Importancia y vigencia del pensamiento de Helio Gallardo en América Latina

«...hace apenas dos años que nos juntamos
para hacer algo
aunque fuera bien poco...
»

Mario Benedetti, Militancia

«El Marx oportuno, el políticamente propio»

Helio Gallardo,
Siglo XXI: Militar en la Izquierda

¿A quién le importa Helio Gallardo hoy?

Durante el año 2022, a Roberto Herrera se le ocurrió la idea de realizar una serie de mesas de discusión sobre el pensamiento de Helio Gallardo y me invitó a colaborar con él, por suerte, sumamos desde el inicio el apoyo siempre atento y solidario de George García. En el proceso, tuvimos la oportunidad de desarrollar dos mesas en las que integramos a nombres propios como David Sánchez Rubio de la Universidad de Sevilla y a Isabel Rauber de la Universidad de Lanús y el día de hoy podemos compartir este número de revista en el que se concentran las reflexiones que compartimos en dichos espacios.

Tengo el honor de poder dar introducción a este conjunto de trabajos, por lo que me gustaría, previo a reseñarlos, hacer dos comentarios sobre la pregunta con la que he abierto:

1) Helio Gallardo debería importarle a toda persona que siente molestia o dudas por la forma en que el mundo se encuentra estructurado a partir de relaciones de dominación, violencia y despojo, pues encontrará un pensamiento potente a la vez que un verbo amigable, ya que Helio, sobre todo, escribe para el pueblo y eso ha implicado que, durante su trayectoria todavía inacabada (imagino que en el momento en que me encuentro escribiendo estas pocas palabras, él estará redactando 2 o 3 libros a la vez), nos ha regalado no sólo trabajos de análisis político, sino herramientas para realizarlo: armas teóricas para luchar por construir un mundo donde todas las personas quepan.

2) Helio Gallardo me importa, tanto porque gracias a él logré culminar mis estudios de grado con su desinteresado apoyo y protección, como porque con él me enfrenté al desafío de volver a aprender: a leer, a pensar, a hacer crítica. Una lección que nunca acaba y que se actualiza cada vez que tengo la oportunidad de volver a él, sea a través de su voz o de su numerosa bibliografía.

Quien lea los artículos que componen este pequeño dossier, encontrará no sólo reflexiones acerca del pensamiento de él, sino, una que otra anécdota personal, porque Helio consigue colarse en las vidas de las personas y dejar una cicatriz que nos invita a nunca dejar de luchar. He querido resaltar la metáfora de la cicatriz y no la de una huella, recordando que, la palabra de Helio siempre estuvo cargada con la experiencia del dolor propio, del dolor de un continente y por supuesto, del dolor que muchas veces experimentamos y nos hacía identificarnos con sus palabras. Las huellas se borran, pero las cicatrices siempre están para recordarnos lo que las causó.

De esta manera, en este dossier queremos hacer un intento por presentar a las actuales generaciones lo que en su momento nos marcó (quienes escribimos lo hacemos desde distintos lugares generacionales también); a la vez, es una invitación a reivindicar la vigencia del pensamiento de Helio Gallardo hoy, porque, los problemas sociales que atiende siguen estando presentes y el marco categorial que él ha construido mantiene su vigor explicativo y confrontativo para nuestra América Latina.

La composición de este número incluye cinco artículos y una ponencia, todas muy distintas entre sí:

La ponencia de la profesora Isabel Rauber nos presenta la actividad pedagógico-política de Helio que le ha caracterizado por décadas: motivar los reaprendizajes, las críticas sobre las miradas propias, repensarse y reconocerse situacionalmente y con ello, transitar por y para la práctica política: organizarse, permanecer, luchas y resistir son verbos que utiliza Rauber. Esta pedagógica tensiona el mundo de lo dado y de lo establecido, para abrirnos al conflicto, la crítica y la disputa del poder.

