técnico y lógico, y que se suponía que debían ser eficientes y efectivos, pero que tuvieron como resultado global el antisemitismo eliminacionista de la Solución Final) como una racionalidad irracional. “Una racionalidad que mide todo por criterios de eficiencia, éxito y utilidad” (Marcuse 2007, p. 32) solo persigue un fin pragmático: usar todos los medios exitosamente.

Marcuse finalmente se resignó ante el rechazo de la política estadounidense de adoptar sus recomendaciones de desnazificación. Dejó la OSE, que luego fue reemplazada por la CIA el 18 de setiembre de 1947, mediante la Ley de Inteligencia Central.

Individuo y terror

En esta época, su amigo Leo Löwenthal entrevistó como observador estadounidense a sobrevivientes de campos de concentración. En 1946, bajo esta impresión, escribió su artículo, Individuo y terror (5), que debe entenderse en gran medida con el trasfondo de los estudios sobre antisemitismo y los análisis de Marcuse de la segunda mitad de la década de 1940. Cuando los detalles grotescos de la maquinaria asesina nazi se hicieron públicos, el mundo vio que el terror nazi había, de hecho, tratado a seres humanos como objetos inanimados. Las personas se habían vuelto mercancías, bienes de consumo. De los testimonios de los sobrevivientes que Löwenthal entrevistó a nombre de la OIG, conoció que los individuos concretos habían sido degradados a números anónimos que después desaparecían en la maquinaria de exterminio como mercancías útiles o inútiles. “Aquellos a quienes no se les puso un número fueron rechazados y destruidos”, escribe Löwenthal (1982, p. 168) en su espeluznante texto.

Con la excusa de la existencia de enemigos interiores, que como parte de una gigantesca conspiración mundial judía se habían instalado en el cuerpo sano del pueblo alemán, la propaganda nazi desacreditó principios como los de justicia social, igualdad de oportunidades, derecho al voto, igualdad frente a la ley, la garantía de un debido proceso y libertad de prensa, así como las ideas de una sociedad constituida democráticamente, como se encontraba en cierta medida en la Constitución de Weimar. La propaganda de estar bajo amenaza de enemigos internos y externos fue lo que unió lo ofrecido por los nazis a las masas (material y psicológicamente) con las limitaciones democráticas de la Constitución de Weimar.

Para Marcuse, el logro de los Nacionalsocialistas fue precisamente entrelazar ideología y realidad social de modo que una suerte de oportunismo sobrio se solidificó como una actitud en la conducta del pueblo, llevado por un interés propio aparentemente individual y material, y por una racionalidad irracional que le ha dado forma a la sociedad, pero que ha estado encubierta y solidificada en las mentes de las personas como una mitología salvadora.

La mitología nacionalsocialista no se oponía a la extrema coseidad con la que los alemanes cambiaron las libertades democráticas por seguridad económica, sino que la promovía. Paradójicamente, es la educación en la coseidad cínica la que constituye el espíritu de la mitología. En sus principales conceptos, reemplaza las relaciones sociales por otras “naturales”, aparentemente más concretas y vívidas. Pueblo y raza son declarados “hechos”, pues el nacimiento determinado por un origen y un lugar es un hecho frente al cual la clase social y la humanidad parecen ideas abstractas. (Marcuse, 2007, p. 42)

Herbert Marcuse nunca, incluso en medio de la catástrofe de 1940, abandonó su optimismo ensoñador. El ensayo ¿Es posible actualmente una sociedad libre?, escrito precisamente en aquel oscuro tiempo, concluye con esta cita que refiere a su imperativo político de pensar la emancipación:

¿No son acaso estos (...) juicios de valor meramente subjetivos? Se basan en una presunción que nunca será comprobada, la de que las personas deberían ser libres. Este deber ser, aunque medido por criterios positivistas, no es una afirmación científica, sino la premisa de todo pensamiento y la condición de la misma ciencia. (Marcuse 2007, p. 169)

Notas:

1. Adorno et al. (1950, prefacio p.10-11).

2. Cf. Löwenthal (2021, p. 39).

3. El filósofo de Frankfurt y teórico de la pragmática universal Karl Otto Apel, refiriéndose a la época nazi, la llamó “la destrucción de la conciencia moral.”