George García, por su parte, retoma un problema presente en la obra de Gallardo y es la relación necesidad/imposibilidad del marxismo. Nos recuerda que, para Gallardo no se puede hablar de marxismo a secas ni es deseable un marxismo único en cuanto dogmatizante; sin embargo, esto no conduce a relativismo: hay marxismos obsoletos, marxismos mesiánicos y sectarios que bien pueden calificarse de no marxistas; por eso, marxismo sería una articulación conflictiva entre teoría marxista, procesos revolucionarios y experiencias del socialismo histórico que, ante todo, funge finalmente como una teoría de la lucha política articulada desde la opresión. Por último, García propondrá un campo de discusión por desarrollar a lo interno de la obra gallardiana: la necesaria revisión del concepto pueblo desde la lógica interna del valor, siendo esta una posibilidad de fundamento enriquecedor y ampliativo.

El trabajo de Roberto Herrera emprende la tarea de comenzar a llenar un vacío: la constitución de un gallardismo a través del campo de la crítica, es decir, de establecer los límites y las posibilidades del pensamiento de Helio Gallardo para pensar América Latina. El gesto de Herrera es notable y a la vez necesario, pues para que el pensamiento de Helio sobreviva a quienes nos importa, debemos comenzar por definirlo. Para eso se adentra a la crítica de lo que denominaré: el primer Gallardo, uno poco común, pues corresponde a los trabajos previos a su colaboración con el Departamento Ecuménico de Investigaciones. De esta manera, Herrera recurre a la inspección de conceptos como: teoría e ideología y el uso que hace de la categoría formación social y por supuesto, el de pensar radical; todo ello, con fines prácticos en un sentido político-revolucionario, a partir del cual disputa los límites y posibilidades del pensamiento gallardiano.

David Sánchez Rubio examina un campo temático que ha ocupado uno de los lugares principales en la obra de Helio de los últimos 20 años: el fundamento de derechos humanos y la distancia entre lo que se dice y hace sobre ellos. El texto de Sánchez Rubio nos recuerda el papel monumental como pedagogo que ha desempeñado Helio no sólo en Costa Rica sino en otras latitudes. En esta línea, no extraña que acoja la crítica sobre la ausencia de una cultura sensible en derechos humanos y las claves de la crítica estructural hacia las sociedades modernas que imposibilitan la práctica efectiva de derechos humanos, contraponiendo a estos límites la acción de los movimientos sociales, a través de los cuales, derechos humanos se concibe como prácticas y actuaciones sociopolíticas, simbólicas, culturales e institucionales de quienes reaccionan contra los excesos de poder que les impiden autoconstituirse como sujetos plurales y diferenciados.

Sobre la línea de derechos humanos, se encuentra el texto de mi autoría, en el cual, me encargo de sostener una discusión crítica con el profesor de la Escuela de Filosofía de la Universidad de Costa Rica, Mario Solís Umaña, en torno al fundamento de derechos humanos. En reconocimiento al profesor Solís Umaña, hay que decir que ha sido de las pocas personas que se ha tomado en serio la obra de Helio Gallardo en nuestro país y por ello, establecer un diálogo crítico con su crítica al trabajo de Helio Gallardo resulta de especial relevancia si lo que se desea es reivindicar la vigencia e importancia del pensador chileno.

César Villegas Herrera parte del marco categorial construido por Helio Gallardo para criticar tres momentos históricos distintos en el que el Trabajo Social latinoamericano construyó una cierta autopercepción de profesión vinculada con la izquierda (sobre todo en la academia), consiguiendo identificar una serie de debilidades teóricas que repercutieron finalmente en la práctica profesional, por ejemplo: la falta de comprensión sobre el lugar sociopolítico que ocupa la profesión, el metodologismo, la omisión de las luchas populares en los proyectos de transformación social, el academicismo, el dogmatismo cargado de posiciones ilusoriamente superiores, entre otros. Valdría la pena recordar la anécdota con la que él abre el texto y que también, en el marco de las mesas de discusión surgió: Helio Gallardo dio clases para la Escuela de Trabajo Social de la Universidad de Costa Rica y, curiosamente, las cuatro personas costarricenses que escribimos aquí, también lo hemos hecho.

Finalmente, no he tenido ningún reparo al desatender las diferencias entre Helio Gallardo y su obra al momento de exponer el objeto sobre el cual versa este dossier, ya que, después de haber leído todos los trabajos, todos tienden a notar la confluencia entre la obra y el autor, la letra y la vida. Helio, gracias por todo.

Omar S. Herrera Rodríguez