4. Esto es lo que precisamente hicieron no solo Marcuse, sino también Franz Neumann y Otto Kirchheimer en la OSE y Leo Löwenthal en la OIG. Inspiradas por la publicación de los Feindanalysen, se encuentran las más extensivas y detalladas publicaciones de Tim B. Müller (2010) Krieger und Gelehrte. Herbert Marcuse and Systems of Thought in the Cold War; y Raffaele Laudani (2016) In the Struggle Against Nazi Germany: The Reports of the Frankfurt School for American Intelligence 1943-1949. Estos estudios examinan otros memorandums y textos de los frankfurtianos en la OSE. Estos nuevos documentos se hallaban en los archivos de los Estados Unidos.

5. Löwenthal, Leo (1946): Terror’s Atomization of Man, in: Commentary, A Jewish Review 1 (1945/46), H 2, p. 1-8. Löwenthal, Leo (1982): Individuum und Terror, in: Zur politischen Psychologie des Autoritarismus, Schriften 3, p. 161-174.

Referencias

Adorno, T. W., Frenkel-Brunswick, E., Levinson, D. & Sanford, R. N. (1950). The Authoritarian Personality. Studies in Prejudice.

Adorno, T. W. et al. (1969). The Authoritarian Character. Studien über Autorität und Vorurteil, 7, vol. 2.

Jansen, P-E. (2021). Über Herbert den Greisen und Leo den Weisen, Aufsätze. With letters by Herbert Marcuse and Leo Löwenthal. Introduction by Martin Jay, Springe.

Löwenthal, L. (1982). Individuum und Terror, in: Merkur, Deutsche Zeitschrift für europäisches Denken, Heft 1, Stuttgart, in: Schriften 3: Zur politischen Psychologie des Autoritarismus.

Löwenthal, L. (2021). Falsche Propheten: Studies in Fascist Agitation. With an afterword by Carolin Emcke.

Marcuse, H. (1999). Das Schicksal der bürgerlichen Demokratie. Nachgelassene Schriften Bd. 1. Jansen, P.-E. (ed.), Introduction Oskar Negt, Lüneburg.

Marcuse, H. (2000). Kunst und Befreiung. Nachgelassene Schriften Bd. 2. Jansen, P.-E. (ed.), Introduction Gerhard Schweppenhäuser.

Marcuse, H. (2002). Philosophie und Psychologie. Nachgelassene Schriften Bd.3. Jansen, P.-E. (ed.), Introduction Alfred Schmidt. Zu Klampen Verlag

Marcuse, H. (2004). Die Studentenbewegung und ihre Folgen. Nachgelassene Schriften. Bd.4, Jansen, P.-E. (ed.), Introduction Wolfgang Kraushaar, Springe.

Marcuse, H. (2007). Feindanalysen. On the Germans. Nachgelassene Schriften Bd. 5, Jansen, P.-E., (ed.), Introduction Detlev Claussen, 2nd. expended edition, Springe.

Marcuse, H. (2009). Ökologie und Gesellschaftskritik. Nachgelassene Schriften Bd. 6, Jansen, P.-E. (ed.), Introduction Irving Fetscher, Springe.

Schopenhauer, Arthur (1986): The World as Will and Imagination, Part I.

Traducción de George García Quesada

Inka Engel (inkaengel@googlemail.com) trabaja como administradora de ciencia en la Universidad de Koblenz-Landau. Estudió pedagogía y educación, y enseñó en diversas escuelas y universidades. Actualmente hace investigación, enfocándose en estudios del Holocausto y de la Tolerancia. Entre setiembre y octubre de 2021 organizó y curó las semanas de películas sobre el Holocausto, y en 2019 dirigió (con P.E. Jansen) discusiones y la exhibición (con pinturas de Antje Wichrey) En el espejo de los Derechos Humanos y la Constitución: Realidad y Reclamo de Igualdad, en Koblenz.

Peter-Erwin Jansen (petererwinjansen
@aol.com
) es el editor de seis tomos de escritos antes inéditos de Marcuse, y albacea de las nuevas publicaciones del Archivo de Leo Loewenthal, hasta ahor en dos tomos. Actualmente enseña Ciencias Sociales y Trabajo Social en la Universidad de Ciencias Aplicadas en Koblenz, Alemania. Durante sus estudios en Frankfurt, investigó la filosofía social de Marcuse con Jürgen Habermas y Axel Honneth, quienes supervisaron su tesis de Maestría sobre dicho autor.


Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, LXI (160), Mayo-Agosto 2022 / ISSN: 0034-8252 / EISSN: 2215-5589